Capítulo 38
Capítulo 38
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EL ZORRO Y EL CONEJO
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⊰─⊱Jeon Jungkook ⊰─⊱
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Dejé una nota sobre la cama bien arreglada. Miré una última vez la vista maravillosa que regalaba el apabullante amanecer y me dirigí hacia la trampilla para salir del Domo antes de que Taehyung terminara su baño. Dijo que se sentía la piel pegajosa porque lo habíamos hecho una tercera vez al finalizar la madrugada.
Yo tomaría mi baño en mi habitación. Necesitaba escapar a escondidas, capaz y que me quedaba embrujado con su presencia. Y es que, si lo veía, estaba seguro de que me quedaría con él.
Al bajar por la trampilla, me llevé el único carrito de Golf sabiendo que en poco tiempo Jin-ssi llegaría con el desayuno. El se encargó de informarle a Tae su hora de llegada para que no se repitiera el incidente de vernos en un momento inoportuno.
Cuando llegué a donde se encontraban las escaleras que llevaban hacia el estudio de Tae, me bajé del carrito y seguí caminando hacia el final del pasillo hasta encontrar una puerta sin pomo. Después de varios intentos me di cuenta que la misma abría de abajo hacia arriba, luego de salir me encontré con la parte posterior de la gárgola dorada. Al otro lado la estructura de la puerta era empedrada. Fue imposible de bajar. Intenté hacerlo a la fuerza tal como lo hice para subirla, más no funcionó. Ese pedazo de mierda no se movía. No tenía ni puta idea de cómo debía cerrarla y se me ocurrió apretar todas las partes de la pieza de la gárgola dorada que estaba detrás de mí y en el ínterin fui sorprendido por Jin-ssi.
«Eso me pasa por no preguntar primero».
—¿Te vas tan temprano? —inquirió levantando una ceja.
—Sí. Es que ayer era mi último día libre. Tengo que desayunar bien porque debo hacer mi turno en vigilancia.
—¿A dónde te va a mandar el descolorido de Min?
Me reí ante su ocurrencia. Pero era cierto, Min resaltaba por ser, por mucho, más pálido que el resto de nosotros.
—El viernes pasado mencionó el perímetro 5 hacia el oeste. Pero no sé si será durante el día o la noche. No lo especificó, por eso salí temprano.
—El oeste... —susurró pensativo— hacia allá queda el cementerio. Suerte con tal aburrimiento. Dámele saludos a tus abuelos —se internó hacia el pasadizo agachándose con agilidad sin mover nada de lo que llevaba en su bandeja.
Le vi pisar una especie de palanca desde el otro lado y quise darme un golpe mental cuando la pesada puerta empedrada empezó a bajar. ¿Era tan difícil pensar que el suelo era una opción?
Me tiré por el suelo y rodé hacia dentro antes de que la puerta se cerrara por completo. Jin-ssi me miraba con cara de "¿no te estabas yendo?".
Me quedé sin saber qué decir ante su reacción. Quería darle las gracias por guardar nuestro secreto.
—T-Tae me dijo que estuviste en el Domo anoche mientras estuve dormido.
Él dejó salir esa peculiar risa suya. Empezó a caminar hacia uno de los carritos de golf.
—En realidad estuve antes, en la hora de la cena, pero los vi en plena acción y me regresé porque me puse nervioso. A nadie le gusta ser interrumpido cuando está cogiendo. Ustedes estaban tan sumergidos en su mundo que creo que tampoco habrían notado una tormenta tropical o un terremoto.
La cara me ardió por la vergüenza. No podía articular palabra. No quise pensar en qué momento nos vio con exactitud.
Le vi colocar la bandeja sobre el asiento trasero de uno de los carritos de golf como si todo ocurriera en cámara lenta.
»Cierra la boca. Se te caerá la mandíbula —rió de nuevo, bajito—. Ni que fuera para tanto. Nammie y yo también lo hacemos cada vez que podemos. Es lo más natural. Pero tenemos la desventaja de solo echar rapiditos, ustedes tienen la suerte de tener más tiempo, aunque sus encuentros sean tan furtivos como los nuestros.
Le miré con sorpresa por su confesión y la frescura con la que se lo tomaba todo. Pero agradecí su sinceridad.
—Gracias por guardar el secreto —me limité a decir sin mayor explicación o detalle.
—Por favor, no agradezcas —hizo un ademán restando importancia—, estoy de tu parte y por su puesto que apoyo la decisión del señor Kim. Créeme, él tiene sus razones para seguirle el juego del matrimonio a tu hermana. En cambio...
Detuvo su hablar dubitativo, atrapó sus gruesos labios en el interior de sus dientes, como si lo próximo que iba a decir fuera un delito.
—¿En cambio? —le incité a continuar.
Él carraspeó y procedió a terminar su comentario.
—En cambio, no percibo que tengas una buena razón para ennoviarte con tu hermana. ¿Sabes que el viejo Jeon terminará haciendo que te cases con ella, verdad? ¿Dejarás que la mosquita muerta se quede con el premio por su actuación?
—¿Qué-qué dices?
Lo que pasara entre Mina y yo no era de su incumbencia, a menos que me estuviera hablando en calidad de hermano mayor de ella y ni se enteraba de que son hermanos.
—Digo que si vas a dejar que se salga con la suya. Hablo del plan de tu disque hermana, la calladita pero fogosita. Hay que estar bien desesperada para hacer lo que ella hizo.
Solté una risa irónica, me mordí la lengua para frenarme y pensar más lento cualquier palabra que fuera a decir delante de Jin-hyung. Me imaginé a mí mismo restregándole en la cara a mi primo que midiera sus palabras antes de seguir expresándose así de su hermana.
Pero, debía contenerme. Todo en Full Moon era un maldito rollo por culpa del tío Sangjoong. Y no era el momento para desatar la tempestad que venía detrás de aquella verdad que luchaba por salir de mi boca.
—No hables así de ella, no la conoces —me limité a exhortar.
Él se cruzó de brazos haciendo una mueca de burla.
—¿Y después de lo que hizo te atreves a defenderla? Con razón es que hacen contigo como les da su gana.
—No es así, solo las trato como es debido. A las dos por igual. Tal vez percibas que Mina no signifique tanto como Nayeon, pero también es mi hermana aunque sea de crianza.
—Una hermana que quiere que te la cojas —ironizó arqueando una de las comisuras de su labios.
—¡Oye! —empecé a decir, pero él continuó como si no le importara cuánto podía molestarme su actitud contra Mina.
—Mina es mi hermana también y si está en mis manos hacerla feliz es mi deber hacer lo que pueda —articuló en un intento cómico de imitar mi voz, haciendo que las palabras se escucharan estropajosas, si no hubiese dicho eso empleando un estilo tan hilarante, hubiese pensado que ya lo sabía todo—. Si me levanta la pata para que le haga el mete y saca, se lo haré todas las veces necesarias para que sea feliz.
Hizo una seña morbosa e innecesaria con sus dedos.
—¡Es mi hermana! —grité terminando de sacar el reproche que gorgoreaba en mi garganta desde hacía unos segundos—. ¡ Eso sería repulsivo!
—¿Aún no entiendes que ella no te ve como a un hermano? Y lo peor es que sabe que Nayeon puede manipularte.
Me quedé inmóvil ante esa interrogante y aquella afirmación. En el fondo sabía que lo que escuchaba era cierto, pero ese era mi asunto, aunque fuera demasiado obvio. Tragué saliva avergonzado.
—Debo verme así de pusilánime ante tus ojos. No tengo pensado hacer nada de eso con Mina. Solo que no encuentro la mejor manera para no lastimarla.
—¡A la mierda con ella! Esa putisanta no merece tanta consideración de tu parte. ¿lastimarla? Nooo, pero si lo que anda es desesperada porque la apuñales entre las piernas.
«Maldito, lo dices porque no sabes que ella es tu hermana. Seguro que estarías de su parte si lo supieras».
—Puede que encuentre alguna forma de terminar todo eso antes de que se haga más ilusiones, pero tal vez ni siquiera valga la pena arrebatarle su felicidad.
Yo no tenía mucho tiempo como para andarlo perdiendo en temas que no eran prioridad.
—Sé que no quieres ser duro con ella, pero ¿no ves que ella sí busca su propia felicidad sin importarle la tuya? No temas en rechazarla con franqueza porque nadie está en posición de juzgarte. No estás siendo egoísta, ella sí. Tú eres el que está siendo lastimado, el señor Kim está siendo lastimado.
«Yo lo estoy lastimando más. Empecé esto sabiendo que no puedo acompañarlo por mucho tiempo, que no puedo llenarlo de esperanzas cuando sé que le voy a fallar y lo dejaré solo mucho antes de lo que se imagina». Me reproché.
—Puede que sea cierto, pero mi deber es proteger a mi familia de cualquier daño, es mi familia. A Mina la veo como a mi hermana.
Aunque en realidad era su hermana.
—Sí —corroboró alargando la palabra con mucho sarcasmo—, la hermana que quiere abrirte las piernas y comerte la salchicha y... ¡Como sea! —Sacudió las manos y la cabeza como quien acababa de perder toda su paciencia—. Tú familia es un jodido fraude, te mueven como a un maldito peón en su juego de ajedrez. Tu madre y tus hermanas lo planearon todo. Las escuché sin querer. Solo necesitaban que la tímida Mina agarrara el valor de robarte un beso, entonces tu hermana y tu mamá Choi se encargarían del resto.
No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Armaron una especie de complot entre las tres?
Si Jin-ssi supiera que estaba despotricando así a su propia madre, ¿sentiría náuseas del veneno que destilaba su lengua?
—¿P-por qué no me lo dijiste antes? —tartamudeé, me costaba no decir lo que estaba pensando—, si tanto te preocupa por qué no pensaste en haberme prevenido y así habríamos evitado este enredo.
—Porque no alcancé a escuchar todo, solo esa pequeña parte —hizo una seña de pellizco con sus dedos—. No tenía idea de que el sujeto del que hablaban eras tú —continuó ahora mirándose las uñas—, Nayeon estaba más que implicada en el plan, ¿cómo imaginar que estaban hablando de ti?
—Entiendo —asiento con la cabeza al tiempo de suelto un suspiro—. Pero, ¿estás seguro que Nayeon estaba de acuerdo? Quizá entendiste mal .
—Tsk, Tsk, tsk —chistó señalándome con un índice que subía y bajaba a manera de regaño, me miraba como si supiera que no le creería—. Tu hermana a la que tanto amas y cuidas apoyó todo ese plan. No es evidente después de ver su reacción y todo lo que dijo cuando Mina te besó?
Me quedé pensativo, tratando de recordar aquel momento. No lograba recordar mucho de ella porque mi mente estuvo paralizada y preocupada en la reacción de Kim y mamá Choi ante el malentendido.
Yo negué con mi cabeza, la incredulidad y la confusión debían estar pintadas en mis facciones.
—¿Ves como te pones? —exclamó escandalizado—. Si yo hubiera sospechado que se trataba de ti y te lo avisaba, no ibas ibas a creerme de todas formas.
—No es así. Tal vez esto no estuviera pasando.
—Sí, es así y te probaré que tengo razón.
Reí entre dientes tanto por sus gestos exagerados y su postura de Anciano cascarrabias como por el disparate que acababa de decir. Me hubiese gustado abrasarlo y llamarlo primo. Estaba feliz y orgulloso de que ese hombre tan genial y auténtico fuera mi familia.
—¿Cómo? ¿Vas a viajar en el tiempo? —me burlé.
Él puso los ojos en blanco con exasperación.
—Te diré algo que sé y veré tu reacción —abrió la boca con la intención de agregar algo más pero se arrepintió en el acto—. Aunque... pensándolo bien, mejor no —repuso arrepintiéndose de las palabras que nunca dijo.
Yo me impacienté un poco y reaccioné de la manera que él buscaba.
—Deja de jugar conmigo, hyung, y dime lo que sabes.
Él agrandó sus ojos con sorpresa y no entendí porqué hasta que él musitó la palabra "hyung". Me entregó una mirada enternecida y rápidamente volvió a su característica faceta de anciano cascarrabias.
—Tu hermana, Nayeon, ella sabe todo. Siempre ha sabido que además de las mujeres también te gustan los hombres, que tú y Jimin eran o son amigos con derecho o tal vez novios. Bueno, el punto es...
—Espera, ¿Qué?
Sentí mi sangre irse al fondo de mi cuerpo ante esas palabras. Siempre me ocupé de mantener ajena a Nayeon de todo eso. Podía esperar a ser juzgado por cualquier persona, pero no por ella, pensé que si se enteraba, su percepción hacia mí cambiaría y yo terminaría por perder el control sobre ella, se me dificultaría cuidarla porque ella, de alguna manera, se revelaría.
Ella no podía saberlo, eso debía ser mentira.
»Eso no es posible —negué incrédulo—, ¿de dónde sacas esa mentira? Yo nunca he hablado con ella sobre mis preferencias sexuales y mucho menos de mi relación con Jimin.
Jin-hyung se cruzó de brazos con el rostro endurecido.
—No fue necesario que lo hablaras, hubo una vez que ella los vio mientras te lo cogias...
Yo retrocedí varios pasos colocando ambas manos sobre mi cabeza.
—¡Maldito! ¡Deja de jugar conmigo!¡Eso es mentira! —grité a todo pulmón.
Jin-hyung corrió hacia mí para taparme la boca. Yo aparté su mano sintiéndome a punto de explotar.
Tomé aire y exhalé buscando una calma que se negaba a ser mi aliada.
»Si Nayeon nos hubiera descubierto no habría sido capaz de ocultarlo, ella no es así —aclaré a punto de sollozar.
Mi hermana no pudo haber jugado conmigo de esa manera.
—¿A no? Y si te digo que sabe lo que sientes por Kim, que lo supo desde el principio...
—¡No, no, no! ¡Eso sí que no! —Me adelanté y lo tomé por el cuello de su camisa sorprendiéndolo—. ¡Maldito! ¡Deja de decir payasadas! —volví a gritar—. No me haces ninguna maldita gracia.
—¿Qué harás? —cuestionó él desafiante cuando lo arinconé en la pared—. ¿Vas a pegarme?
Si lo haces, te voy a acusar con Nammie y con mi mamá —se encogió riendo a carcajadas.
—No hay forma de que eso sea cierto —negué soltando a Jin-hyung y viendo cómo éste perdía el equilibrio hasta caer de forma estrepitosa al piso—, ella no sería capaz de...
—¿De mentirte? —terminó Jin-hyung desde su postura sentado en el piso—. ¡Por Dios si salta a la vista que es una mentirosa de primera! —exclamó antes de levantarse con agilidad—. Lo siento porque es tu hermana y todo, pero es por esa razón que no termina de caerme bien —puntualizó sacudiendo y arreglando su ropa.
—¿No te cae bien? ¿Y eso te da derecho de calumniarla?
—No son calumnias, cabeza de trucha.
—¡Ja! —jadeé con ironía—. Acabas de admitir que no te cae bien.
—Y es la verdad. No me gustan las personas que mienten para su propio beneficio sin importar a quienes aplasta. Es una egoísta de mierda.
—¡No hables así de ella! ¡No te lo permito! —grité amenazante sintiéndome a punto de perder el control.
—Pero sí permites que ella mienta y omita tantas verdades como le sea conveniente. Te haces de la vista gorda mientras manipula a todos frente a tus narices. Tu pequeña hermana sabe cómo jugar, pero hay algo más que no quieres ver: ella no confía en ti, solo eres un peón para su juego.
—Tú no sabes nada de nosotros para hablarme así.
—Sé lo suficiente como para quitarte la estúpida venda que llevas en los ojos.
—¡Que no sabes una mierda!
—¿A no? ¿Acaso ella te confío la verdad sobre su compromiso con el señor Kim? ¿Te dijo que previo al compromiso se lanzó como una zorrita desesperada y que el señor Kim la estuvo rechazando por semanas? ¿Alguna vez te dijo que esa relación es una fachada que ella misma propuso y que ambos firmaron un contrato?, ¿que aceptó un futuro matrimonio que nunca iba a ser consumado? ¿Te dijo quién es el verdadero padre del ser que lleva en su vientre? Y no te hagas el tonto porque tú sabes tan bien como yo que el Cente no le ha tocado ni un pelo a tu ratona.
—Bien, estoy al tanto de que es capaz de inventar un embarazo, pero eso no quiere decir que supiera lo que siento por Kim. Ella no sería capaz de...¿cómo la llamaste?
—¿De omitir una verdad que no le conviene? Si es capaz de mentirnos a todos, ¿no la crees capaz de mentirte a ti? Y la llamé Ratona, pero a decir verdad tú le pusiste el mejor apodo, Kakita le va como anillo al dedo.
—¿Estás diciendo que crié a un ser tan despreciable? ¿Ella te cae tan mal?
«¿Sabe lo del apodo? Seguramente él me ha escuchado llamándola así».
Jin-ssi se parchó la palma de su mano en la frente con mayor exasperación. Revoleó los ojos antes de hablar otra vez.
—Fue un error de mi parte confesarte que la ratona no me cae bien —mascuyó con pesar.
—No importa, además, no hay manera de que sepas esa información. ¿Cómo te enteraste de ese sobrenombre?
—Si hay manera de que sepa esa información —aclaró haciendo énfasis en la palabra "esa"— y así como supe lo del perfecto sobrenombre, pero no puedo decirte cómo, solo que lo sé por una fuente muy confiable, que por supuesto debo reservarme.
Le vi acercarse al carrito de golf donde había dejado la bandeja con el desayuno.
»Además, ¿crees que eres el único que tiene derecho de recurrir a eufemismos? ¿No eres tú quien le llama a Jung cara de caballo y a Min cara de gato? Menos mal que a mi me llamas Kent, es muy agradable que creas que soy lindo, pero como me entere que también lo has hecho con Nammie, se me va a olvidar que estás bueno y que eres el favorito del señor Kim y de mamá.
Claro que esa fuente confiable era Kim. Antes él leía mis pensamientos y, seguramente, también los de Nayeon. Él lo sabía todo desde el principio. Pero entonces, ¿por qué mierda aceptó hacer ese trato con ella? ¿Por la cura de su enfermedad?
—Oye, yo solo te dije la verdad que nadie va a atrever a decirte —aclaró antes de abordar el asiento del conductor—. Prefiero las cosas de frente, siempre y cuando no provoque derramamiento de sangre, claro. Porque de otro modo lo mío con Nammie ya fuera más público que los ministerios del gobierno y los restaurantes de McDonald.
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La mañana de ese martes pasó tranquila, excepto para Terco, el conejito de Minho-hyung. Después de ir a ver a Min para verificar la ubicación y el horario de guardia que me tocaría en esa semana me pasé media mañana ayudando a construir su nueva vivienda con un diseño mejorado entre lo moderno y el habitad natural del animal.
Minho-hyung y Jackson-ssi se ocuparon de informarse de todo lo necesario para llevar a cabo la el proyecto y hasta llevaron a un experto que suele trabajar en el Zoológico de Seoul para no cometer errores y que la contrucción de la estructura se finalizara y perfeccionara en un día. Todo porque habían recibido varios informes de que un *zorro rojo había sido visto por cuatro guardias en diferentes puntos de los bosques de Full Moon. Eso incluía el área donde vivía la pequeña y apacible mascota.
Ellos no lo querían creer al principio, pero ya eran cuatro versiones con muchas coincidencias y similitudes entre sí.
Los avistamientos empezaron desde el domingo, así que me sentí preocupado por Terco, ya me había encariñado con él mientras me tocó cuidarlo y decidí dar una mano para que la obra pudiera ser acabada en el menor tiempo posible. Sería una pena que un zorro se lo comiera.
Jackson se la pasó intentando meterme miedo con las historias contadas por los compañeros que aseguraron haber visto al cuadrúpedo en extinsión, algunas eran sencillamente exageradas, otras estaban cargadas de misticismos locales. Como esa leyenda del zorro de las nueve colas que comúnmente en corea conocemos como **•Kumihos.
Mientras escuchaba a Jackson-ssi, chistaba, reía con poca diversión y negaba al mismo tiempo restando importancia, quería aparentar tranquilidad e incredulidad, pero lo cierto es me estaba sintiendo muy inquieto por el tema, ya saben, después de conocer a Kim Taehyung, el inmortal, que puede invocar oro con su sangre y es capaz de leer pensamientos, ¿quién me decía que ese mito del Kumiho no podía ser algo real?
—Jackson-ssi —lo nombré para llamar su atención mientras me quitaba los guantes—. Casi es hora de almorzar, mi horario de guardia de esta semana es nocturno y hay algunas cosas que debo hacer antes de que se ponga el sol.
La vivienda estaba prácticamente terminada y ya tenía hambre. Me despedí de Terco, de Jackson, del ingeniero y sus dos ayudantes. Me dirigí a la cocina para que la señora Kim me sirviera algo rico, y de paso pedirle un favor más a Jin-hyung, necesitaba enviar un mensaje a Taehyung avisándole que a partir de ese día solo podía verlo en la tarde.
Además, debía visitar al viejo chamán para armar el plan de cómo iba a faltar a mi turno de guardia para el momento de hacer el ritual del viernes de luna roja, lo único que habíamos arreglado era que la señora Kim y Jimin serían los que me acompañarían, tenía mucho que reprocharle a ese viejo lengua larga, pues ya le había contado hasta el último detalle a Jimin y no me agradó que se me adelantara. Por otra parte también necesitaba preguntarle si existe veracidad en el mito de las Kumiho.
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Pasaron dos días y las palabras que Jin-hyung me había dicho aquel martes continuaban resonando como un eco perturbador en mi cabeza. Se estaba acercando el día en que probablemente dejaría a todos atrás y me atormentaba saber que aún estaba teniendo la oportunidad de sincerarme con todos y dejar este mundo sin asuntos pendientes, pero cuanto más lo pensaba más me aterraba la idea.
Aún así, antes de ir a ver a Taehyung como todas las tardes de esa semana, decidí subir al cibercentro para pedirle un último favor a Mark Tuan. Necesitaba al menos hablar por llamada con Nayeon y Mina.
Pensé en empezar con lo que me era más fácil, así que primero le marqué a Mina, sin embargo, después de varios intentos, resultó ser que no contestó ninguno. Quizá por precaución no tomaba llamadas de números desconocidos. Siendo así, entonces intentamos con Nayeon por video llamada. La muy malcriada tenía la pantalla apuntando hacia el techo evitando mostrarse.
Discutimos por un rato para que me permitiera verla, insistí tanto porque era probable que fuera mi ultima oportunidad para verla y cuándo al fin accedió, entendí porqué era que no quería exhibirse. Se veía muy mal, su cabello lucía un poco enmarañado y su rostro muy pálido, donde estaba recostada parecía extrañamente una cama de hospital. La obligué a mostrarme su entorno y pasó lo mismo que cuando le pedí que me mostrara su rostro, cuando al fin accedió, confirmé lo que sospechaba. Ciertamente era un hospital.
Mamá Choi estaba allí con ella.
—No es la gran cosa —dijo la mayor tomando el celular de Nayeon—, solo está un poco deshidratada por los vómitos.
No podía creer que esa mentira llegara tan lejos como para atreverse a provocarse más vómitos con tal de que el supuesto embarazo fuera más creíble. «Dios, ¿hasta dónde es capaz de llegar con eso?». Fue lo que pensé.
—Nayeon... —comencé a decir sin saber cómo encontrar las palabras para no herirla demasiado.
—Espera...mi niño —interrumpió mamá Choi, urgida—. ¿Estás solo ahí?
Yo asentí sintiendo cómo el sentimiento de enfado hacía temblar mi cuerpo.
—Oppa —gorgoreó Nayeon cuando su carita pálida volvió a aparecer en la pantalla—. Por favor, no le vayas a decir al tío Canas que estoy ingresada en un hospital. Si lo haces, castigará muy feo a Hoseok-ssi por omitir información de nuevo, ya le he causado bastantes problemas.
—Eso es cierto —escuché la voz de mamá Choi concordar—, incluso él mismo se está ocupando de la cuenta. ¿No te entereaste de lo que le pasó?
Me sentí confundido y sorprendido de que ella no quisiese llamar la atención del tío Jeon con la noticia de su ingreso a un hospital. «¿Será que buscó la manera de que solo lo supiera Tae?». Pensé. Ese debía ser otro de los asuntos que me estaba ocultando Kim.
Mas, también me sentí muy mal por Jung, no pude verlo durante el domingo aunque busqué encontrarme con él, lo mismo pasó la mañana del lunes. Por un momento pensé que me estaba evitando para que no me burlara de él, aunque quizá no llegó a imaginar que no quería verlo para eso. Y solo logré estar en el mismo espacio que él cuando no tuvo escapatoria, justo en el momento en que casi todos salimos a despedimos de nuestros invitados antes de partir a Seoul. Igual me dio la sensación de que no era el mismo Jung que siempre buscaba una oportunidad para decir cualquier tontería y reírse de sus propias ocurrencias. Se mostró esquivo y uraño todo el rato. La única interacción que tuvimos fue una reverencia como saludo.
—Supe que el tío Jeon lo lastimó, sí.
—Sí, mucho —rectificó Nayeon—, lo dejó muy mal, tanto que tuve que obligarlo a dejarse atender en este mismo hospital. Estaba tan golpeado que tuvimos que mentir a los doctores, les dijimos que se había caído desde varios pisos y que se golpeó con varias estructuras antes de caer. Pero no sé si nos creyeron por que no supimos explicar porqué los pocos golpes en la cabeza en comparación con todo el daño que tenía en el resto de su cuerpo. El pobre tenía tres costillas rotas y varias heridas punzantes. Dijimos que un doctor amigo nuestro le dio los primeros auxilios, para explicar las saturaciones en sus heridas, ya sabes, el trabajo del doctor Um.
Nunca pensé que después de irse Jung todavía anduviera tal mal.
—Lamento mucho de que tuvieras que enterarte del verdadero carácter del tío abuelo.
—Es cierto. Estuve muy impactada. ¿Cuánto se necesita golpear a alguien para que termine siendo ingresado en un hospital durante tres días. Justo ayer le dieron el alta, pero sucedió que cuando vine por él, empecé a vomitar mucho más de lo regular en pleno hospital, los doctores no me dejaron ir y así terminé quedándome.
—¿Y no crees que ya has ido demasiado lejos con tus actos de rebeldía? —exhorté abriendo una brecha para que ella meditara un poco.
»Oppa, te confieso que el tío Canas me infunde mucho miedo. Hoseok-ssi me dijo que hay algo que él necesita de mí y que su favoritismo conmigo terminaría en cuanto obtenga lo que sea que está buscando. Yo pensaba que aunque no fuera risueño, ni simpático, ni nada, él me estimaba como sobrina, pero Hoseok-ssi me abrió los ojos, ese viejo no quiere ni a su propio hijo. Y pensándolo mejor, hasta ahora me pregunto cómo es que ha tolerado mi comportamiento. ¿Hasta cuándo lo haría? ¿Y si decide castigarme por cosas que he hecho? ¿Qué me haría?
—Lo sé, el día que falté al tour de la nave, fue porque me reencontré con Jimin y me entretuve todo el rato con él, sabes lo que Jimin significa para mí. Esa vez el tio Canas intentó castigarme, Jung estuvo ahí, Probablemente me iba a hacer lo mismo, pero la cosa no pasó a mayores porque el señor Kim lo impidió.
—Sí, ese día... lo recuerdo bien. Ese día mi prometido estaba más raro que nunca, parecía mortificado y empezó a tomar alcohol hasta quedar bastante pasado de tragos y yo me aproveché de eso. Lo visité en su habitación al amanecer, me acosté en su cama y le mentí haciéndole creer que él y yo habíamos... bueno, tú sabes. Él se lo creyó porque no recoradaba nada.
Oh, sí que lo sabía, como que estuve ahí.
—¿Entonces no te bastó mentir acerca de eso? ¿Por qué fingir estar embarazada?
—No estoy fingiendo mi embarazo, pero sí estoy fingiendo que el bebé es de mi prometido. —Nayeon empezó a llorar como una niña pequeña antes de seguir hablando—. He hecho cosas, cosas terribles, Kook-oppa. Estoy asustada. Tengo miedo de que el bebé no se parezca a mí y el tío Canas me descubra. Si a ti te castigó por faltar a una excursión ¿qué no me haría a mí después de obtener eso que supuestamente busca de mí?
Me percaté del pánico en los ojos de mi hermana, lágrimas chorreaban como impulsadas por una bomba hidráulica de ellos. Ahora entendía por qué su brillo se había apagado, su cabello descuidado, su cara lavada totalmente sin maquillaje y aquellas ojeras que descansaban debajo de sus ojos. Ella jamás descuidaba su apariencia. "Primero muerta que sencilla" era uno de los lemas que citaba con más recurrencia. Ella en verdad estaba asustada. Su mundo de princesas y reyes se había derrumbado. Su sueño se había convertido en pesadilla y ella misma había sido la culpable.
Yo sabía lo que era el miedo, me había quedado con fuertes reminiscencias de ese horrible sentimiento el día en que conocí la enfermedad de Taehyung. En ese momento yo estaba igual de envuelto que ella en ese sentimiento. Y ese día también, pero esa vez había algo diferente, se sentía distinto, antes no había de por medio cierto movimiento, como una lucha de voluntades librándose dentro de mi mente.
No quería morir, pero era necesario hacerlo para salvarlos a los dos. A ella y también a Taehyung.
Así, con aquel ánimo terminé la llamada con Nayeon. Me acobardé de preguntarle quien era el verdadero padre, no quería enterarme para no llevarme ese rencor, si me enteraba quien era, no dudaría en buscarlo para hacerlo pagar.
No le confesé que ya sabía perfectamente lo que estaba haciendo mal. Solo que pensaba que el embarazo no existía. No le reproché nada. Se veía lo suficientemente asustada como para escarmentar y madurar de una vez.
—No debes preocuparte, se que es eso que busca el tío abuelo y ya me estoy encargando de que nunca lo encuentre.
—¿Lo sabes? —cuestionó exaltada agrandando los ojos—, ¿entonces era cierto? ¡Ay, oppa, tengo mucho miedo!
