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Capítulo 26

Preguntas como «¿de qué hablas?; no te gusta Richard, ¿verdad?; ¿por qué lo dices?», o acusaciones como «estás loco; te lo imaginas» debido a mi «falsa acusación»; la cual yo creía que era bastante real; comenzaron a llegarme por parte de mis amigos.

Richard de verdad pensaba que yo sentía atracción por él, lo cual no era cierto, en ese momento de mi vida, ¡no sentía atracción por nadie!

Les expliqué a los chicos que no sentía atracción por Richard; por nadie, me preguntaron si sentía atracción por Lemus. a lo que les repetí que por nadie, y era cierto, hasta donde yo sabía era cierto.

—Llamemos a Christopher Alexander Lemus como CAL por sus siglas en orden, ¿no? —sugerí.

—De acuerdo —Lezley verbalizó  al estar de acuerdo con ello, miré a los chicos, evitando la mirada de Logan.

De nuevo él parecía mirarme como si yo fuera su novio, sin importarle que estuviera su novio justo a un lado de él. Entonces lo miré a los ojos, con una mirada de ira y tristeza por su novio, que estaba a un lado de él.

—¡Ok, es suficiente! ¡¿Qué carajos están tramando ustedes dos?! —Ryck me miró malhumorado y yo sabía que sentía ganas de matarme—. ¿Por qué esas miraditas tan coquetas?

—¿De qué hablas? —Candy también notó que Ryck estaba bastante molesto.

—¡Ellos dos! —nos señaló al tiempo que gritó—. ¡Se miran como si se amaran, cuando se supone que a quien debería amar es a mí!

No, they don't! —Lezley puso los ojos en blanco y Candy arrugó la mirada.

—Porque no los viste, Lezley, pero solo míralos con atención la próxima vez y verás cómo este tarado —me señaló con su dedo—, mira a mi novio.

—Ok, pero como dicen: “better luck next time!—añadí, antes de decir lo que realmente había pasado—. Aunque, tengo que admitir que, sí, él me estaba mirando de esa manera tan «amorosa» y a quien debería ver así es a ti, no a mí.

—¿Yo? Perdón, pero ¡qué estupidez!, yo amo a Ryck y jamás te vería a ti así. No le hagas caso, amorcito —me guiñó un ojo, yo iba a decir algo pero puso su dedo en medio de sus labios, chocando casi con su nariz y evitando que pudiera haberle dicho lo que sea.

Desafortunadamente tanto como Lezley, Candy y Ryck no vieron lo que Logan acababa de hacer, así que no dije nada para no quedar como estúpido al decir una «falsa acusación», de nuevo.

Ryck era como mi hermano, no le haría eso ni a mi hermano ni a mi mejor amigo, ¡a nadie se lo haría!

¿Por qué? Porque sé que eso es feo y es ser mala persona y yo definitivamente no era así. De hecho, eso es algo que no se le desea ni a tu peor enemigo. Ni siquiera se lo desearía a Marcus (a pesar de cómo me trató cuando yo era su mejor amigo), eso es algo muy grave y que solo una persona muy maldita haría.

—Ok, como sea, no lo harías y punto, Logan; sigan viviendo su relación felices y contentos, chicos —los encerré dentro de un corazón que hice con mis dedos, como Taylor Swift en el videoclip de Mine al final del mismo—. ¿Qué hacemos ahora?

Ya casi era la hora de la salida y nos habíamos perdido todas las clases de ese día (aunque, en realidad, ya no hacíamos la gran cosa, salvo platicar y rogarle a dios por tener una buena nota la cual sabríamos un par de días antes de la graduación porque la subirían a la página oficial de Apple White).

—No podemos salir de la escuela y no podemos fingir que yo, o alguno de ustedes, está enfermo porque se darán cuenta; esa excusa ya la usé el viernes para salir con Richard Vallaj para irnos a beber al parque Orange y jugar "Never Have I Ever", solo estamos en el gimnasio, vacío, sentados sin hacer nada —a su vez, no había otra cosa que yo quisiera decirles porque había sentido algo tan real; pero solo como amistad porque Richard admitió que no era gay y que solo tenía ojos para Jessie Jones.

—Entonces, vámonos a la biblioteca, ¿no quieren? —Lezley me miró; yo lo sentí como una especie de ataque.

—Muy graciosa, Lezley —puse los ojos en blanco.

—¡Maldición! ¿Por qué?

