VI. Final
-¿Así que eso es todo? ¿Solo eso harás?- reprochó James mirando de reojo al otro castaño mientras enarcaba una ceja.
-¿Qué pretendes que haga?- cuestionó el joven derrotado. Sentía que ya no tenía fuerzas para ese día.
La oscuridad de la calle los abrazaba fríamente, las luces cálidas de la casa apenas los alcanzaba. El aire helado se colaba entre sus ropas obligándolos a abrazarse a sí mismos. Peter miró la figura definida del soldado que yacía parado a unos metros de él.
-Dejar de llorar sería una buena opción.- escupió Barnes, quien se negaba a mirarlo directamente.
Sabía que estaba actuando como un idiota, era consciente de que el chico no merecía eso, pero era la única forma de poder tener un poco de tranquilidad para los próximos meses, quien dice años.
Peter guardó silencio por unos minutos, aún estaba procesando lo que había sucedido hacía apenas veinte minutos antes.
Al cruzar la última calle antes de llegar a casa, un auto casi lo había atropellado por no haber prestado atención.
Afortunadamente, solo fue un casi. Una vez en su condominio se encontró con una triste Becky, quien le comunicó sobre la repentina misión de James, él partiría en la mañana y no tenía idea de cuándo regresaría. Luego de eso, los tres cenaron como si nada. Los hermanos no eran conocidos precisamente por ser muy afectuosos entre sí (aunque sí muy protectores), así que esa fue su despedida. Una cena tranquila y un par de insultos que ocultaban cariño.
Y ahora allí estaba, otra vez.
- No voy a perdirte que te quedes.- Peter río sin gracia. - James, no voy a pedirte que te quedes cuando es evidente que no quieres hacerlo. No voy a pedirte hacer algo solo por que es lo que yo deseo.- el cuerpo del francotirador giró y ladeo la cabeza. -Eres adulto, no voy a tomar decisiones por ti. No voy a suplicar por tenerte aquí,- el menor se acercó al hombre y posó una mano en su mejilla.- por mucho que duela. James, yo te amo. Estaba, estoy mejor dicho, dispuesto a empezar de cero contigo y hacer lo mejor posible por ese bebé que viene en camino.- confesó con media sonrisa.- Pero, no puedo hacerlo si no me aseguras que no me abandonaras cuando las cosas se pongan difíciles.
James no decía nada, solo escuchaba la voz suave del fotógrafo. Sus palabras sonaban convencidas, reales. Auténticas. Fue capaz de entender la súplica en la última oración. Sin embargo se limitó a observar los ojos chocolates que intentaban cabar profundo en su interior, esperando una respuesta, un atisbo de esperanza para hacer lo que decía.
- Cuida de mi hermana y mi sobrino, Parker.- ordenó estoico. Su mirada esquivo el dolor en los ojos acuosos que tenía enfrente, se alejó del cálido tacto y se marchó sin mirar atrás.
Cuando se halló en la soledad de su cuarto se permitió soltar el dolor, gritando contra una almohada mientras sus ojos ardían ferozmente. Se permitió sentir la presión en su pecho, como su alma parecía ser desgarrada y su corazón se partía al medio, goteando dolor y angustia.
***
A Peter le había tomado 4 meses entender cuál era razón por la cual James le había tomado esa decisión aquella noche. 4 meses y muchas botellas de whisky.
"No lo entenderías, arañita." Maldito hijo de puta.
A Peter le tomó otros 12 meses comprender por qué James le había dicho que lo amaba aquella noche. 12 meses y muchas canciones de cuna.
-Tu tío es un necio.- le había susurrado al pequeño Andrew. El bebé solo hizo una mueca parecida a una sonrisa.
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