Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 09


———:::::::::::::::::::::::::::::::::::———

LOS EXILIADOS

———:::::::::::::::::::::::::::::::::::———




⊰─⊱Jeon Jungkook ⊰─⊱

●•●•●•● ҉ ●•●•●•●

Miré la pantalla de mi celular para enterarme de la hora. Apenas eran las diez con cuarenta y un minutos de la noche. No tenía ganas de echarme sobre una cama esperando dormir una vez que al sueño le diera la maldita gana de llegar. En esos momentos era cuando más extrañaba a Jimin, creí que al pasar el tiempo me acostumbraría a su ausencia, pero hay veces que, al igual que hoy, su silencio absoluto se siente como una gran pérdida.

Tenía el terrible deseo de salir por un poco de aire fresco, ya que sería raro verme buscando la forma de ejercitarme, aun siendo ese mi mejor recurso para disipar la frustración. Pero decidí que ya era suficiente por hoy, no iba a generar la posibilidad de un inexistente motivo más para que el viejo me siga teniendo entre ceja y ceja.

Le dije a Eunwoo que me iría directo a mi habitación, él solo asintió y de forma mecánica emprendió el camino liderándome, como la primera vez, con la diferencia de que yo ya conocía el camino.

—Usted es súper —exclamó sorprendiéndome al llegar frente a mi habitación.

Yo solté una risita después de salir brevemente de mi ligero asombro.

—No, Eunwoo, tú lo eres. No te he dado las gracias por ayudarme hoy, debo agradecerte por soportarme, por todo, la verdad.

Con cada palabra que salía de mis labios el negaba mirando un punto fijo detrás de mí elevando sus palmas a la altura de mi tórax negando también con las manos. Era la primera vez que lo veía sin estar en una posición encorvada en signo de obediencia, era la segunda vez que lo veía sin tener su rostro inclinado hacia el piso. Era realmente hermoso, sus ojos negros como pozos profundos, perdidos en la nada, perfectos, o lo serían mucho más si él pudiera ver, podía admitirlo millones de veces, hacía reaccionar mi corazón, pero no era capaz de detonar la explosión de sensaciones que ya conozco bien.

Lo que esprintaba mi cuerpo con Eunwoo en ese momento, es la misma sensación que tantas veces podía sentir con Jimin. Ah, Jimin, su belleza, la perfección de su cuerpo, la textura exquisita de su piel, cuantas veces también generó ese mismo sentimiento de atracción y cierto atisbo de necesidad en mí, ese sentimiento que nunca era suficiente para saciar mi hambre, para llenar el vacío inmenso que siempre me ha embargado hasta la médula, que termina dejando aquella sensación de estar en el lugar incorrecto y que no es capaz de desaparecer el instinto de seguir buscado un lugar propio en otro lado, a donde sí perteneciera.

—Desde su llegada todo está siendo un evento en esta casa —verlo sonreír fue la cereza que adornó el pastel, era una imagen hipnotizadora—. Todos sienten admiración por usted, hasta el señor Nam; y ni hablar de la señora Kim.

—Sí —solté casi en un susurro, como embelesado, asintiendo cual tonto olvidando que él no podía enterarse de mi gesto—, ellos también me caen bien.

—Disculpe, señorito Jeon, usted se escucha cansado y yo...

Sus palabras me despertaron de la ensoñación en la que estaba cayendo, él malinterpretó mi estado de ánimo.

—No, al contrario, no tengo nada de sueño, moriría por salir a tomar un poco de aire, pero prefiero parar de buscar más problemas por hoy.

El rió con ganas por vez que asentía, dándome la razón.

—Entiendo, mañana será otro día para sus aventuras. Pero, por favor, tenga más cuidado—me aconsejó antes de darme las buenas noches y girarse en sus talones para volver de regreso por donde habíamos venido, sin imaginar cuánto ánimo me generaban sus palabras.



●•●•●•●   ҉   ●•●•●•●



Estábamos en el salón del comedor terminando el desayuno sin la presencia del señor Kim. Fue solo una cena la que habíamos compartido la noche anterior y absurdamente ya me estaba sintiendo acostumbrado a comer con él. Me pasé más de la mitad del tiempo esperando a que hiciera su gran entrada, pero nunca llegó. Hecho que generó un impasible aburrimiento en mí.

Esta vez me senté en un asiento distinto con el fin de evitar la tormentosa situación de tener que mirar de frente al viejo por más tiempo del que me pudiera permitir. Creí que no solo evitaría sus intimidantes miradas si no también que se reduciría el número de pregustas que se le pudieran ocurrir al mirarme a los ojos.

El tío canas recibía un mensaje que no pude leer, ya que él inactivó la pantalla con demasiada agilidad.

—Ve a tu habitación y prepara una pequeña valija, saldremos por unos días —ordenó mientras volvía a guardar su celular en el mismo bolsillo de donde lo había sacado—. Eunwoo, hazte cargo y cuando terminen, entrega la valija al señor Nam y lleva Jungkook a la oficina del ala norte, iré primero a reunirme con el señor Kim.

Eunwoo hizo una reverencia por vez que respondía con un "sí, como ordene, señor Jeon".

El viejo se puso de pie y yo no tardé en imitarle y empezar a seguir a Eunwoo directo a mi habitación.



●•●•●•●   ҉   ●•●•●•●



—No se preocupe, estaré de regreso antes de la última luna llena.

Me preguntaba ¿por qué carajos tienen que hablar así? ¿Cuándo se supone que será eso? ¿La última luna llena?, ¿no es más fácil decir vuelvo en tres días o algo parecido?

A diferencia de mí, mi Louis Hanzel entendió perfectamente lo que el viejo quiso decir, o eso es lo que parecía. Él solo asintió, y vi un asomo de tristeza en sus facciones antes de que su vista bajara a sus zapatos.

«¿Mi Luis Hanzel? ¿Qué demonios estoy pensando?».

Era curioso, estaba triste hace solo un instante, pero repentinamente parecía reprimir la risa.

—Bien, ¿tu sobrino te acompañará? —levantó su vista con la interrogante arrugando su frente. Y reteniendo sus labios en el interior de sus dientes.

Bufé por la impotencia de sentirme burlado y no tener base concreta para reclamar, quise poner los ojos en blanco, pero en vez de eso empecé con mi manía de empujar el interior de mis mejillas usando mi lengua. ¿Es que acaso soy invisible?, no, de hecho, si hizo la pregunta al viejo es porque puede verme perfectamente, pero parece que para él soy menos que mierda.

«¡Eh, estoy aquí, justo en el marco de la puerta! ¿Por qué me ignora de esa manera?, ¿Acaso me odia?».

No debería dolerme, no debería importarme siquiera. Pero lo hacía.

Sus ojos almendrados pasaron del viejo hasta mí, su mirada se clavó justo en mis ojos con una fuerza insuperable. Me fue imposible retener esa mirada escudriñadora. Me sentí enojado conmigo mismo por eso.

«Nunca fuiste un cobarde Jungkook».

Luchaba mentalmente para decidirme a volverlo a mirar, mi vista pasaba por todos lados excepto por su figura. Accidentalmente vi su reflejo a través del espejo que colgaba en la pared lateral, creí que solo fueron ideas mías el hecho de que él me estuviera mirando fijamente.

«¡Oh, se puede reflejar en el espejo! La posibilidad de que sea un vampiro queda descartada».

De forma involuntaria y casi por inercia, desvié mi vista de la ostentosa pieza de cristal y mis ojos recayeron en su rostro. Una de sus cejas alzadas al igual que una de las comisuras de sus labios resurgieron mi tonta idea de que tal vez yo estoy siendo muy obvio.

—Sí, mi sobrino vendrá conmigo, él necesita resolver algunos asuntos personales antes de quedarse de forma definitiva en esta casa.

«¿Qué?, ¿cuándo decidí eso? Aunque la verdad, no me molesta la idea, puedo trabajar como un perro aquí con tal de poder verlo todos los días, si Kakita puede quedarse también, claro».

Mi corazón se movió de sitio cuando vi que él me estaba regalando una sonrisa genuina, aunque no mostraba sus dientes.

«¿Me sonrió?, ¿a mí?».



●•●•●•●   ҉   ●•●•●•●



Kakita se despidió dejando un beso en mi mejilla.

—Pórtate bien —le pedí en voz baja, sintiéndome un poco cohibido.

El tío canas me entregó una mirada que yo interpreté como reproche al cuadrado. ¿Quién era yo para pedirle a alguien que se portara bien? Una cosa estaba clara, para el tío Jeon, yo no era el mejor ejemplo.

—¡Claro!, ¡siempre lo hago! —aseguró Kakita encogiéndose de hombros, no se veía tan alegre como de costumbre, sino que un poco más.

«¿Se alegra de que mi tío y yo desapareciéramos por unos días? Aaah, es una traviesa».

Se despidió del tío canas dejando otro beso en su mejilla. Aunque a diferencia de mí, ella tuvo que pedirle que se inclinara y además tuvo que lloriquearle porque al viejo le costaba complacerla en dejarse mimar un poco.

Escuché una carcajada suave a unos metros detrás de mí, ya estaba empezando a conocer esa risa casi imperceptible. Miré por sobre mi hombro y allí estaba él, recargando su hombro en el inmenso marco de la puerta principal con una posición cómoda de pies y brazos cruzados, casi no podía ver su rostro porque la gorra de béisbol que llevaba y la postura de su cabeza inclinada no me lo permitieron.

Volví la vista hacia el frente y el mercedes de un negro reluciente fue aparcado en frente, justo en medio de la rotonda que servía como retorno ubicado en medio del hermoso jardín. Caminamos hacia él a la señal del tío canas.

Una vez que estuvimos a bordo ocupando el asiento de atrás, el tipo con cara de caballo que trabaja con el cara de gato subió al asiento del copiloto, al igual que su jefe, él, a decir verdad, me caía como una piedra, se veía tan serio como Yoongi, esos dos no parecían tener sentido de la diversión, y si lo tenían, ni la más remota oportunidad lo activaría debido a tanto desuso.

Llevábamos algunos dos o tres minutos y aun no llegábamos al portón por donde entramos ayer, no recuerdaba que después de atravesarlo anduviéramos tanto hasta llegar a la entrada de la casa. ¿Por qué el camino de regreso me parecía más largo? Todo se veía diferente, al principio pensé que se debía a que ayer ya el sol estaba en sus últimos suspiros antes de dar paso a la noche, pero seguíamos rodando y ninguna señal del portón.

Unos minutos más dando vueltas y pasamos por varias casas con un diseño arquitectónico un poco más sencillo, seguimos así hasta que una parte de la estructura de la gran mansión volvió a asomarse a lo lejos justo un instante antes de que el cara de caballo se girara por los costados de su asiento de copiloto y se me echara encima dejándome esposado sin darme tiempo de nada, miré al viejo y éste solo torcía los labios cuando sacó del bolsillo interior de su traje un pedazo de tela negra.

—Te aconsejo que no pongas ninguna resistencia o será peor para ti —su voz amenazante disfrazada de serenidad me causó escalofríos.

«¿Me van a matar?».

No sé cómo fue posible, pero vi toda mi vida pasar en ese momento, como una película a alta velocidad, todos los momentos felices, todos los sueños guardados, un relieve de tristeza estampado en la boca de mi estómago y un torbellino de desesperación jugaban con dominarme. No, no quería morir, tenía mucho qué hacer todavía, Kakita me necesitaba.

El copiloto sujetaba el centro de mis esposas para evitar que yo me retirara la capucha, no lo pensé dos veces para empezar a forcejear sintiendo que cuando pude soltarme le pegué como pude un golpe de doble puño al cara de caballo quien sabe dónde, pensaba tomar impulso para lanzar otro golpe a ciegas, pero el viejo volvió a hablar e inexplicablemente solo me detuve a escuchar lo que tenía que decir.

—Te quitaremos todo esto en tan solo un minuto —su voz inquebrantable y calmada me causaron una sensación de miedo peor que la anterior, sentí el toque de sus manos frías en las mías, dando toquecitos que intentaban ser tranquilizadores—, no voy a torturarte o a matarte, no has hecho nada que amerite hacer elegible ninguna de esas opciones. Pero me temo que necesitas un poco de disciplina.

Yo ladeé la mi cabeza que yacía cubierta con ese saco negro que no me permitía ver nada a mi alrededor.

—Veo que no me has comprendido —esa frase tenía un deje divertido oculto, muy en el fondo—. Técnicamente no me has desobedecido, pero entiendo que no te hará mal un leve castigo por intentar pasarte de listo conmigo.

Estaba caliente por fuera, pero al mismo tiempo, sentía que la sangre se helaba en todas las ramificaciones de mis venas por vez que la voz calmada del tío canas estrangulaba con sus palabras. Pensaba que mi corazón sufriría un paro cardíaco en cualquier momento. ¿Qué clase de persona es realmente nuestro tío?