—Te conté que yo iba mucho a la biblioteca cuando era amigo de Miller; a estudiar, mientras él estaba muy ocupado con un grupo de chicos que luego lo dejaban porque se enteraban del tipo de persona que es realmente. ¿Lo olvidas? ¡Hasta me llamó «ratón de biblioteca»!, junto con Marie un par de días antes de la fiesta de halloween de Katherine; la cual arruiné por completo.

—¡Lo siento!, no fue mi intención. Ahora deja de mirarme así y hay que pensar en algo.

—¡Podemos ir al jardín botánico! Ya saben, a ver a los animalitos; hay un estanque con peces, las plantas; ¡hasta hay una reserva natural ecológica! ¿No es asombroso? Esos detalles son los que me hacen amar Itaville y amar Apple White High School; agradezco que mis padres se hayan mudado aquí —sugirió Candy y nos informó que sus padres solían vivir en Oregon.

—Sí, vamos, Candy —dijeron Logan, Ryck y Lezley.

—Sí, si quieren hay que ir —tenía que admitir que acepté por no quedar mal frente a ellos; no fui por voluntad propia, fui más por quedar bien ante ellos.

Así fue, nos fuimos al jardín con el «estanque de pececitos, las plantitas y las florecitas»; parecía que nunca hubieran visto peces, plantas o flores por las expresiones que hicieron al ver todo lo ya mencionado.

Hasta sentía pena por estar con ellos, pero era eso o seguir siendo maltratado por Marcus Miller, entonces decidí calmarme al sopesar cuidadosamente mis opciones y dejar de hacer malas caras.

Estaban a punto de cerrar el jardín, nos pidieron que dejáramos todo como lo habíamos encontrado (limpio) y que nos retiremos del lugar porque tenían que darle algo de mantenimiento al hermoso jardín, yo había fingido estar emocionado también; por las plantas, peces y flores que veía, jamás se dieron cuenta de que estaba fingiendo; nunca, salvo Lezley. Ella sí se dio cuenta.

Había tenido que mentirles a los chicos al decirles que sí me había gustado todo lo que habíamos visto. Lezley fue la única que no me creyó.

—Muy bien, ¿qué pasa contigo, Gerald? Quiero decir, es tan típico de ti estar aquí sin estar aquí, ¿sabes de lo que hablo? Te siento perdido —Lezley me alejó del grupo para interrogarme.

—¿De qué hablas? —le contesté con un tono de voz neutral—. Yo estoy bien, tú eres quien está rara.

—¡Ni una palabra más, Gerald! Solo espera y verás —me callé y esperé lo que Lezley hizo; mala jugada—. ¿Qué ocurre contigo? Estás bastante raro desde hoy en la mañana y eso ya es tiempo de más.

—¿O sea que soy raro?

—¡Una simple expresión, carajo! Dios mío, ¿no puedo decir expresiones? —Lezley casi gritó esto último.

—Ok, sí, lo admito, no tenía ganas de ir al jardín y sentí un poco de pena por cómo se emocionaban al ver a los peces, las plantas y las flores; hubiera preferido quedarme en el gimnasio.

—¿Y eso es todo?

—¿Habría que decir algo más, Lezley?

—Deja de ser tan idiota porque comienzas a desagradarme, ¿okay, Miller?

—Mi apellido no es Miller...

—¡Cállate! Yo creo que sí porque te comportas como él.

—No es verdad.

—¿Apostamos? —no me dejó contestar nada—, ¡Candy, Ryck, Logan; vengan, chicos!

Estos últimos fueron con Lezley, se acercaron a nosotros dos con una mirada extraña, a puesto que ni siquiera sabían que nos habíamos alejado del grupo.

—¿Qué pasa, Lezley? —Candy fue la primera en hablar.

—Pensábamos que estaban cerca de nosotros —ahora fue el turno de hablsr de Ryck.

—Yo sí me di cuenta pero no dije nada por respeto a su privacidad, ya saben: Louis y Lezley —evité la mirada de Logan, sabía que me volvería a ver así y ya quería terminar con todo eso. No me iba a meter nunca con el novio de mi mejor amigo.

Whatever!, ¿ustedes pensarían que si Marcus Miller hubiera venido con nosotros se habría apenado por estar con nosotros por cómo veíamos a los peces, las plantas y las flores? —Lezley soltó la bomba como si fuera algo muy fácil de digerir.

—¡Sí! —gritaron fuerte los tres chicos.

—Absolutamente, ¿por qué lo preguntas, Lezley? —Ryck preguntó y volvió a mirarme horrible—. ¿Este idiota sentía pena por nosotros? —Ryck me señaló al decir esto.

—¿Lo ves, Louis? te dije que Marcus sentiría pena por nosotros cinco. No es nada, chicos

—Sí, Lezley, te debo dinero, maldición. Te lo pagaré, no te preocupes —Lezley me estaba ayudando para no tener problemas con los chicos.

—¡Gracias a Dios no pensabas eso de nosotros! —de nuevo Logan, Dios, ese chico no se cansaba de lanzarme miradas coquetas justo a un lado de su novio.

Ryck se dio cuenta de cómo me miraba Logan pero no dijo nada porque no quería que Lezley, Candy e incluso yo le digamos cosas que no quisiera saber de su novio; como que tal vez estaba enamorado de mí. Pero no podía evitar sentir las miradas pesadas de odio que Ryck me lanzaba, las cuales sí eran con mucho odio, por «quitarle» a su novio. Aunque realmente no era mi culpa, entonces recordé que Ryck me confesó que sentía atracción hacia mí, yo no le podía corresponder porque me sentía encadenado a CAL, sentía que me enamoré de él.

Además de que no estaba bien meterme con el novio de mi mejor amigo; mi hermano. ¡Qué Creepy que yo haya querido besar a Ryck e intentar algo con él y ahora lo catalogaba como mi mejor amigo y hermano!

Era bastante loco, no sabía cómo hacer para que él se hubiera dado cuenta que su novio estaba coqueteando conmigo, no, en serio. Quería salir de eso lo más pronto posible.

En mi cumpleaños, trece de mayo, no recibí un paquete de CAL, no hubo noticias de Christopher; salvo que ahora lo veía más seguido en Apple White High School.

Lo veía con sus amigos; todos eran hombres, casi no tenía amigas mujeres; pensé que era como Marcus Miller y haya tenido más amigas que amigos, o no los tenía, pero no todos eran como Marcus.

A pesar de no haber recibido un paquete de parte de CAL, yo mismo me acerqué a hablarle, por primera vez, y así terminar con todo esto.

Lo encontré con su grupo de amigos, cerca de su casillero, yo sentía nervios porque: 1.-  No sabía cómo fue que iba a recibirme y 2.-  Pensaba que ya toda la escuela sabía el hecho de que era gay; deseché ese pensamiento de mi mente porque ya sabía que sí, toda la escuela lo sabía por estar con Abraham Adams y recordé que él me tomó de la mano y gritó una sarta de estupideces y mentiras como que él era mi fan #1; yo sabía que no pero le hice caso a Lezley de solo estar un rato con él.

Mala jugada por cierto.

Sus amigos lo dejaron solo, así que me acerqué a él; pero ¿qué sabía yo realmente? Solo eran suposiciones de Jessie y Lezley, no era algo confirmado, aunque ya estaba casi seguro de que era él. Estaba un cuarenta y cinco por ciento seguro de que era él, quiero decir: O de ChristOpher H de CHristopher, R de ChRistopheR, por último, L de Lemus… Era él, O.H.R.L., no podía ser nadie más.

Me armé de valor y me acerqué a su casillero para así poder hablar con él.

—Hola, O —¡Dios! ¿Me había vuelto loco? ¿Por qué le dije «O» a Christopher?

—Hola... ¿Louis? —titubeó un poco y se comportó un poco raro porque ¿ni siquiera sabía quién era yo?

—Sí, soy Louis Gerald Train —me presenté con toda la formalidad del mundo que fuera posible.

—Sé quién eres, solo estoy jugando, tranquilo —Christopher tenía unos ojos bastante grises, eran de un color gris muy claro y bello; eran como mirar el cielo de una tarde lluviosa: bastante coquetos, unos ojos que parecía que eran una galaxia completa—. ¿Qué se te ofrece, pequeño Gerald?

¡Sí era él! Solo O.H.R.L. me llamaba por mi segundo nombre, bueno, y tal vez Lezley. Pero estaba cien por ciento seguro de que era él.

—¿Nos conocemos? —más que una pregunta, era una propuesta.

—Tal vez, quiero decir, no estamos en todas las clases juntos; pero te he visto, así como vi el desorden que pasó con Marie y ese mismo día te fuiste con Abraham y gritó que se amaban y una sarta de estupideces más… —puse mi dedo en medio de sus labios, para que cerrara la boca, no quería seguir recordando eso.

Shhhh —lo callé—. No quiero recordar eso, son malos momentos; pero lo de conocernos: era más bien una propuesta, ¿sabes?

—Ok, hay que conocernos, entonces.

—Me parece perfecto —quería conocerlo, a pesar de que yo ya sabía que él, prácticamente, sabía todo sobre mí. Era verdad, tal vez no todo pero sí sabía casi todo sobre mí.

Después de unos días de conocernos más, Chris me acompañaba a mis clases de esgrima, natación y al gimnasio los miércoles; estábamos juntos la mayor parte del día, cinco días a la semana. Ya estábamos a punto de graduarnos, ya, a nada, estábamos muy cerca de conseguirlo.

Yo había hecho mi carta para estudiar periodismo en Columbia, me gustaba mucho escribir, por eso había decidido estudiar la carrera de periodismo en Columbia.

Durante el tiempo que pasábamos juntos, Christopher y yo, nos conocíamos más; él era un poco mayor que yo, solo por un par de meses. Él había nacido en enero y yo en mayo, también era unos días mayor que yo, él nació el nueve de enero, mientras que yo el trece de mayo; era 4 meses y 4 días mayor que yo.

Mientras que con Graham estaba más unido a mis amigos, con Christopher me separaba más de ellos, a pesar de que él quería conocerlos, al mismo tiempo yo no quería que los conociera.

¿Por qué? Porque yo mismo ya sabía que había algo entre nosotros, lo teníamos todo sin ser nada. No quería que se encariñara con ellos, o viceversa, y que si llegábamos a terminar, ellos tuvieran que elegir entre Chris o yo. Me hubiera sentido mal si ellos habrían decidido estar con él antes que conmigo, solo era eso. No quería que mi amistad con ellos cambiara por un chico. Y menos por él.

—Oye, y a todo esto, ¿qué ha pasado con Adams? —íbamos directamente a mis clases de esgrima.

—No hemos hablado, supongo que terminamos —encogí los hombros—. ¿Por qué la pregunta, Chris?

—Mera curiosidad. Es todo, Louis, No te preocupes —habló con un tono de voz muy feliz y sonrió con una sonrisa bastante mal actuada, puse los ojos en blanco—. Hemos llegado.

Me bajé del auto sin decirle una sola palabra, me había molestado que me hubiera mentido y supe que me mintió porque no supo disimular su tono de alegría en su voz. Ni la alegría en su sonrisa, no, fue muy obvio, me alegraba que él fuera O, claro que sí; pero ¿a él le alegraba que yo ya no tuviera novio? Posiblemente. Mi teléfono sonó al recibí una notificación de un mensaje de texto, el cual era de Christopher, lo vi solo porque me ganó el morbo.

«¿En serio te molestaste conmigo por una simple pregunta? ¡Dios!».

Y respondí:

«Pareció que te daba gusto que yo ya no tuviera novio, ¿en serio?».

Le di enviar, guardé mi teléfono en mi mochila y esta la guardé en mi casillero. Me dirigí al campo de batalla y comencé a practicar mis golpes, ese día en particular me porté muy agresivo con los golpes que daba; incluso llegué a herir a un compañero con un simple espadazo.

Me disculpé, claro, pedí clemencia por el accidente; juré que no volvería a pasar (lo cual, claramente); no pasó de nuevo en ningún momento.

Desafortunadamente, ese día no llevaba mi auto (porque Christopher me llevó a mi clase de esgrima), pensaba en caminar; pero había terminado muy cansado por la práctica de esgrima. Tomé mis cosas de mi casillero, tomé mis Earpods, los conecté a mi teléfono y, antes de reproducir música, vi que tenía un par de mensajes nuevos en mi correo de voz. Me dediqué a escucharlos.

«Hola, oye, lo siento, no era mi intención que te enojaras conmigo por algo tan tonto. Espero que puedas perdonarme, paso por ti en un rato, ¿de acuerdo?».

Y luego otro.

«Espero que hayas escuchado mi último mensaje, estoy afuera del gimnasio de esgrima, espero que no tardes en salir. Así como también espero que no estés enojado conmigo, ¿estás bien? ¿Necesitas algo

Al salir del gimnasio lo vi recargado en su auto, cigarrillo en mano y una mirada de preocupación; casi como Marcus Miller estaba cuando me despertó un sábado en la mañana para acompañarlo a comprar el traje que usó en la boda de su tía Amy.

—¡Ahí estás, te he estado esperando un rato, Lou! —Christopher corrió hacia mí.

—No hacía falta que vinieras por mí, mi plan era caminar a casa y descansar un poco —me estiré como pude y se me cayó mi mochila, accidentalmente, a causa de un dolor muscular en la parte de mi espalda.

—¡Permíteme ayudarte!; claro que hacía falta que pasara por ti, mírate cómo estás,

Christopher hizo una pequeña referencia a que estaba sudoroso, muy cansado y adolorido por la práctica de esgrima. Se colgó mi mochila en su hombro, nos dirigimos hacia su automóvil, Chris rodeó su auto para poder abrirme la puerta, yo entré en el auto para por fin poder relajarme; al entrar, Christopher me dio una botella grande con agua dentro, le agradecí y en seguida me dispuse a abrir la botella para beber el líquido de manera rápida, porque de verdad estaba muy cansado. Aunque, en realidad, ya tenía que haber sentido frío porque empezó a llover (muy de sorpresa) y el clima bajó repentinamente.

—Sí que estabas cansado, Lou, voy a encender la calefacción, si no te molesta, ¿o sí te molesta? —negué con la cabeza y así lo hizo, encendió el aire acondicionado.

—No es nada, ahora solo relájate. descansa un poco y en un momento nos vamos, ¿de acuerdo? —yo asentí con la cabeza—. Mejor cuéntame, ¿cómo te fue en la práctica de esgrima? ¿Sigues molesto conmigo por lo que, aparentemente, hice que te hizo sentir mal por tu relación con Adams?

Le conté a Christopher cómo me había ido en la práctica, no le conté que me había molestado tanto y que eso había sido el motivo de mi dolor en mi espalda porque di uno que otro espadazo de forma agresiva y lastimé a alguien. Sabía bien por qué me había molestado: a Christopher le alegraba el hecho de que ya no estuviera con Abraham, aunque ni siquiera estaba seguro de lo que éramos Graham y yo.

Pero una cosa era segura, a ninguno de los dos nos interesaba, en lo absoluto, sobre todo porque yo solo le iba a seguir el juego un rato, como dijo Lezley, podía sentirlo en los hechos como que no me mandaba mensaje alguno. Antes quería estar pegado a mí como una goma de mascar que se te pega en el zapato y después me empezó a evitar, ya ni siquiera pasaba a verme entre clases, en francés ya no me dirigía la palabra; nada.

—¿Todo bien, Louis? —no me di cuenta que Chris ya había empezado a conducir, estábamos en un semáforo en rojo hasta que me habló.

—¿Qué pasó, Chris Alex? —lo llamé por ambos nombres, eran dos nombres muy bonitos y que me gustaban bastante. Chris comenzó a contarme que yo estaba hablando con él hasta que de repente me detuve (debido a que me dormí de cansancio) y empezaba a balbucear cosas sin algún sentido, pensó que jugaba hasta que mencioné las cartas—. ¡Dios!, ¿lo dices en serio?

Movió su cabeza de forma afirmativa.

Salimos del auto para seguir platicando un poco más sobre lo que pasaba, también salimos a fumarnos un cigarrillo.

—¿Entonces Jessie Jones piensa que yo soy el maldito O.H.R.L. o cómo se llame ese tipo? —¡madre mía! ¿En qué momento mencioné eso?

—¿También lo mencioné?

—Sí.

«¡Mierda!, acabas de confesarle todo, ¡bravo, Gerald!», en seguida se me vino a la mente ese pensamiento, como ya habíamos salido del auto; estábamos en la acera, caminamos un poco.

—¿Entonces sí eres tú mi más grande fan, Chris? —pregunté, o sea: ya estaba con Lemus, que era quien más quería conocer en mi vida. Saber si él era o no mi fan #1 en el mundo ya era como un plus porque él realmente era bastante guapo, tenía tanto que quería preguntarle—. Y no solo Jessie Jones lo piensa, también Lezley Anderson, Candy Ryan, Ryck Hummels y Logan Queen. ¡Ah!, y también Richard Vallaj lo piensa.

Too many people! Don't you think so, Louis? —Christopher casi soltó un grito en inglés—. ¿Por qué les contaste a todos ellos?

—¿Y eso es malo? —sus ojos grises estaban mirándome y sentí ganas de besarlo como besé a Graham y a Marie; pero con Marie tuve sexo y eso no volvería a pasar de nuevo hasta que haya encontrado a alguien especial para hacerlo—. ¿Entonces sí lo eres?

—No diré nada, averígualo tú mismo, tal vez no aquí, tal vez no ahora; pero averígualo.

Puse los ojos en blanco ante su comentario que, realmente, no me decía nada acerca de si era o no era «mi más grande fan». Solo pude pensar en una canción y comencé a cantarla mentalmente:

«Eres tú, el príncipe azul que yo soñé.
Eres tú, brillando en tus ojos, el amor pude ver.
Sin embargo sé que un sueño es difícil realizar.
Más yo tengo fe en que despertaré, y tú me amarás, se hará realidad, lo que soñé».

Era la canción de La Bella Durmiente cuando estaba en el bosque bailando y se encuentra con el príncipe Felipe y ella le dice que no puede hablar con extraños, pero este le responde que ya no son extraños, que se conocieron una vez en un sueño. Había visto la película en inglés y en español, pude cantar la versión en inglés; "Once Upon a Dream". Pero no solo pensaba en eso, pensaba en el cover de Lana Del Rey.

El cover de Lana Del Rey estaba al final de la película «Maléfica». Era una nueva versión; tan hermosa y tan perfecta, de La Bella Durmiente que nos contaba la historia de la Princesa Aurora; pero desde el punto de vista de Maléfica.

—¿Tú crees que lo sea? —Chris se acercó un poco a mí.

—No lo sé, sería genial porque eres lindo y amo tus ojos —yo me acerqué un poco más a él, estábamos tan cerca que podíamos sentir la respiración del otro.

Sentí cómo su mano comenzaba a tocar mi cintura, yo entrecerré los ojos un poco, Chris me acercó más a él.

—Si quieres que pare, solo dilo, Louis. Te prometo que así será —me susurró al oído.

—No, no quiero que pa… —en ese momento me empujó, haciéndome caer sobre mi trasero, salpicando mi ropa y mojándome casi toda mi parte trasera.

LOL!, ¡solo mírate, Louis! ¡Eres tan patético! Lo digo en serio y con todo el afán de ofenderte —comenzó a reír—. Hice una apuesta con todos los chicos.

Me dijo sobre lo que había pasado desde el día que hablé con él por primera vez, al parecer toda la escuela ya sabía sobre mi fan anónimo #1 y todo ese asunto. Sabían que yo estaba buscando a alguien, ellos apostaron a que yo creería que sería él la persona a la que yo buscaba y caería como lo hice con Graham y Marie. ¡Cuánta razón tuvieron!

—Chicos, pueden salir —¿así que todos sus amigos estaban ahí con nosotros dos? Ellos salieron de atrás de los arbustos que rodeaban la calle. Comenzaron a reírse de mí, yo seguía tirado en el suelo, no tenía las suficientes fuerzas para levantarme e irme corriendo lo más rápido que me fuera posible correr lejos de ahí, de repente ya no me sentía cansado por la práctica de esgrima.

«¿No te vas a levantar?; ¿seguirás ahí?; esto es muy divertido; Dios; solo mírate; das pena.», eran solo algunos comentarios que me decían mientras se morían de la risa todos.

Escuché unos aplausos provenientes del otro lado de la calle, era nada más y nada menos que Abraham Adams, «mi novio».

—Lo vi todo, Louis Gerald, ¿entonces ibas a engañarme con Alexander? —¿se conocían? ¡Ay, Dios mío!

—Sí, Graham; ya estaba a punto de hacerlo, si supiera que yo ni soy gay.

Christopher fue al portaequipaje de su auto, sacó mis cosas y me aventó mi mochila sin importarle si mis cosas pudieran romperse debido al impacto; no se rompieron y esa fue la última vez que fui a la clase de esgrima. No le importó nada y tampoco a Abraham.

—¡Adiós, marica! —Graham lo miró con cierto desagrado—. ¡Ay, Dios! No te ofendas, Adams. Sabes que estoy jugando, además se lo dije por lo que estaba a punto de hacer.

—Yo lo sé —Abraham rio por lo bajo—. Eso sí que es caer muy bajo, pobre Louis, ¿qué harás ahora?

Christopher sacó su celular y comenzó a grabar un live stream de Instagram, para que así toda la escuela lo viera; para que me vieran a mí tirado en mi propia miseria y a ellos burlándose de mí. El chico que pareció haber encontrado a su fan número uno, se convirtió en un niño imbécil que solo encontró sentir vergüenza por él mismo.

Contaron todo lo que pasó: cómo me hicieron pensar que era él mi fan, que estuve a punto de engañar a Graham; no se guardaron detalle alguno sobre lo que pasó ese día. Yo solo me sentía derrotado, triste, vacío y total y completamente solo.

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