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Capítulo 29


 Capítulo 29

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EL ÚLTIMO DESCENDIENTE

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⊰─⊱Jeon Jungkook ⊰─⊱

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Con aquella pregunta que me había hecho el chamán, empecé a recordar con claridad lo que pasó durante las horas que estuve junto al tío Canas la noche anterior:

—¿Recuerdas que te dije que respondería a algunas preguntas?

«Sin embargo, después de todo lo que ha pasado, nunca pensé que volveríamos aquí y menos que respondería una mierda de nada».

Al principio, debido a mis sospechas de que solo buscaba entretenerme para que dejara de seguir a Jin-ssi, pensé que se trataba de una promesa 100% vacía. Pero estábamos allí, en aquella habitación prohibida, juntos por segunda vez y eso me hacía dudar de sus verdaderas intenciones.

—Sí, lo recuerdo, ti...

Iba a decir tío Canas pero me mordí la lengua al recordar que no debía emocionarme, no podía hacer uso de confianza con él, así como lo hacía Kakita. Ella era de su total agrado, se empeñaba en mostrarle lo mejor de él, mientras a mí me tocaban las partes podridas.

—Bien. Existen razones por las que no podría responder a todas aquellas que pudieras formular, ya que ni yo, ni el mismo señor Kim, ni todos lo que hemos intentado ayudarlo, tenemos todas las respuestas al alcance.

Muy dentro de mí, reí con ironía pensando en que todavía no había hecho ninguna de las preguntas que rondaban mi cabeza y ya prácticamente el viejo se estaba negando a darme algunas respuestas. Bonita forma de hacerme saber que solo me respondería cuando le fuera conveniente.

Asentí poco convencido.

—Hoy escucharemos el lado B de esa historia —repuso mientras introducía el casete en el reproductor.

Respiré hondo y esperé a que el mayor se sentara para luego imitarle. Una vez acomodados en las conocidas sillas mecedoras, la voz del señor Kim, de nueva cuenta, era la que narraba lo acontecido.

"Efectivamente la bruja había alcanzado el lugar y se encontraba frente a la canasta del bebé. Después de un momento, pinchó a la criatura con un dedo y repitió la acción hasta lograr que el pequeño estallara en llantos. Su plan era hacer salir a su objetivo, pero se vio sorprendida por otra presencia".

"Un niño distinto al que perseguía llegó de la nada corriendo a gran velocidad y no se detuvo hasta chocar contra ella a propósito, logrando que se desplazara, alejándola de aquel bebé. Debía ser su protector".

"La bruja se dirigió a ese otro niño que apenas era un poco más alto que el que llevaba las naranjas y que la miraba con rabia por haber hecho llorar a la criatura. El joven trataba de calmar el llanto del bebé moviendo sutilmente el canasto detrás de él".

"—Dime tu nombre, muchacho".

"—Sinoshi Kim".

"La mujer lo miró de manera despectiva".

"—¿Dices que eres coreano?".

"—Mi padre lo es, señora. Soy mitad coreano y mitad japonés. Hay muchos como yo aquí. Esta parte de la costa es una pequeña colonia coreana".

"—Más bien una colonia de perdedores y ladrones. ¿Sabes que, si andas robando, serías descubierto tarde o temprano?, ¿verdad?".

"—Lo sé y por eso siempre estuve preparado para cuando llegara el momento de recibir algún castigo por ello —él lucía como un niño, pero hablaba como todo un hombre".

"—Eso es muy admirable de tu parte, dentro de lo que cabe, pues al fin y al cabo eres un ladrón y una acción que pretende ser honorable no borra la falta de honor. Entonces... ¿Dices que seguirías adelante, aunque ese castigo sea muy doloroso?".

"—No lo he dicho, señora, pero así es. De cualquier modo, no hay castigo más doloroso que vivir en la pobreza y tener que trabajar como un adulto en vez de salir a jugar como el niño que soy".

"—Y el problema se resuelve tomando lo que no es tuyo. Para ser un niño, eres muy resuelto y hablas con más madurez de la normal, pero tomas pésimas decisiones. ¿Dices que no sería doloroso para ti si como castigo le quito la vida a esa criatura que tratas de proteger con tu simple cuerpo?"

"—¡No! ¡A mi hermano no! ¡A él no le puede hacer nada! —Gritó con voz raspada y desesperada en un intento de que la bruja simplemente dejara al margen al pequeño—. Yo soy el que ha robado, él es inocente. P-puede hacer conmigo lo que desee, pero por favor, deje que mi hermano viva".

"—¿Dices que puedo descargar toda mi ira sobre ti, siempre y cuando deje vivir a la criatura?".

"—E-eso, quise decir, sí —asintió el muchacho tragando saliva".

"La bruja elevó su vista hacia la luna creciente y sonrió con malicia".

"—Tú lo estas observando y escuchando todo, es tu turno. Tu continuo silencio no te dejará mentir, porque aquel que calla es porque está otorgando. ¿Dices que no implantaré tu propio motivo, todo ese miedo que recorre tu ser, el de su hermano y, por qué no, el motivo de... culpa de su madre también a esta criatura?".

"La bruja bajó su vista y la clavó en un punto fijo hacia el horizonte ladeando la cabeza como si esperara que la luna le otorgara una respuesta a su extraña pregunta. Solo el testigo sabía que era hacia él a quien se dirigían esas palabras".

"—Es tu oportunidad —exhortó cuando entendió que no iba a tener respuesta del niño que se escondía del otro lado de aquellos arbustos—. Puedes evitarle a este inocente humano el sofocamiento de cargar con el peso y el castigo de las debilidades y pecados ajenos, no puedo darle su deseo del alma a Shinosi Kim cuando su hermano no tiene manchas de ningún pecado, pero sí sería más justo que el peso lo llevaras por este pequeño ser".



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Yo suspiré y me sorprendí de mí mismo al haber recordado la historia con tanto detalle. Vi al viejo Chamán acomodándose mejor en la silla, como si esperara por más.

—Ahí terminó la grabación —acoté encogiéndome de hombros—. Después el tío Jeon me mostró un libro donde dice tener muchas notas, pero solo me dejó ver la portada. Respondió un par de preguntas y hasta ahí dejó las cosas.

—Supongo que con eso ya cumplió su palabra —el Chamán asintió haciendo una mueca rara con sus labios. Se hizo hacia adelante para estar un poco más cerca y posó su mano sobre uno de mis muslos.

—Ahora te contaré lo que pasó a continuación —volvió a ponerse de pie, más yo me quedé en mi lugar, con la tentación a flor de piel por tomar el libro de las notas donde estaba escrito el nombre de mi hermana, en cuanto me dio la espalda. Lo vi buscar una cajita cuadrada de madera y un frasco de cristal, vertió todo el contenido de la pequeña botella en la olla hirviente y añadió un poco de el de la cajita, la cual permanecía en su mano izquierda.

—Ok, lo escucho.

—Esa noche el niño que vendía las naranjas fue testigo del maleficio que recibió el señor Kim —empezó a relatar mientras removía el contenido de la olla—. La bruja torturó primero a Kim Shinosi causándole mucho dolor hasta la muerte, pero, no sin antes prometerle que le concedería su deseo del alma. ¿Sabes cuál era?

El viejo sonrió cuando me escuchó suspirar con alivio. Por fin alguien me estaba dando todas las respuestas y ni siquiera estaba haciendo las preguntas.

—N-no lo sé ¿Dejar de trabajar para poder jugar? ¿Ser rico?

—¡Exacto! El deseo del alma de Kim Shinosi era conseguir muchas, muchas monedas de oro. Si lograba ser rico, podía ser libre y su pequeña familia, conformada solo por su madre y su pequeño hermano, sería normal, estable, respetada y, sobre todo, feliz.

«En ese tiempo debían usarse monedas antiguas japonesas. Por eso aparecen los Kobans».

Yo miraba la espalda del Chamán boquiabierto. El continuaba moviendo la olla con lentitud.

—La mujer tomó al bebé en sus brazos, lo despojó de su envoltura y todas sus ropas, lo elevó hacia el cielo apuntando a la luna creciente, recitó palabras en una lengua antigua y luego lo depositó en su lugar. Todo mientras éste lloraba desesperadamente. ¿Sabes por qué lloraba tanto?

—E-eso no... no lo sé.

—Porque el dolor que ella había infringido a su hermano mayor fue transferido a su pequeño cuerpecito, era necesario para poder cumplir el deseo del alma del niño que acababa de morir.

—¿Cómo se supone que le concedería algo si lo mató primero?

—Fue la elección de Kim Shinosi cuando pidió que no matara a su hermano, el bebé sería la pieza valiosa que se tenía que sacrificar para poder crear las monedas. Mas allá de lo que parece, la magia es misteriosa y peligrosa, pero a pesar de lo terrible y complejas que pudieran sonar algunas cosas, a veces es comprensible y lógica. Al tomar esa decisión hubo un intercambio, el niño viviría, y se convertiría en legítimo dueño del deseo del alma concedido a su hermano, sin embargo, también arrastraría los motivos tanto de su familia como el del testigo.

—Pero, ¿cómo no murió si le transfirió el mismo dolor que mató a su hermano mayor?

—Creo que se produjo cierta conjunción durante el hechizo. Como la mujer había prometido dejarlo vivir, se alejó un momento para arrancar una rama de naranjo y de ella desprendió algunas espinas, éstas las fue clavando una por una, en las mismas partes del cuerpo que ya conoces, para que el dolor terminara más pronto, así la criatura viviría. Pero las cosas no sucedieron así, todas las maldiciones quedaron como tal. Aunque en efecto, el truco de las espinas de naranjo funcionó para menguar el dolor y acelerar el proceso, no evitó que el bebé muriera.

»El niño de las naranjas seguía allí en su escondite, observando con terror aquel escenario, mientras el cuerpo del bebé yacía inerte rodeado de toda la sangre derramada que llenaba la canasta, luego pasó el fenómeno de la nube igual como lo viste ese viernes de luna roja.

—¿Entonces ahí empezó todo su sufrimiento?

«Era solo un bebé y ese otro niño pudo tomar su lugar».

—¿Y qué hizo la bruja con el otro niño, el de las naranjas? —inquirí mientras observaba al Chamán retomando su asiento al lado de la mesa.

—La bruja no le hizo nada al testigo, ella le dijo que nunca pretendió hacerle nada, pues todos en el mercado la vieron perseguirlo, si le pasaba algo, sabrían que había sido ella.

—Si él hubiera aceptado tomar el lugar del bebé...

—Las cosas serían distintas, aunque no sabemos de qué forma. Se podría decir que el chico salió ileso después de presenciar todo, pero a causa de esa noche su vida dio un giro por completo. Sí, aquel niño vivió y murió de forma natural cuando era un envejeciente. Los Jeon son parte de su descendencia. Hoy día, eso te convierte en el último varón de su linaje.

Yo lo miré sorprendido y expectante, esperando que a continuación anunciara que eso último se trataba de una broma, pero eso no pasó.

Sentí que mi cuerpo se empezaba a enfriar desde adentro.

«Eso sí que no me lo esperaba».

Las palabras del viejo me recordaron a las que Jackson dijo una vez cuando estuvimos cautivos en el sótano: "Es el último Jeon". El eco de su voz resonaba en mi cabeza, insistente e hipnotizante.

Hasta ese momento, podía comprender a ese niño de las naranjas que no hizo nada por el bebé. Entendía que estaba paralizado por el miedo, juraba tener empatía hacia él. No obstante, al enterarme de que era mi antepasado, algo en mí cambió respecto a su persona y su actitud. Algo que me daba coraje y al mismo tiempo, tristeza.

«Esto también debieron sentirlo Minho hyung y el tío Canas».

También empezaba a comprender el compromiso que quizá sintieron tanto el tío Canas como su padre y su abuelo, tenían esa necesidad de resarcir el nombre y honor de la familia. Los Jeon no somos unos cobardes.

—Pero en realidad Nayeon es la última descendiente del niño de las naranjas. Ella hizo que el reloj volviera a sonar después de mucho tiempo y aunque eso es la más clara evidencia, no consigo dejar de sentirme confundido al respecto.

Arrugué el entrecejo porque me sentí perdido ante aquellas palabras. El anciano se acomodó mejor junto a la mesa y dejó la cajita de madera sobre la superficie de ésta, justo a mi alcance.

—Te contaré el resto de la historia del testigo para que comprendas el por qué. ¿De acuerdo?

Yo respondí asintiendo varias veces.

Mientras asentía, mi mente volvió a volar a ese libro sobre la mesa con la mención de Nayeon. Mi curiosidad estaba a punto de ganar la batalla, mas, sabía que, si en esas anotaciones había algo fuera de lugar implicando a Kakita, yo no respondería de mí. Pero... ¿Era el momento apropiado para preguntarle? En realidad, no. Necesitaba escuchar aquella historia por completo antes de hacer aquella inquietante consulta.

El viejo Chamán se quedó en silencio.

—Umju —respondí, pensando que el no me había visto asentir, mientras me distraía mirando la cajita con cierto interés. De repente, las manos me picaban por abrirla.



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—El niño se marchó de allí y fue justo a la casa de los Kim, pues conocía a Sinoshi, ya que ambos se dedicaban al mismo oficio en el mercado. La madre de los hermanos Kim le acompañó hasta el lugar donde encontró a su hijo mayor muerto y a su pequeño llorando a pulmón abierto con su cuerpecito desnudo traspasado por espinas, llamando como podía el nombre de su hermano, con su vocecilla ronca de tanto llanto.

» "Shioshi... shioshi..."

» No había ningún rastro de sangre, ni en el bebé, ni en su canasto.

» El niño de las naranjas solo se quedó a ver cuando la madre sacó la primera espina, la que estaba incrustada en la columela de su pequeña nariz, cuando notó que la nube iba a formarse una vez más los nervios lo incitaron a salir corriendo hacia su casa, temía que aquel bebé moriría cuando le sacaran todas las espinas y no se quedaría para presenciar otra muerte.

» Al llegar a casa, el niño relataba la historia a cuanto familiar se encontraba allí, sus tías estaban de visita y acompañaban a su madre a preparar la cena mientras lo escuchaban sin darle el menor crédito. Sus parientes se extrañaron de que su gran capacidad de narrar su historia inventada una y otra vez, sin cambiar el hilo de los acontecimientos, haciéndola sonar como si fuera totalmente verídica.

«¿Y acaso no lo era?».

» El niño no se callaba, sus hermanas mayores lo escuchaban escépticos, su madre supuso que se había quedado dormido en el puesto del mercado y lo soñó todo. Sus hermanas se comenzaron a burlar de él porque al dormirse no logró vender todas las naranjas y por eso, como una excusa, se estaba inventando historias con el propósito de librarse del castigo que le esperaba. Él insistía sin descanso, necesitaba que alguien le creyese. Pero nadie lo hacía, así que planeó quedarse despierto a la hora de dormir para esperar a su padre, que era pescador. Su madre le aconsejó que durmiera, porque al día siguiente lo olvidaría todo.

«Como si pudiera. Los adultos siempre quieren arreglar todo a su manera».

» Más tarde, cuando el padre llegó a casa cansado y hambriento, el niño lo estaba esperando despierto, también le contó la historia y este hecho sorprendió a los demás miembros de la familia, pues el Señor Jeon no tenía el mejor carácter del mundo, siempre andaba de mal humor y con ganas de castigar a sus hijos por cualquier tontería.

«Por supuesto que ese carácter de mierda lo heredó el tío Canas».

» Al principio, el hombre solo ignoraba al niño, que continuaba relatándole sus vivencias, mientras estaba en la mesa devorando su cena. Obviamente no le creyó, le ordenó que parara de hablar mentiras y seguido le advirtió que no quería enterarse de que él continuaba hablando disparates.

» En los siguientes días, el niño se negaba a volver al mercado, como su padre le prohibió mencionar el tema, solo atinaba a esconderse cuando llegaba la hora de trabajar. Sus parientes lo veían palidecer y temblar con el solo hecho de escuchar la orden de ir al mercado a vender las naranjas.

» Con el tiempo, la situación no cambió, y para la familia esto se estaba convirtiendo en un problema más serio de lo que pensaban al principio. Pues el niño, paulatinamente había dejado de hablar, también había dejado de dormir, en las madrugadas había desarrollado el hábito de llorar desmedidamente debido a sus pesadillas.

» Una noche que el padre no iba a regresar a casa por cuestiones de trabajo, su madre le insistió tanto en que quería escucharlo hablar. El niño le expresó a su madre cuán dolido se sentía porque nadie le creía, que no podía dormir porque esa mujer se presentaba en sus sueños llenándolos de terror y que si no podía hablar de lo que tanto le atormentaba se ahorraría también el hablar de cualquier otra cosa sin importancia.

» Un año más tarde, la situación no había cambiado mucho, en el pueblo, debido a su comportamiento, tenían al niño por demente. Ya que fueron testigos de su reacción cuando un día se topó de lejos con la bruja y desde ese entonces nunca más quiso salir de su casa.

» La madre había quedado embarazada. El niño, como prácticamente no hablaba, sorprendió un poco a todos cuando pronunció palabras que aseguraban que la criatura sería una niña y que ella podía ser la cura, la bruja se lo había dicho en un sueño.

» Las tías aconsejaron internar al niño en un sanatorio, porque podía ser una amenaza para la nueva criatura.

» El niño nunca mejoró, según la perspectiva de los profesionales. Creció y se hizo adulto dentro de ese lugar, que para él fue como una salvación, porque ahí lo mantenían vigilado y encerrado, él prefería que lo trataran como a un loco, que salir por ahí y toparse una vez más con la hechicera que lo odiaba y seguramente buscaba deshacerse de él por ser el único testigo de lo que pasó esa noche.

» Una de las enfermeras se enamoró de él y tuvo una hija, sin embargo, él nunca se enteró de que se convirtió en padre porque ella decidió casarse con alguien más para ocultar su falta delante de su familia.

» Cuando la criatura alcanzó la edad de 8 años empezó a tener los mismos sueños que su padre. Y cuando se hizo adulta, su madre le confesó que el hombre que la había criado no era su verdadero padre, le contó aquella historia que escuchó tantas veces de la rota voz del hombre que amó. La descendiente, siendo ya una adulta que había enviudado y con hijos, un día visitó a su padre para escuchar la historia de su propia boca, pues su niño más pequeño también había empezado a tener los mismos sueños que ella, cuando tenía la misma edad. Ella escribió la historia para contarla a sus hijos a los cuales les cambió el apellido por el de su padre biológico, Jeon, y así, tanto la historia como el apellido iría pasando de generación en generación hasta llegar al último descendiente. Y así fue como uno de ellos se la contó al señor Kim, así fue cómo se supo que los Jeon eran parte del linaje y estirpe de aquella familia.



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«El último descendiente».

La cabeza me empezaba a doler. Se me iluminó el pensamiento al comprender porqué Kakita se le hacía especial al tío Canas, era por eso, necesitaba a la última descendiente, ¿para que hiciera sonar el extraño rejoj?

—Pero aun no entiendo qué tiene que ver Nayeon con todo esto. ¿Por qué es especial el último descendiente? ¿Cómo ella hizo sonar el reloj?

El anciano notó un cambio de actitud en mí, ya mi interés no estaba sobre obtener datos al azar. No pude disimular que no me agradaba la idea de que inmiscuyeran a mi hermana en alguna patraña.

—Si me permites, a eso voy a llegar.

—Más le vale que no se atreva a mentirme —advertí tomando el libro con brusquedad— Vi su nombre aquí y le exijo una explicación.

Lo vi palidecer y enderezarse sobre su asiento, su rostro cambió a una expresión más seria y menos relajada.

—¿Recuerdas que la bruja mencionó algo de incluir el motivo de miedo del testigo y de su hermano mayor y también el motivo de culpa de la madre de ambos hermanos Kim?

—Sí, algo así —dejé de empujar el interior de mis mejillas con mi lengua para poder responder a eso. El Chamán asintió con un poco de nervios. Eso no me daba buena espina.

—Bien, ¿recuerdas que ella mencionó que le concedería el deseo del alma de Kim Shinosi?

—Sí, también eso —le apuré mientras tamborileaba mis dedos sobre la tapa de la cajita de madera que reposaba en la superficie de la mesa.

—Para conceder un deseo del alma, debe tratarse de algún Dios para lograrlo sin hacer daños colaterales, de lo contrario, se debe sacrificar algo para crear otro algo con un conjuro antiguo, en este caso el sacrificio iba a ser el señor Kim, pero en vez de eso, fue Kim Shinosi, ya que ella terminó matándolo porque él mismo se ofreció a cambio de que dejaran vivir a su hermano. Por eso me preguntaste cómo ella le concedería un deseo del alma a alguien que estaba muerto.

» ¿Pero no te preguntas, si Shinosi-ah era un ladrón, por qué ella le concedió su deseo del alma?

Yo me encogí de hombros, solo deseaba que llegara al punto.

«Como creemos todos aquellos que escuchamos la historia, es que el deseo del alma del chico era conseguir dinero y ser rico, así ya su madre, su pequeño hermano y él mismo dejarían de llevar una vida de sufrimiento.

—Eso ya lo sé, ¿por qué no va al punto? —hubo un silencio que se hizo muy incómodo. Duró el tiempo suficiente para hacerme reflexionar sobre mi comportamiento—. L-lo siento, lamento interrumpir así, es que me preocupa... Olvídelo, continúe, por favor.

El Chamán asintió con tranquilidad y continuó.

—Decía que Kim Shinosi soñaba con conseguir grandes cantidades de monedas más por su familia que por él mismo. Había nobleza detrás de sus actos impuros. Llegó a ese extremo de robar naranjas para venderlas por desesperación.

Lo que el viejo suponía, guardaba sentido, sí, pero yo seguía esperando saber qué pasaba con Kakita.

—La concepción del deseo del alma fue transferida al señor Kim, en vez de su hermano muerto, ya que él decidió ser el sacrificio para salvar a su hermano pequeño. Pero ese no fue el único deseo del alma. ¿Recueras que Shinosi-ah pidió que su hermano viviera?

Yo asentí, le miraba a los ojos mientras una de mis manos jugueteaba con la cajita de madera. Luchaba para no revolear los ojos.

—Pues ella también lo incluyó, solo que algo se salió de sus manos al maldecir a una persona que nunca había cometido pecado. He ahí que la inmortalidad le fue otorgada por ser un alma sin mancha.

—Comprendo eso y ya sabía que Kim es inmortal. ¿Pero qué tiene que ver Kakita con todo?

El Chamán carraspeó ante mi impaciencia. Hizo una seña con sus manos, pidiéndome calma.

—El testigo y el bebé guardan una relación de por vida, en este caso, para la eternidad. Pues en la maldición se incluyó el motivo de miedo del testigo, quien posiblemente pudo haber evitado la tragedia. El bebé siguió creciendo y su cuerpo fue cambiando hasta los 24 años. Esa era la edad que tenía el testigo cuando se convirtió en padre, cuando nació la primera descendiente. Si no tuvieran una relación, se entiende que, siendo inmortal, no debió haber crecido ni cambiado en lo absoluto desde el primer momento.

» Tales motivos son los que han aquejado al señor Kim desde ese día, hasta hoy. Pasó la mitad de su vida buscando al último descendiente para ser liberado de sus sufrimientos. ¿No crees que él merece ser liberado de esos motivos?

Esa pregunta me desarmaba, me dividía. No quería ver a Kakita inmiscuida en nada de esto, mi deber era protegerla. Pero por otra parte, si me oponía a que Kakita ayudara a buscar la solución, me sentiría alguien de peor calaña que ese testigo, pues no había algo que yo deseara más que liberar a Kim de su sufrimiento.

Tragué saliva.

—¿C-cuales son esos motivos?

—Ya viste lo que le hace el motivo de tu antepasado. Dolor, mucho dolor. Su motivo no era más que miedo al dolor. El señor lo ha tenido que soportar cada luna de cuarto creciente.

Me sentí terriblemente culpable. Insignificante, inútil. Ahora entendía al tío Jeon. ¿Kakita podía liberar a su amo de esa terrible enfermedad? Y yo... ¿qué podía hacer por él?

—El motivo de Shinosi-ah era el miedo de ver morir a sus seres amados. Si bien no se presenta dependiendo del calendario lunar, con sus casi 200 años, lo ha tenido que sufrir en muchas ocasiones, para él es más que desgarrador cuando sucede, es por eso que Jeon no quiere permitirle que se apegue a nadie, que se enamore de nadie, tomarle cariño y crear un vínculo significa lo peor cuando esa persona muere, por eso el mismo Jeon es tan seco y distante con él.

«Pero si es así con todos, ¿Quiere decir, que oculta su verdadera naturaleza tras una máscara?».

Eso me hizo pensar en que nunca sabremos sus verdaderos sentimientos.

—Eso no justifica mucho su mal carácter.

—Por último, está el motivo culposo de la madre. Hubo perversión de la mala en esta parte, ya que la madre, para esa hora, no tenía un motivo de miedo activo. Pues se encontraba en algún lugar de la colonia satisfaciendo su cuerpo con un hombre que ya tenía una familia. El resultado es que el cuerpo del señor Kim se sienta afiebrado y fogoso, deseoso de ser tomado, penetrado, esa es la condición que obliga al señor Kim a apartarse en el Domo cada luna llena.

—¡¿Qué? ¡Eso es lo que...! —Sentí que algo pesado y grande caía y rebotaba en las paredes de mi estómago.

El Chamán no pudo reprimir una media sonrisa al observar mi reacción. Mis expresiones debieron ser bastante obvias.

Él asintió con una mirada pícara, manteniendo esa sonrisa.

—Y sí, en mayor o menor intensidad durando esa condición los 7 días de esa luna. Te darás cuenta de que todos los humanos estamos expuestos a los mismos motivos, sin embargo, es difícil imaginarse a alguien sintiendo lo mismo, pero a una escala mayor que prácticamente pudiera ser inconcebible para un humano.

—Me quedan claros los tres motivos, pero, ¿qué hubiera pasado si el testigo hubiera concedido la petición de la bruja?

—Posiblemente, repartiría un castigo menor, por no decir que pudo haber evitado toda la tragedia, mostrando un poco de valor y honor al tener la intención de proteger a la inocente criatura. A decir verdad, no lo sé, quien lo sabría.

—Si tan solo hubiera la forma de que lo supiera. Quizá pudo haberlo evitado.

—Por supuesto, pero los humanos somos frágiles y tendemos a tomar decisiones fatales debido a nuestros miedos. Y más aún cuando somos niños.

—¿Hay alguna manera de que yo sustituya a Kakita?, porque hablando de miedo, no quiero que la involucren en nada de esto. ¿Ella lo sabe?

Un brillo repentino se posó en los profundos y hundidos ojos del Chamán.

—No, ella no sabe nada. Pero estoy de acuerdo contigo. ¿Qué estarías dispuesto a hacer?

—Todo, lo que sea.

—Si ese es el caso, creo que me veré complacido de intentar algo y ver qué pasa.



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Capítulo largo para recompensar el tiempo de espera.

Gracias por llegar hasta aquí comigo, gracias por el apoyo a este Mierdific. 

Siempre extraño sus comentarios.

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