ᘡ15
❝Una parte de mi❞
Cuando el sol comenzaba a hacer presencia en el horizonte, nosotros recién bajábamos del tren, lo que indicaba que estuvimos toda la mañana escapando y no habíamos descansado ni un minuto, ni siquiera pudimos dormir un poco en el tren. Estábamos agotados. Hambrientos. Y necesitábamos dormir.
—No veo la hora de darme un baño. Quiero mi cama y mi casa de Velance. —Dijo Jungkook quien se agarraba del hombro de Taehyung.
Empezamos a caminar hacia el pueblo, a pesar de que estábamos cansados, traté de pensar en que ya habíamos hecho la mayor parte del camino. Quedaba muy poco, estábamos muy cerca de regresar a casa.
—Quiero una cerveza bien fría. —Dijo Hoseok casi arrastrando los pies.
—Cuando regresemos a casa, vamos a festejar. —Dijo Yoongi y no pude evitar recordar sus incontables «Cuando salgamos de aquí» que me repetía una y otra vez en el campamento militar.
El sol comenzaba a encandilar mi visión, tuve que amortiguar su brillo con mi mano, llevándola a mi frente para así divisar a lo lejos la casa de Seokjin. Sonreí al verla y al notar como todos corrían hasta la casa, excepto Yoongi, que se quedó a mi lado viendo como aquellos tipos parecían niños jugando carreras para ver quien llega primero.
—¿Qué están haciendo? —Se oyó una voz detrás de nosotros, me alarmé al instante. Lo primero que hice fue ver a Yoongi y luego voltee para ver a la persona detrás de nosotros. Tenía su pistola apuntando directamente a mi rostro, sin embargo, traté de mantenerme inmutable. —¿Quién carajos son ustedes?
—Baja el arma y te lo diré. —Dijo Yoongi pero el tipo no se movía. Y mi mirada estaba fija en esos ojos.
—Jackson baja esa arma. —Dije frunciendo el entrecejo. Al tipo le temblaba la voz y las manos, no estaba seguro de lo que quería hacer. Me pregunté cómo carajos hizo para seguirnos sin que nos demos cuenta.
—Ustedes... Ustedes son de Velance. —Pude ver en su rostro un deje de tristeza.—Los escuché hablar.
—Llegamos hasta aquí para rescatar a nuestro amigo. —Levanté mis manos y luego noté que el adverso no se movía. —Baja el arma, no voy a pedirlo otra vez.
—Ustedes ¿se irán pronto? —Yoongi se quedó callado y yo también. — ¡Respóndeme!
Estaba harto de intentar mediar palabras con él, al ver que se encontraba alterado y con su pistola apuntandome a la cara, le di un golpe en su antebrazo apartando la pistola y luego lo agarré con fuerza, atrayendolo a mi cuerpo y golpeando su abdomen con mi puño haciendo que suelte el arma. Yoongi fue atento y la tomó en sus manos, guardandola en su pantalón. Sabía que en esa situación no era razonable que yo la tenga.
—¡Escúchame tú, bastardo! —lo tomé de la camisa y lo arrastré conmigo hasta un árbol. Empujé su cuerpo contra el árbol y hablé. —Ahora me dirás quién más vino contigo.
—No vino nadie más. —Estaba agitado y asustado, intentaba empujarme pero mis pies estaban firmes en el suelo. —Dejé el refugio cuando ustedes se escaparon, tenían que mandar a alguien a buscarlos así que yo me ofrecí. Desde que los vi por primera vez supe que eran distintos, no tienen acento Merlín y en el sur de Merland no hay montañas.
—¿Qué quieres? —Pude ver que los demás habían salido de la casa de Seokjin y caminaban hacia nosotros, supuse que se dieron cuenta cuando Yoongi y yo nos quedamos atrás.
—Que me sueltes y luego te diré lo que sé. —Pidió, a estas alturas él estaba rodeado y sólo, no iba a cometer una locura. Lo solté bruscamente.
—Habla. —Dije mientras todos lo mirábamos, estaba arrinconado.
—Mi madre y yo terminamos en este país cuando la guerra empezó. Nací en Velance, pero pasé mucho tiempo en este lugar. —Dijo mientras se acomodaba la camisa —Ella fue esposa de un tipo que trabajaba en el alto mando de Merland, pero él fue asesinado. Entonces a ella la mandaron a Velance y a mi me dejaron en la calle. —Soltó un suspiro —A ustedes los seguí porque pensé que eran de Velance y claramente estaba en lo correcto.
—¿Qué es lo que quieres? —Volví a preguntar. No es como si la historia de Jackson no me importara, pero el tiempo era lo más valioso que teníamos y el tipo frente a mi no me provocaba nada de seguridad, a pesar de parecer hablar en serio.
—Quiero saber cuando se van, necesito que lleven una carta a Velance por mi. —Dijo mirándome, no entendía por qué ese tipo parecía querer hablar sólo conmigo. —Es lo único que pido y lo único que deseo.
—Vaya hombre, apuntarle a la cabeza a un tipo y luego pedirle un favor es bastante... Raro. —Fue Taehyung quien habló.
—¿No quieres volver a Velance? —Preguntó Seokjin esta vez.
—Allá está mi madre, verla sería lo más feliz para mi. Pero no puedo volver a Velance, aquí tengo a mi esposa y a mi hija. —Aquello nos sorprendió a todos, no porque esté casado, sino que estábamos sorprendidos de que él decida quedarse en este país en ruinas. —Por favor déjenme escribirle una carta y llévenla por mi.
—Está bien, eso haré. —Dije comprometiéndome en cumplir con lo que él pedía.
Un par de horas más tarde, ya habíamos entrado a la casa y luego de darnos un baño nos sentamos en la sala. Seokjin nos prestó su máquina de escribir en donde le pedí a Jackson que escribiera la carta, sin embargo, me sorprendió al decirme que no sabía escribir y que leer era bastante dificultoso para él.
No dudé en ofrecerme a escribir su carta así que mientras él me narraba todo lo que tenía para decirle a su madre, yo me encargaba de plasmarlo letra por letra en la hoja.
Yoongi se estaba dando una ducha mientras Hoseok y Seokjin se fueron a la ciudad para avisarle a las personas que partiríamos a Velance en la madrugada.
—Te agradezco mucho por esto. —Dijo Jackson cuando terminé la carta y la guardé en el sobre. —Me gustaría seguir en contacto contigo, te dejaré mi dirección para que nos enviemos cartas. Estaré esperando noticias de tu parte.
—Te avisaré cuando le entregue la carta a tu madre. —Guardé el sobre y luego lo miré. Sentía que lo había visto antes, pero a la vez sabía que nunca nos habíamos visto. Al menos no en Velance. —Espera a mi respuesta.
—Si, eso haré, gracias Jimin. —Dijo apretando mi mano, intenté ver maldad en sus ojos pero no la encontré, se veía verdaderamente agradecido.
—No es nada. —Respondí a su apretón de manos y luego escuché la puerta abrirse, habían llegado los demás y entendí con la forma en la que Seokjin me miró, que todo estaba listo para partir en la madrugada.
[...]
En total éramos aproximadamente sesenta personas, la mayoría eran las mujeres que Seokjin liberó de los prostíbulos y los pequeños hijos e hijas de algunas de ellas. Supuse que , al ver que los niños eran tan pequeños, los habían tenido en el último tiempo que fueron liberadas. Pero estaba claro que ninguno tenía un padre.
—Gracias por acompañarnos hasta aquí, supe que eras un gran soldado ni bien te vi. —Dijo Seokjin apretando las manos de Jackson que se había encargado de despedirnos, los observé mientras todos ya se habían subido al barco y pensé que no podía no despedirme de Jackson, así que caminé hasta a él.
—Espero que nos volvamos a ver algún día. —Le dije tendiendo mi mano, él la apretó y luego asintió.
—Perdón por haberte apuntado con un arma. —Dijo mientras palmeaba mi hombro con su mano libre. —Espero volver a verte soldado, pronto estaremos en contacto. Gracias por el favor, eres una gran persona.
—Igualmente, soldado. —Me despedí de él y sentí que me abrazó. Como siempre, el contacto físico y el que rompan con mi espacio personal no era de mi agrado. Pero se lo permití por ser un hombre al que no volvería a ver y que, de cierta forma, me hacía recordar a mi madre. A los cálidos abrazos que ella daba y a sus pasteles de limón en la tarde. Quizá solo ayudaba a ese tipo llevándole la carta a su madre, porque yo daría lo que fuera por volver a ver a la mía, a escribirle una carta, a saber de ella.
Esa noche cuando me subí al barco y poco a poco la distancia comenzaba a separarme de ese soldado que apenas conocía, sentí que aún quedaba un poco del amor de mamá en mi interior. De sus caricias en mi cabello y de sus risas y carcajadas cuando le contaba malos chistes. Se me llenó el pecho de melancolía. Era como si poco a poco regresara a ser un ser humano con sentimientos y no solo el general Park. Eran raros esos días en los que me podía sentir como Park Jimin. Recordar a mi madre, era recordar a una parte de mi que estaba perdida, una parte de mi que había sido feliz.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro