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↝ Capítulo veinticuatro.

"La risa y el amor lo curan todo, así que dónde tengas ambas cosas, quédate"

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Betty estaba sentada sobre su cama, recostada contra el respaldo mientras trasaba líneas sobre la hoja en blanco que tenía, no le apasionaba dibujar, no tanto como lo era surfear, aún así, sabía que era buena haciendo ambas cosas.

Es por eso que dibujaba, dibujaba para olvidarse de todo aquello que la rodeaba.

No dejaría que nadie la viese débil, no sus amigos ni mucho menos sus serpientes.

Pero el fingir una sonrisa la estaba matando, quería morir en esos momentos, el esconder un gran sentimiento solo para disimular no ser débil, la carcomía por dentro, sin dejarla disfrutar de lo que la rodeaba.

Después de todo, Cheryl tenía razón, en algo los afectaría aquel campamento.

Pero Betty no creía que la afectaría tanto como lo estaba haciendo, no creía que dolería tanto el amar a alguien, jamás amo a alguien más que a si misma, siquiera amaba su familia, dado que al irse nunca más sintió amor por ellos, es por esto mismo que no sabía cuánto podría llegar a doler el sentimiento de esconder aquel semejante sentimiento.

Por eso dibujaba, dibujaba para soltar todo lo que tenga dentro mediante un dibujo.

Pasaba su vista desde su cuaderno de dibujos hacia el anillo que yacía sobre su dedo anular, lo veía detalladamente para no olvidar ninguna parte de este.

Aún recordaba el día en que Jughead le había dado ese anillo y la chaqueta que le pertenecía a la reina, aquella que compartía con el, y hasta ese mínimo recuerdo, dolía en lo más profundo.

Quería llorar.

Quería soltar todo.

Quería desahogarse.

Quería alejarse de todos.

Pero esto no sería hasta que vuelva a Riverdale, habiendo terminado la preparatoria.

Sabiendo que podía huir de todo.

Sin mirar atrás.

Ella se iría ni bien vea la oportunidad.

Porque siempre se repitió "Primero tu salud mental antes que otra persona" no estaba bien mentalmente, necesitaba un descanso de la vida, lo necesitaba urgentemente.

Pero su platica reflexiva consigo misma se interrumpe cuando la puerta se abre haciendo que las risas de dos personas se escuchen al entrar.

Está no alzó la vista pero supo identificar bien aquella chillona voz.

El alzó su vista y la vio, dejando de reír —Betty...— murmuró sin saber que decir —No sabía que estabas aquí.

Ella habló sin mirarlo, sin dejar de dibujar —Es mí habitación también, Jughead.— alzó su vista, miro a ambos con una mueca y siguió concentrada en su dibujo.

—Si bueno, creí que estarías en el comedor para la cena — ella negó con desdén.

Alzó su dedo índice hacia ambos y al firmar su dibujo alzó la mirada —Que se valla, ahora.

—No puedes hecharme así— se cruzó de brazos la rubia teñida.

—¿No?— alzó sus cejas y se sentó en la cama. Clarisse negó —Mira como lo hago— se levantó y señaló la puerta —Fuera, vete o te saco de los pelos.

—¿Porque tanto odio linda? ¿Celos?— la miró divertida y Betty apretó sus labios formando una sonrisa.

—¿Celos? ¿De quien, de ti? Yo siento lástima por ti— se llevó la mano al pecho —Te advierto que no te encariñes mucho con este ser— señaló a Jughead sin mirarlo, sin preocuparse —Porque sabes algo— se acercó unos pasos —Es muy hijo de puta— murmuró y rió —Ten cuidado amor, las serpientes siempre muerden, y algunas tienen veneno— sonrió y la empujó fuera de la habitación cerrandole la puerta en la cara.

Archie y Verónica quienes estaban en lo que era la sala rieron sin dejar de ver la película.

—¿Y ustedes de que se rien?

—Te daré un consejo chiquita, intenté hacer lo mismo y solo me llevo a una conclusión— Clarisse alzó una ceja ante el comentario de la pelinegra —Que ellos están hechos el uno para el otro, les tome el tiempo que les tenga que tomar— se encogió de hombros.

La chica bufó enojada y salió de la cabaña dando un portazo detrás.

Archie alzó sus cejas y la miró —¿Le dejaste el camino libre?

—Ella siempre tuvo el camino libre, nadie compite contra la reina— se encogió de hombros volviendo su vista a la película.

Jughead por otro lado, se cruzó de brazos sin entender la situación.

—¿Por que hiciste eso?

—Porque es una perra y las perras aquí no entran, ¿Te queda claro?— lo miró tomando el cuaderno para juntar todo y guardarlo posteriormente.

—No te entiendo, por un lado dices que esta todo bien, que nada cambia y todo eso, pero por otro, sigues actuando como la misma perra engreida que eras antes.

—Yo a ti no te entiendo— se acercó y lo miró. Lo señaló con su dedo índice —Un día me dices que me amas, al otro desapareces, al otro quieres hablar pero tampoco apareces, y luego, te tengo que aguantar comiéndote a la estúpida esa en todos los rincones del campamento.

Sin quererlo, sus ojos se cristalizaron, aún sin quitar la mirada furiosa que tenía, haciendo ademanes que completaban la escena.

—Tu dijiste que las cosas seguirían como estaban, ¿Que es lo que quieres ahora?

Ella rió sin gracia y junto sus manos —Lo que quiero es que dejes de lastimarme haciendo todos esos escenarios posibles para darme celos, cuando lo único que haces es darme un golpe inconcientemente— apretó sus labios —Pero no se puede todo en la vida ¿Cierto? O me muero o vivo, no se pueden ambas— se encogió de hombros dándose la vuelta para terminar de guardar lo que uso en el dibujo.

Jughead suspiró y caminó hacia ella —Betty— murmuró —Linda lo siento, también estoy confundido y hago cosas sin pensar, solo... Nosé que decirte.

La rubia rodó sus ojos —Sigues lamentándote pero no haces nada para cambiarlo— suspiró y se sentó en la cama, el en la suya frente a ella —Las cosas seguirán igual si no haces nada para cambiarlas— se encogió de hombros.

—¿Hay algo para cambiar? ¿Que se puede cambiar cuando todo ya está hecho mierda?— cuestionó cansado.

—Hacer algo es lo que tienes que hacer, no quedarte ahí sentado mirándome— alzó su menton en referencia —Puede que suene todo lo egoísta del mundo pero deja de pensar un poco el ti, mira a tu alrededor toda la mierda que causas, dices amarme pero si amas a alguien, ¿No lo lastimas cierto?

El apretó sus labios —Yo-

—Nada, la verdad es la verdad, aunque duela. Nada es fácil y todo lo fácil siempre traerá algo difícil después, tal vez esperé mucho de todos porque yo dí todo por ellos— habló para si misma. Lo miro dejando caer una lágrima que limpio rápidamente —Me cansé de pensar por otros y no por mí.

—No puedes seguir así, debes decirme lo que te molesta— se levantó —¿Como quieres que alguien te ayude si no ayudas para ello?

Está apretó las sábanas con sus manos, mirando al suelo —Porque deberías de darte cuenta cuando ya no doy más, cuando no soy yo misma, cuando tengo que fingir para no caerme— murmuraba apenas que creia que el no la escucharía del todo.

Jughead se dió media vuelta —¿Que es lo que quieres decir?

Ella suspiró —Quiero decir que me cansé, de fingir, de ocultar, de mentir, de negar— tomó aire —De vivir...

El pelinegro cerró sus ojos con fuerza, el escucharla decir que no quería vivir ya, le partía el alma en pedazos, sabiendo que gran parte de ese dolor era causado por el hacia ella.

Eso hacía menos pasajero el dolor que ambos sentían, sabiendo que siempre el otro será el causante del dolor de cada quién.

Betty se levantó y quedó detrás de el, mientras Jughead le daba la espalda.

Yo sabía que amarte era mí condena, sufro por tu amor— murmuró haciendo que el se de la vuelta, chocando miradas —Pero el humano es tan masoquista que vuelve al mismo lugar donde tuvo un momento de felicidad, que luego se convirtió el dolor, amamos tanto el peligro que nos adentramos en el peor de todos, el amor— murmuró y ser acercó aún más —Pero no podemos evitar amarnos, ¿Cierto?

—Sabes que te amo, te amo y por eso no puedo ser egoísta, se que duele, porque también me duele.

Ella negó interumpiemdo —Pues que no duela— el frunció el ceño —Olvida por un momento el dolor de no poder tener lo que amas y disfruta lo que tienes, cuida lo que amas y aprecialo como nunca— murmuró y sin más llevo sus manos hacia la nuca de el, atrayendolo para besarlo.

Besarlo una última vez.

Una última probada de lo que amaba.

Un último beso.

Una ¿Despedida?

Ellos sabían que podría ser la última vez que sientan el calor del otro.

Sabían que sería la última vez donde podrían verse a los ojos, sin sentir dolor.

Tan solo unas horas de placer mutuo harían olvidarse de todo lo malo que los rodeaba.

Una burbuja de problemas tenían a su alrededor.

Y ellos.

La evadiran así de fácil.

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Uff, va a estar fuerte la cosa...

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