CAPITULO 2
Cuando salí del baño los sollozos ya se habían calmado, en cambio se escuchaba el agua cayendo del grifo, salí del pasillo de los baños y enfrente mía había una chica con el pelo rubio de espaldas a mi, al parecer lavándose la cara, me dirigí al lavabo que había un poco separado de ella, no necesitaba un contacto visual incómodo, saque mi mano del bolsillo de mi chaqueta negra, con cuidado para que el móvil no se me cayera, para acercarla al manillar del grifo.
—¿Tienes un pañuelo por favor?
La chica rubia se giró hacia mi , sus mejillas rojas hacían contraste con sus ojos azules, como no, era la chica de esta mañana y también que lloraba en el baño hace unos momentos. Alejé mi mano del grifo y la metí en el bolsillo de mi pantalón también negro, saque un pañuelo y se lo extendí.
—Gracias— dijo con voz entrecortada y empezó a limpiarse los ojos con el pañuelo que le había dado. —Hoy ah sido un día de mierda.
—Para mi todos los días son una mierda— conteste, pense en girarme e irme a casa pero tengo sentimientos aunque nunca los demuestre y la curiosidad me recorría la lengua. —¿Que te ah pasado?
En su cara había una expresión de sorpresa, espero que no empieze a contarme toda su vida.
—Pues eh estado perdida todo el día porque soy nueva y tambien-— hizo una pausa para meter la mano en su bolso y rebusco, después la abrió más y miro, su mano empezó a rebuscar con más rapidez. —No.
—¿Que?
—Mi móvil, mi movil no esto— dijo, ahora ni voz era nerviosa como la de esta mañana, se llevó las manos a la cara. —No puedo creerlo, esto no puede ser peor.
—Espera, tranquila te lo habrás dejado en algún aula o en la cafeteria— dije intentando calmarla ya que estaba muy alterada.
—Dios, mi madre me va a matar— dio la vuelta para meterse al pasillo de los baños y se metió al váter donde estaba hace unos minutos.
—Ehh, ¿quieres que te acompañe a dirección o algo?
—¿Lo harías? Gracias de verdad después de lo de esta mañana...— dijo mientras se acercaba a mi.
—Si, vamos antes de que el director se vaya.
El señor Fernández, nuestro director, era muy comprensible menos cuando se ponía de mal humor claro. La chica y yo salimos del baño y la dirigí hasta dirección.
—Por cierto, nos hemos encontrado hoy ya dos veces y aún no se tu nombre.
—Elizabeth, Elizabeth Scott.
—Bonito nombre, yo me llamo Liseth Allen.
Bien ahora la chica rubia tenía nombre.
—Gracias— sonreí.
Liseth sonrió avergonzaba y se puso el pelo detrás de la oreja. Cuando alzé la vista ya estábamos en la puerta de dirección.
—¿Crees que nos regañen? No quiero meterte en líos— pregunto nerviosa.
—Claro que no— dije y toque la puerta.
—¡Adelante!— se escuchó al director al otro lado de la puerta así que gire el manillar de la puerta y entre junto a Liseth que se encontraba detrás de mi.
—Buenos días— saludé.
—Buenos días alumnas— el director se encontraba sentado detrás del escritorio. —Vaya primer día y ya te envían a dirección, nuevo récord Elizabeth.
—No soy yo— eche mi pulgar hacia atrás señalando a Liseth. — Se le ah perdido el móvil.
—Vaya por dios— el director miró hacia la mesa de objetos perdidos que estaba detrás de nosotros, me giré y estaba vacía. —Ainsh, ¿no recuerdas donde podrías habertelo dejado?
—N-no— respondió Liseth.
—¿Nos dejas las llaves?— Liseth me miró sorprendida, los gemelos y yo ya le habíamos pedido las llaves de las clases más de una vez porque nos dejabamos algo metido en ellas o porque nos habían puesto un castigo.
—Aff— suspiro el director mientras habría uno de los cajones de su escritorio y sacaba un manojo de llaves. —Las quiero aquí en 20 minutos, ¿me escuchais? 20 minutos.
—Se lo juro— dije mientras agarraba las llave que me extendía y me giré hacia la puerta.
—Gracias, con permiso— dijo Liseth con la voz un poco más calmada y salimos de la sala.
Cuando estábamos afuera en los pasillos nos reímos a la vez mientras hacía ruido con las llaves.
—Jsjjs las tenemos, ¿Donde has tenido clases hoy?
—En esta planta, no eh tenido que subir a la segunda.
—Mmm— en la primera planta que era en la que estábamos había muchas aulas pero en 20 minutos creo que nos podría dar tiempo.
Liseth señaló una de las puertas.— Ahí tuve mi última clase y todavía tenía el móvil.
Nos acercamos con un paso rápido a la puerta, el aula 3, busque entre las llaves una que pusiera aula 3, la metí en la cerradura y abrí.
Entramos y la sala estaba oscura porque las persianas estaban un poco bajadas.
—¿Ves bien?— cuando me giré Liseth ya estaba tirada en el suelo buscando por debajo de las mesas.
—Si, ¿me puedes ayudar a buacar?
—Para eso eh venido— dije y empezé a buscar por encima de las mesas, después de mirar por todas ellas me senté encima de una y puse los brazos hacia atrás. —Por aquí encima no está eh.
—Oh si, ¡lo encontré— vino hacia mi exaltada con el móvil en la mano, estaba tan feliz que no se dio cuenta que había una silla mal puesta y se tropezó.
Pude agarrarla de la cintura antes de que cayera encima de mí.
—¿Estás bien?— pregunté con mis manos todavía puestas en su cintura.
—Ah s-si, solo me di en el pie—dijo, no se si era porque estaba sorprendida porque no apartaba su cuerpo de mí.
Me baje de la mesa sin apartar mis manos de su cintura pero acercándome más a su cuerpo. —Vale.
Puestas tan cerca la diferencia de altura era más notoria, yo era por lo menos 20 centímetros más alta que ella. Apreté un poco los dedos en su cintura e intente...
—Ah, chicas así que estáis aqui— el director entro al aula y nos apartamos rápidamente una de la otra. —Menos mal que no estabais muy lejos, me ah surgido un problemilla, ¿habéis encontrado el movil?
—Ehh— me quedé sin voz un momento por el susto. — Si, toma— le extendí el manojo de llaves.
—Menos mal, iros ya es tarde, yo cerraré.
—Hasta mañana— dijo Liseth.
—Hasta mañana— dije yo.
—Adiós señoritas.
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