#03 - Una noche suave.
Nayeon sintió unas manos viajar desde sus costillas hasta su cadera, donde esos deditos ansiosos buscaron el botón del pantalón para poder quitarlo, pero Nayeon primero se adentró en el apartamento para llevársela a la cama.
Ambas cayeron al colchón, rebotando ligeramente y haciendo soltar una risa a la pelinegro por ese accidente. Con la omega encima sentándose sobre los muslos de la alfa, la habitación se llenó de chasquidos por la humedad y fricción que hacían sus labios al besarse, mientras que Mina seguía con la enorme travesía de querer desvestir a Nayeon, aunque lo temblorosas que eran sus manos le impedía cumplir con su objetivo.
Nayeon le facilitó todo, quitando su cinturón para desabrochar el botón y bajar el cierre, dejando ver el negro de sus boxers.
Mina se movió de encima, apartándose solo para bajar los pantalones de la alfa y quitarse los propios, sintiendo la mirada de la alfa en todo momento. Los dejó caer al costado de la cama para subirse en el cuerpo de la castaña y besarla, extrañandose cuando la alfa le dejó así de fácil las riendas en el movimiento, pero también estando fascinada con ello.
Pocos segundos después unas manos subieron de su cadera a sus senos, acariciando por debajo de su blusa y también quitandola de su torso para dejarla por algún lugar de la habitación.
— Nayeon... — gimió cuando la alfa llevó sus manos a jugar con sus senos, apretando aún por encima del sostén.
Mina se quitó mejor esa prenda para dejar su torso desnudo, dejando que la alfa los tocara sin ningún impedimento, y pronto escuchó el jadeo fascinado de Nayeon, quien rápidamente acercó su boca a los pezones para empezar a explorar lo que podía hacer con ellos, gustosa de los jadeos y gemidos bajitos que recibía de la omega al morder ligeramente alrededor.
Mina masajeó su cabello, como si eso fuera un aliento para que siguiera con sus estimulaciones, además de empujarla hacia sí misma para que no pudiera separarse.
Nayeon de un momento a otro alcanzó a oler algo, un leve aroma que provenía de la omega y la hizo fruncir el ceño. Se separó suavemente para ir a su cuello y mordisquear allí, pero más para intentar averiguar si ese era el aroma de la omega o de alguien más, casi rogando que sea el de la omega.
— ¿Yeonnie? — Mina se extrañó al ya no recibir estimulaciones por su parte.
— Café... — la alfa susurró con una voz grave.
Mina se tensó, no le gustaba su aroma a café, por algo lo había escondido con supresores, para fingir que no lo tenía. Cuando estaba a punto de separarse, triste de que la alfa lo notara, su cuerpo fue puesto sobre el colchón y Nayeon se subió encima, acomodándose entre sus piernas y quitándose la camiseta, para así regresar a oler su cuello como si hubiera quedado flechada con esa acción.
— Me encanta — susurró nuevamente, aspirando una vez más y regresando a jugar con sus senos.
Mina al escucharla se sorprendió un poco, pero al comprender sonrió y se acercó a besarla con fervor, mientras llevaba sus manos a la espalda de la castaña para quitarle el sostén, pudiendo tocar el torso completo de la alfa. De solo escucharla halagar su aroma se sentía mucho más excitada de que la alfa la tomara en ese momento, por lo que empezó a mover sus caderas en busca de sentir su parte baja contra la suya.
No fue difícil, la alfa buscaba lo mismo, por lo que cuando sus intimidades se encontraron por encima de las telas, haciendo fricción, Nayeon se desesperó y se separó del húmedo beso para poder quitarse el bóxer, dejando que la omega pudiera verla totalmente desnuda.
Las luces estaban apagadas, pero la habitación no estaba por completo a oscuras, por lo que Mina realmente pudo verla y llevó su mano al erecto miembro que acababa de ser descubierto de la tela, para así poder acariciar y ver directamente la reacción de la alfa, la cual fue gruñir con los ojos cerrados y mover su cadera en busca de más contacto. Mina se emocionó ante su reacción, gustando del tamaño del miembro en su mano y de lo hermosa que era la alfa encima suyo.
— Mina~ — gimió cuando la mencionada tomó el falo e hizo un vaivén de arriba abajo.
— Me gusta suave — el oír eso de Mina hizo que la alfa abriera los ojos y la mirara, notando que la omega tenía su vista en su miembro y seguía con sus caricias — Me gusta hacerlo suave — repitió como si supiera que no había quedado claro — P-Pero no sé cómo te gusta a ti — susurró con duda.
Nayeon realmente no supo qué hacer por un momento. Mayormente cuando tiene sexo con una omega lo hacía en un rápido para nada delicado, no era suave sin duda, por lo que en ese momento se cuestionó cómo podría ser suave, si nunca lo ha sido en ningún contexto de su vida. Desde pequeña ha sido brusca y bruta para todo, y aunque pudiera decirle a la omega que a ella en realidad le gusta de manera más brusca, tenía un poco de curiosidad por cómo es que sería hacerlo suave, algo que ni con su esposa experimentó.
