Capítulo 62
Capítulo 62
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HECATOMBES
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⊰─⊱Jeon Jungkook⊰─⊱
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Sia se quedó en el porche mirando hacia la puerta principal, como esperando a que Lisa saliera de nueva cuenta para estar junto a ella.
Nuestro pequeño grupo pasó de largo delante de la criatura para atravesar la puerta principal, mientras ella nos hacía una pronunciada reverencia.
Todos le devolvimos el gesto; unos con un poco de asombro, como Jung; otros, con cierta torpeza y desconfianza, como Yugyeom, quien imaginé que se sentía frustrado desde el ataque de Rangi por el incidente de la linterna.
Mientras Yugyeom estuvo con nosotros en la casa del Chamán, se mantuvo lo más alejado posible de Rangi y no lo culpaba por eso.
Rangi se había disculpado con él, sin embargo, eso no evitó que siguiera tomando el alejamiento como medida de precaución.
—¿Esa cosa nos saludó por su cuenta? —Jung miraba a Sia boquiabierto por encima de su hombro luego de atravesar el umbral del recibidor.
—No se vayan a creer que Sia nos respeta a nosotros —Nam-hyung reía por lo bajo—. Me temo que ese saludo fue solo para Jungkook.
No entendí su chiste, ¿por qué Sia iba a saludarme solo a mí?
Pasaron varios minutos en los que nos dispusimos a completar nuestras armas y, al salir de la mansión, me quedé atrás del grupo, no muy lejos del porche.
Estando de pie, a unos pocos pasos de Sia, eché una mirada rápida hacia la montaña. Entonces comprobé que la nube de Taehyung continuaba visible en el firmamento, provocando que mi ansiedad fuera en aumento.
Esperaba que, para entonces, la nube hubiera desaparecido, sin embargo ahí seguía. Me inquietaba demasiado que la situación de Taehyung no fuera tan simple como él intentaba hacerme creer.
Intenté comunicarme con él una vez más, sin embargo, se comportó grosero conmigo. Me gritó con molestia exigiéndome que no lo volviera a interrumpir, al menos por un buen rato.
Parecía enfadado conmigo y eso me hizo sentir terrible.
"Es que me he puesto de muy mal humor porque interrumpiste mi descanso. Hice una leve rabieta y se me rompió una garrita, no estoy herido, ¿entiendes? solo es una simple garra, por eso la nube no se va. ¿Qué te costaba esperar solo un poco?".
No comprendía lo que trataba de decir. ¿Qué esperaba de mí? ¿Se suponía que lo ignorara cuando obviamente sabía que estaba herido?
"No me hables hasta que yo lo haga primero, déjame dormir, lo necesito para que se me pase el mal humor. Ser dragón no es algo tan fácil de manejar, ¿comprendes?".
Todo lo que Taehyung decía esa noche me resultaba incoherente, como cuando una persona ebria balbucea lo primero que le sale de la boca, palabras sueltas y sin sentido. Alegatos y afirmaciones delirantes, sin tener una puta idea de lo que dice.
—¡Jeon! —Jung había regresado por mí, ya que me había quedado en el mismo punto donde me detuve a observar la nube que se posicionaba más allá de la montaña.
La voz de Jung me hizo volver en mí y también a la realidad que nos rodeaba. Con un nudo en la garganta sonreí hacia los demás, los cuales, estando a unos metros delante, donde se habían detenido a esperarme.
—Ya comprobaste que la gárgola viviente te muestra demasiado respeto. Pero deja de castigarla de esa manera.
Cuando Jung dijo gárgola miré hacia Sia, ella estaba inclinada hacia mí, en una pose de reverencia.
Y solo se recompuso cuando Jung y yo nos alejamos.
Una vez que atravesamos el jardín, nos dirigimos hacia la retaguardia de la formación del perímetro central y nos ubicamos en nuestros respectivos puestos. Según las instrucciones del señor Im.
Eché un vistazo más hacia la nube de Taehyung y tragué duro al tener que soportar la fuerte necesidad de dejar todo e ir corriendo hacia el domo.
Pero si Jin-hyung lo había dejado solo, debía ser por algo. O eso era lo que pretendía creer para tranquilizarme.
Cuando desvié la vista hacia el frente, a lo lejos, los rencores se amontonaban unos encima de otros junto al portón, formando una escalera con sus cuerpos para que los de atrás avanzaran.
Los komainus perseguían las cortinas de fuego que atacaban la barrera del muro, alejándose cada vez más de la entrada principal.
"Tú tienes un asunto urgente ahora mismo. Yo soy el que debería estar preocupado por ti y no al revés, Jungkookie".
Taehyung se dignó a hablarme sin que yo preguntara por él primero. Me llamó Jungkookie, entonces supe que ya no estaba enojado conmigo y un peso se liberó de mi cuerpo.
Los rencores habían traspasado la barrera en el perímetro de la entrada principal, inundando el portón como una ola de cuerpos indoloros.
Unos poniéndose a merced de los restantes, formando un puente de cuerpos humanos; otros sirviéndose de los cuerpos apilados escalándolos como escalones mal ataviados en una montaña.
—¡Esperen la orden! —gritó el señor Im.
