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Capítulo 61



Capítulo 61

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FORMACIÓN

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⊰─⊱ Kim Taehyung⊰─⊱

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Tuve una larga conversación con el maestro Rangi que inició en cuanto lo localicé. Me explicó que venía desde la capital y me contó todo lo que vio allá.

Hablamos acerca de Lisa, de lo que ella significaba. Ella era tan importante para él como lo era Jungkook para mí. El maestro Rangi tenía el mismo deseo que yo de poner a salvo a su ser más amado. Estaba enormemente preocupado por ella. Me contó acerca del ataque a la casa de los Hang, su clan. Me explicó que Lisa era la única sobreviviente a dicho ataque porque no se encontraba allí.

La decisión de mudarse salvó su vida, Sin embargo, su permanencia en Full Moon representaba el mayor de los peligros, porque los mismos que atacaron a su clan, son los que ahora amenazan con la destrucción de Full Moon.

Incluso me habló de todo lo que vio en el campamento de los atacantes en la mañana.

Me preguntó qué sabía acerca de los Hwasaenghaji.

"Los destinados a no reencarnar No pueden poseer ningún cuerpo ni tampoco materializarse por completo con ningún conjuro conocido. Existe una forma siniestra de hacerlos aparecer como espectros en el plano de los vivos. Como espectros impalpables, son entes invensibles y tienen el poder de hipnotizar a quienes conectan con sus ojos a cierta distancia. Aquellos que caen bajo la hipnosis sufren episodios de los ultimos momentos de vida del hwasaenghaji agresor y pierden la vida exactamente sintiendo literalmente lo que ellos sintieron".

Era todo lo que sabía.

"Eso es correcto, pero ellos no pueden ir y venir por cuenta propia, luego de invocar sus espíritus, son encerrados en una vasija como un genio siniestro dentro de una lámpara y la invocación dura menos de un día. A veces, unas horas, aunque ignoro cuántas pueden ser el mínimo con exactitud".

"Hasta el momento, eso era lo que le había enseñado a mi familia acerca de los hwansaenghaji, sin embargo, estos chamanes han unido conocimientos y han inventado algún ritual muy poderoso que les permite materializarlos y controlarlos por medio de unas máscaras de huesos, también les permite mantenerlos en este plano por más tiempo del que conocía".

Eso sonaba tan aterrador.

"Siendo espectros, los hwasaenghaji solo pueden dañar a una persona a la vez, pero al materializarse, podrían arrasar con todos lo que se crucen en su camino, ya que sus ojos serán completamente visibles a la distancia y en ellos radica su mayor poder".

«Es decir, que ya no necesitarán estar cara a cara con sus víctimas».

"¡Exacto! Si sus ojos se materializan, podrían cobrar varias víctimas al mismo tiempo. No tendrían que esforzarse en acercarse los humanos para obligarlos a hacer contacto visual".

«Siendo así, sus ojos podrían hipnotizar a grupos enteros. Pero lo que es igual tampoco es ventaja, querría decir que, siendo materiales, bien podrían ser vulnerables a nuestro metal. Si ellos se materializan, nosotros podríamos dañarlos también.

"Tendríamos que pelear como ciegos, a ojos cerrados. Sería una batalla perdida".

Eso tenía que saberlo Min. Así que me apresuré a explicarle a Jin, para que, a su vez, se lo explicara por radio a él.

No era algo seguro, pero no perdíamos nada intentándolo.

«Le prometo que Lisa estará bien protegida», le afirmé al maestro Rangi.

"Yo confío en Jungkook y él confía ciegamente en usted. Si me hace esa promesa, entonces puedo estar menos preocupado por ella".

«Hablaré con Min para que sea su escolta personal».

"¡¿Se refiere al ser divino?! Kim, me parece que no me ha entendido, no puedo perder a Lisa, ella es todo para mí. Debería protegerla usted mismo. Los seres divinos siempre tienen una misión principal y no suelen desenfocarse".

«No sé a lo que se refiere con ser divino, pero le doy mi palabra, Min será su escolta. Por favor, vaya con Jungkook, él y su hermana están en la casa de la montaña, asegúrese de que su mente permanezca despejada, la muchacha suele ser un dolor de cabeza y de seguro que él estará muy pendiente de ella».

"Eso lo sé muy bien. Iré directo hacia ellos. Por favor, le encargo a mi preciada Lisa, le prometo que protegeré a Jungkook".