Nayeon entonces volteó a ambas, quedándose sobre el colchón para que la omega estuviera montandola.
— No sé muy bien cómo sería, así que preferiría que me guíes — confesó, no encontrando por qué mentir, así que con la mayor delicadeza posible bajó la ropa interior de la omega, escuchándola jadear ligeramente — Me gusta este lunar — apuntó a un pequeño puntito negro en la cadera de la omega, muy cerca de la curvatura de su trasero, imitando ligeramente el tono dulce de la omega en el bar.
Mina lo notó y sonrió, esta vez no diciendo nada más, mientras se restregaba contra la alfa ahora que ambas se encontraban completamente desnudas.
Nayeon llevó una mano a apretar uno de los senos de la omega, degustando de cómo se sentía en su mano y el pezon erecto chocaba contra su palma. Recorrió su abdomen, pelvis hasta su intimidad, donde miró un momento y frunció el ceño sin saber bien cómo podría ser suave, pero aún así se aventuró a pasar sus dedos directamente por la vulva, haciendo a la omega gemir bajito y mover sus caderas en busca de más. Nayeon obedeció sus pedidos, tentando la humedad que yacía por las estimulaciones, y acariciando alrededor de su entrada donde su miembro ya estaba ansioso de penetrar, aunque se recordó que debía ser delicada.
— Yeonnie~ — los gemidos de la omega la estaban excitando aún más, y ese lindo apodo le causaba estragos — Por favor, follame — le sorprendió un poco que lo pidiera, pero tampoco tanto, ya que sí lo esperaba un poco después de estar jugando con su intimidad por un rato.
— Guiame — le recordó su pedido, sacando su mano de la humedad para dejarla sobre la cadera de la omega, haciendo a ésta acomodarse encima, pero Nayeon la detuvo a tiempo al recordar algo importante — El preservativo.
La alfa se inclinó a un lado, buscando uno entre sus cajones mientras la omega la esperaba acariciando de su miembro, lo que hizo que Nayeon difícilmente se concentrara, pero pudo encontrar ese paquete cuadrado que Mina le arrebató de las manos para abrirlo y poder colocarlo ella misma. Aunque Nayeon dudó de su capacidad para ponerlo bien sin estar del todo sobria, la miró colocarlo correctamente por todo su falo, aún con sus deditos temblando.
Con eso ya pudo acomodarse encima para dejar que el miembro rodeado de látex entrara sin ningún problema en ella, escuchando el gruñido excitado de la alfa, quien se abstendría a moverse hasta que la omega le enseñara cómo.
Mina gimió un poco quejosa, sintiendo lentamente cómo el miembro se hacía paso por su cavidad y también el cómo las manos de la alfa se quedaban en sus senos apretando éstos a su antojo. Sintió el dolor arderle incómodamente por un segundo, pero simplemente dejó que la fricción hiciera lo suyo en ambas.
Y al sentir un placer estremecedor pasarle por la columna, agradeció que la alfa la dejara hacer el acto como le gusta, ya que otras alfas con las que había compartido una noche se negaban o preferían irse con otra omega al escucharla, y a Mina realmente le parecía más placentero de esa manera.
Tal vez el que sus amigos la hayan lanzado a esa alfa, no fue ninguna mala idea y lo verificó cuando dio el primer sentón sobre ella y la alfa gimió en su oreja.
Cuando empezó a moverse aún más, sintió una pequeña mordida en sus senos, viendo que la alfa parecía muy fascinada con esa parte de su cuerpo mientras con una mano en su cadera le ayudaba a montarla, y aunque la mano se sentía un poco áspera sobre su piel, parecía hacer todo su esfuerzo de acariciar delicadamente y apretar sin mucha brusquedad su trasero.
Mina se tomó la libertad de alzarse y bajar lentamente, disfrutando de las sensaciones. Y eso era de lo que hablaba, le gustaba saborear el sentir, su instinto podría estar pidiendo simplemente hacerlo desordenado solo para calmar ese calor, pero le encantaba sentir cada centímetro de la alfa dentro suyo, disfrutar de cada movimiento y cada contracción de su interior, de cómo sus senos rebotaban dándole una sensación de jalón y satisfacción. Eso es lo que más le gustaba del suave, tomarse su tiempo, no apresurar las cosas, que todo el placer llegaría a su tiempo, que primero quería tomarla lentamente mientras la alfa se hundía en su aroma, el cual parecía gustarle mucho.
Cuando dio saltos más frecuentes, escuchando los gruñidos placenteros de la alfa, Mina pensó por un breve momento que esta noche tendría que repetirse, no podría seguir con su vida sin volver a la alfa una vez más, necesitaba seguir haciendo eso.
Ella se encargaría de ello, pero por ahora disfrutaría de la suerte que le tocó al encontrar a una hermosa alfa dispuesta a complacerla esa noche.
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