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Capítulo 24


Capítulo 24

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ESE NOMBRE

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⊰─⊱Jeon Jungkook ⊰─⊱

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Un fuerte olor a hierro y azufre inundaba la estancia, haciendo que me picara la nariz. La lluvia de piezas de metal, que al principio, parecía interminable, fue cesando poco a poco, dando paso a un silencio espectral. La neblina empezó a tomar movimientos sutiles, bosquejándose como si buscara tomar alguna forma y concentrándose a un ritmo lento en un punto fijo, justo a unos pocos centímetros encima de la cama; luego empezó a encogerse como si una fuerza invisible la estuviera comprimiendo, como si el mismo aire se hallara absorbiéndola. Iba cambiando de un gris oscuro a un blanco brillante haciéndose cada vez más pequeña y agravando transparencia con el pasar de cada segundo, conforme se iba evaporando dejaba a la vista diminutas burbujas, motitas brillantes que parecían partículas de luz fluorescente suspendidas en el aire. Me recordaron a las luciérnagas.

Seguramente cuando vea alguno de esos curiosos insectos alados y brillantes recordaré esta horrible noche y este momento. Recordaré lo doloroso que es ver partir inesperadamente a alguien a quien quería tener por siempre en mi vida, alguien por quien me vi en la desesperada necesidad de dar lo que fuera para devolverle la vida y hacerle feliz.

No fue una sorpresa que me llegara a la mente tal certeza, mi conciencia lo venía hilando, solo que no lo iba admitir antes de esto porque parecería demasiado apresurado. Pero el monstruoso golpe de realidad logró hacer que emergiera con dolor, desesperación y mucha impotencia. Antes de él, crecí con la firmeza de que solo por Kakita yo lo daba todo, pero al poco tiempo de conocerlo, cierto magnetismo hacia su aura fue el principio de un cambio que no percibía a conciencia, hasta hace poco pensé que solo era una fuerte atracción, pero luego de sentir aquella extraña y confortable conexión, comencé a germinar sentimientos por él, lo que no me percaté era de que fueran tan fuertes, porque esa noche me descubrí deseando entregar mi propia vida con tal de evitar lo qué pasó delante de mis ojos.

Él no era mío, lo tenía claro, pero su muerte se sentía como si lo hubiese perdido todo, como si me hubieran invadido y sacado todo de mí, dejándome hueco, con un gran vacío por dentro. El sentimiento de dolor era tan abrumador que incluso me sentí morir.

Las diminutas lucecillas se multiplicaban a medida que la gran nube del techo se consumía y desaparecía, cuando hubo suficiente de ellas como para iluminar la habitación, casi cuál efecto del día, flotando con parsimonia, tomaron un mismo rumbo como una formación de aves en pleno vuelo. Descendían con lentitud y gracia dirigiéndose hacia el cuerpo inerte de Taehyung.

Las partículas se posaban sobre toda la extensión de su pálida piel hasta cernirlo por completo como si de una capa de pintura se tratase. Al cabo de unos segundos todo lo que quedaba de aquella misteriosa nube se había convertido en aquellas incontables partículas brillantes que estaban cubriendo a Taehyung desde las puntas de sus cabellos hasta la de los pies. Su brillo empezó a hacerse más intenso y la piel de Taehyung parecía absorber los restos de aquella capa que lo vestía y lo hacía brillar como un ser mágico.

Giré mi rostro azorado y bañado en lágrimas hacia el viejo, aprovechando que él hizo lo mismo girando su rostro enjuto e inmutable hacia mí, quise preguntar qué diablos estaba pasando al menos con la mirada porque sabía que no sería capaz de hablar, sentía que si abría la boca una vez más no iba a poder con el dolor y la culpa, estallaría en llantos otra vez. No, sabía que no tendría la entereza de pronunciar una palabra sin que me quebrara en el intento, sentía que había perdido mi voz.

Tío Canas solo se giró, cerró el paraguas porque ya no le era útil, lo dejó a un lado de la mesita de luz y empezó a caminar haciendo un ruido metálico al patear algunas de las piezas que llenaban el piso, se dirigió hacia el baúl que yacía al pie de la cama, sacó una sábana de seda blanca y con otra mano tomó la punta de la cubierta de plástico que antes sirvió como recipiente para la pequeña piscina de sangre y me miró, yo tardé unos segundo observando aquel plástico que para ese momento ya no tenía ningún vestigio o manchas de su sangre, como si tal derramamiento nunca hubo existido.

El tío Canas cabeceó para llamar mi atención señalándome la cama, entendí de inmediato después de ver su gesto que buscaba mi ayuda para deshacerse del material desechable. A pesar de haber comprendido al instante mi cuerpo se tomó su tiempo para reaccionar. Durante las últimas horas pasaron muchas cosas incomprensibles y difíciles de aceptar para mí.

Una vez que ya no quedaba nada del plástico, el viejo cubrió el cuerpo desnudo y sin vida de Taehyung con la sábana blanca desde los pies hasta el cuello. Me pareció curioso que no tapara su rostro como suelen hacer con los cadáveres, pero lo agradecí internamente, porque quería seguir llenando mi memoria de él. No me cansaría nunca de mirarlo, aunque no lo hiciera correctamente debido a las lágrimas silenciosas que seguían brotando incontrolables.



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Nunca pensé que un gran susto sería el motivo de felicidad más grande de mi vida. Sí, aquel enorme espanto que me recorrió todo el cuerpo estremeciéndome por dentro y que al mismo tiempo me hizo saltar de alegría cuando su cuerpo se movió tan rápido como un resorte haciéndolo quedar sentado sobre la cama. Horas después de que tío canas lo hubiera cubierto con la sabana de satén, él despertó con un sobresalto, se veía delicado, casi débil, pero eso no me preocupaba más que la expresión asustada de su rostro. La tela satina se deslizó sobre su abdomen, quedando plegada sobre su regazo, dejándolo una vez más al descubierto.

Durante mis segundos de shock vi que mantuvo su expresión casi de terror, su respiración agitada daba la sensación de que acababa de despertar de una horrible pesadilla. Mi mente tardó unos segundos en asimilar lo que veían mis ojos. No estaba muerto, ¿solo se había dormido, desmayado? ¿Tío Canas me había jugado una broma como esa? ¿O esa nube lo había resucitado?

Sin salir de mi asombro y sin pensarlo si quiera, me trepé sobre la cama llorando, pero esta vez de alegría, y me abalancé sobre él haciendo que cayera sobre su espalda. Podía jurar que la emoción era más fuerte que yo.

Me sorprendí a mí mismo cuando de forma súbita y desesperada posé mis labios sobre los suyos. Era mi mejor manera de expresar lo feliz y agradecido que me sentí de verlo vivo. Mis manos se situaron con desesperación sobre cada costado de su cándido rostro, las puntas de mis dedos se filtraron enredándose en el cabello de su nuca y mis pulgares rozando sus sonrosadas mejillas, su piel era cálida y tan suave como la sedosa sábana que aún cubría parte de su cuerpo. Tan suave como sus dulces belfos con sabor a gloria y felicidad.

Olía de una forma agradable, como a cera nueva y semillas de almendras. Sus labios no se movieron, pero yo disfrutaba y degustaba de una explosión de sabores fascinantes por vez que escuchaba fuegos artificiales dentro de mi cabeza mientras le besaba.

Mis ojos se abrieron con sorpresa al sentir sus manos colarse en medio de nosotros y luego arremeter con fuerza contra mi pecho para alejarme de él, me había empujado, me había rechazado, otra vez. Es cierto, mi acto fue inesperado, nada me otorgaba el derecho de besarlo, y menos sin su consentimiento, pero, aunque no sea un intento de justificación de mi parte, lo hice sin pensar, pues tenía claro que mi hermana era la dueña formal de ese derecho. Yo no era Nayeon, por eso no me correspondió.

Por un momento de frenesí, olvidé cuál era mi lugar, me olvidé de quienes éramos. No podía negar que su rechazo dolió tanto como el anterior, no, mucho, mucho más, pero también era necesario comprenderlo y asumir que yo me busqué aquel abatimiento por mi propia cuenta. ¿Quién en era yo para tomarme tales atribuciones? ¿Quién me había dado el derecho?

La sensación de aquel beso robado hacía estragos en mi burbujeante estómago. Mis labios hormigueaban con fuerza mientras la vergüenza y el bochorno vinieron a mí junto con el certeza y la memoria de que no estábamos solos, al poner los pies sobre la tierra agaché la cabeza con cierta punzada de tristeza.

—Perdóneme, fue un impulso, siento mucho haberme dejado llevar— y pronuncié aquella disculpa como pude porque, aunque fuere por diferentes razones, aun me costaba encontrar mi voz.

No me atreví a mirarle la cara al viejo, ya podía imaginarme su expresión, no necesitaba verla. Me bajé de la cama con lentitud, queriendo que, al poner los pies sobre el piso, éste me tragara. A pesar de todo, no me arrepentía de mis actos, pero me sentía visto como alguien incorrecto y fuera de todo orden.

De espalda hacia la figura de Taehyung, quedé de pie como pude, sobre la montaña de ¿esas monedas? Debía haber miles de ellas esparcidas y amontonadas sobre el piso. Antes no me había fijado de lo que eran.

«Son iguales a las de mi colgante».

Caminé con cuidado al atravesar la habitación, tratando vanamente de hacer el menor ruido al pisar las monedas.

—Estoy feliz de que estés vivo —proferí bajito cuando me detuve frente a la puerta corrediza, porque era verdad, lo estaba, a pesar de su rechazo, estaba feliz de que continuara con vida y su tortuoso momento de dolor hubiera acabado ya.

Antes de traspasar la puerta miré hacia atrás con el innegable deseo de que dijera algo, cualquier palabra para detenerme, pero su voz no se escuchó y sus ojos se enfocaban en algún punto de su regazo. Seguramente estaba en shock debido a mi inapropiado comportamiento, al igual que el viejo.

Algunas monedas pasaron al otro lado de la habitación cuando corrí la puerta, intenté cerrarla detrás de mí, pero las monedas lo impidieron, me dio igual dejarla a medio cerrar. Recorrí la antesala de la estancia con pies lentos y pesados haciendo menos ruido que antes, allí no había tantas monedas arropando el piso. Todo me daba vueltas, acaba de presenciar las cosas más extrañas que había visto en mi vida. La primera vez que vi aquello fue hace diez años, pero no creo que eso cuente porque nunca pensé que aquella nube fue la que tuvo una descarga de esas monedas, todo el tiempo creé la idea de que alguien había tirado basura desde la ventana de un edificio.

El chamán venía de entrada cuando yo iba de salida de la habitación, nos encontramos en la puerta que daba con el pasillo cuando la abrí. Esperé sin mucho ánimo a que el viejo se hiciera a un lado para salir. Pero supe suspicazmente que no tenía intención de dejarme salir al verlo cerrar la puerta tras de sí.

—¿Por qué no lo detuviste? —escuché con toda claridad a Taehyung reclamarle al tío Jeon cuando el chamán provocó el ruido de la puerta cerrando. Con tristeza entendí que ahora se dignaba a hablar porque pensaba que yo al fin había salido. Aunque, de hecho, no lo hice.

Yo volteé y miré hacia la puerta plegable cuando escuché su voz ronca. Quizá el chamán lo había hecho a propósito para que ambos escucháramos lo siguiente que iban a discutir esos dos, pero yo no estaba curioso por espiar aquella conversación que estaba a punto de desarrollarse, como siempre lo hacía, no quería escucharlo decir lo que pensaba de mí, solo quería estar solo, encontrar una caja de cigarrillos y dejar que mis ojos se desahogaran hasta que se vaciara todo el dolor que me estaba consumiendo por dentro.

Sentí la mano intrusa del chamán mientras trataba de meterla en el bolcillo de mi pantalón. Cuando agaché la mirada hacia esa dirección, le vi entrando uno de esos pañuelos amarillos como el que el señor Kim me regaló cuando estaba resfriado.

—¿Por qué no lo esquivó, señor? —respondió el tío Jeon, como siempre, con otra pregunta—. O, mejor dicho, y en primer lugar ¿por qué ha permitido que, desde el inicio, esté a su alrededor?

Miré al chamán que seguía en el mismo lugar, entregándome una mirada escudriñadora, pero cómplice al mismo tiempo. Sugerí con un cabeceo que se moviera de mi camino para salir de una vez, en verdad no estaba de humor, no quería escuchar aquella conversación, pero, en cambio, el anciano me hizo señas para que mantuviera el silencio cuando abrí la boca para pedirle que me permitiera el acceso a la salida.

—No lo entenderías, Jeon —hubo una pausa donde alguno de los dos dejó escapar un sonoro suspiro —Además, Acababa de despertar de mi encuentro con la parca, esta noche pasó algo diferente, supe lo que piensa, está planeado llevarse a la señorita Nayeon —ese dato extraño, sin importar que estuviera contando un simple sueño, me dejó congelado—, yo estaba demasiado impresionado con eso y no vi venir el movimiento de jungkookie cuando desperté, todo fue muy rápido. Tú pudiste haber anticipado el suceso, siempre te quejas de que es muy impulsivo, debiste saber que haría algo así.

Hablaba rápido y se escuchaba como alguien desesperado y molesto. Mi corazón dolió más al confirmar su afán por evitarme. Estaba retando a mi tío por que no impidió que yo me lanzara sobre él. Debe sentir repulsión por mí.

—Lo que ha ocurrido es su culpa, señor, no trate de culpar a otro —recalcó el tío Canas con dureza—. Usted no debió darle ningún tipo de confianza.

—Lo sé, pero es que... ¡aaaaish!!!! —su grito de exasperación me sorprendió, nunca lo imaginé perdiendo la paciencia de esa manera, pero al escucharlo concordar con las ideas del tío Canas mis ojos se aguaron tanto que ya no podía figurar correctamente el rostro del Chamán—. Solo, solo llama al doctor Um y al Chamán y dile a Min que no deje salir a Jungkookie de la casa, no debe estar lejos.

Apreté los párpados y limpié mis lágrimas, traté se sorber por la nariz, pero las blandas manos del anciano se apoyaron de mí y me paralicé al verle negar lentamente con la cabeza.

—Si sobrevive a esta noche, será peor para él —al oír la suposición del tío Jeon me quedé más frio que cuando Taehyung dijo que la parca viene por mi hermana. ¿Se va a morir otra vez o esas palabras se refieren a mí? De repente me sentí mucho más mareado, tanta información estaba afectándome—. No puedo negar que es un chico fuerte, me temo que su sufrimiento será perturbador, sospecho que no es de los que sucumben ante el dolor físico, y me atrevo a decir que no se rendirá con facilidad frente a la parca, no mientras tenga fuerzas para resistir. Pero si usted prefiere verlo sufrir...

Mi mente volaba tan rápido que parecía una máquina del tiempo, aún así me enfermaba el no poder sacar una conclusión lógica y válida para lo que estaba escuchando.

—Para no prestarle atención y tiempo, pareces conocerlo demasiado bien. ¿Cómo sabes eso? —Taehyung interrumpió al viejo.

—Eso ya no importa, de igual forma no le queda mucho tiempo de vida. Todo gracias a usted, señor.

Mi corazón latía a mil y el Chamán me miraba con curiosidad, arrugando aún más su frente.

—¡Jeon! ¡Es tu sobrino del que estamos hablando! —recriminó, la molestia en su voz era innegable por la manera en que la alzaba.

—Tiene razón, señor. ¿Mejor achacamos la culpa a su falta de inteligencia? —sugirió el tío canas con voz inalterable.

Sentí que mis piernas perdían fuerzas, y mis puños se cerraron. El choque de mis molares resonó en mi cabeza al apretar demasiado la mandíbula.

—¡Jeon! Tú nunca bromeas ¿Y se te ocurre hacerlo ahora con un tema tan delicado? — continuaba recriminando Kim.

—Mírate, hablando con ligereza, cuando tú eres el que se tomó la situación como una absoluta broma. Tú has sido el que ha llegado lejos sin pensar en las consecuencias. ¿Cómo es posible que te dejaras pintar en un cuadro por él? y encima en semejantes condiciones sin llevar ninguna prenda en el cuerpo y, por si fuera poco, portando un koban como adorno. ¿Cómo es posible que se te olvidara qué día es hoy? Todos te estuvimos esperando en la entrada del túnel para conducirte hasta el Domo, mientras tú estabas posando desnudo y... haciendo quien sabe qué otras aberraciones...

Literalmente, empecé a sentir unas ganas terribles de vomitar. De la nada mi cuerpo brotaba sudor en toda su extensión. Un escalofrío me recorrió de arriba hacia abajo y viceversa.

—¿Ahora me tuteas? —Kim bajó la voz, pero portando una connotación de indignación.

—¿Y eso te sorprende? Te comportas como un niño cuando estás alrededor de mi sobrino. Te advierto que después de lo que acaba de pasar, no deberías hacerte ilusiones de salvarlo. Y en el remoto caso de que sobreviva, te sugiero que lo sueltes antes de que te aferres a él como lo hiciste con Jihyun.

«Jihyung».

«Ese nombre. Jihyun, otra vez ese nombre»

«¿Por qué siento tantos celos tan solo con su mera mención?».

—He sido claro contigo respecto a ese tema, por favor, no los compares con porque no es lo mismo.

«¿Compararnos?». «¿Acaso, yo le recuerdo a ese tal Jihyun?».

Tragué saliva y me supo tan amarga. Yo no era nada más que un cuñado para él, mientras que el tal Jihyun debió significar todo lo que yo quisiera y nunca podré.

—Yo también fui claro de que si él hacía alguna estupidez que te ponga en peligro, no dudaría en actuar. Después de todo, es el nieto de mi difunto hermano y como su tutor, tengo el deber de disciplinarlo, aunque eso implique un berrinche de parte tuya.

Descubrí que no solo mi mente y mi roto corazón se sentían enfermos, también mi cuerpo lo estaba. Poco a poco sentía como perdía fuerzas.

—¿Disciplinarlo o torturarlo? ¿Es tu forma de conseguir su obediencia? Jeon, mis protestas no son berrinches. Tu padre nunca recurrió a esos métodos de tortura que parecen enfermizos.

—No lo veo propiamente como tal, es el método más efectivo porque no hay nada que doblegue más que conocer el dolor. Por más duro que quiera ser, se hará vulnerable. Tú más que nadie debes sentirte identificado con eso.

—Sabes que no voy a permitir que lo toques. Sé que no ignoras lo que significa para mí. Lo sabes, pero te niegas a aceptarlo.

«Claro, solo soy el recuerdo de su amado Jihyun».

Continuaba sintiendo un poco de mareo y nauseas, pero de pronto algo dentro de mí se removió con fuerza.

«Pero me gustaría oírtelo decir. Dilo, qué significo para ti, quiero escucharlo de tu boca».

El viejo Chamán levantó su mano para tocar la piel de mi cuello. Le vi juntar sus cejas con extrañeza.

—No, Kim, tú eres el que se niega a entender. Sí, sé bien que él significa tu perdición, el derrumbe de todo el sistema que hemos construido, la desaparición de la causa por la que tanto has pasado tú y también los que hemos estado junto a ti. Tal como mi sobrino Heechul, es un bueno para nada y de igual forma significa un estorbo para todos, él, innegablemente es la alegoría del fracaso rotundo.

—¡Él no es un fracasado! —Kim bramó con desesperación, su respiración era tan pesada que logré escucharla con claridad.

—No me veo siendo capaz de corroborar su opinión. Esta conversación no nos llevará a un mutuo acuerdo. Me retiraré para que se calme y descanse un poco antes de ser trasladado al Domo.

Escuché el peculiar sonido de las lentas pisadas del tío Canas por el metálico correr de las monedas.

El anciano al fin abrió la puerta y me dejó salir, arrastré los pies hacia el pasillo lo más rápido que pude, no quería que el viejo me encontrara espiando otra vez, pero al encontrarme cara a cara con Jung, quien se encontraba como siempre haciendo guardia, todo empeoró, las paredes se movían y mi estomago se vació a los pies del cara de caballo, no debí caminar tan deprisa.

—Aquí Jung —Le escuché responder su intercomunicador. Lo vi pulsar un botón y quitarse uno de sus auriculares.

—Jung. Infórmale al Señor Jeon que el reloj volvió a sonar hace menos de un minuto —era la voz de Min a través del dispositivo.

Jung había dejado el aparato en altavoz en el piso para atenderme porque yo no pude mantenerme de pie después de vomitar.

—Entendido. Min, por favor llama al doctor Um —le escuché responder mientras acercaba su rostro al mío, me pareció extraño que no soltara ninguna maldición por lo que le hice a sus lustrados zapatos. Su rostro, con una mezcla de curiosidad y sorpresa cuando se aproximó a mí, fue lo último que vi antes de que desapareciera mi conciencia.



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Me apena contarles que he estado con batería baja y cero inspiración. Después de este capítulo mi mente está igual a una página en blanco. Así que oficialmente esto podría ser una pausa indefinida (involuntaria). 

Claro que no me voy a rendir con la historia, pienso terminarla, pero primero lo primero. Espero que no me odien por esto. 


Les amo mucho, trabajaré duro para recuperar el hilo de todo.

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