Lejos de hacerme sentir aliviado, aquel intercambio de promesas causó que mi desespero por salir del domo se intensificara. Necesitaba estar al lado de Jungkook, mis escamas quemaban por dentro debido a la impotencia de saber que él podría tener un enfrentamiento con tales criaturas invencibles.

Todo el que ha sido objetivo de los hwasaenghaji se ha convertido en víctima de sus hipnosis mortíferas. La única manera de no perder contra ellos, es huyendo lejos, muy lejos, para mantenerse fuera del alcance de sus ojos.

Me angustiaba saber de sobra que Jungkook no era de los que saldrían huyendo en una pelea. Pero un enfrentamiento con un Hwasaenghaji no era uno de puño contra puño, ni de filo contra filo, con ellos no había oportunidad de ganar.

Yo debía estar allá afuera, debía estar con él. Pero estaba atrapado en lo que antes fue mi refugio.

Respiré hondo y dejé salir un fuerte resoplido, olvidándome de que no debía hacer ruido para no llamar la atención de los obreros, los cuales podían alterarse si se percataban de mi presencia.

—¿Qué fue eso? ¿Ustedes lo escucharon? —Uno de los trabajadores notó mi presencia detrás de la cortina que se extendía impidiéndoles la vista. Debido a mi descuido, muy a pesar de todo el ruido de los taladros, ese hombre pudo escucharme.

Jin volteó a verme con una mirada de reproche que cambió de forma automática a una sonrisa dirigida al obrero curioso. 

Por supuesto que negó escuchar algo, pero el obrero insistía, entonces Jimin y Lisa le siguieron la corriente a Jin para que el obrero olvidara el asunto.

Lo que no sabían era que no lo habían convencido como les hizo creer a los tres.



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Jin, Jimin y Lisa continuaban con la lectura a pesar del ruido y todo el polvo fino que levantaba el proceso de demolición. Los tres tuvieron que usar esas mascarillas que ocupaban los obreros para protegerse.

Jin pidió una extra para Jeon, quien la aceptó de inmediato cuando Jimin se la colocó.

—¡Encontré algo! ¡Es sobre los dragones! —Lisa se puso de pie y su acto fue tan repentino que llamó la atención de los obreros e, incluso, yo pegué un respingo.

Jimin le reclamó de inmediato a la muchacha por su desconsideración y Jin se llevó ambas manos hacia su pecho.

Lisa sonrió de oreja a oreja hacia Jimin como si nada, señalando el párrafo de su libro, que luego colocó sobre la mesa frente frente a Jin.

Los obreros, al ver a Lisa sonriendo con normalidad, le restaron importancia al asunto y decidieron continuar con su trabajo.

Cuando Jin leyó, pude enterarme de lo que estaba escrito sin que él tuviera que hacerlo en voz alta.

El río es el habitad natural para estas criaturas sagradas, tanto para los originales como para los que han surgido de otra especie.

Jin levantó la cabeza y miró hacia mí con cierta pena. Luego se sacudió y continuó leyendo.

De estas bestias sagradas se sabe poco. Hay leyendas que cuentan que los dragones gobernaban el mundo y que sus hijos primogénitos se convertían en sus sucesores. A partir de esto, se creó la idea para explicar por qué algunos tenían cinco garras, mientras que otros poseían tan solo cuatro.

Los dragones de cinco garras eran casi imposibles de ver.

Explicaban que el dragón de cinco garras era el verdadero rey, los de cuatro garras eran los príncipes.

Pero ninguna de estas leyendas de reyes dragones es cierta.

Los dragones son criaturas sagradas y, como se ha mencionado antes, el río es su habitad natural. Una cosa sí es cierta, puede haber dragones de cuatro garras y también de cinco, aunque rara vez se ha visto dragones de cinco garras.

El número de garras tiene un significado que dista mucho de las leyendas de los reyes dragones.

Los dragones de cuatro garras son aquellos que nacen de un huevo de dragón y con su forma natural de dragón; mientras que los de cinco garras, son aquellos que nacen de un huevo de dragón, pero con la forma de otra especie. También los dragones de cinco garras son especies benignas que han sido maldecidas o bendecidas por un dragón y, al cabo de cincuenta años, toman la forma de un gran dragón, entonces cada uno de sus pies y manos se convierten en cinco garras.

Jin hizo una pausa para pasar la hoja.

«Continúa». Me metí en la cabeza de Jin. Instándolo a seguir con la lectura.

El negó mirando hacia mí.

—Es todo, no hay más —musitó con tristeza.

—Creo que falta una hoja —murmuró Jimin, que estaba a un costado de Jin, contemplando el libro.

