Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 47





Capítulo 47

———:::::::::::::::::::::::::::::::::::———

CINE DE TERROR

———:::::::::::::::::::::::::::::::::::———



⊰─⊱Jeon Jungkook ⊰─⊱

●•●•●•● ҉ ●•●•●•●

El recorrido había terminado, bueno, al menos convencimos al señor Choi Siwon de que lo diera por finalizado, ya que nos explicó todo el proceso de principio a fin. Él insistía en que faltaba la parte práctica, quería hacerme crear una barra desde cero para saber si yo había puesto la atención necesaria, pero lo convencí haciéndome el ofendido, no le quedó más remedio que aceptar. Estábamos en la recepción, los obreros habían sido llamados a ir a sus respectivos puestos, acechábamos la entrada por la ventana con la anticipación de ver a un todoterreno negro llegar. Aún el auto que debía venir por nosotros no había llegado.

Me sentía muy inquieto por no poder irme a pie. El clima estaba helando todo y hubiese sido difícil avanzar a través de la nieve.

En lo que esperábamos a Jinyeong pedí usar el baño de empleados, pero la recepcionista me llevó al privado del ingeniero. Aproveché la privacidad para estrenar nuestros teléfonos celulares, pero fue inútil. Tae no tomó ninguna de las llamadas. Colgué de inmediato en mi quinto intento cuando Nam-hyung tocó la puerta del baño.

—¿Todo está bien? ¿te sigue doliendo la cabeza?

—Todo bien —respondí saliendo y entonces Nam-hyung me avisó que nuestro auto había llegado.

A pesar de que Jung y Jinyeong se oponían al principio, íbamos en camino hacia la casa del chamán. Nam-hyung estuvo a punto de pelear con Jung para que aceptara ir con nosotros a la casa del chamán. Jung no quería ir, decía que no tenía nada que hacer ahí, así que exigía que primero fuéramos a la mansión para dejarlo y luego que fuéramos a la casa del chaman si tanto lo deseábamos.

—Además... ¿Tú no tienes que irte a Seúl? —Jung me miró de soslayo desde el asiento del copiloto.

Jinyeong iba conduciendo en silencio, pero lo miró arrugando el entrecejo.

—Sé que Jungkook-ssi pide que lo tratemos como a uno más de nosotros, pero... ¿no crees que se te está pasando la mano, Jung? Diga lo que diga, sigue siendo el sobrino del señor Jeon.

—No es que no lo sea. No se me olvida que es un Jeon. Solo que no pienso desobedecer mi orden por uno de sus caprichos. Desviarnos es lo mismo que no obedecer. Es todo.

—Entonces préstame tu intercomunicador —insistí, provocando que jung inalara aire tratando de mantener a raya su exasperación.

—Jeon, todo está bien. Si hubiesen necesitado nuestra ayuda, se hubieran comunicado conmigo. Ya me he llevado muchos regaños los últimos meses, no usaré mi intercomunicador si no es necesario.

—Pero Jinyeong lo usó...

—Eso era algo necesario, Minho no explicó porque llegó solo a la mansión. Se preocupó. No es lo mismo que suponer idioteces. ¿Verdad, Jinyeong?

—No son idioteces, el chamán necesita ayuda... —refuté, pero el cara de caballo no me dejó terminar. No sabía qué le estaba pasando, últimamente estaba muy diferente.

—Ah, ¿no? Si no son idioteces... ¿Explícame cómo es que supones que el chamán necesita ayuda?

—Entonces... préstanos el tuyo, Jinyeong —dije ignorando a Jung. No había manera de que le dijera que simplemente escuche la voz de Taehyung en mi cabeza.

—¿A quién le hablará? —preguntó el aludido.

—A Min —respondí seco.

El conductor se giró para mirarme sorprendido y arrugando el entrecejo. Sus manos aún en el volante.

—¿A quién? Noooo, ni loco. Prefiero que nos desviemos hacia la casa del chamán y luego decir que tuvimos que cambiar una llanta o algo así.

En ese momento Jung advirtió al conductor sobre algo, pero ya era muy tarde.

Jinyeong volvió la vista al frente y frenó de golpe. Se había escuchado el sonido de algo impactando contra el auto, un quejido lastimero lo acompañó. Todo pasó muy rápido.

»¡Maldición! —se quejó el conductor empujando la bolsa de aire que se había inflado y lo había cubierto por completo.

Sea lo que sea que atropelló, ya era tarde.

—¿Qué era eso? —tentó Namjoon-hyung mientras abría la puerta.

—Creo que era un animal —respondió Jung también abriendo la puerta.

Los cuatro salimos del auto. El sujeto o lo que fuera que atropellamos quedó debajo. Cuando nos agachamos había un gran animal de pelos rojizos junto a un tumulto de nieve. Me pareció que estaba respirando.

—Hay que sacarlo, creo que está vivo —dije.

Todos nos miramos y pronto me arrodillé sobre el camino cubierto de nieve, luego me acosté boca abajo, entonces me arrastré debajo del auto hasta que pude alcanzar una de las patas del animal. Sentí algunas manos agarrando mis pantorrillas donde finalizaban mis botas.

—¿Lo tienes? —preguntó Nam-hyung.

—Listo. Tiren —avisé.

Mi abrigo se deslizó un poco hacia arriba cuando me halaron. Escuché un leve quejido del animal al ser arrastrado juntamente conmigo.

Era un zorro enorme y peludo. Un zorro rojo, esos especímenes que estaban en peligro de extinción y nosotros lo habíamos atropellado. Estaba herido, pero vivo.

—Es... es enorme —Namjoon-hyung miraba al animal entre confundido y asombrado.

—¿Y si este amigo ya desayunó con el conejo imaginario de Minho? —Jung se rio de su propio chiste. En verdad hacía tiempo que no lo escuchaba bromear, incluso me pareció que por un momento el Jung de antes había vuelto.

—¡Terco no es imaginario! —le grité a Jung, más por el miedo de que su suposición fuera cierta que por tildar a Minho-hyung de mentiroso—. Y... espero que Minho-hyung lo haya encontrado antes que este "amigo".

Nos asustamos cuando el zorro abrió sus ojos. Nos entregaba una mirada asesina, pero eso no fue lo que me hizo estremecer. Sus ojos tenían un color y una lucecilla violeta, brillaban como una gema púrpura.

—¿Los zorros rojos tienen los ojos de ese color? —Jinyeong se estaba preguntando lo mismo que yo.

El animal empezó a esforzarse, intentaba levantarse.

—Por supuesto que no. No lo dejen ir. Ese no es un zorro rojo común —acotó Nam-hyung—. Jung, trae la cuerda.

Jung se movió de prisa para abrir la cajuela del auto, pero Jinyeong fue más rápido en rodear el hocico del animal con sus manos. El zorro intentó ponerse de pie, Namjoon se le echó encima para impedir que intentara escapar, yo hice mi parte agarrando cuantas patas podía. El animal era enorme. Ahora entendía por qué los compañeros que dijeron haberlo visto exageraban tanto cuando lo describían. Y bueno, lo que estaba delante de nuestros ojos comprobaba que de ninguna manera eran exageraciones.

Escuchamos voces, eran muchas. Un grupo de hombres.

—¡Por allá! —Vi aparecer a uno de los guardias novatos en el camino—. Creo que lo tienen. Son hombres de uniforme negro —Pronto se le unieron otros más.

Jung llegó con la soga y los novatos corrieron hacia nosotros. Jinyeong se desconcentró, perdió el apriete contra el hocico del animal y éste mordió una de sus manos, el hombre gritó muy fuerte y se apartó, entonces el animal viró hacia Nam, torciéndose para alcanzar su antebrazo izquierdo con sus filosos colmillos.

—¡Argh! —Gritó Nam-hyung retirando gran parte del peso que mantenía sobre el zorro.

Jung ya tenía dos patas amarradas y yo estaba amarrando las otras dos, el hocico del zorro luchaba por alcanzarme, pero pronto llegaron los novatos y ayudaron a mantenerlo inmóvil.

Hubo vítores y aplausos de parte de todos. Nos saludamos y agradecimos por la ayuda.

—Soy Seungri, líder de entrenamiento en el Centro de los Nuevos Ingresados. Agradecemos su ayuda, sin ustedes nunca hubiésemos atrapado a este pendejo —El hombre alto y con el cabello casi rapado señalaba al zorro—. Nadie nos iba a creer que lo vimos, como ya les pasó a muchos. Llevábamos casi una hora persiguiéndolo, el maldito es muy veloz, pero ahora, gracias a ustedes tenemos la prueba.

—Ese no es un zorro común —aclaró Namjoon-hyung.

—Lo sabemos, mire nada más el tamaño que tiene —concordó el tal Seungri.

—No solo me refiero a eso. Miren bien sus ojos —insistió Nam, pero enseguida el animal los cerró como si entendiera nuestro lenguaje—¿Vieron eso? Creo que puede entender lo que decimos.

—¿Dónde lo avistaron cuando empezaron a perseguirlo? —preguntó Jung interesado.

—Se había escurrido por una pequeña brecha, no muy lejos del portón de la entrada de la mansión de Full Moon —respondió unos de los novatos—, yo estaba haciendo guardia en esa área, señor.

Todos asentimos y Namhyung lo felicitó por tomar acción, el chico dijo que tuvo suerte porque en ese momento tocaba ser relevado, entonces todos persiguieron al zorro en la camioneta de Seungri y tuvieron que bajar del vehículo cuando el animal había huido hacia el bosque.

—Debemos llevarlo con el señor Jeon, él nos recompensará por esto —apuntó el líder de los novatos.

—Pero fuimos nosotros los que hicimos el trabajo —refutó Jinyeong sosteniendo su mano herida en alto.

—Creo que lo mejor es el que el chamán lo vea primero, y que también cure nuestras heridas. No vaya a tener algo contagioso o, peor aún, que esta cosa sea un espíritu maldito —sugerí, buscando una nueva excusa para que fueramos a la casa del viejo Oh.

—De ninguna manera podría ser maligno —contradijo Nam-hyung—, porque de lo contrario no habría podido traspasar la barrera.

—Es verdad, y si es una criatura no natural, debemos llevarlo con el chamán —apoyó Jung. Sorprendiéndome.

—Nosotros nos encargaremos —dijo el líder Seungri—. Ustedes vayan al hospital del doctor Um, está mucho más cera de aquí que la casa del chamán.

—Espere —dijo otro de los novatos—. El chamán no va a poder verlo.

Jinyeong rio.

—Ni que fuera ciego.

—¿Qué te hace pensar eso? —preguntó Nam-hyung al novato que habló.

—Sí, ¿qué te hace pensar que puedes dirígeles la palabra con ese tono a tus superiores? —regañó el líder Seungri.

—Es que... es que vi cuando se lo llevaban esta madrugada hacia el cine de terror —agregó el mismo novato un poco tímido.

¿Cine de terror? En Full Moon estaban prohibidas las actividades como el cine. No creo que existiera algún cine, excepto por el que armábamos algunos fines de semana con Minho y Jackson. Debía tratarse de algo más. Me adelanté y agarré a aquel novato por la parte delantera de su uniforme gris oscuro.

—¿Qué es ese lugar? ¿Dónde queda? —pregunté apretando los dientes y el chico me dio una mirada aterrada.

—¿Hablas de ese salón de torturas? —intervino Nam-hyung tocando una de mis manos. Una sutil solicitud para que me calmara.

Seungri intentó alejarme de su guardia. Pero Namjoon puso su brazo bueno contra el pecho del hombre y Jung había desenvainado un cuchillo dorado, pegándolo amenazadoramente en la garganta del líder.

—¿Cómo sabes que era el chamán? —volví a preguntar al novato aflojando mi agarre.

El líder de los guardias no se veía contento con su posición. Su respiración empezó a hacerse notoria.

—¿Quién eres tú? —preguntó alejándose un par de pasos para que Nam y Jung bajaran la guardia—, ¿por qué te defienden así? ¿Por qué le hablas así a mi subordinado? No interfieran. Yo tengo mayor rango que cualquiera de ustedes —agregó señalándonos a todos con aire de superioridad.

—¡Contesta¡ —le grité al chico que empezaba a temblar entre mis manos. Su líder me exasperaba y creo que lo estaba pagando con el pobre chico. Era tan joven, debía tener la misma edad de Soobin.

—S-su cabeza estaba tapada con una cosa negra, pero reconocí sus ropajes, él chamán es el único que viste así, ellos llevaban a alguien que vestía un hanbok muy colorido.

—Si es así, ya no hay nada qué hacer. Estoy seguro de que no saldrá vivo de ahí, está muy viejo para soportar todo lo que... —Jung se detuvo y dejó ir al líder de los novatos.

—¡Mierda¡ —exclamó Jinyeong—. Entonces era verdad. El viejo está en peligro. Pero... ¿Cómo lo supiste? —me preguntó al final.

—No es momento para eso —dije soltando al novato y entregándole una mala mirada a su líder—. Debo ir allí, así que... andando —ordené moviéndome hacia el auto. Nam-hyung hizo lo mismo.

Jinyeong y Jung se quedaron paralizados mirándose el uno al otro.

—Toma el volante tú, no me sé el camino —le dijo Jinyeong a Jung—. Nunca me tocó hacer guardia por esa zona.

—Yo había estado allí —les informé desde la poca distancia—, pero estaba desmayado cuando llegué y muy mareado cuando me sacaron. No sabría cómo llegar.

—Yo sé llegar —dijo Nam-hyung a mi lado—, pero no sé conducir.

«¿Cómo es que alguien tan inteligente no sabía conducir?». Pensé mientras me subía al auto.

—Ya oíste —grité desde el interior del vehículo—. Jung, toma el volante —sabía a la perfección que Jung también conocía el camino.

Jinyoung había tomado el asiento de copiloto y cuando Jung estaba por subirse al auto. vi al líder de los novatos pateando al gran Zorro. Jung había encendido el auto e iba a ponerlo en marcha cuando le pedí solo un momento.

—Oye Seungri —llamé la atención del líder—. Está herido, atropellado y atado hasta el hocico ¿No te da vergüenza hacer eso delante de los novatos?

El me miró elevando un solo lado de su labio superior pareciéndose a un perro con rabia. Yo le devolví una sonrisa guasona antes de mirar hacia el frente.

—Arranca, Jung.

—Sí, pero ya estás demasiado mandón —se quejó Jung—. Siento que nadie podrá sacarnos del problema en el que nos estamos metiendo —dijo tronado su cuello.

—No estés tan seguro —me burlé—. Te apuesto la vida a que el señor de Full Moon apoyará la causa.

—No quiero ofender, pero... ¿Cómo es que estás tan seguro? —Jinyoung me miraba desde su asiento lleno de suspicacia.

—Digamos que simplemente lo sé.


●•●•●•● ҉ ●•●•●•●

Jung aparcó el auto a una buena distancia del lugar. Estábamos rodeados por un bosque de bambú, nos movimos con cuidado alrededor de los árboles. Había mucha niebla y el crujir de las ramas frotándose volvían el panorama bastante espeluznante.

—No puedo creer que esté haciendo esto —se lamentó Jung—, podría costarme la vida.

—Y la mía —corroboró Jinyeong—, ¿y si mejor nos regresamos a la mansión?

La nieve era espesa y nos dificultaba agilizar el paso. Miré hacia el horizonte, el cielo estaba gris. Pronto empezaría a llover otra vez.

—Yo no me iré sin entrar a ese lugar —espeté—, terminaré lo que empecé.

Nam-hyung iba delante y yo iba siguiendo sus pasos, Jung y Jinyeong se estaban quedando atrás.

—¿Y si uso mi transmisor con la excusa del zorro que atropellamos?

—¡Aish! —Nam hyung y yo nos giramos hacías Jung. Chistamos al mismo tiempo y nos detuvimos hasta que los otros dos nos alcanzaron.

—Demasiado tarde —Namjoon-hyung le dio una palmada en la espalda a Jung.

Estábamos frente a la construcción que buscábamos. Justo a unos 200 metros de distancia del límite del bosque de bambú. En cuanto saliéramos del resguardo de los arboles íbamos a ser vistos. Alguien debía ir primero y distraer a los guardias.

—Quédense aquí —les pedí— Ustedes no deben ser vistos. Si no salgo en 20 minutos, váyanse sin mí.

Me moví decidido a continuar el camino solo. Me detuve cuando vi un auto llegar. De allí bajaron el tío Jeon y Minho-hyung, parecía que discutían. Por algo.

—¿Ese no es Minho? —preguntó Jinyeong a tras mi espalda.

—Se los dije —Jung dejó salir una corta risita nasal—, el conejo era un invento para zafarse del recorrido y Jeon lo descubrió.

—Silencio —urgió Namjoon-hyung—, escuchen. El eco de las voces llegaba hasta nosotros gracias al helado viento, estaban discutiendo muy fuerte.

—No me interesa, ¿cuántas veces tengo que decírtelo, papá? Si no es suficiente mi aporte en la empresa, te puedes ir a la mierda.

El dorso de la mano de tío Sangjoong impactó contra la mejilla de Minho-hyung haciendo que éste se callara.

—Al menos intenta no avergonzarme tanto. ¿No te bastó con el ridículo que hiciste ayer? —El tío Sangjoong empezó a caminar, pero Minho-hyung se quedó inmobil, justo donde se encontraba.

—Tú diste permiso para tomar alcohol y celebrar y eso fue lo que hice —replicó mi primo sin moverse de su sitio. Veía cómo se alejaba su padre que detuvo sus pasos y se giró hacia él.

—Tráiganlo —el viejo ordenó a mis compañeros que los acompañaban.

Los chicos se aproximaron a mi primo, pero mi primo levantó las manos en rendición y empezó a caminar hacia la construcción al igual que su padre.

Tío Sangjoong volvió a caminar cuando mi primo lo alcanzó.

» Emborracharte, arrastrarte y armar un alboroto como un idiota. Perseguir a un roedor como si fueras un infante despreocupado. ¿Lo haces a propósito?

Las voces se apagaban poco a poco y decidí ir acercándome con cuidado de no ser visto.

—Terco no es un roedor, papá, es un lagomorfo —corrigió el hijo al padre y recibiendo una mirada inquisitiva.

