Capítulo 54
Capítulo 54
———:::::::::::::::::::::::::::::::::::———
EL REINICIO DEL RELOJ
———:::::::::::::::::::::::::::::::::::———
⊰─⊱Jeon Jungkook ⊰─⊱
●•●•●•● ҉ ●•●•●•●
Abrí los ojos con pereza. Me pesaban los párpados y mi vista era bastante nublada al principio, pero poco a poco fue cobrando nitidez. Una mezcla fuerte de olores me invadió, y lo más extraño fue que, entre todos los aromas, percibí el de la colonia del tío Heechul, a pesar de los años lo recordaba como el primer día, aquella esencia a bergamota sobresalía dentro de la almalgama como un rastro indeseable.
Supe que me desperté en mi habitación en cuanto fui capaz de observar el entorno, los cuadros que adornaban las paredes y, junto a la puerta, mis maletas, que había dejado preparadas la mañana anterior para el viaje que debí haber hecho hacia Seúl, ambas se encontraban distinto a cómo las dejé, había una desecha y la otra mal ataviada.
Buscaba la figura del tío Heechul, pero el único rastro de su presencia en la habitación era el aroma de su maldita colonia. La estancia hubiese aparecido tan solitaria ante mí de no ser por Rangi, quien me observaba con uno de sus ojos ladeando su cabeza emplumada desde el posadero de la ventana, del lado de afuera, donde se apreciaba la claridad de un amanecer nevado, sin rastro de niebla.
—¿Un hombre de bastón y sombrero estuvo por aquí? —hablé con la incómoda sensación de sentir la boca llena de líquido, mi propio fluido emanando con exageración—. ¿Qué quería?
Mi vista continuó mejorando despacio, pero había algo que no andaba bien. No llevaba puesto el uniforme; sentía la piel pegajosa, como si hubiera sudado y dejado secar la humedad salada a su antojo; los labios secos y, aunque pareciera contradictorio, también un cúmulo de saliva amarga en mi garganta que se negaba a ser tragado.
Me senté de súbito sobre la cama, todo me daba vueltas, aún así, me puse de pie con movimientos torpes y ligeramente temblorosos. Estando solo en ropa interior, fui hacia la ventana para dejar entrar a Rangi, me apoyé en la pared para desplazarme hacia el baño, necesitaba escupir.
"Iba a preguntar cómo te sientes, pero ya veo que no te recuperas del todo". Rangi sonaba algo preocupado, revoloteó por todo el lugar, incluyendo el baño, parecía buscar alguna trampa o algo así. "El hombre por el cual preguntas le dijo al rubio de gafas que vino a ver cómo estabas, pero creo que más bien le importaba más encontrar tus cigarrillos, en cuanto lo dejaron solo, buscó por todas partes".
A pesar de aquellos síntomas enfermizos, sentía todas mis fuerzas, sin embargo, el mareo se hacía más turbulento a medida que intentaba caminar. Pronto empecé a tener arcadas, entonces me apresuré tambaleante y con pasos descoordinados hasta el lavado. Cerré los ojos y lo dejé salir. Luego de vaciar mi estómago, me sentí mejor. Fue un gran alivio, uno casi inmediato.
Cuando abrí los ojos me quedé congelado por la impresión de lo que había frente a mí. Sobre el lavado, una masa viscosa y oscura como la noche se movía cual babosa buscando un lento escape por el desagüe, era más o menos del tamaño de un puño, yacía sobre la superficie de la cerámica moviéndose casi de forma imperceptible como si fuera materia viva, no tenía ningún olor particular salvo cierto picor, como el del azufre.
—Rangi, ¿tú hiciste esto? —demandé inútilmente, pues necesitaba inventar la menor excusa con tal de negarme a mí mismo lo que acababa de acontecer.
Tenía la absurda esperanza de que eso no hubiera salido de mi boca. Estaba entrado en un evidente estado de negación.
"No sé de qué hablas, muchacho".
—Hablo de que si dejaste tus desperdicios en el lavado —tenté sin mucha convicción.
"¿Estás loco? Apenas me has permitido entrar". Rangi sonaba a la defensiva.
El ave llegó hasta el baño y se posó sobre la repisa para ver de qué se trataba.
"¡Oh!, no esperaba que saliera otro". Apuntó Rangi. Al contrario de sorprenderle aquel trozo de gel asqueroso, era como si lo extraño fuera verlo de nuevo. ¿Cómo que otro? ¿Dónde se suponía que estaba el anterior? "No es grande como los de anoche. ¿No quieres seguir vomitando más?".
—Sinceramente, preferiría escuchar que tú defecaste eso y no lo que acabas de decir —confesé rendido, dejando caer mis hombros, agachando la cabeza y apoyándome en los bordes del lavado —¿Nam-hyung también vomitó?
La risa de Rangi fue estridente y engorrosa. Una sinfonía espeluznante de oír. Debió molestarme, afectarme, los ruidos o las voces estridentes siempre me provocaban jaqueca, según su volumen, pero extrañamente la cabeza no me dolía en aquel momento. Incluso me percaté de que la fuerte luz del baño, tampoco me molestaba en lo absoluto.
El mareo y los demás malestares, habían desaparecido como si nada en cuando vacié mi estómago.