Me enderecé en mi puesto al compás de la voz del señor Im. Necesitaba concentrarme y estar alerta.
Los guardias del perímetro central permanecimos quietos y observando la inminente invasión con anticipación.
"Jungkook, ya verifiqué cada helicóptero, ninguno pertenece al cuerpo militar, todos son de la prensa".
Rangi había vuelto de su investigación, llevaba largos minutos sin poder escucharlo porque se había alejado demasiado.
"Sobrevolarán por el campamento enemigo en poco tiempo".
Antes de hacer la comprobación de los helicópteros, el halcón parecía esperanzado, mas, a la vuelta, fue como si un duende le hubiese robado su mejor energía.
Pareció haberse desanimado un poco debido a que los helicópteros no pertenecían a la milicia.
Pronto los jardines del perímetro central se vieron invadidos por esos humanos poseídos de piel azulada, que emitían esos sonidos extraños, ahogados y espeluznantes.
Algunos de ellos, armados con nuestros propios sables dorados.
Sin pérdida de tiempo, corrían hacia nosotros, sus ojos inyectados de sangre y sus gestos sedientos de violencia.
El ambiente bullía en gritos de batalla a los lejos y en los sonidos agresivos y extraños de los rencores que venían al encuentro de un enfrentamiento.
—¡Retrocedan veinte pasos sin romper filas!
El señor Im dio una segunda orden y nosotros obedecimos al instante. Aunque, en el ínterin de la breve marcha, pude discernir que más de un guardia se encontraba en una lucha interna por no perder la calma o no sucumbir al miedo, mientras que otros trataban en vano de controlar los fuertes temblores que aporreaban sus cuerpos.
En un momento inesperado, la komainu hembra cayó de nuestro lado del muro, aplastando en masas a los cuerpos poseídos que habían logrado atravesar la entrada.
Pero no todos eran alcanzados por los feroces ataques de la komainu, algunos de ellos se escaparon con destreza de los intentos de aplastamiento y continuaban avanzando con mucha determinación hacia nuestra formación.
Mis manos ya dolían de tanto apretar con fuerza los mangos de mis sables.
Deseaba estar en la primera línea de la formación para poder llevarme a esos rencores tan esquivos por delante. No obstante, en mi posición, aún no podía hacer nada.
Debido a la misión principal para destruir las vasijas contenedoras de los hwasaenghaji, los otros guardias tenían la orden de cubrirnos a nosotros cuatro, siendo Minho la prioridad.
Aún no conocíamos la ubicación de tales vasijas, ya que los amigos de Rangi, aún no aparecían y ellos eran los que estaban encargados de comprobar dicha información.
Al parecer Lisa y Jin habían llegado al techo de la mansión, pues Sia había entrado en acción sobrevolando el portón principal.
La criatura alada, con una agresividad salvaje se deshacía de la escalera humana que cubría el metal negro del portón, aunque los rencores no tardaban en reconstruirla al poco tiempo.
En aquella segunda ocasión, los cuerpos poseídos asustaban más por la cantidad que había de ellos que por la ferocidad y peligrosidad individual de sus ataques.
Aun así, el número de los rencores que traspasaban la entrada, aminoraba en gran medida, todo gracias a Sia y la komainu hembra.
Y con esa metodología, la primera línea de la formación central avanzaba sin una sola pérdida.
Aunque no podía decir lo mismo de las formaciones colaterales. Sobre todo, la que no tenía la ayuda extra de una Sia o de alguno de los komainu.
El plan era esperar a que las hordas disminuyeran hasta que ya no quedaran tantos rencores en torno al campamento enemigo.
Una vez que el campamento estuviera un poco despejado, Minho, Jackson y Sia entrarían en acción de la manera más discreta posible.
"Cuidado, van a dispararle a la gallina, están apuntando a su posición con una de las catapultas", avisó Rangi con urgencia.
—¡Retiren a Sia! —grité a todo pulmón, mirando hacia el techo de la
Mansión.
Al no poder estar seguro de que Lisa me escuchara, miré hacia el señor Im y, en efecto, él estaba usando su radio, aunque no sabía si se estaba comunicando con Jin-hyung, quien estaba con Lisa en el techo.
El ruido de una explosión me hizo desviar la atención hacia el portón. Una cortina de humo y ascuas luminosas elevándose hacia el firmamento frente a nosotros.
—¡Sia! —grité con desespero.
«El plan se ha echado a perder», pensé, creyendo que la gárgola había sido alcanzada por el disparo y consumida por la explosión.
Segundos después, el ave gigante se posó detrás de nosotros, rompiendo parte de nuestra formación, por el estrépito de sus enormes alas.
Respiré aliviado y sonreí al verla.
—Lisa dice que Sia te da las gracias, Jungkook. —El señor Im miraba a Sia sonriendo impresionado—. Ella escapó en cuanto te escuchó. A Lisa no le hubiera dado tiempo de darle una orden.
—Señor, ahora sabemos que la tienen en la mira —le dije al señor Im, preocupado—, no podemos perderla, sino el plan...
—Lo sabemos, tranquilo. Ya nos ocupamos nosotros.
"Parece que en verdad crees que todo depende de esa gallina. ¿Entonces para que estoy yo?".
Rangi sobrevolaba por encima de la formación donde estábamos.
