↝ Capítulo treinta y siete.
"Tengo la teoría de que cuando uno llora, nunca llora por lo que llora, sino por todas las cosas por las que no lloró en su debido momento"
—Mario Benedetti.
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Al otro día, Betty había ido a la casa de su madre, mientras Alice preparaba el almuerzo, la rubia detrás de ella, hablaba sin parar.
A su madre le recordaba todas las veces dónde ella era pequeña y mientras cocinaba Betty hablaba de cualquier cosa. Se odiaba en el momento que la dejo ir sin más, que no se dio cuenta cuando ella sufría, era lo único que tenía que hacer como madre: cuidar a su hija, y fracasó.
Solo esperaba no volver a hacerlo, pero lo que en verdad Alice lo sabía, era que Betty estaba sufriendo, igual o peor que hace unos años atrás.
—¿Entonces? —insitió Betty.
—¿Entonces que?
—¿Que vamos a almorzar?
—Comida.
—¡Mamá! —se quejó rodando sus ojos.
—La paciencia nunca fue una virtud tuya, Betty.
—Deberías de saberlo —la señaló mientras se llevaba una papa a la boca—, tu me criaste.
—Por eso mismo lo se, Elizabeth —sonrió de lado, sin dejar de pelar las papas para cocinarlas.
—Odio eso —murmuró negando. Suspiró sin decir nada más.
—Elizabeth, ¿Puedo preguntarte algo? —su hija hizo una mueca pero asintió al final—, ¿Eres feliz?
—No sabría contestar a eso... —murmuró pero al final negó—, supongo que si lo soy.
—Quiero decir —alzó la mirada hacia ella—, se te ve feliz con las serpientes.
—Porque lo soy —interrumpió ella.
—Pero no del todo —completó su madre.
—Es solo que... Siento que algo me falta, pero no sé que es —se encogió de hombros.
—Jughead —nombró la mujer.
—¿Que con el?
—¿Que tienes con el?
—Es mí amigo y compañero de liderazgo —dudó ella bajando su voz.
—¿No hay algo más? —alzó sus cejas.
—No —negó segura de ello—, al principio creí que funcionaría, pero me di cuenta de que... Bueno, de que no teníamos ninguna oportunidad —suspiró—. ¿A qué viene eso?
—Por nada —negó y volvió a cocinar—, es bueno que sepas lo que quieres.
—¿Saber por qué? —la mujer no contestó—, mamá...
Pero cuando Alice iba a responder, el timbre de la casa sonó. Betty frunció el ceño, se inclinó hacia atrás viendo la puerta de entrada y luego a su madre.
—¿Esperamos a alguien? —alzó una ceja confundida.
—¿Puedes ir a abrir? —pidió Alice.
Su hija bufó pero se levantó aún con el paquete de papas fritas en su mano.
—Bien —suspiró y caminó hacia la puerta. La abrió y miró—, ¿Quien mierda molesta a...? —frunció el ceño. Jughead alzó una ceja, miró a su padre, mientras Betty veía a FP y luego a su hijo—, ¿Que hacen aquí?
—Papá —lo miró con una sonrisa fingida—, ¿Que mierda?
—¡Hazlos pasar Elizabeth! —gritó su madre desde la cocina.
—Oh... —miró hacia atrás, como si viera a su madre, y luego volvió hacia los dos hombres delante de ella—, pasen —sonrió haciendo un ademán para que entren.
Ella y Jughead conectaron miradas sin entender absolutamente nada de lo que estaba pasando.
Se encogió de hombros, dándole a entender que no sabía la respuesta a lo que él iba a preguntar.
—Papá no me dijo nada de porque estamos aquí —negó el chico, caminando junto a la rubia.
—Mucho menos mamá —concluyó ella.
Se miraron una vez más antes de ella negar con la cabeza.
—Solo quiero creer que quieren pasar tiempo juntos.
—Eso sonó muy a qué somos una familia, Betty —hizo una mueca.
—Quisieras —bromeó ella llegando a la cocina, dónde Alice aún cocinaba lo que sea que almorzarían ellas dos y los Jones presentes.
—Chicos —sonrió la mujer abiertamente. Betty frunció el ceño al ver a su madre bastante feliz a decir verdad.
—¿Que nos vas a pedir mamá? —le cuestionó su hija, cruzándose de brazos.
—¿Pueden poner la mesa?
Los chicos, sin más que hacer, pusieron todo sobre la mesa, aún con esa intriga de porque sus padres pidieron un almuerzo juntos, como si fueran una familia feliz...
Almorzaron. Si, almorzaron bastante tranquilos a decir verdad. Nada fuera de lo común... O eso los adolescentes creían.
Cuando Alice dejó a un lado el postre que comían en esos momentos, su hija, confundida, alzó su vista hacia la mujer.
—Debemos de decirles algo —aseguró la rubia mayor, viendo a ambos chicos.
—¿Vuelves a las serpientes? —le miró su hija, sin querer comenzar a sacar conclusiones sobre el raro almuerzo.
Alice ladeó su cabeza —Además de eso...
—¿Hay más? —preguntó el chico. Betty lo miró unos momentos y volvió la vista a los dos adultos delante suyo.
—Si, hay más —asintió FP, mirando a la mujer a su lado.
Alice sin querer durar más, soltó la bomba, lo que menos se esperaban -o eso querían creer- lo soltó, como si fuera algo normal.
—Nos vamos a casar —soltó como si nada.
Betty soltó la cuchara, tal como película de cine, abriendo su boca incrédula. Jughead apretó sus labios y miró a su padre.
La rubia menor, al ver que la expresión de felicidad de su madre se iba apagando, se apresuró por decir algo coherente para así, no tener que lidiar con una Alice que quiera hacerla entrar en razón.
—Wow —fué lo único que salió de sus labios—. Esto es... —verdaderamente no sabía que decir—. ¿Felicidades? —alzó una ceja en duda.
Jughead negó con su cabeza. No quedaba de otra... Había que aceptar la realidad.
—Que bueno por ustedes —sonrió como mejor pudo.
Ya no había vuelta atrás, FP y Alice se casarían, renovando ese amor de preparatoria, ese que les fue arrebatado por malditos malentendidos en el pasado. Y claro... El embrazado de la mujer no ayudó en eso tampoco.
—Quiero decir —Jughead se retractó—, es bueno que esto... Funcione de nuevo.
Sus padres no eran estúpidos, veían que la noticia no les cayó para nada bien, pero aún así... Aún así sus hijos hacían el esfuerzo por ver felices a sus padres... Cómo debería de ser.
—Si, tiene razón —le siguió ella.
—Que... ¿Qué pasará con Jellybean? —le preguntó Jughead a FP.
—Nada —negó con una sonrisa—, ella podrá venir a pasar el día todas las veces que quiera, podrá pasar las vacaciones y todo. Eso hay que hablarlo con tu madre —el chico asintió sin más.
—Ah pues... Que bien —murmuró con un poco de fastidio.
¿En verdad debería de vivir en la misma casa que Betty? ¿En verdad Alice llevaría su apellido por casarse con su padre? Eso si que era una puta mierda.
—Es bueno... Enserio lo es —Betty jugó con su cubierto, sobre el postre que se había servido en su plato.
Genial. Enserio: genial.
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¿Me perdonan por no haber actualizado en casi dos semanas?
Es que- CULPEN A LA ESCUELA Y MI MALDITO VICIO CON THE WALKING DEAD.
Eso Ari, Romi, Mar y Luh lo pueden confirmar Sisi.
Cuestión... Cada vez falta menos para el final. Soo, ¿Que se esperan para el? Quiero leer sus teorías a ver quién le acierta ksksjja.
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