—¿Terco? ¿Acaso existe de verdad? ¿Trajiste a un roedor a la casa? —Estaban a un par de pasos de la entrada—. Llévenlo a dentro —volvió a ordenar y pasó lo mismo, no fue necesario que tocaran a mi primo porque él entró solo al depósito.

Yo corrí para esconderme detrás de unos barriles que estaban tumbados y cubiertos por la nieve.

—¿Aquí es donde me vas a encerrar ahora? —inquirió Minho medio burlón, como si hablar de su libertad fuera un chiste para él.

Los cuatro hombres que los acompañaban se aproximaron a mi primo, pero ninguno se atrevió a ser el primero en tocarlo. Minho-hyung, una vez más levantó las manos en rendición. Parecía que ya se había vuelto costumbre.

—No es necesario usar la violencia, puedo ir solo.

Tío Sangjoong les hizo una seña a unos de mis compañeros y este empezó a usar su intercomunicador de inmediato. No puede escuchar lo que dijo a través del aparato.

Las seis figuras entraron a la edificación y yo los seguí sin perderlos de vista. Cuando llegué al pequeño claro donde ya no había bambúes, esperé un momento antes de aproximarme.

Pronto se empezaron a escuchar gritos de discusión dentro de la construcción.

Miré hacia atrás y vi las figuras de mis acompañantes moviéndose hacia mí. Sabía lo que eso significaba. Estaban arriesgando su pellejo por mi culpa.

Cuando volteé otra vez, había dos compañeros haciendo guardia frente a la entrada de la edificación, eran Bambam y Jugyeom, los otros dos eran Youngjae y Daesung. Era raro que Min o JB no estuvieran acompañando al viejo.

Iba a moverme cuando discerní a dos hombres saliendo del lado opuesto del bosque. Eran los guardias de uniforme gris que estaban de turno en la zona.

Bambam usó su intercomunicador. Le vi hacer señas a los dos hombres de gris. Bambam y Jugyeom salieron a su encuentro y al parecer les notificaron de la presencia de mi tío en el lugar, o quien sabe de qué hablaban, como no se estaban gritando entre sí, no los podía escuchar.

Mientras tanto Los gritos de discución dentro de la construcción no se detenían. Y empecé a desesperarme. Los chicos casi me alcanzaban y sabía que los barriles no eran suficientes para ocultarnos a los cuatro. Salí de mi escondite dispuesto a lo que fuera, después de haber llegado al lugar no me quedaría solo escuchando u observado. Cuando Bambam y Jugyeom se percataron de mi persona los gritos de discusión ya habían cesado. Me congelé en mi lugar, ese silencio no me daba buena espina.

Empecé a caminar y acercarme a ambos compañeros con toda la prisa que me permitía el nivel de la nieve.

—Te lo dije, es Jungkook —escuché decir a Jugyeom—, alguna vez me tocó vigilar la puerta principal con él y otros dos más. Lo conozco, somos amigos, viejo.

—Es un Jeon, no es tu amigo, viejo —masculló el otro con pésimo disimulo.

—Hola, chicos —saludé con una sonrisa intimidante. Jugyeom se acercó y me saludó con respeto—, vine a entregar un mensaje personalmente a mi tío. Es urgente.

—Claro, escuché que te irás hoy. Debe ser algo importante como para que llegaras hasta aquí. Ahora vuelvo.

Minutos después Jugyeom salió con el labio partido precediendo la no tan alta, pero imponente figura de mi tío. Sentí mucho que golpearan a Jugyeom por mi culpa.

—¿Qué es eso tan importante que tiene que decirme, sobrino?

Tío Sangjoong no perdió tiempo en preguntar e ir al grano. Hice una reverencia hacia él porque sabía que hoy sería el día en que lo retaría y desafiaría como nadie lo ha hecho.

Me encogí en mi sitio fingiendo tener más frio del que sentía.

—Terminé el recorrido, pero su hijo se llevó el auto antes de tiempo y me dejó a pie. ¿Sabe lo enfadado que estoy con él? ¿Cómo se atreve? Debería ser castigado por eso.

El tío Sangjoong elevó una ceja y me brindó una mirada escudriñadora. Tal vez no estaba actuando lo suficientemente bien.

—¿Esa es la única causa por la que has venido?

—¡Claro que no! —dije haciéndome el ofendido ¿cree que llegaría hasta aquí solo para decir algo? Necesito castigarlo con mis propias manos, así me podre ir a Seúl satisfecho.

El mentón de tío Sangjoong se elevó con orgullo reprimido y las comisuras de sus labios hicieron una mueca de satisfacción. Había caído en la primera parte de mi trampa. Solo rogaba que los chicos no se movieran del escondite de los barriles.

Hice otra pequeña actuación fingiendo que el frío me era insoportable.

Caminé hacia el interior de la fachada a una señal de mi tío, él iba detrás de mí, respirando sobre mi nuca.

Al ver la horrorosa estancia me vinieron los recuerdos, esos que pudieron ser muy terribles de no ser por Taehyung. Ahora era mi turno de sacar a mi primo y al viejo Oh de allí. La puerta de hierro estaba delante de mí y mi mano no tembló cuando extendí mi brazo para abrirla. Mi primo ya estaba colgando como yo lo estuve aquella vez, pero me sorprendió que solo estaba él, barrí la zona con rapidez y el pánico apretujándome el pecho hasta que escuché un quejido que provenía del sillón de cuero. Era el chamán, no podía verlo porque el mueble estaba de espaldas hacia la puerta, pero reconocí su voz en aquel quejido lastimero.

—Necesito un favor de usted, tío Sangjoong. Tengo prisa en irme a Seúl. Le prometo que no tardaré mucho.

Minho empezó a moverse y mecerse sin ningún orden en cuanto me escuchó. Trataba de voltear hacia la puerta, pero yo sabٕía lo difícil que era moverse al antojo estando colgado de aquella manera.

El viejo me miró con cara de "Explícate mejor, tarado".

»¿Me podría dejar solo con él? —Sabía que esta era la parte más difícil. Minho hacía ruidos y quejidos esforzándose por llamar mi atención. Tal vez creyó que no lo había reconocido.

—¿Vas a torturarlo con mariconerías? —Tío Sangjoong me miraba escéptico ladeando la cabeza—. Bueno, no importa, lo que sea que le quieras hacer de verdad no me importa. Te doy solo 5 minutos.

Ni bien cerraron la puerta cuando me apresuré a bajar la palanca que sostenía las cadenas. Minhó cayó desplomado al piso y se tragó su quejido de dolor por causa de la mordaza que le impedía mover sus labios. Mientras tanto, el chamán intentaba moverse sobre el mueble de cuero. Miré a uno y luego al otro, entonces decidí correr hacia Minho para desatarlo, las malditas pulseras tenían llave. Minho me señaló con el mentón el lugar donde las habían depositado y me moví de prisa.

Cuando me giré para volver con Minho me percaté de que el chamán se había sentado y se esforzaba en ponerse de pie. Tenía la mitad del rostro hinchado y amoratado. Minho ya estaba de pie, pero no se movía de su lugar, seguramente para no provocar ruido al arrastrar las cadenas. Eso nos delataría. Pero también noté que se tambaleaba y se le dificultaba mantener el equilibrio.

—¿Estás borracho? Esta mañana estabas bien —bromeé mientras abría las pulseras con la llave, sabía de debía estar sedado, de lo contrario, su padre no hubiera podido dominarlo con tan solo cuatro hombres.

—¡Cállate! Y mejor date prisa en coger al viejo. Yo me encargo de papá.

—¿En esas condiciones? No lo creo, mejor que sea al revés —Me negaba a seguir ese plan. Él iba a refutar, pero yo me puse serio— No tenemos tiempo para discutir, trae al señor Oh.

Miré hacia todos lados y apreté los puños con fuerza.

—¡Demonios! No hay ventanas aquí.

—¿Ya te acobardaste? Entonces intercambiemos —mi primo se había echado al chamán sobre los hombros y me arrepentí de haberle dicho que fuera por él. Lo vi tambaleándose y luchando para mantener el equilibrio.

Respiré hondo cuando escuché que empezaba a abrirse la puerta.

El primero entrar no fue tío Sangjoong sino Daesung, el guardia más fuerte de los 4 que estaban allí. Después le siguieron los otros y por último entró el tío Sangjoong.

Las palabras sobraban y ellos parecían tener previas ordenes contra mí. Daesung no dudó en atacarme, arremetió cual toro en un rodeo, pero yo lo esquivé casi cuando se me echaba encima, el hombre iba tan rápido y con tanta fuerza que no le dio tiempo de frenar y su cabeza impactó contra la pared quedando así inconsciente de inmediato. Al ver a su mejor guerrero caer con tanta facilidad los otros tres se miraron y luego vinieron por mí al mismo tiempo. Fue una lucha donde yo llevaba las de perder, pero me percaté de que los chicos no buscaban dañarme así que me aproveché su inseguridad para sacar ventaja. Minho-hyung intentó salir con el viejo Oh sobre sus hombros, pero el tío Sangjoong le impidió la salida.

Yo cargué a Bambam entre mis brazos y se lo eché encima a mi tío para que lo evitara y se moviera en el acto. Ese simple truco funcionó, pero el tío cerró la puerta después de ver a Minho-hyung salir.

Yo estaba perdido.

—Átenlo —ordenó encolerizado. Esa no la vi venir. No pensé en que todo diera tal giro. El salvador terminó necesitando ser salvado.

Bambam aún estaba en el suelo y le pateé la mejilla lo más fuerte que puede. Dos menos. Solo quedaban el tío, Jugyeom y Youngjae. Corrí hacia el caldero que fungía como chimenea y retiré la barra de hierro caliente como braza para amenazarlos a los tres.

Tío canas no se esperaba eso y su rostro estaba fruncido por completo, estaba como la punta de la barra en mi mano, ardiendo en cólera.

—¿Te atreves a desafiarme, mocoso insolente? —El tío estaba que botaba más chispas que un volcán por los ojos.

Yo negué.

—No lo estoy desafiando, tío, ¿Cómo cree? Pero estoy obedeciendo una orden de tu señor. Si no me cree, pregúntele usted mismo.

—Deja eso en su lugar, ahora y hablemos.

Yo negué con más fuerza. Me aproximé paso a paso mientras él se retiraba de su sitio, como dándome el espacio para dejar la salida libre.

—No tengo mucho tiempo ahora. Ya pasaron los 5 minutos que usted me dio y ya logré mi cometido.

—Te vas a arrepentir de esto, Jeon Jungkook —dijo con rabia contenida.

—Sé que me arrepentiré de muchas cosas, pero de esto no. Usted hace lo que cree que tiene que hacer, es lo mismo para mí.

Cuando llegué hasta la puerta la abrí con rapidez aún amenazado a los tres hombres con la vara. Hice una reverencia hacia mi tío luego de abrir la puerta. Cerré por fuera y lancé la vara de hierro lejos. Corrí para alcanzar a Minho-hyung, quien se había caído con el chamán sobre la nieve. hice una señal hacia el escondite de los chicos y ellos salieron de inmediato.

Tomé al chamán y lo cargué sobre mis hombros hasta llegar al auto en el que habían llegado el tío Jeon y mi primo.

—¿Estás bien? ¿Cómo lograste que el señor Jeon te dejara ir? —Nam-hyung llegó corriendo como pudo hasta nosotros.

—¿Crees que papá solo nos dejaría ir, idiota? —Minho no perdía oportunidad para buscar bronca con Nam-hyung.

—No es momento para eso —respondió el de las gafas quitándose su jacket impermeable para ponérselo al más alto.

Minho-hyng quiso poner resistencia y se volvió a tambalear, pero terminó apoyándose de Namjoon-hyung.

—Alguien debe buscar el otro auto y quedarse aquí para darnos tiempo —dije cuando todos llegamos al auto —. Es que dejé a tío Sangjoon encerrado en su cine de terror con los otros chicos.

Minho-hyung estalló en risas, por un momento pareció un ebrio.

—Yo me voy por el auto, se ofreció Jinyoung, les daré tiempo para que lleguen a la mansión y le diré al señor Jeon que tú me enviaste una vez que llegaste allá, así talvez no me castigará.

Agradecí la valentía y la proactividad de Jingyoung. El corrió devuelta hacia el bosque y los demás nos marchamos en el auto del tío Sangjoong.



●•●•●•● ҉ ●•●•●•●

Llegamos a la mansión y encontramos un alboroto en el frente de la casa. Eran Seungri y sus hombres queriendo pasar al interior, pero mis compañeros se lo estaban impidiendo.

Su todoterreno estaba aparcado casi Justo frente a la puerta principal y me percaté de que el zorro estaba tirado y tieso un par de metros detrás del auto. Una cuerda unía al bulto de pelos mojados a la defensa de hierro del vehículo, eso evidenciaba que lo habían arrastrado todo el camino hasta allí.

No teníamos mucho tiempo para que el tío Jeon llegara, mi interés era ver cómo estaba Taehyung-ssi y mostrarle que el chamán estaba a salvo.

En cuanto Jung se aparcó, Minho-hyung casi que se lanzó fuera del auto, ya su andar estaba más o menos equilibrado, al menos no lo vi tambalearse. Se aproximó al grupo de hombres que tenían el pequeño alboroto, los uniformes estaban mezcladas entre negro y gris oscuro. Yo también salí, pero a diferencia de él, me dirigí hacia el animal que estaba atado e indefenso tirado sobre la nieve, necesitaba comprobar si no había muerto.

Todos los hombres guardaron silencio e hicieron una reverencia en cuanto se percataron de la presencia de mi hyung. Mientras tanto pude comprobar que el zorro aún estaba con vida, pero estaba más herido de lo que lo habíamos dejado. Vi el rastro en la nieve, se perdía con la distancia, definitivamente lo habían arrastrado hasta allí. Toqué su costado y estaba muy frío, el animal soltó un quejido bajito y lastimero. Entre abrió los ojos, pero los volvió a cerrar. Aquello estaba muy mal.

—No tenemos tiempo que perder. Hyung, necesita ser atendido, está muy herido, lo trajeron a rastras hasta aquí —informé caminando hacia mi primo. En el camino desde "el cine de terror" hacia la mansión, le habíamos contado lo que nos pasó con el zorro.

Minho-hyung entrecerró los ojos con desprecio hacia Seungri. Era muy amable con los animales, eso me agradaba mucho de mi primo.

—No importa que se trate de un animal salvaje o de un ser mitológico. Por ahora, de lo que podemos estar seguros es que se trata de una criatura en extinción y no ha dado ningún signo de ser mortalmente peligrosa para nosotros, claro que Terco es la excepción, en caso de que se lo haya... —hyung tragó saliva antes de terminar— ...Comido.

—Ya estaba atropellado, ¿porque traerlo a rastras todo el camino, ¿no te da vergüenza? —Le reclamé indignado al líder de los novatos.

Seungri miró con desdén hacia mí.

—Es muy grande para meterlo en el baúl. ¿Qué querías, idiota?, ¿que le diera el asiento completo y dejara a mis compañeros atrás en medio del bosque con este clima? Esa cosa ocuparía todo el espacio.

Di un paso hacia el hombre para enfrentarlo sin palabras, pero hyung interpuso su brazo sobre mi pecho en señal de que me detuviera. Seungri me brindó una sonrisa de triunfo y alarde.

—Jeon Jungkook —hyung me nombró con voz serena y los ojos de Seungri se ensancharon en sorpresa como una gran tortilla de huevo frito y entonces Minho-hyung mostró una leve sonrisa de burla. Había pronunciado mi nombre completo porque Seungri me llamó idiota, era de esperarse que no sabía que yo también era un Jeon—, no tenemos tiempo para esto. Ocúpate del Chamán, yo me ocupo del animal.

—¿E-eres J-Jeon Jungkook? —El hombre tartamudeó la pregunta en estado de perplejidad. No tardó en hacer una inclinación de más de 90 grados.

No me detuve a esperar nada más, sabía que mi primo haría lo correcto con el animal. Cuando me volví a aproximar al auto que le habíamos hurtado al tío Sangjoong, el chamán, Nam-hyung y Jung ya estaban afuera presenciando el fin de la discusión.

—Jungkook-ah, no debo estar aquí para cuando llegue Jeon —El anciano hizo señas para que me acercara a él—, si me quedo, todo lo que hicieron habrá sido en vano.

Ya estaba tan cerca de Taehyung, necesitaba verlo, necesita saber cómo seguía su salud. Necesitaba confirmar que no andaba solo en medio del frío bosque.

—No estará seguro en su casa, señor Oh —discrepé, a lo que él negó en desacuerdo.

—Al contrario, estaré más seguro ahí —El viejo se giró para volver a entrar al auto, lucía muy débil así que le ayudé un poco—. Debemos darnos prisa, tengo algo que contarte.

Miré hacia la mansión con tristeza y pesar.

«Tan cerca». Pensé acongojado por la impotencia de no estar a su lado cuando sabía que me necesitaba. «¿Cómo estarás ahora?».

—¿Alguno de ustedes ha sabido algo de Jackson? —escuché que Minho-hyung les preguntaba a los guardias de negro. Pero no alcancé a escuchar que fue lo que le respondieron.

Subí al asiento del conductor e iba a encender el auto, pero la mano de Nam-hyung me hizo detener.

—Jung y yo iremos con ustedes —dijo el de gafas ocupando el asiento del copiloto y haciendo una mueca severa a Jung para que volviera al auto.

Jung se quedó mirando hacia la entrada de la mansión un momento y luego, por la insistencia de Nam-hyung, subió al vehículo a regañadientes.

—Suban al animal con cuidado en el asiento trasero del vehículo —escuché decir a Minho-hyung cuando le daba reversa al auto para dirigirnos hacia la casa del Chamán. Lo vi subirse al todoterreno de los novatos y pensé que seguramente llevaría al animal a la clínica del doctor Um.

●•●•●•● ҉ ●•●•●•●

●•●•●•● ҉ ●•●•●•●

Mucha espera, lo sé, tengo un ritmo lento para escribir, pero mi meta es terminar la historia, es lo que importa, ¿no es verdad?. Espero que comprendan.

Tengan un maravilloso y feliz día.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro