♡⃕ 02: Félix
Después de esa plática, las quejas sobre el matrimonio se volvieron un poquito más frecuentes, tal vez una a la semana o cada dos, horas y horas de charlas. Jeongin se encargó de meter todo el veneno posible en la relación marital, desde inventar que posiblemente Yihyun era una infiel hasta lograr que el contacto físico cada vez se volvió mayor. Primero eran suaves masajes en los hombros, después se extendió a los brazos, el resto de la espalda, el rizado cabello y el pecho, siempre se detenían justamente a la altura de los pectorales del alfa.
La convivencia comenzó a ser más, comenzaron los desayunos o las horas de comidas juntos, fuera o dentro de la oficina, mensajes de texto fuera de horarios laborales y poco a poco fueron temas cada vez más personales.
Jeongin hablaba sobre su hermana mayor y Christopher le hablaba sobre su hijo, entonces Jeongin presumía a su hermano menor y Christopher hablaba de experiencias, siempre había tema de conversación laboral o no, comenzaban a compartir demasiadas cosas sin siquiera el alfa pensarlo. Llegaron a compartir tanto, que les tocó también compartir el amor de Félix entre ellos dos, ya que sí, las visitas del niño en la oficina se volvieron frecuentes en cuanto la esposa de Christopher comenzó con sus preparativos para salir del país.
El omega aún puede recordar la primera vez que vio al pequeño niño y comprender porque Christopher hablaba de tanto amor sobre él.
Era pleno miércoles cuando Christopher le avisó a Jeongin que llegaría tarde, el menor supuso inmediatamente que una vez más el alfa estaba peleando con su esposa, así que se tomó la libertad de reajustar la agenda y hacer algunos cambios necesarios. Lo que realmente jamás pasó por la cabeza fue que ese día el rizado llegara con un pequeño niño en brazos, era un nene precioso, todo un retrato del alfa.
Era muy pequeño, realmente parecía tener menos de cuatro años, sus ojitos color verde brillaban demasiado, sus labios delgaditos como los de su padre, tenía una pequeña naricita de botón que todavía no se le definía bien y su cabello parecía un auténtico revoloteo de rizos rubios que parecía ser lo único heredado por su mamá. Lo que alertó más a Jeongin fue ver al pequeño niño sollozando con su rostro lleno de lágrimas y completamente rojo.
—¿Está todo bien? —se animó a preguntar al alfa mayor analizando al pequeño niño en sus brazos.
—Oh no, Yihyun es una insensible, eso es lo que es, una bruja —el ojiverde acarició suavemente la espalda del niño tratando de calmarlo aun cuando todo su cuerpo se veía tenso.
—Tranquilo, tranquilo, vas a alterar al niño, ¿quieres que también posponga tu cita de ahorita o quieres que me quede con el niño? —tarareó amable Jeongin mirando al bebé atentamente—. Tienes cita con Jungkook —recordó.
—¿Puedes cuidarlo? Sabes lo mucho que me costó que accedieran a esto, un paso en falso y se acaba todo —con cuidado Jeongin tomó al niño, arrullándolo cuando volvió a llorar tratando de volver con su papá.
—Tranquilo, dulzura, está bien, papá estará aquí, ¿lo ves? —señaló a Christopher para después comenzar a masajear suavemente el cuero cabelludo del niño calmándolo casi inmediatamente—. Anda, yo me haré cargo de él, shu —lo corrió yendo él a sentarse a su lugar sin dejar de mecer al bebé—. Hey, dulzura, soy Innie —se presentó al menor quien solo se dedicó a dar un besito en su mejilla.
Desde ese momento, el niño se había vuelto muy apegado a él, jugaban, "conversaban" y el pequeño fingía ayudarle al omega mayor, era demasiado obediente y muy noble, en cuestión de días, Jeongin se volvió lo que no creyó jamás: una niñera. Y no es que estuviera mal, por supuesto que no, comenzaban a formar un lazo muy grande entre ellos dos y con Christopher también. Así que cuando Yihyun se fue a Estados Unidos, el niño ni siquiera resintió su ida, al contrario, llegó un punto en el que parecía que amaba más cuando estaba con Jeongin que en algún otro lugar y bueno, el omega no se quejaba, el nene le había despertado un instinto maternal demasiado grande.
Es increíble que prácticamente pudiera recordar cada vez que el niño iba a la oficina y le dejaba un pequeño regalo, porque sí, el niño había adoptado la costumbre de llevarle algo a Jeongin y bueno, el omega cada vez siente su corazón derretirse un poquito más cuando eso pasa.
La primera vez que llegó con un regalo, tenían apenas tres meses de que se habían conocido y sin duda, ya lo adoraba.
—¡In, In, In! —gritó el pequeño alfa corriendo desde el elevador hasta su lugar de trabajo, el ojiazul rápidamente lo recibió con brazos abiertos, ayudándole a subir a su silla.
—Hola, precioso, ¿cómo está mi niño consentido? —gustoso recibió el besito un poco baboso que le dejó el menor en su mejilla. Christopher pasó de largo a su oficina hablando por teléfono.
—Muy bien —asintió con una pequeña e inocente sonrisa, dejando toda su dentadura a la vista—. ¿Mi omega favodito? —Jeongin sonrió con ternura al escucharlo, sabía bien que el niño tenía algunos problemas para pronunciar algunas cosas, pero siempre era muy atento.
—Estoy mejor ahora que te tengo aquí, precioso, gracias por preguntar —acarició los rizos rubios del niño—. Recuerda, es favorito. Fa-vo-ri-to —deletreó siendo seguido por el niño, quién con astucia repitió la palabra.
—Mira, lo hice yo —cambió el tema removiéndose de un lado a otro en una pelea por quitarse la mochila.
—Despacio que te vas a lastimar, amor —tarareó soltando una leve risa mientras le ayudaba a quitarse la mochila.
—Tonta mochila —le sacó la lengua antes de abrirla para sacar un dibujo medio extraño que Jeongin no entendió a la primera. Lo que más llamaba la atención en el dibujo era un mono de bolitas y palitos demasiado largo, lo que parecía ser cabello era color café y dentro del círculo más grande había dos círculos pequeños verdes—. En la escuela dicen que pintemos familia, este es papá —explicó el menor señalando el mismo dibujo que Jeongin había estado observando—- Este soy yo —señaló un muñequito más pequeño, de cabello amarillo y ojos color verde también, parecía darle la mano al dibujo más grande, del otro lado tenía a un dibujo de tamaño medio y usaba un vestido rosita, el cabello era castaño y Jeongin no entendió por qué si la madre del niño era rubia.
—Bebé, tu madre no es castaña —corrigió señalando el cabello café.
—No mamá —el menor mencionó mirando al otro—. Edes tu —las mejillas se le colorearon de rojo, mientras el omega permitía que una sonrisa amplia y dulce se pintara en su rostro a la vez que sentía el calor se extendía dentro de él a gran velocidad. ¿Acaso no era adorable?—. Soy familia. Tú y yo. Y papá —sonrió.
—Oh, mi niño precioso —inmediatamente atrajo al menor hacia su pecho rodeándolo con sus brazos—. Eres muy dulce, bebé —dejó un beso sobre sus cabellos meciéndolo suavemente.
—Es tuyo, toma —le extendió el dibujo el cual Jeongin inmediatamente escondió debajo de su agenda.
—Lo voy a atesorar con mi vida, pequeño.
Jeongin aún conserva ese dibujo y si es honesto, cuando se siente mal observa el dibujo pensando en lo mucho que ama a esa pequeña flor y lo feliz que es teniéndolo alrededor.
—Innieeeee —llamó el pequeño saliendo del elevador, en los meses siguientes que el niño había comenzado a asistir a las oficinas, había adoptado la costumbre de llegar cantando su nombre para obtener la respuesta del mayor.
—Un minuto, cielo —tarareó hacia el menor mostrando su dedo índice antes de girarse nuevamente a atender la llamada que tenía en ese momento. Cuando la comunicación se cortó, soltó un lento suspiro antes de girarse hacia el menor quien lo esperaba frente a su escritorio con las manos en la espalda—. Hola, niño bonito, ¿en qué puedo ayudarle? —bromeó mirando al niño con los ojos entrecerrados.
—Yo... Bu... budco uhm... —el pequeño pareció tener dificultades para poder expresarse. así que Jeongin no presionó, decidió que sería mejor esperar y darle su tiempo—. ¡Al más bonito! —volvió a sonreír amplio hacia el omega.
—¿Al más bonito, uh? ¿Tal vez un omega, algún alfa? —fingió pensar como si no entendiera a lo que se refería Félix.
—¡Sip! Bonito, mucho —asintió rápidamente antes de pararse se puntitas y dejar una flor sobre el escritorio—. Bonito como la flol.
—Mi dulce caramelo... —enternecido, el omega tomó la flor para olerla un poco, era apenas una flor común que seguro el niño había arrancado de cualquier parte, pero aun así, para él era demasiado dulce—. Ven aquí, mi niño precioso —se levantó de su lugar para ir hacia el pequeño y rodearlo en un fuerte abrazo—. Eres tan dulce conmigo, ¿quién te ha dado esto?
—Yo... Yo tomé —asintió nuevamente, esta vez con el ceño fruncido muy convencido de lo que decía mientras Jeongin regresaba a su lugar con el menor entre brazos.
—Y quién dice que soy bonito, ¿eh? —amigable, picoteó la mejilla del alfa menor antes de plantar un beso en ella.
—Yo —señaló su pequeño pecho sin alejar su vista de Jeongin—, y papá, papá también.
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