❝Siguiendo tu incógnita❞

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No recordaba la última vez que había sentido tanta adrenalina, corría por el callejón con toda mi energía persiguiendo al sospechoso que se autoproclamaba subordinado del comandante Min. Este escapaba de mi como si estuviera viendo un fantasma, corría asustado y buscaba ponerme obstáculos para ganar distancia. Salté el último contenedor de basura y logré alcanzarlo al final del callejón. Estaba arrinconado y sin escapatoria, lo tomé del cuello de su camisa y lo empujé contra la puerta de madera de un edificio, al parecer, abandonado.

—Dime ¿por qué carajos dices que eres subordinado del comandante cuando nunca te he visto hablar con él? ¿Por qué dijiste que ese cadáver era él? cuando claramente no lo es. —Ante cada pregunta lo empujaba con más fuerza contra aquella puerta de madera.

—Espera, espera, espera —Intentaba zafarse de mi agarre —Déjame decirte algo ¡El comandante Min me pidió que lo dijera!

—Demuéstralo. —Lo miré con el ceño fruncido.

—Yo... No hay otra opción, acompañeme. —Soltó un suspiro y tocó dos veces la puerta de madera —Lo llevaré con alguien que le explicará mejor todo.

Todo parecía ser de lo más extraño, de pronto la puerta de madera de aquel edificio que creía abandonado, se abrió. Detrás de ella había un pasillo oscuro y el portero simplemente se hizo a un lado para dejarnos pasar.
Solté un quejido, más bien, un chasquido sarcástico. Estaba sacado de lugar, de pronto no entendía que carajos hacía caminando dentro del edificio por ese pasillo oscuro que dio a unas escaleras, pero algo me atraía a él, como las abejas son atraídas a las flores para recolectar su polen, sentía la necesidad de cruzar esa puerta. Seguí al misterioso hombre que sólo tenía unos pocos años más que yo, llegamos a una puerta y al abrirla se podía notar una gran reunión.
Era una especie de fiesta, nunca había asistido a una, pero sabía perfectamente que aquella reunión era de festejo y de negocios, pude ver a personas ebrias, otras jugando a las cartas y más de una hablando seriamente. Era un club nocturno, las damas llevaban vestidos escotados, los caballeros estaban fumando o bebiendo.
Así que con más razón no sabía que carajos hacía yo ahí.
 

—Por favor sigame, lo llevaré con mi jefe.

Caminé tras él una vez más, intentaba no bajar la guardia de ninguna manera. Pasamos por detrás de la barra en donde servían tragos para así notar como el opuesto abría la puerta de una habitación y dentro de ella vi a tres caballeros, reconocí a uno de ellos, Jeon Jungkook, y otros dos estaban de espaldas.

—Aquí está el general, cumplí mi palabra. —Escuché a Logde y vi como se fue posteriormente. Una de las personas se volteó, era un muchacho de cabello rojo y traje oscuro que me tendió la mano y la estreché.

—Es un gusto conocerlo general, me han hablado mucho de usted. —Su sonrisa resplandeciente me daba ganas de vomitar, detestaba ver tanta alegría y positivismo en su rostro. —Mi nombre es Jung Hoseok.

—Hola, el gusto es mío. —Respondí y solté su mano, me crucé de brazos y observé al tipo que estaba de espaldas, su cabello era ondulado y estaba levemente crecido, observé su espalda y fruncí el ceño cuando escuché su voz.

—Ha pasado un tiempo... Viejo amigo. —Su voz grave y quebrada hacia que mi piel se estremezca, vi como se volteó y me observó con sus párpados caídos y una sonrisa triste.

—Taehyung... —Mis cejas se juntaron hacia arriba dennotando melancolía. —Tú...

No pude seguir hablando ya que sentí sus firmes brazos enrollarse en mi cuerpo, me aferró a él en un cálido abrazo que no pude evitar corresponder, solté un suspiro de alivio y por primera vez sentí que no todo estaba perdido.

—Lo siento tanto Jimin. —Oía como su voz se quebraba ante las palabras y como el opuesto se sumía en llanto. —Él hizo todo para salvarme, él dijo que debía protegerte y pidió que cuide de ti.

—No me digas que él... No quiero escucharlo Taehyung. —Apoyé mi frente en su hombro.

—No Jimin, él no está muerto. Él está vivo y yo... sé dónde lo tienen. —Lo abracé con más fuerza mientras sentía como ardía la esperanza en mi pecho, estaba totalmente agradecido de estar con vida y de saber que las dos personas que más quiero también lo estaban.
Nos fuimos separando del abrazo y posteriormente sequé las lágrimas de mi mejor amigo, sintiendo su cálida mejilla en la palma de mi mano, teniéndolo vivo frente a mi.

—Siéntense por favor, hablemos más tranquilos. —Fue Jungkook quien habló, Taehyung acomodó mi silla y se sentó a mi lado, mientras que Hoseok se sentaba al lado de Jungkook.

—Nosotros somos una sociedad secreta, Jimin. —Hoseok se cruzó de brazos y comenzó a hablar—Nuestro líder es el comandante Min, desde hace mucho tiempo que llevamos armando un plan para atacar a tierras enemigas desde las sombras, sin manchar al gobierno, sin perturbar la paz. Hemos descubierto que las desapariciones en la guerra fueron a causa de Merland, nuestro rival. Ellos tienen a mucha gente secuestrada, soldados, familias, y a Yoongi.
Desde aquel día en donde quedaste en coma, fue cuando nuestro plan comenzó a llevarse a cabo y hasta día de hoy, todo va de acuerdo al plan.

—Puedo asegurar que vas a preguntar ¿Por qué no te dijimos nada? —Jungkook encendió un cigarrillo y se lo llevó a sus labios —Es muy sencillo de comprender, eres el consentido del comandante.

—Jungkook —Taehyung lo miró con el ceño fruncido.

—Él siempre cuidó de ti, siempre fuiste su prioridad y lo único que le importaba era que tú no salgas lastimado, que tú no termines manchado como nosotros. —Soltó el humo por su nariz —Todo esto de la muerte de Taehyung fue una mentira para el gobierno, al ser un muerto ya no existe para la sociedad y eso nos sirve muchísimo para infiltrarlo en misiones. Yo tuve que fingir todo este tiempo para que el plan de Yoongi salga a la perfección, y cumplí mi deber como debía ser.

—El comandante Min sabía lo que se venía y aún así él no quería que tú formes parte de esto. —Taehyung me miró y yo apreté mi mandíbula tratando de aguantar las ganas de romper todo lo que había en la habitación.

—¿Entonces qué carajos hago aquí y dónde está él? —Miré a Taehyung y luego a los demás. —No puedo creer que de todos aquí, Yoongi me considerara tan débil como para ser cuidado como un niño.

—El comandante Min te tiene una alta estima, general Park. —Dijo Hoseok y lo miré —Él no cree que seas débil, sino... Todo lo opuesto.

—Jimin, en la última batalla... ¿No recuerdas nada de lo ocurrido? —Jungkook me miró serio —Asesinaste a setenta hombres tú solo, estabas bañado en sangre y la explosión... La provocaste tú.

Pasé saliva ante su pregunta, la verdad era que no recordaba esa noche en su totalidad, sólo tenía leves vestigios de lo ocurrido, imágenes separadas que debería conectar en algún momento, pero los recuerdos de la batalla eran tan vagos que me costaba demasiado entender lo ocurrido.

—Yoongi consideró que lo mejor era dejarte fuera de esto. —Taehyung tomó mi mano —Dijo que te había prometido una vida feliz, quería tu libertad y toda esa fatídica noche seria un calvario, solo quería que la pesadilla termine para ti.

—¿Donde está? —Pregunté una vez más y los miré. —Díganme dónde está.

—En tierras enemigas. —Habló Jungkook —Está en una cárcel de máxima seguridad al sur de Merland, no podemos entrar allí, no hay forma de infiltrarnos en tierras enemigas sin romper con el tratado.

—Jimin no vas a ir...

—No me digas que no, sabes que voy a ir. —Miré a Taehyung y este frunció el ceño. —Su supuesto líder está siendo torturado en una cárcel de máxima seguridad en tierras enemigas y ustedes aquí viéndose las caras. Sentados de brazos cruzados muy seguros de que ya no se puede hacer nada.

—Por estas cosas Yoongi no quería que te unas. —Jungkook me miró. —Eres agresivo y tus sentimientos mandan más que tú, demasiado emocional para ser líder.

—Exactamente, porque Yoongi sabe que por mis venas corre sangre y que nada va a pararme hasta conseguir lo que quiero. Algo de lo que tú careces, cobarde. —Lo señalé y pude ver como su quijada se tensaba, estaba furioso. —Porque voy a ir en contra de ustedes, del pueblo y hasta del mismo gobierno con tal de tener a Yoongi de vuelta.

—No peleen, aquí no importa quien la tiene más grande muchachos. —Hoseok se puso de intermediario—Lo importante es que, Jimin, a pesar de que Yoongi no quería que estés aquí con nosotros...Hemos decidido que no hay nadie mejor que tú para ocupar su lugar, queremos que nos lideres y que nos lleves a él. Porque Yoongi es terco, es terriblemente terco y no quiere ser salvado. Pero no vamos a dejarlo morir, no queremos que se pudra en esa cárcel.

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