«No es momento para celos, Rangi», pensé enderezándome para esperar pacientemente en mi puesto.
Era una lástima que Rangi no me escuchara a mí, me hubiese gustado tener la oportunidad de molestarlo un poco más de lo que ya estaba.
Lo mejor de todo, es que sabía que Taehyung seguía despierto y pendiente de todo lo que sucedía de nuestro lado, de otra forma, Rangi no se hubiese enterado de mi preocupación por Sia.
Dudaba que a aquella altura y con todo el alboroto, Rangi hubiera podido escuchar algo o a alguien en específico.
Desvíe la vista hacia la montaña por un momento más, solo para tragar duro al comprobar que la nube de Taehyung permanecía sobre la ubicación del domo.
Si solo se hubiera lastimado una garra, no estaría herido por tanto tiempo. Sabía que me estaba mintiendo para no preocuparme, pero la nube lo exponía de manera potencial.
⊰─⊱ Kim Taehyung⊰─⊱
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El domo se empezó a sentir vacío y más como una prisión. En cuanto Jin, Lisa y Jimin se alejaron a través de túnel montando a Sia, me dispuse a liberar a Jeon.
—Kim, no es necesario que haga esto —intentó persuadir Jeon tan pronto se retiró la máscara y la mordaza.
—Si no quieres correr el riesgo de quedarte atrapado aquí, será mejor que bajes esas escaleras mientras puedes contar con ellas —le advertí, impaciente.
—¡No! ¡Recapacite! Todos allá están arriesgando sus vidas. Solo para mantenerle a salvo.
—Por eso se los debo. Tengo que luchar junto a ellos.
—Pero si le atrapan...
—¡¿Si me atrapan?! —reí con ironía—. Vinieron por Kim, el inmortal que hace aparecer oro cuando derrama sangre. No creo que hayan venido preparados para cazar a un dragón, Jeon.
—Quién podría saberlo, no conocemos nada sobre nuestro enemigo y al parecer ellos saben más de usted que nosotros mismos.
—Podría ser. Pero eso no es razón suficiente para quedarme de brazos cruzados.
—Kim, ahora está confirmado que usted es una criatura sagrada, no vale la pena que se haga daño. Podría toparse con un hwasaenghaji. ¿Y si lo hacen caer bajo sus hechizos? Será un gran desperdicio de muchas vidas y todo lo que hemos hecho mi familia y yo...
—¡Silencio!, Jeon. Es buena hora para devolverles algo de lo que he recibido. Justamente.
El recuerdo de los hwasaenghaji me provocó un escalofrío. Tan solo de hacerme la idea de Jungkook enfrentándose a uno de esos seres aterradores e incombatibles, me alteraba los nervios.
Estaba tan harto de tenerle paciencia a Jeon que decidí tomar su pequeño cuerpo con una de mis patas delanteras para depositarlo con cuidado sobre la escalera.
Su cuerpo se sentía tan frágil entre mis extraños y endurecidos dedos.
Empujé la escalera para alejarla del hueco, hasta donde alcanzaron las extensiones de mis patas.
—Está cometiendo el peor error, Kim.
—¡Basta! Más vale que empieces a correr, porque estoy dispuesto a sacrificarnos para salir de aquí.
Con esas palabras empecé a arremeter contra el concreto.
Vi a Jeon tambalearse y sosteniéndose fuerte de las escaleras.
Hice una pausa para darle una última oportunidad de alejarse.
El cuerpo no me dolía mucho, menos parecía herido, aunque el concreto tampoco había cedido como esperaba. Abrir un hueco con el tamaño suficiente para bajar al túnel no sería tan fácil, pero no había tiempo para negativas.
Jeon leyó la determinación en mi mirada a través del hueco. En silencio, empezó a bajar las escaleras.
Sus movimientos estaban marcados por una inquietante nerviosidad, una manifestación de profunda paranoia grabada en cada gesto.
Su entereza había sido sepultada en algún punto donde perdió el control de todo y de mí.
No había ningún buggi cerca, así que, si el ya no tan estoico Jeon Sangjoong quería vivir, debía recorrer el túnel a pie.
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Una vez que Jin, Lisa y Jimin estuvieron en la posición acordada, le avisé al primero que enviara al señor Min a acudir a una situación que se estaba presentando con el entrenador de los novatos, el tal jefe Seungri.
"Taehyung. ¿Está muy difícil? No te oyes bien. Te duele, ¿verdad?".
Mientras Jin se preocupaba por mi estado, el entrenador de los novatos, iba en camino hacia la mansión con un gran grupo compuesto por el resto de novatos más inexpertos, también parte de los empleados de Full Moon y de la nave industrial que antes se encontraban en el refugio.
Todos los hombres, en específico.
Decidí contárselo a Jin.
"¿Ese tipo qué se cree? Debe estar loco, pero Min puede enviar a otra persona a encargarse de él. Es un asunto de menor importancia ¿Por qué tiene que ser el propio Min quien se encargue?".
«Necesito que no pierdas la concentración, lo que pasa es que Eunwoo ha sido involucrado».
"¡¿Qué?!".
«Por favor, contrólate, Jin».
