Capítulo 17
Capítulo 17
———:::::::::::::::::::::::::::::::::::———
EL PAÑUELO
———:::::::::::::::::::::::::::::::::::———
⊰─⊱Jeon Jungkook ⊰─⊱
●•●•●•● ҉ ●•●•●•●
El pañuelo fue puesto en alto por encima de la cabeza del señor Kim. Su semblante denotaba paciencia, pero ésta encerraba los matices más escondidos de desconfianza, tal como sus grandes y dorados ojos, ahora entrecerrados, lo que lo hacía ver un poco más intimidante. ¿Tío Canas lo aprendió de él o él lo aprendió de mi tío?
Después de que el señor Kim hiciera la pregunta, un silencio sepulcral y claramente incómodo inundaba aquella habitación a pesar de tener a un número de personas reunidas dentro. La tensión era casi palpable.
—Es un sello neutralizador, señor —la voz famélica y gastada del viejo Chamán se escuchó como un extraño eco desde su posición en reverencia total.
El señor Kim fue bajando su brazo de forma lenta, su rostro totalmente endurecido, inmutable. Sus ojos desafiantes y retadores se posaron en el rostro de cada uno de los presentes haciendo una pausa más alargada en el tío abuelo, quien mostraba una actitud no muy distinta a la de siempre. Empezó a pasearse con pasos cortos y lentos frente a ellos, moviendo el pañuelo entre sus manos para que éste continuara atrayendo la atención de todos.
—Lo encontré en el pantalón de Jungkookie, pero estoy seguro de que no le pertenece a él. Alguien lo puso allí intencionalmente. ¿Quién de ustedes lo hizo? —la voz del señor Kim tenía un tono más bajo y calmado, aun así, no era menos poderosa e intimidante que como unos segundos atrás. Con todo y lo que fuera de tanta seriedad, a mí me seguía pareciendo lindo. ¿Jungkookie? —¿A quién de ustedes le pertenece?
Siempre odié que me pusieran sobrenombres, pero si era él quien me llamaba por el diminutivo de mi nombre, no me molestaba en lo absoluto. No puede evitar que una sonrisa fuera esbozada por mis labios. Sentí vergüenza de mí mismo por haber sonreído mientras presenciaba una situación como aquella.
Esta vez fue Min el que se postró de rodillas junto al anciano Chamán, su rostro también besando el aire tan solo a unos pocos centímetros del piso.
—Señor, tiene razón, es a mí a quien pertenece. Por favor perdóneme si hice mal.
«¡Aja! Ese gato cretino, ¿qué pretendía poniendo eso en mi bolsillo?».
De repente el señor Kim desvió su mirada, la cual dio a parar justo en lo poco que la pequeña rendija mostraba de mí, mis ojos.
Me alejé enseguida y justo antes de hacerlo noté que la mirada de todos los presentes también había seguido la dirección de la del señor Kim. Me acerqué a la cama y con el corazón en la boca volví a enganchar la botella de suero.
Mientras me volvía a acostar escuché con claridad al señor Kim pedirles a todos que se retiraran. Excepto el tío Canas y el anciano, los cuales fueron convocados para continuar aquella reunión en otro lugar.
En menos de un minuto escuché que la puerta corrediza fue abierta y luego cerrada. Como casi siempre, no pude escuchar bien sus pasos, mi pulso retumbaba en mis oídos, tenía claro que esta vez tampoco me iba a servir fingirme dormido.
—Si puedes pasearte por la habitación significa que ya te sientes mejor. ¿Verdad?
Namjoon tenía toda la razón cuando dijo que era difícil engañar al señor Kim. No era la primera vez que me había pasado. No sé cómo tiene la habilidad de saber que lo estoy espiando. Juro que no hice un solo ruido esta vez, pero igual que en aquella ocación, me miró directo a los ojos.
Un estremecimiento recorrió toda mi espalda al sentir el toque sutil de su mano sobre mi cabeza. Mamá Choi siempre decía que mis hebras son suaves y adictivas para acariciar. ¿Será que al señor Kim también le gusta la textura de mi cabello? Me removí suavecito en su mullida almohada, aspirando su agradable olor, como a vainilla, mientras él me seguía consintiendo. ¿Podría pedir que se detuviera el tiempo en ese preciso momento?
—Lamento haber hecho tal alboroto e interrumpido tu sueño —no lo podía creer aunque lo estaba escuchando con mis propios y alucinados oídos, ¿él era quien se estaba disculpando conmigo?—. Deberías descansar un poco más. Yo continuaré con la reunión en uno de los despachos. Esperaré aquí por Hoseok. Eunwoo y Jin traerán tu desayuno.
Abrí mis ojos porque de nada servía continuar con ellos cerrados, me acomodé despacio, procurando buscar una posición que permitiera que él continuara con sus caricias en los mechones sueltos de mi cabeza.
—Puedo regresarme a mi habitación, no quiero ser quien interrumpa en sus asuntos —sugerí, arrepintiéndome en el mismo instante.
«Por favor que diga que no, no quiero irme, quiero seguir invadiendo su habitación, su cama, todo. Por favor, que diga que no».
Él se me quedó mirando atento, ladeando un poco la cabeza, como si buscara una mejor ubicación para entenderme. Una sonrisa surcó sus labios con brevedad.
«¿Está feliz de que no le será necesario echarme de su habitación?».
Un suspiro salió de su garganta junto a una casi imperceptible risita nasal. Una de sus manos fue a parar sobre su rostro, el cual había volteado para mirar hacia cualquier lado.
«¿Se estaba burlando de mí?».
Yo tomé asiento sobre el colchón, provocando que la mano que reposaba sobre mi cabeza se moviera sin cuidado, él se giró serio hacia mí, con aquella sonrisa desdibujada.
Me descubrí a mí mismo utilizando mi lengua para empujar el interior de mis mejillas, mis manos empuñaron las suaves sábanas, que habían sido cambiadas luego de que yo tomara aquella ducha y cuando pretendía retirarlas para salir de la cama él posó una mano tranquilizadora sobre uno de mis hombros.
—Me gusta que estés en mi cama. Quiero que permanezcas al menos hasta que te sientas bien.
No pude evitar tomarme la confianza de entregarle una mirada pícara y sugestiva. Sus orbes se desviaron hacia su regazo, avergonzado, pero con una linda sonrisa que buscaba esconder con el dorso de su mano. ¿Podía ser más lindo? Imposible.
El picoteo en la puerta hizo que un ruborizado Señor Kim diera un ligero respingo.
—Soy Hoseok, señor.
Él respondió en voz alta y me miró una última vez antes de ir con Jung. Esta vez la puerta corrediza no fue cerrada del todo tras salir. ¿Era una señal de que tenía permiso para espiar?
No me lo pensé, me salí de la cama haciendo el mismo ritual con la botella de suero. No fui tan sigiloso esta vez, entendiendo que él había dejado la puerta abierta para mí y me tomé el atrevimiento de acercarme a ellos pasando al otro lado de la habitación.
—Confirmaremos si son los mismos trazos. Toma la brocha y pinta la superficie.
Vi cómo Jung hacía un esfuerzo por obedecer sin siquiera decir nada, parecía tan asustado que ya no me daban ganas de molestarlo. Además, mi ánimo no estaba para eso, el efecto del calmante ya se estaba anulando. Me punzaba un poco la cabeza, mi cuerpo se sentía un poco débil y adolorido, para rematar, el fuerte olor de la pintura hizo escocer todo el camino interior de mis fosas nasales.
Estornudé una vez y los cuatro ojos en la antesala se posaron en mi figura. De inmediato alcé mi mano a la altura de mi nariz, los fluidos nasales amenazaban con bajar hasta mis labios gracias al fuerte estornudo.
El Señor Kim dio unos pasos hacia mí y me tendió aquel pequeño pañuelo amarillo. Jung se quedó perplejo cuando entendió que me lo estaba ofreciendo para que me limpiara los mocos con él.
—¿Y cómo vamos a...? —preguntó el castaño, algo indeciso y confundido.
—Usaremos el tuyo, Jung —le interrumpió el joven Kim de forma espontánea.
La cara de Jung invitaba a reírse a carcajadas, pero yo me había quedado tan azorado como él.
«¿Será que...? no, no puede ser que Jung también tiene uno igual».
El señor Kim había pintado la forma del hierro en el pedazo de tela blanca y estaba tendiendo la mano hacia Jung, quien se quedó sin entender del todo por un momento. Sentir la mirada fría que le entregaban los ojos amarillos de su señor fue suficiente para hacerlo caer en cuenta. Rápidamente buscó en sus bolsillos y sacó otro pañuelo igual al que yo tenía en mis manos, con la diferencia de que el otro estaba seco.
Un leve movimiento de cabeza fue suficiente para que Jung colocara el objeto lado a lado con la marca en la tela blanca, se podía decir que eran los mismos trazos solo que el acabado y la forma del de la tela blanca era circular.
El señor Kim soltó una breve risa nasal. Pero sonreía con amargura e ironía entremezcladas.
—¿Iban a marcarlo como si fuera una bestia? —su voz profunda denotaba dolor, decepción, tristeza.
Jung retrocedió un poco al notar que de los ojos dorados del señor Kim brotaba fuego, permitiendo echar un breve vistazo a un enojo bien escondido en los cimientos de su cuerpo.
—No... n-no sé de qué habla, se-señor —un enojo que Jung podía percibir también.
Dio dos pasos hacia delante, mientras el cara de caballo continuaba retrocediendo.
—Debe creerme, yo...
La puerta fue tocada una vez más y el señor Kim se detuvo.
—Lo sé —su voz aún salía calmada y me preguntaba cómo—, como sé que tampoco sabes lo que significa esos trazos —dijo mientras miraba el pañuelo amarillo junto a la marca redondeada de pintura que dejó el hierro sobre la tela—. Puedes estar tranquilo, Jung, te creo.
●•●•●•● ҉ ●•●•●•●
Momentos después de que Jung fuera puesto en el pasillo a vigilar la entrada de la habitación, yo estaba siendo obligado a comer gachas de avena caliente por el chico bonito de hombros anchos, la pareja de Namjoon-hyung, ¿cómo es que no me di cuenta antes de que él es el tan mencionado Jin? Parece muy cercano al señor Kim, si no supiera que Namjoon-hyung es su pareja me hubiera sentido más celoso, porque si bien sabía que no son nada en el sentido romántico envidiaba y me daba muchos celos la forma tan confiada con la que ambos se trataban.
Una vez que Jin-ssi me hizo tragar hasta la última miaja en el plato, fue a hasta la antesala de la habitación donde la mesa estaba preparada con un suculento desayuno, el cual básicamente era a base de frutas. Una razón más para deshacerme de esas ideas absurdas que he estado teniendo sobre él. Creo que Nayeon y Jimin no son los únicos con pensamientos exagerados y llenos de fantasía.
Cuando hacía una pausa de su arduo intento de obligarlo a comer con demasiada prisa, Jin le contaba chistes raros y sin mucha gracia al señor Kim, provocando su risa melodiosa y bonita. Mientras tanto, un Eunwoo en buen estado se acercó a mi lado de la cama, rodeándola para poder hablarme entre susurros, estaba feliz y confesó por lo bajo sentirse nervioso al estar por segunda vez en esa ala de la mansión, y por primera vez nada más y nada menos que en la habitación del propio amo y señor de todo Full Moon.
—Me temo que tengo algo para usted, joven Jungkook —susurró el invidente, enterrando su mano derecha en el bolsillo de su pantalón y extendiendo su mano izquierda hacia la procedencia de mi voz.
Yo le ayudé a localizarme alcanzando su mano. En ese momento escuché la fuerte voz de Jin tratando de convencer al joven Kim para que venga a dormir un poco. Eso me hizo reparar en que yo había dormido muchas horas, si estar inconsciente cuenta, pero él ni siquiera pegó un ojo en toda la noche y ya eran las nueve de la mañana.
Mis pensamientos casi se vieron anulados por lo que vi que Eunwoo traía en su bolsillo.
—Por orden del señor Namjoon, fui a tomarlo de su habitación —continuó explicando entre susurros—. Creí que no lo encontraría porque cuando llegué lo había hecho muy tarde, nada estaba en su lugar.
De las manos del moreno, tomé la envoltura de papel que yo mismo había hecho cuatro días atrás con la intención de devolver aquel objeto a su legítimo dueño, cuando aún no sabía que Minho era mi primo.
—Cuando usted fue capturado, le pedí ayuda a Jin-hyung para que la señora Kim interviniera, ella solo pudo conseguir refugiar al chico llamado Jimin, pero no pudo hacer nada por usted, si ella salía de la cocina, con toda seguridad se iban a llevar al joven Park. Usted tenía todas las probabilidades de sobrevivir, él no.
Tenía la palabra del Tío Canas de que Jimin, por el momento, estaba bien, pero me había dicho que lo que le sucediera en lo adelante dependía de mí. Pensé que lo tenía aislado y encerrado en algún calabozo peor que aquel salón de torturas donde me había puesto. Era un verdadero alivio saber que Jimin estaba con la señora Kim.
Vi por el rabillo del ojo que el señor Kim y Jin-ssi se habían puesto de pie del otro lado de la habitación, la puerta corrediza estaba ampliamente abierta permitiendo mirar ambos lados de la habitación casi en toda su extensión. Vi correr al señor Kim hacia el baño, pero Jin, que no era más rápido que él, le pidió a Eunwoo que retrocediera seis acertados pasos hacia las cinco del reloj, como si ya lo tuviera calculado con premeditación. El invidente obedeció rápidamente, aunque actuó confundido, dio tiempo a Jin a llegar hasta el pobre muchacho, que sin saberlo estaba bloqueando la entrada del baño a un apresurado señor Kim.
—Muévete, Eunwoo —escuché sisear al castaño, mientras yo solo podía ver su espalda.
Eunwoo estaba a punto de obedecer, pero Jin le ordenó que no se moviera por el bien del amo. Yo no me di cuenta de que me encontraba de pie a punto de descolgar la botella plástica de suero, más confundido que el mismo Eunwoo.
—¿Y tú a dónde vas, enfermo? —la respiración de Jin-ssi era un poco agitada, quizá por haber corrido un poco detrás del señor Kim, su voz autoritaria me recordó a mamá e hizo que me paralizara en mi lugar.
—Okey, no tiene que ser en el baño, puedo hacerlo en uno de esos —dijo el señor Kim señalando hacia un juego de jarrones antiguos que adornaban uno de los rincones de la habitación.
—Eso sería patético y muy asqueroso, Kim —acotó un Jin-ssi conteniendo la risa, mientras observa a un rendido señor Kim dejando caer sus hombros—. Pero, adelante, quizá a Jungkook le parezca algo refrescante de ver.
El mayor caminó hacia su amo y lo tomó por esos mismos hombros caídos casi empujándolo hacia mí, bueno, no hacia mí en realidad, hacia la cama, su cama. Y ahí entendí un poco la situación: Jin seguía tratando de convencerlo para que durmiera y descansara, entonces respiré aliviado.
De pronto comprendí que, si yo estaba ocupando su cama, él no iba a poder descansar, así que volteé para terminar de desenganchar el bote de suero.
—Jin, aún tengo muchas cosas que hacer —refutaba sin verdadera convicción dejándose empujar por el de hombros anchos con los ojos cerrados—, Jeon y el chamán me están esperando en el despacho de abajo.
Una risa extrañamente singular salió a través de la garganta de Jin-ssi. Se asemejaba al sonido de un parabrisas, era en verdad contagiosa.
—Es gracioso cuando hablas de esa forma, como si no te quedara mucho tiempo —comentó el castaño sentando casi obligado al señor Kim en la cama.
—No es gracioso burlarse de las anormalidades de otros —le regañó abriendo los ojos para mirarlo y luego hacer un gesto de indignación fingida.
—Quizá así sea para los defectuosos. Lástima que yo nunca lo experimentaré, no hay defectos en mi persona —expresó el mayor con demasiada naturalidad, como si no estuviera diciendo un chiste, luego me miró sin dejar de empujar al señor Kim para que terminara de acostarse—. ¿Y tú a dónde crees que vas, niño?
—¡No soy un niño! —refuté primero, mirando desafiante al mayor —. Y obviamente me retiro a mi habitación.
Al escuchar mi declaración, el señor Kim se volvió a sentar sobre la cama.
Jin-ssi miró con reproche hacia Eunwoo, quien lucía todo confundido aún.
—Eunwoo, ¿no le dijiste a este niño que su habitación está hecha un desastre de película?
Después de haberme explicado la forma en que los hombres de negro habían destruido mi habitación buscando quien sabe qué, nos confesaron que habían puesto sedantes en ambos desayunos. Eso explicaba la urgencia del joven Kim por ir al baño. Tenía la intención de provocarse el vómito cuando lo descubrió primero. Jin-ssi y Eunwoo yacían sentados a ambos lados de la cama vigilando a que nos llegara el sueño. Y así fue como el amo de Full Moon y yo terminamos durmiendo en la misma cama.
●•●•●•● ҉ ●•●•●•●
●•●•●•● ҉ ●•●•●•●
Espero que les haya gustado, si no, por favor no me deseen la muerte.
Muchas gracias por el apoyo y el amor que ha recibido esta historia, cada comentario de ustedes me llena de una forma especial, significa mucho para mí.
Agradezco la oportunidad.
Les quiero.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro