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Capítulo 51


Capítulo 51

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AVANZADA

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⊰─⊱Jeon Jungkook ⊰─⊱

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Mientras más nos acercábamos a la mansión, más inverosímil se sentía lo que escuchaban nuestros oídos. 

Estaba nevando otra vez y la neblina seguía cubriéndolo todo, impidiéndonos ver más allá de unos 60 metros de distancia. Cuervos sobrevolando bajito casi sobrenuestras cabezas para luego posarse sobre las ramas desnudas de los arboles; gritos de todas las índoles haciendo competencia por sobresalir más que el otro. A lo lejos, el sonido de metales chocando con fuerza entre sí, no era tan aterrador como los gritos incesantes de dolor, de horror y desesperación que los opacaban. Ni tan espeluznantes como los sonidos ahogados, retorcidos y extraños que emitían aquellas criaturas desconocidas.

Soobin se aferraba con más fuerza a la manga de mi grueso abrigo. Temblaba y se estremecía ante cada grito que alcanzábamos a oír. Lo entendía, yo también estaba asustado, pero no era momento de compadecernos, si no de actuar.

Cómo había dicho Namjoon momentos antes de llegar a nuestro destino, lo que sucedía en aquel preciso momento no era ninguna broma, tampoco era un simulacro. Una real batalla campal entre humanos y criaturas de las sombras daba lugar en los jardines frontales de Full Moon. Ya lo sabíamos, conocíamos algunas teorías, pero no era lo mismo escuchar historias acerca de criaturas sobrenaturales que ser testigos directos de una donde tengas que vivirla en carne propia.

La sola idea de que todo estaba siendo real era espeluznante, y eso, que solo nuestros oídos alcanzaban a tener registros del acontecer. Mas no era hora de acobardarse, si no de mantenerse frío y duro para combatir lo que estaba azotando la entrada de Full Moon.

Los jardines estaban en penumbras mientras que el interior de la mansión resplandecía, el interior iluminado por completo, cada ventana encandilada, dando por hecho que habían encendido hasta el último foco a propósito. Nunca vi tanta iluminación en full Moon como en aquella madrugada.

Minho detuvo el vehículo a unos pocos metros de la estructura, su mirada pausada y dura, sus puños apretados rodeando el volante. Un ángulo de la mansión era casi totalmente visible. Ya no podíamos continuar a bordo.

Sacamos las armas y las píldoras de Rangi de la cajuela. Nos quedamos de pie en fila observando hacia el frente. Había varias líneas de guardias franqueando el área y extendiéndose a lo lejos. Uniformes grises oscuros se mezclaban con los de negro.

En cuanto bajamos del todoterreno los guardias se alegraron mucho en cuando se percataron de nuestra presencia, los que estaban un poco concentrados, en una posición firme de vigilancia, se animaron y alebrestaron con una energía llena de positivismo, al igual que los que se abrían paso a través de sus barreras trayendo a compañeros heridos.

—¡Jeon Minho, señor! —saludó uno de ellos en cuanto nos vio.

—¡Llegaron los refuerzos! —gritó el que estaba a su lado con una sonrisa esperanzada.

Los demás empezaron a gritar el nombre de Minho y luego nuestros nombres y se animaban unos a otros con sonrisas y toquecitos en la espalda, luciendo conmocionados.

—Creo que somos los refuerzos —ironizó Jackson con un movimiento de cuello.

—Jamás pensé que se alegrarían de vernos por aquí —me sinceré sopesando las expresiones esperanzadas de los guardias novatos que se nos acercaban.

—Matemos a unos cuantos rencores para justificar su esperanza —propuso Namjoon.

Rencores. Cuantas ganas de preguntar qué eran esos. No tenía ni la menor idea de qué eran, pero no dije nada porque pronto lo descubriría.

—No —intervino Minho con una voz profunda y decidida—, mejor acabemos con todos los que quedan y luego decidirán si nos van a decapitar o a perdonar.

—Obvio que a ti no te van a decapitar, pero me gusta más esa idea de acabar con todos, hyung —concordó Namjoon —esta será una larga noche.

—No importa. Aprovechemos que por ahora nuestra situación anterior ha quedado en segundo plano, nos preocuparemos por eso luego de rebanar a algunos poseídos —propuso mi primo con una pequeña y maliciosa sonrisa.

»Jackson —llamó Minho—, adelántate a la entrada de la Mansión. Necesitamos mejores armas.

—Entendido —respondió el rubio en un tono militar antes de echarse a correr y desaparecer atravesando la niebla.

«¿Poseídos?». Pensé breve. Mientras veía al rubio alejándose del grupo. Analizando si esos y los rencores eran la misma cosa.

"Y algunas Kumihos también" Pensó el ave de rapiña que batía sus alas muy cerca antes de posarse justo sobre mi hombro izquierdo, pinchándome la piel con sus garras y causando que me sobresaltara por un breve instante.

Le entregué una mirada de reproche y su cabeza apuntaba su afilado pico hacia el cielo nocturno cubierto por la niebla.

"No me mires así. La noche será larga y mis garritas sobre tu hombro serán como cosquillas comparado con lo que te espera". Rangi desvió su mirada hacia mí y ladeó su plumífera cabeza observándome con un ojo. "Qué lastima que conociste al señor Kim primero".

Su voz engorrosa y chillona era más que molesta, me gustaba más escucharlo mientras era un tigre, aunque su voz felina fuera tan baja, gruesa y poderosa que sonaba casi de ultratumba. Le entregué una mirada dudosa, arrugando el entrecejo. Por un momento creí que se iba a confesar o algo así. Lo miré casi con terror mientras ladeaba su cabeza y me clavaba uno de sus ojos. Dios, sus plumas estaban muy cerca y olía tan raro.

"Viéndote así de cerca compruebo que eres más bien parecido de lo que antes creí, me hubiese gustado que te aparearas con Lisa, así se refinaría la raza".

—¿Sabes que estás un poco pesado? —mascullé para Rangi —Y Lisa ya es muy bonita, no necesitas mejorar la raza de tus descendientes.

Un par de guardias novatos, pasaron por nuestro lado llevando a un hombre de traje con la cara maltrecha y sangrando. Le faltaba una oreja y cojeaba de una pierna. Los dos guardias le ayudaron a subirse al mismo vehículo que usamos para llegar, pero no lo encendieron. Esperaban a otros heridos que se acercaban en condiciones similares. Una vez que cuatro afectados más estuvieron a bordo, pusieron el vehículo en marcha.

Soobin me miró con expresión de pánico.

No me di cuenta de que Jackson regresaba hacia nosotros, Rangi se removió casi clavando sus puntiagudas garras sobre mi hombro antes de que el rubio nos alcanzara. Se había cambiado el atuendo, llevando una especie de uniforme militar negro. No traía abrigo, pero la tela del uniforme se veía lo suficientemente gruesa como para cubrirlo del frío.

—Sus uniformes también los esperan —anunció Jackson con una media sonrisa—. Pueden despreocuparse por el señor Jeon, por ahora —agregó cuando nos vio titubeantes.

Minho lo miró extrañando de arriba hasta abajo, arrugando el entrecejo. El material del uniforme era distinto a lo que habíamos visto.

—Definitivamente quiero morir con uno de esos puesto —Namjoon hizo una mueca de conformidad antes de volver a enjutar su expresión.

—Andando —ordenó Minho siendo el primero en dar un paso adelante.

Pasamos hasta llegar a la puerta doble de la entrada y miré atrás sin poder tener visión de donde acaecía la batalla contra lo desconocido. Los guardias mantenían a los intrusos a raya, impidiéndoles que llegaran a acercarse a la mansión, pero la manera en la que se escuchaban todos aquellos gritos, me hacía dudar en que no tardarían en asomarse. La oscuridad nos estaba rodeando de cerca.

Los ases de luces de varias linternas se movían descoordinados atravesando la niebla. Algunas giguras aparecieron mientras se acercaban en dirección donde dejamos el vehículo y se había aparcado otro. Eran más heridos siendo ayudados por los de las patrullas socorristas.

El sonido de la puerta doble abriéndose para nosotros me hizo enderezarme hacia el frente. Daesung apareció detrás de los maderos, me miró a los ojos con toda la normalidad del mundo, sin un ápice de rencor, como si no nos hubiésemos enfrentado cerca del medio día en el salón de torturas. Echó un vistazo rápido hacia afuera y con una mano aún sosteniendo el borde de la puerta, rápidamente hizo señas para que nos diéramos prisa en pasar.

Yo solo esperaba que no fuera una trampa del viejo. Su obsesión por la disciplina era tan absurda que dudaba que se olvidara de lo que había hecho más temprano a pesar de la gravedad de la situación del momento.

—¿Dónde está papá? —mi primo parecía tener el mismo pensamiento que yo.

Miré al rededor, la mitad de los atrios de la mansión se había convertido en la guarida del sastre y sus asistentes, había prendas regadas por todas partes y mujeres caminando de aquí para allá tropezándose con las piezas del suelo; unas iban tomando notas de las medidas que otras tomaban a los guardias; otras más organizaban los trajes; mientras otras tantas localizaban trajes para entregar a los guardias.

—Honestamente, no lo sé —respondió Daesung.

Del otro lado de los atrios, pasaba algo similar, pero menos caóticamente organizado, había mesas repletas de sables, katanas, hachas, guadañas y otras armas para escoger. No había nadie dirigiendo, organizando o entregando armas a la medida, escoger las armas era cuestión de autoservicio.

—Está en la torre de control —Min bajaba las escaleras, llevaba el uniforme con el diseño nuevo al igual que los demás —Tardaron demasiado en venir —agregó entregando una mirada indescifrable al halcón que yacía apacible sobre mi hombro.

Más allá del puesto de las armas, había otro donde tres mujeres que parecían mucamas, estaban encargándose de ponerle baterías a cientos de linternas. Había de todos los tamaños. Supuse que era una alternativa por si acaso los generadores llegaban a fallar o ser obstruidos.

—Es mejor que se pongan estos —Bam hizo un cabeceo hacia unos 5 ó 6 uniformes que colgaban detrás del escritorio improvisado del sastre, en un tubo rodante. Estaban muy apartados de los demás trajes.

Namjoon y mi primo se adelantaron hacia el sastre. Y min se detuvo frente a mí. Soobin se quedó a mi lado, asustado, podía escuchar su respiración agitada. Debió sentirse intimidado por el jefe.

—Si no le importa, señor. Voy a escoger mejor mis armas —Sin esperar contestación, Jackson se dirigió hacia el lado contrario de los demás.

—¿Nayeon y Taehyung están en sus habitaciones?

Min elevó una de sus cejas.

Esperaba saber de Taehyung y si había mejorado su estado, después de haberlo escuchado en mi cabeza la mañana anterior, nunca más lo volví a hacer, a pesar de que intenté llamarlo en múltiples ocaciones, tal vez la distancia era mucho para mí, aún que no lo fuera para él, por eso pregunté si estaba en su habitación, porque de no estar ahí, significaba que lo habían trasladado al domo, más allá de la montaña. Me preocupaba no saber nada de su estado, nececitaba comprobar que estaba bien, pero también pensé en Kakita y su embarazo,  todo aquel alboroto debía estar alterando sus nervios.

»Sí, ya sé que no es el momento de pensar en verlos, solo quiero saber cómo están.

—El señor de Full Moon, obviamente no está en su habitación, pero está en un lugar seguro —Min seguía alternando sus ojos gatunos entre el halcón y mi rostro —Park Jimin y Kim Seok Jin están con él. ¿Qué pasó entre tú y Jung?

Era un alivio saber que Jimin no estaba ahí afuera arriesgándolo todo. Me sentí apenado por haberlo olvidado, la mirada del jefe Min me advirtió que me lo había mencionado a propósito. Y también me temía que el lengua floja de Jackson le había contado de mi pelea con Jung.

—Es un alivio que Jimin no esté allá afuera, agradezco mucho que cuides de él. ¿Y Nayeon? —esquivé la cuestión de Jung con algo que para mí era más urgente, además yo había preguntado primero.

Un atisbo de sonrisa curvó una de las comisuras de sus labios, como si esperara a que yo evadiera el tema de Jung. Pero él también me estaba evadiendo la pregunta.

—Solo hago mi trabajo. Tu hermana no hacía más que interrumpir el cuerpo, sobre todo a mí y al señor Jeon. Me vio encerrando a una pricionera y luego de eso, se escapó varias veces. estaba muy molesta porque no sabíamos de ti o de Minho, o de Jung. Es demasiado impertinente, por eso ordené que la encerraran en su habitación.

Mis hombros se tensaron en furia y preocupación.

—¿La has mantenido sola y asustada?

—No está sola. La dama Bae está con ella y Jinyoung se les unió, tal como le  solicitaste —Min entrecerró los ojos acercándose a unos pocos pasos para ver de cerca a la pacífica ave.

Rangi estaba muy callado para mi gusto, pero esperaba que no tuviera ninguna reacción negativa hacia Min.

El jefe Min se veía tan tranquilo como si fuera un día tan normal como cualquier otro, como si el mundo no se estuviera acabando para muchos allá afuera. Tomó uno de los uniformes que yacían en el suelo envolviendo la tela de forma sistemática al rededor de su antebrazo izquierdo.

—¿Desde cuándo lo estás entrenando? —elevó el brazo con el envoltorio hasta la altura de mi hombro—. ¿Puedo? Debes ir a cambiarte a menos que quieras esperar a los rencores con ese atuendo que te convierte en una presa fácil. 

"Él tiene buena energía. También tiene descendencia divina". Pensó Rangi.

Su voz engorrosa y chillona era molesta y me daba una pista del porqué estaba tan callado en los últimos minutos. No sé porqué no me sorprendió tanto cuando mencionó que Min tenía descendencia divina. Cuando contó su versión del mito de la creación, supuse que por ahí debían haber otros más como Lisa y al parecer uno de ellos era el jefe Min. Me preguntaba si eso era lo que lo hacía especial.

»Tú también —señaló Min tras de mí, provocando que Soobin pegara un respingo nervioso.

Rangi se pasó obedientemente desde mi hombro hasta el brazo que le ofreció Min. Soobin casi que corrió alcanzando a Namjoon y dejándome atrás. Lo entendía, el jefe Min solía ser muy intimidante. Creo que era el principal motivo por el cual a Jimin le costaba tanto llegar a él.

"¿A dónde vas? Pregúntale por Lisa". Pensó Rangi cuando di el primer paso para ir hasta los hyungs. "No la siento cerca".

—Una última pregunta —dije al jefe Min deteniéndome de golpe—. ¿Dónde está Lisa?

Vi un ligero dejo de molestia en la expresión del jefe Min. Dejó de mirarme para contemplar al ave posada en su antebrazo.

»Es la aprendiz de Chamán —aclaré alzando las cejas con impaciencia.

Min me volvió a mirar con extrañeza.

—La joven Hang está sana y salva —respondió desviando su mirada de gato curioso sobre el ave—. Por cierto, es una muchacha demasiado valiente para ser una novata.

Sonreí hacia el halcón encogiéndome de hombros y, antes de que Min volviera a preguntar por Jung, me dirigí hacia los hyungs para buscar mi nuevo uniforme.

—Organizaremos una reunión para dentro de ocho minutos —la voz de Min era despreocupada, como si nada pudiera atormentarlo.

Ese hombre a veces me causaba escalofríos. Levanté la mano derecha hasta la altura de mi cabeza en señal de entendimiento, no iba a escapar a ningún lado, no con la situación en la que nos encontrábamos.


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Todos nos habíamos enfundado con el nuevo uniforme, estábamos casi listos, salvo Soobin. A pesar del grosor de la doble tela -piel y lana por dentro, fieltro impermeable por fuera-, las varillas incrustadas en algunas zonas como los antebrazos y las áreas frontal y lateral del torso, el traje no era incómodo. Me sentía como un tripulante de una nave espacial, como en la guerra de las galaxias. Nos explicaron que las varillas estaban hechas de oro y como el oro es muy pesado, no podían fabricar chalecos a prueba de metal como los usuales, pero que, aún así, estás tiras finas tendrían mucha utilidad contra los rencores, mientras permitirían la función de movimientos lo más natural posible.

—Tu fecha de ingreso —preguntó una de las asistentes del sastre a Soobin.

—23 de septiembre de este año —respondió el chico un poco titubeante.

La mujer lo miró de arriba a abajo arrugando el entrecejo.

—Qué raro —murmuró antes de voltearse para tomar uno de los libros que tenía detrás.

La chica buscó, por tercera vez sin encontrar lo que buscaba.

—¿Qué pasa? —inquirió Nam-hyung acercándose a nosotros con dos tomahawks de filos de oro macizo, una en cada mano, girándolas con mucha agilidad en sus muñecas a pesar de que tenían el doble del tamaño de las tomahawks normales.

—¡No hagas eso aquí, idiota! —le gritó Minho desde la mesa de armas—. Se te podrían zafar y matarías a cualquiera de nosotros.

—Creo que mi torpeza está sobrevalorada —bromeó Nam-hyung mostrando sus hoyuelos y fijando las tomahawks en los compartimentos de la espalda alta de su uniforme, por encima de su sable.

Las medidas de Soobin ni siquiera estaban en la lista de los penúltimos novatos ingresados, la cual estaba descartada para la confección de estos uniformes especiales debido a que ambos grupos no serían llevados al frente por su escaso entrenamiento. En un momento de crisis, los penúltimos y los últimos ingresados , en vez de ayudar estorbarían, por lo que les ordenaron mantenerse dentro del Centro de entrenamiento para novatos.

—Es que ya no soy un guardia —aclaró Soobin con una sonrisa abochornada.

—Entonces él no debería estar aquí. Es contra las reglas —dijo una voz conocida saliendo de detrás de las escaleras—. A menos que se le haya encomendado una misión especial.

Vi por sobre mi hombro que se trataba de Yugyeom, que venía del área de la terraza que daba hacía la piscina, llevando el nuevo uniforme y armado hasta las pantorrillas.

—Cierto, él no es un guardia, el propio señor de Full Moon lo nombró ayudante del Chamán —corroboré con prisa a la mujer antes de girar mis talones para ir al encuentro de Yugyeom.

El hombre sonreía como si nunca hubiera pasado lo del cine del terror en el medio día. Me abrazó y me estrechó la mano con fuerza antes de tomar una de las linternas que formaba parte del ajuar del uniforme y enfocar su luz cegadora Justo en mis ojos, dejándome casi ciego.

Rehuí con prontitud y necesidad, cerré lo ojos apretando mis párpados con suma fuerza. Aún con los ojos cerrados podía ver el latigazo de luz bajo la piel. Escuché la risa de Yugyeom y luego eschué un grito de espanto inesperado de su parte. Otros gritos le precedieron al primero y para cuando abrí los ojos me encontré una escena que pudo haber sido menos confusa si aún no estuviera esa mancha molesta en mi visión, impidiendo que lograra ver bien.

Rangi se había separado del jefe Min para ir a atacar a Yugyeom.

—!Rangi, no! ¡Detente, por favor! —grité sorprendido ante la agresividad del ave.