"¿Cómo me pides que me controle? ¡Es mi hermano! No basta con poner en peligro a mi Joonnie, ¡ahora también a mi hermano!".
«Jin, el señor Min se encargará».
"Está bien, claro que se encargará, pero si quedo vivo de esta, a ese maldito calvo, yo lo mato".
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Le había pedido otro gran favor al señor Min a través de Jin.
Mientras me esforzaba en deshacerme del concreto usando mi fuerza y mi cuerpo, estaba atento a lo que sucedía a la distancia, esperando escuchar la voz de los pensamientos de Min Yoongi, por segunda vez.
Sintiéndome un poco mareado por el esfuerzo, empezaba a creer que el señor Min no había aceptado retirarse el talismán, como yo le había pedido a través de Jin.
Pero al paso de los minutos me vi sorprendido por sus pensamientos.
"¿Señor? Soy su servidor, Min Yoongi. A sus órdenes".
«Señor Min».
"Se encuentra herido, señor".
«Sí, pero es algo de menor importancia. ¿Cómo lo supiste?».
"La nube, señor".
«Oh, ya veo... si eres capaz de verla, entonces sí debes ser un ser divino».
"¿Ya lo sabía? Pensaba que no se había dado cuenta".
«No lo sabía, me lo dijeron hace poco».
"Esa Lisa".
«No, fue el ancestro de Lisa».
"Oh, ya veo. Pero indistintamente de los seres divinos simples, soy un sacerdote guerrero, mi señor".
«Con que un Sacerdote. ¿Por qué me llamas mi señor?», quise saber.
"Porque lo es. A diferencia de la legislación de Los Tres Ríos y sus parcas, los seres divinos pensamos que usted es un ser superior. Fui creado después del reloj, por usted y para usted, señor".
Su declaración me afectó tanto que dejé el oficio del concreto por un instante.
«Oh, ya veo. Entonces esa es la razón por la que has estado a media relación con el señor Park».
Supuse que Jimin era ajeno a toda aquella información, por eso se le veía tan confundido y tan frustrado con relación al señor Min.
"Así es, señor".
«¿Qué pasaría si yo te libero de tu deber para conmigo?».
"No lo sé, mi señor, probablemente, desaparecería y crearían a alguien mejor para el trabajo".
«Oh, eso no suena bien. ¿Y si... te concedo mi permiso para que estés junto a él?».
"No lo sé, mi señor. Es algo más complicado que eso. Perdí una parte de mis poderes la única vez que estuvimos juntos. Después de eso, me desmayo cada vez que hago uso de los mismos".
«Temes que desaparezcan tus poderes por completo?».
"Mi temor no es perder mis poderes, es el posible hecho de que, al perderlos, yo también desaparezca".
Antes de que yo pudiera responder a eso, el señor Min recibió una llamada por radio.
Según los pensamientos de Min, el señor Im lo requería con urgencia. No se dirigió a mí hasta terminar su comunicación con su mano derecha —el señor Im—, confirmando que iba en camino hacia su puesto en los jardines frontales de la mansión.
"Me temo que no podré ocuparme yo mismo del asunto con Seungri, lo lamento, cuestión de prioridades, pero enviaré a Daesang".
De esa manera el talismán cortó nuestra interacción.
Lo que dijo el señor Rangi acerca de los seres divinos, en ese momento me pareció acertado. No podía ser ni más cierto ni más real.
Min solo debía esperar unos minutos más y se encontraría con los vehículos cargados de niños y hombres muertos de miedo e incertidumbre al no saber a qué los estaban obligando a enfrentarse.
¿Cómo iba a decirle a Jin que Min no hizo nada para evitar que su hermano entrara en el terreno de la batalla que estaba librándose en los jardines de Full Moon?
Y que, por tanto, Eunwoo y esos empleados inocentes, estarían en manos de un tal Daesang.
⊰─⊱Jeon Jungkook⊰─⊱
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Luego de traspasar los límites de la montaña, discerní que la nube de Taehyng se estaba acercando a nosotros con una velocidad antinatural, para ser una nube. Lo que indicaba que él estaba viniendo hacia la mansión.
Una sensación de felicidad me invadió por el hecho de hacerme la idea de que él había recuperado su forma humana, que ya no era más un dragón. De otra forma, no habría podido salir del domo.
«Debiste decirme que te dejara dormir antes, si era todo lo que necesitabas para regresar a tu forma real», pensé sonriendo para mí mismo.
Él respondió a mi pensamiento con una carcajada airosa y casi susurrante. Fue una lástima, no pude distinguir si su voz había cambiado. Así confirmaría si mi suposición era cierta o si me había equivocado.
En aquel momento vislumbré una figura distinta a los rencores atravesando los límites de la barrera. Parecía flotar por encima de los cuerpos que formaban un puente sobre el portón principal.
Un manto oscuro y corroído lo envolvía desde la cabeza hasta los pies. Se movía con el viento como un velo.
La criatura se retiró el velo de su cabeza, dejando al descubierto pura oscuridad debajo de su capucha y unos ojos que destellaban una luz roja como la sangre.
Entonces sentí un halo más frio que la nieve recorriendo toda mi espina dorsal. Aunque lo intentaba, no podía apartar la vista de aquella figura alta y fantasmal.
Todo alrededor fue cambiando con rapidez, ya no se escuchaba absolutamente nada. El fulgor de la batalla parecía un recuerdo lejano. Como la experiencia de una pesadilla. Todo pareció haber desaparecido. No podía ver nada más que a aquel espectro oscuro.
De pronto el plumaje de Rangi se interpuso entre nosotros, haciéndome despertar de un trance en el que no sabía que me encontraba.
Los gritos y rugidos de la batalla se amplificaron como si de interruptor se tratase, casi que me provocaron un sangrado en los oídos.
Caí hacia atrás porque trastabillé al retroceder, ya que la fuerza del batir de las alas de Rangi casi lograba chocar directo con mi rostro.
Incorporándome sobre mis antebrazos vi elevarse una cortina de fuego del otro lado del muro, la cual proyectó una sombra altísima a lo largo del Jardín.
Era la sombra del hwasaenhagi que casi me hechizaba por segunda vez.
Un helicóptero fue envestido por la munición de una catapulta, perdió el control y se estrelló del otro lado del muro a causa de la llamarada.
Namjoon me ofreció su mano para ayudarme a poner de pie.
Muchos de los camaradas habían roto las filas y retrocedido con inminente terror.
Todos huían del hwasaenghagi.
—¿Todo bien, Jeon? —indagó Nam elevando una ceja escudriñadora.
Asentí tragando saliva, asegurándome de que mis rasgos faciales expresaran neutralidad.
"No digas que estás bien. Debes informar que ese hwansaenhagi te ha marcado", Rangi sonaba nervioso.
El ave no se apartaba de mi lado.
Los rencores aprovecharon el retroceso de la formación para arremeter contra quienes quedaron en la primera línea. Dejando cierto espacio al hwasaenghaji.
Cuando el hwasaenghagi pisó terreno de Full Moon, la komainu fue tras él.
No me sorprendió cuando todos los intentos de la komainu de aplastar la figura con sus patas y al igual que los ataques con sus fauces, fueron frustrados de una manera burlesca.
Aquella escena me resultó muy escalofriante.
La figura se deshacía entre las patas y las fauces de la Komainu. No era un ser palpable, era como si estuviera hecho de humo negro.
La komainu rugía de frustración por no poder dañar a su enemigo, mientras la alta figura se deslizaba con lentitud sobre la nieve avanzando hacia la formación central.
Nuestra formación.
⊰─⊱Kim Taehyung⊰─⊱
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Fueron más de cuatro veces que perdí las fuerzas por el daño en mi cuerpo, antes de lograr deslizarme por el túnel.
En algún punto dejé a Jeon atrás.
No sabía que podía ser tan veloz, traspasé todo el trayecto del túnel en un pestañear y, al llegar a la abertura de la gárgola, sonreí al encontrarme con un gran hueco en la pared —el otro equipo de obreros sí llegó a realizar su trabajo—, lo atravesé sin inconveniente, no obstante, al deslizarme hacia el pasillo del ala norte, me encontré con que el corredor quedó un poco estrecho. Apenas cabía, por lo que se me hacía casi imposible deslizarme a través de.
La construcción había sido demolida en gran parte, forzar mi avance me lastimaba, pero ya no tanto, podía soportarlo bien. A duras penas mi cabeza rozó la última abertura, la cual daba hacia los jardines laterales de la mansión.
En su momento hice tanta presión con mis patas para salir, que, al impulsarme hacia delante, salí disparado con la fuerza de un cañón.
Me lastimé mucho en el proceso, al chocar contra la estructura del lado opuesto del jardín y esa última vez escuché el tronar de mis huesos. Esperé un momento para recuperarme y, desde los escombros que causé con la falta de control de mi cuerpo, luego me impulsé hacia arriba con la intención de tener una vista a cierta altura para poder observar el panorama.
No era capaz de calcular o medir mi fuerza, pues me elevé tan alto que la mansión desapareció debajo de las nubes y toda la neblina que se concentraba en el área.
Decidí tratar de controlarme y descender lo más despacio posible, como si me dejara caer, para evitar algún error imperdonable.
En mi lento descenso, puede visualizar la mansión y también a unos cuatro helicópteros rondando fuera de la propiedad.
Intenté dirigir mi caída cerca de los jardines de la mansión.
El aire contaminado del olor penetrante de la sangre, los potentes rugidos de los komainus, los gritos de la batalla, los aullidos de dolor y el choque metálico de las armas, me provocaban una fuerte jaqueca que fue disminuyendo a medida que me fui acostumbrando.
La atmosfera era más que tensa, el paisaje podía retratarse como una pesadilla en su máxima expresión.
La quietud del domo fue algo que añoré sin pensar y sin tener el propósito de ser egoísta, pues el ambiente de la mansión era apocalíptico.
De cierto que era una batalla con mucho más impacto que la que dio lugar en la capital, hacía unos cincuenta años atrás.
Desde aquella altura podía escuchar distintas situaciones. Por un lado , Eunwoo, no se había librado del peligro, el tal Daesung parecía llevarse bien con Seungri; por otro lado, Jin había visto una sombra alzarse como una montaña y derribar a uno de los helicópteros con un tipo de llama líquida, era un ser vivo, pero no sabía qué era con exactitud; por último, estaba la voz del pensamiento de Rangi, escuchándose angustiada por un ausente Jungkook.
