Respiré profundo y aliviado, quiero decir, no sabía quién era O.R.H., pero necesitaba calmarme. Necesitaba calmarme un poco.

Definitivamente ella, o él, estaba jugando con mis pensamientos, mis ideas y mis creencias: primero me hacía pensar que era Marie (bueno, realmente no, me había dicho que siempre estaba con ella, Katherine y Marcus como su perrito faldero, pero elegí no creerle), luego pensaba que era Marie. Salgo con la chica y dejo de recibir noticias de O.H.R. porque se suponía que yo ya estaba con ella siendo feliz.

Y ahora está molestándome otra vez, bueno, aunque yo no lo consideraba acoso, solo sentía cierto fanatismo por mí y usaba las cartas y el anonimato para estar cerca mío, ¿por qué lo hacía?, ¿por qué no, simplemente, me decía un «hola, me gustas mucho, podemos ser amigos o podemos llegar a ser pareja ¿quieres?», primero: estaría en shock pero aceptaría ser su amigo y quizá hasta podría saber qué tanto le gustaba y qué tanto estaba dispuesta a hacer por mí.

Al parecer la respuesta a la segunda pregunta ya la tenía: ¡enviarme cartas anónimas con sus tres iniciales o letras de su nombre y/o apellido!
Ahora sí que estaba realmente confundido, ¡joder!

Entré en la cama, apagué la luz y di una última checada a mis redes sociales cuando recibí otro mensaje del mismo emisor:

«Fue un día interesante, Lou, me di cuenta que estás loco por saber quién diablos soy, lo sabrás algún día…».

Y recibí otro:

«O no, LOL!».

Y otro más, después de este último:

«¡Buenas noches, precioso!».

Y ya no recibí nada, me quedé profundamente dormido en mi cama, al día siguiente tuve que ir a la escuela y, de esa manera, contarle toda la historia a Lezley (ella fue quien más me apoyó en todo ese desastre de O).

Al llegar a la escuela, corrí apresuradamente a donde se encontraba Lezley; en su casillero, corrí tan deprisa que casi tropecé un par de veces.

—No es Marie y estoy pretendiendo querer a una chica que no quiero porque ella no escribió las cartas, tenías toda la razón, Lezley —la encontré y fue lo primero que le dije el jueves al verla de nuevo en la escuela—. ¡Vamos!, ¿qué esperas? Puedes decir «¡TE LO DIJE!».

Lezley comenzó a reírse, cerró su casillero y volteó a verme.

—Primero que nada, y antes que todo, «hola, Lezley; buenos días, espero estés muy bien, oye tengo algo urgente que contarte, resulta que tenías razón todo el tiempo y no era Marie la chica de las cartas, ayer recibí más y estoy total y completamente jodido, ¿crees que puedas ayudarme con esta situación?» —Lezley  imitó mi tono diciendo lo que se supone que debí decirle cuando llegué y no soltarle la bomba de golpe como lo hice, pero estaba desesperado, aburrido y solo—. ¡Hola, mi gran amigo Louis! Claro que te ayudaré, obviamente no te diré «te lo dije» porque, a pesar de que sí te lo dije, no soy tan cruel con las personas que quiero y quiero ayudarte. Cuéntame, ¿cómo lo sabes?

Le mostré todos los mensajes en mi teléfono, ella leyó con atención y se moría de risa con algunos mensajes.

Leyó los primeros mensajes y vio que posiblemente sí podría tratarse de Marie, porque me decía cosas muy tiernas.

—Tienes razón, es muy confuso todo, en este parece que sí es ella, pero en las cartas ¡es obvio que no!, ¿sabes a lo que me refiero? ¿Has pensado que es una broma y que una persona te escribe las cartas y otra te envía los mensajes de texto? Es una buena opción —¡exacto! Justo eso es lo que estaba pensando, le conté que había visto a Marcus Miller escribir algo, que no me había dejado ver lo que escribía y rápidamente cerró el cuaderno donde estaba escribiendo—. ¿Crees que Marcus es partícipe de la broma junto con Marie y Katherine?

—Probablemente, quiero decir, no le puedo responder los mensajes, porque no me da la opción, pero quiero dejarle un mensaje muy claro a O. H. R., bueno, ¿tú crees que en verdad Marie es partícipe de la broma?

—¿Ya pensaste que, probablemente, no es una chica y podría tratarse de UN CHICO? Solo piénsalo un poco, por favor —¡¿QUÉ?!

—LOL! —me reí fuertemente, pero a la vez estaba nervioso, ¿un chico sentía una fuerte atracción por mí? ¿Quién? Los únicos chicos homosexuales declarados que conocía eran Marcus y Scott pero él, para ese momento, ya no estudiaba en Apple White, estaba claro que Marcus no sentía atracción hacia mí y no estaba seguro de que podría ser Marie; de hecho me emocionaba la idea de que fuera un chico, podría probar algo totalmente nuevo y, muy probablemente, asombroso para mí, tal vez me gustaba más de lo que creía; si se trataba de un chico, o de una chica, no me importó, solo quise saber quién carajos era y por qué yo.

—¿Descartas la idea? Solo piénsalo, ¿por qué tanto misterio? Es claro que es un chico homosexual que vive en el clóset aún.

—Al contrario, de hecho, creo que me gusta más que sea hombre y no mujer, pero tienes razón, mi estimada Lezley, puede ser un chico.

—Espera un segundo… ¿eres gay? —hizo la pregunta con una voz emocionada y susurrando un poco para que nadie nos oyera, Marcus quería ser el único chico gay de la escuela, lo cual me parecía realmente aterrador, pero ella quería tener un amigo gay.

—¡No! Bueno, no sé, no estoy seguro, pero la idea me emociona por ser algo nuevo.

—Sí, eres gay, yo lo sé —un chico llegó a entrometerse en la conversación entre Lezley y yo.

—Perdón, ¿pero quién carajos eres?

—Hola, mi nombre es Abraham, puedes decirme Graham y yo soy a quien buscas —era un chico alto, rubio, ojos color azul hielo, una bella sonrisa, se veía que se iba al gym; pude notarlo al ver sus bíceps, muy bien trabajados, era muy guapo.

—¿Qué quieres decir con que tú eres quien yo busco? —pregunté, me estaba matando la intriga, Graham solo soltó una risa por lo bajo, tenía una hermosa sonrisa, muy encantadora.

—Yo soy O, soy H y R.

—¡Qué carajos! No, no es posible que seas tú, ¿en serio eres tú? No quiero que alguien más me vuelva a mentir respecto a la entrega de las cartas y que me viste ayer buscándote por todo el vecindario porque creí que me espiaban y… —me dio un beso, yo no lo aparté, yo seguí el beso, estaba besando a O, tenía a O justo en mis labios.

—Me gustas mucho desde la primera vez que te vi, y no sabía cómo acercarme a ti. Soy Abraham Jhon Adams, mejor conocido como Graham y mejor conocido para ti como O.H.R., La O es de JhOn, la H es de AbraHam y por último la R es de AbRaham. Lo puse así porque quise confundirte y creo que lo logré porque ahora sales con Marie Wilson. Pero creo que no te interesa que sea yo porque tienes novia, así que dejaré de molestarte.

—¡Oh, por Dios, pero tengo novia! Y tú mismo lo acabas de decir —Graham hizo una mueca después tras decir de dientes para afuera: «ya lo sé, y creo que mereces algo mejor, te dije que te iba a dejar de molestar, entonces adiós».

Y se fue sin decirme una sola palabra.

—Al parecer encontraste lo que tanto estabas buscando, Louis Gerald —ni Lezley ni yo podíamos creerlo.

—¿Viste lo que acabo de ver?, por favor, dime que sí lo viste —Lezley estaba igual de intrigada que yo.

—Sí, que mi exnovio es gay —Marie llegó hecha una furia, azotó el casillero para anunciar su llegada, al casillero de Lezley.

—Joder, no es cierto, lo que me faltaba en este momento —mascullé.

—¿Disculpa? —Marie y Lezley hablaron al mismo tiempo, se voltearon a ver y Marie la vio de pies a cabeza para luego poner los ojos en blanco.

—¿Quién te crees para hacerme esas expresiones? Yo te respeto, espero lo mismo de ti, o al menos eso esperaba. ¡Sigo sin saber qué vio Louis en ti! —Lezley se defendió, y tenía razones suficientes para hacerlo, lo que había hecho Marie estaba mal.

—Chicas, por favor, tranquilas. Marie, ¿podemos hablar al salir de clases?

—No, olvídalo; esto para mí, terminó oficialmente —se quitó el collar que le regalé un par de semanas atrás—. Ten, quédatelo, quizás a Graham le gusten tus baratijas.

Eso dolió bastante.

—Es el collar de mi bisabuela, te lo obsequié porque contigo perdí mi virginidad —Lezley cubrió su boca, ahogando un grito.

—Sí, tuvimos sexo, pero al parecer nos gusta lo mismo. Katherine y Marcus tenían razón cuando me dijeron que eres gay, demonios, les debo dinero —¿de verdad Marcus y Katherine creían eso? Bueno, nunca me vieron con una chica más que con Marie, pero en el pasado estuve con Helen, Jessica y Sofía—. Ya no quiero nada que ver contigo, adiós.

Y se fue llorando.

Yo no sabía qué carajos acababa de ocurrir, había terminado mi relación más bonita de toda mi vida, con una chica que era demasiado agradable, y todo por el maldito O., bueno, por el maldito Graham, mejor dicho.

—¿En serio le fuiste infiel a Marie Wilson, Louis Gerald? —Jessie Jones y Richard Vallaj se posicionaron justo en el casillero de Lezley, donde estábamos ella y yo.

—¿En serio eres gay? —preguntó Richard con voz sorprendida pero emocionada y un poco titubeante.

—No le crean mucho a Marie, creo que estuvo en el equipo de actuación…

—¡Besaste a UN CHICO en SU CARA!, si Richard hiciera eso nunca se lo perdonaría ¡ni por más excusas tontas que tenga, nunca!

—Quedó claro, Jessie, tranquila, por favor, creo que Louis ya entendió la lección —Richard trató de apaciguar la situación, sin éxito alguno.

—Tal vez, pero que tenga cuidado con las cosas que caen del cielo, Richard. Solo mira —inmediatamente me tiró el café caliente que estaba bebiendo y tenía en su mano derecha.

Yo ahogué un gruñido de dolor, si debía tener cuidado al beber café por miedo a quemarte la boca, que te lo tiren sin previo aviso: era una locura.

—¡¿Qué carajos haces, Jessie?! ¿Estás bien, Louis? —Lezley salió en mi defensa.

—Eso fue por infiel, y esto —me dio una bofetada muy fuerte, tan fuerte que casi me hace girar y dar una vuelta 360°— por ser un idiota. Vámonos, Richard, andando.

Jessie y Richard se dieron la vuelta, podría jurar que Richard me dijo que soy un idiota por arruinar las cosas con Marie y obligar a su novia a armar ese show.

—Al parecer quien manda en la relación es Jessie, maldita perra, a veces la odio demasiado por cosas como esta —Lezley volvió a abrir su casillero—. Ten, límpiate con esto —me ofreció un pañuelo color esmeralda.

—Muchas gracias, Lezley, pero mira mi camisa —señalé mi camisa con mis manos, las cuales también estaban llenas de café americano caliente.

—Y todo esto por besar a Abraham o, mejor dicho, a Graham. No te culpo en absoluto, pero no lo detuviste —le entregué el pañuelo a Lezley y le agradecí—, tú continuaste besándolo. ¿Creíste que Marie llegaría tarde solo porque hoy no fuiste por ella? Lo siento, pero ¡en qué error estás!, no tengo idea de lo que estabas pensando.

—¿Ya vas a dejar de hacerme sentir miserable o cuándo?

—Ya, lo siento. Es solo que no puedo creerlo.

Mi teléfono vibró otra vez. Volví a sentir que el alma se me caía a los pies cada vez que mi teléfono vibraba.

«No solo le diste a dos, le diste a TRES pájaros de UN solo tiro, primero me reemplazas con Marie, luego Graham toma mi lugar y ahora sí me doy por vencido, cuídate, adiós,
O.».

—¡Oh, carajo! No vas a creer quién es el emisor del mensaje que acabo de recibir, Lezley —ella estaba igual de consternada que yo.

—Déjame adivinar. ¿Otro mensaje de O.? ¿No era Graham?

—Sí, y mira lo que dice —le di mi teléfono para que viera el nuevo mensaje.

—¿Te has dado cuenta? Dice «vencido», entonces: Sí es un chico, ya está, no tienes que pensar más y tienes que buscar.

—¿Crees que sea Marcus Miller? Quiero decir, la letra R. en MaRcus y en MilleR, ¿no crees que sea posible?

—Buena teoría, pero dime, ¿dónde queda la H y la O? No, no es para confundirte, ¡simplemente no es Marcus! ¡Date cuenta que no es una broma de mal gusto! Tal vez sí tengas a este chico loco por ti, Louis Gerald —Lezley tal vez tenía razón respecto a eso: no era Marcus ni era una broma de mal gusto. Aunque olvidé decirle que la H y la O eran por su segundo nombre: Anthony.

—Entonces ¿quién carajos? No lo sé y me urge saberlo.

—Quédate con Graham, síguele el juego y ya, es todo. Solo por un ratito. Para animarte.

—Tienes razón —la idea de Lezley me agradaba aún más—. ¡Oye, Graham, espera!