Eso fue como un golpe seco directo al estómago. Todas mis esperanzas volando lejos de mí y volviéndose inalcanzables.

Esperaba que el texto explicara cómo un dragón de cinco garras puede regresar a su forma anterior. Pero solo dejaba dicho que a cualquier especie que le toque convertirse en dragón simplemente seguirá siendo un dragón.

Desde la noche en la que fui maldecido, mi destino estuvo sellado... Vivir en las profundidades del río como una bestia escondida de la humanidad era lo que me deparaba el futuro.




⊰─⊱Jeon Jungkook⊰─⊱

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Estábamos a unos cuantos metros de distancia de la casa del chamán. La niebla persistía en esconder el panorama a distancia.

Cuando llegamos a donde habíamos estacionado el vehículo que conseguí en el centro de los novatos. Nayeon se negaba a separarse de mí.

—Ven conmigo, Jungkook-oppa —rogaba con ojos suplicantes.

—Sí, ven con nosotros —secundó Mark, el cual agachó la cabeza con tristeza cuando le entregué una mirada con el ceño fruncido.

Nayeon no me podía entender. Quería estar a su lado, en verdad sí quería, pero no podía huir de la batalla. En cambio, yo sí la entendía a ella, sabía que trataba de convencerme porque aquella podía ser la última vez que nos veríamos.

Nayeon había roto fuente, era inminente que el parto se le había adelantado debido todas las situaciones que tuvo que pasar aquel día desde temprano.

Sus ojos suplicaban más que sus palabras. Gruesas lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Ella me abrazó y apretó mi cintura con tanta fuerza que temía que su vientre fuera a reventar.

La separé de mí con cuidado. Habían pasado diez minutos desde su última contracción.

—En el hospital estarás más segura. Mark cuidará de ti y Rangi te protegerá.

"No, Jungkook, no puedo separarme de ti, cuidarte es mi garantía de que Lisa esté bien", se quejó Rangi de inmediato.

Miré hacia el halcón con enojo. Iba a reclamarle por su actitud, mas no lo hice porque, en ese momento, sentí la mano de Heena sobre mi hombro.

—No te preocupes. Yo la protegeré.

De alguna manera, la Nueve Colas supo que Rangi se estaba negando a cuidar a Nayeon.

Negué de inmediato hacia ella, necesitaba que fuera Rangi quien la protegiera. En el hospital también estaba Jihyo y quién sabía lo que podían hacer dos Kumiho en el mismo lugar donde iba a estar Nayeon.

No confiaba del todo en Heena.

—Sé que no confías en mí y ahora no hay tiempo para convencerte de que sí puedes hacerlo. Le dejaré mi esfera a Jung como garantía.

Heena le había quitado la esfera a Jung momentos antes, cuando nos preparábamos para salir.

La miré con los ojos entrecerrados. Y me mordí el labio inferior por la indecisión.

—Si le pasa algo a ella o la bebé —Jung enfrentó a Heena con una mirada amenazante—, yo mismo te buscaré y te haré pedazos.

—Si algo le pasa —Heena le devolvió el gesto retador a Jung—, es porque ya yo estaría muerta.

La Kumiho sorprendió a Jung tomando su rostro y juntando sus labios. Al separarse, una luz fluorescente contenida en una burbuja salió de la boca de la Nueve Colas y se introdujo a la cavidad de Jung, de esa forma, la esfera volvió a alojarse en el cuerpo de Jung.

Henna se acercó a Nayeon y luego me miró solicitando mi confirmación. Le bastó un solo asentimiento mío para tomar en brazos a mi hermana y empezar su camino hacia el vehículo.

Nayeon gritaba mi nombre y el de Jung, como una niña desesperada, desde el interior del vehículo.

—Por favor, no maten a mis hermanas —Vociferó Heena antes de poner en marcha el vehículo.

—Jungkook-sunbaenim —Soobin había llegado corriendo cuando íbamos a caminar para atravesar el naranjal y así llegar hasta el vehículo de Minho.

Ya nos habíamos despedido, pero el chico me abrazó otra vez. Al
Soltarme, tomó mi mano y me entregó unas cuantas píldoras de las que seguro Rangi había dejado debajo de las escaleras en la mansión.

Le agradecí al chico revolviendo su cabello. Él se quedaría a cuidar del viejo chamán. Le sonreí mientras rogaba a las deidades que nos volviéramos a ver.

El claxon del vehículo más allá del naranjal nos hizo alebrestarnos. Minho, Jackson y Yugyeom ya habían llegado y nos esperaban a bordo.

—Adiós, Soobin-ah —se despidió Namjoon, quien estaba muy silencioso desde que se enteró que Jin había tomado las riendas de Full Moon.

Jung también volvió a despedirse de Soobin.

Pasaron muchas cosas en la
Mansión mientras nosotros estuvimos con nuestros propias situaciones. Cosas que Taehyung seguro sabía y no me las dijo. Aunque estaba seguro de que él imaginó que Minho nos lo iba a informar de todas maneras.

A puro trote sobre la nieve, atravesamos el naranjal. Mientras avanzábamos, escuché a Namjoon quejarse por lo bajo. Pues todavía la herida es en su pierna no sanaba del todo.

Subimos al auto y Minho lo puso en marcha en cuanto estuvimos a bordo.

Un pensamiento triste me hizo sacar la cabeza por la ventanilla y mirar hacia el cielo, el cual aún no empezaba a despejarse de la niebla.

El pensamiento vino de arriba, Rangi estaba preocupado por sus amigos. Pues ellos nunca volvieron del campamento enemigo, si regresaban más tarde a la casa del chamán, ya no nos encontrarían.




⊰─⊱Kim Taehyung⊰─⊱

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Jin volteó de súbito cuando escuchó pasos acercándose. Uno de los obreros había traspasado la línea del perímetro en labor.

—¿Sucede algo? —inquirió Jin saliendo al encuentro del hombre para detener su intromisión.

—Necesito ir al baño —explicó el sujeto.

No pude evitar exhalar con inquietud. En el domo no solo había un baño, pero si dejaban pasar a los obreros quedaría expuesto y también un encadenado y amordazado Jeon Sangjoon.

»—¿Qué fue eso? —cuestionó el trabajador con sospecha.

—Lo siento mucho. Solo hay un baño aquí y está averiado —Jin trataba de llenarse de paciencia.

Hubo un silencio de casi un minuto.

Los obreros estaban llenos de pensamientos acerca del ambiente fuera de la mansión. Desconocían todo lo que estaba sucediendo, pero sospechaban que algo grande estaba movilizando a todos los centinelas de Full Moon.

Todos esos hombres con uniformes y armados hasta los tobillos, vehículos yendo y viniendo, toda aquella movilización alrededor de la mansión les parecía más una zona militar que una vivienda.

»—Pero puede usar cualquier baño de la mansión, el que usted prefiera —Jin trataba de ser amable, para no parecerse a Sangjoong.

—Pero señor, la mansión está demasiado lejos.

Otros dos hombres más se acercaron a ellos.

—¿No nos dejarán ir al baño? —quiso confirmar uno de los otros dos que se acercaron al límite que se les había impuesto.

—No es eso... —comenzó a explicar Jin.

Jimin separó la vista de su libro y levantó la cabeza, interesado en la conversación.

—Si es porque está averiado, podemos repararlo, señor —propuso el tercer obrero.

—¿Qué sucede? —inquirió Jimin, acercándose al grupo—. ¿Por qué intentan pasarse de listos con nosotros? Están traspasando sus límites.

—Señor, solo queremos usar el baño. Hemos trabajado por horas sin descanso, pero necesitamos orinar. Podemos reparar el baño, si ese es el inconveniente.

—El señor Kim se encuentra en este domo.

—¡Jimin-ssi! —Jin parecía no poder creer lo que escuchó.

—Es por eso que no pueden pasar. Busquen un baño en la mansión —agregó Jimin, haciendo caso omiso al reclamo de Jin y regresando a la mesa para volver a tomar su libro.

Hubo un gran silencio por parte de los obreros antes de pronunciar sus disculpas y escucharlos detener la operación para bajar las escaleras. Los seis hombres necesitaban ir al baño y también tomar un descanso.

"¿Será que ese chico bajito con mal carácter es el señor Kim?", se preguntó uno de los obreros. Al igual que ese, otros más se empezaban a formularse preguntas relacionadas conmigo.

Lisa se quedó mirando a sus dos acompañantes mientras Jin le dedicaba una mirada de reproche al más bajito. Por lo visto, Jimin se estaba volviendo más desafiante que Jin y eso era mucho decir.

Jin parecía tener una lucha interna con el tema del uso y abuso del poder, por otra parte, a Jimin no parecía molestarle en lo absoluto hacer buen uso de la autoridad.

Lo que Jimin no sabía era que su declaración había aumentado las sospechas de los obreros e incitado su curiosidad por mí.




⊰─⊱Jeon Jungkook⊰─⊱

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Cuando llegamos a los jardines de la mansión, del otro lado del muro que limitaba la propiedad de Full Moon, los Komainus rugían y los rencores soltaban gritos ahogados de agonía.

Los rencores no eran rivales para los Komainus, aunque lo cierto es que nos superaban más de diez veces en número, solo les llevábamos ventaja gracias al ingenio de nuestros chamanes.

Eso era lo que pensaba hasta que, frente al portón, empezó a levantarse una enorme cortina de fuego que amenazaba con traspasar la barrera.

Todos los hombres de Full Moon estaban formados a lo largo y ancho del terreno, había cientos de uniformados, mientras que, del otro lado del muro, los komainus evitaban que los rencores traspasaran los límites.

Minho lideraba nuestro pequeño grupo y le escuché preguntar a alguien por la ubicación del jefe Min.

"Están cargando unas catapultas construidas con madera". Rangi sobrevolaba la zona aledaña al bosque de afuera de Full Moon. "Están llegando más rencores desde otros lugares del país. Esta mañana no había tantos, al parecer se han estado reuniendo otros más en el transcurso del día".

En lo que escuchaba los pensamientos de Rangi otra gran cortina de fuego arremetió contra el portón, pero no llegó lejos debido a la barrera y algo, como una ventisca, que hizo que la llamarada se retrajera.

—Están buscando otra manera de debilitar la barrera, incluso construyeron catapultas. —Apreté el mango de mi sable con fuerza.

Seguíamos abriéndonos paso a través de la formación para encontrarnos con el jefe Min.

—Pues eso no les va a funcionar. El fuego es un elemento que los Komainus pueden absorber —Namjoon habló con mucha seguridad—, así como vimos que acaba de pasar.

Al parecer, lo que pensé que se trataba de una ventisca, debió ser uno de los komainus absorbiendo la enorme llamarada.

Dos cortinas de humo y fuego más se elevaron al mismo tiempo, una a la derecha y otra a la izquierda del portón, pero aquella vez, a unos cien metros de distancia del portón. Cuando solo quedaba la humareda y ascendían múltiples ascuas debido al expreso trabajo de los komainus, otras dos cortinas de fuego surgieron al doble de distancia.

Namjoon-hyung y yo nos miramos cuando casi llegábamos a donde estaba el jefe Min.

—Están llevando un plan a cabo —musitó Nam mirándome y luego miró hacia Minho, quien apretó la mandíbula en un gesto de coraje.

—Los están alejando poco a poco —dije refiriéndome a los komainus. Namjoon asintió en compresión.

Con los Komainus persiguiendo el fuego a los lejos, los rencores tendrían la oportunidad de amontonarse en el portón, tal como la última vez.

"Unos helicópteros se aproximan". Rangi avisó mientras observaba el panorama del otro lado de la pared. "Veré si pertenecen al cuerpo militar".

Quise avisar de los helicópteros que vio Rangi, pero no dije nada para no interrumpir a Jung:

—Maldito hijos de puta, no van a obtener lo que quieren. El señor Kim ahora es un maldito dragón —Jung escupió sobre la nieve con desprecio.

—Me gustaría verles las caras si es que llegan a encontrarlo —Minho se veía enojado, pero al mismo tiempo sus labios esbozaron una leve sonrisa.

Cuando hyung estaba serio, daba miedo, pero cuando esbozaba aquella sonrisa siniestra, aterraba.




⊰─⊱Kim Taehyung⊰─⊱

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Una vez que bajaron las escaleras, los obreros empezaron a murmurar mientras subían alos buggies. Encontraban todo muy sospechoso, desde el comportamiento de los tres jóvenes que sólo leían y leían, hasta la supuesta presencia del señor Kim en aquel lugar.

—Dicen que viene a este domo cuando está enfermo.

—Si estuviera enfermo, no se quedaría en un lugar donde estén destruyendo la estructura.

—Ni siquiera esa mujer y esos dos hombres deberían estar encerrados ahí.

—No sé cómo podían sentarse a leer mientras hacíamos todo ese ruido y levantábamos tanto polvo.

—A mí me da más curiosidad el señor Kim. ¿Por qué quiere hacer un hueco en el piso y también destruir la pared de la entrada secreta a este lugar?

—No solo eso. También ampliar el pasillo del ala norte completa. Hasta la boquilla del Jardín del centro de la mansión.

