Capítulo 45
Capítulo 45
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PROCESO DE PRODUCCIÓN
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⊰─⊱Jeon Jungkook ⊰─⊱
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La alarma sonó a las 5:20 a.m, las cortinas de las ventanas estaban corridas dejando ver que afuera aún estaba oscuro. Un ligero signo de tormenta en las nubes me hizo quedar sumergido en la nada, hacía viento y las copas de los arboles eran mecidos con furia, estaba lloviendo agua nieve. Sería un día largo y muy molesto.
Me moví de la cama para estar listo e ir a despertar a Minho-hyung. Sabía que él iba a querer matarme, no solo por despertarlo un sábado a tales horas, si no también, por hacerlo mientras debería estar aquejado por una verdadera resaca sin precedentes. Escuché que en la fiesta del día anterior se había embriagado tanto que se quedaba dormido a ratos y que, luego de recuperar cierto índice de energía, volvía a los tragos, como si de un deporte se tratara; también supe que armó un fuerte escándalo repartiendo maldiciones al aire y vociferando que iba a matar a Namjoon.
Yo no pude ver nada de lo que pasó el día anterior en la fiesta. No estuve más ahí luego de lo que pasó con Nayeon. Después de hablar con el tío Jeon, fui a la guarida de Terco y más tarde regresé a la casa del viejo chamán, pasé las horas del día en su compañía.
Vimos a Lisa y Soobin regresar para tomar un baño, pensaban regresar a la fiesta en la mansión. En ese rato nos contaron un montón de anécdotas, incluyendo la de Minho ingiriendo alcohol como si de una competencia se tratase, comportándose como un rebelde, y amenazando a Nam con romperle los huesos. El viejo chamán no les quería dar el permiso a los chicos de volver, disque porque Soobin estaba pasado de tragos, pero yo le convencí de dejarlos ser.
—Por lo visto, Minho no va a cambiar nunca —El chamán reía por lo bajo.
Con aquel comentario del chamán, recordé las palabras que éste me había dicho hace tiempo, cuando aún no conocía nada de mi primo Minho:
"Minho puede que posea la fuerza de un hombre rudo a la hora de pelear, sin embargo, tiene una personalidad débil, siempre he intuido que por más que haya sido instruido desde pequeño, no estaba preparado para un futuro puesto de protector, como se evidenciaba en muchas de las decisiones que tomaba, así como en la distancia que establecía entre él y el legado Jeon. Sí bien desde pequeño sabía de memoria la consigna de dicho legado no era de su total interés defenderlo expandirlo o siquiera conservarlo como lo hicieron sus predecesores. En lo único que se presta afable y diligente es con los asuntos empresariales de la familia".
Me preguntaba qué había pasado para que Minho quisiera matar a Namjoon, pues ciertamente éste último siempre fue una persona muy sensata y correcta, era a quien mejor le iba en el sentido de la prudencia. En fin un hombre que estaba muy lejos de ser problemático.
Salí de mi habitación rumbo a la de Minho. Sucedió que su estancia estaba vacía cuando entré y me preguntaba dónde podía estar un sábado casi a las 6 de la mañana, cuando, incluso se levantaba tarde para ir a la oficina. Claro, la resaca vino a mi mente, y con aquella iluminación me dirigí con rapidez y buen ánimo hacia la cocina. Aprovecharía para tomar algo de desayuno.
En el espacio cálido y acogedor de la cocina encontré a mi primo Minho, como me esperaba. Allí estaban también Jackson, Eunwoo, la chef Kim y Jin y la dama Bae —quien siempre acompañaba a Nayeon—.
—Díselo. De verdad, no estaba en mis cabales ayer —le decía Minho a Jin—. En mi sano juicio no haría algo como eso.
—A veces el alcohol funge como un elixir de la verdad —repondió Jin-hyung entrecerrando los ojos hacia Minho-hyung—. Dijiste que lo olvidaste. Pero ayer quedó claro que mentiste, no lo has superado. ¿Cómo puedes guardarle tanto rencor a una persona como Nam por algo tan insignificante?