"Tienes una gran inclinación por la mierda". Pensó burlón. "Nam, ese muchacho no vomitó nada, que yo sepa. Vamos, niño, mejor trata de expulsarlo todo, que no quede nada porque si no lo sacas seguirás enlazado con ese hwansaenghaji".
Quise refutar el hecho de que Rangi me llamara niño, pero la mención de la palabra hwansaenghaji, hizo que mis ojos espabilaran por completo al comprender aquella declaración.
El corazón retumbó dentro de mi pecho por la impresión. Imágenes taciturnas regresaron a mí como cuando se hojea un libro con rapidez.
—Esa sombra en el bosque... ¿era un hwansaenghaji? —repliqué con ligero azoramiento.
Rangi me confirmaba que esa cosa tan asquerosa en el lavado no era obra suya, algo que ya sabía, solo pensé en la opción de que tal vez había vomitado los residuos de la píldora que Namjoon-hyung me había hecho tragar a la fuerza. Nunca me pasó por la mente vincularlo con aquel ser extraño.
"Estás vivo gracias a tu suerte". Asintió Rangi estirando su cuello con rareza. "Debiste nacer con una estrella poderosa. De no ser así, la gallina gigante no hubiera vuelto por ti sin que Lisa se lo ordenara".
Zia me había rescatado por su propia cuenta.
En ese momento un recuerdo menos taciturno del final de la batalla vino a mí. Yo siendo elevado en el aire sostenido por las garras gigantescas de Zia mientras observaba a aquel espectro tomar distancia y hacerse más pequeño hasta desaparecer en la niebla. No me explicaba cómo es que estaba vivo, era evidente que había hecho una especie de conexión con el hwansaenghaji.
"Por supuesto que lo es".
—Se supone que son rápidos, entonces, ¿por qué ese había sido todo lo contrario? ¿Por qué se tardó en alcanzarme?
"Es que su forma no estaba completada. Aun así, una vez que hacen una conexión con un humano nada puede librar a su victima. Pero aquí estás. Así que considerate muy afortunado".
Se escuchó un ruido al abrirse la puerta. Ambos nos giramos para ver fuera del baño, alguien había entrado a la habitación. Conocía ese olor. La persona no llevaba ninguna colonia, pero podía reconocer el almizcle natural de Namjoon-hyung.
—Veo que despertaste —dijo con su voz de siempre, ya no tenía ese amplificador que le escuché durante la batalla—. El señor Jeon quiere hablar contigo.
—No me interesa. Tengo mejores cosas que hacer —decliné mientras percibía una nueva presencia en la habitación—. Debo ver a mi hermana y a Taehyung.
—Ya su hijo habló con él. Ahora es tu turno. Te recuerdo que una vez termine todo esto, no estaremos exentos de un buen castigo —insistió Namjoon-hyung.
Otro miembro se hizo presente en mi habitación con pasos enfadados, pero todavía no podía ver quien era.
—¿Su hijo? ¿Ya no soy Minho-hyung para ti? —mi primo era la otra presencia que había percibido. Parecía disgustado con Namjoon-hyung y, a su vez el otro también.
Namjoon revoleó los ojos con fastidio, pero decidió ignorar a mi primo.
—Me alegra que hayas despertado más pronto de lo que se pensaba, primo. ¿Cómo te sientes? ¿Listo para la próxima aventura?
—Déjalo en paz ¿quieres? —Namjoon reprochó con seriedad —¿Se te olvida por lo que tuvo que pasar anoche?
Minho-hyung elevó los brazos en rendición y se dio la vuelta para salir.
—Mejor los dejo solos para que hablen de sus experiencias experimentales con las píldoras —mi primo salió trotando de la habitación y soltó una carcajada una vez que estuvo afuera.
—De igual manera —continuó hablándome Namjoon—, deberías saber que no podrás ver a ninguno de los dos, por ahora.
Le entregué una mala mirada al rubio con gafas. Nadie me iba a negar que los viera. Nadie.
—Eso está por verse —mascullé separándome del lavado para entrar a la bañera.
—El paso al domo quedó sellado en cuanto Zia fue activada y removida de la entrada —aclaró Namjoon-hyung elevando la voz mientras yo abría el grifo—. Pero en cuanto terminó el enfrentamiento, Zia regresó a su posición anterior. El señor Kim y tu hermana, ambos están en el domo.
Por un lado, me sentí impotente porque lo que más deseaba era verlos a los dos y comprobar por mí mismo que se encontraban bien, aún que, por el otro, me sentí aliviado de saber que ellos estaba en un lugar seguro, estaban protegidos.
—Entonces, eso quiere decir que no pudimos erradicar a todo el ejército de rencores. Creí que al desaparecer la niebla ellos no volverían.
—No, los obligamos a retroceder, pero eso es todo, su retirada no nos hace constar que no volverán con más fuerza cuando oscurezca.
—Pues dile a mi tío que solo hablaré con él con una condición... Debo verlos a los dos antes de continuar con esto.
—No tienes que decirlo dos veces —dijo Namjoon antes de retirarse de la habitación.
●•●•●•● ҉ ●•●•●•●
Afrontar al tío Canas por lo que teníamos pendiente desde el día anterior, pudo haber sido el momento más tenso del día, pero luego de haber culminado la madrugada peleando contra rencores, hablar cara a cara con el señor Jeon no debía ser tan terrible.
Cuando estuve en el ancho pasillo, frente al despacho del viejo, toqué el metal frío del pomo y respiré profundo antes de girarlo y empujar la puerta.
«No debo perder la paciencia». Me dije a mí mismo dando un paso adelante.
Pensé que me vería a solas con el tío Canas, pero me llevé la impresión de encontrar a Namjoon, a mi primo, a Jackson y a algunos miembros de la división de elite acomodados en los muebles del despacho, estaban en una reunión a la que tal vez no fui invitado. Entre ellos pude distinguir al líder de los novatos, a la dama de compañía de Nayeon y al gordito que se encargaba de vigilar el reloj de Taehyung en el ala prohibida. Todos, excepto los antes mencionados y algunos como: Yugyeom, el jefe Min, el señor Im y Mark -el encargado de la Torre de vigilancia-; me observaban como si yo fuera una especie de bicho raro. Mas, el tipo de cabeza rapada, el líder de los novatos, desbordaba puro desdén con su mirada.
—Jungkook, adelante. Puedes tomar un lugar.
El tío Sangjoong se encontraba sentado en el sillón principal de la sala del despacho, su mirada cautelosa y casi inexpresiva siguiendo mis pasos mientras me dirigía hacia uno de los asientos vacíos.
Le devolví una mirada despectiva al cabeza rapada porque no me caía bien y no dejaba de mirarme con cierta mueca rara. Tomé asiento a pesar de que me dieran tan silenciosa bienvenida.
—Según el informe del señor Min —inició el tío Canas—, esas criaturas disfrazadas de hermosas jóvenes mujeres poseían vasto conocimiento de los rigores internos, tenían información a la que muy pocos miembros o casi ninguno se les permite el acceso. Como dicen los occidentales: tememos un topo dentro. Alguien estuvo haciendo de espía, confabulando con el enemigo. Alguien les debió brindar la información.
Todos continuaban en silencio, prestando exagerada atención, mientras el tío Sangjoong extendía un brazo para apuntar con su dedo hacia mí. Por un momento, pensé que estaba intentando vincularme con las Kumiho. Pero luego hablo otra vez:
»Hablando con toda la lógica posible, es preciso que te enteres de que el señor Oh es el primer sospechoso de la lista.
Ante esas palabras del tío canas, todos los miembros empezaron a murmurar. Uno levantó la mano y pidió permiso para hablar. Ese era Bam, uno de los uardias de élite más fieles al tío Canas.
No me sentí tan aliviado como debía por no ser inculpado, pero una corriente de ira empezaba a aflorar dentro de mí. El tío Sangjoong ocuparía cualquier excusa para señalar al señor Oh como el culpable de la mínima cosa que saliera mal. No entendía porqué lo idiaba tanto.
—¿Usted lo descubrió antes y por eso huyó y desapareció cuando Jeon lo liberó? —preguntó Bam, aún con la mano en el aire.
—El debió dejar pasar a esas criaturas y después de huir —comentó Youngjae—. Debimos haberlo perseguido, pero no recibimos la orden.
—¡Eso es mentira! —alcé un poquito la voz, lo suficiente para hacer saber que me enojaban sus absurdos comentarios—, yo estuve con el señor Oh ayer hasta muy tarde en la noche.
—¿Y no lo perdiste de vista en ningún momento? —inquirió Daesung esta vez.
—Tu testimonio difiere del de los otros —afirmó Seungri, el cabeza rapada. Una leve sonrisa altanera apareció en sus ojos—. ¿Cómo sabríamos que no has estado confabulando junto al chamán?
Miré hacia los hyungs y todos mantenían cierto dejo de culpabilidad en sus expresiones. Al parecer, mientras yo estaba recuperando mis sentidos en mi habitación, ellos habían contado su versión de los hechos.
Titubeé.
Yo era el único que sabía donde se había escondido el chamán. Pero no les iba a dar el dato. El señor Oh se encerró en su refugio secreto, y aunque no tenía la certeza de que no hubiera salido en algún momento, confiaba en él, sabía bien que él no sería capaz de traicionarnar a Taehyung.
Mis manos sobre mis muslos se hicieron puños apretados cual dureza de una roca.
—Él no sería capaz de traicionar a Taehyung —solté sin pensarlo mucho.
El tío Sangjoong dio un suave respingo y elevó una de sus cejas con escepticismo.
—¿Taehyung? —repitió el viejo—. ¿Así te enseñó el señor Oh a llamar al señor de Full Moon?
Abrí la boca para refutar, sin embargo, el tío Sangjoong continuó adueñándose de la palabra.
»Ya es bien sabido que el señor Oh no siente respeto por el señor de Full Moon y veo que te ha inculcado sus malas costumbres. ¿Se puede ser fiel a quien no se respeta?
—¡Él no ha sido! ¡Eso es cosa mía y de Taehyung!, si quiere pregúntele al mismo señor de Full Moon. El señor Oh no tiene nada que ver con que lo llame por su nombre. Él es más fiel a Taehyung que usted mismo. No juzgue por su condición. Usted y sus inclinaciones por el poder, dejan mucho qué desear. A él no le place el sufrimiento de los demás. ¿Qué le hace pensar que a usted le afecta más que a él el sufrimiento de Taehyung?
Los miembros empezaron a mirarse entre ellos y el tío Sangjoong llamó su atención azotando sus palmas sobre la superficie del reposabrazos de su sillón.
Una vez más la sala quedó en total silencio. La tensión en el aire se hizo aún más presente.
—¿Y cómo explicas el ataque Justo el día en el que el chamán escapó, el día que iba a ser castigado por su crimen? ¿Cómo explicas que los Komainus y la gárgola estuvieran deshabilitados? ¿Cómo es que las Kumiho tuvieron acceso a la gárgola del ala prohibida?
—Ya le dije —rebatí sintiéndome con los argumentos agotados—, el señor Oh no tiene nada que ver. No se necesita de conocimiento chamánico para desactivar la gargola o los komainus, sacarle los talismanes o incluso dañarlos con agua, pudo haber sido cualquiera. ¿De cuál crimen está hablando? Usted solo quiere inculparlo de lo que sea.
El tío Sangjoong se puso mucho más recto en su asiento y me entregó una mirada estoica y desafiante.
—¿Entonces haz el favor de explicarme cómo es que esa kumiho, que logró subir al segundo piso, supo dónde quedaba exactamente la habitación de tu hermana?
Mi cuerpo se enfrió y mi sangre dejó de fluir. Recordé a Yugyeom más temprano en la cocina contándome sobre ese detalle. Apreté la mandíbula y no fui capaz de decir nada. Mi respiración pasó a ser menos calmada. Y me dio más coraje al ver la expresión de triunfo en el rostro del tío Sangjoong.
»¿Sabes? Nunca he dejado de preguntarme por qué el señor Oh insistió en hacer un ritual contigo en vez de hacerlo con tu hermana. ¿Cómo explicas que el reloj volviera a su estado normal como si ninguna placa hubiera sido quemada, tal como si no hubiera sonado nunca, ni la primera vez?
Sabía que el señor Oh hizo un trato conmigo para dejar fuera de sus planes a Kakita, pero las palabras sisañosas del tío Sangjoong empezaban a tener cierto efecto en mí. Mi mente fue embargada por rápidos pensamientos repletos de dudas, intentando clavar una posibilidad acerca de que el señor Oh pudo haberme manipulado, convertido en una pieza de un plan aleatorio.
El jefe Min se levantó tranquilamente de su asiento y empezó a caminar por detrás de los sillones sin emitir ningún ruido.
Sacudí la cabeza como si así fuera a despejar mi mente de cualquier pensamiento negativo.
«Un momento....¿Qué dijo del reloj?».
Miré hacia el gordito dormilón que se encargaba de vigilar el preciado artefacto y luego regresé mi atención hacia el tío Sangjoong.
«Así que por eso es que el gordito está aquí».
—¿Qué? ¿Qué significa eso? —pregunté refiriéndome al asunto del reloj. Sin embargo, el tío Sangjoong lo entendió como una pregunta más generalizada.
—Señor, solo la información relevante —le recordó Min, poniendo una mano sobre el hombro del viejo, una vez que lo alcanzó.
Era cierto, el viejo se estaba pasando de información delante de personas que no tenían porqué saber ciertos detalles.
Tío Sangjoong levantó la mirada hacia Min y luego de unos segundos asintió. Nadie habló hasta que el jefe Min volvió a tomar su lugar.
—Tengo una propuesta que se podría considerar mejor —Minho-hyung clavaba su mirada en el piso luciendo cabizbajo y pensativo.
Hubo un largo e incómodo silencio. No supe si Minho esperaba por la aprobación para hablar, que habría visto de no ser porque nunca levantó el rostro para mirar hacia el tío Canas, o si simplemente se había arrepentido de sus palabras.
—Por supuesto, yo también tengo una propuesta —Seungri, el cabeza rapada, se puso de pie, entusiasta. Sin importarle que estaba siendo grosero con el hijo de su empleador.
El tío Sangjoong se removió en su asiento con interés e hizo otro acentimiento para que cualquiera de ellos hablara. Minho-hyung se encogió de hombros y con un gesto que restaba importancia le cedió la oportunidad a Seungri.
—Yo propongo a Jeon Jungkook como sospechoso principal —dijo en un tono militar y con propiedad.
El tío Sangjoong chasqueó la lengua, ladeó ligeramente la cabeza e impulsó su cuerpo hacia delante. Los murmullos de los demás empezaban a reemplazar el silencio y el señor Min tuvo que elevar su voz ordenando que se cerraran la boca.
Al inicio, quise reírme por su absurda manera de querer llamar la atención del tío Sangjoong, pero al ver la reacción del viejo, se me quitaron las ganas de ser sarcástico.
—¿Cuáles son sus argumentos? —una mirada expectante hacía presión sobre la figura tiesa del cabeza rapada.
Sungri miró hacia algunos rostros y luego volvió la vista al frente. Parereció flaquear al principio y tragó saliva sonoramente, tomó aire hasta inflar su pecho, se estaba dando valor. Mientras tanto mis dedos tamborileaban sobre mis muslos a la espera de lo que tenía que decir. ¿Qué fundamentos tenía para sospechar de mi?
—Como es del conocimiento de todos, la sabiduría del señor Jeon nos sobrepasa a todos, por millas —comenzó un discurso paseándose con las manos entrelazadas tras la espalda, como si se tratara de una charla militar— y recordando sus palabras, todos aquí fuimos testigos directos hace un instante de que Jeon Jungkook no siente ningún respeto por el gran señor de Full Moon.
Chasqueé la lengua ironía y dejé salir un suspiro evocando paciencia. Los murmullos empezaron con menos ahínco, pues desaparecieron tan pronto como empezaron y nadie tuvo que mandar a callar a nadie. Me prometí a mí mismo a no ser impulsivo, me conformé con mover enérgicamente mi pierna derecha a cambio de no explotar, así que lo estaba haciendo bien. Lo estaba continiendo.
»Lo escuchamos con nuestros propios oídos llamándolo por su nombre de pila, cosa que ni siquiera el señor Jeon es capaz de tener tal atrevimiento y falta de respeto. Y como él mismo dijo: ¿Se puede ser fiel a quien no se respeta? La respuesta es clara: Jeon Jungkook se acercó al chamán de manera interesada para conseguir drogas.
Los murmullos regresaron con más fuerza y el tío Jeon recostó su espalda en su sillón con una ligerísima expresión de entretenimiento.
Mientras tanto atrapé los labios entre los dientes y agaché la cabeza para evitar ver a mi acusador, en un esfuerzo por reprimir la risa.
Entonces su discurso tomó más fuerza.
»Yo fui testigo de que, cuando atrapamos a uno de esas kumiho en su forma animal, Jeon Jungkook se comportaba extraño al respecto. Al principio, no pudo evitar que cumpliéramos nuestro deber, pero, avergonzándome frente a mis subordinados, trató en vano de asegurarse de que no maltratáramos a la Kumiho ¿Por qué fue esto? Obviamente porque son aliados, si no ¿Cómo podemos explicar el hecho de que haya manipulado a Jeon Minho para que nos arrebatara a la Kumiho y la llevara hasta él ¿cómo podemos explicar que él la dejó escapar? ¿Soy el único que piensa que esta cadena de hechos no son una casualidad?
—Suficiente —intervino Minho-hyung, sus ojos inyectados de rabia contenida.
—¿En qué se basa para pensar que mi sobrino es dependiente de las drogas? —inquirió el tío Sangjoong con seriedad.
Empecé a empujar el interior de mis mejillas con mi legua, ya se me estaba agotando la poca paciencia.
—Con el debido respeto, señor. Aquí habemos testigos de que Jeon Jungkook estaba drogado durante y después de la misión que se le asignó con los rencores. No estuve al frente, pero estuve cuando el ave gigante lo trajo de regreso. Muchos de los que lucharon afuera dicen que mostró una fuerza descomunal, era tan así que partía a los rencores que lo enfrentaban por la mitad y no de uno en uno, sino que por decenas. Era obvio que estaba drogado, señor. Un hombre en estado alucinógeno no distingue ni mide su fuerza, por eso podía llevarse todo lo que se cruzaba en su camino.
—Pudimos completar la misión gracias a él —intervino el jefe Min—¿no deberíamos mirarlo como a un héroe?
El tío Sangjoong paseó su mirada por el rostro del jefe Min. Sus cejas se arrugaron con sutileza. Debió sentirse tan extrañado como yo, pues el señor Min nunca opinaba sobre nada, nunca.
—¿Y si eso era parte de su plan? ¿Convertirse en un falso héroe para luego dar el golpe final?
—Esto es absurdo. —Minho río con desdén—. ¿Por qué estamos perdiendo el tiempo escuchando estas estupideces?
—Con todo respecto, joven Jeon. No son estupideces. Usted mismo lo vio, usted también fue testigo del momento en que Jeon bajó la guardia y los rencores no le hicieron nada, todos lo vieron quedarse solo y expuesto a la muchedumbre de rencores y lo vieron volver ileso y, mas adelante, alucinado por el efecto de las drogas. En conclusión, no hay honor en su supuesto heroísmo, Jeon Jungkook es el sospechoso número uno de ser aliado del enemigo.
Seungri volvió a tomar asiento con una expresión de satisfacción. Y el tío Sangjoong volteó hacia mí.
—¿Qué tienes que decir en tu defensa?
—¿Qué puedo decir? El hombre que patea a un animal que fue atropellado y atado hasta el rabo inventa mentiras de que uso drogas y luego dice que no tengo honor.
Fue una sorpresa para mí, el hecho de que todos empezaran a reír. Me aclaré la garganta mientras esperaba que regresaran su atención.
—No era un animal, era una Kumiho —se defendió con aire rasposo y agresivo en la voz.
—Mientras ninguno de nosotros lo supiera, seguía siendo un animal.
—Sigues defendiéndolos porque estás con ellos. He escuchado que andas metiendo las narices donde no se debe desde el primer día que llegaste a Full Moon. ¿No es sospechoso? Además no puedes negar acerca de tus drogas ese halcón se ha encargado de cuidar el cargamento que te atraviste a traer a la mansión y las dejó desperdigadas bajo las escaleras.
«El tipo se tomó su tiempo para investigar sobre mí ».
—En primer lugar, si el señor Seungri me conociera, sabría que jamás haría algo que pusiera en peligro la vida de mi hermana o de Taehyung, de ningún miembro de mi familia o de mis amigos.
—Eso es lo que diría un manipulador —masculló entregándome una mirada de odio.
—Silencio, Jeon Jungkook te escuchó sin interrumpir mientras tenías la palabra —había cierto dejo de rabia en la fuerte voz de Nam-hyung.
El tío Sangjoong lo miró satisfecho por su intervención.
—En segundo lugar, mi límite en vicios son los cigarrillos comunes, nada de alucinógenos o cualquier tipo de droga. Pero Seungri tiene razón, no estaba en mis cinco sentidos cuando llegó la hora de la retirada durante la misión.
Los murmullos empezaron otra vez y Namjoon se hizo hacia delante en su sillón para entregarme una mirada de advertencia. Por su bien, decidí omitir el asunto de las píldoras de Rangi.
—Jungkook-ah —llamó Minho en advertencia.
—Pero no fue ninguna droga lo que lo causó mi estado. Sino el hwansaenghaji que se encontraba frente al arco de bambúes.
Los murmullos se tornaron más audibles. Todos me miraban como si hubiera dicho algo imposible.
El tío Sangjoong adoptó un semblante de desconcierto.
—¿Señor Min? ¿Usted omitió este dato tan importante en su informe a propósito?
—No, señor. Nadie reportó el avistamiento de ningún hwansaenghaji.
Ninguna afirmación de las emitidas por Seungri causaron el efecto que esas palabras del jefe Min provocaron en mí. ¿Cómo era posible que nadie más lo haya visto?
«No, era muy real. No pudo ser producto de mi imaginación. Rangi también lo vio. ¿No es así?».
—¡Ahí lo tienen, señores! —Seungri saltó en su asiento con alegría—. No solo discute acaloradamente con su mascota, sino que también cree ver algo que no ha visto. Esos son signos de abuso de estupefacientes. Por cierto, ese halcón pudiera ser su clave de comunicación con el enemigo. Por eso sugerí que lo enjaularan.
Hice ademán de ponerme de pie, pero tan solo con simples señas, Nam y Minho me sugieron quedarme quieto.
«Esto no puede terminar con nuestra paciencia. Calmémonos, Jungkook».
—Es hora de que conozcan a la verdadera culpable —Minho habló tan serio, que por un momento me pareció haber escuchado a su padre.
—Tienes la palabra, Minho —dijo secamente el tío Sangjoong, la informalidad era el único indicio de tratar a su hijo diferente del resto, pero todos sabíamos que no había una amplia diferencia. Minho era una herramienta para el servicio, como todos los demás.
—Si unimos las piezas del rompecabezas, veremos con claridad que los acontecimientos y las apariciones extrañas empezaron con la llegada de Jihyo.
Nuevos murmullos emergieron en la sala.
—La primera vez en muchos años los Komainus despertaron, enviados del enemigo sobrevolaban en un elicoptero ¿qué día fue? ¿No fue el mismo día que Jihyo regresó a Full Moon?
—Pero ella es nuestra amiga —refutó Jackson al lado de Minho, miraba a nuestro hyung con angustia—. ¿Por qué quieres inculparla?
—Porque ella nos ha estado engañando a todos. Y estuve notando un cambio drástico desde el día que fue abiertamente rechazada por el señor de Full Moon. Esa madrugada la vi correr con el rostro bañado en lágrimas, la alcancé para consolarla y solo le tomó unas cuantas palabras para explicarme que el señor Kim le rompió el corazón, me pidió que la dejara sola porque lo necesitaba y entonces la dejé ir. Esa misma madrugada fue la fecha del primer avistamiento de un zorro rojo. ¿De cuál madrugada habló? Justo cuando finalizó la celebración del cumpleaños de mi prima Nayeon. La prometida y futura madre de la hija del Señor de Full Moon.
Los murmullos volvían, parecían un enjambre de moscas rodeando carne podrida.
Mi primo dobló la manga de su camisa para descubrir el pañuelo amarillo que envolvía su muñeca.
—La carta de este talismán está tatuada en su cuero cabelludo, de esa forma engañaba al señor Kim.
—No entiendo —interrumpió una vez más Seungri—, si se la tatuó, quiere decir que ella es la más leal de nosotros.
—Si vuelve a interrumpir una vez más, le pondré cinta sobre los labios —advirtió el señor Im, quien tampoco era de emitir ninguna palabra, así como el señor Min.
Luego de esa seria intervención del señor Im, el silencio volvió a reinar de inmediato. Incluso el tío Sangjoong estaba muy silencioso. Parecía inmerso en sus pensamientos.
—Sé que pocos aquí saben a lo que me refiero, no obstante, quien es necesario que entienda, ya lo hace —dijo Minho mirando fijamente a su padre.
Por supuesto, no todos sabían cuál era la real utilidad del talismán y el por qué debían usarlo sin falta. Y siendo el tío Sangjoong el que mejor comprendía la situación, la noticia lo afectó sin precedentes.
El incidente del pin vino a mí como un recuerdo fugaz. Aquella noche, Jihyo salió victoriosa y yo quedé como un truquero de quinta.
—Tío, ¿recuerda cuando escoltamos a Taehyung y a Jihyo a la casa de la abuela Park? Ese día, a nuestro regreso, ella quiso hurtar uno de los dispositivos que controlan el portón, pero usted no me creyó. Ahora sabemos para qué quería tener ese acceso.
—Pero como no lo consiguió tuvo que intentarlo por su cuenta —intervino Minho retomando su argumento—, Ayer se camufló de zorro, pero no pudo llegar al portón por que fue perseguida por segunda vez y fue herida de gravedad, la vieron regresar sangrando por la cabeza pero en su forma humana, nadie sospechaba cómo es que tenía una cortada por el impacto del filo de una espada o de una tomahawker.
—¡Exacto! —alentó Namjoon-hyung.
—¡Aaaaah! —Jackson jadeó en comprensión, sin embargo conitanuaba con una expresión triste.
—¿Y cómo es que sabes todo eso? —inquirió él cabeza rapada, incrédulo.
—La vimos en el hospital anoche, el mismo doctor nos hizo comprender que ella había mentido, nunca se cayó por un barranco, la herida en su cabeza no fue provocada por el impacto con una piedra. Fue atropellada por nuestro auto cuando el conductor no la vio venir y luego fue amarrada, golpeada y arrastrada por el auto de Seungri. Después se escapó y fue perseguida una vez más, pero esa vez uno de los guardias logró herirla de gravedad.
—No se escapó, Jeon Jungkook la liberó —acusó el líder de los novatos.
El maldito cabeza rapada la tenía muy en serio contra mí.
—El no la dejó ir —la voz de Jung resonó en la sala, junto a él, venía Jin—. Esa zorra astuta escapó rompiendo la cuerda a mordiscos mientras Soobin la custodiaba solo. Jungkook no tuvo nada que ver.
Jung tomó asiento bajo la mirada de todos y el escrutinio del tío Sangjoog, mas, Jin se quedó de pie junto a la entrada. El tío Sangjoong le entregó una mirada severa, pero el chico no se inmutó, no era alguien que el "señor Jeon" pudiera intimidar con simplezas.
Vi a Mark Tuan, el encargado de la Torre de vigilancia, levantarse de su asiento con un ligero temblor en su cuerpo y con la mirada fija en la alfombra.
—Señor, si me permite, siento que es mi deber agregar que, algunas veces, Jihyo tuvo contacto con el exterior mediante llamadas desde la torre de control. —Mark palideció al levantar la mirada y enfrentarla con la del tío Sangjoong, el cuerpo del amanerado ya temblaba completo cuando vio que el viejo se puso de pie.
Cuando el tío Sangjoong dio unos pasos en su dirección, el hombre parecía a punto de sufrir un desmayo. Toda su cara empapándose de sudor y sus ojos llenos de miedo. Los ojos del tío Sangjoong eran un poema psicótico y sádico. Conocía esa mirada desquiciada, deseosa de ver sufrimiento, de escuchar gritos de dolor y de súplicas por el perdón.
Las llamadas al exterior sin el debido control, estaba rotundamente prohibidas. Romper deliberadamente las reglas era una causa segura para llevarte a una sesión de disciplina.
—No pensarás castigarlo por eso. Fue engatusado por una Kumiho. Eso no es algo que se pueda controlar, y mucho menos si fuiste tú mismo quien la trajo devuelta —se apresuró a decir Minho, antes de que su padre pronunciara las palabras que estaban apunto de salir de su boca.
Las venas del rostro del viejo inflamándose y creciendo. La piel de su rostro levemente arrugada tomando un ligero color carmesí.
—Es verdad, corroboró Jackson, incluso Minho y yo caímos en su hechizo de zorra. ¿Recuerda cuando la ayudamos a escapar aquella vez?
Minho le tapó la boca a Jackson con un mano a la velocidad de un rayo.
—No pierdan su tiempo. —Jin-hyung dio unos pocos pasos separándose de la entrada con una seriedad enjuta acunando su semblante—. Este viejo friega su amargura y su soledad torturando a las personas. Siempre busca la mínima excusa porque el sufrimiento de otros debe ser lo único que lo excita.
Los ojos del viejo abandonaron la débil y asustadísima figura de Mark para posarse con soberbia sobre la de su hijo menor.
—¿Ustedes sugieren que Tuan debería ser eximido cuando ha cometido una falta tan grave? —intervino Seungri con voz de protesta—. Ustedes conocen todos los artículos del libro de la conducta en Full Moon.
—Pero si no lo recuerdan... —El tío Sangjoong miró hacia Namjoon-hyung y a su vez el rubio de las gafas se puso de pie para recitar el mencionado artículo:
—Los teléfonos y cualquier medio de la comunicación con el exterior están prohibidos hasta finalizar por completo su periodo de ingreso —Nam-hyung alzó la voz por encima de la del tío Sangjoong, quien lo miró con satisfacción—. Solo una carta por mes, que sería revisada y examinada por el personal a cargo antes de ser depositada en el buzón. Las llamadas solo en caso de extrema necesidad y con toda la rigurosidad que exige el protocolo.
—¿Y qué con esa mierda? —gritó Jin un poco alterado.
—Es una falta imperdonable —dictaminó el viejo con simpleza— Daesung, Bam, llévenlo a la sala especial de interrogatorios.
Los dos hombres ejecutaron la orden de inmediato, mientras el amanerado se removía y gritaba solicitando una reconsideración.
—¿Y a usted quién lo va a castigar por traer a la casa a un miembro del otro bando? —Jin miraba la escena con impotencia, mientras sacaban a Mark casi a rastras del despacho.
El hombre le entregaba una mirada retadora al viejo y el otro la sostenía con un aire estoico y escudriñador. Una vez que los gritos de Mark se apagaron, hubo un largo e incómodo silencio en la estancia. El rostro de Jin-hyung estaba rojo de furia, sus ojos estaban hinchados, como si hubiese estado llorando por largo tiempo.
Tío Sangjoong dejó escapar su aliento al reponerse del ataque inesperado de Jin-hyung.
—No es momento para ningún tipo de interrupción, ni distracción. Haz el favor de salir. No estás invitado a participar en esta reunión.
—No es momento para ocupar el tiempo en tus barbaridades —refutó el menor—. Esta gente está arriesgando sus vidas por una causa que tal vez...
—¡Kim Seokjin! —Min levantó la voz a modo de advertencia, temiendo que el castaño dijera algo fuera de lugar, algo qué tal vez creía que el resto de nosotros no deberíamos saber.
Dos lagrimas descendieron vertiginosas por las mejillas del castaño. Su labio inferior temblando.
—¿Dónde está Mamá? —Jin-hyung tragó duro y pasó una mano con brusquedad por su rostro para borrar los rastros de sus lágrimas—. ¿Dónde está Eunwoo? —dos lágrimas más recorrieron el mismo camino de las anteriores y sus labios temblaban con más ahínco—. ¿En verdad ellos están a salvo?
Minho miraba a Jin-hyung totalmente conmocionado, las comisuras de sus labios curvadas hacia abajo, sus ojos brillantes por la humedad, sus cejas enmarcando tristeza, nunca lo había visto ser tan expresivo como en aquel momento. Se puso de pie y caminó hasta el castaño. Se movió con poca naturalidad viéndose incómodo con todas las miradas sobre él cuando se detuvo frente a Jin para abrazarlo.
Sentí mis propios ojos humedecidos y sonreí con tristeza. No sabía que Minho podía ser tan cariñoso, no imaginé que quisiera cuidar tanto de Jin cuando ni siquiera sabía que ellos eran hermanos.
—Ellos están bien. Jin-ah —afirmó Minho-hyung en un hilo de voz. Secando las lágrimas de su hermano con su pañuelo de talismán.
El jefe Min agachó la mirada conectándola con el piso, nunca lo había visto hacerlo. Estaba incómodo.
—¿Alguno de nosotros estará bien? —sollozó Jin-hyung abrazando el torso del hombre que le brindaba un poco de consuelo.
Jackson se secó las lágrimas a la vez que sorbió por la nariz. El tío Sangjoong puso los ojos en blanco.
—Si no van a aportar una opinión de utilidad, deberían salir de inmediato —El tío Sangjoong no pretendía sugerir lo dicho, sino que en sus palabras había una orden implícita—. Esto es una reunión seria, no una junta de niños incompetentes jugando a los abrazos y haciendo el ridículo.
—Entonces, solo hablemos de temas útiles —increpé—, tampoco es momento de jugar a castigar a los niños que se portaron mal. Hay que pensar y actuar para terminar con todo esto sin tener más bajas. Esas cosas siguen allá afuera. Las contingencias deberían ser el tema principal.
Iba a decir algo más, pero Jin y Minho empezaron a aplaudir.
—Ustedes dos —el tío Sangjoong apuntó hacia sus hijos con exasperacion.
Jackson se sumó al aplauso y Jung no tardó en imitarlo. Lo que motivó a Yugyeom y a los demás a hacer lo mismo. Al final todos se unieron al aplauso, salvo Seungri, el señor Im y el el jefe Min, quien me dirigió un acentimiento de aprobación que no pasó desapercibido por el tío Sangjoong.
—Mira lo que has conseguido —reclamó el tío Sangjoong hacia Jin—. Tú y yo hablaremos más tarde, ahora sal de aquí.
—No soy tu empleado y no vine aquí por ti —Jin-hyung se alejó de su hermano y rodeó los sillones hasta quedar frente a mí—. Estoy cumpliendo una orden del señor Kim. —Se inclinó levemente para alcanzar mi mano y tomarla con propiedad—. Vine a buscar a Jungkook-ah.
●•●•●•● ҉ ●•●•●•●
●•●•●•● ҉ ●•●•●•●
¡Hola, mis estimados chingus!
Espero poder seguir un mejor ritmo mientras escribo y llevo mis otras responsabilidades.
Mi cabeza está vuelta un lío, pero tengo todo el entusiasmo del mundo para continuar escribiendo este borrador.
El final se está acercando y me gustaría saber si estarían de acuerdo con:
➡ 💜💚 Un final abierto para seguir con otra entrega (una segunda obra con la continuación), quizá mas corta que esta. Así esta obra no se haría taaaaan extensa y su final estaría muuuuuy cerca.
➡ 💜💚 Un final cerrado donde todo tenga resolucion, auque la entrega se pudiera extender entre unos 5 a 12 capítulos más.
¿Qué proponen?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro