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Parte II. Violadas


Durante toda la historia de la humanidad se han usado los relatos como forma de intentar explicar el mundo y los fenómenos que en él acontecen. La mitología griega y romana ha usado sus relatos de esta forma como manera de adoctrinamiento del pensamiento en sus comunidades, y sobre este pensamiento se han ido construyendo y evolucionando las sociedades de las que hoy formamos parte, por lo que nuestra cultura hereda esos pensamientos a través de los cuales podemos dar una explicación a los comportamientos de nuestra sociedad. Para entender el mundo tal y como lo conocemos debemos mirar al origen y hacer un análisis de esos relatos transmitidos durante generaciones para entender y así encontrar una solución a algunos de los problemas a los que nos enfrentamos hoy.

«Aquellas historias mitológicas que fueron invención de los varones sirvieron de base, entonces, para instaurar el orden patriarcal en una sociedad en la que la mujer asumió un papel pasivo, bajo la forma de personaje raptado y sujeto a la voluntad y el deseo masculinos. La mujer seductora quedó unida, por su parte, a una serie de ideas negativas.» (Molas Font, M. 2006: 76)

La mujer siempre ha estado presente como temática en la literatura, ya sea como inspiración, como objeto de deseo o como una figura reprobable, y aunque como se ha indicado también ha sido creadora pero muy pocas veces ha sido reconocida. Concretamente en la mitología griega, que como se ha mencionado es el origen tanto de nuestra cultura, como del patriarcado que la marca, la mujer ha sido representada de diferentes formas para asentar en la sociedad determinados pensamientos hacia ellas.

Como bien expone la autora, la mitología griega no deja de ser una religión, que en sí misma es un culto masculino, y como tal promueve relatos que incentivan las relaciones desiguales entre hombres y mujeres, con el motivo de llevarlas a cabo. Es una religión además politeísta que por medio de la personificación de las divinidades en conceptos de la naturaleza y abstractos tratan de explicar el mundo además de implantar unos roles de género que se reproducen en la sociedad en forma de desigualdad.

En Grecia se valoraban una serie de cualidades sobre las que se cimentaba la sociedad, ya que se estimaban imprescindibles para respaldar una buena convivencia. Dichas cualidades se consideraban exclusivas para los hombres, de este modo los hombres son los responsables de luchar y defender tanto a la familia como al estado, representando en él aptitudes como la valentía o la honradez. Las mujeres por el contrario son las encargadas de dar a luz y criar a los futuros guerreros, atribuyéndole aptitudes engañosas y depravadas, representadas a menudo como personajes raptados y sujetos a la voluntad y el deseo masculino.

La mujer es una necesidad para satisfacer los deseos sexuales del hombre, pero a su vez no implica nada bueno, porque es un género desconocido por lo que se pretende que cause desconfianza, por ello se le confiere a ella la culpabilidad de los males que ocurren en el mundo. Y por otra parte se vincula con la fecundidad y la vida, ya que a partir de ella se crean nuevos individuos que pasan a formar parte de la sociedad, por lo que a menudo se tiende a ver el papel de la mujer como un mero contenedor donde se incuba la vida. Aunque la asociación a la vida y a la fecundidad podría ser considerado como positivo, también se le asocia la parte negativa, que es la muerte.

Molas Font argumenta en el capítulo 2 Las violencias contra las mujeres en la poesía griega: de Homero a Eurípides que el miedo a la muerte y la imposibilidad de evitarla y comprenderla generó la necesidad de encontrar un responsable que mitigase este hecho, razón por la que apareció en la sociedad griega, Pandora, la primera mujer, que además es causante de todos los males que sufren los humanos.

«El miedo a la muerte, fruto de la impotencia humana para evitarla y comprenderla, generó entre los antiguos griegos la necesidad imperios de buscar un culpable que atenuara la irracionalidad de perecer. Así diseñó el imaginario griego la figura de Pandora y la hizo responsable de todas las calamidades que aquejan a los seres humanos.» (Molas Font, M. 2006: 38)

La mitología griega es creada por los hombres asentado las raíces del sistema patriarcal, demostrando a través de sus relatos que todo mal está vinculado al género femenino. Como antecedente de lo que será la mujer en la sociedad, se narra que es Zeus quien envía a Pandora como un castigo para los hombres. Se la representa como una mujer hermosa, concebida exclusivamente para tentar, pero, además, los dioses decidieron dotarla de un carácter inestable y engañoso. Uno de los males causados por Pandora fue precisamente la mortalidad, del que también se deriva la necesidad de reproducirse a través de la unión de los dos sexos.

A partir de Pandora surgen otras figuras femeninas que ponen en práctica su sexualidad, y son representadas también como seres que usan su belleza con el fin de seducir y engañar a los hombres. Mediante estas figuras, que a menudo son encarnadas en seres monstruosos o inmortales, se pretende inculcar miedo en los hombres de tener una relación con una mujer que expresa y disfruta de su sexualidad, ya que puede llevarlos a cometer actos indeseados bajo la voluntad de estas, además de padecer sufrimientos, por lo que se les asocia a ellas el deseo y el peligro, ya que además de los males que pueda suponer el propio sometimiento de los hombres a las mujeres, se cambian los roles, pasando la mujer a una actitud activa y el hombre a una actitud pasiva, transgrediendo las normas sociales.

Cuando la seducción la realiza un sujeto femenino, adquiere una connotación negativa e incluso se comprende como un quebrantamiento del orden social, que necesita de artimañas para alcanzar lo ansiado. Sin embargo, cuando la seducción la materializa un sujeto masculino es símbolo de valentía, sabiduría y fuerza. En este caso los dioses siempre triunfan porque cueste lo que cueste siempre complacen sus deseos, lo cual no adquiere una connotación negativa, es incluso un privilegio para el objeto del deseo, aunque a menudo se entiende el enamoramiento como un sufrimiento, incluso como una enfermedad si este queda insatisfecho. El dios por excelencia que más complace sus deseos carnales sin importarle el precio es Zeus, por ello en los mitos en los que aparece podemos encontrar raptos y violaciones, que frecuentemente conllevan una metamorfosis para atraer al objeto deseado.

El patriarcado concede un valor a las mujeres, como si de un bien material se tratara, atribuyéndole el rol de reproductora, que además infunde miedo en los hombres porque en ellas está la capacidad de perpetuación de la especie humana, por lo que se instauró la idea de que era el hombre quien ostentaba en sí el principio capaz de crear vida y que la mujer era simplemente un contenedor donde gestarla. De esta manera se inculca a las mujeres gestar vida como una función social impuesta que es para los hombres una forma de ostentación viril asociada a los héroes por lo que se convierte en una forma de poder relacionada con la potencia sexual y reproductiva. Zeus llega incluso a alumbrar a sus propios hijos, despojando a la mujer de algo innato. Por medio de esto se representa el recelo de los hombres al poder femenino que comporta facultad para albergar vida, y por esta razón se trata de controlar la sexualidad y el cuerpo femenino, además de mostrar el deseo de ser el propio hombre el que engendre sin necesidad de la unión con una mujer.

La violencia sexual contra las mujeres también se ejerce con fines reproductivos, fruto de esta violación nacerá un héroe hijo de un dios, lo que además debe suponer un honor para la mujer que ha sido agredida sexualmente. Se niega la voluntad y el deseo femenino, asentándose el pensamiento de que el cuerpo de la mujer es elemento dado para ser agredido y apropiado y obtener de éste otros bienes: los hijos. El apetito sexual y la sexualidad es exclusivamente disfrutable por el sexo masculino. A menudo este tipo de violencia se encubre en el hecho de que dar la vida a un héroe es un honor frente a la insignificancia de verse agredida sexualmente.

«El mensaje que éstos y otros muchos episodios míticos transmiten es que el apetito sexual y la sexualidad son patrimonio exclusivo del sexo masculino. El quebrantamiento de los principios fijados por la Ley del Padre tiene consecuencias graves para las mujeres y es su fuente más peligrosa de perversión.» (Molas Font, M. 2006: 53)

La agresión sexual a las mujeres llega a convertirse incluso en una fantasía sexual para las divinidades que habitaban el Olimpo, tratado como un juego. Cuando en realidad una violación es una de las agresiones más violentas que sufren las mujeres, que como ya hemos dicho cosifica a las mujeres reduciéndolas a un objeto para el placer de los hombres que posee su cuerpo y su ser, dominándolas y subordinándolas a su poder.

Las mujeres de origen social más humilde son aquellas contra las que se ejerce maltrato físico, de hecho, la única aparición de violencia hacia las esposas es la que ejerce Zeus contra Hera, de esta forma se fomentaban las agresiones físicas con el fin de asentar las bases patriarcales en el que nada podía escapar al control de los hombres. Por otra parte, los raptos y violaciones han sido una herramienta de sistematización patriarcal aportando una explicación a las diferentes genealogías divinas y humanas, así como los cambios de familia en el gobierno de un pueblo, justificando de esta manera el poder social y económico por derecho de consanguinidad. El rapto es, además, una forma de violencia simbólica que se sustenta en el deseo y que lleva implícito una posterior violación. Dependiendo de si el individuo que va a realizar el rapto es un hombre o una mujer, se concibe este hecho de una manera distinta.

Los actos cometidos por los hombres no son objeto de reproche, ya que no se pone en práctica la seducción, sino que se utiliza la valentía para atraer al sujeto deseado, aunque para obtenerlo deba tener lugar un rapto sin aprobación. Por el contrario, como ya se ha comentado, las mujeres usan su belleza y los dones que los dioses les han concedido de forma natural, lo que será entendido como un acto de vulneración del orden social del cual solo pueden obtener como resultado desastres. Esto es justificado por una parte por medio de la idea de que la mujer es un sujeto desconocido para el hombre, por lo que ha de inspirar terror, por lo que se vincula la figura de la mujer, la seducción y del rapto al concepto de muerte, y por esta razón cuando una mujer use su belleza para seducir y raptar lo que precederá será un acontecimiento desastroso. Por otra parte, si la seductora es una mujer mortal se justifican las desgracias en que ella no se puede comparar a los dioses, por lo tanto, sus actos tampoco.

Bibliografía:

Antela-Bernardez, Borja. "Vencidas, Violadas, Vendidas: Mujeres Griegas Y Violencia Sexual En Asedios Romanos." Klio 90, no. 2 (2008). doi:10.1524/klio.2008.0012.

Butler, J. (2004). "Introducción" en Deshacer el género. Barcelona: Paidós Studio Chadwick, W. (2007). Women, Art, And Society (4.a ed.). Thames & Hudson. Goñi Zubieta, C. (2006): Medias miradas, un análisis cultural de la imagen femenina, Barcelona, Anagrama

Lagarde, Marcela. (1997). Género y feminismo. Desarrollo humano y democracia. Madrid: horas y HORAS

Molas Font, M., Zaragoza Gras, S., Huntingford Antigas, E. y López Guerra, S., (2006). La Violencia De Género En La Antigüedad. Madrid: Instituto de la Mujer. Murray, J. H. (1999). Hamlet en la holocubierta / Hamlet in Holocubierta. Paidos Iberica Ediciones S a.

Torras, Meri. 2007. Cuerpo e Identidad. Estudios de género y Sexualidad. Bellaterra: Edicions 

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