Busqué con la mirada a Jungkook entre la multitud de uniformados, pero aun con mi visión prismática, era inútil tratar de enfocarlo.
Aún me encontraba a una altura demasiado elevada por encima de Full Moon.
Me tomaría tiempo descender a aquella velocidad, pero preferí no correr el riesgo, ya que estaba casi seguro de que podía perder el control de mi velocidad si decidía acelerar el aterrizaje.
⊰─⊱Jeon Jungkook⊰─⊱
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Los rencores allanaron todo el jardín central mientras nosotros nos replegábamos. Poco a poco el enemigo ganaba terreno, debido a que la komainu seguía ocupada detrás del hwasaenghaji intentando, en vano, destruirlo.
Eso no solo estaba pasando con nuestra formación, sino con las demás. A la derecha, vislumbré a dos hwasaenghagi y a la izquierda, dos más.
—Jin dice que deberíamos retirarnos ahora —escuché decir al señor Im.
—¿Por qué haríamos eso? —inquirió Min con interés.
Im solo se encogió de hombros.
La formación estaba perdiendo su centro, los camaradas se estaban replegando a gran velocidad.
Una sexta presencia se les estaba uniendo a los hwasaenghaji, una criatura de tamaño colosal, atravesaba el bosque detrás del muro como una sombra.
Imponente, como una montaña.
Mi piel se erizó por completo al atestíguar la manera en que una gigantesca serpiente se elevaba ingrávida por encima de la altura del gran muro.
—¡Retirada! —gritó el señor Im con su mirada fija, más que impactada, hacia la descomunal y terrorífica criatura.
Un dragón revestido de escamas tan negras como la noche y, algunas más, rojas como el vino tinto.
Algunos pelos rojizos detrás de su cabeza, se extendían a lo largo de su cuello y espalda, se mecían con el viento, luciendo como una creen de caballo.
A eso debía referirse Jin cuando advirtió que debíamos retirarnos.
Los camaradas no dudaron en acelerar el paso. Obedeciendo la orden de retirada, corrieron dirigiéndose hacia el punto de encuentro para ponerse a salvo.
—Esto sí que es inesperado. —El jefe Min también contemplaba el gran dragón, pero no parecía atemorizarse ante la imponente amenaza—. No estábamos listos para algo como aquello.
El señor Min, tampoco despegaba la mirada del dragón que se aproximaba con una lentitud lúdica y, antes de que yo volteara a ver al enemigo de nueva cuenta, observé cómo el jefe Min soltaba el nudo de su talismán y lo dejaba caer despacio sobre la nieve.
—¡Retirada! ¡Retirada! —repetían las voces de los camaradas como un eco entre el ruido de la batalla.
—Oye, ¡Jeon Jungkook! Me parece que necesitaré, un par de esas píldoras. —Min me miraba serio.
Namjoon, al verme paralizado, se adelantó sacando algunas píldoras de su bolsillo delantero para entregárselas al jefe Min.
El jefe Min dijo algo al oído del señor Im. El segundo asintió apretando los labios en una línea.
—Escuadrón de los cuatro, vengan conmigo. —El señor Im se separó del jefe Min, no sin antes darle un fuerte abrazo que duró varios segundos.
Un potente rugido que no venía de los Komainus arrasó con cada aliento en derredor.
—Vine por ti...
»—Deja de esconderte, ¡cobarde!
»—Está vez no habrá escapatoria.
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La mayoría de los nuestros había abandonado los jardines frontales.
La minoría, ni siquiera tuvieron chanse de moverse, pues cayeron en trance, bajo el hechizo de los hwasaenghaji.
El inmenso dragón negro, se encontraba estático detrás del muro, como si algo le impidiera traspasar la barrera. Cosa que no entendía, porque ya los hwasaenghaji la habían traspasado sin ningún impedimento.
Desde su lugar, solo seguía llamando por alguien, que todos sabíamos se trataba de Taehyung.
—Escuchen —empezó el señor Im, mientras el jefe Min se separaba de nosotros al llegar a la entrada de la mansión—, las cosas no se están dando según nuestro plan, pero igual, lo que necesitábamos era que el campamento enemigo quedara lo más despejado posible.
Mientras Im hablaba, miré sobre mi hombro y observé a Min yendo directo hacia el portón principal, blandiendo su espada contra todo rencor que intentaba atacarlo.
Más allá, los hwasaenghaji se habían quedado como estatuas rodeados por varias capas de humo, tan quietos como si estuvieran meditando dentro de su oscura burbuja. Esa era la señal que Min estuvo esperando para avanzar.
De pronto, una gran parte de los camaradas que quedaron bajo el hechizo de los hwasaenghaji, empezaron a levitar, segundos después, empezaron a ocurrir los hechos más extraños y horrorosos, tanto que, incluso Im, había parado de hablar para observar los distintos escenarios.
Algunos de los hechizados de la formación central empezaron a elevarse al mismo tiempo. Despertando de sus trances cuando sus cuerpos yacían en el aire, con la cara hacia arriba y brazos y piernas extendidas.
Intentaban moverse, pero era inultil, como si una cuerda invisible es impidiera abandonar aquella pose.
Los gritos de agonía y dolor se expandían por el aire al unísono cuando una fuerza invisible empezó a tirar de sus extremidades hasta desprenderse en un estallido de sangre y cuerpos desmembrados.
Sus cuerpos cercenados cayeron con precipitación sobre la nieve y los gritos de dolor y agonía aumentaban a medida que la nieve se teñía de rojo alrededor de ellos.
Min llegó hasta el portón esquivando a los rencores e ignorando a los subordinados que estaban recibiendo una sentencia de agonía y muerte de parte de los hwasaenghaji.
Quedó de pie, frente al enorme dragón.
No entendía qué pretendía hacer Min solo contra un descomunal dragón, pero su intento de hazaña hizo reaccionar al señor Im.
—Jungkook-ssi, por favor, necesito que Rangi verifique si el campamento enemigo está lo suficientemente despejado.
Desde que el hwasaenghaji me había marcado, Rangi se negaba a apartarse de mí. Pero en esa ocasión aceptó.
«Eso te pudo haber pasado a ti. No mires a esos malditos a los ojos, ¿entendido?». Rangi no esperó a que yo respondiera. Alzó vuelo directo hacia el campamento enemigo.
—Jin, ya es hora —anunció el señor Im por su radio—, dile a Lisa que necesitamos a Sia.
Entramos a la mansión y vimos pasar a los últimos camaradas dirigiéndose al punto de encuentro.
—Subamos al techo —dijo Im, al tomar las escaleras corriendo.
Minho se desvió hacia las armas tomando un arco y una aljaba con suficientes flechas. Los demás lo imitaron.
—Toma un juego —me ordenó Namjoon, dejándome perplejo. Él sabía que yo no tenía afinidad o práctica en arquería— para el jefe Im.
«¿Jefe Im?», pensé mirando a través de la ventana. Desde el momento en que Min decidió enfrentarse a aquel dragón, Im se había convertido en el
Jefe.
A lo lejos, Min yacía sobre la nieve, boca arriba y el gigantesco dragón se encontraba desparramado con la mitad de su cuerpo sobre el portón y la otra sobre la nieve, del otro lado del muro, a diferencia del jefe Min, el dragón daba señales de seguir vivo, aunque apenas podía abrir los ojos.
Mi corazón dio una sacudida y mi pecho se hundió en medio de la aprensión que lo invadió.
Un camarada se subió sobre la mesa de las armas para soltar un bajante metálico que cubrió la vista hacia afuera. Más sonidos metálicos indicaron que hicieron lo mismo con el resto de las ventanas.
La mansión sería usada como nuestra fortaleza.
Los otros habían avanzado por las escaleras cuando me obligaron a abandonar la triste vista que brindaba la ventana. Corrí con el alma estrujada para alcanzarlos.
El mismo jefe Min nos advirtió que habría más pérdidas de las que podíamos imaginar, aun así, hasta nuestro último aliento, debíamos mantenernos enfocados.
El dragón negro era un enemigo con el que ninguno de nosotros iba a poder. El jefe Min lo dio todo para evitarnos una muerte inminente y darnos más tiempo.
Me hacía preguntarme cómo es que pudo ser tan valiente. No era humano tanta fortaleza y determinación, nunca le vi ni un solo signo de miedo.
Al llegar a la azotea, nos encontramos con una escena desgarradora. Jimin yacía sobre el suelo llorando desconsolado. Lisa trataba de consolarlo, pero ella lloraba tanto que parecía que también necesitaba consuelo.
Solté el arco que llevaba para el jefe Im, corrí hacía ellos para abrazar a Jimin y él se aferró a mí con tanta fuerza que casi sentía mis huesos comprimiéndose.
—Los hwasaenghaji están avanzando —Jin apenas podía articular las palabras, sus ojos estaban enrojecidos, al igual que los de Lisa.
Los demás no perdieron tiempo para unirse a los otros arqueros que disparaban flechas sin cesar.
—Lisa, no podemos arriesgarnos a perder a Sia —el jefe Im trataba de contener las lágrimas mientras disparaba sus flechas hacia los rencores, pero le era imposible.
Otro helicóptero se aproximó hacia el cuerpo del dragón, que aún yacía sin fuerzas para moverse.
La chica asintió ante las palabras del jefe Im enjugándose las lágrimas y Sia no tardó en aterrizar en la azotea.
Minho dejó de disparar, fue hacia la criatura y se detuvo frente a ella haciendo una reverencia. Jackson lo imitó y la criatura los saludó después de unos largos segundos.
—Ella está lista para ustedes —aseguró Lisa, sorbiendo por la nariz.
Dos halcones sobrevolaban el cielo con un tercero siendo sostenido por sus alas con las garras de los primeros.
Uno de los amigos de Rangi, estaba herido.
«No solo está despejado, sino que sabemos la ubicación exacta de las vasijas», Rangi sonaba más que satisfecho.
Di la noticia a los demás, quienes preguntaron qué le había pasado al halcón cuando fue depositado sobre el concreto cubierto de nieve del techo.
«El muy tonto quiso hacerse el héroe», pensó el otro amigo de Rangi. «En cuanto el dragón salió de su tienda, nosotros entramos a esta. Sospechábamos que allí se encontraban las vasijas, pero teníamos que comprobarlo, TOP se transformó en humano para destruirlas en cuanto las vimos. Pero no contaba con que la chamana Jisoo nos había seguido».
Minho y Jackson no perdieron tiempo para subir sobre Sia. La cual alzó el vuelo hacia el campamento enemigo. Los tres fueron seguidos por el amigo de Rangi, quien parecía convencido de querer vengar lo que la chamana Jisoo le hizo a TOP y también al clan Han.
Todos seguían disparando flechas a los rencores, mientras que los hwasaenghaji se preparaban para hacerle ceremonia de tortura a las demás víctimas, las cuales continuaban inmóviles como estatuas bajo su hechizo, eran los desafortunados elegidos para una próxima hecatombe.
Tomé uno de los arcos que dejaron Minho y Jackson, a pesar de mi poca práctica con el instrumento, no podía solo quedarme mirando.
Estaba a punto de disparar una tercera flecha cuando visualicé a Eunwoo entre los rencores, blandiendo un sable junto con otros hombres armados y sin uniforme.
—¡No! —el grito de Jin fue desgarrador, él también había visto a su hermano en los jardines—, ¡Eunwoo, no!
Todos miramos hacia Jin. Jung, quien estaba a su lado, tuvo que sostenerlo, pues, sin pensar, Jin casi se lanza del techo.
Namjoon corrió hacia la salida manifestando que iría por Eunwoo.
—¡Lo traeré! —vociferó mientras cojeaba al correr, perdiéndose por las escaleras.
Yo quise seguir a Namjoon, pero la voz del Jefe Im me detuvo.
—¡Jeon! ¡Las vasijas primero!
Miré hacia Jimin, quien aún lloraba con amargura en un rincón del techo y, paralizado en mi lugar, apretando los dientes y los labios, dejé que las lágrimas dieran rienda suelta por todas las emociones que me abrumaban.
Detrás de mí, Jin se dividía entre gritos desgarradores por Eunwoo y por Namjoon, quien ya se había ido a tratar de rescatar a su cuñado.
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Distinguí la figura de Sía que volaba hacia nosotros cuando un estruendo levantó una humareda de tierra y nieve detrás del muro casi junto al cuerpo del dragón negro.
Un brillo trascendía el ambiente como destellos de pequeñas luces.
Una masa blanca y dorada apareció ante nosotros.
—¡No puede ser!, ¡tienen otro dragón! —el jefe Im, tragó saliva desconcertado.
—Ese no es de ellos —contradijo Lisa—. Ese está de nuestro lado.
Las escamas doradas y blancas de Taehyung refractaban las luces y el fuego cual diamantes.
Se acercaba con lentitud hacia el dragón negro, el cual reaccionó a su presencia, alzando la cabeza con lentitud y poca fuerza.
—¡Uno es increíble, dos son una locura! —A bordo del helicóptero, una reportera miraba hacia la cámara, la cual, a su vez, apuntaba hacia ambos dragones. Los estaban filmando en vivo—. Estamos presenciando en directo un encuentro de dragones. Algo nunca antes visto. Y si no estoy en un error, el segundo dragón... ¡es el propio *Hwang-Ryong!
»—La noche de hoy, las leyendas reviven ante nuestros ojos. Y nos preguntamos... ¿Quién será el otro dragón?
—Hasta que decidiste aparecer —articuló la voz impostada y siniestra del dragón negro.
«Taehyung».
"Concéntrate en tus asuntos y déjame encargarme de este, no me distraigas", tragué saliva con fuerza, saboreando un amargo inalterable.
Sentí la oscuridad de la tristeza invadirme como una sombra escurridiza.
Sía había aterrizado sobre la azotea y seguido adoptó una posición para que yo subiera a su cuello junto a Jung.
En ese momento, fue cuando más pude comprender el dolor de Jimin y de Jin, pues Taehyung estaba a punto de enfrentarse contra aquel dragón mucho más grande y más fuerte que él y no había nada que yo pudiera hacer para evitarlo.
Sía sobrevoló los jardines conmigo y Jung a bordo y yo no hice nada más que mantener la vista sobre el dragón dorado hasta perderlo de vista en la lejanía.
El peso de la angustia aplastándome, inmisericorde.
Sintiendo con cada aleteo de Sia que estaba dejando mi corazón atrás.
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*Hwang-Ryong (황룡).
Este es un dragón amarillo (dorado) muy popular en la mitología oriental, sobre todo, en la china. Representa el cambio de estaciones y la tierra. En Korea se le conoce como Hwang-Ryong.
Además, según la leyenda, estaba relacionado con el oro.
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Estimados wattpaders, pido disculpas porque esta vez he tardado más de lo acostumbrado. Espero que la extensión del capítulo recompense algo a cambio.
Si todo sale como quiero, la primera parte de esta historia llegará a su fin muy pronto.
Muchas gracias a todos los que han dejado su amor y apoyo a ABLLL, también a aquellos lectores fantasma que han mostrado interés, aunque no se atrevan a votar o a comentar, apoyan con las vistas.
¡Gracias a todos aquellos que me han acompañado hasta aquí!🙏
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