Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Epílogo

Epílogo: Amane-kun.

.
.
.

Las manecillas del reloj marcaron la media noche, el hermoso y negro cielo de la noche brillaba cubierto de tintineantes estrellas que impedían que la oscuridad consumiera la última luz, y todo estaba envuelto en un abrumador silencio. Amane se colocó en el lugar indicado, ese que había sido protagonista de tantos rumores tontos durante tantos años, aquel viejo y al parecer eterno árbol del jardín de la escuela Kamome. Al chico le temblaban las piernas y estaba ansioso, parte de él quería salir huyendo de allí y a la otra parte se le hizo un milenio los pocos segundos que tardó en poder divisarla.

Los Sakuras adquirieron un destello, su bello color rosa pálido estaba cubierto por luces que se expandieron por todo el terreno, pronto el aire fue adornado con los pétalos cayentes de las divinas flores. Justo bajo la misma rama dónde había muerto Celeste hacía unos años —a tan solo pasos de él— apareció la silueta de una chica, estaba de espaldas, tal y como la última vez que Hanako la vio, traía un tierno y sencillo vestido blanco que, al igual que sus largos cabellos ondeaba en el viento.

El corazón que Amane creía muerto hace mucho le comenzó a latir desenfrenado al divisar como ella hacía el ademán de voltearse, entonces, y solo entonces entendió el por qué del nombre que había adquirido su leyenda urbana, los orbes de los que se había enamorado dejaban un destello un tanto fugaz por dónde quiera que estuvieran.

—Te ha tomado mucho venir a verme, Amane-kun —se quejó ella, con una gran y sincera sonrisa en su rostro. Se mantenía alejada, mirándolo sin reparos, había deseado tanto verlo, y ahora estaba allí; se encontraba asombrada pero más que nada felíz.

La sutil brisa los arrulló a ambos, a esa joven pareja que no apartó ni un solo segundo sus ojos del contrario.

—Hay estúpidos rumores sobre tí en la academia —soltó, tratando de cambiar de tema, no quería admitir su cobardía.

—Yo los creé, pensé que de esa forma vendrías a verme —confesó, sin que su sonrisa vacilara un solo segundo—. Pensé que si lo hacía vendrías a detenerme.

—¿Tantas ganas tenías de verme? —inquirió, tratando de sonar juguetón, pero al parecer olvidaba que estaba ante la reina en ese ámbito.

—No podía irme sin decirte lo que siento, lo que estuve guardando durante mucho tiempo en secreto. Estoy aquí, esperando por tí desde ese día —dijo, ahora un poco más seria. Sin esperar a que el castaño encontrara que decir o hacer, se aproximó hacia él, con pasos audaces.

Durante unos segundos solo reinó el silencio mientras ellos volvían a desatar un intenso duelo de miradas, de esas que dicen tantas cosas sin decir nada, de esas que penetraban hasta el alma y removían sentimientos. Ya frente con frente, Celeste se atrevió a entrelazar sus manos con la de su amigo y a elevar las comisuras de sus labios nuevamente, ambos estaban muertos, pero ese sutil roce fue la sensación de vida más grande que hayan tenido jamás.

—No es tu culpa, Amane-kun, no me arrepiento de nada ni de ninguna decisión que haya tomado, pero sobre todo jamás me arrepentiré de haberle hablado al chico que me gustaba—. Una lágrima surcó su mejilla, mas esto no provocó que su sonrisa se esfumara. Tomándose otro atisbo de libertad se abalanzó sobre él para poder abrazarlo—. Me gustabas, me gustas y siempre lo harás, Amane-kun. Por eso comencé a acercarme a tí, por eso quise hacerme tu amiga, por eso siempre estuve a tu lado.

El mencionado, por primera vez en años se sintió aquel indefenso niño que siempre estaba solo, el mismo al que todos menospreciaban, el que fue salvado por ella. La abrazó de vuelta porque era lo menos que podía hacer, lo hizo porque había soñado con ese momento incontables veces. Pero dicen que la felicidad solo es pasajera y que nunca llega para quedarse; ese pequeño instante de felicidad se esfumaba así como lo hacía Celeste de entre sus brazos; el cuerpo de la fémina comenzaba a desaparecer gradualmente, como el fantasma que era, dando a comprender que ya no tenía nada que hacer en ese mundo. Eso no podía ser todo, imposible que se haya quedado atrapada en la escuela durante tanto solo para contarle aquello.

—No te vayas, quédate conmigo —pidió, sintiendo como volvía a morir nuevamente.

—No me voy, una parte de mi se queda contigo —corrigió la chica, separándose lo suficiente para poder acariciar una mejilla del Yugi—. Veo que ya no eres el chico que se sonroja por todo, supongo que también puedo enamorarme de esta versión de tí.

—He cambiado, pero sigo amándote, lo hago cada día, hasta el punto que duele pero me satisface—. Apresó el fino rostro de su receptora entre sus manos, aproximó sus labios a los de ella y no dudó en concretar el beso, uno tranquilo, que ambos disfrutaron y agradecieron—. Te prometo que cuando acabe mi cuenta pendiente iré a reencontrarme contigo.

Ella asintió—. Nos vemos pronto, mi querido Amane-kun.

Tras aquellas palabras la figura de la fémina desapareció por completo dejando al varón sin nada que abrazar. El árbol volvió a la normalidad, el brillo que envolvía el jardín se esfumó como la brisa que lo había mantenido cómodo, inclusive las estrellas parecieron apagarse, todo estaba negro, como si el mundo supiera de su dolor y se compadeciera de él. La había perdido para siempre, esta vez, de verdad se había ido. Sintió que su cuerpo flaqueaban pero si voluntad no lo haría.

Unos minutos después, parado en la misma posición, sin ser capaz de abandonar ese pequeño lugar que una vez fue de ensueño, un diminuto pétalo de flor de cerezo caía lentamente frente a sus ojos, Amane extendió sus manos y lo atrapó entre ellas. Lo observó con una sonrisa, sabía que aquello era la prueba de la declaración de Celeste, la señal de su promesa de permanecer a su lado.

Y ese pétalo era lo único que le quedaba de ella, a parte de esos recuerdos que, aunque lo atormentaban, le daban fuerzas para seguir luchando.

.
.
.















Palabras del autor:

Bueno, te terminado la historia en tiempo, así que estoy satisfecha. En realidad este fanfic es una versión alargada de un One-shot que una vez publiqué en mi otra cuenta, me pareció bonito alargarlo.

Sé que muchas cosas quedaron en el aire, pero prefiero dejarlas a su imaginación, porque creo que en parte eso es la vida, nunca se llega a saber todo.

Comienzas a vivir, día a día, dando lo mejor de tí, sin saber y ni siquiera imaginar que hay por algún lado del mundo hay una persona parecida a tí, que te complementa a la perfección. Y crees que tu mundo está completo hasta que la conoces; entonces descubres que no es así, que estabas equivocado, que te faltaba algo antes de saber de su risa, sus bromas, sus charlas, sus reproches. Entonces ya no quieres estar más sin esa persona, te sientes incompleto si no hablas con ella un día, o si no se ven, buscas huecos para poder —aunque sea muy poco— conversar. Porque para mí esa persona es Celeste, la chica a la que le dedico este fanfic, mi hermana de otra madre, mi mejor amiga, mi cómplice; porque no me imagino una vida sin ella y la verdad, no quiero hacerlo.

Recuerden seguirme en mi Twitter: Mio_Uzumaki, donde estaré publicando cositas de mis historias, adelantos, dibujos, etc.

Si te está gustando la historia vota y comenta para que llegue a más personas ~(˘▽˘~)(~˘▽˘)~

Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿

~Sora.




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro