Capítulo 25
Capítulo 25
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El TERCER DIA
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⊰─⊱Kim Taehyung ⊰─⊱
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Ya era domingo y el niño aun no despertaba. Solo estábamos a ley de un día para despedir a la señorita Nayeon. Jeon seguía con el plan del viaje para escoltar a mi joven prometida hasta Seoul, pero yo ponía muy en duda que ella quisiera irse y dejar a su hermano en el estado en que se encontraba. Ayer, cuando iba a ser trasladado a la pequeña clínica del Doctor Um para poder proceder realizarle varios estudios y exámenes, tuve la intención de acompañarlos. Cuando Jeon me vio buscando algo para vestir incluyendo una gorra de béisbol entre las piezas, me detuvo de inmediato, pues se percató de mi propósito.
—No creo que sea necesario su presencia en la clínica, no olvide que no debe tomar el riesgo de ser reconocido por los empleados que no son miembros de seguridad, además recién se está recuperando de su regeneración, puede que aun esté en proceso internamente, debería volver a su cama y descansar —las palabras de Jeon me devolvieron por un momento a la realidad, yo estaba fuera de mí.
Al escuchar a Jung pidiendo ayuda porque Jungkookie se había desmayado después de vaciar su estómago a sus pies, perdí la cabeza. Solo pensaba en que lo estaba perdiendo. Nunca en mi larga vida tuve tantos deseos de mandar a todo el sistema de seguridad y el protocolo de discreción a la mierda como en aquel momento. Yo quería estar junto a él, lo quería con todas las fuerzas y con mi torrente delirio. Lo estaba perdiendo, ¿y si en verdad lo perdía?
Ayer fue el día más largo de mi vida, tuve que esperar a que lo volvieran a traer unas horas más tarde porque yo exigí que lo regresaran a la casa en cuanto terminaran de hacer todos los exámenes, ya que yo no podía estar allí con él, era cierto, debía evitar hacer presencia en los lugares concurridos por los empleados de la nave.
Me pasé todo el resto del día en su habitación, en vigilia, observándolo y esperando a que abriera los ojos, atento por si le daba algún ataque de convulsiones como pasaba normalmente a los que se intoxicaban con mis fluidos, pero, para el bien de mi salud mental y mi corazón, con él eso nunca pasó. Desde ayer en la madrugada hasta hoy, estuvo quieto todo el tiempo, en la misma posición, parecía dormido, pero yo me temía que su estado fuera algo peor que un desmayo, como lo describía el doctor Um.
—No hay de qué preocuparse, sus signos vitales y su temperatura están perfectamente. Despertará en cualquier momento.
Ya el doctor Um le había retirado las conexiones con el monitor porque consideraba que no eran necesarias, solo dejó la canalización para pasarle sueros hidratantes, ya que, según el experto, él se encontraba estable.
—Solo había que esperar a que se despierte —es lo que el doctor repetía en cada ocasión, que lo haría en cualquier momento.
Pero ya había pasado mucho tiempo después de que cayó inconsciente y eso me hacía sentir desesperado por que él continuaba sin moverse, respirando apaciblemente como si estuviera en un sueño profundo del que me atemorizaba tanto que no lograra despertar.
El Chamán fue el primero en tranquilizarme un poco, él me explicó que tuvo a Jungkook frente a sus ojos cuando el efecto de mi veneno estaba haciendo lo propio, dijo que notó que no le haría daño alguno, no como normalmente suele pasar con cualquiera que lo probaba. Cuando el doctor Um informó que sus signos estaban normales, de inmediato quise creerle al Chamán. Según el religioso, al igual de Jihyo, Jungkook no era como las demás personas, mi veneno no lo iba a matar, estaba seguro que la primera probada sería igual a la experiencia de una vacuna contra algún virus, presentando ciertos síntomas, pero sin ir más allá de eso. Luego, si llegara a ser expuesto una segunda vez, ya no habría ningún efecto considerablemente trascendental, tal como pasó con Jihyo, probarme no representaba un peligro, más allá de leves síntomas.
Qué más hubiera querido yo que creer en esas predicciones del Chaman, pero el miedo de lastimarlo me atormentaba tan solo de pensar en exponerlo, y vaya que me lo imaginé de las formas menos pensables e imposibles. No podía negar que eso me hacía sentir esperanzado de al menos verlo levantarse de esa cama, pero me dolía mucho saber que yo era quien le había causado daño e internamente me encontraba echando una pelea mental con más de una conciencia, era como tener muchas voces tratando de persuadirme.
Una parte de mí se sentía arrepentido por no darme la oportunidad de disfrutar de ese beso que me entregó con tanto afecto, con tanto amor, con tanto cariño y dulzura, pero ¿cómo hacerlo si su vida pudo ser el costo de ese privilegio?
«Sé que cuando despierte se asustará, inevitablemente se llenará de temor hacia mí. Me verá como a un monstruo y solo pensar en su posible desprecio, está siendo el peor castigo que he sufrido».
—Señor, ¿se puede? —La voz de Min me había sacado de mis cavilaciones. Me puse de pie y rodeé la cama sobre la que yacía un Jungkook aún inconsciente.
—Pasa —otorgué permiso al hombre de Jeon. Él abrió la puerta y se quedó junto al marco.
—El señor Jeon solicita hablarle, le está esperando en su estudio de arte, señor.
—¿En el estudio? —repliqué extrañado, pero luego recordé la pintura que Jungkook había iniciado el pasado viernes rojo.
Jeon me enviaba una advertencia, una amenaza silenciosa de destruir el cuadro si no lo atendía esta vez. Mi viejo amigo llevaba dos días tratando de sacarme de la habitación de su sobrino, tenía que decirme algo que era importante para él, ya que para mí lo único crucial era vigilar personalmente a Jungkook. Durante esas largas horas, hice todo lo necesario en aquella habitación, usé su baño para asearme y su mesita de té para comer, pues Jin-ssi amenazaba con armar un escándalo si no cuidaba de mí mismo. Para que no pudiera poner excusas me facilitó las cosas trayéndome desde mi cepillo de dientes y mi shampoo, hasta ropa y las zapatillas; y lo que no podía faltar: tres comidas al día. En lo único que Jin no logró persuadirme era en que durmiera, intentarlo se me hacía imposible.
Dejé la habitación resuelta a regresar en el menor tiempo posible. Llegué hasta allá en un santiamén. La puerta estaba abierta de par en par. Jeon estaba seguro de que yo iría esta vez, la amenaza de destruir la obra de su sobrino funcionó mejor que sus anteriores intentos de hacerme salir de la habitación de Jungkook.
—No puedo creer que después de tantos años de abstinencia te decidieras por dejarte pintar en un cuadro, ¿volverás a los tiempos de rebeldía y de la búsqueda de la adrenalina poniendo todo en riesgo? —Jeon estaba de espaldas hacia la puerta, pero de alguna forma sabía que era yo quien había llegado, estaba parado con su figura recta y con las manos entrelazadas, colocadas hacia atrás, admirando el retrato a medio terminar—. Y pensar que tantos años de sacrificio de tu vida y la de mi familia se pudieran ir por el escusado tan solo por un simple capricho.
—No discutiré sobre eso otra vez. La pintura se queda y no es necesario repetirlo.
Mi viejo amigo volteó con su expresión de siempre, como si ninguno hubiera dicho nada.
—Tendrás una acompañante especial para esta luna llena —anunció pasando por mi lado, jamás sin antes echar un vistazo desde arriba hasta abajo sobre mí, no dejando un solo ápice de mi figura sin recorrer—, aunque no te puedo garantizar que esté en el Domo para la primera noche, debo pedirte que te veas presentable para recibirla. Es probable que llegue mañana. Es posible que yo no esté a tiempo, pensamos partir hacia la capital a las dos de la tarde, no pienso esperar a que mi sobrino despierte solo para que Nayeon esté más tranquila, de modo que Minho se encargará de todo mientras yo no esté, excepto de recibir a esa visita especial. A menos que cuando llegue, ya te encuentres en el Domo.
¿Cuándo hizo esa gestión?
Ya me encontraba sospechoso el hecho de que Jeon estaba saliendo de Full Moon más de lo realmente necesario solo para tramitar el traslado de universidad de la señorita Nayeon y conseguir un alojamiento seguro. Había comprado tres pent-house en un prestigioso residencial de Seoul, cerca de la institución universitaria donde fue transferida Nayeon para que ella viviera allí junto a su madre y hermana adoptivas y una amiga, creo, así no tendría la oportunidad de estar sola. Traté de obtener la mayor cantidad de información posible, pero solo había conseguido hasta ahí.
—Claro, no hay problema, pero, ¿por qué tiene que ser mañana el día en que Nayeon parta hacia Seoul?
—Sus clases empiezan pasado mañana, según el horario. A eso me refería cuando dije que quizá no podría estar a tiempo, yo mismo escoltaré a mi sobrina hasta su nuevo apartamento. La señora Choi, Mina, y su otra amiga, que no recuerdo cómo se llama, ya están instaladas.
Nunca me vi más frustrado por no poder invadir la privacidad de la mente de Jeon. Solo me brinda información cuando se le antoja y siempre lo hace a medias. Si tan solo le pudiera robar el maldito pañuelo, ¿en cuál de sus bolsillos lo tendrá guardado? En momentos como ese es cuando más odio la existencia del maldito sello neutralizador. Pero no podía culparlo, los pensamientos de cada persona son totalmente privados y confidenciales. Él prefería guardarse algunas cosas, así como yo debía procurar que él no sospechara sobre mi verdadero interés en el asunto.
—¿No me digas que la seguridad de mi prometida serán una ama de casa y unas niñas igual que ella? La persona que quiere hacerle daño no se detendrá por eso. Esas niñas, desde que perciban el peligro, saldrán corriendo y la señora probablemente es alguien indefensa.
Jeon me entregó una mirada llena de suspicacia. Parecía leer mis intenciones con mi tonta observación.
—Si te preocupa que envíe a mi sobrino a vivir allí con ella para cuidarla, deja aclararte que al principio lo propuse con la condición de que él también estudiara, incluso investigamos sobre un programa para adultos donde los preparan para un examen de nivel y rendimiento académico, dependiendo del resultado de su medición de grado, lo ayudaríamos a tomar otro de admisión para solicitar en algunas universidades, no son las más prestigiosas de Korea, pero al menos tendría una oportunidad de ser aceptado por alguna de ellas. Es lo que pensé, pero el chico es un necio, y dice que prefiere trabajar y ganar su propio dinero en vez de estudiar con el de otro.
Ah, ya entiendo por dónde vino la decisión de formar parte de mis guardianes, para él es como un trabajo, bueno, para todos lo es. Pero, ¿por qué nunca escuché ningún pensamiento de esto en la mente de Jungkook?
»Yo no insistí mucho porque no creo que se pueda sacar algo de él y, además, usted se adjudicó la responsabilidad del muchacho y con ello me quitó el peso de andar pensado qué hacer con él. Sabe lo que pienso de él, para mí es alguien totalmente inservible.
Tuve que reprimir mis ganas de echarle en cara su actitud recriminatoria a mi amigo, pero la conversación se estaba encarrilando justo por donde me convenía y lo que no necesitaba era que nos encasilláramos en aquella discusión en la que yo me viera tratando de hacerle entender, una vez más, la realidad de mis intereses sexuales y Jeon intentando sustentar su negación sosteniendo que yo sería completamente normal si no estuviera bajo la jodida maldición. El cree que porque no puedo controlar a mi cuerpo durante las lunas llenas, no soy capaz de sentir ningún deseo o necesidad de ser follado cuando no estoy en esos días, pero si soy completamente capaz, solo que cuando estoy normal me es fácil controlar mis impulsos. Él odia a su sobrino porque no es heterosexual, lo que es una abominación ante sus ojos y los de cualquier deidad, ya que da rienda suelta a sus convicciones pecaminosas con libre albedrío y a diferencia de su sobrino, según él, yo no tengo opción.
Carraspeé antes de continuar.
—No es momento de discutir lo que Jungkook es o deje de ser. Aquí el tema importante es la seguridad de Nayeon.
Jeon levantó una ceja y me entregó una mirada escéptica. Una de sus comisuras se elevó, apareciendo una curvatura tan leve que no se podía describir ni siquiera como un atisbo de sonrisa. Era un claro signo de desprecio.
»¿Quién se supone que va a cuidar de mi prometida?
—No solo será uno, por eso compré tres pisos, ella ocuparé el de en medio y será compartido con uno de los miembros de la seguridad, los pisos de abajo y de arriba, también. Son gente de mi total confianza. ¿Eso te tranquiliza?
—¿Min? —tenté. Si era un sí, debía proponer que Park lo acompañara. Porque, de otro modo, me volvería loco con ese chico rondando a Jungkook mientras yo estuviera encerrado en el Domo por toda una semana.
«Maldita luna llena».
—Serán 6 en total, 3 se hospedarán en el piso de abajo, 2 en el de arriba y sí, Min es el que se hospedará en el piso con la señora Choi y las niñas.
«Park debería estar entre los cinco, por favor».
—¿Quiénes son los otros cinco? —inquirí tratando de ocultar mi ligera ansiedad.
Jeon hizo un brevísimo gesto de autosuficiencia y empequeñeciendo de una forma leve sus rasgados ojos haciendo parecer cautelosa su mirada.
—Im Jae Bum, Kang Daniel —fue nombrando a cada uno con una lentitud que me hacía sentir a punto de perder la calma que internamente invocaba, estaba tan sobrecargado de preocupación que cualquier nimiedad relacionada con Jungkook lograba amenazar con hacerme perder los estribos—, Kim Jugyeom, Choi Jungjae y Park Jiyoung.
Inspiré profundo hasta que mis pulmones lo resintieron. Cuando escuché pronunciar ese apellido, Park, casi que pronuncio en voz alta el nombre del chico que esperaba que fuera.
—La señorita Nayeon se molestará —auguré casi mascullando las palabras, estando consciente de que quien estaba molesto era yo. Las orejas me ardían con furia.
—¿Por qué piensa eso? —Jeon frunció el entrecejo interesado, intrigado.
—Porque no enviarás a ninguno que simpatice con ella —se me ocurrió con el poco tiempo que tuve para pensar en algo mejor—. Deberías sustituir a uno de ellos por Park Jimin —aproveché el intervalo para no quedarme sin haberlo intentado—, es amigo de tus sobrinos, se llevará bien con ella y eso sería útil.
—Mhm —sopesó por unos segundos—. Tengo otros planes para Park. Descubrí que es bueno en judo y en taekuondo, pero es prácticamente nuevo en el equipo de seguridad y aún no confío en él por sus antecedentes. Se quedará entrenando.
«¿Antecedentes? ¡Mierda, mierda y más mierda!».
Al quedarme sin palabras, Jeon entendió que yo estaba de acuerdo con su decisión, me había dado la espalda, dando por zanjada nuestra conversación. Ya estaba encaminándose hacia la salida del estudio y mi desesperación iba como vuelo en picada a punto de dejarme en evidencia. Sabía que debía decir algo, pero ¿qué? Noté que quedaban unos pocos centímetros para que su mano alcanzara el pomo de la puerta.
«Piensa, Kim».
—¿Y tú... estarás bien sin Min por tanto tiempo? Digo... cuatro meses no es que sea mucho tiempo, pero solo lo verás esporádicamente, además de cada final del cuatrimestre, durante casi 3 años —detuvo su andar. Creí dar en un buen clavo esa vez.
Agachó la cabeza al girarse hacia mí.
—N-no lo sé —raro, pero percibí un ligero titubeo en su grave voz—, aunque ellos nos harán visitas esporádicas, también creo que cuatro meses es mucho, pero todo sea por la seguridad de nuestra Nayeon.
—Sabes que Jung está capacitado para cubrirlo —le recordé proactivamente. Elevó el rostro, el cual se le iluminó sin necesidad de sonreír.
—No creí posible que usted...
—No me molesta, claro que lo extrañaría, no te voy a engañar, Jung es buena compañía, pero yo al menos tengo a Jin-ssi para menoscabar mi mal humor y también sustituir a Jung para ayudarme a mantener a raya a tu sobrino en mi ausencia.
