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Capítulo 33








Capítulo 33

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EL FESTEJO

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⊰─⊱Jeon Jungkook ⊰─⊱

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Me había pasado toda la semana evadiendo al líder de la torre de control, pude lograrlo con la ayuda de Min, irónicamente mi jefe inmediato resultó ser el más compresivo que he tenido en todo mi historial laboral. Parecía que intuía las cosas, no necesité solicitarle un cambio de horario para entrenar, ya que él se adelantó y lo pensó primero, sabía que Tuan era obsesivo y que me vigilaba como podía a través de las cámaras, por lo que mi horario ya no era regular en el gimnasio. ¿Cómo lo sabía? Pues antes de que Min subiera de rango, él también fue acosado por Tuan. El mismo Min me lo había contado.

¿Lo positivo del asunto? Me llegó un paquete con doce cajas de cigarrillos de forma anónima. Claro que el hacker era inteligente, para que yo pudiera aceptar el detalle no podía poner su nombre e irónicamente yo moría de tristeza por ello. Nah, mentira, era feliz con mi nueva y humilde adquisición.

Luego descubrí que Tuan se hizo amigo de Jimin y de ahí debió sacar la información para interceptarme y saber cosas como mi gusto por los cigarrillos clásicos. Pensé en pedirle un favor a Jimin para que "Mister hacker" consiguiera una colección de lentillas, sin que dijera que eran para mí y así parecer menos sospecho para el señor Kim, pues era cierto que mis ojos estaban cambiando paulatinamente de color, mientras más se iba acercando la próxima luna creciente, iban tomando un tono más claro.

Ese, según el Chamán, era otro indicio de que todo estaba resultando excelente.

Ya era viernes y me pareció que el día del regreso de Kakita había llegado con demasiada rapidez. Hubo un alboroto entre los empleados cuando, en una convocatoria urgente, se nos anunció que a Full Moon llegaría visita ese día. Nos dieron instrucciones de comportamiento a los que nos íbamos a quedar alrededor y dentro de la mansión, debíamos vigilar que ninguno de los visitantes pasase al ala prohibida y todo el mundo debería tratar con respeto cada uno, ser discreto y moderado, no olvidar no mirar a la cara al señor Kim, quien participaría en la cena de cumpleaños de su prometida. No responder preguntas curiosas de los visitantes, ser cordiales y eficientes, pero no amables o simpáticos.

—Ya la recámara de la señorita Jeon está lista, sin embargo, deben arreglar 5 habitaciones más para la señora Choi y las cuatro jovencitas que acompañan a la señorita Jeon.

—Sí, señor —respondí junto a todos a pesar de la sorpresa que me llevé.

—Aprovecho este momento para informarles que, a partir del próximo lunes, el señor Kim Namjoon regresará a su anterior puesto y él es quien les volverá a dar esta clase de órdenes.

Ambas noticias me tomaron por sorpresa. Estaba feliz de poder ver a Nam hyung más seguido, pero también el hecho de enterarme que Mamá Choi vendría a Full Moon me puso de muy buen humor.

Al contrario del tío Canas, el cual llevaba cara de culo desde que nos convocó a todos. Seguramente me culparía por no evitar que Kakita hiciera de las suyas, no me creería que no sabía que ella pensaba traer invitadas, pero me importaba una mierda, iba a ver a mamá Choi, bueno y también a Mina.

Algunos de los que no éramos guardias de alto rango, ayudamos a armar las habitaciones, yo ayudé cambiando el tapizado de las paredes y Jimin ayudó a armar las camas. Todo era un desastre al principio, pero pronto avanzamos hasta que, a eso de las once de la mañana, ya las cinco habitaciones estaban preparadas para cinco reinas.

La visita llegaría en coche a eso de las seis de la tarde, tuvieron que alquilar una limusina para que el viaje no fuera tan tedioso.

Al llegar la hora de darles la bienvenida a los recién llegados, no creí que pudiera llevarme otra sorpresa más. Miré por el rabillo del ojo a Jihyo y su reacción provocó que casi me saliera una carcajada. Fue un momento insuperable.

Dos de las acompañantes de Nayeon no eran nada más y nada menos que las primas rubias de la peliroja.

Estoy seguro de que mi hermana no sabía de la existencia de ambas chicas hasta que yo mismo le di la información. Por lo que sabíamos, ellas no eran universitarias, estaban el último y penúltimo año de la secundaria. Entonces, ¿en qué momento pudo hacerse tan amiga de ellas como para invitarlas a Full Moon por su cumpleaños? ¿Cómo pudo lograr esto en una semana?

«Kakita es increíble haciendo amigos».

Mientras yo disfrutaba de ese momento, miré también a Kim, quien no parecía tan asombrado, o bueno, quizá no podía observar adecuadamente su reacción porque llevaba gafas de sol y una gorra de beisbol.


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Minho-hung y Jackson-ssi habían sido reasignados a sus puestos en la empresa, durante esa semana Nam-hyung se estaba encargando de ponerlos al día antes de regresar a su trabajo original a tiempo. Nam-huyng volvería a su antiguo puesto como mayordomo en Full Moon.

Esos días, mientras mi primo y Jackson viajaban a Seoul, me tuve que encargar de alimentar al conejito gris que encontramos aquella madrugada que él y Jackson fueron liberados de su cautiverio. El animalito que ya había crecido muy hermosamente era demasiado inteligente para ser un conejo, casi podía jurar que era capaz de comprender mis palabras, pues, algunas veces desahogaba mis frustraciones con él, ya que no sería juzgado. Algunas veces pensé en decirlo, pero me daba vergüenza que me tomaran por loco. ¿Cómo iba a explicar que el conejo me ponía más atención que el tío Canas?

No supe en qué momento Nayeon se hizo tan cercana a nuestro primo que hasta me pidió que lo esperáramos cerca del helipuerto a su regreso del trabajo. Ahí me enteré de que quien pilotaba la nave era el propio Minho-hyung y me quedé alucinado por eso. Los tres hombres habían bajado del helicóptero blanco, dejando a un pasajero a bordo que no pude identificar, y se encaminaron sonrientes hacia nosotros, incluso Minho-hyung sonrió en cuanto vio a Nayeon.

Ella corrió hacia ellos a gran velocidad y brincó encima de nuestro primo. Él la cargó por un instante y la bajó con cuidado después de recibir un beso en la mejilla.

—¿Hace cuánto que llegaste? —inquirió a Kakita sacudiendo sus cabellos con cariñoso descuido.

—¡Oye! ¡Te he dicho que no me gusta que hagas eso¡ —objetó falsamente enfadada.

Ella arrugó la nariz, pero no pudo reprimir una sonrisa que dejó ver sus dientes.

—Respétame, enana, soy mayor que tú y soy algo así como tu tío-primo —demandó nuestro primo.

—En verdad soy el único tío que ella tiene. Por lo demás, ustedes son como sus parientes lejanos —dijo la voz que para mí era más que conocida detrás de ellos, haciendo que un frío llenara mi estómago.

Kakita se quedó congelada y la sonrisa se borró de sus labios de inmediato. El semblante de Minho-hyung cambió a uno preocupado y la agarró por sus hombros para reconfortarla.

—No te pongas tensa, primita, mi real primo prometió portarse bien. Vino por tu cumpleaños.

Lo que sí se habían puesto tensos eran mi mandíbula y mis puños, los cuales fueron apretándose hasta casi romperse.

Nunca imaginé al tío Heechul pisado suelo de Full Moon. Pero ahí estaba, de pies a cabeza todo vestido de blanco inmaculado con zapatos a juego y un sombrero que se notaba que era muy caro. ¿No se había gastado todo el dinero contratando sicarios?

Caminaba cojeando con la ayuda de un bastón negro. Se veía más viejo, pero más saludable que la última vez que lo vi.

—¿No piensan saludarme a mí también?, aún sigo siendo su tutor.

—¿Tutor? —ironicé soltando aire —. Dejaste de serlo legalmente en cuanto me convertí en adulto. Ahora yo soy el tutor de Nayeon.

—No eres bienvenido —aseveró Kakita con un tono de voz tan fuerte que no reconocía.

—¿Así es como me recibe mi familia después de no vernos por tantos años?

—Nadie te está recibiendo —le respondí hostilmente—, como escuchaste, no eres bienvenido.

—Así es... puedes regresar por donde viniste —agregó Nayeon con la brisa moviendo su cabello a su antojo y la vena saltándole a un lado de su cuello, solía suceder cuando se enfadaba de verdad.

—Ya va, ya va, ya va —intervino Jackson—. Cálmense todos.

—Perdonen por no avisarles, pero fue un imprevisto de último minuto. Cualquier pregunta que tengan siempre pueden ir con papá, esto es su obra, yo solo obedecí su orden.


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Fui directo al despacho del tío Sangjoong. Debía exigirle una explicación.

En el pasillo estaban dos compañeros haciendo guardia, pero se situaban un poco alejados de la entrada. No esperé a tocar la puerta, en cuanto alcancé el pomo lo giré y empujé el madero dejándola abierta de par en par. Esto era un asunto familiar, así que no necesitaba seguir etiquetas y reglas.

—Me tiene que explicar qué hace ese hombre aquí —exigí alzando la voz, una vez que estuve frente a su escritorio—. Ahora mismo.

El tío Sangjoong no se inmutó en lo absoluto. Más bien, parecía que esperaba que yo llegara a gritarle.

—¿Ya llegó? —preguntó calmado—, no esperaba que lo vieras tan pronto.

—¿Es todo lo que va a decirme? —reclamé apoyando mis manos ruidosamente sobre la superficie de su escritorio— ¿Cómo es posible que lo invitaras al cumpleaños de Nayeon?

—¿Debería imponerte un castigo por tu actitud irreverente?

El viejo miró hacia el frente a la persona que se había puesto de pie detrás de mí y que yo ignoré por completo debido a mi estado furibundo. Era el señor Kim, aún llevaba las mismas prendas de la tarde, excepto la gorra y las gafas de sol. detrás de los asientos, cerca de la pared del fondo, estaban Min y Jung.

El alma se me movió de sitio, no por miedo, sino por vergüenza. ¿Cómo iba a mirarle después de haber hecho tal escena frente a él? Al verlo observándome con tanta seriedad, mi furia simplemente se disipó e hice una pronunciada reverencia.

—Yo... eh... yo... —no sabía qué decir. Estaba realmente apenado.

—Precisamente ese era el tema por el que estábamos aquí reunidos —su voz profunda y tersa era como un calmante para mí.

Me puse derecho, no obstante, continuaba con el rostro inclinado, temía que se me hubieran subido todos los colores. Sabía que eso pasaba cuando me ardían las mejillas y las orejas.

—Jeon, puedo encargarme, hablaré con él. Por favor, déjennos solos.

—Me temo que...

—Jeon, por favor.

—Min y Jung ya estaba de salida, el último sostenía la puerta a la espera de que el tío Sangjoong saliera también, no se apartó hasta que el viejo hizo lo propio a regañadientes.

—Sigues usando lentillas —observó una vez que la puerta se cerró—. No respondas, no viene al caso. Por favor, tomemos asiento.

Lo vi sentarse en el mismo sillón de aquella vez. Miré alrededor y sentí una especie de deja vú, de pronto empecé a sentirme asfixiado dentro de esas cuatro paredes. Las piezas decorativas, los cuadros, los sillones, todo me recordaba esa mañana en la que él me había dado aquella noticia que había agrietado mi corazón: su compromiso con Nayeon. Sentí que al estar a solas con él en ese lugar revivía la escena y me empezaban a sobrar las ganas de salir de allí para poder respirar correctamente, quería huir y no tener que escuchar lo que tenía que decir sin importar lo que fuera.

Como una persona poseída por mis miedos empecé a retroceder sumamente despacio y en silencio. Él ya estaba sentado, pero de pronto se puso de pie, llegó hasta mí y simplemente me envolvió en sus brazos.

Yo no supe que las lágrimas se estaban acumulando en mis ojos hasta que se derramaron. Mi mano derecha ascendió, con cuidado de no tocar su espalda, hasta mi rostro para limpiar el rastro de la humedad antes de que él me soltara y me viera de esa manera. Mas no fui capaz de reprimir un breve sollozo que se escapó de mi garganta. Él estrechó más mi cuerpo hasta que empecé a sentir el calor del suyo, me daba leves caricias en la espalda haciéndome pasar de un mundo lleno de tinieblas y roto otro lleno de nubes. Me sentí adormecido, una parte de mí se sentía completa, la otra innegablemente triste.

—Lo primero que necesito que entiendas es que no estás solo. Debes saberlo, yo siempre estaré contigo, no importa qué.

Él no sabía... Sentí un recorrido vertiginoso por toda mi columna al pensar que hasta ese momento era todo lo contrario. Estaba decidido a darlo todo por él, convencido de que no era nada malo el anteponer su bienestar al mío, de amarlo con la pureza y la fuerza real del amor incondicional, amarlo sin límites, aun si no era correspondido. Fue inevitable que sus palabras me calaran el alma y me hicieran llorar todavía más. ¿Cómo diablos sabía qué decir aun cuando el talismán le impedía leer mis pensamientos?

Todo el camino desde el helipuerto hasta el despacho del tío Sangjoong, solo pensaba en Nayeon, en cómo debía estarse sintiendo con la presencia del tío Heechul. No pensé en cómo me sentía yo hasta ese instante y entonces un sollozo siguió al otro, una gota de lágrima siguió a la otra, hasta que, con mi nariz enterrada en su cuello y sintiendo sobre mi espalda sus manos deslizarse idílicamente de arriba hacia abajo y viceversa, solté todo el llanto que de manera forzada estaba reprimiendo.

Sus palabras provocaron una mezcla de sentimientos, estaba feliz de escuchar que él estaba conmigo, pero me sentí profundamente vacío y triste porque sabía que nunca iba a ser mío.


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Sin decir mucho, Kim Taehyung me había reconfortado prolíficamente. A pesar de que me sentí aun más avergonzado por desahogarme de esa manera justamente con él, se sentía bien haber tenido ese acercamiento. Una cuota enorme de confianza que posiblemente podría ser un indicio de que, aunque todo nos separaba, estábamos unidos por algo más fuerte que iba más allá de cualquier lógica, cuestionamiento o deber. Aun cuando ambos fingíamos que esa conexión siempre ha estado ahí. No hacía falta que el Chamán o cualquier otra persona me lo confirmara, a pesar de todas las veces que dudaba y volvía a dudar de sus sentimientos, siempre sentí ese algo en su forma de mirarme que me dictaba que mi amor no era tan unilateral. Aunque lo justificaba clasificándolo como una mera y vana ilusión de lo que anhelaba que fuera.

—No sé por dónde empezar, pues supongo que hay cosas que debes saber y sé que no te gusta que te anden con rodeos.

—Solo vaya al grano de manera que yo pueda encontrarle la lógica a la presencia de ese hombre en Full Moon.

—Todo empezó con Minho. Él lleva muchos años dividido entre ser obediente y sus deseos de libertad. Jeon lo dejó en cautiverio hasta que pudo encontrar a Jihyo. Temía que, si lo liberaba, él iba a ir en busca de ella y desatendería sus deberes. Minho y Jackson fueron levantados de su castigo cuando Jihyo aceptó regresar a Full Moon, pero ella no llegaría hasta que Nayeon iniciara su segundo semestre en su nueva universidad. Y, bueno, ya sabes que el plan de Jeon se complicó cuando duraste tres días inconsciente, era comprensible que Nayeon no quisiera irse hasta que despertaras.

«Y seguramente el viejo me aborreció un poco más por darle otro dolor de cabeza».

Por lo pronto, Minho no podía prepararse para ocupar su puesto en la empresa, ya que, si Jihyo seguía en alguna parte, allá afuera, existía la posibilidad de que él abandonara sus deberes por tratar de buscarla.

—Bien. Ahora dime que tiene que ver esa mujer y Minho con que Heechul haya sido invitado a Full Moon.

Como te dije, Minho es amante de la libertad. Como Jihyo ya no era una excusa para abandonar sus deberes, entonces lo fue a ser Nayeon.

—¿Hmh?

Los primeros días que viajó a Seoul fue a visitarla. Unos días después, tu tío Heechul se enteró de su regreso a la empresa y lo visitó en la oficina presidencial. Desde ese día lo visitaba con frecuencia y un día Minho se dio cuenta de que lo llevó hasta la dirección de Nayeon, pues no se dio cuenta de que lo estaban siguiendo. Jung fue el que lo notó en seguida e informó a Jeon de inmediato.

Entonces por miedo a que sucediera algo peor que se perturbara la paz de tu hermana, Jeon decidió traerlo aquí, para mantenerlo vigilado. Estando en Full Moon no tendría oportunidad de planear o llevar a cabo nada en contra de la señorita Nayeon, ni tampoco tuya.


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Había llegado el momento de la cena del cumpleaños. Todos nos vestimos de gala, yo usaba un traje que me había prestado Nam-hyung, me gustaba porque tenía una medida de más, pues él era más corpulento y un poquito más alto que yo, pero con mis zapatos de plataforma, no hubo que hacerle ningún arreglo, me quedó el largo perfecto. Jin me había tomado las medidas previamente junto a Jimin, para luego encargarse del pedido de la confección de nuestros trajes, Jimin usó el suyo muy encantado, era de un amarillo quemado, casi dorado, le quedaba justo a la medida, pero yo opté por no usar el mío, pues a pesar de no ser escandaloso, era demasiado colorido y ajustado para mi gusto.

Todos fuimos llegando a la hora acordada. Incluyendo al sinvergüenza del tío Heechul, quien parecía tener varios trajes del mismo color, otra vez iba completamente de blanco. ¿Se creía artista pop o qué?

Tomó el lugar que Jin-ssi le indicó en la mesa, al igual que los demás a medida que íbamos llegando al salón del comedor. Éste era el mismo que habíamos usado con anterioridad, pero esa noche parecía ser especial. La decoración de festejo fue muy sutil, pues el estilo del salón ya era despampanante por sí solo, las paredes estaban tapizadas de un dorado pálido y las columnas y tallados brillaban de un dorado puro y reluciente, como el oro más pulido.

La mesa era redonda, pero inmensa y estaba puesta de la forma más elegante que yo había podido apreciar.

Los demás imitamos al idiota del tío Heechul, sentándonos donde nos indicaban los miembros del servicio, el orden parecía previamente planeado, había un espacio entre el tío Heechul y las primas de Jihyo, luego le seguían Momo y Mina, después Mamá Choi y, por último, antes de mí, Jimin, el cual me había confesado que se sentía muy nervioso. El señor Kim llegó y detrás de él venía Jihyo, él tomó asiento donde Jin-ssi le indicó, dejando un espacio en medio de él y yo, Noté que su traje llevaba los mismos colores de la pieza que me rehusé a llevar. Jihyo se hizo la loca y no acató la orden de sentarse al lado de sus primas, lo que hizo fue sentarse al lado del señor Kim, no donde estaba el asiento vacío entre él y yo sino, del otro lado.

—Señorita Park, ese asiento es para el señor Jeon. Le ruego que...

—Jin-ssi. No, por favor.

Jin-ssi torció la boca y casi que mata a la mujer con la mirada antes de seguir con lo suyo.

Al cabo de unos minutos, todos, salvo la festejada, habían llegado y tomado su lugar, el tío Sangjoong ocupó el asiento contiguo al que debía ser el suyo y mi primo Minho se sentó entre su padre y su primo Heechul, quien se había movido más cerca de las primas de Jihyo. Ya solo quedaba vacío el asiento de Nayeon que era justo el que estaba en medio del señor Kim y yo.

Instantes después, la festejada hizo su gran entrada al salón, llevando un vestido color rosa palo, muy elaborado, como toda una reina. Yo tragué seco, mi hermana se veía realmente hermosa y radiante vestida y maquillada de esa manera y con aquel peinado. No podía creer que ya se había convertido en toda una mujer, una muy bella.

Vi que Nayeon puso encima de la mesa, justo al lado de su cubierto, dos cajitas; una era pequeña y cuadrada de color blanco hueso con un lazo dorado, parecía de bolsillo y, la otra, era un poquito más grande y rectangular, de color azul marino y con un lazo plateado, eran dos regalos. Yo ya le había dado el mío la noche anterior, antes del episodio del helipuerto. Era un juego de raquetas para jugar tenis y unos palos de golf, pues ella decía que los únicos deportes que le llamaba un poco su atención eran esos.

"Cuando sea rica, definitivamente tendré que jugar tenis. ¡Ah! y también al golf, es aún más sofisticado".

—Por qué no me sorprende de mi hermano el súper deportista —fue lo que dijo mientras volvía a meter las herramientas nuevas en sus estuches con una gran sonrisa en sus labios antes de abrasarme y darme las gracias.

—Sabes que nunca olvido cuando dices que algo te gusta. Y sabes que, si estuviera a mi alcance, te bajaría un pedazo de cielo, si así lo quisieras.

—Tonto —soltó golpeándome en el pecho —Ya mi vida está arreglada, tengo a mi Louis Hanzel, no me hace falta nada. ¿Aun así, sigo siendo lo único que te importa?

Me encogí de hombros y sonreí cohibido. No pude responder a eso. Ella ya no era lo único que me importaba. Pero no podía decirle o llenarme la boca con palabras que hicieran alusión a mis sentimientos por su prometido.

—¿Cómo hiciste para conseguir esto? —inquirió un poco sorprendida, pero divertida. Tuve que confesarle que le pedí el favor al señor Hacker, el mismo que me permitía llamarla por video y sí, desde ese momento ya estaba enterada de que Nam-Hyung es quien traía todas las mercancías de contrabando.

Volví a mirar ambos regalos por el rabillo del ojo y me pregunté qué tan importantes eran como para traerlos a la cena y exhibirlos en la mesa. ¿Serían los obsequios que le hizo Kim? ¿Buscaba alardear frente a Jihyo?

—¿Qué hace ella aquí? —fueron sus primeras palabras después de tomar el asiento reservado en medio de Kim y yo—. Yo no di la orden para que pusieran un lugar en la mesa a nadie del personal, excepto por Jimin-ssi.

¿Eso respondía a mi última pregunta?

—Ella no es parte del personal, es una invitada en Full Moon —intervino Minho-hyung.

—Si es una invitada, ¿no creen que su visita se ha vuelto demasiado extensa?

Pude apreciar que Jihyo puso una expresión forzada en su rostro para aparentar que estaba avergonzada. Con mucha lentitud se removió en su silla e hizo un ademán como quien iba a ponerse de pie. Kim posó su mano sobre la de ella y le pidió sin ninguna palabra que no se levantara.

—Sobrina, por favor...

—Mis invitadas partirán junto a mí el lunes en la mañana. Así de prudente es la estancia de un visitante, al menos uno con la suficiente educación y decoro.

Kim tomó la mano de mi hermana, giró su rostro calmado hacia ella y la miró a los ojos mientras soltaba la mano de Jihyo.

—Amor —apenas articular ese apelativo y a Nayeon se le iluminó el rostro con una sonrisa, mientras a mí se me apagaba el mundo. Desvié la mirada hacia el centro de la mesa luchando por parecer normal, pero la verdad es que era muy difícil—. No es momento para tocar temas irrelevantes. Es tu cumpleaños, dejémoslo pasar y hagamos un brindis.

Odiaba tener que ser testigo de esa escena desde tan cerca. Me sentí más tenso que nunca. Creí que Jimin, quien estaba a mi derecha, lo notó porque posó sutilmente su mano sobre mi muslo aplicando un apretón.

Una risita sutil y coqueta salió de la garganta de mi hermana. Kim hizo su silla hacia atrás, iba a ponerse de pie, pero Nayeon se lo impidió.

—Espera, amor —ella se aclaraba la garganta—. No imaginé que fuéramos a realizar un brindis al comienzo de la cena.

—¿Deseas que lo pospongamos para después de cenar? —él se volvió a acomodar de forma correcta dedicándole una sonrisa un tanto abochornada.

—No, amor, no es eso —negó tomando una de las cajitas de regalo que había depositado sobre la mesa al llegar—. Está bien si quieres proponer un brindis ahora mismo, solo que antes necesito mostrarte algo.

—Oh, por supuesto...

—Es el regalo que me compraste —anunció provocando que en el rostro de Kim se instalara un gesto de confusión —Lo escogí a mi gusto, espero que también sea de tu agrado.

Kim se quedó sin palabras por unos largos segundos cuando mi hermana le estaba ofreciendo la cajita. Al fin la tomó cuando ella lo instó a hacerlo con un leve gesto. Todos en la mesa los observábamos expectantes.

Kim abrió la caja y amplió un poco más los ojos cuando un anillo con un enorme diamante apareció delante suyo.

—Ahora presumo que es oficial —la sonrisa de mi hermana se notaba desde el ángulo en el que la miraba boquiabierto. Jimin renovó el apretón en mi muslo para hacerme reaccionar.

El tío Sangjoong se aclaró la garganta con suavidad y con la mirada insinuó a Kim que hiciera algo. Al principio él no entendió, pero, Jin-ssi, que estaba de pie alejado de la mesa se acercó para susurrar en el oído de su amo. Kim sacó el anillo de la cajita y tomó la mano de Nayeon para ponerle el accesorio. Era el momento más simbólico para mi hermana que irradiaba felicidad sin mensura. Aunque esto lo veía venir, fue un golpe seco y mortal para mí.

Minho fue el primero en aplaudir y luego todos se sumaron al gran aplauso, expresando palabras de felicitaciones y buenos deseos. Mi mirada se encontró con la de Jihyo, quien sonreía abiertamente, como si en verdad se alegrara por ellos. Quien era yo para juzgar su hipocresía, pues yo traté de parecer a gusto a pesar de los nervios y el gran nudo que se había instalado en mi garganta.

—¡Hagamos un brindis por el futuro matrimonio! —propuso el tío Sangjoong.

—Querido tío aún no —solicitó Nayeon, provocando un ligero aturdimiento en el viejo—es que primero quiero anunciar algo igual de importante que la formalización de nuestro compromiso—hizo una breve pausa para tomar la cajita alargada que faltaba por abrir—. Llevaba más de un mes pensando en cómo decirlo, quería encontrar la forma ideal, así que pensé que este era el momento propicio.

Una vez más entregó la envoltura de regalo a Kim para que él lo abriera. Esta vez él arrugó el entrecejo, pero luego de tragar saliva y soltar un suspiro actuó como quien estaba sorprendido y feliz.

—No seas tímido, amor, muéstraselo a todos.

Kim sacó un pequeño artefacto de plástico blanco del interior de la caja y se lo quedó mirando un poco serio. Inmediatamente las jóvenes de la mesa empezaron con un cuchicheo y unas risitas nerviosas. Las dos rubias de la familia Park miraban a su prima Jihyo con una tonalidad de desprecio en sus ojos y se secreteaban entre ellas. Un instante después, encontré a Kim dedicándome una mirada neutral y, luego, con una sonrisa poco convincente miró al tío Sangjoong.

—Eeeh, vamos a ser padres.

Mi corazón iba cual galope de un caballo desbocado, me sentí mareado y confuso, la sangre en mis venas debió haberse congelado. De repente no podía escuchar más que un zumbido extraño que opacaba las voces de los presentes, todo iba en cámara lenta, mi cerebro se había vuelto disfuncional. Mi respiración se volvió forzosa y luego mis pensamientos llegaron como un golpe torrencial.

«Kim no la ha tocado, puedo estar seguro. Si lo hubiera hecho, ella se abría enfermado».

«Esto debe ser una farsa de Nayeon para poner a Jihyo en su lugar».

«No puede ser verdad, no puede».

Sin pensarlo, me puse de pie y fui directo hacia el señor Kim.

—Jungkook, tranquilo —escuché la voz de Jimin, pero nada me podía detener.

Sin pedir permiso le arrebaté el asunto de las manos a su portador, dejándolo ligeramente asombrado. Miré las dos barritas marcadas en el dispositivo desechable en mis manos.

«Esto puede ser de alguien más, ella no puede... no puede estar embarazada».

—¿Puedes darme un momento? —hice sonar mi orden como una pregunta, pero la mirada que le entregué a mi hermana sugería que le era imposible negarse a obedecer.


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Gracias por sus adorables comentarios. Me gustaría saber qué les parece la dirección y el ritmo que va tomando la trama. Si hay algo que esperan que pase a continuación o qué desearían que pase.

¿Qué piensan de los personajes? ¿Tienen algún conflicto con alguno de ellos?

La verdad es que estoy un poco bloqueada, aparte de eso, de ahora en más ya no tendré tiempo suficiente para dedicarme a continuar la historia, al menos no como quisiera. Pero claro que no la voy a pausar, seguiré esforzándome para continuarla.

Por favor, no olviden seguir haciendo stream a "With you" de nuestro adorable Jiminie.

¡Sarahhae!  


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