—Sé que el tío Jeon asusta, pero tienes la mejor manera de salirte de su mira. El señor Kim. Tienes a la persona más confiable de este mundo, puedes refugiarte en él, créeme.
—Pero a él le mentí. Tengo miedo por mi bebé —lloriqueó dejando caer una gruesa lágrima, su labio inferior temblaba—, tengo miedo, Kook oppa.
Suspiré pensando en lo agotadora que mi hermana volvía la situación. Supuse que creía no poder dar marcha atrás a su charada. Ya estaba hasta el fondo.
—Lamento mucho que estés en esa situación. Piensa mejor y con más sensatez en lo adelante. Yo también te he fallado, pero debes saber que te amo.
Ella asintió sonriendo y limpiándose las lágrimas.
—Sí, seré más sensata desde ahora. Gracias por siempre estar ahí para mí. También te amo, oppa.
Mis ojos ardían y ahogué un suspiro al terminar la llamada.
No me sentí arrepentido de no decirle todo lo que tenía pensado. En cambio cuando iba de camino hacia la gárgola del ala oscura, pensé en dejar su vida en manos de Taehyung, estaba seguro que, aunque le hablara entre líneas, después entendería todo lo que habría querido decirle. Ella podría refugiarse en él y él sería quien la cuidara por mí.
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**•KUMIHO o GUMIHO criatura mitológica coreana. Para otros usos de este término, véase Kyūbi no kitsune. Un kumiho (pronunciación coreana: [kumiho] Hangul: 구미호; Hanja: 九尾狐, literalmente "zorro de nueve colas") o gumiho es una criatura que aparece en los cuentos orales y las leyendas de Corea, y son similares a las hadas europeas o a los hombres lobo. De acuerdo a tales cuentos, un zorro que vive miles de años se convierte en un kumiho, al igual que sus homólogos japoneses y chinos. Se puede transformar libremente, entre otros, en una hermosa mujer a menudo dispuesta a seducir a los hombres, y puede comerles el hígado o corazón (dependiendo de la leyenda). Hay numerosos cuentos en los cuales el kumiho aparece, varios de los cuales se pueden encontrar en la enciclopédica Compendio de Literatura Oral Coreana (한국 구비 문학 대계).
*EL ZORRO COREANO( Vulpes vulpes peculiosa ), también conocido como zorro rojo coreano , es una subespecie de zorro rojo que vive en Corea , Rusia y el noreste de China. Tiene una longitud corporal de 66 a 68 cm, una cola de 42 a 44 cm y un peso de 4,1 a 5,9 kg.
Antes de la década de 1960, el zorro coreano se encontraba abundantemente en toda Corea. Se encontró en una amplia variedad de hábitats en el noreste, noroeste, centro y sur de la península de Corea. Después de principios de la década de 1960, se determinó que las poblaciones del zorro fueron prácticamente eliminadas en Corea del Sur. Sus poblaciones también están disminuyendo en las áreas del norte y noreste, que ahora solo se encuentran en regiones montañosas aisladas. Es más común en áreas boscosas de tierras bajas, prefiriendo hábitats de borde con matorrales cerca de un arroyo o río. También se han encontrado en cementerios coreanos, ya que se encuentran cerca de los bordes del bosque.
El zorro coreano se considera en peligro de extinción en su área de distribución nativa. Su disminución en abundancia ha sido causada por varios factores. Existe una gran demanda de piel de zorro en la industria de la confección, ya que se utiliza para fabricar silenciadores. Esto ha resultado en una extensa caza ilegal del animal. [2] Un programa de rodenticidas a nivel nacional provocó un envenenamiento secundario del depredador. Además de esto, la pérdida y fragmentación del hábitat ha afectado negativamente a la población de zorros.
En 2012 se realizó un estudio para determinar la identidad genética de la subespecie V. v. Peculiosa para optimizar los esfuerzos de reintroducción, ya que el uso de individuos surcoreanos originales es prácticamente imposible ya que no queda ninguna raza pura. Se descubrió que el zorro rojo coreano está más estrechamente relacionado con los zorros rojos euroasiáticos y del Pacífico norte. La reintroducción tendría la mejor oportunidad de mejorar la abundancia si se utilizaran individuos de Corea del Norte, China o Rusia.
El programa de re introducción con animales cautivos del zoológico de Seúl se ha llevado a cabo en el Parque Nacional Sobaeksan para restablecer la población local de 50 para 2020.
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