Por suerte el plumífero obedeció a mis palabras, se alejó de su víctima batiendo sus enormes alas hasta posarse a un costado de lo alto de las escaleras. con la vista fija en Yugyeom, de una manera amenazante. No hacía falta que emitiera alguna palabra para saber que el juego de Yugyeom no lo puso de mejor humor.

Todos rodeábamos al hombre tirado en el suelo en posición fetal, cubriéndose la cabeza con sus brazos. El jefe Min observaba la escena sin moverse de su sitio. Con aburrimiento y lentitud fue desenvolviendo su antebrazo hasta retirar el uniforme que había utilizado para soportar el peso del ave sin que se le clavaran sus garras. Ladeó la cabeza cuando por fin Yugyeom se puso de pie, su rostro estaba lleno de profundos rasguños y sangraba de una oreja.

"Tiene suerte de que solo jugaba con él, ¿crees que ahora quiera hacerse el gracioso contigo?".

—Cielos, hay que llevarlo al hospital —sugirió Jackson.

—No creo que sea para tanto —discrepó el jefe Min—. Jeon, llévalo a la cocina, allá encontrarán suministros de primeros auxilios, nos vemos en cinco minutos en la terraza.

Tras esa orden, Rangi voló hacia la mesa donde había depositado sus píldoras, las atrapó con sus garras y luego voló de regreso hacia mí para entregarme la tela anudada.

—Siento mucho que esto haya sucedido, fue un malentendido, Yugyeom, no quise que Rangi te atacara —dije apenado con mi amigo mientras caminábamos hacia la cocina.

—¿De donde salió ese pájaro guerrero? Es una maldita fiera.

Me reí un poco por aquel comentario. Y me percaté de que no solo Rangi nos seguía, Soobin también. Giré la cabeza sobre mi hombro para ver al muchacho a los ojos.

—Lo mejor es que te quedes con el sastre, para que encuentren la solución de tu uniforme. Ya no eres un guardia, pero no te caería mal que estuvieras un poco más protegido.

El chico hizo un asentimiento y se quedó mirándonos por un momento, solo un instante antes de regresar a los atrios de la mansión. Mientras que Rangi batía sus alas sobrevolando el interior y posándose de vez en cuando en cualquier lugar. No pensaba dejarme fuera de su vista.

Escuché un grito desesperado que provenía del área de la terraza.

"¿Podemos confiar en que Lisa está bien?". Inquirió un pensamiento evocado por Rangi. "No sé, es que antes me pareció que el hombre con descendencia divida no se preocupa mucho por la gente que lo rodea y Lisa no está cerca de aquí, no logro sentirla".

—El jefe Min suele actuar así de frío, pero siempre dice la verdad, así que podemos estar tranquilos. Ella está bien —respondí a Rangi sin mirarlo mientras abría la puerta de la cocina para Yugyeom y el ave.

—Debes creer que esos gritos son de tu hermana, ¿no? —cuestionó Yugyeom—. O tal vez de Jihyo.

Sabía que no se trataba de ninguna de las dos, Jihyo estaba inconsciente en el hospital y el Jefe Min dijo que Nayeon estaba arriba, encerrada en su habitación y el grito venía del area de la piscina. No me preocupé porque Yugyeom lucía muy tranquilo, él sabía quién estaba ahí, porque antes lo vi salir de esa misma dirección.

»Porque la segunda no está nada bien. Ayer llegó mucho después de que esas mujeres con colas habían entrado a la mansión.

Miré hacia el rostro ensangrentado de Yugyeom y sacudí la cabeza en negación. Me moví con prisa tomando lo necesario para curarlo y así poder dirigirnos a la reunión. Le pasé mi caja de cigarrillos y mi encendedor para que me encendiera uno, presentía que si no nos acurría nada malo, la noche iba a ser muy, muy larga, lo estaba necesitando.

—¿Enciendes uno para mí?

—Jinyeong me contó toda la historia de lo que pasó ayer —dijo Yugyeom tomando la caja y encendedor—. Fue como un día de aventuras. ¡Ustedes atraparon al zorro primero, eso debió estar increíble!

—Muchas más cosas increíbles pasaron después de que nos separamos de Jinyeong —respondí aplicando desinfectante con un trozo de algodón en toda la zona cortada—. Pero mejor cuéntame cómo es que terminamos bajo el ataque de esas cosas que llaman rencores.

—A nosotros también nos pasaron cosas increíbles. No lo adivinarías nunca, Jinyoung, Daesung, Bam, Youngjae y yo estuvimos ahí desde el principio, todo fue culpa de tu tío, el cojo. Te resumo:

»Los centinelas del perímetro frontal de la mansión avistaron a otro zorro como el que ustedes encontraron más temprano y entonces empezaron una persecución. Poco a poco los otros guardias se fueron sumando. Mientras ellos descuidaban su puesto, como a eso de las cuatro de la tarde, ocho mujeres aparecieron de la nada diciendo que estaban perdidas. Hablaron de una supuesta excursión privada en la nave de Full Moon, pero que los encargados del viaje sólo tenían dos vehículos y que las dejaron ahí porque iban por otro grupo más, pero que nunca regresaron. Dijeron que estaban perdidas desde la mañana porque encontraron la nave cerrada y que la agencia que organizó el viaje las había estafado, dejándolas abandonadas. Nosotros no sabíamos si creerles o no, pues en invierno no se permiten excursiones, además, para llegar a pies desde el área de la nave hasta aquí, era casi imposible con este clima, pero sus abrigos todos mojados no las dejaban mentir. Por orden del jefe Min las íbamos a llevar devuelta para que esperaran su transporte en él área correspondiente, pero tu tío cojo intervino, nos acusó de inhumanos y las invitó a pasar a la mansión, disque por educación, entonces no pudimos hacer nada más que avisar al jefe Min. Daesung, Bam, Jinyoung, Youngjae y otros cuatro más nos quedamos con ellos para vigilar de cerca a las intrusas.

Le di una bocana a mi cigarrillo mientras usaba mis dos manos para poner varias venditas en el rostro de Yugyeom.

»Jungkook-si —Yugyeom bajó la voz casi en un susurro a pesar de que estábamos solos en la cocina—, siento que esas cosas nos hicieron alguna especie de hechizo, todos las mirábamos mucho porque eran demasiado bonitas. Se sentía irreal tenerlas ahí, sin sus abrigos mojados, con esas ropas de verano que mostraban tanta piel. Tu tío se apiadó de ellas e hizo que la señora Kim les prepara té caliente y que las mucamas les buscaran mantas porque ellas no estaban bien vestidas para el clima. Creímos que tal vez pensó que estaba haciendo una buena obra, pero luego entendimos que lo que buscaba era tratar de coquetear con más de una.

—Espera... ¿llevaban ropa de verano con este clima? —pregunté incrédulo soltando mucho humo de golge y provocando una ligera tos en Yugyeom.

—Sí, así fue, si hubieras visto lo mismo que nosotros, se te habría caído la baba, hermano. Esas pieles blancas, brillantes y delicadas, pedían a gritos que las tocáramos. Avisamos al jefe Min que las mujeres esperarían el té y él no estaba muy a gusto con la idea de tenerlas por más tiempo en la casa, pero se limitó a repitir la orden de que las lleváramos devuelta a la parada, porque la situación era muy sospechosa.

»Nosotros, en el fondo, estábamos de acuerdo con tu tío cojo, en verdad nosotros también queríamos tenerlas ahí por más tiempo. Creo que mi titubeo para responder fue muy evidente. Entonces el jefe Min me preguntó:

"¿Están seguros que son personas normales?".

»A lo que le respondí que sí. Aún sabiendo que el detalle de la ropa y su excusa para llegar a nosotros las hacían sospechosas. Pero, por otro lado, ellas se veían muy tranquilas, se comportaban tímidas y dulces y nos hacían sentir que íbamos a ser muy crueles si las echábamos y las abandonábamos a su suerte, según la orden del jefe Min.

Mientras seguía escuchando la historia, dejé el cigarrillo encima del mesón para rasgar en pequeños trozos la cinta adesiva. Decidí cubrir la herida de la oreja de Yugyeom con un trozo de gaza porque las banditas no iban a ser suficientes. 

»Luego del té como a eso de entre las 5:00 ó 6:00 p. m. llegó Jihyo, quien colapsó afuera de la mansión, los centinelas fueron en su ayuda, cuando Daesung y Jinyeong salieron ella aún estaba consciente. Debido al color de su cabello no notaron de inmediato que ella estaba sangrando, sin embargo, la nieve debajo de ella se estaba tiñendo de rojo y solo se percataron de ello cuando trataron de levantar su cuerpo.

»Jinyoung solicitó un vehículo de inmediato para que la llevaran al hospital. Las mujeres observaron la escena desde las ventanas, hasta que el auto desapareció a través de la neblina. Cuando los compañeros volvieron a entrar, ellas se mostraron muy preocupadas y preguntaron si Jihyo fue atacada por algún animal.

Después de eso, las mujeres se empezaron a comportar de una forma distinta, haciendo preguntas y sospechando de todo. Actuaban como si estuvieran asustadas. Mientras lidiábamos con ellas vi que Jinyoung se alejaba de nosotros mientras atendía su transmisor.

—Creo que fuimos nosotros —dije interrumpiendo a Yugyeom —Minho llamó a su transmisor.

—Sí, lo supe después. Jinyoung tuvo que ser breve porque una de las mujeres empezó a llorar y a decir que solo quería regresar a casa. Entonces las otras empezaron a dispersarse por algunas zonas de la planta baja. Lo que sospeché que la llorona era un distractor, entonces le ordené a Chen y a Daesung que se quedaran al pie de las escaleras, nadie debía subir, pero ya era tarde cuando desperté, una de ellas ya estaba en el segundo piso.

»Avisé al jefe de mi sospecha para que enviara a buscar arriba. Se enfadó mucho conmigo y ordenó que sacáramos de inmediato a las siete que aún estaban abajo. Chen se movió de su puesto para interceptar a una de ellas, seguimos buscando a las demás, era como jugar a las escondidas. La noche cayó para cuando pudimos encontrar a siete de ellas, aún faltaba la que había subido a la planta alta.

»Todo parecía normal dentro de lo que cabía, hasta que les entregamos sus abrigos que ya estaban secos y calientes e hicimos que salieran de la mansión, casi por la fuerza. Una de ellas, la que hacía de llorona, empezó a hacer un ridículo show, pero ignorándola pedimos tres autos para llevarlas a la parada y antes de que llegaran los vehículos una de ellas abofeteó a tu tío, el muy irrespetuoso la estuvo manoseando y entonces las otras 6 se lanzaron contra nosotros, los centinelas escucharon los gritos y la energía que gastábamos tratando de hablar con ellas para que se tranquilizaran, una de ellas se separó del grupo corriendo hacia la el portón de la entrada principal a Full Moon y se le fue encima a los centinelas rogando porque la dejaran salir.

»Chen fue detrás de ella, pero no llegó a dar más de diez pasos porque una de las seis que quedaron atrás con nosotros saltó sobre él. Literalmente voló. Y todos nos quedamos boquiabiertos, pero lo increíble aún estaba por verse. Debido a la niebla pensé que la tela de su abrigo estaba volando con el viento, pero cuando me acerqué vi que no se trataba de eso, la maldita tenía cinco colas que le salían del maldito cuerpo.

—Eso debió sorprenderte mucho —dije, pensando en lo sorprendido que hubiera estado yo en su lugar.

—No te imaginas cuánto. Me quedé a mitad del camino entre socorrer a Chen o avisarle a los otros. Entonces desde esa distancia di la orden de que protegieran a tu tío cojo y los alerté de que estábamos tratando con kumihos. En cuanto pronuncié esa palabra, las mujeres dejaron de jugar e inmediatamente atacaron en serio.

»Antes de socorrer a Chen decidí informar al jefe Min de nuestro error y colgué rápido cuando vi a Jinyoung sacar a tu tío a rastras de la pelea, los centinelas que escuchaban el bullicio se unieron casi de inmediato. Mis pies se sentían como piedras, Jungkook, y cuando volteé hacia Chen, la Kumiho que estaba sobre él había tomado su propia arma usándola en su contra, mutilando uno de sus brazos como si fuera de papel. Cuando por fin me moví corrí hacia él y entonces ella se alejó hacia el portón uniendose con la primera que se separó del grupo, y a medida que me fui acercando a Chen la neblina me fue permitiendo ver que la primera kumiho que corrió hacia el portón luchaba con tres de los cuatro centinelas que hacían guardia en la entrada principal, el cuarto había caído, al igual que Chen, entonces la otra fue a atacar a esos compañeros también, pedí vehículo para llevar heridos y luego corrí a toda velocidad hacías las dos kumihos, la del abrigo blanco tenía ocho colas y la de cinco colas aún llevaba el arma de Chen en sus manos, luché contra ella, con la ayuda de Soonjae, uno de los centinelas del portón, entonces los otros dos luchaban contra la de ocho colas. Ellas eran más fuertes que nosotros, la de cinco colas atravesó el pecho de Soonjae con el sable de Chen como si él fuera una masa de pan. Luego Sikjoon enloqueció y le dio pelea a la asesina de Soonjae junto a mí, dejando Hyobin solo con la kimiho de ocho colas, entonces no tardó en ser vencido por ella. 

»Mientras nosotros luchábamos contra la de cinco colas, la de ocho revisaba el cuerpo de Hyobin, hasta que encontró lo que buscaba, como si supiera que él llevaba el dispositivo en uno de sus bolsillos, entonces no tardó en usar el pin para abrir el portón. Ambas Kumihos atravesaron la salida principal y se alejaron no yendo por el camino, sino hacia el bosque, lanzando una especie de gritos de guerra estilo primate.

»Para ese momento, habíamos perdido 9 hombres y socorrimos a 24 heridos, los otros pudieron matar a las cinco kumihos, que tenían siete, seis, cuatro, tres y dos colas respectivamente.

Rangi empezó a mostrase inquieto.

"Kook creo que he sentido a Lisa".  El ave se empezó a mover cerca de mí.

»El portón se estaba cerrando lentamente —continuó Yugyeon con la vista fija en el ave, sus ojos alertas y mirada precavida—, y entonces empezábamos a escuchar sonidos muy raros que provenían del bosque y del camino, no tardamos en divisarlos, eran los rencores atravesando la niebla y corriendo hacia nosotros, hacia la entrada del Full Moon. Hyobin estaba herido muy herido, pero se dispuso a ayudarme a apurar el portón para que cerrara con más rapidez a pura fuerza. Hyobin exhaló un quejido antes de que yo mirara un brazo azulado y con venas negras y muy marcadas atravesando su estómago.

Con toda mi atención en las palabras de Yugyeom, guardé los productos dentro de la caja de primeros auxilios y me dirigí hacia el refrigerador. Saqué dos botellas de agua mineral, lanzando una a Yugyeom que hizo una breve pausa para beber un trago.

—¿Entonces los rencores son algo así como zombies? —indagué por la curiocidad.

—No sabría explicartelo, amigo, cuando vi lo que le pasó a Hyobin caí sobre mi trasero por la impresión, antes de que me percatara, al otro lado, tres rencores sostenían las barras del portón para que este no siguiera avanzando, sus ojos oscuros tan ensangrentados y de pupilas tan raras como una luna diminuta y sin brillo, tuvieron un impacto en mí. Ciertamente parecían extraterrestres o zombies, era algo que me da escalofríos de recordar.

Volví a tomar mi cigarrillo que se estaba quemando sin terminarmelo.

»Empezaron a entrar más y más y dos de ellos venían con una gran piedra en sus manos respectivamente, rodearon el portón que iba retrocediendo casi a la mitad debido a la fuerza que ellos ejercían para abrirla en su totalidad, llegaron a la caja de comando del portón y empezaron a pegarle con fuerza hasta destruirla. Desde entonces la puerta ha estado así, abierta hasta un poco menos de la mitad. Estando en el suelo me arrastré como pude para alcanzar mi sable y sin querer quedé muy visible para ellos. Cuando cuatro reconres se me aproximaban los compañeros llegaron al rescate, y desde entonces los estamos manteniendo a raya. Por más rencores que matamos, más están apareciendo. Están avanzando poco a poco, Jungkook.

—Si es así ¿por qué vamos a perder tiempo con una reunión?

—Porque son un ejercito, y están organizados, afuera venían más de ellos, tal vez miles, resguardados en la niebla esperando en el bosque. Cuando eché un último vistazo hacia afuera, ahí lo supe, Jungkook, las kumihos solo eran el principio de su plan, una distracción y un truco para abrirles las puertas a un ejercito de rencores.

—Si están organizados deben tener un líder.

—O tal vez más de uno, no lo sé. La señorita Lisa dice que hay al menos dos chamanes detrás de esto. Uno que hizo un pacto con los reconcores y otro que hizo un pacto con las Kumihos, y que estos están aliados con el mismo fin en común.

—Pero los chamanes no actún por su cuenta, deben trabajar para alguien más.

—Sí, es lo que dijo el señor Jeon. Trabajan para la persona que quiere al señor Kim y posiblemente para la persona que quiere ver a tu hermana muerta.

—¿Qué? ¿Cómo entra nayeon en este asunto de mujeres con colas y muertos vivientes?

—¿Recuerdas a la kumiho que subió al segundo piso? Ella fue directo a la habitación de la señorita Nayeon.

—¿Qué dices?

—No te preocupes nada pasó. El Jefe Min interceptó a la Kumiho tocando la puerta amistosamente, la dejó inconsciente antes de que tu hermana abriera.

Al escuchar eso me sentí aliviado.

—Le debo una grande al jefe Min entonces.

—Sí, sobre todo porque tuvo que aguantarse los insultos de tu hermana durante un buen rato cando bajó por las escaleras con la kumiho inconsiente en brazos y tu hermana gritándole detrás. Jinyoung vio la escena cuando entró a la mansión con el cobarde de tu tío cojo. El jefe Min ordenó a Daesung para que el soldador prepararan una jaula en el area de la piscina. Ataron a la kumiho dentro de la jaula y la vez fue colgada de uno de los trampolines de la piscina. dejándola sin su abrigo, expuesta al frio.

—Entonces, eso que escuché hace un rato... ¿era la kumiho?

—La misma de nueve colas, Jungkook.

—¿Intentaron interrogarla?

—Lo hemos intentado, pero no hace más que burlarse, lo único que ha dicho es que esto apenas ha comenzado, que lo que hemos visto solo se trata de una avanzada.

—¿Una Avanzada?

—Correcto, una avanzada y...

En ese instante un ruido explosivo en conjunto con un grito estridente y salvaje, hizo un eco en todo el lugar.

Yugyeom bajó del mesón y corrió en seguida atravesando la puerta de la cocina. Yo le eché una mirada rápida a Rangi primero, antes de correr detrás del él.

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Ya sé que los últimos capítulos están quedando un poco más largos que los del principio de la historia. Tal vez es mi deseo de llegar más rápido al final que ya no está tan lejos.

Espero que no se estén aburriendo con el silencio del señor Kim, ya pronto volverá a despertar.

Sin ven algún error, no teman en decirme.

Por favor, cuidense mucho y tomen awita.

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