Capítulo 48
Capítulo 48
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LA BESTIA DE LA CUEVA
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⊰─⊱Jeon Jungkook ⊰─⊱
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Cuando llegamos a la casa del chamán entramos de inmediato, el anciano tenía prisa y lo entendía. Supuse que quería sobrevivir y buscaba la manera de hacerlo.
A los pocos segundos escuchamos un auto aproximándose y corrimos la puerta de la casa para cerrarla bien, a pesar de ser de día, todo estaba oscuro dentro de la estancia, quizá eso se debía a la niebla que se mantenía espesándose con el paso de las horas, a una distancia de unos 20 metros de la puerta Soobin estaba de pie, armando con un sable dorado y en una clara posición de ataque. Todo lo que podía ver era su silueta. Hice un gesto entrecerrando los ojos como si así lograría verlo mejor.
—¿Soobin? —tenté para asegurarme.
Al escuchar mi voz debió discernir que no le haríamos daño, pues bajó la guardia dejando caer sus hombros y exhalando con gran alivio.
Afuera se escuchó el ruidoso claxon de un todoterreno que fue tocado varias veces seguidas, Jung se aproximó a una ventana y yo a otra, pero no se alcanzaba a ver bien debido a la niebla.
Una alta figura se aproximó a la casa con paso rápido y postura despreocupada. Parecía estar solo, pero igual podía ser alguien enviado por el tío Sangjoong. Me giré para prestar atención a la puerta y ya Jung estaba junto a ésta con una postura de anticipación, podía tratarse de los otros hombres de Min, cabía la posibilidad de que fuera uno de ellos enviado para distraernos mientras los demás estuvieran rodeándonos.
Desde afuera se escucharon pasos de una sola persona sobre el piso de madera y todos nos pusimos en guardia, igual que Jung.
—¿Me echan una mano con el zorrito? —era la voz de nuestro Minho-hyung la que se escuchó detrás de la puerta y todos suspiramos aliviados—. Está muy pesado, no podré solo a menos que lo arrastre hasta aquí.
Al principio me confundí, pensé que Minho-hyung iba a llevar al zorro a la clínica del doctor Um, no que iba a seguirnos a nosotros.
Escuchamos sus pasos alejándose otra vez. Hyung corría hacia la salida. Nam abrió la puerta, entonces él y Jung salieron de inmediato, les vi abriéndose paso a través de la niebla en dirección al auto.
Encendí la luz del salón y Soobin se asombró cuando vio el aspecto del chamán. El rostro del viejo lucía peor que cuando lo encontré en el salón de torturas, se estaba inflamando y amoratando muy feo, su ojo izquierdo estaba prácticamente cerrado por la hinchazón. Soobin abrió la boca y la cerró varias veces antes de reaccionar, de pronto tiró el sable provocando un ruido metálico y pesado contra el piso y se dispuso a buscar el botiquín de primeros auxilios para atender los golpes de su maestro, pero por más que el chico insistió en ayudarle, el chamán se rehusó a ser atendido. Era un viejo muy testarudo y no le conocía esa faceta antes, aunque de alguna forma lo entendía, su vida corría peligro y los golpes en su rostro no eran la prioridad del momento.
—Estaré bien. Solo voy a buscar algunas guarniciones que puedan ser suficientes para quedarme en mi refugio hasta que todo empiece.
Lo dejamos ser, supuse que quiso decir: "hasta que todo termine" o mejor dicho: "hasta que al tío Jeon se le pase".
Durante el trayecto de la mansión a su casa, el chamán nos contó que la estructura de ésta tiene un pequeño refugio subterráneo. Allí no lo podría encontrar el tío Sangjoong, ya que el espacio no estaba en los planos de la casa y la construcción no fue algo que al señor Jeon le hubiese interesado supervisar a fondo.
—Entiendo —acepté sin muchas ganas.
—Ustedes deberán hacer llegar un mensaje al señor Kim, él necesita saber que estoy bien para que no se preocupe por mí.
—Espere —solicité—, usted dijo que había algo que quería decirme... —empecé a recordarle lo que dijo cuando nos detuvimos frente a la mansión.
Los hyungs volvieron a aproximarse a la casa y Soobin tomó el sable del suelo y se puso en guardia otra vez, sutilmente temblando, pero en guardia.
—¿Y tú por qué nos amenazas con ese sable? —preguntó Jung de súbito cuando entró primero, asustando más al chico.
—E-e-es que ahí afuera anda algo —respondió Soobin, todo nervioso—. Antes de que ustedes llegaran había alguien o algo muy raro que insistía en entrar a la casa. Creo que aún podría estar en el patio. Por el área de **los onggi.
Los hyungs dejaron al animal en medio de la sala de la casa, Minho-hyung le quitó la cinta que rodeaba su hocico, pero no soltó las cuerdas que ataban sus extremidades para que no intentara escaparse. Soobin miraba atónito a la criatura, observó con detenimiento la herida que aún sangraba un poquito en su cabeza, no decía nada, pero sus expresiones delataban lo impresionado que se debía estar sintiendo.
Minho-hyung y Jung pidieron mantas a Soobin para mantener al zorro caliente. Yo busqué agua para darle de tomar, porque imaginé que con todo lo que había pasado, aparte de herido y estropeado, debía estar sediento. El zorro tomó del cuenco que coloqué cerca de su hocico, lamiendo desesperadamente en una posición incómoda. Luego volvió a recostar su cabeza sobre el piso sin dejar de mirarme. Lo dejamos allí antes de que Minho-hyung le pidiera a Soobin que nos guiara al lugar donde supuestamente estaba el sujeto que quería entrar a la casa.
Los tres hyungs siguieron a Soobin afuera de la estructura, mientras éste los guiaba hacia el lugar donde creía que escuchó el último ruido.
Una vez que el viejo Oh y yo nos quedamos solos, toqué su hombro para llamar su atención. Él detuvo su afán de recolectar provisiones y me entregó una mirada tácita.
—Quería contártelo a solas —suspiró con algo de cansancio—, pero veo que no tendremos tiempo, hay algo que debo hacer antes de que la niebla empiece a hacer su trabajo, necesito llevar mis guarniciones a mi refugio para que podamos sobrevivir a lo que se aproxima. Me temo que Jeon pudiera estar en camino hacia acá. A este paso, me encontrará y me irá peor que antes y muerto no les podré ser de utilidad.
Volvió a moverse de un lado hacia el otro, de allí para allá. Me percaté de que estaba cojeando leve de una pierna, entonces le seguí el paso ayudándolo en lo que hacía.
—Pero usted dijo que era importante... —insistí mientras le ayudaba. Nada le impedía hablar mientras recogíamos alimentos enlatados de la alacena, hierbas medio secas de su depósito y los echábamos en un saco de tela que más bien parecía un cobertor de almohada.
—Es que temo que el señor Kim se está transformando en algo que no entiendo —dijo con la voz entrecortada por el esfuerzo de hacer todo llevando prisa—, y creo que hay una ligera posibilidad de que eso tiene que ver con su parca. —Me miró y desvió sus ojos hacia donde estaban sus manos, dejándome frio y tieso en mi lugar—, pero toda esta niebla me hace dudar de ello.
En ese momento sentí como si el piso se convertía en arenas movedizas, hundiéndome por completo hacia una sepultura de temor. Mi alma había perdido la estabilidad, la seguridad.
—Pero Jung dijo que solo estaba enfermo porque se había pasado de tragos y que tenía un poco de fiebre —musité en un hilo de voz casi inaudible.
«Su parca...». Repetí internamente. En ese momento mi mente se transportó y recordé la vez que estuve encerrado en la habitación del zótano con Minho-hyung y Jackson-ssi. Esa noche que Namjoon llevó una laptop y puso el video de la mujer que hablaba en danés.
«Pero si Taehyung es inmortal, ¿Cómo es que puede ser capaz de ver a su parca?». La pregunta martilleaba con fuerza en mi cabeza haciendo un eco enloquecedor.
Yo miraba al viejo con pura confusión.
—No hay tiempo para detalles, pero te diré que, en una ocasión, Lisa-ssi me contó que una parca se le apareció al señor Kim en forma de animal, eso fue la noche en que ella lo conoció, la misma noche que hicimos el último ritual de la luna roja.
—El nunca me contó sobre eso —expuse con algo de incredulidad y decepción.
—A mí tampoco. Tal vez no quería preocuparnos. El encuentro con la forma animal de una parca es un mal augurio.
Un frío me invadió por dentro, provocando que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo.
—¿Un mal augurio? repetí casi inconsciente de lo que hablaba —¿Y qué es lo que le puede pasar?
—Sí, un mal augurio. A un hombre normal le llegaría la muerte, pero no se sabe qué podría sucederle al señor Kim. Es todo lo que puedo decir por ahora, ya que solo puedo hacer conjeturas y no tengo idea de cómo confirmar ninguna mis hipótesis.
Yo miré al zorro herido que descansaba en el suelo bajo las mantas y luego volví a mirar al viejo.
—¿Las parcas tienen forma animal? —dije señalando al zorro que se encontraba dormido debajo de las cobijas.
Sentí que el mundo me empezaba a dar vueltas y mi cuerpo se sentía pesado y extraño, como si una energía repulsiva y negativa lo llenara. Mi nariz ventilaba y picaba al mismo tiempo que mis ojos. Aquello que me inundaba y me asfixiaba, era tristeza, pura tristeza y preocupación. No me presentía nada bueno de todo eso y posiblemente el viejo se percató de ello.
—Oye, niño, el señor Kim estará bien —Apoyó sus manos sobre mis hombros y apretó con suficiente fuerza como para regresarme a la realidad—. No creo que sea algo peligroso para él, pero sí para nosotros. Aunque, no aseguraría que, si se transforma en otra cosa, vaya a seguir siendo el mismo Kim.
Pestañeé para espantar las lágrimas que se estaban acumulando en mis pestañas. Inhalé con fuerza sintiendo que no era suficiente para calmar el sentimiento de que le faltaba aire a mis pulmones.
—¿Q-qué dice? ¿Cree que desaparecerá? —supuse incrédulo e indignado. ¿Cómo podía decir que estaba bien, entonces? —No, no, no, yo me tengo que ir. Debo verlo ahora mismo —tiré las latas de comida que tenía entre las manos. Caminaba dando zancadas pensando en llevarme uno de los autos para llegar más rápido a la mansión.
—No seas insensato —el chamán elevó la voz cuando me acercaba a la puerta—. No deberías ir por el momento, de todos modos, no llegarías a verlo.
Me detuve con los pensamientos pasando por mi cabeza a la velocidad de un tren bala. Miré al viejo por encima de mi hombro.
—Si me quedo, tal vez no pueda volverlo a ver nunca más.
—¿Crees que Jeon dejará pasar lo que hiciste en ese lugar?, lo desafiaste sin tener ningún poder para soportar sus represalias. Debemos esperar a que el señor Kim se recupere primero, sé que lo hará y no tenemos mejor opción que esa, deberías confiar un poco más en él. Porque va a salir de esta, lo hará, Jungkook-ah, ya lo conoces.
Agaché la mirada sintiéndome impotente e incomprendido.
—Lo sé. Sé que es muy fuerte, pero quisiera estar con él durante su tempestad.
—Ambos tiene su propia tempestad ahora. Pero no puedes hacer nada por el momento. El tiempo apremia, así que ven y ayúdame con esto. Hay que trabajar para disipar la niebla.
El viejo me dio la espalda viendo le entregué una mirada llena de confusión y continuó con su tarea con prisa.
Mis hombros, que estaban tensos, se relajaron con esas últimas palabras. Era cierto, si Tae aún no estaba en condiciones de enfrentar a mi tío, no podía ponérmele en bandeja de plata presentándome en la mansión como si no hubiese pasado nada. Aunque también sabía que si no aparecía, capaz y que enviaba a todos los hombres de Min a cazarme como a un coyote. Debía mantenerme junto a los hyungs, pues, después de todo, ellos también estaban zambullidos hasta el fondo del barro conmigo y el señor Oh, sin importar que el viejo y yo tendríamos que soportar el mayor peso de las consecuencias, lo que había hecho ese día era igual a firmar mi sentencia de muerte.
Una vez que ayudé al chamán a prepararse para su estadía en el refugio, le vi entrar a sus habitaciones, desde allá me pidió que lo siguiera. Cuando entré, le vi levantando una trampilla que dejaba ver una escalera debajo del piso y entonces le ayudé a bajar todas las provisiones que habíamos recolectado, mientras él buscaba ropa, mantas y un neceser. Nos despedimos y me dio instrucciones de informar a Soobin lo que debía hacer y decir si llegaban a la casa preguntando por él. Debía decir que lo vio llegar e irse de la casa con un pequeño equipaje. Que regresaría cuando el señor de Full Moon estuviera devuelta.
Una vez que dejé al viejo dentro de su refugio, cerré la trapilla y la tapé con la alfombra, luego me dirigí a la sala. El zorro aún tenía los ojos cerrados, pero los abrió en cuanto me acerqué a él.
Me atreví a estirar mi mano hacia su cabeza para acariciar su pelaje en parte que estaba lejos de la herida. A él pareció gustarle.
—Perdona por hacerte pasar por tanto, amigo, espero que no nos odies por no atenderte mejor y por no desatarte, pero creo que estarás mejor aquí que con el frío de afuera, al menos hasta que te recuperes. ¡Fighting!
El animal soltó un sutil quejito lastimero cuando me alejé de él aproximándome a la puerta. Salí al patio donde se encontraban los tarros de barro que mencionó Soobin, ya que yo sabía dónde era ese lugar. Debía ocupar mi mente para no pensar más de la cuenta en Taehyung y ayudar a los hyungs a revisar los tarros, pues ya sabía que eran demasiados.
La neblina dejaba ver poco, pero a medida que me iba acercando, pude discernir las figuras del grupo. Ellos mantenían el silencio y se movían con sigilo, por lo que decidí ser cuidadoso al acercarme. Les veía mientras destapaban los tarros uno por uno. Para cuando me les uní, los había visto destapar tres de esas vasijas. Ya quedaba menos de la mitad por revisar.
Nam-hyung pegó un respingo cuando se giró y me vio tan cerca de ellos; Jung gritó con una vocecita extraña y afeminada sobresaltando a Minho-hyung. Todos nos asustamos con el grito de Jung, pero cuando escuchamos un ruido extraño provenir del área a nuestra derecha, definitivamente nos sorprendimos más. Soobin tenía razón, algo parecía que sonaba dentro de una de las onggis.
—Parece el llanto de un espíritu —lloriqueó el cara de caballo.
Soobin corrió unos cuantos pasos como un gatito asustado y se colocó detrás de mí. Todos estábamos atentos para poder discernir de cuál de los tarros venía el sonido.
Cuando encontramos la vasija correcta los 5 la rodeamos por completo, nos quedamos mirando durante largos segundos, pero ninguno se atrevía a remover la tapa.
Me adelanté y estiré la mano con temblor y anticipación, esperaba algo espeluznante. Todos nos dimos un gran susto cuando la figura hecha un desastre de Jackson apareció gritando aterrorizado dentro del recipiente, todos gritamos también por la sorpresa y Soobin casi se desmaya.
Jackson se había encogido dentro del incómodo espacio del tarro pareciendo esperar lo peor. Mas, cuando nos reconoció, empezó a llorar como un niño de 3 años al que se le había perdido su madre. Se veía peor que Nayeon cuando lloraba inconsolable las veces que me faltaba dinero para pagarle los viajes escolares y definitivamente no podía pedir más prestado.
Minho-hyung rompió la vasija para sacar al rubio y le preguntó qué le había pasado mientras lo ayudaba a ponerse de pie. Su fachada era terrible, su abrigo y su pantalón estaban mojados y sucios, parecía haber pasado por mucho.
—Soy un cobarde... salí huyendo y me escondí de esa cosa que se comió a terco.
—¿Qué? —preguntamos Minho y yo casi al mismo tiempo.
—¿Qué cosa dijiste? —repitió Minho-hyung para que Jackson reaccionara. El rubio estaba temblando de frío, tenía los ojos desorbitados y la cara bañada en lágrimas y suciedad.
—Una bestia enorme se comió a Terco y yo no pude hacer nada —nos contaba mientras atravesábamos el patio hacia la casa. El rubio empezó a llorar otra vez, parecía más un niño que un adulto.
—¿Entonces... el conejo era real? —preguntó Jung recibiendo una mala mirada de parte de Nam-hyung.
—¿Por qué iba a ser mentira? —preguntó Minho-hyng ladeando la cabeza y mordiéndose el labio inferior.
Todos entramos a la casa, Soobin se dejó caer sobre uno de los asientos y cerró los ojos. Seguramente estaba aliviado de que fuera Jackson quien había intentado entrar a la casa cuando se encontraba solo.
—Señor Jackson, lo siento mucho. No tenía idea de quién era, por eso no lo dejé entrar antes.
—Eso ya no importa —gimoteó Jackson.
El rubio negaba y lloraba, agarró la punta del abrigo de Minho y empezó a pronunciar palabras de ruego con desesperación:
—Por favor, hyung no me odies por dejar que terco muriera, no me apartes de ti como lo hiciste con Namoo.
—El animal que se comió a tu mascota, debe ser el mismo que atrapamos, de lo contrario —Nam-hyung miraba a Minho-huyung y luego desvió sus ojos hacia el bulto que yacía en el suelo debajo de aquellas mantas—, debe haber otros zorros rojos habitando en Full Moon —reflexionó.
—¿Dónde está ese Zorro? —inquirió Minho-hyung halando la tela impermeable de su abrigo para zafarla de los dedos de Jackson. Su mandíbula tensada. Echaba rayos por los ojos.
—No, no fue un zorro, no lo vi bien, pero creo que es un monstruo, uno gigante. Solo vi... sus ojos de demonio y escuché su raspada voz bestial. Está en una cueva donde Terco se refugió, no es muy lejos de aquí, p-podríamos quemarlo ahí adentro.
Todos nos miramos unos con otros.
—¿Sabes dónde encontrar esa cueva? —inquirió Minho-hyung con urgencia.
Jackson asintió frenéticamente. Pero tenemos que encontrar a Jihyo primero, ella me estaba ayudando a buscar a Terco y no la he visto desde que nos separamos en el bosque. El monstruo de la cueva puede esperar, no creo que tenga intención de salir de ahí por el momento, p-podríamos ir cuando encontremos a Jihyo y quemarlo ahí adentro.
—No, si esa cosa se comió a Terco, lo mataremos primero —acotó Minho-hyung, muy determinado.
Sostuve a Minho-hyung por su antebrazo, él la sacudió hacia atrás con algo fuerza para zafase de mi agarre, pero no lo solté. Tuve que erguir un poco mi cuello para mirar hacia arriba porque era muy alto en comparación a mis 1.80 metros de estatura. Lo miré con seriedad.
—Jihyo no es digna de mi devoción, pero hay que darle la razón a Jackson-ssi, si ella está sola en medio del bosque, podría perderse y morir de hipotermia.
—Gracias por preocuparte, pero Jihyo no se va a perder, ella sabrá regresar sola a la mansión.
Apreté los dientes con fuerza y sacudí el brazo de mi hyung.
—Pero con toda esta niebla fácilmente podría perder el camino, después de todo, es una chica y está sola... —quise insistir.
—No Jungkook, tú no la conoces como yo, ella es más fuerte de lo que aparenta, confía en mí.
Iba a replicar otra vez, pero Namjoon-hyung puso una mano en mi hombro.
En ese momento el animal se removió debajo de las mantas y soltó uno de esos quejidos que eran tan triste de escuchar, me hacían tenerle más lástima.
—¿Qué fue eso? Un momento. Eso se movió —Jackson señaló en dirección al montículo de telas donde estaba el zorro y se movilizó rápido retirando las mantas—. ¿Qué carajos? —exclamó sorprendido y tirando las mantas al aire por la impresión.
Me agaché a recoger las telas para volver al zorro. A pesar de estar atado y de tratarse de un animal salvaje, se veía tan tranquilo. Cómo si supiera que no le haríamos daño. Lo arropé, esta vez dejando su cabeza visible.
El zorro miró a cada uno de nosotros y se detuvo en mí. Había algo en sus extraños ojos, transmitían una mezcla de sensaciones que no sabía cómo describir.
—¿Crees que pudo haber sido algo como eso lo que se comió a Terco? —preguntó Minho-hyung a Jackson señalando hacia el zorro.
El rubio negó con vehemencia.
—Por supuesto que no. Definitivamente era una cosa más grande que este animal, sus ojos eran bestiales y aterradores. Estos ojitos parecen como diamantes bonitos y no dan miedo.
Jackson ladeaba la cabeza mirando hacia el zorro que a su vez no apartaba su vista de mí.
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Dejamos la casa del chamán y nos dirigimos al sur, acarreamos las herramientas necesarias para llevar a cabo nuestro plan. Jackson y Namjoon llevaban recipientes llenos de combustible para rociar la cueva con el líquido inflamable; Miho-hyung llevaba un arco y una aljaba repleta de flechas de madera con puntas del conocido metal dorado que sacó del baúl del auto del tío Jeon; Jackson llevaba el sable de Soobin; Jung otro sable que sacó del baúl del auto de Seungri, sus dagas doradas más un rollo repleto de kunais de oro y; yo llevaba otro sable colgado a espalda y mi encendedor para cigarrillos dentro de uno de mis bolsillos, esa era el arma más pequeña e insignificante, pero tanto o más necesaria que las demás para la misión.
Dejamos a Soobin en casa y movimos los autos dejándolos escondidos con camuflaje para lo cual la niebla nos fue de mucha utilidad, no iba a ser fácil encontrarlos. Nos internamos en el bosque tomando un sendero a pie, pasamos los huertos de naranjos y llegamos al otro bosque de bambú. Nos detuvimos a unos pocos metros del pie de la montaña. A lo lejos y muy a pesar de toda la niebla se veía la boca oscura de la cueva que había mencionado Jackson.
El rubio estaba más calmado, no hipaba ni soltaba más llantos, aunque aún se le escapaba una que otra lágrima y algunos quejidos incómodos porque la ropa que le prestó Soobin le quedaba muy estrecha. En el camino nos contó la manera en la que Terco se le escapó.
—Descubrí que Terco nos estuvo engañando todo el tiempo —decía el rubio—, tuve la impresión de que nuca había comido su alimento cuando me percaté que escupía lo que supuestamente estaba comiendo.
—Pero si le compramos el alimento más caro y rico en nutrientes —se quejó Minho-huyng con una expresión indignada.
—Ahora que lo pienso —intervino Jackson limpiándose las lágrimas—, creo que me mostró todo a propósito para poder escaparse.
Jung soltó una cascada irónica y revoleó los ojos cuando el resto de nosotros se detuvo mirándolo mal.
—¿Qué? —Nos miraba como si fuera el único cuerdo en el grupo encogiéndose de hombros con obviedad—. Un conejo no puede ser tan listo! ¿O sí?
—Tú no lo conociste —dije indignado.
—Ya cierra la boca, Jung —pidió Namjoon-hyung con cierta calma.
Minho-hyung miró hacia arriba, un firmamento blanco y gris arropado por la espesa niebla.
—Jackson, cuéntame más —solicitó inspirando el helado aire.
—Los alimentos triturados estaban apilados en un rincón no visible —prosiguió el rubio, ahora con más energía—, tuve que destruir parte de la estructura de la madriguera para ver todo el contenido, eran semanas, tal vez meses de abstinencia. No entiendo cómo tenía toda esa energía si no comía nada. Me resbalé y caí para atrás cuando todo ese alimento triturado y asqueroso empezó a caer hacia afuera, entonces ahí fue que Terco aprovechó para escapar.
A los pocos segundos de que Jackson nos relatara el escape de terco, Minho-hyung le dio un zape por la parte posterior de la cabeza al rubio.
—¿Cómo pudiste dejarlo salir con tanta facilidad?, era solo un conejo, debiste atraparlo en el momento.
—No tienes idea de lo rápido que era —se defendió el rubio sobándose el área donde había recibido el repentino golpe.
Juro que la escena era muy hilarante, tanto como para estallar en risas, pero mi corazón no estaba de ánimo, la situación de Taehyung y la pérdida de terco me tenían muy triste. No poder estar con Taehyung mientras estaba pasándola mal me tenía sumergido hasta el cuello en arenas movedizas. Entre el sentimiento de pérdida y el de la impotencia, cualquier intento de felicidad era vano y vacío.
Cuando llegamos al pie de la montaña seguimos a Jackso hasta llegar al lugar de los hechos. Jung mencionó los dos recipientes con el combustible que habíamos tomado de la casa del Chamán y señaló a Namjoon-hyung, incitándolo a ir a rociar el contenido en la cueva.
—No, él no, es muy torpe, puede estropear el plan —Minho se oponía a dejar la misión en manos de Nam-hyung—. Mejor ve tú mismo —le ordenó a Jung.
El aludido se quedó pasmado mientras mi primo preparaba su arco.
Vi el pánico sembrado en el rostro de Jung y decidí quitarle el recipiente de las manos a Nam-hyung.
—Yo iré, no tenemos tiempo para discutir o para perder.
Caminé haciendo un leve ruido gracias al crujir de la nieve debajo de mis botas. Cuando me aproximé a la cueva, rocié y vacié todo el contenido a la orilla de la caverna y un poco más dentro de ella. Me retiré enseguida para tomar el encendedor que solía utilizar con mis cigarrillos.
—¡Espera! —gritó Nam desde la distancia. Los otros le chistaron para que no volviera a levantar la voz—. Es peligroso que lo enciendas tú.
Nam caminaba hacia mí y enseguida Minho lo detuvo agarrándolo por detrás y tapándole la boca con la mano.
—Tu no vas a ningún lado, estuviste a punto de...
Mi primo no terminó lo que quería decirle a Nam. Sus ojos más que que sorprendidos miraban detrás de mí, al igual que los demás hyungs, entonces giré de inmediato para encontrarme con dos ojos amarillos que sobresalían y surgían brillantes en medio de la negrura de la cueva y el espesor de la niebla.
Un escalofrío tremendo me recorrió toda la columna y un frío capaz de congelar el alma entumeció mis dedos. Me fui alejando despacio, muy despacio, así, caminando de espaldas. Me puse muy nervioso y mi corazón palpitaba y retumbaba desesperado en mis oídos, como si no hubiera un mañana para vivir.
Aquellos ojos amarillos alumbraban casi fluorescentes a través de la boca abierta y aterradora de la oscura cueva. La bestia nos estaba observando desde su guarida, seguramente desde el inicio.
Cuando casi alcancé a los chicos, percibí que los ojos se acercaban más y más a la salida de la cueva.
—¡Mierda!
Todos nos espantamos y nos removimos en nuestro sitio a punto de caernos por el gran susto.
El dueño de los ojos amarillos dio un salto hacia afuera y apareció frente a nosotros. Como había advertido Jackson, era enorme, un descomunal y majestuoso tigre, si su presencia no fuere tan intimidante y si no nos estuviéramos orinando del miedo, hubiera dicho que era hermoso, porque en verdad lo era.
La bestia estaba parada justo en el nacimiento de la boca de la cueva, no se movía, ni rugía. Tuve la idea de que me miraba fijamente, directo a los ojos. Tal vez estudiaba su próximo movimiento antes de atacar. Tal vez me había marcado como su primera presa por haber perturbado su hogar y su descanso con una lluvia de maloliente gasolina.
—¡Maldita sea! Ahora no podemos prenderle fuego —se lamentó Jung mascullando las palabras.
—Aún podemos —Minho apuntaba con su arco posicionado para disparar en cualquier momento—. Pongan fuego a mi flecha.
La bestia dejó de mirarme para posar sus intimidantes y fieros ojos sobre el hombre que le apuntaba con una flecha amenazadora. Reparé en que el tigre posiblemente estaba bañado en el combustible que rocié dentro de la cueva. Minho debió pensar en ello antes que cualquiera de nosotros.
Nam-hyung se movió con dificultad por la nieve y me arrebató mi encendedor para obedecer a mi primo, él siempre acataba cada orden suya sin importar lo mal que lo trataba desde la fiesta. La bestia seguía en su lugar, sin inmutarse y volvió a mirarme con esos ojos felinos y peligrosos. Por un momento creí alucinar algo insólito. El tigre había arrugado su entrecejo en una mueca conocida para mí.
"Jungkook-ah, soy yo, soy a quien llamas Terco".
Abrí los ojos con sorpresa y me costó unos segundos recuperarme de mi azoramiento.
El tigre dio unos pasos hacia adelante provocando que todos retrocedieran, menos yo. Me quedé en mi lugar, impactado por lo que acababa de oír dentro de mi cabeza. El enorme tigre se acercaba con menos cuidado y todos corrieron para ponerse a salvo. Nam y Minho empezaron a gritar mi nombre porque yo no me movía del lugar en que estaba parado. Miré hacia atrás sabiendo que el tigre se acercaba a pasos seguros hacia mí, entonces vi que Namjoo-hyung estaba poniendo fuego a la punta de la flecha de Minho-hyung.
—¡No dispare, hyung! —grité, provocando que mi primo arrugara las cejas en confusión.
Minho-hyung tenía los ojos fijos en la bestia y no dejaba de apuntar. Pero esperaba a que confiara en mí y no disparara.
Respiré con alivio cuando aflojó la tensión de la cuerda del arco. Aunque la incendiada flecha no dejaba de apuntar hacia el tigre.
"¿Puedes reconocerme?". Preguntó la grave y gutural voz que venía de aquel tigre. "Puedes reconocer a tu preciado confidente?".
Yo asentí sonriendo con algo de conmoción. Mi piel estaba erizada por completo, aquello era maravilloso e increíble. No podía creer lo que estaba pasando, pero me daba tanta alegría de saber que mi amigo Terco no había muerto y en cambio nos había salido con tremenda sorpresa.
—Cuando hyung lo entienda llorará de felicidad, como yo —dije con las lágrimas invadiendo mis ojos. Abrí los brazos de par en par invitando al enorme tigre a un abrazo fraternal.
—¡Maldita sea!, ¡Jungkook-ah! —Gritó Minho-hyung—. ¿Qué crees que haces?
—¡Maldito loco desquiciado! —escuche maldecir a Jung.
Ellos y los otros gritaron palabras en desorden hacia mí mientras yo empezaba a correr en dirección hacia el tigre, sin embargo, todas sus voces se callaron en cuanto Terco y yo impactamos con extraña sutileza. Intentaba rodear su ancho y grueso cuello con mis brazos, pero no alcanzaba a hacerlo por completo, en cambio, la gran cabeza de Terco se frotaba sobre mí como le era posible. Sus largos bigotes eran incómodos y cosquillosos, me provocaron risas que no pude parar. Un sonido gutural y arrullador llenaba mis oídos. Una de sus enormes patas delanteras me sostenía por la espalda, de lo contrario no hubiese podido mantener el equilibrio.
Cuando tuvimos suficiente, ambos miramos hacia los demás. Ellos nos observaban con la boca abierta, estaban atónitos. Me encogí de hombros y sonreí hacia ellos.
—Este es Terco —anuncié con una sonrisa culpable.
Pasaron suficientes segundos como para que alguno se moviera de su sitio o se atreviera a decir algo, pero ninguno salía de su asombro. Incluso había empezado a caer nieve. Los pequeños copos flotaban en el aire debido al viento antes de caer y amontonarse sobre el suelo helado.
Minho fue el primero en intentar aproximarse sin decir una palabra, luego le siguió Nam, después un azorado Jackson y, por último, un temeroso y desconfiado Jung, todos intentando imitar la valentía de mi primo. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, entonces Terco soltó un gruñido profundo y amenazante. Jung corrió como alma que lleva el diablo a esconderse; Nam-hyung calló con el trasero hundido en la nieve, con el pecho subiendo y bajando de una manera notoria; Jackson se agachó temblando y gimiendo, haciéndose bolita y cubriéndose con sus brazos; y Minho-hyung se detuvo abruptamente con un semblante amenazante y asombrado a la vez.
Miré hacia Terco, entregándole una mirada cuestionadora y confusa.
"¿Qué? Ni siquiera rugí, tan solo fue un simple gruñido. No me mires así, solo quería bromear un poco. Son muy graciosos cuando se asustan así".
Era la primera vez que pude escuchar un pensamiento con tanta claridad, me sorprendió lo fácil que era escuchar la voz de terco cuando apenas escuchaba palabras estropajosas y amortiguadas. Con él había una sensación distinta a las experiencias anteriores, se sentía como si su voz entrara en mi cabeza en vez de sentir que yo invadía la suya.
—No teman, fue una broma —les aseguré a los hyungs con una sonrisa tranquilizadora, apretando los ojos debido a un repentino dolor de cabeza.
El tigre empezó a dejar escapar gruñidos, sutiles, pero guturales que eran lo más parecido a las risas de los humanos. Y entonces me contagié de su extraña risa. Reí fuerte.
Minho me miró con el entrecejo arrugado. Creí que no le había gustado la broma.
—¿Le pediste que hiciera eso? —preguntó mirando hacia mí, pero cabeceando hacia el gran tigre, entre molesto, asombrado y ligeramente divertido.
Yo negué con la cabeza y seguí riendo a pesar de que a Terco ya se le había pasado la risa. En verdad la postura de los hyungs era muy graciosa.
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Empezó a hacer mucho más viento, uno que arreciaba y bajaba la guardia ausentándose para regresar con más fuerza, moviendo las ramas desnudas de los arboles con la amenaza de quebrarlas en cualquier momento. La nieve cubría las capuchas de nuestros abrigos, nuestros hombros, el lomo y la coronilla de la cabeza del gran tigre que caminaba con quietud y majestuosidad a mi lado.
La niebla se hizo más espesa con la nieve que caia y el viento la disipaba por segundos, pero no desaparecía.
Durante el trayecto del camino de regreso a la casa del chamán, los hyungs venían cuestionándome cómo era capaz de escuchar a Terco cuando ellos lo único que alcazaban a oír era leves sonidos guturales haciendo eco dentro de la garganta del felino.
No quería que se enteraran de que a veces puedo escuchar los pensamientos de las personas, aunque ya percibía que, al menos Namjoon-hyung venía sospechándolo.
Les dije que solo podía escuchar a Terco, para que no pensaran en mí como alguien que intentaría invadir la privacidad de sus mentes cuando así lo quisiera. Me sentía apenado por omitir la verdad que, de seguro, algún día ellos iban a conocer de todas formas.
—¿Tienes súper poderes? ¿Así es como te enteraste que el chamán estaba en peligro?
Jung hizo aquella pregunta con mucha seriedad, no había emoción en sus expresiones más que desconfianza y acusación y no me gustó el sentimiento que me produjo su mirada escudriñadora e inquisitiva en cierto modo. Esa debía ser una de las razones por las que Taehyung ocultaba su naturaleza, y lo entendía porque... ¿a quién le gustaría que lo vieran como a un fenómeno...? ¿Como a un monstruo?
Me percaté de que todos los demás hyungs esperaban una respuesta de mi parte. A lo que saqué mi mano derecha del bolsillo de mi abrigo y la levanté en alto para mostrar el celular.
Todos se asombraron al ver el dispositivo.
Qué irónico, éramos un grupo de hombres caminando lado a lado con un tigre de tamaño descomunal y ellos se asombraban por ver un celular.
—Así —dije juguetón dando leves sacudidas al dispositivo.
—¡Ooooh! —exclamó Jung exhalando aire con cierto alivio.
—¡Eres un pequeño travieso! —acusó Jackson pasando un brazo sobre mi hombro—. Minho y yo somos los únicos autorizados en tener uno solo porque trabajamos en la administración de la corporación.
Pulsé el botón para activar la pantalla y vi que le quedaba un poco menos de la mitad de la batería. 48%. Aproveché para releer el último mensaje que le había enviado a Taehyung.
"El chamán se encuentra a salvo. Sé que no podré verte hasta que estés bien. No iré a Seúl hasta que te vea. Por favor, sánate pronto. Te extraño".
Una vez que terminé mi primo me pasó su dispositivo y yo me le quedé mirando, eran incluso el mismo modelo. Al ver que yo no hacía nada, se aclaró la garganta desviando la vista.
—¿Me permites agendar tu número?
—Jackson reaccionó y enseguida también buscó el suyo. Pero luego recordó que no lo llevaba consigo. Igual agendo su número en el mío.
Ya tenía 6 contactos en mi celular, me hubiese gustado tener a Jimin, pero la hazaña de tener un celular dentro de Full Moon para él era mucho más arriesgado que para mí.
Así, con aquella camaradería íbamos caminando bajo el frío a pasos lentos y despreocupados hacia la casa del chamán, olvidándonos de que teníamos que enfrentar las consecuencias de haber retado al tío Sangjoong.
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** Los onggi son jarras y ollas de barro que se utilizan para fermentar y almacenar los alimentos. En el pasado formaron parte de la vida diaria de los coreanos. En la cocina tradicional los productos utilizados como condimento, como la salsa de soja, la pasta de soja y la pasta de soja de soja mezclada con chile son normalmente fermentadas en los vasos Onggi para que adquieran el máximo sabor. El mismo tratamiento se aplica al famoso kimchi coreano y a los licores.
El factor más importante es que los vasos coreanos onggi son una cerámica que respira. El lodo, que es el ingrediente principal de los vasos, contiene una gran cantidad de granos y produce pequeñas cámaras de aire en el proceso de amasado. Las pequeñas aberturas y los poros que se forman en su estructura son los que permiten a los vasos para respirar. Por consiguiente, el onggi permite conservar los productos alimenticios y también permite a las sustancias que se encuentran en su interior de madurar gracias a la circulación de aire.
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Espero que el capítulo haya sido de su agrado.
Por favor, cuidense mucho, aliméntese bien y tomen aguita.
¡Espero leernos pronto!
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