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Capítulo 35




Capítulo 35


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JUGADAS SAGACES

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⊰─⊱Kim Taehyung⊰─⊱

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La noche de celebración del decimonoveno aniversario de Nayeon no terminó simplemente al concluir aquella cena especial que se me estaba haciendo tan inacabable.

Había olvidado cómo se podía alargar el tiempo sin el mínimo esfuerzo mas que solo estar en compañía de algunas personas. Hacía tanto que no convivía con algún grupo de sujetos técnicamente normales y no podía negar que, a excepción de uno que otro momento de tensión, todo fluyó de manera agradable, conversación tras conversación y tema tras tema.

Salvo por los últimos minutos, fue una velada amena, casi gratificante, dentro de lo que cabía, ya que a lo largo de la noche fui, lo más cercano posible, tratado como un ser humano común y corriente. Como esa ocasión en la que casi todos se opusieron a mi negativa de probar el caldo de algas que me ofrecía mi prometida. Ella quiso compartirlo solo conmigo y me pareció que no era apropiado, ya que le fue preparado por la señora Choi y servido únicamente a ella por motivo de su cumpleaños, según la cultura del país natal de mi padre, de mis raíces, es el plato especial que se prepara en honor al festejado y por un momento creí que podría ser una falta de mi parte no rechazar su cordialidad, pero todos me insistieron en que lo probara.

Después del postre que se hizo acompañar de algunas conversaciones triviales donde hice apreciación de miradas entre los comensales con diversas impresiones como: coquetas, tímidas, intimidantes, rencorosas, simpáticas y felices; tardamos un rato más en la mesa escuchando a la señora Choi contar algunas anécdotas de Nayeon, Mina y Jungkook cuando eran más jóvenes, luego pasamos desde el comedor hacia el salón con mini bar que colindaba con el área de la piscina, el cual se encontraba hermosamente decorado.

Mientras la festejada y sus invitadas disfrutaban con deleite de la música moderna con un volumen un tanto inapropiado como para tener una plática normal, algunos tomaban alcohol, otros reían y conversaban a pesar del ruido, al final hasta yo me fui acostumbrando.

Me tomé varias botellas de wiski, mientras Jungkook bailaba con su hermana de crianza, Mina, la chica callada y de facciones delicadas que no dejaba de mirarlo sin que apareciera cierto sonrojo en su níveo rostro.

La hija de la señora Choi se movía bien al ritmo de la música, pero mi bebé le sacaba todas las miradas con sus movimientos ágiles y gráciles que resaltaban todos esos atributos masculinos y formas esculpidas de su cuerpo. Más de una vez, me le quedé observando, obnubilado, más del tiempo que me podía permitir.

Y mientras le miraba bailar, tragando a grandes rasgos de mi vaso y sumergido en un mundo aparte, mis pensamientos revoloteaban inquietos imaginando el próximo encuentro a solas con él.

«Nuestro próximo encuentro».

Mis nervios eran traicioneros y no se dignaban a abandonarme, aunque hubieran pasado tantas horas después de aquella situación en el baño y a pesar del alivio de que no fuimos descubiertos ni por los guardias ni por Jeon.

Con la mente más tranquila, me preguntaba cómo se le había escapado el detalle al señor Min, quien para esa hora tenía el turno libre, pero fue contactado por la supuesta emergencia de mi desaparición y de ahí no se quiso separar de mí. Me estuvo buscando en los lugares más obvios, pero equivocados, no quería pensar que lo hizo a propósito, pues a ese no se le escapaba nada.

Mis pensamientos deambulaban y regresaban con rapidez debido a cada tema que ponía Jeon. Por culpa de mi viejo amigo me perdía de muchos detalles como aquella ocasión que Jungkook se perdió de la vista por una larga media hora. Pero eso fue antes de que reapareciera para deleitar la fiesta con sus bailes.

Al término de la noche, ya quería que la reunión terminara porque necesitaba comprobar con prontitud que lo que había pasado en el baño era real y que él deseaba que se repitiera tanto como yo: me frustraba pensar qué tal vez era menos real que lo que había pasado con su hermana de crianza.

Sabía que lo nuestro estaba sucediendo, aunque no debía. Ese instante mágico se sintió tan real, pero al mismo tiempo me percataba de la forma tan fácil en la que él se había pasado el resto de la noche prácticamente ignorándome, y luego me golpeaba esa sensación de que posiblemente solo estuve soñando y temía despertarme de súbito.

Tan solo un momento antes de aquel acontecimiento mi corazón lloraba y dolía porque era lo que más deseaba y, sin embargo, tenía en claro que era algo que parecía hacerse más y más imposible de tener. ¿Cómo es que todo en mí dio ese giro tan drástico y maravillosamente turbulento con un simple movimiento suyo? Me tomó por sorpresa que él tomara la iniciativa de nueva cuenta, no es que no lo esperaba, sabía que llegaría ese momento, solo que no tan pronto.

Hasta el último instante actuaba indiferente, pero aquel momento que tuvimos en el baño, de repente...

¿Y si Jin-ssi tenía razón? ¿Desde cuándo se había hecho inmune a la pócima? ¿Estaba fingiendo las últimas horas, días, semanas? No, imposible el viejo Chamán dijo que debía tomarla cada 7 días. ¿Habrá sospechado de la bebida y en algún momento la había dejado de tomar?

Debería estar preocupado porque era muy posible que estaba en el mismo punto de partida que antes de haber convenido con el Chamán, pero estaba tan feliz que no tuve tiempo para darle la importancia.

Recordé las palabras de Jin-ssi. Él apostaba por que Jungkook no tardaría en hacerse inmune a la poción. Sus conjeturas locas me traían pensando en que sí podría existir esa posibilidad, que él realmente era una persona especial, así, como Jihyo o quien sabe. Después de todo, ya era la tercera vez que nos besábamos sin que él mostrara algún efecto secundario, evidenciando que no parece afectarle en lo absoluto mis fluidos.

Era difícil concentrarme en el ambiente de la celebración, las conversaciones que planteaban Nayeon y la señora Choi, quienes se pasaron casi una hora sentadas a mi lado, eran mejores que las de Jeon, pero aun así, se me antojaban como ajenas, meras voces lejanas en las que no estaba interesado y no pude evitar mi comportamiento un poco torpe.

Por un buen rato, las primas de Jihyo hicieron un mundo aparte en compañía de Jimin y la amiga japonesa de Nayeon, parecía que lo acosaban abiertamente hasta que a él se le ocurrió pararse al lado de Min, como si estuviera haciendo guardia igual que el otro.

Jihyo yació en un rincón muy cerca de mí y acompañada por Minho y el señor Heechul, pero pronto se sentó a mi lado en cuanto Nayeon y la señora Choi se movieron del asiento. Como resultado, en la fiesta me encontré sentado en medio de Jeon y Jihyo al igual que en la cena, pero por suerte que Minho se sentó al lado de ella para ponerle conversación.

Ella se negaba a buscar la compañía de sus jóvenes primas porque habían discutido durante la cena cuando Jeon y yo nos reincorporamos en la mesa después del incidente de mi supuesta desaparición.

Durante la discusión, las jóvenes sostuvieron algunas afirmaciones que posicionaban a la mayor como a una mujerzuela oportunista y mentirosa. Le advirtieron que por vergüenza propia no le dirían nada sobre la naturaleza de su estancia en Full Moon a sus parientes; es decir, los tíos de Jihyo y su abuela.

La colocaron en una posición demasiado vergonzosa y, cuando se levantó de su asiento en la mesa, pensé que ella se retiraba temprano a su habitación por lo mal que se debía estar sintiendo con dicho trato en frente del resto de los invitados, sin embargo, solo fue unos minutos al baño y al rato regresó como si nada, dejándome sorprendido con su capacidad de tolerancia e insistencia en hacerme compañía.

Al cabo de unos minutos más, ella se sumió en un silencio total. Para ese momento, aún me encontraba nervioso y mientras me dedicaba a asentir y responder de forma limitada y torpe, Jihyo me agarró desprevenido con el toque de su mano.

—Señor Kim, le noto muy distraído. ¿Se siente usted bien? —Jihyo inquirió con un volumen que trascendía las voces de los demás comensales. Ganándose la atención de todos y una mala mirada de parte de Nayeon y las demás invitadas.

Atiné a responder que me encontraba perfectamente, aun cuando yo mismo no sabía a qué venía su pregunta. Estaba nervioso, pero estaba bien.

Todos continuando degustando lo que se hallaba servido en sus platos, aun así, sentía el peso de sus miradas sobre mí. Salvo Minho, su mirada atravesaba con crudeza y prejuicio a la señora Choi.

Ella se debió sentir aludida e incómoda, pero parecía estar preparada para recibir ese tipo de trato.

—Esto es tan bonito, está así desde que volvió de hablar con mi Kook. Seguramente debe ser el shock de la gran noticia del bebé —afirmó la señora Choi, después de un breve silencio en el que ciertamente todos tenían sus ojos expectantes sobre mí, esperando a que respondiera la inquietud de Jihyo.

«¿Estoy así? ¿Así cómo? Ay, por la deidad de la montaña ¿desde que hablé con su Kook?».

Jeon me miraba con atención y preocupación disimulada, estar bajo su atenta mirada me ponía más nervioso, pero eso no era nada comparado con los nervios que me hizo sentir Jungkook cuando se había vuelto a incorporar en la mesa unos minutos después de que Jihyo regresara de retocarse.

El resto de la cena transcurrió tranquila y amena para todos, pero para mí solo significó una larga espera, al igual que las horas subsiguientes en la pequeña fiesta, y un remolino de sensaciones en mi estómago.

Era incorrecto echar por la borda todo lo que había logrado hasta el momento. Permitirme abrir una brecha a través del muro que ambos habíamos levantado durante todas esas semanas, el que yo había iniciado cuando le pedí con desesperación y miedo al Chamán que le diera aquella pócima a Jungkook. Ya estaba advertido de que solo funcionaría por un tiempo, pero lo que no sabía es que mi corazón aguardaba por ese momento en que el efecto se disolviera, ilusionado y desesperado, tanto que había cedido ante él sin siquiera pensármelo desde el primer acercamiento que tuvimos a solas.

Sabía que lo extrañaba, pero desconocía la fuerza de ese sentimiento. Y me di cuenta de lo mucho que lo quería para mí en ese momento en que la hija de la señora Choi, hizo aquel inteligente movimiento.

La situación que se desató a raíz del arrebato de la chica, dejando descolocado a Jungkook, me afectó, pero me tranquilizaba saber que era más que notorio que los sentimientos de ambos no eran recíprocos. Al menos a través de mis ojos.

Nayeon celebró aquella ejecución y dibujó sueños en la mente de Mina y de la señora Choi, sin tomar en cuenta los sentimientos de su hermano.

—¡No me sorprende porque ya lo sospechábamos! ¿Verdad mamá Choi? —Nayeon aplaudía con emoción y abrazó a su hermana de crianza y a su hermano de sangre—. ¿Les parece buena idea que haya boda doble? No se preocupen, yo me encargo de todos los arreglos.

—Espera... —Jungkook parecía procesar lentamente las palabras de Nayeon—. ¿Qué carajos? ¿Boda doble?

—¿No es maravilloso, Mamá Choi? —exclamó Nayeon uniendo solemne las palmas de sus delicadas y pequeñas manos frente a su alegre rostro—. ¡Al fin decidieron mostrar su amor en público!

El señor Heechul le ofreció un pañuelo blanco a la señora Choi, las mejillas de la madura mujer se humedecieron por las lágrimas, se mostraba sumamente conmovida. Sinceramente no lograba entender a esa mujer.

—Claro que sí, es más que maravilloso, es el mejor yerno que puedo desear —respondía la mayor mientras se limpiaba unas lagrimitas en las esquinas de sus ojos—. Es como un sueño. Mi Jungkook es un buen hombre, siempre ha sido ejemplar, no podría pedir más.

—No, no, no... —negaba él con vehemencia, pero siendo mal interpretado—. Se equivocan, esto no es lo que ustedes piensan.

—No tienes que negarlo más, sobrino —intervino Jeon saboreando el momento—. No debes preocuparte por habernos enterado de esta manera. Ya tienes la aprobación de la señora Choi y también la mía.

Por más que él quiso intervenir tratando de negar el hecho o explicarse, no pudo alzar su voz por encima del alboroto que sucedió a las palabras de Jeon, su pobre intento no pudo contener todo el furor que aumentó a una escala explosiva de vítores, aplausos y felicitaciones.

Jungkook y Mina dejaron de ser el centro de atención tan pronto como Jin-ssi y Namjoon-ssi reaparecieron en el salón trayendo con ellos un gran pastel de amplias dimensiones y triple nivel sobre una mesa obviamente con ruedas.

Pronto todos no encontrábamos cantado "cumpleaños feliz" a Nayeon, quien sopló las velas feliz y complacida.

Al final de la velada, mi euforia se vio menguada, tanto por aquella situación que por un intenso momento se extendió a favor de Mina, como por la conversación que tuve con Jihyo aquella madrugada después de haber terminado la celebración con semejante escenario.

Hasta Jeon se mostró orgulloso por primera vez de Jungkook.

—Pueden contar con mi apoyo absoluto. Desde ya somos familia, señora Choi —se despidió al dar las buenas noches sonriendo a Mina y a la señora Choi como nunca lo había visto después de tantos años.

Estaba feliz porque su sobrino era "un hombre" en el sentido que se prestaba necesario. Le gustaba una mujer.

Me limité a ser un simple espectador de aquel escenario elaborado con astucia y suspicacia y magistral improvisación. Tragando duro y tratando de observar y estudiar cada mínima expresión y gesto de Jungkook que se saliera del patrón de su intento de disimulo de su estado de shock. Solo pude deducir que estaba sintiéndose sorprendido, confundido, embaucado y finalmente derrotado. Sus hombros caídos, hablaban por él. Era una situación que se salía de sus manos gracias al ataque poco sublime y bien actuado de su "Kakita" y a la intervención intencionada de Jeon.

Si iniciaba una relación entre esos dos, no iba a ser un contrato como el de Nayeon y yo, sino que iba a ser algo real y consumado. Y lo peor de todo, es que había muchas probabilidades de que Jeon lo alejara de Full Moon con la excusa del matrimonio. Lo enviaría lejos de mí.



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Una vez que todos se despidieron y se dirigieron a sus respectivas habitaciones, Jihyo me persiguió por todo el pasillo reclamándome. Yo no estaba de humor y ella tenía una ardua necesidad de manifestar cuán celosa y furiosa estaba con Nayeon y no pretendió disimularlo en aquella ocasión cuando estuvimos prácticamente a solas recorriendo los pasillos del segundo nivel. Min iba detrás de nosotros.

Era obvio que aquella noche mi ex novia había caído en la realidad, se sentía desplazada y se percató de que mis palabras eran ciertas debido a la puesta en Jaque que le había plantado mi prometida. Desde el detalle de la sortija hasta el del anuncio del embarazo y para rematarla, también había que agregar la escena con sus primas. La verdad es que era mucho para cualquiera, en verdad entendía que no la pasó nada bien.

A mí por igual me tocó tragar mi propio zumo de amargura.

Podía jurar que la entendía y lo sentía por ella. Pues a pesar de todo lo demás, Jihyo seguía siendo una persona especial para mí. Pero no era el mejor momento, ella estaba ebria y yo agotado, decepcionado y un poco mareado.

—Por eso no me has permitido ni siquiera besarte desde que regresé a Full Moon —Se sentía derrotada por la señorita Nayeon y limpiarse las lágrimas antes de que deslizaran por sus mejillas era evidencia del dolor que luchaba por no mostrar—. Me cambiaste por ella y hasta la embarazaste.

Su rostro se iba deformando poco a poco en una expresión de angustia y dolor. Sus ojos, cristalizados por lágrimas retenidas, sus labios temblando y torcidos bajo la sutil mordedura de sus dientes, atrapándolos en un intento de que no se notara lo temblorosos que estaban.

Podía entender que se sentía fatal, pero haber pasado por tal situación no le confería ningún derecho a reclamarme en lo absoluto. Ella y yo ya no éramos nada más que amigos que una vez fueron pareja, me había encargado de hacérselo entender desde nuestro reencuentro, a su llegada. ¿Por qué actuaba como si no lo supiera?

—Basta, Jihyo-yah —espeté con calma y un atisbo de fastidio—. Desde la primera vez que hablamos, a tu regreso, fui claro contigo. Conoces tu lugar. Y a propósito, me desobedeciste esta noche, no una, sino, tres veces.

Ella me entregó una mirada dolida y arrugó su ceño con incredulidad.

—Pero si no hice nada malo... ¿Ahora vas a tratarme así? —se quejó con voz

trémula.

—No te estoy tratando de ninguna manera que no hayas provocado. ¿Cómo se te ocurre desobedecer tan a la ligera? De no haber sido así, no hubieras pasado por ese mal momento con tus primas.

Enrojeció ante mis palabras y un resplandor colérico le encendió la mirada. Su expresión se endureció de una manera irreconocible.

—Yo no hice nada malo para que mis ellas sospecharan de nada —empezó arrastrando las palabras—. Fue tu prometida la que le metió ideas funestas y embustes sobre mí en sus pequeñas cabecitas. Ella es la que te desobedeció, yo no fui la que trajo invitados a Full Moon sabiendo que está prohibido. Lo único que he hecho es tratar de cuidarte y preocuparme por ti —terminó gritando y pareciendo frustrada.

—Tu no debes señalarme nada de lo que tenga que ver con mi futura esposa —espeté con seriedad señalándole con el dedo—. Lo que ella haga o deje de hacer no es de tu incumbencia. Mantente alejada de ella y no vuelvas a desobedecerme como esta noche.

—¡Yo no te desobedecí! —gritó con voz raposa y desesperada. —¡Aaaaaaaaah! —aquel grito estrepitoso y extrañamente ensordecedor me dejó un zumbido incómodo en los oídos y una leve sensación de vértigo. Quizá yo también estaba bajo el efecto del alcohol considerando que tomé demasiado en poco tiempo.

Estaba airada, nunca la había visto así. Su desgarre de garganta fue extraño y ensordecedor. Un destello luminoso refulgió y prontamente desapareció como un flash en sus pupilas. Me le quedé mirando a los ojos y me fui acercado para fijarme bien en ellos, aquellos iris estaban tornándose de su usual marrón claro a un color lila oscuro muy singular.

—Sí que lo hiciste —le contradije con más calma que nunca—. Primero, me esperaste para bajar prácticamente juntos por las escaleras para ir al comedor; segundo, te sentaste en el lugar a mi lado que estaba reservado para Jeon y tercero, me seguiste hasta aquí, desde salón de festejos, frente a los ojos de todos. Te dije bien claro que no te acercaras a mí mientras mi prometida estuviera en Full Moon.

—No pensé que eso fuera a molestar, solo hice lo que sé hacer. Cuidarte. Esa Nayeon debería saber que yo estoy primero, no debería...

—Si antes no tenía planeado provocarle ningún disgusto a mi futura esposa—la interrumpí acentuando las tres últimas palabras—, ahora se sobran las razones para ello.

Aclararle todo en un tono calmado, no funcionó como esperaba.

Necesitaba que no se lo tomara tan mal. Resopló con impaciencia y revoleó los ojos con ironía, me sonrió con una mueca de dolor y dio unos pasos en círculo a lo ancho del pasillo.

Una risa sin chiste se escuchó por lo bajo. De pronto, volvió a mirarme con suspicacia.

—¿Lo haces para castigarme? ¿Tanto te molestaron esas simples cositas que hice para cuidarte? —su tono ya no era enfadado. Ahora estaba envuelto en un matiz suplicante y meloso. Se fue acercando hasta que sus manos quedaron enredadas en mi brazo izquierdo—. Entiendo que quieras vengarte por haberte abandonado hace dos años, pero... por favor, amor, ¿hasta cuándo vas a torturarme así?, ¿no crees que tu venganza ha ido demasiado lejos?

Otra vez me abordó esa pequeña frustración de echar de menos mi habilidad para escuchar los pensamientos ajenos, daba lo que fuera por escuchar lo que realmente pensaba Jihyo en aquel instante, aún que la verdad mi habilidad no me hubiera sido útil con ella, pues antes nunca pude entrar en su mente ni una sola vez desde que la conozco.

Ella siempre ha sido un misterio para mí y siempre la amé de esa manera. Pero no podía ignorar ese sentimiento extraño que se instaló en mi pecho con respecto a su persona luego de la visita a la casa de su abuela y después de volver a ver a Park Ji Yeong. Ya no podía mirar de la misma manera a Jihyo y me atormentaba más que nunca no saber qué pensamientos rondaban por su mente.

—Espero que escuches bien lo que te voy a decir. Yo no te estoy castigando...

—¿Que no me estás castigando? —bufó con ironía antes de continuar—. Eso ni tú mismo te lo crees.

Sonrió con amargura mirando hacia la luz tenue de la lámpara en la pared.

—Mis sentimientos hacia ti, siguen ahí, pues a pesar de todo, aún te aprecio. Pero entiende que ya no te veo de la misma manera que antes.

Al escuchar por donde se guiaba la conversación llevó sus manos a cada lado de su rostro para tapar sus orejas.

—¡Deja de repetir eso! ¡No vayas a volver a decir que solo me ves como una amiga porque no te creo! —extendió sus manos con una mirada un poco desquiciada y se aproximó con claras intensiones de tocarme, a lo que yo me negué—. Tú me decías que me amabas y eso no es algo que se cambia por un despecho. Tú me amas.

Ella me entregó una mirada como alguien que no se encontraba en sus cabales. Le hice una seña simple a Min, quien estaba como una sombra a una distancia prudente de nosotros; eso bastó para que él llegara hasta ella y la apartara, aun cuando la mujer insistía en tocarme y se venía encima con claras intenciones de besarme.

Ella forcejeaba para que Min la soltara. Estaba fuera de sí.

—No estoy despechado en lo absoluto por ti —aclaré con molestia cuando minimizó sus forcejeos con intención de refutar—. Estoy enamorado de alguien más —alcé la voz provocando que se quedara congelada—. No tengo intención de lastimarte, Jihyo, no te miento, no tengo necesidad de hacerlo. Lo que sentía por ti murió con el tiempo después de que me abandonaste.

Y con esas palabras ella retrocedió varios pasos sin necesidad de que Min hiciera presión, zafándose con brusquedad del suave toque en sus hombros que él aún ejercía y entregándome una mirada helada con sus ojos titilando una diminuta luz fluorescente, cristalizados en aquel color lila inusual y llenos de dolor. La había lastimado, aunque me dije a mí mismo que evitaría hacerlo, pero era lo que estaba acabando de pasar.

Su noche había sido fatal y yo la terminé de rematar.

Salió corriendo devuelta por donde habíamos venido. Yo me apoyé en la pared sintiéndome insensible por reconocer que estaba aliviado de haber tenido aquella conversación y puesto fin a la situación. Aun así, sentía remordimiento por ella. Aquello fue una crueldad de mi parte.

Min volvió a tomar distancia sin pronunciar ninguna palabra, el hombre se manejaba tan distinto a Jung. Éste hubiera sabido decir algo que yo necesitaba escuchar.

Sonreí con tristeza y me enderecé con lentitud, me giré en los talones y seguí caminando con dirección a mi habitación sin un solo indicio de querer averiguar a dónde iría y qué haría Jihyo mientras estaba en ese estado. Lo mejor es que estuviera sola y meditara todo cuanto había pasado, no solo por lo de esta noche, sino, desde el momento en que ella decidió abandonarme.

Por mi parte solo quería pensar en Jungkook.



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Entrando y saliendo de mis cavilaciones, veía venir el recuerdo de que, durante el resto de la cena y toda la velada, al igual que en la improvisada cesión de fotos, estuvo comportándose conmigo de manera austera y distante.

No me dirigía la mirada, solo dejaba de evitarme y me hablaba cuando era pertinente y obviamente necesario. ¿Y si al rato había olvidado nuestro anterior desliz? ¿Y si también se había olvidado de nuestra promesa?

Después de un tiempo dando vueltas en círculo por mi habitación me di cuenta que la claridad del día se asomaba por la ventana, pronto llegaría Jin-ah a molestarme para que tomara el desayuno.

¿Y si con "terminar lo que empezamos" no se refería a lo que hicimos en el baño? Porque podría tratarse de la práctica en el gimnasio en la cual se percató de que no le di verdadera pelea; o bien podría tratase del cuadro que se encontraba a medio terminar en mi estudio, de igual manera no podía descartar lo qué pasó en la terraza del techo, eso también quedó inconcluso.

No podía evitar llevarme la mano hacia mi rostro para terminar por mordisquear la uña de mi dedo

anular. Por un lado, sabía que era conveniente que se tratara de una de esas situaciones, pero por el otro, me llenaba una ansiedad irracional porque de forma irreparable deseaba que estuviera equivocado.

Debía eliminar esa incertidumbre, y pensando en ello concluí que debía hacer una cita a la mayor brevedad. Necesitaba verlo en cuanto Nayeon y sus invitadas partieran hacia Seoul. No obstante, él debía elegir el lugar, de esa forma, según su elección se podría definir si continuaba o no bajo el efecto de la pócima del Chamán.

Le daría varias opciones implícitas: Mi habitación, el estudio, el gimnasio o la terraza del techo.

Si elegía mi habitación, basándome en lo que hemos pasado juntos allí, significaba que solo quería hablar y recuperar la oportunidad de acercamiento, continuar conociéndonos mutuamente sin salirnos de la raya.

Si elegía el estudio, entonces al pedir que termináramos lo que comenzamos se refería a completar la pintura de mi desnudo portado solo su colgante de ese koban.

Si optaba por el gimnasio, solo querría insistir en demostrarme sus habilidades en las distintas disciplinas que se practicaban en Full Moon. En realidad, me percaté de que puede ser bastante competitivo y que odia perder, aunque no le gustó que lo dejara ganar sin dar pelea.

Yo esperaba a que se decidiera por la terraza, después de todo, podría significar que él tenía la misma intención que yo de terminar lo que iniciamos en ese lugar. O al menos era una posibilidad.

Aunque, a decir verdad, me aterraba la idea de enfrentarlo a la hora de hablar del tema de Mina. Pero, como era algo inevitable si quería verlo. Antes de arrepentirme, me dispuse a redactar una carta para tenerla lista cuando llegara Jin-ah.



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Era domingo al mediodía y casi todos los invitados aún dormían, incluyendo a mi prometida, todos se quedarían hasta el lunes siguiente después del desayuno.

Min también se había retirado a descansar, aprovechando la ocasión, intercambió su puesto con Jung por unas horas.

A diferencia de ellos, no pude pegar ni un ojo pensando en la situación. Cada vez que nos encontrábamos más cerca algo nuevo se interponía, pero esto ya se salía de mi control. Y pensar que esa chica dulce y callada sería la causante de agravar mi desdicha, ella lo alejaría de mí.

Las voces de todos los presentes se reproducían en mi mente como un eco tormentoso.

"Se ven tan lindos juntos". Nayeon sabía cómo crear expectativas a pura conveniencia, tiene totalmente cegado a su hermano, él la ve más pequeña de lo que es, y no ve que su ambicione es más grande y más desierta que la luna.

"Me gustaría escuchar su historia de amor, debe ser muy romántica". La prima menor de Jihyo, la que más persiguió a Jimin hasta el que el pobre tuvo que refugiarse con el señor Min. Encontraba en que todo era adorable, a decir verdad, Jimin lo es.

"Sí, como un romance de novela". Momo, la amiga de la universidad de Nayeon y también amiga de Mina. Cómo no iba a apoyarla.

"Mas bien, como en Wattpad". La otra prima un poco resbaladiza de Jihyo que en menos de un día fue rechazada por el señor Min y por el mismo Jungkook. "Me enamoré de mi hermanastro". Ella no sabía disimular mucho su disgusto.

El sonido de la puerta corrediza me sacó de mis cavilaciones devolviéndome a mi habitación. Jin-ssi dejó algo en la repisa que estaba a mi lado.

—Solo he dormido tres horas —me informó sentándose en la otra butaca al lado de la repisa—, le dije a Eunwoo que me despertara cuando Jungkook tuviera la respuesta, no esperaba a que el chico despertara tan temprano, dijo que tenía que ir a ver al conejo de Minho-ssi o algo así.

»A veces no logro entenderlo, parece sufrir de múltiples personalidades, puedes ser intimidante en las artes marciales, puedes ser intrépido metiendo las narices donde no debe, pude ser torpe también, cuando se trata de su hermano es demasiado testarudo, puede ser valiente, porque ha retado a Jeon, y puede ser muy tierno con los animales. Eunwoo me dijo que se escuchaba muy preocupado porque ayer Jackson no logró hacer que el conejito comiera.

Jin-ssi podía hablar bastante rápido. Soltó esas palabras con avidez y, luego de ponerse de pie, se quedó esperando algo de mí para poder irse a descansar unas horas más.

Observé lo que me dejó sobre la repisa.

Era el mismo sobre que yo había enviado a Jungkook con él y este yacía abierto. Al principio se removió algo dentro de mí al pensar que había devuelto la carta con la peor de las respuestas. Sin embargo, Jin-ssi se percató de la creciente desilusión que marcaba mi parecer y me aclaró lo siguiente:

—Él escribió su respuesta en el reverso de tu carta.

Con toda la prisa y con manos temblorosas saqué la misiva y la desdoblé para leer el reverso.

No podía negar que su elección final fue muy decepcionante para mí. Aquellas palabras desvanecieron mi vano deseo de llevar mis sentimientos por él al borde del desenfreno. Ya no podía negarme a mí mismo que mi mayor anhelo era darle rienda suelta a todos mis deseos ocultos, los cuales él provocaba. Si podía ser sincero, era lo que deseaba, aunque fuera una vez, por más pecaminoso y egoísta que se escuchara.

¿Por qué carajos se hubo decidido por el estudio? Pensar demasiado en busca de una respuesta a esa incógnita me hacía amargar mi propia saliva. Pues, en el fondo, sabía que de seguro tenía intención de terminar la pintura. Pero, después de todo lo qué pasó, ¿existiría la posibilidad de que haya algo más?

—¿Tan mal está lo que dice? —preguntó Jin-ssi preocupado.

No le respondí, tan sólo extendí mi brazo para que él leyera por sí mismo la breve respuesta de solo tres palabras:

"Elijo el estudio".

—No entiendo por qué el desánimo si aquí dice claro que lo vas a ver. ¿Él sabe que ahí está la puerta de tu pasaje privado? —El castaño levantaba las cejas sugestivamente—creo que fue una buena respuesta.

Yo negué, Jungkook no sabía acerca de mi puerta hacia el pasaje, pero... aun así, algo dentro de mí se encendió y no pude evitar que aflorara una tenue sonrisa en mis labios.

—¡Te digo que es la mejor respuesta —comentó con una sonrisa entusiasta y llena de complicidad!

¿Lo era?

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Mis amores aquí les dejo un adelanto de lo que he escrito en el teléfono. Es la primera vez que termino un capítulo en el dispositivo y la verdad que no me acostumbro. Me siento perdida sin mis notas. Jeje. Pero no pienso procastinar, aunque tenga que escribir los próximos capítulos desde cero.

Les agradezco infinitamente toda su paciencia y su comprención.

Espero que el FF continúe recibiendo su apoyo, porque es super importante para mí el animo que recibo de ustedes. 


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