PRÓLOGO
———:::::::::::::::::::::::::::::::::::———
PRÓLOGO
———:::::::::::::::::::::::::::::::::::———
⊰─⊱JEON JUNGKOOK ⊰─⊱
●•●•●•● ҉ ●•●•●•●
Estornudé un par de veces. Todo el lugar estaba lleno de polvo, mucho polvo y la iluminación seguía siendo tenue. Aun así, continué avanzando hasta llegar a una estantería que se podía ver al fondo de la pequeña sala, pasé mis dedos haciendo un contacto suave con la empolvada superficie. Había títulos escritos a mano en los bordes de las pequeñas cajitas que estaban archivadas en perfectas filas, no entendí el orden, pero sus títulos me generaban curiosidad, aunque no tanta como lo que pareció un viejo aparato reproductor, esos que llegué a ver hace tiempo cuando yo era muy pequeño, me recordaba a mis padres, aquellos tiempos en los que aún éramos una feliz familia de cuatro.
Las puntas de mis dedos ya estaban sucias cuando toqué el segundo objeto que se apropió de mi atención, un aparato que era de color plateado, reluciente, al menos en la parte donde yo había retirado un poco del polvo. Fascinado, rápidamente empecé a desempolvar con mis manos el resto de la parte frontal de dicho artefacto, admirando el modelo. No era tan antiguo como creí, tenía reproductor de casetes, pero también de discos compactos.
—Aún funciona —fue inevitable dar un respingo, no esperaba que nadie me estuviera siguiendo y mi alma casi sale de mi cuerpo cuando escuché esa voz—, soy el único que lo utiliza, pero hace tiempo que no vengo a esta sala. Es una vieja adquisición, y es de muy buena calidad, a pesar del tiempo aún sigue funcionando.
Mi cuerpo se quedó inmóvil, congelado. Con cada paso que él daba más cerca sentía venir el regaño, la amenaza probablemente de muerte, pues el hombre que daba su total consentimiento para que su amo diera la orden de matar a su propio hijo, no tendría misericordia conmigo por haberle desobedecido.
Cerré los ojos, los apreté esperando la reprimenda que nunca llegó. Segundos más tarde escuché que sus pasos se detuvieron muy cerca. Abrí mi ojo derecho y no encontré al tío canas a mi lado como pensé, decidí tener mis dos ojos bien abiertos antes de moverme. Me giré y lo encontré dándome la espalda recorriendo con uno de sus dedos el trazo del pequeño camino que yo había dejado momentos antes sobre la superficie del estante lleno de archivos de... ¿son casetes?
El tío canas tomó una de las cajitas y luego caminó con calma hacia el viejo estéreo, el aparato lucía como nuevo, como si nunca hubiera pasado el tiempo, su estado era perfectamente el de un artículo recién fabricado. Vi al viejo acuclillarse tan ligero como un hombre joven para conectar el aparato al dispensador de la corriente eléctrica y luego estar nuevamente de pie sin ningún esfuerzo aparente. Tomó la cajita y sacó su contenido mirándolo con cierto brillo en sus orbes, haciendo un contacto visual con el objeto casi como si le fuera a hablar, su expresión decía tanto y a la vez no se entendía nada, era una situación bastante difícil de descifrar y que generaba cierta curiosidad en mí.
—Ven, hijo, te contaré una historia real, pero muy fantástica que pasó hace mucho, mucho tiempo.
Eso me dejó un poco más confundido. Seguramente me contaría una historia con un trasfondo terrorífico para asustarme y luego me amenazaría con matarme por haber pasado los límites.
—Lo que me va a contar... ¿es real o es fantástico? —solo pregunté para aligerar mis nervios. No tenía el valor de hacer la pregunta que rondaba en mi cabeza «¿Van a torturarme o a matarme por entrar sin permiso a esta sala secreta?».
—Es ambas —por un momento pasó por mi mente la inverosímil idea de que el viejo podía escuchar mis pensamientos—, porque es tan real como fantástico —me aclaró con voz serena.
¿Había dicho que estaba confundido? Sí, lo estaba, pero también estaba aliviado de no recibir un regaño y prefería escuchar lo que sea que el tío canas tenía que contar. Al menos para él parecía algo interesante e importante. Aunque verlo tan calmado y casi luciendo entusiasmado, era motivo de terror para mí. Pero sin importar el terror que el tío Jeon causaba en mí, muy en lo profundo de mi ser continuaba emergiendo esa curiosidad por saber más sobre el dueño de esa enorme casa y algo me decía que ese salón guardaba muchos de sus temibles secretos. Deseé con ahínco que esa historia que estaba próximo a escuchar tuviera que ver con él.
Lo que nunca imaginé es que aquel asunto, más tarde, resultaría estar ligado a mi familia y que sería mucho más importante para mí que para cualquier otra persona en el mundo.
*(777)*
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro