Capítulo 13
Capítulo 13
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LA VIEJA PLACA
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⊰─⊱Kim Taehyung ⊰─⊱
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Ya podía percibir el calor del día, la luz del sol tratando con fuerza de atravesar las oscuras cortinas que cubrían el ventanal de mi balcón, avisándome que han pasado más de 24 horas desde que él y yo conversamos ayer en la mañana y ese momento aún no salía de mi cabeza, más que una conversación hubiese sido un confuso monólogo de no ser por la claridad que evocaban sus pensamientos.
Mis pies descalzos descansaban sobre el suave y acolchado tapiz de la butaca que ha sido mi nido en un rincón de mi habitación durante las últimas horas, mis rodillas dobladas donde apoyaba mis brazos cruzados, y en los cuales reposaba mi atormentada cabeza. El piso se movía tortuoso y todo frente a mis ojos daba lentas vueltas a mi alrededor.
El día de ayer fue solo superado por una larga, muy larga noche y no por las razones usuales. Literalmente no pude pegar un ojo. Lo intenté, pero fue en vano.
Desde mi nido, con mi cuerpo encogido sobre aquella butaca, observaba mi solitaria habitación. Las sábanas estaban revueltas y desordenadas por toda la cama, resintiendo las vastas vueltas que di sobre ellas durante horas. ¿Cómo iba a poder concebir el sueño? No había forma, no si al cerrar los ojos solo podía ver esa imagen repetitiva como una película en blanco y negro.
En un principio, ese día en Dinamarca sentí que yo le caía como una patada en el estómago a Jungkook, pero eventualmente empecé a hacerme la idea de que al paso de las horas entre él y yo estaba naciendo cierta química silenciosa, mas, como en la suprema regla de la química de que todo error trae como resultado su respectiva consecuencia, en la nuestra hubo un error prematuro y ahora existe la amenaza de una posible explosión como resultado, y lo peor de todo es que tal error no ha sido atribuido al niño, sino que, para mi vergüenza, a mí, absoluta y únicamente a mí. Ahora mi mente busca recursos de forma desesperada para tratar de enmendar mi terrible equivocación.
¿Cómo resarcirlo después de haber tomado una decisión inexorable?
Él estaba enojado, tan enojado, pero no se atrevía a decirlo, no con palabras que pudiera escupir fuera de su boca. Se esforzó con tanto ahínco en no mostrar sus sentimientos, sin embargo, sin necesitar palabras era demasiado obvio, pues no se mostró en todo lo que restó del día, anoche no bajó de su habitación ni siquiera para cenar, Hoseok me dijo que el almuerzo debió haberlo tomado en la cocina porque pasó ahí casi todo el día haciéndole compañía a la señora Kim.
En otras circunstancias yo podría haber pensado que él tenía algún tipo de interés por el arte culinario o hasta por la gastronomía, pero sé bien que solo trataba de evitarnos.
De evitarme.
Y me molestó mucho cuando llegué a esa conclusión, aún lo hace.
Hoy he descubierto que sigue sin importarme que todos me eviten, estar al margen de todos seguía sin afectarme como en los últimos años, sin embargo, no era lo mismo con él, no lo era. No debería permitirme que siga creciendo este interés en su persona, pero al comprender que ese niño me estaba evitando a propósito, al experimentar por todo el día de ayer la sensación y la incomodidad que eso me provocaba; emergía la certeza de que para mí es simplemente insoportable, aún si lograba fingir delante de los demás que todo estaba bien, aún si me repetía las palabras en voz alta para convencerme a mí mismo, en mi interior crecía una inquietud indomable, inevitable. Y ayer lo supe, podría soportar el rechazo, el desprecio, el miedo, el terror de cualquiera, pero no de él, nunca de él.
Por más que trato de no hacerlo, es en lo único en lo que pienso.
¿Y cómo pensar en otra cosa?
Duele.
Quema.
Se me hacía cada vez más inútil tratar de simplemente superarlo.
«No es nada, no significa nada solo es un mortal más. Deberías centrarte en la niña, ella es tu última esperanza».
Al tragar saliva se sentía igual que probar un sorbo de amaga hiel. El suplicio en mi pecho no se aliviaba con nada, seguía siendo mortificante, asfixiante. Fue mi error, solo mi mío. Ha sido una decisión incuestionablemente precipitada. De nada sirve reprochármelo a cada segundo. Ahora es tarde para resarcir el daño que no solo he causado ayer, sino el que también causará tal decisión en el futuro de esos dos niños, en mi futuro. Y tengo miedo. No quiero que se vaya, aunque suene terriblemente egoísta, no quiero que se aleje. ¿Y si los pierdo a ambos? Mis esperanzas pendían de un hilo, mi ansiedad iba en aumento.
La angustia y la incertidumbre me atormentan tanto como el recuerdo de ver su carita de conejito feliz lentamente transformándose en una mueca de desconcierto y tristeza, abandonando todo rastro de felicidad. Y esa imagen todavía sigue repitiéndose una y otra vez al cerrar los ojos, como flashes que destellan dejándome casi ciego, sin tiempo de siquiera pestañear.
Creí que hacía bien, creí que lo haría feliz a la vez que yo me acercaba a mi propósito y también lograba que su hermana cumpliera su sueño de casarse conmigo. Comprendo que él sea muy malo expresando sus pensamientos, pero siempre ha dejado en claro que su felicidad está unida a la de su hermana. Si ella era feliz él también lo sería. Es lo que creí.
Más allá de mis planes, todo lo que yo quería en el fondo de mis ocultos deseos era encontrar la excusa perfecta para que él permaneciera en esta casa, verlo andar por los pasillos, espiando mis conversaciones con Jeon, cenar en la misma mesa, estar en el mismo salón, aunque suene descabellado, escuchar sus pensamientos, también su hermosa y tierna risa, echarle alguna mirada cuando yo no estuviera dentro de su campo de visión, deleitarme con su preciosa sonrisa de perfectos dientes, sus diferentes gestos y expresiones como esa manía suya de empujar el interior de sus mejillas con su lengua cuando algo le incomoda; derretirme al ver cómo arruga la nariz cuando se ríe enternecido de las ocurrencias de su hermana, formándose esas pequeñas líneas alrededor de sus expresivos ojos. Ver por mucho más tiempo esos grandes orbes oscuros que atrapan a una galaxia entera y me hacen perder en su infinito misterio.
Tierno, no tengo otra palabra para describirlo.
Queriendo aparentar ser un adulto fuerte, rudo y muy masculino, pero yo solo sigo viéndolo como es por dentro, un niño, uno noble y de buenos sentimientos, alguien que antepone a los demás antes que a sí mismo. Totalmente adorable.
"Haré que su hermana sea feliz, entonces él también lo será. Quizá yo pueda encontrar mi cura y los tres estaremos a mano". Es lo que me dije antes de hacer un acuerdo con la señorita Nayeon.
Creí que sería más difícil el hacer que esa niña terca y perspicaz aceptara todas mis condiciones. Pero solo añadió unas cuantas más que no me parecieron del todo injustas y aceptó gustosamente cuando le expresé que por mí estaba bien.
Una de sus condiciones era que yo mismo anunciara el compromiso a su hermano mayor que ha sido como un padre para ella. Así que dejé la orden de que en cuanto él pusiera un pie de regreso a la mansión le informaran que esperara por mí en el primer despacho.
Nunca imaginé verlo tratando de mostrar algo tan contrario a sus confusos pensamientos.
"...quería ver a ambos, anhelaba tanto...fin... verlos a los dos. Pe... nunca... aginé... untos. No quiero... no... no lo soportaría... marcharme... anto antes... lo odio".
Sus pensamientos fueron tan claros como si los estuviese gritando a viva voz.
La magia de mi plan surtió el efecto opuesto del que yo deseaba, quería acercarme sutilmente a él, aunque sabía que nos haría daño, era todo lo que buscaba, porque lo necesitaba. Si no era mucho pedir, pagaría el precio por ello, yo recibiría el castigo de tenerlo cerca, desearlo secretamente, sabiendo que estaba prohibido, que jamás tendría el derecho de tocarlo más que con el pensamiento, porque mi deber destinado era centrarme en la niña.
En este momento me sentía como si hubiera dado millones de pasos hacia atrás. Mis ganas de morir solo han sido echadas a un lado por culpa de esos niños. Debido a ellos, siendo más preciso, por causa de ese niño, tuve nuevos deseos de vivir, al menos un efímero ciclo, una nueva oportunidad y por ella revivió aquella esperanza que ya había muerto por tantos fracasos.
Pero todo cuanto yo pudiera desear desde las raíces de mi alma ahora estaba muy lejos de ser la más mínima posibilidad. Me quedaba otra vez con la enfermiza sensación de tener las manos vacías a pesar de tenerlo todo.
Yo ya no era de su agrado, a él no le gustaba la idea de verme junto a su amada hermana. ¿No me consideraba confiable para ella? ¿Él también tenía miedo de mí? Aunque de su boca salieron declaraciones de no objeción a la noticia, sus pensamientos dejaban muy en claro que mentía, aunque nunca salieron las palabras de esos labios, él y yo lo sabíamos, no estaba de acuerdo con el compromiso.
Pero ya era tarde para retractarme, ya le había dado mi palabra a la niña. Si decidía irse, ¿qué podía hacer? Solo aferrarme a la idea de que cometiera una equivocación y Jeon lo retuviera a la fuerza en la mansión, pero... ¿retenerlo a la fuerza valía la pena?
No iba a ser lo mismo.
Todo por lo que tomé aquella decisión se había desecho, logrando el efecto contrario.
«Más sabe el viejo por diablo que por viejo».
La frase debería cambiar, ¿no?
«¿Cómo pudiste ser tan insensato a tu edad, Kim Taehyung?
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⊰─⊱Jeon Jungkook ⊰─⊱
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Me desperté con la sensación de encontrarme en un lugar ajeno, se sentía muy distinto a la primera noche que había ocupado aquella habitación, siendo ésta tan solo la segunda vez. Me senté a orillas de la cama dejando caer los pies en la suave alfombra gris, lo primero que miro sobre la mesa de luz es la envoltura que yo había improvisado ayer de forma rápida para enviarla a Minho-hyung.
Un mes, solo tengo que esperar un mes...
Es lo que me repetía a mí mismo al llegar la mañana y despertar con la fuerte luz que entraba por la amplia ventana, la pequeña parte despejada por esas cortinas me permitían deleitarme con una hermosa vista de un brillante día. ¿Por qué mi corazón no se siente de esa manera? ¿Así se siente cuando quieren decir que llueve por dentro?, mirando el paisaje, seguía sintiendo poderosas nubes negras descargando tormentas de tristeza y llovía amargura.
Volver a pensar en el motivo de mi estado de ánimo me obligó a imaginarme a esos dos juntos, como una pareja, desbordando felicidad mientras que yo me pudro por dentro con estos sentimientos horribles que solo se inflarían más y más hasta explotar, ya sea de celos o por envidia, no podía permitírmelo, ambos merecen ser felices y lo serán porque yo no me interpondría, nunca lo haría, no si no me quedo.
Mi ojos fijos bailando, siguiendo de forma aletargada el vaivén de las ramas de los árboles que de un momento a otro se empezaban ver borrosos, difusos por las lágrimas acumuladas. Las atrapé antes de que se deslizaran por mis mejillas, retiré la humedad restante con el dorso de mis manos. Así serían todos mis días mientras permanezca aquí, sin permitirme ser descubierto. No me imagino viviendo una vida de esa forma, ¿qué pasaría conmigo?, nunca sería feliz y ellos no lo sabrían a menos que llegara algún momento en que perdiera el control.
Con respecto a los planes con Namjoon-hyung, tuve la urgente necesidad de cambiar de opinión. La sola idea de ver a mi hermana junto al señor Kim seguía haciendo estragos en mi cabeza y en mi estómago, haciéndome sentir devastado, vacío. Si solo verlos en mi imaginación me provocaba dolor de cabeza y esa terrible, desagradable sensación en el estómago, unas incontrolables ganas de llorar, no quería quedarme para enterarme de cuál sería mi reacción a esa luctuosa realidad.
No podía esperar a Namjoon-hyung, no podía esperar un largo mes, un día ya era demasiado tiempo, demasiado tormento, cuanto antes tenía que improvisar mi huida, porque en los próximos días parecería muy obvio si continuaba escondiéndome de ellos, me sería imposible evitar verlos juntos. Nunca se me ha dado el intelecto, no sabría planear una estrategia decente porque desconozco casi todo de esta casa, aún así tenía que hacer algo.
Por otro lado, también era de encontrarme tratando de evadir a Namjoon-hyung en sus futuros intentos de indagar de dónde había sacado la pequeña placa de mi colgante. No entendí porqué tanto interés en algo que fue tirado hacía una década por alguien totalmente desconocido, le dije esa media verdad, porque su repentino cambio de carácter no me dio confianza de contarle cómo fue que exactamente lo conseguí.
"¿Dónde obtuviste ese *Ryō? ¿Ni siquiera sabes lo que es? ¡Es un**Koban! Ay, olvídalo. Lo que importa ahora es de dónde lo conseguiste, ¿Fue durante el viaje a Dinamarca? ¿Tu tío lo sabe?"
Yo solo escuché sus comentarios al respecto y respondí la madeja de preguntas con un simple movimiento negativo de mi cabeza.
Me llené de desconfianza con su actitud, esa mirada casi acusadora y su lengua soltando tantas preguntas por un simple objeto, me dictaban que el rubio también pudo haber cambiado de opinión sobre mi plan de escape.
Lo único que me ayudaba a mantenerlo de mi lado era un dato que yo supuestamente tenía, pero que en realidad yo desconocía, ya que él mencionó que me ayudaría porque que se encontraba en mis manos, aunque, la verdad, nunca me enteré de a qué se refería. Pero aquello de estar en mis manos pareció no importarle tanto cuando me devolvió el celular junto a la envoltura que cubría la llave de Minho-hyung, me advirtió que no permitiera que nadie supiera que yo poseía esa moneda y me aconsejó de forma casi imperativa que dejara de usar el colgante.
No sabía que era una moneda. Pero no tenía ni el tiempo ni el ánimo para ocuparme en averiguar porqué mi colgante parecía tan fascinantemente y la vez peligroso para Namjoon-hyung y quizá tan importante para mi tío.
En definitiva, tenía que salir de Full Moon por mis propios medios.
Lo mejor sería ir directo con el viejo y decirle lo que quiero, después de todo, se trataba de mi vida, solo mía y ni él ni nadie tenía derecho a decidir por ella más que yo. Tomaría mi equipaje y me iría de esta casa, dejaría atrás a las personas más importantes para mí, por mi propio bien y por el de ellos mismos.
Un leve picoteo en mi puerta me sacó de mis pensamientos, haciendo que respingara y volteara hacia el acceso a la habitación que había sido abierta por un risueño Eunwoo, eso no me sorprendió para nada, no obstante, cuando me percaté de la figura que estaba detrás de él un sentimiento extraño se alojó en mi estómago.
—¡Buenos días, joven Jungkook! —¿Por qué el buen ánimo de Eunwoo? No es que fuera malhumorado, pero nunca había mostrado semejante actitud antes de hoy.
Y por cierto... ¿por qué venía Namjoon-hyung con él?
—Buen día, Jeon ¿Cómo amaneciste?
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*El Ryō (両) fue una moneda de oro japonesa hoy en desuso, cuyo origen se remonta al período Kamakura (1192–1333).
Durante el período Edo (1603-1868), también fue conocida como **Koban. Con el paso del tiempo, esta moneda fue reemplazada por el Yen.
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¿Les gustó o les sorprendió entrar un poco en la mente de un personaje distinto?
Este capítulo ya estaba escrito desde antes de que mi salud empeorara, so espero mejorar pronto y así poder retomar la historia y continuar escribiendo.
Espero no bloquearme y poderla terminar.
¡Gracias por leer y compartir la historia!
Por favor, cuídense mucho.
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