↝ Capítulo treinta y ocho.
"La soledad era fría, es cierto; pero también era tranquila, maravillosamente tranquila y grande como el tranquilo espacio frío en el que se mueven las estrellas"
—Hermman Hesse.
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—¡No! —chilló la pelirroja, con su boca abierta. Sin poder creerlo que su prima le decía.
—Dímelo a mí Cheryl —se quejó rodando sus ojos.
—¿Jughead y tú? —alzó ambas cejas señalandola—. No puede ser —negó, aún impactada.
—Tampoco puedo creerlo pero... —hizo una pausa y tomó aire—. Mama se veía tan feliz que...
—Que no quieres arruinarlo —dedujo Cheryl, al ver que la expresión de su prima había cambiado de repente.
—Exacto —estuvo de acuerdo. Asintió.
—¿Y que quieres hacer? —la miró y enlazó sus manos, apoyándolas en su falda.
—Pareces una psicóloga Cher —se burló Betty. La aludida rodó sus ojos—. Solo te hace falta esa libreta y ya —señaló haciendo ademanes, mientras reía.
—Solo responde primita —le indicó sin querer perder la paciencia tan rápido. En verdad quería escuchar que haría la rubia para salir de aquella situación... ¿Cómo decirlo? No muy buena.
—No lo sé —dudó por unos segundos—. Mama está feliz. No la había visto así... Con esa sonrisa desde hace años. De hecho, cuando yo estaba aquí aún, no estaba como ahora está con FP. Ahora es feliz de verdad... No tiene porqué fingir nada.
Cheryl frunció el ceño. ¿Su prima estaba hablando de su tía y el nuevo prometido o estaba hablando de ella y Jughead?
—¿Seguimos hablando de tu madre y FP? —le preguntó cómo duda en su voz, aunque se notaba que tenía cierto tono burlón.
Betty se encogió de hombros —Supongo que si.
—¿Cómo que 'supones'? —alzó una de sus cejas con cuestionamiento.
—Es solo que esta mierda me supera más de lo que debería. Sí —asintió sin más—, estoy feliz por mamá. Siempre lo estaré. Pero... ¿De acá a qué se comprometa con FP? Enserio nosé si es bueno —negó y cerró sus ojos con fuerza. En verdad estaba perdida.
Estaba más que claro la felicidad que Alice tenía. No quería cortarle aquello que a su madre tanto le costó volver a tener pero... ¿Y ella? ¿Dónde quedaba ella? ¿Que pasaba con su felicidad?
Quería estar bien para todos. Quería estar bien para ella misma. Pero le parecía imposible serlo. Estaba mal, por dentro. Estaba destrozada por dentro, en todos los malditos sentidos.
Solo quería parar de sufrir. Una sola vez. Un solo día sin sufrir ese dolor, causado por ella misma, por su estupidez de querer ser feliz, de querer conseguir felicidad dónde menos le convenía.
Con él.
En fin, no sabía que pensar, si estar del lado de su madre o en contra.
Si estaba de lado de Alice, perdería a Jughead. Vivirían juntos, Alice llevaría el apellido de FP, como siempre quiso... Es por eso que no sabía que hacer. No sabía si ser egoísta en esos momentos le venía bien en verdad.
—¿Y bien? —preguntó Cheryl chasqueando sus dedos.
Betty parpadeó un par de veces y negó.
—No puedo —se levantó de su cama—. No puedo fingir que todo está bien Cher. Nada lo está —murmuró tomando aire—. Volveré a la vida de antes, de la que escapé, de la que no quería saber nada.
Cheryl bajó su mirada. La entendía... En verdad lo hacía. Ella quería escapar de su legado, del maldito y manchado legado Blossom, pero no puede, no tenía las hagallas que su prima tuvo al huir sin rumbo. Cheryl podría ir a las serpientes, sabía que ellos la acogerían sin preguntar el porque. Aún así, no sabía que haría su madre al enterarse de aquello. Es por eso que prefería quedarse y aguantar, a arriesgar más vidas que la suya misma.
—Te entiendo Betty... Se lo sientes. ¿Quieres escapar no es así? —la rubia asintió como si aquello fuera algo obvio—. Pues alzo —soltó sin más, como si aquello de "escapar, solamente escapar" sea algo de todos los días. Algo cotidiano.
—No puedo ser egoísta con ella... No después de todo lo que tuvo que pasar.
La pelirroja suspiró. Algo que tenían en común era que siempre intentaban pensar en los otros antes que ellas mismas. En el quedirán de los demás.
—¿Y que hay de lo que tú tuviste que pasar? ¿Recuerdas todo eso? ¿Recuerdas como tu padre te despreciaba? —sabía que debía de recurrir a lo extremo. Después de todo: el humano es masoquita y necesita en dolor para entrar en razón.
—Cheryl...
—No, Cheryl nada —se levantó y la señaló—, ¿Quien te crees que eres para decidir hacer feliz a otro sacrificando tu felicidad?
—Eso mismo. Es mí felicidad Cher, tengo control sobre ella. Tengo el derecho.
La chica frente a ella tomó aire.
—Recuerda esto, tus derechos terminan cuando comienzan los del otro. Tu derecho aquí y ahora es estar bien contigo misma. ¿Que es esa mierda de hacer feliz a los otros antes que a ti? Déjame de joder Betty, así no eres tu. No eres la Betty que conocí.
La rubia bajó su vista —La Betty que conociste se fue... Ya no está —confirmó ella—. Ya no puedo ser esa Betty.
—Si que puedes —asintió sin más—. Yo conocí a esa fuerte pero en el fondo dulce Betty. ¿Que hiciste con mí prima? Tu eras feliz, a tu manera, pero lo eras... —murmuró como si tratara de cuidar sus palabras. Como si en verdad cualquier cosa que soltara dañaría a su prima.
—Cheryl yo–
—Déjame terminar —alzó su mano mirándola con sus ojos penetrantes. Si de miradas se tratara, Betty estaría muerta y enterrada cinco metros bajo tierra al mirar a su prima. —Eres la puta reina serpiente. Eres la reina de todo el sur. A la mierda los reyes y lo sabes. ¿Recuerdas las palabras de la abuela de Mía en la película que veíamos de pequeñas?
Su primo pudo ver a la rubia vacilar un poco para luego sonriera de lado, asintiendo.
—Una reina nunca llega tarde, los demás simplemente llegan temprano —citó ella una de las tantas frases de la reina.
—Exacto —chasqueó sus dedos frente a su prima—. Tu eres una maldita reina, la fiesta no comienza hasta que tú no llegues. Te obedecen a ti no a esa perra. Te quieren a ti junto a ellos —puso su mano sobre su hombro—. A ti Betty. Si tu dices que no, es no. ¿Por qué entonces no te dejas ser feliz huh? —alzó una ceja.
—Es... —le dio una media sonrisa—. Simplemente es muy complicado...
La pelirroja suspiró —Lo sé... Se que es complicado porque también lo viví pero... ¡Maldita seas estúpida! Déjate ser feliz por una vez en tu vida.
Betty la miró a los ojos. Su prima tenía razón, ¿Por qué debía de hacer felices a los demás? Siempre y cada día de su vida se había enfocado en hacer feliz a los demás, pero nunca a ella misma. ¿Que le costaba? Nada, no le costaba nada ser feliz. Solo afrontar la realidad... Nada más que eso...
Mierda, si sería difícil.
—Vete de Riverdale si quieres. Ve a estudiar. Disfruta lo que te queda de la adolescencia. Si quieres irte a la mierda, si quieres escapar, te ayudaré. Cuenta conmigo primita, para lo que quieras.
Betty sonrió. Sonrió tan sinceramente que Cheryl se sintió orgullosa de ella, de que sabía que su prima podría seguir adelante..
¿Sufrió? Si, siempre lo ha hecho. Pero después de todo... Amarlo era su condena. Ella sufre por su amor y siempre lo hará. Solo es cuestión de querés cambiar, de superarlo y afrontar las consecuencias.
Sería difícil pero valdría la pena en lo absoluto.
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Después de tanto volví. Ya ya, siento la demora pero me leí muchos libros originales últimamente y DIOS COMO LOS AMO.
Claramente el leerlos me inspiró mucho. ¿Que dicen si les digo que tengo toda una idea para una novela original?
Dios, no aprendo más.
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