El auto se detuvo, y unos pasos se escucharon al abrirse las puertas del lujoso Mercedes. La luz del sol ya no se percibía a través de la tela, a pesar de que todo ya estaba oscuro tan solo unos segundos antes lograba imponerse, ahora se sentía más intensa la negrura. Alguien me retiró la cosa esa de la cabeza y pude vislumbrar el lugar, no me calmaba para nada, porque no era la casa, estaba seguro que habíamos dado una vuelta dentro de la propiedad y estábamos de regreso a la casa porque claramente vi por un brevísimo instante parte de su estructura ¿o es que no lo era?

Me bajaron del auto y el viejo se quedó con el chofer en el cómodo interior del mismo. ¿Me dejaba en manos de sus hombres sin darme más explicaciones? Caminamos un buen rato por un lugar que se podría comparar con un parqueo subterráneo, nuestros pasos hicieron eco en el amplio y vacío hasta llegar a un ascensor. Una vez dentro, no encontrábamos descendiendo, no podía evitar el temblor que me causaban los nervios. ¿Qué clase de castigo me esperaba?

Caminamos por un pasillo amplio todo estaba bien iluminado. Miré sobre mi hombro y rápidamente conté a cuatro hombres caminando detrás de nosotros, entre ellos, Namjoon y el cara de caballo. Sonreí para mis adentros, una leve mancha de sangre mal limpiada, me avisaba que mi puñetazo le había atinado justo en la nariz.

Nos detuvimos al llegar delante de una puerta metálica enrrollable. Y el compañero de Yoongi se me acercó pidiéndome a través de señas que elevara mis muñecas para retirarme las esposas. Se tardó unos segundos en abrirla y de forma involuntaria se me salió un bufido de burla.

«Es increíblemente audaz para colocarlas, pero es bastante come mierda para retirarlas».

El tipo desvió su mirada de lo que estaba haciendo para dedicarme una mirada desafiante.

«Jungkook, creo que has herido sus sentimientos».

Si no fuera porque moría de miedo al no saber lo que me esperaba, me hubiera reído a carcajadas de él, pero debía intentar que el viejo no me viera todavía más irrespetuoso.

El cara de caballo regresó su concentración en lo suyo, mientras otro de sus hombres se dedicaba a abrir la puerta enrollable. Seguramente de la cámara de la tortura.



●•●•●•●   ҉   ●•●•●•●



El lugar no se asemejaba a una cámara de torturas, estaba lejos de ser eso. Había dos hombres allí dentro, uno se estaba ejercitando, llevaba una camiseta delgada y sin mangas con un corte muy rebajado que permitía ver la piel de sus costados, su cuerpo estaba bien trabajado, bien formado, el sudor hacía un efecto de brillo en toda su piel contra la luz, le bajaba a chorros sobre el rostro, su cabello rubio empapado producto del mismo sudor lucía con un corte bastante bajito para mi gusto, aparentaba unos veinticinco años, como Namjoon. En cuanto la puerta se abrió se nos quedó mirando con atención.

A diferencia del primero, el otro hombre se veía mucho más mayor, podrían adjudicársele unos treinta y cinco años tal vez, más que mi hermano mayor pasaría por ser mi padre, por así decirlo, tenía ese aire de madurez, pero a la vez tenía un aspecto jovial y misterioso. Piel muy acanelada, mucho más tostada que la del joven Kim, cabello negro con un corte mucho más sofisticado que el de su compañero. Estaba acostado boca arriba sobre un mueble de dos plazas, de forma repetida, lanzaba una pelota roja y maciza hacia el techo y la misma rebotaba hasta que quedaba atrapada en su mano derecha, a pesar de que la presencia de Namjoon era de cierta forma un poco ruidosa, el tipo del mueble no se inmutó.

Namjoon se giró y caminó hasta quedar detrás de mí me tomó por sorpresa posando sus manos sobre mis hombros.

—El mismo gran Namjoon en persona viene a traer al nuevo prisionero. ¿Quién es él para que te hayas tomado la molestia de traerlo hasta a aquí? —La actitud tranquila y los ojos sonrientes de aquel rubio distaban mucho de relacionarse con el tono de sus palabras.

—Él es Jungkook y les hará compañía durante unos días.

El rubio asintió, una sonrisa traviesa surcaba sus labios.

Uno de los uniformados de traje entró a la habitación para depositar mi maleta y dejarla en un rincón.

—Debió haber hecho algo muy grave para que el viejo decidiera bajarlo al calabozo —su voz aparentaba más madura de lo que se veía, su sonrisa y su forma de mirarme con cierto tinte de admiración me dio la impresión de que se trataba de una persona divertida.

«¿Calabozo?».

La habitación más bien parecía un lugar pequeño de recreación con un espacio separado que servía como gimnasio. Había cuatro camas tipo literas que no lucían tan incómodas, una sala con muebles muy elegantes para ser una celda, una pequeña mesa con cuatro sillas y una mini cocina con refrigerador incluido. Ah, y una estantería con muchos libros, pero como leer no es y nunca ha sido lo mío casi se me pasaba por alto.

El tipo que estaba acostado en el mueble giró su rostro y miró hacia nosotros con toda la calma del mundo.

—La pregunta importante no es qué hizo, si no, quién es. Nunca lo había visto, Jeon no mandaría a cualquiera a esta habitación, debe ser muy importante para él, me pregunto si tiene que ver con algún otro secreto sin revelar.

Su voz era grave profunda y suave al mismo tiempo justo las características de la voz de Taehyung, con la diferencia de que causaban un efecto muy distinto sobre mí.

Namjoon volvió a colocarse delante de mí.

—Él es el sobrino del señor Jeon. Por favor compórtense, apenas llegó ayer, así que les pido que no lo molesten, ya es suficiente con traerlo aquí cuando apenas le hemos dado la bienvenida y...

—¡Con más razón! ¡Uf! debiste haber hecho algo muy grave como para que te hospedaran aquí —el rubio se dirige directamente a mí como si no me acabara de conocer y luego miró por sobre su hombro al tipo que descansaba sobre el mueble—. Minho, ¿oíste eso? Solo le tomó un día para que lo encerraran.

—Jackson, no soy sordo —respondió con aburrimiento.

Sabes a lo que me refiero, viejo amargado, el chico acaba de llegar y ya batió un récord.

El rubio seguía mirando hacia el tipo del mueble y luego hacia mí de forma alternada. Sentía que su mirada emanaba más admiración que unos segundos atrás.

—¡Hermano, eres mi nuevo ídolo! —su sonrisa y su mirada no le dejaban mentir del todo. Yo no supe qué responder ¿Qué tal si el hombre estaba un poco loco?

Namjoon tampoco me dio ninguna explicación antes de irse, supongo que no podía hacerlo delante de esos hombres del equipo de seguridad, se despidió como si para él fuera algo cotidiano, como cuando un hermano mayor deja a su hermano pequeño en el salón de su escuela.

En el momento en que los tres nos quedamos solos, el rubio me acribilló a preguntas, mientras el otro tipo fingía haberse quedado dormido ¿Cómo supe que fingía? Pues hubo algunas preguntas que consideré me podía permitir responder y cuando mencioné que el señor de la casa llegó junto a nosotros ayer, el tipo pegó un brinco y cayó sentado a lo largo del mueble con los ojos desmesuradamente abiertos.

Luego de su exagerada reacción se unió al rubio dándome agua de beber con sus preguntas. Y cuando tuve la oportunidad de observar su rostro correctamente me vino a la mente el pensamiento de que ya lo había visto en alguna parte.

Les terminé contando las verdaderas razones por las que yo suponía que estaba siendo disciplinado.

—Es un tonto —el moreno chistó cuando dejé en claro que no diría que fue lo que escuché.

—¡Oye! ¡dale un poco de crédito! —dijo en mi defensa el rubio—. Él lleva menos de veinticuatro horas en la casa y ya ha escuchado dos conversaciones del viejo y el Cente... o al menos una parte de cada una.

—¡Caro que se lo doy! —la voz del moreno se alza sobreactuando su indignación—. Pero hay que admitir que también ha sido tan tonto como para conseguir que lo arrastren hasta aquí en menos de veinticuatro horas, ¡es un récord en otro plano! —termina burlándose.

Ay, no seas aguafiestas, Minho, nadie ha logrado una hazaña como esa en lo que llevo viviendo aquí. El rubio se reía mientras le hablaba informalmente a su mayor, al parecer se llevaban bien o el tipo tenía la manía de tomarse las confianzas solo.

—¿Sabes cocinar? —yo me quedé unos segundos en silencio procesando el cambio de tema—. Porque de hoy en adelante te toca hacer el almuerzo y la cena.





●•●•●•●   ҉   ●•●•●•●



Las primeras horas del día pasaron siendo yo quien recibiera una sarta de preguntas, a más tardar pasada la cena, los papeles se invirtieron siendo ellos los interrogados, con la única diferencia de que yo casi no lograba obtener respuestas.

Nos turnamos para usar el baño y una vez que llegó la hora de dormir me dejaron elegir la litera que yo quisiera, siempre y cuando no me antojara por la que usaba Minho. Jackson dijo no tener problemas para dormir en cualquier lugar.

Yo elegí la litera de arriba de uno de los dos camarotes y Jackson comenzó a burlarse. Por un momento pensé que había cometido el error de señalar la litera intocable, pero él solo se burlaba porque yo dormiría arriba de Minho.

—Piénsalo, hermano, ¿no se escucha bien? Él arriba y tú abajo —se me salió mi risa escandalosamente natural cuando alcancé a entender el chiste, pero la acallé en cuanto me percaté de la mirada asesina que me entregaba el mayor.

Agaché la cabeza avergonzado y me dispuse a subir a mi litera. Los otros dos también se echaron sobre sus respectivas camas. Me alegré de que no me tocara compartir camarote con el rubio, pues al poco tiempo ya me encontraba escuchando sus fuertes ronquidos a pesar de la no tan corta distancia.

—Lo primero que debes saber y algo de suma importancia es que el señorito Kim no es tan joven como aparenta.

Me sorprendí al escuchar al señor Minho hablando por cuenta propia del tema. Me había pasado parte de la noche haciendo tantas preguntas que él deliberadamente se dedicó a no responder, pero ahora estaba sorprendiéndome de una forma extraordinaria. Me recosté de lado preparándome para una excitante conversación entendiendo que así nos escucharíamos mejor.

—Sí, eso ya lo sé.

—Oh, ¿lo sabes?

Yo saqué mi cabeza de la litera para poder observar al mayor. El yacía acostado sobre su espalda, sus manos cuidadosamente sobre su abdomen su mirada puesta sobre algún punto del techo de mi litera.

—Sí, lo sé y me consta, él luce exactamente como cuando lo vi por primera vez hace unos diez años, me sorprendí mucho.

El señor Minho asentía despacio durante un instante, sus labios permanecían ligeramente separados.

—Sí, según tú, te sorprendiste, pero pareciera que te lo has tomado con mucha más calma de lo que cualquier otro lo haría. ¿No es un efecto colateral sentir curiosidad cuando sospechas que existe la posibilidad de que alguien que luce como un muchacho de unos veintidós años pudiera ser más viejo que una momia?

Sus palabras me calaron, claro que esa posibilidad pudo haber pasado por mi cabeza, pero me lo negaba a mí mismo, tomé la decisión de ignorarlo porque era igual que pensar que la magia en verdad existe, solo pensarlo lo hacía fascinante, pero al mismo tiempo no quería pensar en una realidad alternativa, me daba miedo. Ahora que no solo yo tengo esa clase de ideas desquiciadas resulta más excitante, pero el miedo se multiplica por mil.

—Puede que solo estemos exagerando, puede que no sea tan viejo.

¿Alguien se ha atrevido a preguntarle su edad? —me aventuré a probar suerte.

—¿Estás loco? De las pocas personas que tienen permitido cierta cercanía, nadie se atrevería y lo peor de todo es que quizá, de todas las personas vivas en este mundo, solo el viejo sabe cuál es la edad exacta.

—Él sabe todo de Taehyung, ¿verdad?

—No estoy muy seguro de que lo sepa todo, pero ciertamente es la persona que está más cerca de ese logro.

No hay forma de que suelte la sopa, me mata la forma del tío abuelo, dudo mucho que acceda a satisfacer mi curiosidad, pero me arriesgaría a intentarlo, no es por ningún interés en particular... bueno ¿a quién engaño? Me siento terriblemente atraído por los misterios que pudieran encerrar esta casa y también por el señor Kim, él transmite tantas sensaciones extrañas que me vuelven ansioso, es una necesidad que me inquieta demasiado, simplemente no puedo sacarme de la cabeza el pensamiento de hacer lo que sea para conocerlo, para descubrir qué es eso que lo hace especial, qué hace que yo lo vea diferente del resto.

—Tae es fascinante y misterioso y ese secretismo entre él y mi tío han logrado provocar aún más mi curiosidad sobre él.

—Ya voy comprendiendo el porqué de tanta curiosidad de tu parte. ¡Hasta le llamas por su nombre de pila! Has caído en sus encantos. 


●•●•●•●   ҉   ●•●•●•●

Esta vez me pasé un poquito de mi límite autoimpuesto.

4,500 palabras, espero que no me deseen la muerte por hacerles esperar.  

Siempre agradecida,

Fiore

P.D. 

L@s amoooooooo!!!!!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro