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5° CAPÍTULO

Ikuko, al escucharla, sintió mucho remordimiento en su corazón; ya que como había dicho su hija, ella misma le había dicho aquellas palabras hace mucho tiempo atrás.

-- ¡Esto es una locura!, ¡Una locura Serena! _ Dijo muy enojado Kenji.

Serena que no quería más problemas, prefirió esconder su dolor y permanecer callada.

Los mayores, a ver la reacción de su hija, entendieron que debían ya no hablar sobre ese tema.

En cambio, se concentraron más en grabar algunos gestos y sonrisas que su hija hacia mientras cargaba a su nieta dormida.

Los minutos fueron pasando, y en ese tiempo Ikuko le dio muchos consejos útiles a Serena, para que tenga en cuenta con la bebé.

La rubia aceptada todas las recomendaciones en silencio.

De pronto, escucharon la voz de Seiya gritando el nombre de la rubia.

-- ¡Serena, ya tenemos que partir!, ¡Despídete de tu familia! _ Dijo el pelinegro apenas había llegado.

-- Si, .... ¡Adiós madre, adiós padre!, .... Ya llego el momento de partir _ Dijo Serena, sin sentir ninguna emoción.

-- Mi pequeña conejita, .... Cuídate mucho, y también cuida mucho a Selene, .... Te prometo llamar para que no te sientas sola, .... Y no olvides lo que tu padre y yo siempre te enseñamos _ Dijo Ikuko con los ojos llorosos mientras abrazaba a su hija.

La rubia solo asentía en silencio, mientras silenciosas lágrimas silenciosas eran derramabas.

-- ¡Vamos!, ¡Que nuestro vuelo no tarda en salir! _ Demando Seiya, mientras jalaba a Serena.

La rubia, que estaba muy triste, no dejo de llorar mientras era guiada por su ahora esposo, hacia el avión.

-- ¡Perdóname Darien!, ¡Perdóname por favor! _ Dijo Serena, mientras caminaba.

Los progenitores de la rubia al ver como su hija había sido alejada de ellos, se abrazaron y lloraron.

-- ¿Crees que hicimos lo correcto? _ Dijo Ikuko, limpiándose las lágrimas.

-- Se supone que hicimos lo correcto, .... Selene merece una madre _ Respondió Kenji, dándose la vuelta.

Ikuko se quedó unos segundos más, hasta ver como el avión en donde se iba su hija, se perdía en los cielos.

-- ¡Kakyuu!, .... ¿Por qué hiciste eso?, .... ¡Serena, hijita linda, perdóname por lo que estoy callando!, Se que debía de decirte todo, .... Pero no pude hacerlo, .... ¡Perdóname! _ Rogo en su mente Ikuko, antes de ir donde su esposo.

Y mientras Ikuko se lamentaba. El tiempo fue pasando, convirtiéndose así en semanas.

En todo ese tiempo, Darien, intentaba por todos los medios en comunicarse con su amada Serena.

Sus amigos que al inicio le dijeron que la ausencia de la rubia se debía a la muerte de su hermana, comenzaron a preocuparse ya que la desaparición de la rubia no era normal.

Por su parte, Serena, que había llegado a su nuevo hogar con su esposo e hija; comenzó a sentir la soledad de este enlace.

El pelinegro jamás llego a aceptar los rituales que Serena preparaba en las mañanas que el se encontraba en la casa; prefería salir rápido sin mirar atrás.

Seiya, que no sabia muy bien como lidiar con todos los sentimientos que sentía, preferia ignorar a Serena y su hija.

Aprovechaba cualquier excusa para irse de viaje y estar largas temporadas fuera de su casa.

Pero cuando estaba en su casa, se encerraba en su estudio por largas horas, se sentaba en el sillón que compartía con Kakyuu y recordaba todos los momentos que había vivido con ella.

Ignorando completamente a su nueva familia, porque no se sentía capaz de mirar a Serena y la niña a la cara.

Todos los días se preguntaba, la razón del porque su ex esposa Kakyuu, había hecho aquella traición a su única hermana.

Pero cuando tenía que hacer sus viajes en familia, Seiya prefería viajar nuevamente a todos los lugares que había visitado con Kakyuu, para así poder descubrir algún indicio de la decisión de la pelirroja.

Los años siguieron pasando, y fue que así se cumplieron 04 años.

En todo ese tiempo, los cuadros de las grandes fotografías de Kakyuu, no se habían movido de la casa.

A pesar que Serena intentaba poner algunas fotografías de Selene, Seiya jamás se lo permitió.

La rubia resignada, por el comportamiento tan frio y hostil de su esposo, no insistía más, y prefería enfocarse más en su hija Selene, ya que, durante todos esos años, Serena había desarrollado un gran lazo con la pequeña, que siempre la llamaba mamá.

Por su parte, Darien en todos esos años, no había dejado de preguntarse qué había pasado con su amada rubia, porque había desaparecido sin decir nada.

La había buscado muchas veces, pero los resultados siempre habían sido el mismo; nada.

Sus amigos y compañeros de banda; le habían sugerido que lo mejor que podría hacer para encontrar a su amada, era convertirse en una gran estrella internacional; ya que, con todo ese reconocimiento mundial, Darien podría encontrar fácilmente a Serena.

El morocho, al escuchar su plan estaba un poco a inicio, pero luego de pensarlo bien, término aceptando la propuesta.

Así que muy seguro de su propósito, Darien puso todo su empeño para convertirse en una gran estrella internacional.

Era medio día, y como estaba acostumbrada Serena había llegado al Jardín Espejo de Sueños, para recoger a su pequeña.

-- ¡Mami!, ¡Mami!, ¡Mami! _ Salió la pequeña con los brazos abiertos a encuentro de su madre.

Serena que en esos años se había refugiado en el amor de su hija, la recibió de igual manera.

-- ¡Mami!, ¡Mami!, ¡Mami!, .... ¡Mira lo que pinte!

-- ¡Mi hermosa Chibi Chibi!, .... ¡Esta hermoso!

-- ¡Ji!, ¡Ji!, ¡Ji!, .... ¿Crees que a mi papá le guste, como a ti?

-- ¿Pero qué clase de pregunta es esa?, .... Claro que le gustara ese dibujo.

-- ¿Estás, segura mami?

-- Si mi hijita hermosa, .... A tu padre le gustara tanto como a mí me gusta.

Pasaron las horas y la noche llego, Serena estaba en la habitación en compañia de su hija, alistandola para dormir.

-- ¡Gracias mami!

-- ¿Por qué?

-- Por estar siempre a mi lado, y no dejarme como siempre lo hace papá.

Serena que no sabía cómo responderle, prefirió quedarse callada, mientras la arropaba y besaba su cabecita.

-- ¡Te quiero mucho, mami!, _ Dijo la pequeña antes de quedarse dormida.

Permaneció sentada en la cama, cuidando los sueños de la menor; mientras que, a fondo de la habitación, se encontraba Seiya sumido en documentos, papeles, laptop y fumando cada cierto tiempo.

Serena que no sabía cómo sobrellevar la fata de intereses del pelinegro hacia la pequeña Selene y su persona, comenzó a derramar algunas lágrimas silenciosas.

De pronto, la mirada celeste de la rubia, se posó en el gran cuadro que aún permanecía en la habitación matrimonial.

Lo observo en silencio por unos segundos, y luego llevo su mano derecha hacia su cabello, lo acaricio unos segundos, y de pronto una idea se metió en su mente.

-- ¡Ta vez así Seiya se dea cuenta de nosotras! _ Pensó Serena, luego de ver la foto de su hermana y compararse con ella.

Las horas pasaron, y un nuevo día se hizo presente.

Seiya como era su rutina se fue hacia su empresa muy temprano.

Jamás recibía las ofrendas ni ritos, que como todas las mañanas Serena preparaba para su familia y ella.

Pero aun así la rubia, no dejaba de hacerlas.

Otra cosa que se habían hecho muy rutinarias, eran las llamadas telefónicas que recibía la rubia todas las mañanas por parte de su familia, en Canadá.

-- ¿Cómo estas mi Dulce Conejita? _ Se escuchó la voz cantarina de Ikuko.

-- Bueno días ma, .... Estoy bien, como siempre _ Decía en voz monótona la rubia.

-- ¿De verdad hija?

-- Si, ma; .... ¿Por qué siempre me haces esa pregunta?, .... Si tu ya sabes, de sobra la respuesta.

-- ¡Mi Conejita!, .... No sabes el deseo tan grande que tengo de estar ahí a tu lado, Pensaste en lo que hablamos ayer.

-- Yo también lo deseo ma, .... Pero se que ahora no puedes venir, .... Papá, esta un poco delicado de salud, y tienes que cuidar de él; ademas aun no le digo nada a Seiya.

-- Si, .... No me hizo caso y se fue al centro de noche; sin el abrigo apropiado.

-- Mi padre jamás cambiara.

-- Si, hija, .... Pero ya te corto porque, está llamándome y si no voy enseguida, hará un gran berrinche, .... Mañana te llamo mi Conejita, salúdame a Chibi Chibi, y a .... Seiya.

-- Gracias ma, .... Tu igual saluda y cuida de papá.

Luego ambas cortaron la llamada.

Serena, como estaba acostumbrada, se fue hacia la cocina a preparar el desayuno para ella y su hija; la lonchera y dejar semi preparado el almuerzo.

Cuando acabo de hacerlo, se fue hacia su habitación.

Preparo la ropa que usarían la pequeña y ella; luego se fue hacia el baño y se aseo.

Al cambiarse, fue hacia la cama y despertó a la menor.

-- ¡Buenos días mami! _ Dijo la pequeña aun tallándose los ojos.

-- ¡Buenos días Chibi Chibi!, .... ¿Lista para ir a estudiar?

-- Creo que sí.

-- ¿Cómo que crees, mi niña linda?

-- Es que no quiero ir, y dejarte solita en la casa.

-- ¿Qué?, .... Mi amor, que ocurrencias tienes.

-- No son ocurrencias mami, .... Siempre que me voy a estudiar, .... Yo veo que tus ojitos se ponen muy tristes, pero cuando estoy contigo, tus ojitos cambian.

Serena que en ese momento la llevaba a la bañera, se detuvo con la niña en brazos, y la observo unos segundos en silencio.

-- ¡No mi amor!, .... Eso solo son ideas tuyas _ Dijo Serena, mientras intentaba disimular su tristeza.

La pequeña que era muy observadora e inteligente para su corta edad, decidió callar.

-- ¡Lo mejor es apurarnos, para que no te enfermes!

-- Si.

-- Sabes, en la mañana hable con la abuela.

-- ¿Qué te dijo la abuelita Ikuko?

-- Que el abuelito Kenji esta, enfermo.

-- ¿Qué tiene?, ¿Se va morir?

-- No, No, No, .... No pienses eso.

-- ¿Entonces que tiene?

-- Solo tiene gripa, .... Y estará en cama unos días, pero luego se va sanar.

-- Eso es muy bueno.

-- Si, .... Y sabes que señorita, .... Ya es hora de salir del agua y cambiarse, .... ¿Espero te gusté la ropa que escogí para este día?

-- Si mami.

Y saliendo del agua, la pequeña Selene se fue hacia su cama, en donde vio la muda de ropa.

Serena que veía detrás de ella, observo como su pequeña hacia grandes esfuerzos para subirse a su cama.

-- ¿Te ayudo?

-- Si mami.

Los minutos pasaron, y la pequeña en compañía de Serena, se fueron hacia el Jardín de Niños.

La menor, que estaba en la puerta se despidió de su madre agitando su pequeña manito.

Serena, que hasta ese momento estaba fingiendo; soltó un gran suspiro cuando la figura de Selene se perdió dentro de la Institución.

Luego subió al coche y le indico a su chofer, que la llevara al Salón de Belleza.

El conductor asintió en silencio y manejo hasta su destino.

A llegar al establecimiento, Serena parecía un zombi; ya que en silencio se sentó en una de las sillas y dejo que una de las estilistas se acercara a ella para atenderla.

La joven encargada al verla, sonrió de forma amistosa; intentando cambiar la mirada muerta de la rubia, sobre su propio reflejo en el espejo.

-- ¡Buenos días!, ¿Qué deseas Serena? _ Dijo la joven estilista muy alegre.

-- Deseo un corte y peinado nuevo por favor _ Respondió Serena, sin ninguna emoción en su rostro y voz.

La joven castaña, a escuchar su pedido, se apresuro en hacer su trabajo.

Los minutos pasaron y Makoto estaba muy feliz con el resultado de su trabajo.

Serena, en cambio no parecía emocionada, por su cambio; ya que seguía con la misma expresión.

-- ¡Eres tan hermosa, de verdad que eres muy hermosa! _ Dijo Makoto, mientras peinaba su cabello.

Serena que después de un tiempo había escuchado nuevamente que le decía así, inclino su cabeza levemente, y la observo por unos breves segundos.

Luego desvió su mirada hacia el frente y siguió contemplando su reflejo en el espejo, como lo hacía Makoto.

-- ¡Eres tan hermosa como tu hermana Kakyuu! _ Dijo Makoto nuevamente, mientras la seguía peinando y mirando su reflejo.

Serena a escucharla, no reacciono, y siguió muda.

Pero a un costado de ella, se encontraban 02 mujeres.

Una castaña y una peliplateada.

Ambas mujeres de más de 30 años.

Que cuando Serena había llegado al establecimiento, no le prestaron mucha atención, más al contrario la ignoraron.

Pero eso cambio, al momento de que Makoto dijo el nombre de Kakyuu; ya que aquel nombre capto la atención de ambas amigas, y desviaron su mirada hacia Serena por breves segundos, luego se observaron entre ellas, y finalmente volvieron a mirar hacia el frente.

-- Sabes, siempre me pregunte, .... ¿Por qué Dios se lleva siempre a los buenos tan pronto? _ Dijo Makoto, mientras recordaba cómo era Kakyuu.

La rubia, al escuchar el nombre de su hermana, su semblante cambio por unos segundos.

-- Lo siento Serena, .... No era mi intensión ponerte triste _ Se disculpo la castaña.

Serena volteo hacia ella, le sonrió de forma forzada y coloco su mano sobre la mano de la castaña.

-- No te disculpes Makoto, .... Mejor dime, .... ¿De verdad crees que me parezco a mi hermana? _ Pregunto Serena, mientras nuevamente miraba su reflejo en el espejo.

-- ¡Por supuesto que sí, Serena!, .... Eres tan hermosa y buena como ella, .... Que no me parece nada extraño, que hayas decidió dar este gran paso, en tu vida _ Respondió Makoto, acariciando el cabello de Serena.

-- Pero, .... ¿Por qué tan triste? _ Pregunto de ponto la Castaña, de cabello largo.

-- ¡Maker! _ Dijo de pronto la peliplata.

-- Sabes, .... Por ahí dicen, que tu esposo, el gran Seiya Kou; .... Aun no ha podido olvidar a su primera esposa _ Dijo Maker, fingiendo seriedad, pero mirando irónicamente a Serena.

Serena al escucharla, bajo la mirada.

Makoto, en cambio, prefirió seguir peinando el cabello de la joven.

-- A pesar de que Serena, intenta con todas sus fuerzas hacer las cosas tan bien como su hermana, Seiya jamás lo nota _ Dijo esta vez la peliplata, extendiendo su mano.

Maker, que vio la señal, choco la palma de la mano de su amiga y sonrió de forma maliciosa.

-- Si, .... Y ni hablar de la diferencia de edad Healer, .... Ella es tan joven _ Dijo Maker, volviendo su mirada hacia Serena.

-- Hey Maker, .... Seiya, no es tan viejo; .... Más bien creo que el esta en la edad correcta, .... Y sabes, creo que deberíamos de olvidarnos de nuestros maridos, y tener una aventura con su esposo _ Dijo de pronto muy seria Healer.

-- Healer, ¡Que traviesa eres amiga! _ Dijo de pronto Maker, mientras choca palmas con su amiga, y se reían juntas

Serena que estaba escuchando todo, solo agacho más la cabeza.

En cambio, Makoto y sus compañeras de trabajo, solo les dedicaron unas miradas de desaprobación.

-- ¡Hay!, ¿Pero mira como se escandalizan estas mujercitas? _ Dijo de pronto Maker, al darse cuenta de las miradas de las trabajadoras.

-- Por supuesto, Maker, .... Después de todo, .... Nosotras si somos, "Mujeres Indias Ideales", para cualquier marido, .... No somos como otras, que son medias indias, media occidental, .... Que solo se aburren solas, aunque sean bellas y hermosas, .... Y lo más triste, solo llevan pocos años de casados, .... Ósea 04 años _ Dijo Healer, de tono serio, mirando a Serena y a su amiga Maker.

-- ¡Healer, si eso es verdad!, .... ¿Entonces que pasa con el resto de la vida, que le quedan juntos?, .... Si ella es tan aburrida en solo estos 04 años, ¿Cómo será el resto de su vida? _ Dijo de pronto Maker, con la mirada perdida.

-- ¡No lo sé querida, no lo sé!, .... Per estoy segura, que Seiya Kou, si sabrá que hacer _ Dijo Healer, en tono malicioso.

Pero, Maker que había escuchado eso, se preguntaba la verdadera razón de su matrimonio.

-- ¡Ya acabamos! _ Dijo de pronto la joven que atendía a Maker.

-- ¡Oh perfecto!, .... ¡Gracias! _ Dijo la castaña, mientras agarraba su bolso y buscaba dentro de este su billetera.

-- ¡También terminamos con usted, Señora Healer! _ Dijo con voz tímida otra joven.

-- ¡Wow!, .... ¡Quede muy linda!, ¡Gracias! _ Contesto alegre la peliplatedada, mientras copiaba la acción de su amiga.

Las jóvenes estilistas se hicieron a un lado, mientras el par de amigas se iban a la caja y pagaban su atención.

Pero antes de salir, ambas mujeres le dedicaron una mirada fugaz a Serena, que aún seguía dentro del local.

-- No les hagas caso, .... Ellas solo hablan, porque están envidiosas de tu belleza y juventud _ Dijo Makoto.

Serena no dijo y le regalo una sonrisa triste a su amiga.

Pasaron unos minutos más, para la rubia pueda salir satisfecha con su imagen del salón.

Y mientras ella se marchaba en su automóvil hacia la guardería de la pequeña Selene.

En el salón, las conversaciones de Makoto y sus compañeras de trabajo no se hicieron esperar.

Ya que las jóvenes que habían atendido a Healer y Maker, cuestionaban la manera en cómo le habían hablado a Serena; y si la joven rubia tenía problemas en su matrimonio era problema de ella y su pareja; no de terceros.

Makoto que sabia un poco sobre el sufrimiento que pasaba la rubia, decidió que lo mejor era dejar de hablar de ella.

Las chicas, aceptaron en silencio y se pusieron a orden y limpiar su área de trabajo.

Y todo lo que habia pasado, habia sido observador por una peliplateada, que también se encontraba en el establecimiento.

El tiempo paso y la hora de la cena se hizo presente.

Serena como lo hacía todos los días, preparo la comida, en compañía de la señora que la ayudaba.

Elevó su vista para verificar la hora, y se dio cuenta que Seiya ya no tardaba en llegar, así que pidiéndole ayuda a la Señora Mimet ambas acomodaron la mesa de manera impecable.

Cuando estaba acomodando el último plato, Serena escucho el ruido del auto de Seiya.

Se apresuró, y se acomodó el Sari turquesa, para recibir al pelinegro.

Al estar muy complacida con sus arreglos, se apresuró en ir hacia la puerta principal y abrirla.

Seiya que se encontraba aflojando su corbata, se sorprendió por la imagen que reflejaba su esposa frente suyo.

Seiya veía a su esposa espectacular, hermosa, única; pero no radiante como la primera vez que la vio y se enamoró perdidamente de ella.

En pocas palabras, Seiya estaba anonadado por la imagen de Serena.

Pero luego de unos segundos, cambio su rostro a uno totalmente sorprendido.

La observo durante unos segundos en silencio de pies a cabeza, dandose cuenta que Serena traía puesto un Sari turquesa, parecido a uno que usaba Kakyuu cuando estaba viva.

Serena, muy asustada por como lo observaba Seiya, espero en impaciente alguna palabra.

Pero Seiya, se limitó a entrar a su casa, pasando por un costado de Serena en silencio.

-- Seiya, yo; .... ¿Puedo servir la cena para ambos? _ En tono tímido e inseguro Serena hablo, impidiendo el paso del pelinegro.

-- Si, .... Hazlo _ Respondió Seiya serio, para luego seguir su camino.

Serena, que aún estaba parada en el umbral de la puerta, giro un poco su cuerpo y observo como la figura de Seiya, se perdía en las escaleras que daban al segundo piso.

Y mientras la rubia cerraba la puerta, Seiya se marchaba con paso lento hacia su habitación.

Mientras se cambiaba el traje ejecutivo por algo mucho mas cómodo, la mirada muerta de Serena se repetía continuamente en su mente.

-- ¿Qué fue lo que te hicimos Bombón?, .... ¿En que te convertimos? _ Se decía Seiya mientras se alistaba.

Paso unos segundos, y ya listo contemplo la fotografía de Kakyuu por unos segundos.

-- No soporto mirarla a la cara, y hacer como que nada haya pasado, .... Kakyuu, ¿Cómo pudiste estar frente a ella, y seguir actuando como la amorosa hermana?, .... Por favor, dime como lo hiciste; porque yo te juro que no puedo seguir viéndola a la cara, y actuar como si todo fuera normal _ Hablo Seiya, con la voz entre cortada mirando la fotografía.

Cansado por aquel dilema, el pelinegro se sentó unos segundos en su cama, para así poder ordenar sus ideas.

Sabía que lo que hacía estaba mal, que debía de decirle toda la verdad a Serena, pero el problema era que no sabía cómo decirle toda la verdad a su esposa.

Y para evitar tal remordimiento de conciencia, Seiya evitaba encontrarse con Serena y la pequeña Selene.

Mientras en el piso inferior, Serena lo esperaba.

Pasaron unos cuantos segundos, y Seiya había bajado ya listo para cenar con Serena.

Ambos como era costumbre se sentaron separados.

Seiya estaba a la cabeza, y Serena estaba a una silla lejos de él.

De pronto Seiya levanto la mirada de su plato y observo por unos segundos a Serena.

La rubia al sentir la mirada de su esposo, levanto su rostro e intercambiaron miradas por un momento.

Pero Seiya al darse cuenta, bajo la mirada a su cena.

-- ¿Seiya? _ Dijo Serena, mirándolo fijamente.

-- Hm.

-- ¿Está bien la sal?

-- Hm, .... Si.

Serena lo observo un poco desilusionada, y luego vio el plato de Seiya.

-- ¿Vas a comer tan poco?, .... Si deseas puedes servirte un poco más _ Dijo Serena, mientras le alcanzaba un poco más de comida.

-- No, no, no, .... Gracias, pero así estoy bien _ Dijo Seiya en tono seco.

Serena, que al inicio le hablo sonriendo; borro aquella sonrisa después de escuchar la respuesta de su esposo.

Y lo observo desilusionada.

-- Selene, ¿Ya se fue a dormir?

-- Si, .... Chibi Chibi, se va a dormir a las 09:00 pm, .... Tiene que madrugar para que vaya a estudiar.

Seiya solo asintió sin mirarla.

Serena al ver que no le dedico ni una mirada, solo sonrió triste.

-- ¿Sabes?, .... Chibi Chibi, siempre dice: "Papá siempre llega cuando estoy durmiendo" .... "Y se va, mucho antes de que yo despierte, casi no lo veo".

Seiya a escucharla, sonrió y se llevo otro bocado a su boca.

Serena, creyendo ilusamente que diría algo, lo observo por esos segundos que sonreía, pero se llevó una desilusión y prefirió atender su plato.

-- Papá y Mamá, han llamado como todos los días.

-- Ya veo.

-- Me han preguntado como estas Seiya, .... Cómo estamos los dos, y como están las niñas.

-- Hm, .... ¿Qué les has dicho?

-- Les dije que estamos bien _ Dijo Serena, luego ver como su esposo, no tenía interés en hablar con ella.

Seiya, incomodo por su parte, seguía comiendo su cena, sin dedicarle alguna mirada a su esposa.

-- Ellos querían saber si vamos a ir a visitarlos.

-- ¿Qué les has dicho?

-- Que te lo preguntaría primer, y luego les llamaría para decirles tu decisión.

-- Bien, .... Lo intentare, .... Como sabes, tengo mucho trabajo, pero intentare encontrar un poco de tiempo.

La rubia a escucharlo sonrió muy alegre y dejo de mirarlo, para observar su comida.

Seiya, que ya había acabado, cogió la servilleta y comenzó a limpiarse, pero sin poder controlar más su instinto, desvió su mirada hacia su esposa.

La contemplo en silencio unos segundos, sin que ella se diera cuenta.

-- ¿Qué te has hecho Serena? _ Pregunto Seiya, mientras la observaba.

La rubia a escuchar aquella pregunta, levanto su rostro y lo observo emocionada, ya que, por primera vez en muchos años, Seiya la estaba observando.

-- ¿Por qué me preguntas eso?, ¿Acaso no te gusta?, ¿O qué opinas tu?

-- Pues, estas bien, antes también estabas bien. Ahora también lo estas, pero a fin de cuentas Serena tu siempre estarás bien tal y como eres.

La rubia lo observo unos segundos, sin saber como reaccionar ante aquellas palabras.



Hola dostys, les traigo el 2° cap de esta mini maratón, espero que les guste.

Gracias por todo el apoyo, que le dan.

Muchas vibras positivas y abrazos de conejitos.

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