Capítulo 4
Amane-kun.
Capítulo 4: Una mañana cualquiera.
.
.
.
El camino que recorría Amane con el objetivo de llegar a la escuela se veía un poco más distinto que de costumbre, el sol deslumbraba y no de una forma desagradable, el cantar de los pajaritos era como una tierna melodía acompañada por el relajante sonido de las hojas siendo movidas por el viento, las personas que antes le parecían tan distantes y llenas de problemas se mostraban más felices. Todo seguía igual, estaba seguro de ello; nada a su alrededor había cambiado, pero de alguna forma si había ocurrido un pequeño cambio, y no era en el mundo que lo rodeaba, era en su propio mundo, el de su interior, ese que no todos podían ver ni visitar, un mundo reservado únicamente para él y Celeste. Esa pequeña e intrépida amiga que hacía más de un mes no lo dejaba solo ni un momento, era como un pequeño chicle atrapado en sus zapatos.
La escuela estaba a la vuelta de la esquina. Amane se detuvo en seco unos segundos, se acomodó la mochila y suspiró, estaba consciente de que la pelirrosa posiblemente estuviera esperándolo en la puerta, con esa gigante y típica sonrisa que la caracterizaba; esa hermosa sonrisa que le dedicaba todos los días. Seguía sin entender por qué Celeste de la nada se había acercado, mas lo agradecía internamente, al paso al que iba comenzaba a perderle el sentido a la vida, todo tan monótono y aburrido, únicamente escondiéndose; y no es que tuviera intenciones de un suicidio por acoso, era más bien que no encontraba una razón para vivir, y vivir de ese modo era igual que estar muerto. Afortunadamente, esa traviesa muchacha se adentró sin perjuicios o segundas intenciones en su día a día y logró alegrar su mundo con sus bromas, locuras y risas.
El castaño terminó sonriendo incosciente mientras se alistaba para comenzar a correr en dirección al instituto, deseando encontrarse con ella, deseando verla lo antes posible, y justo cuando se dispuso a emprender su maratón una figura conocida se interpuso en su camino.
—Vaya, pero si es nuestro amigo Amane —dijo sarcástico Ryosuke, cruzándose de brazos. Segundos fueron suficientes para que una sonrisa divertida asomara en su rostro.
El protagonista miró a su alrededor y se encogió de hombros al ver que estaba rodeado, dos chicos a la derecha, uno a la izquierda y al frente el líder de la banda. Tanto tiempo de paz lo había llevado a olvidar el motivo por el que se ocultaba, aunque seguía escondiéndose en los mismos lugares ya no tenía miedo, y eso lo había llevado a bajar la guardia.
—¿No hablas? ¿Te comió la lengua el gato? —interrogó Tsukasa, otro chico abusón que disfrutaba maltratarlo. Sin preguntar y soltando risitas egocéntricas le quitó la mochila para comenzar a indagar en su interior.
—¡Devuélveme eso! —replicló Yugi, dispuesto a atacar pero otro de los miembros de la banda atrapó sus brazos y lo inmovilizó. Dispuesto a no rendirse, siguió recolviéndose, tratando de soltarse.
—¿Sabes? —preguntó Ryosuke, colocándose entre Tsukasa y Amame, cortándole la vista al protagonista de lo que estaba haciendo el otro matón con sus cosas—. Te he visto últimamente rondando alrededor de Celeste, pareces una mosca, déjala en paz.
—Es mi amiga —siseó, intentado acercarse a él con la intención de golpearlo.
Una amplia carcajada se escapó de los labios del tonto frente a el castaño, provocando que Amane sintiera su sangre arder. La mirada arrogante y la seguridad que impreganaba los ojos de su contrincante, de sus contrincantes, al reírse ante semejante argumento solo provocaron que la ira lo consumiera al no poder hacer nada, eran demasiados y él no era fuerte.
—Amigo, intenta ligar con Letizia, la rarita de la clase, Celeste Nijino no es tu liga. Ella es la princesa de la escuela, todos los chicos quieren estar con ella, y quién lo conseguirá seré yo, solo estorbas. Agradécerme, te estoy ahorrando un rechazo. —Le arrebató la mochila de Amane a su aliado para lanzársela con repudio al susodicho, provocando que todas las libretas y utensilios cayeran al suelo. Hecho aquello, le hizo una señal a su otro amigo para que soltara a Yugi.
—¿Tienes miedo de que ella descubra que hay mucha gente mejor que tú y por eso no quieres que se acerque a mí? —interrogó, agachándose para recoger sus cosas.
—¿¡Qué has dicho?! —En un ataque de furia, Ryosuke hizo de sus manos puños y se abalanzó sobre el muchacho; pero antes de poder atinar un golpe, algo impactó contra su cabeza. Se quedó inmóvil tratando de procesar lo ocurrido.
—Serás imbécil —farfulló una voz femenina en sus espaldas—. Y no era una pregunta.
Todos y cada uno se fijaron en el lugar de donde provenía semejante voz. Encontraron a Celeste con un palo en la mano que apoyaba sobre su hombro, una mirada amenazante y una expresión que los mataba sin necesidad de acciones. La chica traía su camisa por fuera de su falda, no llevaba su bolsa y el destello dorado que adornaba sus orbes se encontraba apagado, cualquiera la confundiría con una delincuente. Su semblante serio hizo temblar los pies de más de uno.
—Cele-chan —Ryosuke forzó una sonrisa e intentó acercarse, pero ella fue mucho más veloz y golpeó con su arma sus pies para que cayera sobre el pavimento.
—No te pegues a mí, podría ahogarme en tu baba —Lo apuntó acusadoramente con su mano libre—, o te enterarás porque todos me temen.
—No entiendo a que viene tanto desprecio —susurró indigando. Se negó rotundamente a ser ayudado por sus amigos, quienes corrieron rápidamente donde él; bastante ridículo había hecho por hoy.
—La próxima vez que te acerques a mi amigo, lo amenaces o intimides te corto los dedos y te los hago tragártelos uno a uno, y va para todos ustedes, ¿entendido? —Alzó una ceja y frunció el ceño, esperando una respuesta. Ante lo asustados que se encontraban, ellos solo pudieron sentir frenéticos—. ¡Fuera de mi vista!
El último grito provocó aún más terror en esos abusadores, quienes se escaparon en pandilla, alcanzando grandes velocidades para alejarse de allí. Cuando el grupo de tontos ya no se hayaba por los alrededores, la pelirrosa lanzó el palo que tenía a un lado, se agachó ligeramente y le extendió una mano a Amane con una brillante sonrisa, como si la faceta de ella que él acababa de presenciar no existiera y otra vez volviera a ser esa agradable y amable muchacha que se hizo su amiga.
Aceptando la mano de Celeste, el varón logró ponerse en pie y comenzó a limpiarse divisando como ella terminaba de recoger los cuadernos, los metía en su mochila y se la extendía.
—Recuérdame nunca hacerte enfadar —soltó, sonriéndole mientras tomaba su mochila.
—Oh, descuida, solo me pongo de ese modo con los idiotas que me sacan de quicio. Como tú eres tan lindo jamás podría enojarme contigo —Tomó las dos mejillas de él para jugar con ellas.
—Me quedo más tranquilo —dijo sarcástico, tratando de disimular su evidente sonrojo, odiaba no poder controlar su cuerpo.
Pero más que nada, comenzaba a odiar ser débil y mostrarse tan patético ante ella.
.
.
.
Palabras del autor:
Me quedé sin Internet. Si, esa es toda mi defensa. Ahora ando super atrasada con este finc que se supone que debo terminar esta semana. Ayuda :'v
Celeste tiene un lado empoderado que proteje a Amane de esos abusones :D pobre cosita, alguien tiene que salvarlo. Me da mucha risa, porque Hanako me parece tan fuerte, y Amane, por otro lado, me parece un niño que necesita ser protegido; son como las dos caras de una moneda.
Recuerden seguirme en mi Twitter: Mio_Uzumaki, donde estaré publicando cositas de mis historias, adelantos, dibujos, etc.
Si te está gustando la historia vota y comenta para que llegue a más personas ~(˘▽˘~)(~˘▽˘)~
Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿
~Sora.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro