Capítulo 5
Amane-kun.
Capítulo 5: Una charla sincera.
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Un almuerzo normal se había convertido con el tiempo en algo imposible de tener para Amane, Celeste se había encargado de impedirlo, todos los días desde que comenzaron a hacerse más cercanos se sentaba junto a él y le daba una hora de conferencia, a veces incluso tenía preparada alguna locura y terminaba metiéndolos en problemas; en fin, era ciertamente difícil estar tranquilo con ella rondando por los alrededores y como al parecer la pelirrosa se había propuesto no separarse de su lado desde hacía semanas, en la escuela, Amane no encontraba ni un solo momento de silencio, ni siquiera en clases, y no es como si eso le desagradara, pero no sabía que lo extrañaría tanto hasta presenciar aquel mutismo que lo estaba volviendo loco. La campana anunció el descanso más largo de toda la jornada, desde que se habían escabullido a la azotea juntos y comenzaron a ingerir su comida Celeste no había dicho palabra alguna, estaba demasiado callada, sentada a su lado en el frío suelo, comiendo.
El castaño quería terminar con aquella agonía, pero no era él quien solía dar el primer paso, incluso se quejaba de su amiga cuando ella lo hacía, así que le daba total vergüenza arremeter cualquier acción para quebrar aquel silencio que profetizaba amar. Jugueteó con sus dedos y por el rabillo del ojo la divisó, su título de "princesa" no era en vano, la Nijino tenía una apariencia realmente hermosa, y estando estática, adornada por el inmenso cielo azul que se extendía sobre ellos se veía aún mejor. Estaba impresionado consigo mismo, generalmente no se fijaba en esos detalles en una persona, pero esa chica lo hacía querer tener su vista puesta sobre ella todo el tiempo, y eso de cierto modo lo aterraba.
Estaba decidido, definitivamente tenía que hablar, porque si seguía en silencio, comtemplánbdola, acabaría volviéndose adicto.
—Hey, Amane-kun, tengamos una charla sincera por una vez desde que nos conocimos —sugirió la de orbes dorados, girándose para poder encararlo. Había culminado su almuerzo y ahora que se tomó unos minutos para pensar respecto a lo que quería, estaba preparada para hacer aquello que llevaba esperando mucho tiempo, concretamente un mes.
El mencionado abrió sus ojos de par en par, impresionado y satisfecho, la verdad es que era costumbre de la fémina adelantarse todo el tiempo, como si fuera un paso al frente de todo lo que él cavilaba. No se lo pensó mucho y asintió, porque aunque había querido mantener las distancias correspondientes desde que se hicieron cercanos, Celeste parecía cortarlas todas sin pedir permiso, haciéndolo olvidar que alguna vez quiso que existieran. Quería abrirse, tal vez hablar al respecto de lo que le ocurría con alguien, inclusive pedir consejo y llorar diciendo que no tenía la culpa, que no había hecho nada más que respirar para ganarse el desprecio de esos matones; porque seamos realistas, ella no quería hablar de colores favoritos o grupos preferidos, después de lo ocurrido esa mañana, Celeste tenía planeado una la conversación concecuente.
—¡Bien! —exclamó entusiasmada, dando un respingo en el lugar. Aplaudió con sus manos repetidas veces y sus orbes brillaron como si fuera una niña, a Amane le provocó ternura verla de ese modo infantil; después llevó su dedo príncipe a su labio inferior y sonrió con malicia—. Juguemos algo. No tengas miedo. —Rio, viendo que por la reacción de su amigo, él no parecía muy seguro—. Solo serán preguntas, tú haces una, yo otra y debemos responder con la verdad absoluta.
—Vale —respondió rápidamente, también girándose para quedar frente a frente con ella.
—Comienzo yo. Es mi juego, no te quejes —exigió, apuntándolo al ver que estaba a punto de protestar—. ¿Desde cuándo te acosan esos chicos y por qué?
—Esas son dos preguntas —rebatió, frunciendo el ceño con una sonrisa.
—Anda no seas malo, mima a esta pobre chica. —Hizo un puchero.
—Desde comienzos de año, la primera vez que puse pie en esta escuela choqué con Ryosuke, error mío, me disculpé pero no parecía suficiente, así que comenzaron a sabotearme siempre.
—¿Por eso faltas a clase?
—Es mi turno —negó, cruzándose de brazos—. ¿Por qué comenzaste a hablarme de la nada?
—¿Tan raro es que le hable a un compañero de clases? —inquirió, alzando una ceja y tomando un sorbo de jugo.
—Llevamos tomando clases juntos todo el año y ni siquiera sabía que existías, no te ofendas.
—Precisamente por eso. —Alzó sus rodillas y acomodó su mentón sobre estas, siempre cuidando con sus manos que su falda cubriera su ropa interior—. Estoy cansada de las personas falsas rondando a mi alrededor. Todos quieren hablarle a Celeste Nijino, las chicas se acercan a mí para tener posibilidades con los chicos que les gustan, y los chicos lo hacen solo porque intentan algo con segundas intenciones. No lo sé, puede parecer tonto, pero supongo que estaba cansada de ser solo una muñeca. Entonces te conocí, ni siquiera me notaste, pasaste por mi lado sin dirigirme una mirada, parecía que huías de algo; ahí comenzó mi pequeña obsesión por querer hacerme tu amiga.
—¿Que no me haya interesado tu existencia fue la razón por la que quisiste hacerte mi amiga?
—Vaya manera más tonta de perder preguntas —dijo, soltando una carcajada.
—¡No! Espera... —Se encogió de hombros, con las mejillas sonrojadas.
—Tranquilo, que es mi turno. Ahora contesta —pidió, completamente consciente de que él sabía a qué se refería.
—Si, por eso falto a clases, es una de las razones. Mi madre y mi padre viven deprimidos por la pérdida de mi hermano, y la verdad no los culpo, la verdad es que yo también vivo afectado por eso; supongo que esa es otra de las razones por las que no me acoplo.
—¿Tú hermano murió? —cuestionó, cambiando su semblante a uno que mezclaba la preocupación con la tristeza.
—Si, hace unos años. —Forzó una sonrisa. Aquellos recuerdos no dejaban de atormentarlo, y aunque quería ser sincero lo destruía rememorar los tiempos en los que era felíz. Se le hizo un nudo en la garganta, su expresión cambió por completo a una devastada, sentía que la respiración se le hacía un poco pesada y le temblaron los manos.
Se derrumbaba, Amane se estaba derrumbando frente a Celeste.
—Lo siento, no sabía —soltó, acomodándose arrodillada en el suelo, se abalanzó sin previo aviso hacia el castaño y lo envolvió entre sus cálidos brazos. La cabeza del varón cayó en su pecho y ella acomodó su barbilla sobre la coronilla de esta. En un gesto tranquilizador y protector, comenzó a peinar con dulzura los desordenados cabellos de su compañero.
A ella también se le vino un poco grande aquello. Quería ayudarlo. Nunca esperó que una historia tan trágica se escondiera detrás de aquella sonrisa tan linda que tenía, o de esos ojitos que a pesar de esta apagados brillaban casi siempre para ella, o de esa risita avergonzada que de vez en cuando le permitía presenciar, o de esos sonrojos que le encantaban tanto. Ese chico era verdaderamente fuerte, y eso solo hacía que se sintiera más deslumbrada por él.
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Palabras del autor:
Nunca había tardado tanto en escribir un capítulo. Literal, llevo tres horas frente al Wattpad. Mi hermano tiene puesto videos de AuronPlay y me desconcentro con facilidad, pierdo la idea y tengo que volver a empezar, me ha costado, eh.
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Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿
~Sora.
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