No entendía bien de qué hablaban estos dos hermanos —que no aún no sabían que lo eran—, pero no me preocupé porque Jackson parecía muy entretenido con la situación, los observaba mientras trataba de reprimir la risa con todas sus fuerzas.
Con un ruido sordo, Minho estampó sobre el mesón la tasa de café que tenía en su mano. El líquido derramado por la súbita sacudida le quemó una parte del dorso de la mano, pero esto no provocó más que una leve queja en el moreno.
La señora Kim y la dama Bae corrieron hacia el alto hombre preocupadas por la posible quemadura.
—¡¿Insignificante?! ¡Ouch! Son, eran piezas únicas, exclusivamente hechas para mí —sus gritos llenaron todo el espacio.
Jin-hyung se encogió en su lugar, seguramente deseando no haber dicho aquellas palabras en voz alta. La señora Kim miró de soslayo a mi primo Jin, dejó a Minho con la dama Bae y luego regresó su concentración a lo que estaba haciendo.
—¿Sabes qué? Ahora ya no quiero disculparme con él, no voy a disculparme. Así recordará que debe ser más cuidadoso.
Con enojo, Minho abrió la puerta, aquella que daba al patio de atrás. Una ventisca helada se coló azotando toda la cocina, salió dejando la puerta abierta, quedándose bajo el toldo que le impedía ser empapado por el agua nieve que caía ruidosa. Le ví abrazarse a sí mismo frotando sus brazos mientras miraba hacia el cielo nublado. Tal vez buscaba calmarse un poco.
Jackson se bajó del mesón mirando hacia la espalda de Miho-hyung. Ya no sonreía.
Me acerqué a Jin-hyung que parecía querer empezar a llorar. Su labio inferior temblando ligeramente.
—No lo defiendas tanto, Kim, sabes lo torpe que puede ser —apuntó Jackson con seriedad pasando por su lado antes de seguir a Minho.
—¿Qué fue lo que pasó? —pregunté acercándome más a Jin-hyung.
No respondió. Él estaba como ido, mirando un punto fijo en el suelo, hundido en una tristeza que jamás le había visto a su brillante rostro.
—Lo sé, es capaz de romperlo todo —musitaba para sí mimo—, aun así, en la siguiente vida, también le entregaría mi corazón, porque nadie podría cuidarlo mejor que él.
—No entiendo —dije ladeando la cabeza, como si de esa forma pudiera comprender mejor.
—Es que el señor Nam rompió algunas piezas que estaban junto a la colección de lujo de Minho en su oficina de Seúl —aclaró la señora Kim a falta del habla de Jin-ssi—. Eso pasó hace mucho tiempo, pero ayer Minho volvió a traer a colación el tema.
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Minho-hyung y yo estábamos frente al jardín. Ambos dábamos la espalda a la entrada principal de la mansión. La fuente congelada parecía una pileta cristalizada y plana, que, de ser más amplia, me hubiese entrado ganas de patinar sobre ella. . Había mucha niebla y un silencio un poco incómodo entre nosotros. Sentí ganas de encender un cigarrillo, pero debía pedir permiso primero y no quería abrir la boca porque mi primo no andaba con su mejor humor. Lo peor era que la única persona que lograba sacarlo de su estado estaba en camino hacia la madriguera de Terco. Jackson.
—Sé que no hablas mucho, pero... ¿estarás tan callado hasta que inincie el recorrido? —inquirió mirándome medio burlón borrando su sonrisa tan pronto como la vi.
—¿Tanto significado tiene para ti una colección? ¿Qué es lo que coleccionas?
—No son las piezas de colección en sí, si esas se rompen se pueden sustituir.
Asentí.
—Entonces, ¿Qué era eso que Nam rompió?
Minho-hyung no respondió de inmediato.
—Dirás que estoy loco, pero era lo único que conservaba de una persona que es muy especial para mí. Ella hizo esas imitaciones de mis autos de colección especialmente para mí. Todo hecho a mano. Eran de madera y eran maravillosas, como sus manos, como ella.
—¿Y no puedes pedirle que las repare?
Minho-hyung negó en silencio.
»Pues pídele que te haga otra nueva.
—Eso no es posible, pequeño primo —dijo tirando hacia atrás la capucha de mi abrigo para acercarme a él y así poder envolver su brazo sobre mis hombros y remover el gorro sobre mi cabeza, haciéndome sentir como un niño. Era muy alto y ya rondaba los 30 años, pero eso no le daba derecho de tratarme como si yo fuera un mocoso. Parecía olvidar que también era un adulto.
»¿Te avergüenza decirle que lo echaste a perder? —insistí.
—No es eso —alegó. Hizo una pausa para inspirar el aire frío. Había dejado de llover, pero el panorama no mejoraba, la neblina se hacía cada vez más espesa—. Es que ella ya no es parte de este mundo, debe estar en uno mejor —explicó mientras una de sus botas pateaba suavemente la nieve bajo nuestros pies.
Me quedé callado. No supe qué responder a eso.
—L-lo siento mucho —dije al fin. El ruido del auto que esperábamos se hizo escuchar a lo lejos.
Miré a mi primo de soslayo. Se limpiaba alguna lágrima que escapó de sus ojos. Lo escuché sorber por la nariz mientras enderezaba la capucha de su chamarra impermeable.
—Ya viene Jung —anunció con pesar, liberando un ligero vaho de su boca.
Un pensamiento me vino a la mente: El cuadro que pinté de Taehyung.
También recordé lo que el viejo Chamán me había explicado un día, acerca de la forma en la que el tío Jeon protegía a Taehyung. En aquel momento lo entendí mejor. Él quería destruir el cuadro, no solo porque era una evidencia de su existencia, sino también por un motivo más profundo, quería cuidar sus sentimientos. Ese cuadro sería algo que le iba a quedar a Taehyung después de mi muerte. Y me pregunté si había sido una buena idea. En aquel momento no parecía absurdo que estuviera de acuerdo con el tío Jeon, aún después de mucho tiempo de haber terminado la puntura.
Volvía a ver la tristeza en los ojos de mi primo y vi en él a un futuro Kim Taehyung, celando a ese cuadro como si fuera lo más preciado de sus posesiones, tal como lo había demostrado al no dejar que el tío Jeon le pusiera un dedo encima.
Minho-hyung se movilizó hacia el auto y se quedó con la manija de la puerta a medio manipular. Mientras lo miraba con algo de confusión, rodeé el auto sin dejar de mirar hacia él.
"¿Será que olvidó algo?". Pensé.
Al abrir la puerta del otro lado, me percaté del por qué había tenido esa reacción: Nam-hyung estaba ocupando el asiento del co-piloto. Frunció el ceño, el morrillo en sus labios sintiéndose más pronunciado, aun así, subió al auto cerrado la puerta de un porrazo. Yo también subí con precaución.
El problema no era una pelea que Minho y Namjoon venían distendiendo desde hace un tiempo atrás, era una pelea solo de Minho. No eran las piezas que Namjoon había roto, era que él no estaba listo para dejar ir a esa persona, auque supiera que ella ya no volvería a estar en su vida.
Y volví a pensar en Taehyung, en el daño que yo le estaba haciendo, mientras más hacía que me amara, más lo condenaba al sufrimiento. Y pensar que perdí a Kakita por ello, pensando que valía tanto la pena hacerlo feliz un momento y permitirme ser feliz yo también.
El silencio de los cuatro llenaba el interior del auto, en cuanto Jung lo puso en marcha, la tensión era tan filosa y cortante como una guillotina, como un hilo de láser. Ni una palabra, ninguna. Nadie se atrevió a decir algo durante el trayecto hacia la nave industrial. Sin embargo, las miradas decían muchas cosas, aunque los ojos de todos estaban puestos en el paisaje nebuloso o en el camino.
Ni siquiera Jung abrió la boca para sacar a la luz algunos de sus chistes indeseados que solía usar para menguar la tensión, igual, aunque no hubiera ninguna situación tan incómoda, tampoco es que esperaba que lo hiciera. Jung ya no era el mismo después de haber sido torturado por el tío Sangjoong. No lo culpaba, él no tuvo a alguien que lo salvara, como yo, debió soportarlo todo hasta el final y podía solo imaginar lo duro que debió haber sido.
—¿Por qué no estás con Kim, Jung? —la pregunta salió de mi boca sin siquiera pensarlo por completo. Era de mi conocimiento que Taehyung siempre prefería su compañía y era raro que le asignaran tareas que no tuvieran que ver con el señor de Full Moon —, ¿quién te sustituye ahora?
—Anoche, durante la fiesta, recibí la orden de esta tarea —respondió con la vista fija hacia el camino—. No me dijeron quién me iba a relevar, pero, si no me equivoco, creo que es JB quien está con el señor Kim desde esta madrugada.
—¿Y por qué no viniste solo? —preguntó Minho-hyung arrugando el entrecejo con molestia. Sabíamos que se estaba refiriendo a Nam.
—También recibí órdenes ayer, pero no puedo dar explicaciones más allá de eso —quiso aclarar Namjoon-hyung.
—Creo que yo sé —intervine—. Ayer en la mañana, cuando desperté a tío Sangjoong, dijo que no me quiere perder de vista. Estás aquí para vigilarme, lo sé.
—¡Maldita sea! —murmuró Minho-hyung por lo bajo. Pero podía apostar que los otros dos lo escucharon al igual que yo—. No está para eso, con Jung tienes suficiente vigilancia, está solo para joder el día.
—Mi orden no viene del señor Jeon, es una orden directa del señor Kim —Acotó Namjoon con su voz serena y dulzona, sin perder la formalidad, como un locutor, ignorando la actitud de nuestro mayor —estuve con él y Jin-ssi anoche, no parecía estar disfrutando de la fiesta, pero tampoco quería hacer un desplante a todos nosotros.
«Y yo no estuve allí para él». Pensé con tristeza.
Si no era esa la tarea de Namhyung, ¿entonces qué podría ser?
—Tsk, tsk, tsk —En el asiento contiguo se escuchó la lengua de Minho chasquear.
—Todos lo vimos tomando coñac como si no hubiera otro día para beber —repuso mi primo. Una mirada desdeñosa hacia Nam—. Disfrutó su fiesta de cumpleaños tanto como nosotros.
Hubo un silencio igual de incómodo hasta que que Namjoon volvió a hablar.
—Es cierto, tomó con exageración —reconoció Nam—. Pero no se sentía bien de salud. Rechazٴó la compañía de Jung durante la fiesta, por eso me preocupé y me quedé a su lado. Por más que le insistimos Jin y yo, no quiso ir a descansar. En verdad no se sentía bien, tenía mucha fiebre, aun así, no paraba de ingerir alcohol. Creo que tomar así por todo un día, le afecta hasta a los inmortales.
Me sentí tan culpable al escuchar eso. Ayer fue un día muy largo para mí, repartí mi tiempo entre la madriguera de Terco y la casa del chamán, sabía que si estaba cerca de él escucharía sus pensamientos y encontraría alguna excusa para quedarme en Full Moon. Soobin y Lisa habían dicho que Tae estaba bien. Nunca imaginé que fuera a enfermarse. Una parte de mí quería dejarlo todo e ir hasta su habitación, pero la otra recordaba a Kakita y su estado de embarazo. Las circunstancias no eran las mejores. No iba a acercarme a él, no le haría un daño imposible de remediar a mi hermana, no me perdonaría si algo saliera mal con su bebé.
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Eran las 6:18 a. m cuando llegamos a la nave, la neblina no había despejado para nada. A cierta distancia divisé al mismo hombre regordete y calvo de la otra vez, nos esperaba junto a un grupo de hombres con un extraño uniforme impermeable que los hacía parecer mecánicos astronautas en decadencia. Sus voces mentales eran tan escandalosas como estar en un concierto de Harry Styles, estuve en uno porque tuve la suerte de ganar los tickets. Creí que ya estaba preparado mentalmente para escuchar muchas voces juntas, pero era un pensamiento muy equivocado. En cuanto empezó el bullicio, de inmediato aparecieron ráfagas, como dolorosos aguijonazos en mis sienes.