Al mencionar a Kook, su semblante cambió de inmediato, dándole a su rostro la dureza y frialdad que lo caracterizaban.
—Le dije que él solo es una carga —como siempre, Jeon nunca desaprovechaba oportunidad para despotricar contra su sobrino, pero hice mi mejor esfuerzo por ignorarlo.
—Hablaré con Jung —afirmé, volviendo al tema de mi interés.
—No —él negó. Por un momento vi mi plan colapsando como una casa de naipes a merced del viento—, yo lo haré y pondré los puntos sobre las íes, es un trabajo demasiado importante.
«¡Eso!»
Yo asentí con toda la seriedad posible, mientras por dentro estaba saltando de alegría. Inmediatamente miré hacia otro lado para disimular la sensación de satisfacción que me abrumaba.
Me hubiese gustado enviar a Park lejos a vivir con Min, así se terminaban de enredar de una vez esos dos. Pero al menos se seguirán viendo aquí. Así el chico no se refugiará el 100% de su tiempo libre en mi Kookie.
A una persona verdaderamente enamorada le toma 17 meses y 27 días en olvidarse de su ex. Yo lo comprobé con Jihyo. Estoy seguro que él no olvidará fácilmente a Jungkook, sobre todo si continúa viéndolo. Pero si Park gusta de Min es un buen acelerador que no se debe desaprovechar, no puedo permitir que se separen por tanto tiempo.
—Será mejor que no olvide vestirse de forma adecuada para la posible ocasión de mañana, recuerde que ella es una visita muy especial y le acompañará en el Domo luego de un descanso.
—Está bien, lo haré —No quise discutir con él, pero me importaba una rodaja de rábano encurtido si se había molestado en conseguirme personalmente a una estrella de cine o del K-pop, alguien atractiva, porque por mucho que lo fuera, no sería suficiente para sacar a Jungkookie de mis pensamientos, que era la clara intención de Jeon.
Y sin más abandoné primero el lugar, era mejor que me regresara con prisa a la habitación de Jungkook, ese es el único lugar donde me era necesario estar, al menos hasta que lograra despertar, ya que no tendría el valor de afrontarlo cuando al fin regresara su conciencia.
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Me desperté con un ligero dolor en el cuerpo, pero no en el sentido como si estuviera enfermo, sino como si me hubiera ejercitado mucho el día anterior. A pesar de aquel síntoma, me sentía extrañamente ligero. Había soñado con muchas cosas extrañas y lo primero que vi al abrir los ojos fue el rostro del señor Kim. Al principio, dudé un poco porque la imagen era borrosa y porque desapareció tan pronto como lo vi. Casi que terminaba pensado que era otro más de esos sueños, pero pronto estuve seguro de que no lo imaginé porque un suave olor a vainilla llegó hasta mi nariz y porque se escuchaba el repiqueteo de unos pasos apresurados haciendo eco fuera de la habitación mientras se alejaban, alguien que había salido de ésta y dejado la puerta de par en par. Apenas me molesté brevemente en notar que desperté en la que había sido mi habitación desde que llegué a Full Moon, sin más, simplemente me deshice de la sábana que me cubría y bajé de la cama para tratar de alcanzarle.
Seguí el sonido de sus pisadas a través de los pasillos y le vi desaparecer al doblar la esquina que conducía hacia las escaleras, llevaba ropa casual y zapatos más formales. Por eso se podía escuchar sus pasos, se me hizo extraño porque ya me estaba acostumbrando a verle en ropa deportiva. De pronto Jung apareció por donde la espalda de Kim se había escurrido. Me percaté de que yo estaba completamente desnudo debido a la forma en la que, a distancia, estaba siendo observado por el cara de caballo.
—Con razón el señor Kim iba tan apresurado, si iba huyendo de ti no lo culpo —bromeó sin perder la oportunidad, señalando sin pudor hacia mi entrepierna que no dudé en cubrir con mis manos.
—Debo hablar con él —anuncié mientras me devolvía por ropa a mi habitación con Jung detrás siguiendo mis pasos y seguramente estudiando la forma de mi trasero.
—Jin-hyung no exageraba cuando dijo que tenías un buen cuerpo —le miré por sobre mi hombro arrugando el entrecejo. Él me escrutaba divertido. No había un ápice de morbo en sus expresiones, así que supuse que solo me molestaba porque no tenía nada mejor que hacer, ya se le estaba convirtiendo en un hábito la cuestión de dedicarse a fastidiarme.
—¿Por qué sigues aquí? —exigí mientras tomaba un bóxer del cajón para ponérmelo enseguida.
—Porque tengo un poco de tiempo libre antes de irme —respondió encogiéndose de hombros. Reí sin ganas a la par que agarraba el primer pantalón que vi y me lo puse bajo la atenta mirada de Jung—. No lo encontrarás en su habitación.
Al terminar de ponerme el pantalón, metí los pies en las sandalias que estaban sobre la alfombra junto a la cama.
—¿Él te dijo eso? —saqué uno de los tantos polos negros de mi closet sin siquiera ver y salí con la pieza aún en la mano.
—No. Hace un instante él me pidió que no lo siguiera, cuando hace eso, solo quiere estar un tiempo solo, creo que después de ver tu pito, es obvio que necesita estar a solas para calmarse.
—Deberías ser más respetuoso. Él no vio una mierda.
Jung levanto sus brazos en rendición y reía de forma juguetona —Okey, okey. De hecho, lo que vio no fue una simple mierda, a juzgar por el tamaño... medio pozo séptico, ¿quizá?
Decidí ignorar con ahínco el maldito chiste.
—Y si no está en su habitación ¿Crees que estará en el Domo? —recordé que el tío Jeon mencionó el enigmático lugar dos veces esta madrugada, insinuando que el señor Kim debía estar allí desde temprano en vez de su habitación. Quizá y lograba convencer a Jung de que me guiara hasta la entrada o al menos me indicara cómo llegar. Si no, se lo pediría a Jimin en caso de que se negara.
—¡Aaaah!, ¿ya el señor Kim te habló del Domo? Interesante. Pero te equivocas, No está ahí, aunque hoy es la primera luna llena, no quiso ir mientras tú estabas enfermo, y porque, además, aún es de día.
«Parece que hay diferencia si es día o es noche, pero ¿qué es lo que la marcará?» Pensé antes de sacudir la cabeza.
«Jeon, luego te ocupas de buscar la punta de todo este enredo, primero ocúpate de averiguar cómo llegar a él».
—Y entonces, si no es ahí, ¿a dónde?
—Está lloviendo —articuló Jung, pensativo—. Si no me equivoco, debió ir a la terraza del techo. En los días lluviosos, si está bien nublado, le gusta quedarse un rato ahí hasta que la luz del día empieza a ser molesta.
—¿Cómo puedo llegar ahí? —inquirí, impaciente.
—Te lo diré, pero... ¿irás ahora?
Revoleé los ojos, exasperado. Era más que obvio, necesitaba saber al menos porqué estaba en mi habitación, porqué se fue sin hablarme, por qué no se detuvo mientras me escuchaba llamándole. Necesitaba saber si estaba enfadado conmigo por lo que le hice anoche. Necesitaba disculparme debidamente por todo lo que tuvo que sufrir por mi culpa.
—¿Anoche? —Me señaló mientras se reía con burla en mi cara—. ¡Oye!, ¿no tienes hambre? Pensé que preguntarías por algo de comer después de llevar 3 noches inconsciente.
Recibí un golpe frontal al escuchar ese dato. ¿Cómo que tres noches?
—No bromees Jung, me harta tu actitud de payaso. Cuando digas algo en serio, terminaré por no creerte —espeté sencillamente molesto por la clase de bromas que hacía el condenado.
Me molesté más cuando escuché sus carcajadas alocadas, había explotado en risas porque logró que me enojara un poco. En un momento aplaudía como foca y sus palmadas acompañaban a su loca risa, al siguiente se agarraba el abdomen como si tratara de evitar que algo se le saliera. Se recostaba de la las paredes y luego corría para alcanzarme. Se notaba que disfrutaba aumentar mi frustración.
—Acaba de pasar justo lo que has dicho —sus palabras casi no se entendían debido a sus risas—, no sé si me entiendes. Pero dije la verdad y tú no me has creído.
—¿Qué quieres decir? —solicité poniéndome verdaderamente serio. Él no iba a estar jugando conmigo por tanto tiempo. ¿O sí?
—Que es en serio que llevas tres noches y dos días como la bella durmiente ¿te acuerdas de lo que le hiciste a mis zapatos el sábado por la madrugada?
Claro que sí recuerdo haber vomitado a sus pies, pero me empezaba a extrañar que según él eso no pasó esta madrugada.
—¡No puede ser!, ¿qué día es hoy?
—Lunes, por supuesto.
«¿Lunes?»
—Nayeon —musité desconcertado y retraído, entrando en una especie de repentino letargo.
—Ah, no te preocupes, ella dijo que no se iría hasta que estuvieras bien. Por eso aún llevo un poco de tiempo libre. Yo iré con ella.
Solté una gran cantidad de aire, no me había dado cuenta que había contenido el aliento. Fue un alivio saber que ella no se había ido sin despedirnos.
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Me encontraba en la cocina con la compañía de la señora Kim y Eun Woo-ssi, ya que, a los pocos segundos de mi llegada, Jin-ssi había salido con una gran bandeja en sus manos, pero no sin antes haberme puesto conversación.
—Me alegra que hayas despertado antes de que tu hermana se marche. ¿Ya la viste? —su sonrisa era peculiarmente hermosa, con esa simetría simplemente perfecta, tal como lo es él— El Chaman tenía razón, eres fuerte, eso es porque llevas la sangre de los Jeon. A propósito, él dejó dicho que fueras a verlo en cuanto despertaras.
Yo asentí pequeñito, mientras miraba los rostros de los presentes, Eunwoo se mostraba inquieto, sus pupilas lo delataban, cuando estaba quieto siempre solía mirar un punto fijo hacia el vacío y ahora se estaban moviendo sutilmente hacia varios puntos misceláneos; y la señora Kim me miraba como si yo hubiese estado en silla de ruedas y milagrosamente hubiese empezado a caminar. Todo se sentía raro, pues ambos me estaban haciendo sentir incómodo. Y no era normal, no con ellos.
Accedí a ir a comer algo porque, en efecto, Jung tenía razón, sí sentía mucha hambre. Tuve que recitar durante más de veinte minutos que me encontraba perfectamente, ya que la señora Kim parecía no quedar satisfecha con aquella respuesta, como si esperara a que yo cayera de nuevo enfermo, como si lo normal fuera que yo tuviera síntomas dolorosos después de haber despertado.
—¿De verdad no te duele? Come despacio muchacho, tu estómago está delicado. Si te empiezan a dar cólicos, no dudes en decirlo, llamaremos al doctor Um de inmediato.
Una vez que me sentí saciado, aproveché para subir a la habitación de mi hermana y así despedirme de ella de manera privada. Ya tendría otras oportunidades para ver Kim Taehyung, tenía la necesidad de hacerlo, quería hablar con él acerca de todo lo sucedido, pero al mismo tiempo me daba un poco de miedo afrontarlo, temía que él tratara de alejarme tal como le aconsejó el tío Jeon. Yo prefería mantenerme a su lado, aunque sea como su cuñado o el simple recuerdo de ese tal Jihyo. Aunque mi vida rayara en lo patético, no podía negar que nunca me he sentido más feliz que cuando estoy a su lado.
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Toqué dos veces la puerta y anuncié que era yo quien aguardaba, un click sonó del otro lado del madero, le habían quitado el seguro al cerrojo, pero la puerta no fue abierta para mí. Por lo que volví a tocar. Escuché una voz femenina provenir de la habitación de Kakita, respondía a mi llamado a su puerta con un "puede pasar, señorito Jeon". Cuando la abrí después de recibir el permiso encontré que la dueña de la voz, era su acompañante, quien se encontraba de pie mientras peinaba el cabello de mi hermana, quien se veía en el espejo desde su asiento frente a su tocador. Antes de abandonar la estancia, la mujer no dudó en entregarme el cepillo para que yo continuara con su labor.
Estando en la habitación de Kakita, mientras deslizaba el cepillo por sus largas hebras, hablamos durante un rato. Me percaté de que, a pesar de comprobar que yo me encontraba bien, ella continuaba posponiendo el viaje hacia la capital para unas horas más tarde. Pronto descubrí que mi anterior estado no era la única razón por la que ella insistía en quedarse más tiempo en Full Moon, pero no se me ocurría qué podía ser.
Tres tenues golpes sonaron contra su puerta cuando ella estuvo a punto de decirme. Con un asentimiento permitió que yo fuera a abrir, ya que siempre acostumbraba a ponerle llave por instrucciones del propio tío Jeon, al menos ella sí le obedecía por más absurdo y exagerado que pareciera todo. Porque... ¿Quién iba a tratar de hacerle daño dentro de esta casa?
Abrí la puerta y mi vista se iluminó con una gran bendición, la más bella de las imágenes se encontraba expectante y un poco ¿sorprendido? Frente a mí.
El silencio se apoderó del lugar por unos instantes mientras nos mirábamos a los ojos sin mediar palabra. Eso hasta que él habló.
—Saliste muy pronto de tu habitación. Me dijeron que estabas almorzando en la cocina. ¿Comiste bien? ¿Te sientes mejor? ¿no te duele?
Sus ojos denotaban real preocupación, pero entonces no entendí por qué salió disparado y huyendo de mí más temprano. Podía apostar a que Jin le fue con el chisme de que yo estaba en la cocina. Y probablemente sus preguntas solo eran parte de la representación del papel que tenía que llevar a cabo frente a Nayeon. Posiblemente es que ni siquiera quiera saber de mí después de lo que hice.
—Por favor, pasa —ofrecí espacio haciéndome a un lado para que pudiera entrar. No sé porque quise esquivar a todas sus preguntas si no había nada de malo en ellas. No quise tener una conversación con él en frente de Kakita. Ni siquiera una tan sencilla.
«Te responderé todo lo que quieras cuando hablemos a solas». Pensé sin dejar de mirar esos ojos amarillos que trataban de leerme, él asintió, casi imperceptible, como si realmente pudieran hacerlo.
Una vez que estuvo completamente dentro de la estancia, yo le entregué el cepillo tal como la acompañante de Kakita lo hizo conmigo y salí dejando a los prometidos a solas sin dar ninguna explicación más que una simple reverencia.
—¿A dónde vas? Inquirió Kakita arrugando en entrecejo.
Yo no esperaba a que ella quisiera que yo me quedara, solo pensarlo me parecía ridículo.
—Voy a fumar —inventé una excusa rápida para no caer en palabras obvias como "dejo a los tortolos solos" porque pronunciarlo con mi propia boca sería como declararlo, y para mí, aceptar que ellos eran pareja se hacía cada día más doloroso y difícil de consentir, en el fondo.
«La realidad duele tanto...».
—Pero, estás enfermo, fumar es malo para tu salud, terminarás dañando tus pulmones —supongo que Kakita solo quería hacer su papel de hermana exageradamente preocupada también. Ella ya se había cansado de solicitarme que dejara el cigarrillo, sin embargo, hacía años que ya le había dejado de preocupar es. No es como que le vaya a creer que de buenas a primeras le preocupara de nuevo.
—Solo será un cigarrillo, no es nada —justifiqué, siguiéndole el juego mientras hacía caricias suaves sobre mi nuca por vez que salía despacio de la habitación, caminando de espaldas con lentitud antes de echarle una última mirada a aquellos ojos dorados al cerrar la puerta.
«Quedarme haría más estragos a mis emociones y dañaría irreparablemente a mi corazón».
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Por favor, espero que perdonen a esta loquita por tardarse en actualizar.
Mitad perspectiva de Tae (para aquellas que lo solicitaron) y mitad perspectiva del Jungko.
Está un poco largo, pero espero que se entretengan con la lectura.
Gracias a esas personitas preciosas por siempre apoyar este Fic.
¡Besitos en la colita!
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