—Eso es fácil, el tal Jin nos pidió que lo ampliáramos con la medida suficiente para que cupiera un camión, seguro es para traer comida y otras cosas.

—Pues a mí me inquieta más todo el movimiento qué hay allá, afuera de mansión. Tengo un mal presentimiento sobre eso.

—¿Qué tal si todo lo que sucede allá tiene que ver con lo que están haciendo estos tres muchachos de aquí?

—¿Y si salimos de nuestras dudas?

«Jin, los obreros están regresando, pretenden comprobar mi presencia». Me metí en la cabeza del castaño. Quien se puso de pie de inmediato.

Uno de los obreros había subido las escaleras con rapidez y Jin no tuvo tiempo de detenerlo cuando el hombre atravesó el umbral de la cortina.

Se quedó en estado de estupefacción al toparse con mi presencia. Nuestros ojos haciendo contacto.

El hombre trastabilló al retroceder por el susto. Calló de espaldas con torpeza.

Jin le tocó el hombro y el obrero reaccionó con un grito exagerado.

Los otros corrieron y traspasaron la cortina. Entonces gritaron de horror cuando me vieron. Empujaron a Jin cuando alcanzaron a ver a Jeon encadenado haciendo movimientos inútiles y con una mordaza bajo la máscara transparente.

"Ese hombre debe ser su comida". El obrero que pensó eso no reconocía a Jeon.

"El señor Jeon fue secuestrado, debo informarlo a su hijo Minho". El jefe de ellos, sin embargo, sí sabía bien de quién se trataba el hombre encadenado. No obstante, interpretó la situación como un secuestro, asociando los eventos como un cierto tipo de golpe de estado hacia el señor de Full Moon.

Lisa y Jimin estaban junto a Jin, mientras los hombres retrocedían poco a poco.

—Ustedes sobrepasaron los límites —Jimin acusó a los obreros con el ceño fruncido—. Su único trabajo es ampliar la salida hacia el túnel. No tenían por qué ser tan curiosos.

Lisa se acercó a donde había caído el primer obrero, donde quedó un pequeño charco amarillento mezclado con el polvo del concreto sobre el piso.

—Si ya orinaron, deberían ponerse a trabajar —sugirió la chica alzando una ceja y mirando el charco con los brazos cruzados.

El que parecía ser el líder de los obreros negó y no perdió tiempo para salir corriendo hacia las escaleras, los demás lo siguieron temblando de miedo.

Jimin desenvainó su sable dispuesto a perseguirlos.

—Jimin-ssi. Detente —ordené con tosquedad.

El chico se detuvo de inmediato. Los obreros se amontonaron para bajar la escalera y gritaron de terror al escuchar mi potente y siniestra voz.

Jin seguía sin decir nada. Estaba rojo de la rabia que sentía consigo mismo.

—Ese monstruo habla —observó el último de los obreros que esperaba por su turno de bajar la escalera—. ¿Qué demonios está pasando?

—Cállense y dense prisa —urgió el líder de los obreros.

Los tres chicos quedaron con los hombros caídos. Jin se enfadó cuando se percató de que Jeon reía a pesar de la mordaza que amortiguaba el sonido.

"Maldito viejo de mierda. Nunca te he escuchado reír, pero ahora te da la gana de hacerlo", pensó Jin con los puños apretados por la rabia.

—Típico de ti. Te divierte la desgracia de los demás. Maldito viejo enfermo —masculló, escupiendo de la rabia.

Jin miraba a Jeon con desprecio, mientras el cuerpo de éste se sacudía debido al estallido de risas amortiguadas por la mordaza. Al estar imposibilitado, aquella era su única manera de molestar a su hijo. No de jaba de mirarlo, ni de reírse en su cara.

Minutos después, Jin y Jimin tomaron las herramientas que los obreros dejaron abandonadas e intentaron continuar con el trabajo por sus propias manos.

A ambos les faltaba la destreza que caracterizaba a los obreros expertos, aun así, parecían no querer rendirse con las maquinarias.

Los pensamientos de Jin eran frustrantes, se le hacía que a aquel ritmo terminarían de abrir el espacio suficiente dentro de un mes. Eso era mucho tiempo y tiempo era lo que yo menos tenía, pues Jungkook, Minho y los otros ya habían llegado a los jardines de la mansión y estaban a punto de reunirse con el señor Min.

Ya no había más tiempo para perder.

—Lisa, Jimin. El señor Min los necesita, vayan ahora mismo.

—Pero... —Jin intentó quejarse porque Jimin y él apenas le estaban agarrando el truco al taladro eléctrico.

—No, Jin, incluso te necesitan también. Ya todo empezó.

»—Lisa, mantente alejada de los rencores, el señor Min dijo que puedes controlar a Sia desde el techo de Full Moon.

—¿Cía? —musitó Jimin, ladeando la cabeza, confundido.

—Jimin, por favor, no te separes de ella, si Lisa entra físicamente en batalla será una desventaja, pues Min acudirá a protegerla porque yo se lo pedí.

Jimin seguía un poco confundido, pero asintió en acuerdo.

—No voy a dejarte solo aquí —gritó Jin a punto de llorar.

—No estoy solo, Jeon me acompañará —ironicé tratando de esbozar una sonrisa.

Lisa se movió rápido tomando su capa y su sable.

—¡Espérame, brujita! No piensas irte sin mí ¿O sí?! —Jimin corrió a hacer lo mismo que ella.

Jin se quedó estupefacto mientras observaba a los dos menores yéndose como si salieran la iglesia. O eso fue lo que él pensó.

Necesitaba que él tampoco pusiera resistencia para irse con los demás.

—Y si ninguno de nosotros sobrevivimos... ¿quién te traerá sopa de algas?

Él se quedó mirando hacia el hueco que habían logrado abrir los obreros. Dos gruesas lágrimas se deslizaron por su rostro enrojecido, la abertura no era lo suficientemente ancha para que yo cupiera.

"Lo vas a hacer, ¿verdad? Por eso nos estás echando a todos, incluso a mí", pensó mientras volvía a mirarme, pero señalando el hueco detrás de él.

—¡Jin-ssi! —Jimin vociferó desde abajo—, ¡los obreros se llevaron todos lo buggies!

Escuché que Lisa le asestó un leve golpe al otro.

—¡Cállate, oppa! Para eso está Sia.

—¿Cía? O sea, ¿la policía?

Escuché que Lisa le repartió un golpe más a Jimin, logrando que aquel se quejara con ella.

—Si eso te dolió tanto, mejor ni pienses en ir a la batalla, se te saldrán la orina y los ojos de tanto gritar.

Jin me miraba con sentimientos divididos, comprendía su lucha con la indecisión entre irse o quedarse. Pero él me conocía bien, sabía que mis intenciones no eran quedarme encerrado como el cobarde que siempre fui. Sabía que, si se trataba de la vida de Jungkook, no me importaba enfrentar todo el dolor que hubiera que soportar.

Aunque el dolor fue siempre el peor de mis miedos, nunca me asustó más que perder a Jungkook.




⊰─⊱Jeon Jungkook⊰─⊱

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De boca del propio jefe Min y del señor Im, terminamos de escuchar el plan de la formación para unirnos a la lucha.

La misión principal era destruir las vacijas de los Hwasaenghaji. Para eso tendríamos que infiltrarnos en el campamento enemigo. Cosa que no podíamos hacer en masa o en grupo.

Por lo cual, Minho y Jackson se ofrecieron para completar la misión. El plan de contingencia era que Jung y yo los cubriéramos en caso de que ellos fallaran.

Todos debíamos movilizarnos para buscar nuestro puesto en la formación según dicho plan.  Estaba esperando por mis indicaciones cuando escuché un fuerte graznido que venía del interior de la mansión.

Esa era Sia y todos volteamos a ver hacia la entrada principal de la mansión cuando su majestuosidad de doradas plumas apareció en el estrecho porche.

Un grupo salía de la casa detrás de la criatura, entre ellos reconocí a Lisa y a Jimin.

Daesung se interponía en el camino de Lisa. Mientras que esta trataba de rodearlo para dirigirse hacia los jardines.

Más allá del portón, como a unos cuatrocientos metros, una lengua de fuego logró traspasar la barrera, provocando que los guardias reaccionaran con gritos y retrocedieran. El fuego tardó unos trenta segundos en disolverse, llegando a quemar algunos arbustos sin hojas de la zona interior.

Sin moverme de mi sitio, volví a prestar atención a la situación de la entrada de la mansión.

Lisa estaba discutiendo con Jimin, supuestamente por desobedecer al señor Kim. Más bien, ambos discutían sobre que no había necesidad de que ella luchara, sin embargo, la chica amenazó a Jimin con el gran pico de Sia.

Lisa parecía ir en serio, de esa manera el jefe Min tuvo que intervenir.

—Lisa-ssi, tu vida vale la de muchos otros —dijo el jefe Min a la distancia, mientras caminaba hacia ella—. Si algo te pasa se desencadenarán muchas desgracias. Todas pueden evitarse si obedeces ahora.

—Pero señor, ya he luchado contra los renco...

—Tu pariente desaparecerá si algo te sucede. Te necesita viva porque eres su única familia. Todos los Hans están muertos. ¿Comprendes?

Fue una forma muy dura de hacerle saber a Lisa que su familia ya no estaba en este mundo. A la chica le faltaron las fuerzas de sus piernas mientras sus ojos se quedaron fijos en la nada. Su expresión de coraje se borró por completo.

»—¿Comprendes? —repitió el jefe Min.

—Comprendo lo que dice, pero ni siquiera sé quién es ese supuesto pariente que pretende cuidarme. No lo necesito. Me fui de casa porque sé cuidarme sola, ¿okey?

Lisa gritaba entre llantos y lágrimas. Quería hacerte la valiente a pesar de estar llorando casi como una niña.

—Te equivocas. Nunca has estado sola, Lisa —discrepó el jefe Min.

—¡Exacto! Todos ustedes están conmigo. No sé por qué se preocupan tanto, estaré con Sia. No me pasará nada.

Sia soltó un graznido y extendió sus alas haciendo caer a algunos de los que estaba agrupados a los lados del porche.

—Tu única misión, aparte de sobrevivir, es controlar a Sia. Eso puedes hacerlo desde el techo —aclaró el jefe volteando para regresar a su anterior posición.

—No soy una inútil, no les tengo miedo a esos rencores —vociferó Lisa hacia la espalda del jefe Min, mientras limpiaba sus lágrimas.

El jefe Min no le respondió más nada, ni tampoco volteó a mirarla.

Lisa iba a montar sobre Sía cuando la voz de Jin la detuvo:

—Tú lugar es en el techo, conmigo, jovencita. Deja de hacer que el Jefe Min pierda su valioso tiempo. Basta de berrinches y evítanos más problemas a todos.

Jin traía un arco que medía el alto de su tamaño. Agarró a Lisa por un brazo con fuerza y la arrastró hacia el interior de la mansión.

Sia los observaba inclinando la cabeza hacia varios lados, pero no se movió de su sitio, aunque Lisa amenazaba a Jin con hacer que Sia le arrancara la mano.

Me alegraba ver a Jin-hyung, pero al mismo tiempo, me preocupaba.

«Taehyung, ¿estás bien?, ¿por qué te han dejado solo?», me apresuré a consultar.

"Porque esos tres son muy ruidosos y necesito dormir", la voz de Taehyung sonaba un poco más rara en mi cabeza que las veces anteriores. "No he dormido en todo el día, ya no puedo luchar más contra el sueño".

Estaba seguro de que él sabía todo lo que estaba sucediendo, sin embargo, ¿quería que yo le creyera que iba a echarse a dormir?

Algo estaba tramando, porque esa no era una de sus medias verdades, sino que una total y estúpida mentira.

Taehyung, en vez de lograr despreocuparme, solo consiguió que aumentara mi estado de ansiedad.

Pero no tuve mucho tiempo de pensar en qué hacer, pues una gran explosión junto una lengua de fuego irrumpieron las lejanías de los jardines, traspasando la barrera, logrando asesinar a algunos de los guardias de aquel perímetro y también hiriendo a otros.

A los lejos puede ver a los rencores entrando por la abertura que se hizo en el muro y a los guardias arremeter contra ellos.

Eso que sucedía allá, también se repitió del lado contrario.

Nam-Hyung y yo nos miramos y Jung puso una mano en mi hombro.

—No nos separemos —dijo con una mirada decidida.

Jackson imitó a Jung poniendo la mano en el hombro de Minho y repitiendo sus palabras.

Minho gimoteó con ironía, pero sorprendió a Jackson con un abrazo.

Jung quería hacer lo mismo que ellos, pero yo lo miré como se mira a una cosa rara y asquerosa antes de alejarme del grupo.

Mis pasos se detuvieron cuando sentí que algo me llamaba a la distancia. Cuando volteé hacia la dirección correcta mis ojos se abrieron de par en par.

Detrás de la montaña, la nube oscura formándose mientras descendía con la forma de un tornado en cámara lenta.

Era la nube oscura de Taehyung, aquella que despedía luz y koban antiguos. 

Mi mente se llenó de pésimos pensamientos y mis piernas perdieron la fuerza por un momento. Esa nube no tenía nada que ver con la luna roja.

«¡Taehyung!».

Taehyung, estaba herido y estaba solo.

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