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Capítulo 10


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PEQUEÑO LLORÓN

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⊰─⊱Jeon Jungkook ⊰─⊱

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Los dos hombres se llevaban bien muy a pesar de ser tan distintos.  Me desperté antes que ambos, puse mi celular a cargar y me ejercité un poco antes de tomar una ducha.  Estaba en la mini cocina preparando *Tteokbokki para el desayuno cuando Jackson despertó.

—Nunca dije que te tocara preparar el desayuno —canturreó con voz ronca muy cerca de mi oído, tomándome por los hombros desde atrás y sacándome del área—. Yo me encargo —agregó tomando mi delantal. Yo me dejé hacer.

«Wow, qué amable».

—A ti te toca limpiar todo incluyendo el baño luego de que Minho lo use —¿había dicho amable? Debí suponer que tanta amabilidad no podía ser cierta, ¿no? —. Y antes de que lo preguntes, eso será igual todas las mañanas mientras dure tu estadía aquí.

En menos de diez minutos el desayuno para dos ya estaba servido en la mesa. Jackson me había informado que el mayor no se despertaba hasta casi llegar el medio día, y por ende, nunca desayunaba.

—Yo prácticamente terminaba de hacer el Tteokbokki ¿No deberías ayudarme un poco con la limpieza para que estemos a mano? —insinué cuando él estaba tomando asiento.

El inicio de una risa que no llegó a concretarse sacó un rasposo bufido por el aire que dejó salir de sus pulmones, una sonrisa ladina se dibujó en sus labios con picardía.

—Eso no cuenta, lo hiciste porque quisiste —hizo un ademán con una de sus manos pegándole al aire, restando importancia—, además no nos dijiste que eras tan madrugador —Jackson hablaba rápido mientras se servía un poco de jugo de naranja.

La mañana transcurrió tranquila, ya que el rubio parecía respetar el sueño del mayor, pues no empezó con su típico parloteo con un volumen descontrolado si no hasta después de que Minho se despertó.

Yo había terminado con la limpieza de la habitación cuando el moreno me llamó al salir del baño. Me tendió el colgante que siempre he usado toda mi vida desde hace diez años. Se me había olvidado en el baño.

—Esto, ¿cómo lo conseguiste? ¿Qué significado tiene para ti?

Parecía más que curioso por lo que para él debía resultar un simple colgante. El encierro pone muy mal a las personas.

—Lo tengo hace diez años —decido ser franco y decir las cosas como son, qué más me daba—. Se podría decir que es un recordatorio de un día feliz, tiene un significado importante solo para mí —agregué con suficiente naturalidad por vez que me colgaba el accesorio.

—¿Sabes qué es? —su semblante se hacía cada vez más serio.

—Nayeon me dijo que podíamos venderlo, es oro puro. Yo nunca querría deshacerme de él. Es un regalo del señor Kim —el mayor asintió lentamente mirando hacia un punto fijo en la pared.

Como ya no había señales de que necesitara hacer más preguntas fui hasta mi valija para buscar mis audífonos. Tomé mi celular, la batería estaba cien por ciento recargada, así que bien podía escuchar un poco de música mientras limpiaba el baño y así finalizar mi tarea con un poco de buena vibra. Vi una llamada perdida. Era el número de mi supervisor.

Devolví la llamada de inmediato. Él me explicaba, dentro de lo que cabía, pues la señal era un poco desastrosa allí, que mi sustituto había tenido un pequeño accidente laboral en el que había resultado con la columna lastimada y que me necesitaban de regreso lo antes posible. Aun me restaban dos semanas de vacaciones. En mi situación no podía darle mi palabra para que contara conmigo, le colgué prometiendo volver a llamarle. Primero tenía que hablar con mi tío para que me levantara el castigo.

Caminaba de un lado hacia el otro, mientras escuchaba las tonadas, mi llamada no iba a ser respondida por el viejo. ¿Debía intentarlo más tarde?

No me di cuenta de cómo me estaba mirando Jackson hasta que me rendí y caminé hasta el gran mueble para dejarme caer sentado sobre él.

Su boca yacía abierta como si hubiera descubierto algo que le dejó sin palabras. Yo arrugué mis cejas en respuesta. La confusión que me abordó en el momento en que vi su exagerada expresión era abrumadora.

—¡¿Q-qué tengo?! ¡¿Por qué me miras así?! —sus gestos me confundían, aún más.

El pestañeó varias veces y luego sacudió la cabeza, como lo haría un cachorro mojado. Sin decir palabra se puso de pie lentamente elevaba un dedo para apuntar hacia mi celular a medida que se iba acercando.

—¿C-cómo...? —sus labios se cerraban tan pronto los abría, repitiendo la acción, él no lograba articular las palabras que luchaban por salir.

Miré el dispositivo y luego volví a mirar al rubio. ¿Estará impresionado con mi celular? Pero... es un modelo viejo.

Después que Jackson prácticamente se me había echado encima, haciéndome sentir incómodo con su apretado abrazo, ocupó mi celular hasta que se terminó más de la mitad de la carga de la batería. Pensé en si mi tarjeta tenía suficiente saldo disponible para pagar la facturación de sus llamadas.

Debido al alboroto del rubio, Minho había dejado quemarse lo que fuera que estuviera cocinando.

Me salvé de tener que limpiar el baño ese primer día al igual que los siguientes. Fui exonerado por mayor, ya que ni limpiando la casa completa del señor Kim le alcanzaría a Jackson y a él mismo para pagarme sus llamadas.

Minho le miraba al rubio divertido, mientras por fin me devolvía el teléfono.

—Deberíamos usarlo cuanto podamos hoy —me señaló sin un ápice de diversión—. Haz tu llamada ahora, yo lo usaré después de ti, así que sé breve.

Miré al moreno incrédulo, estaba dándome órdenes mientras se refería a mi propio celular como si le perteneciera a él.

Jackson tenía las orejas rojas debido a tanto uso del dispositivo. Se dejó caer en el gran mueble y acomodó su cabeza en mis muslos. Llevando una sonrisa estúpida en su pálido rostro.

—No, haga su llamada primero, ya lleva mucho tiempo aquí, no lo haré esperar más.

El hizo un asentimiento y se fue al rincón más alejado de nosotros.

La llamada de Minho solo fue una y fue mucho más breve que las de Jackson. A diferencia del rubio, éste fue muy discreto usando un tono de voz que no permitía escuchar mucho, casi nada de lo que decía, y sus palabras se perdían en medio del parloteo de Jackson. Éste último no se cansaba de echarme en cara el no haber informado antes que mi teléfono no había sido incautado por el viejo.



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El tío Jeon había insinuado que solo eran unos días, pero ya habían pasado tres semanas, ¡tres! Por culpa de ese maldito viejo recibí la que pudiera ser la última llamada de mi supervisor, en la que me informó que seré cancelado si no me presentaba a la primera hora del día siguiente.

Apretaba mis manos empuñadas debido a la rabia y la impotencia. Durante nuestra última conversación telefónica, el viejo me había dicho que llegaría a la casa a más tardar en una semana y desde entonces no atiende mis llamadas.

—Por su culpa perderé mi trabajo.

—Puedes tener uno mejor aquí. Tendrás uno muy importante si sabes cómo manejarte. Si aprendes a escucharme.

Jackson se acercaba al mayor y le miraba entrecerrando los ojos.

—No puedo creer que sea lo que estoy pensando, Minho.

Minho le devolvió una mirada de advertencia al rubio.

Ahí estaban otra vez, iniciando una conversación incompresible para mí, actuando como si yo no estuviera presente y una vez más tenía la sensación de que por mucho que entendiera cada palabra que salía de sus bocas no me servía para armar el rompecabezas y al fin comprender de qué carajos hablaban. Estaban tocando cierto tema de algo que tenía que ver conmigo y ya estaba odiando la frustración que nacía dentro de mí cada vez que me dejaban al margen. ¿Cuándo me dejarían traspasa la línea de la ignorancia? ¿Acaso todo era tan difícil de explicar?

Con estos dos no es que era muy distinto que con el señor Kim y mi tío. Esa sensación de que me vieran como un crío ignorante, me fastidiaba más allá de lo que pudiera soportar.

—Lo dices como si acabaras de descubrir que estoy planeando un crimen. No me mires así, solo observa, estás confundiendo al chico —el mayor me señalaba mientras trataba de justificarse del embarazoso intento de escrutinio de Jackson.

—Minho, ¿tú de verdad piensas...? —la seriedad de Jackson era algo digno de ver, el hombre hasta intentando ser serio era un poco gracioso, pero a pesar de ello su actitud para con el moreno me generaba ansiedad. ¿Qué era tan importante como para lograr borrar todo rastro de alegría y diversión en su actitud alocada?

—¿Qué tiene de malo? —se defendió Minho restando importancia.

—Entiendo. Él es un Jeon, el último Jeon, pero no por eso tiene que heredar la responsabilidad de tu padre. Esa es tu herencia, no la de él —escupió el rubio abriendo los ojos en demasía.

—Ya estás hablando cómo si fueras mi padre. Deja de hacer eso, me asustas —exclamó con fingido temor, antes de empezar a reír con diversión.

¿Los papeles se habían invertido? Todo giraba con el propósito de traer más confusión de la que ya estaba llevando.

Los dos se fijaron en el contrario por unos segundos entrando en un duelo de miradas antes de explotar en fuertes carcajadas.

Sus risas se fueron convirtiendo en un eco lejano dentro de mi cabeza desde el momento en que caí en cuenta de lo que había dicho Jackson... dijo claramente "tu padre" ¿Quién es el padre de Minho? ¿Y qué fue eso de que soy el último Jeon?, hay mucha gente con ese apellido andando por ahí, ¿qué habría querido decir con eso?



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Las puertas de metal enrollable se escucharon a los lejos.

—¡Minho, ya vienen!

Al sonido de las palabras de Jackson, el nombrado reaccionó con una agilidad sorprendente, no supe ni cuando había llegado a mi lado, me sacó el teléfono del bolsillo y corrió hacia el baño, quedándose encerrado allí.

Los pasos se escuchaban cada vez más cerca, y Jackson se acomodó en uno de los muebles, se llevó algunos dedos a la boca para morder sus uñas, parece que las visitas lo ponían un poco nervioso. Respiró aliviado cuando la figura de Namjoon apareció en nuestro marco de visión.

Hola, Jungkook, Jackson —Namjoon saludó haciendo una reverencia mientras el guardia abría las puertas de hierro para él.

El rubio de las gafas se adelantó y caminó hasta tomar asiento en el pequeño comedor. Miraba todo alrededor antes de preguntar por Minho, mientras colocaba un maletín sobre la superficie de la mesa.

—Está en el baño —se apresuró a responder Jackson.

—Minho, te necesito, hermano, ¿puedes? —vociferó el de lentes, mientras tamborileaba con sus delgados dedos sobre la superficie plastificada de la tapa del aparato. Había terminado de sacar el contenido del maletín, era simplemente una laptop.

—¿No vienes por mí? —pregunté aún esperanzado acercándome a él con cautela.

El rubio dejó de mirar a todos lados para fijar su mirada en mí negando anticipadamente con la cabeza.

—Lo siento mucho, Jungkook-ah, pero no se me ha dado esa orden.

Pasé por su lado y continúe caminando hasta el fondo próximo al comedor, dejé caer mi espalda para quedar recargado en la pared, necesitaba un cigarrillo, demasiado tiempo encerrado aquí y Minho me había impuesto la regla de no fumar, ya que nos encontrábamos en un lugar cerrado.

La puerta del baño se abrió dejando escuchar con claridad el sonido del desagüe del inodoro después de halar la palanca. El susodicho salió acomodándose los pantalones.

Namjoon haló una de las sillas contiguas arrastrándola hacia sí mismo hasta posicionarla lado a lado con la que él estaba ocupando, hizo señas al moreno para que se sentara a su lado.

—¿Hace cuánto tiempo que el viejo llegó? —mi voz sonó desganada y aburrida, no creí que el rubio respondiera tal pregunta con sinceridad, pues su lealtad estaba con el tío Canas. ¿Quién era yo para solicitar un informe?

—No ha llegado desde que partió la mañana de ese martes en el que lo viste por última vez.

Levanté la cabeza apuntando la mirada hacia el recién llegado, que me miraba de una forma inexplicable. Minho había tomado asiento a su lado mientras él me seguía mirando. Un toque del mayor le hizo reaccionar, como si lo hubiera sacado de algún profundo pensamiento. Giró su cabeza hacia Minho y le brindó una sonrisa de labios sellados que marcaba un llamativo hoyuelo en su mejilla.

—Imagino que el motivo es bastante importante, nunca deja solo a Kim por más de una semana. Me pregunto qué lunas han pasado esta semana y quién se habrá ocupado de...

Namjoon miraba con un atisbo de reproche al mayor y el último se percató de ello.

—¿Para qué soy bueno? —cambió de tema como si antes estuviera hablando demás—. Espero que no sea algo aburrido, estar aquí me está volviendo loco —Minho sorbió su nariz y tomó el dispositivo de Namjoon, lo abrió y le dio paso al rubio para que ingresara.

—Jeon sospecha que Jihyo aún vive —Namjoon seguía serio, pero estas palabras lo hacían parecer triste. ¿Acaso no es bueno que el conocido de alguien esté vivo? ¿Quién sería ese tal Jihyo?

El moreno quedó inmóvil en su sitio, su mirada perdida enfocada en algún punto de la mesa. Tardó un preciado tiempo en recordar que debía respirar.

—¿Y tú crees que es cierto?

Namjoon se encogió de hombros y comenzó a navegar en la computadora.

—Si él lo cree así, es porque tiene buenos motivos.

Minho asintió con sutileza.

—Sí, y me pregunto, ¿Qué lo ha llevado a llegar a esa conclusión?

El rubio de las gafas miró al moreno y en respuesta a su comentario señaló la pantalla de su laptop.

El señor Jeon partió hacia Dinamarca en busca del hombre que atacó a su sobrina, lo encontraron.

Yo quise ponerme de pie, y agarrar a Namjoon por la camisa, gritarle que porque no había dicho nada de ese asunto hasta ahora, pero, yo soy el hermano de Nayeon y ni siquiera me preocupé de encontrar la forma de hablar a solas con ella para hacer que me contara todo, solo por estar husmeando donde no debía. ¿Con qué derecho iba yo a reprocharle a Namjoon?

—No sé si eso pueda averiguarse, sabes que el señor Jeon suele reservarse la mayor parte de la información, solo nos cuenta lo que considera relevante. Pero hay otra cosa que sí podríamos averiguar —dice moviendo el mouse del dispositivo—. Es un video que Jeon me envió.

Yo me rodé un poco más cerca para quedar en un ángulo que me permitiera visualizar la pantalla de la laptop.

Mi corazón se aceleró, de pronto, todo se volvió un revoltijo de emociones inquietantes para mí. Me enderecé en mi lugar y sentí cómo Jackson se sentaba en el suelo a mi lado, pero no me molesté ni en mirarlo.

Namjoon prontamente pulsó el botón para que se reprodujera el video. No podía ver de forma clara desde mi posición, pero no quería moverme de mi sitio de nueva cuenta para no llamar la atención de ambos hombres, no fuera a ser que me pidieran un poco más de privacidad. Mi especialidad se estaba convirtiendo en invadir espacios ajenos.

En el video apareció una mujer de humilde parecer, cuando la misma empezó a hablar se me cayeron los ánimos al piso, pues no se entendía una mierda de lo que decía. Por su voz calmada y pausada, parecía contar una historia, una que no me iba a ser posible conocer por más veces que se volviera a reproducir el video, ya que yo no sabía ni iba a saber ninguna palabra de ese idioma que hasta su nombre y procedencia desconozco. Después me di cuenta de que esa persona estaba siendo entrevistada por el propio tío Canas, bueno, con uno de sus hombres sirviéndole de traductor.

El video terminó y Namjoon bajó la tapa de su computadora.

—Es lamentable —Minho miraba un punto fijo sobre la superficie de la mesa.

—¿Qué?, ¿que no haya muerto allí? —la pregunta de Namjoon estaba envuelta de tanta ironía como su mirada. ¿Estarán hablando del hijo del tío Canas? ¿El viejo en verdad anda casándolo también? Tan solo de tener ese pensamiento un frío se coló por dentro de mi ropa, molestándome y provocándome una ligera sacudida.

—¿Quién es la mujer? —me espanté cuando Jackson habló demasiado cerda de mí.

Quería asesinarlo por un lado, por el espanto que me llevé, y abrazarlo por el otro, por atreverse a preguntar. Yo también quería formular preguntas, sin embargo, no iba a atreverme a hacerlo, aunque no obtuviera respuesta, me alegra que él sí. Para mi sorpresa de inmediato la hubo.

—Es una de las personas que ayudaron al señor Kim mientras estuvo en Dinamarca cuando lo creíamos muerto.

Ya sabía que esa lengua me sonaba de algo, la mujer del video hablaba en danés, ya que Namjoon mencionó que el viejo había regresado a Dinamarca, casi me sentía seguro.

No dije nada, pero me sorprendí un poco cuando aquella pregunta fue respondida con toda la naturaleza impropia de los residentes del lugar.

Pasaron unos segundos antes de que yo recordara que también el señor Kim estuvo en Dinamarca, allí lo encontró Nayeon, pero debido a las situaciones, no me di el tiempo de pedirle a ella me contara todo el día antes de que me trajeran para encerrarme aquí.

Todo es un jodido misterio con el señor Kim. ¿Por qué lo habrían creído muerto? ¿Cómo había llegado a ese lugar?

—Sé que no es justo pedirte esto, pero creo que es una indirecta del señor Jeon —el rubio de traje empujó la laptop hacia el mayor.

Minho se aclaró la garganta y tragó seco.

—Aquella debió ser su oportunidad, no es una justificación, lo sé, ¿pero cómo mierda se supone que alguien pueda sobrevivir a eso? —Minho hablaba consigo mismo o conversaba con Namjoon. No lo supe en el momento, sus ojos no se movían, continuaban mirando el mismo punto sobre la mesa, pero esta vez notaba el brillo particular causado como un efecto de lágrimas retenidas luchando por brotar de aquellos ojos tristes—. Yo a pesar de mis sospechas no esperé a que lo hiciera

Namjoon dejó salir un largo y pesado suspiro.

—Todos los que sospechábamos, pensábamos que él no lo haría, pero lo hizo. Ahora estamos seguros de su condición —Minho por fin reaccionó debido a estas palabras, posando su mirada en el rubio de las gafas—. Ahora las piezas encajan perfectamente para mí. Y ahora creo que debe haber una razón más poderosa de lo que yo pensaba por la que Jihyo huyó de él.

Mi cabeza danzaba de un lado hacia el otro, observando a ambos hombres al ritmo de la conversación que yo no comprendía.

Minho volvió a reproducir el video, todos esperamos en silencio. Empezó a reproducir una tercera vez y luego lo pausó al ser interrumpido por Jackson.

—Ay, hermano, ¿piensas comerte la información? Mi vida está hecha una mierda por esto. ¿Vas a traducir o no?

Ese puto cabrón nunca sabrá lo agradecido que me sentí por haber arrojado esas palabras. Yo asentí para darle un poco de apoyo moral.

Mi corazón golpeaba fuerte, estaba ansioso, pero no iba a abrir la boca, no quería echar a perder la oportunidad de que alguno de los mayores explicara el asunto.

Minho empujó un poco la computadora lejos de él. Asintió serio, había algo en su mirada que antes no estaba ahí. ¿Sus ojos continuaban aguados?

Pasamos un momento en silencio y el mayor no había abierto la boca para pronunciar palabra. Un toque de Namjoon en el dorso de su mano fue suficiente para traer su mente devuelta.

—Traducir las palabras no es suficiente para entender de lo que trata. Así que pondré tan solo algunas partes de lo que yo conozco sobre el asunto, que creo que no haga tanta diferencia.

Minho se puso de pie y sin pedírnoslo, todos le imitamos. Él tomó a asiento en uno de los muebles de una plaza y el resto nos sentamos en el gran mueble, quedando yo en medio de ambos rubios, jamás había sentido más silencioso a Jackson en lo poco que llevaba conociéndolo.

Minho se aclaró la garganta y comenzó a explicar lo que la mujer del video estaba contando.

—Después de la huida de Jihyo...

—Con nuestra ayuda —interrumpió Jackson, ganándose la mala mirada de ambos mayores. Ya sabía que no era propio de él estar demasiado callado. El rubio se disculpó y sonrió culpable. Minho se propuso continuar.

— Tae cayó en una depresión tan grande que me conmovió hasta los huesos. Hace aproximadamente dos años, antes de que creyéramos que lo habíamos perdido, él decidió tomar el vuelo 444 hacia Dinamarca, asegurando que la muerte se lo había sugerido como solución a sus problemas con el tiempo, si tomaba ese vuelo se sorprendería de encontrar la fórmula para morir.

Eran pocas palabras, pero para mí era de tantos significados que tendían a dejarme en peor estado de confusión. Eso del vuelo 444 me sonaba de algo. ¿Pero de todo lo que dijo, eso de que la muerte le dijo...? Probablemente debe haber alguien apodado de esa manera, es lo más lógico. Dejé mis pensamientos que no me conducían a ninguna conclusión lógica y mejor decidí prestar atención.

—Pero, según lo que dice esta mujer, él nunca imaginó que el avión se accidentaría, si hubiera sido más suspicaz hubiera salvado a todas esas víctimas, se sintió tan culpable de que la muerte que le habló entre sus sueños se haya equivocado o lo haya simplemente engañado, si tan solo hubiera muerto junto a todos los pasajeros no se sentiría tan culpable por no haber evitado el accidente.

Y ahí lo supe, Minho hablaba de ese vuelo de la línea aérea coreana, ese del que hablaban en la excursión de Nayeon. ¿El señor Kim iba a tomar ese vuelo? probablemente nunca abordó el avión, por eso aún está vivo, pero aun no entiendo qué hacía vestido como un mendigo en ese pequeño pueblito de Dinamarca, ¿había ido hasta allá y la culpa lo hundió decidiendo quedarse donde murió toda esa gente?

—La mujer dice que él contó una vez que había tenido la necia imaginación de que si viajaba a aquel país encontraría una fórmula para curar su mal y poder morir al fin como un ser humano.

»Si antes había caído en una terrible depresión, para entonces ya no podía perderse más en el abandono de sí mismo, ya nada le hacía sentir vivo, y había perdido las esperanzas de encontrar la forma de terminar con su vida. Solo se quedó allí, vagando por el mismo sitio, cuando despertó y se descubrió vivo unos días después del accidente. Supo que lo estuvieron buscando, pero pidió a la mujer que le ofreció su casa la noche que lo encontró que negara haberlo visto si preguntaban por él una vez que entró a su pequeña y humilde vivienda, nunca más volvió a traspasar la puerta para salir, solo la propietaria de aquella casucha sabía de él, únicamente ella lo veía como se convertía en una existencia casi ajena de él mismo, dedicándose solo a vivir una vida en estado deplorable.

—Por eso, cuando el señor Jeon y nuestra gente buscaron, no lo pudieron encontrar —Namjoon dijo con voz serena.

—Y por la evidencia de las monedas de oro, todos lo dimos por muerto —agregó Jackson con la mirada perdida en el adorno que yacía sobre la pequeña mesa de centro.

Cada mínimo vello y cada poro de mi piel estaba erizado, una congoja se había alojado en el centro de mi estómago, sentí unas ganas de llorar. Y me preguntaba por qué, ¿cuál era esa razón tan poderosa que provocó tanta tristeza y vacío en él? ¿Acaso había sido esa persona que se había marchado con la ayuda de Jackson y Minho?

—La vecina y mejor amiga de la mujer lo encontró —continuó Minho—, lo vistió y le brindó refugio. Poco tiempo después su amiga murió y luego ella tomó el encargo de alimentar a Tae, por la prerrogativa que le hizo su amiga, antes de dejar este mundo. En ese entonces, ya la presencia de él no se mantenía en secreto y en aquel pequeño pueblo lo conocían como un loco vagabundo que no sabía hablar o creían que la mal función de su cerebro no le permitía hacerlo correctamente. Se quedó en el hogar de la difunta anciana y como en el principio, no salía nunca de allí, dejándose consumir por la soledad y la culpa.

Jackson se levantó del asiento provocando que yo respingara. Admito que me sorprendí un poco por su repentino movimiento, pero no por ello dejé de centrar mi atención en las palabras de Minho, nunca estuve más absorto e interesado en un relato. Nunca había sentido tantas ganas de haber estado ahí para alguien que no fuera mi Kakita. Me dolía el alma tan solo de saber que el joven Kim estuvo sufriendo de esa manera, por tanto, tanto tiempo. Se culpaba porque todos los pasajeros de ese avión habían muerto, cuando seguramente él era el único que deseaba morir.

—La difunta le había contado de una enfermedad antes de dejarla al cuidado de Tae, ambas creían que aparte de loquito era epiléptico o algo así. Así vivió por dos años hasta que una mañana una joven chinita que estaba siendo perseguida por un enorme hombre armado, entró desesperada por la puerta de su pequeña choza y terminó sacándolo de allí y llevándoselo con ella.

Jackson regresó con una caja entre las manos luego de sentarse me la tendió dejando ver el contenido, yo desvié mi vista de la caja hacia el rostro del mayor.

—Para que te enjugues las lágrimas, pequeño llorón.

A pesar de que los tres mayores rieron, no sentí que se burlaban. De inmediato me llevé las manos al rostro. ¿Cómo no me había enterado de que estuve llorando? ¿Cuándo lo hice? Escondí mi rostro con vergüenza, ¿yo era el único que estaba conmovido con lo que acababa de escuchar?


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*Tteokbokki (떡볶이) Si te gusta el picante, no dudes en probar este tradicional plato coreano. El tteokbokki es, básicamente, pastel de arroz. Se suele cocer con carne o pescado, verduras y demás, pero se cocina con unos condimentos que le aportan ese color rojo que pica solo de verlo. Aunque con el tiempo han creado versiones del tteokkbokki rellenas de queso y demás..., ¡prueba el original!

El tteokbokki es un popular aperitivo que habitualmente se compra a vendedores callejeros o en pojangmachas. Originalmente se llamaba tteok jjim y fue parte de la cocina de la corte real coreana.

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Hola, Estoy tratando de seguir la historia de la mejor manera posible, disculpen que aun no les brindo el Kooktae que todos esperan, Espero que a medida que Jungkook lo va conociendo, ustedes también.

Gracias por leer y darle amor a esta historia.

L@s amo mucho... saranghae!!!!!!!!!

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