Buenos días seniore Jeoni, es un plachere asistirles hoy —saludó el extranjero acercándose en cuanto bajamos del auto—. Buenos días a todos. Cuesto joven buenmozo que faltó la vez pasada, mis disculpas por dejar esperando y desperdichiado el suo tiempo —reverenció en mi dirección. Los uniformados detrás de él imitaron su acción. Eran al meno unos 20 obreros uniformados.
El hombre se secaba las manos continuamente con un pañuelo blanco. Sus guantes pendían de unos de los bolsillos en su chamarra. Nos indicó la entrada hacia la nave con movimiento corporal. Todos caminamos a la misma vez. Los uniformados nos seguían en silencio.
—Agradeceríamos que los trab... —comenzó Nam-hyung, pero fue interrumpido por Minho-hyung súbitamente.
—Como siempre, necesitamos que no haya trabajadores mientras hacemos el recorrido, por favor —solicitó lanzando una sonrisa victoriosa a Nam-hyun, sorprendiéndome. Parecía un niño queriendo molestar a otro.
No creí que él supiera de mi nueva condición. No, no creía que él supiera que yo podía escuchar pensamientos de vez en cuando. Tal vez no se debía a eso, pero agradecí enormemente que hiciera tal solicitud.
—Iniciaremos de inmediato. No se preocupe, seniore Jeoni, el encargado habla perfecto coreano y será el único que los acompañe. Explicará el proceso de producción con todos los detalles.
Llegamos a la antesala de la nave. La temperatura era agradable ahí, había un mesón en la pared frente a la puerta y dos mujeres vestidas con atuendos formales detrás del mismo. Los uniformados empezaron a ayudar a uno de ellos a quitarse el traje, este se adelantó unos pasos dejando atrás a los demás y caminando hacia nosotros, mientras que el resto del personal se fueron a sentar en la acogedora sala de espera. Todo indicaba que sin necesidad de que Minho lo pidiera, ya tenían previamente a las indicaciones de no estorbar durante el recorrido.
—Bien, soy Choi Siwon —se presentó el hombre que se quitó el uniforme de astronauta, era alto, casi tanto como Minho-hyung, su piel acanelada, pero más clara que la de hyung, con una escasa barba negra, pero bien arreglada—, estaré explicando el proceso de producción el día de hoy.
En cuanto se presentó nos indicó que dejáramos nuestros abrigos en el perchero donde habían colgado su uniforme y le siguiéramos para iniciar el recorrido. Pasamos a un salón ovalado y un pasillo de dos niveles, de techo del salón era muy alto y con amplias dimensiones donde se podía apreciar muchas puertas en ambos niveles.
—¿Tenemos que pasar por todas? —Inquirí inquieto, señalando alrededor.
Mi pregunta causó risa a todo el grupo. Minho miró a Namjoon e inmediatamente dejó de reír y se le borró la sonrisa. El hombre, Choi Siwon, sonrió mostrando unos hoyuelos que surgían a pesar de la barba.
—No, solo por las que son necesarias para mostrar el proceso completo —me respondió.
Seguimos al hombre y me di cuenta de que Jung y Nam se habían quedado atrás. Jung quería quedarse en la recepción, pero Namjoon lo estaba casi oblingando a continuar con el grupo.
Pasamos a la primera sala. Siwon se aclaró la garganta antes de empezar porque Jung aún quería regresar a la recepción y Namjoon se lo estaba impidiendo. Mi primo continuaba mirando con seriedad al par de hombres y por eso reprimí la risa.
—La materia prima de los lingotes de oro —comenzó el hombre alzando la voz— suele ser la chatarra de las joyerías, así como las joyas desechadas y en desuso.
El hombre empezó a caminar al rededor del salón, mientras todos observábamos las superficies. Yo arrugué el entrecejo e hice una mueca sarcástica con los labios.
«Materia prima. Hablaba del tema dando menos importancia a la procedencia de la "materia prima" como si fuera lo más normal. Ese Siwon no tenía ni idea de dónde salía su "materia prima" o tal vez solo quería tomarnos por idiotas».
—Sin embargo, aquí no usamos chatarra —interrumpió Nam-hyung recibiendo una mirada de reprobación de parte del señor Siwon.
—Tsk, Tsk, Tsk —Minho-hyung chasqueó la lengua y negaba en clara burla hacia Nam.
—Sí, eso es cierto —corroboró Siwon—, es oro virgen que viene importado desde las diferentes minas de todos los países donde el grupo Do Man es el propietario y el cuál es obviamente de mejor calidad que la chatarra reutilizada.
—¿Que viene de las minas? ¿Por qué me miente en mi cara? —mascullé por lo bajo. Apenas iniciábamos y ya estaba empezando a irritarme.
—Discúlpalo, es que suele hacer los tours a los visitantes de la fábrica y en su discurso no puede revelar el secreto de la verdadera naturaleza de la materia prima. Ni siquiera si el mismo señor Kim fuera uno de los visitantes. Puesto que la verdadera procedencia del oro no es de conocimiento de todos los subordinados.
—Pero solo estamos nosotros, no hay empleados aquí, todos se quedaron allá afuera, en la recepción.
—No obstante, lo importante es que escuches y aprendas el procedimiento —interrumpió Minho, haciéndonos callar—. Compórtense, ordenó entregándole una mirada severa a Nam.
No me sentí más relajado con aquella aclaración que Nam-hyung me susurró al oído, pero me ayudó para estar menos predispuesto.
—Mira nada más quien habla de comportarse —masculló Nam, por lo bajo.
—¿Qué dijiste? —gruñó mi primo. Causando que Siwon detuviera su presentación.
—No, nada. No dije nada.
Minho tiraba chispas por los ojos, pero ambos se enderezaron para prestar atención, entonces Siwon continuó:
—La chatarra, quiero decir, las piedras en bruto de oro se cargan en hornos especiales de fusión —decía señalando los artefactos a los que se refería—, donde se lleva bajo la influencia de altas temperaturas a una masa líquida homogénea que luego se funde en moldes para producir lingotes de oro. El material que entra en la fundición se llama carga de horno. La carga del horno se somete necesariamente a un tratamiento. Los residuos y la chatarra, quiero decir, el metal precioso se purifica y solo entonces entra en el lugar de fundición.
Fue hacia una estantería que quedaba al fondo de la estancia y volvió con un galón de un líquido negro con tonos de brillo azulado.
—Los metales preciosos se funden en un horno de inducción con un crisol de grafito —Explicó levantando el frasco para depositarlo encima de un mesón—. La carga del horno se echa en el crisol—dijo abriendo la pequeña compuerta de uno de los hornos—, que es el recipiente refractario de la fundición. Allí se funde el metal. El crisol se calienta antes de cargarlo con el metal y el fundente se vierte en el crisol calentado, que es una sustancia para soldar —señaló el frasco con el líquido extraño.
—A continuación, se echa la carga del horno en el crisol y se ajusta la temperatura deseada, una vez fundida la carga del horno se cubre la masa fundida con una pequeña cantidad de fundente fresco y se agita sin bajar la temperatura de calentamiento se deja reposar la masa fundida para que el fundente pueda esporificar los óxidos e impurezas innecesarios, se calienta a unos mil doscientos grados celsius, lo que es suficiente para fundir el oro, ya que su punto de fusión es más bajo. Mil sesenta y cuatro grados celsius —explicaba señalando los botones de la pequeña maquinaria.
Pasamos a otra sala diferente. Había hornos distintos a los anteriores y tres anaqueles llenos de botellas con un líquido distinto al de la sala anterior, tenían colores claros, entre amarillo, azul y verde.
—Los moldes de fundición se utilizan para fundir las barras, que son barras de metal con ranuras en la forma de la futura barra —dijo mostrándonos una unidad y permitiendo que la tocáramos—. Los moldes de fundición se calcinan a una temperatura de 500 a 550 grados celsius con lubricantes tecnológicos. El lubricante garantiza la buena calidad de las barras, lo que supone una buena propagación de la masa fundida en la célula.
El hombre se detuvo porque el intercomunicador de Jung se activó. Me asusté de inmediato pensado en Taehyung. Sentí como una patada en el estómago cuando Jung se apartó de nosotros para responder. ¿Y si Tae había empeorado?
Pasamos a la siguiente sala, todos menos Nam-hyung que decidió seguir a Jung.
—En esencia, todo el proceso de producción de lingotes de oro es similar a cómo una ama de casa hace galletas en la cocina en moldes, al igual que el proceso de las galletas, los moldes de fundición, es decir los moldes de lingotes de oro, deben calentarse primero y lubricarse después con un polvo de grafito tecnológico, en este caso, El oro no se quemará y el lingote quedará precioso.
El hombre continuó hablando a pesar de que Nam-hyung salió del anterior salón detrás de Jung. Parecía que no le importaba si se iban todos, lo importante era que yo me quedara a escuchar, todo este recorrido lo estaban haciendo por mí, sin embargo, no me faltaban ganas de ir tras ellos. La cabeza empezó a doler otra vez.
—Cuando la masa fundida está lista el metal se vierte finalmente a través de la canaleta de vertido del crisol en los moldes de fundición y tras su completa cristalización y envejecimiento, se retira la barra.
Jung y Nam entraron juntos.
—¿Kim está bien? —quise saber deinmediato.
—Es en lo único que piensa —murmuró el cara de caballo. Me miraba con cierta pena, lo que hizo que me preocupara más.
Caminé hacia él y lo tomé por los hombros.
—Dime, ¿es grave lo que tiene?
Me miró con ojos saltones y luego me pidió silencio.
—Shhhhhh! —No se trataba del señor. Era un mensaje para Minho de parte de Jackson.
Yo lo dejé ir, aliviado, soltando de golpe todo el aire que había retenido. Esta vez fue mi primo quien tomó a Jung por los hombros y lo sacudía.
—¿Y por qué no dices de inmediato lo que pasa?
—No es gran cosa, dice algo como que se escapó el conejo, solo era eso.
—¿Qué? —dijimos hyung y yo al unísono. Hyung soltó a Jung y lo empujó con una mala mirada.
«Oh no, Terco. Te vas a morir congelado afuera de tu madriguera».
—Ustedes sigan sin mí —ordenó antes de irse apurado.
Bien, si ya no hay más inconvenientes, debemos proseguir. Nuestros trabajadores están esperando afuera para iniciar sus labores. Hay que llegar al final.
Yo me agarré la cabeza porque cada vez las punzadas eran peores.
«Nadie más que yo necesita que esta jodida mierda termine».
—¿Estás bien? —me preguntaron Nam y Jung al mismo tiempo.
Yo asentí enderezándome.
—Bien, porque sería inaceptable que también inventes una excusa para salir —Jung parecía molesto por algo—. Mira que armar un escándalo por un conejo, ni siquiera hay conejos en Full Moon.
Me giré para darle su merecido a Jung, pero Nam-hyung se interpuso entre nosotros. Me brindaba una mirada reprobatoria y negaba con la cabeza.
Respiré hondo y volví mi atención a Siwon, quien esperaba pacientemente por nosotros.
Nam le dio una mala mirada a Jung. Entonces Siwon prosiguió.
—El oro fundido es viscoso y vertible con aspecto similar a la gelatina, sin embargo, se solidifica con bastante rapidez, ya que solo tarda unos segundos en cristalizar.
Nos invitó a pasar por otra sala.
—Para tu información, su nombre es Terco —le susurré a Jung al oído cuando encontré la oportunidad. Él se me quedó mirando como si acabara de descubrir que yo estaba loco.
—A continuación, aquí es donde los trabajadores sacan el lingote y lo sumergen en agua fría. El lingote de oro está casi terminado, solo quedan algunos detalles: primero se lleva una pequeña muestra al laboratorio químico de la fábrica. Se trata de una especie de control de calidad para asegurarse de que el lingote es excelente, si el oro no es lo suficientemente puro, se vuelve a fundir el lingote y se repite todo el procedimiento. Si el lingote es bello y puro y cumple todas las normas, recibe su propio número.
Otra punzada cubrió el interior de mis sienes, provocando que apretara los ojos y dejara salir un leve quejido. Siwon se quedó mirándome un momento, pero no se detuvo.
»Nuestra marca, o sea, la marca del fabricante, se estampa en el —dijo tomando una caja y sacando un sello rectangular.
—¿Seguro que estás bien? —Nam-hyung puso una mano en mi hombro. No sé si también creía que solo quería zafarme del recorrido con la excusa de mi dolor de cabeza.
Siwon traía en su mano un lingote que parecía terminado. Se aproximó a mí ofreciéndomelo. Parecía más ligero de lo que era.
«Y pensar que el precio de esto es toda la sangre que Tae ha derramado».
Sentí una molestia en el pecho al pensar que su enfermedad estuviera regresando. No creía tener el valor de irme de Full Moon y dejarlo si se enfermara de nuevo con maldición de la luna roja.
Jung recibió otra señal de su intercomunicador. Volvió a salir y Nam lo persiguió igual que la vez anterior. Dejándome solo con Siwon.
—Por cierto, ¿sabías que un lingote de oro no es nada ligero?
—No. No lo sabía, respondí devolviéndole el lingote.
"Jungkook". Me paralicé por completo al escuchar mi nombre, pero no era la voz de Siwon, ni de ninguno de los que estaban relativamente cerca.
—Pero acaba de probar que así es. A pesar de su pequeño tamaño su peso varía entre once y trece coma tres kilogramos. Así que no te creas que el aspecto en las que las películas y los ladrones llenan sus bolsas y mochilas con decenas de lingotes después de robar algún banco, no llegarán muy lejos con esta carga, al menos es bueno que las joyas de oro no pesen demasiado.
"Te necesito, Jungkook". Otra vez lo escuché y esta vez sí que me asusté estaba seguro de quien había entrado a mi cabeza. Mis sienes palpitaban de dolor como si fueran a estallar.
—¿Tae? —dije, pero luego creí que sería mejor intentar pensar en su nombre que llamarlo en voz alta:
«¿Tae?». Cerré lo ojos y apreté los párpados con mucha fuerza.
Mi cabeza volvió a doler. Esta vez sentí que sangraba por la nariz. Su voz tan conocida retumbó de nuevo en dentro de mi mente.
"El Chamán... el chamán está en peligro".
Jung y Nam regresaron. Siwon me pasó un pañuelo blanco mientras me veía como si yo fuera algo raro, pero me importó una Mierda y tomé su pañuelo para limpiar mi nariz.
—¿El señor Kim está aquí? —les pregunté a Nam-hyung y a Jung.
—No, pero Minho se llevó nuestro auto. Jinyeong le avisó a Jung que vio a Minho llegar solo a la mansión —informó Nam.
—Para ti lo único que existe es el señor Kim —se quejó Jung señalándome—. Y Jinyeong no solo me contactó para eso —se giró hacia Namjoon-hyung—, quería asegurarse que estábamos bien, él mismo vendrá por nosotros.
—Pues ese es mi problema. Necesitamos salir de aquí cuanto antes. Yo necesito ver al chamán.
—¿Son tus dolores de cabeza? —quiso saber Nam-hyung.
—El chamán no está en la mansión, me dijeron que envió a una joven chamana por él. Jinyeong estaba afuera para recibirla cuando llegó Minho —explicó Jung—. ¿Será que el Chamán está enfermo? Si es así, no podrá hacer mucho por ti. Mira que ni siquiera está atendiendo al señor Kim.
—Con más razón, tengo que ir a la casa del Chamán, es urgente, creo que corre algún peligro.
«Tae quiere que lo ayude».
Estaba sumamente preocupado... ¿Y si Tae salió enfermo de la mansión?, si no ¿Cómo fui capaz de escucharlo en mi cabeza? ¿Qué diablos estaba pasando? ¿Por qué el chamán estaría en peligro?
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Pequeñas bolitas de algodón dulce, espero que les haya gustado este capítulo. Estoy trabajando para terminar proto el siguiente, mientras tanto, tomen mucha awita y mantenganse sanos.
Les quiero, hasta la próxima.
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