El amanecer separó a los magullados y somnolientos cuerpos en el cuarto de hotel. Ninguna palabra había sido dicha. Las cambiantes caricias fueron utilizadas en su lugar, con ellas procuraban comunicar lo que sus mentes no eran capaces de verbalizar. Ambos se vestían con lentitud, se miraban de reojo y negaban ante la idea de decir algo. Pero, inevitablemente, el momento llegó. Estaban ya cubiertos con sus respectivos ropajes y debían abandonar el lugar.

-¿Por qué dijiste eso?- se atrevió a preguntar el fotógrafo.- ¿Por qué dijiste que me amas?- al percibir un movimiento detrás suyo giró y miró al francotirador.- ¿Por qué ahora y no antes?- suplicó por la respuesta.

Por un segundo, Peter vio la profunda aflicción en los ojos grises, una tormenta que estaba arransando con todo a su paso. Pero tan rápido como la vio desapareció. En su lugar una sonrisa cínica se posó en sus heridos labios, sus ojos parecían amurallados, impidiéndole al castaño interpretar que le sucedía, y una ceja elevada marcando su falsa diversión ante la pregunta.

-No lo entenderías, arañita.- le respondió coqueto.

Sin decir más se fue, abandonando nuevamente al menor.

***

Caminaba por las frías calles de Manhattan, le irritaba la gente que lo chocaban sin inmutarse, todo el mundo parecía ir a toda prisa y él, él solo estaba ahí, sin saber que carajos hacer. Suspirando decidió ir al Central Park, quizás sacar algunas fotografías aliviaría su malhumor.

***

Las horas pasaron y afortunadamente su plan había funcionado a la perfección. Ya tenía una mínima idea de que hacer, sabía que no iba a ser fácil, sería estúpido de su parte suponer que si. No daría marcha atrás, por mucho que su corazón se opusiera. Tenía que hacer lo correcto. Los recuerdos aparecían tras sus párpados. Caían uno a uno.

"-Tu debes ser Peter.- había dicho un sujeto alto, de cuerpo definido cubierto de cuero. Lo miro de arriba a abajo coqueto y le sonrío.

Peter había temblado ante el tacto de la mano sobre la suya. Era áspera y grande."

El joven tomó aire y continuó caminando.

"Su nuca fue tomada posesivamente y una mano se coló bajo su camiseta, el frío de los dedos lo hizo suspirar en medio del demandante beso."

Peter miró a los lados de la calle antes de cruzar. Le faltaban solo dos cuadras para llegar a su casa.

"-James.- intentó sonar imponente, sin embargo la barba hacía cosquillas en su cuello.- Pará, por favor.

James alzó el rostro, acomodó un mechón rebelde que se posaba en la frente del menor.
-Si me das un beso, arañita.

Peter volvió a reír y aceptó la condición. Lo besó dulce y tranquilo, acariciando los cabellos de la nuca ajena. Escuchó un gruñido y se alejó.

-Vamos, soldado.- alentó en posición de ataque.- Cuando terminemos de entrenar podemos hacer otros ejercicios.

James le dedicó una de esas sonrisas ladinas que le volvía loco y una mirada que ya había aprendido que significaba peligro. En ese instante, Peter se declaró adicto."

De la nada, una bocina y un grito irrumpió lo que venía siendo una tranquila noche en el vecindario.