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Capítulo 1

Amane-kun.

Capítulo 1: Dentro de clases.

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Para Yugi Amane era casi que una novedad estar en el interior del aula justo cuando algún profesor estaba dando su lección; generalmente se volaba todas las horas de clases o se escondía en algún lugar. Muchos maestros creen que es un perezoso, cuando la verdad que se oculta detrás de todas esas ausencias es más oscura. El chico mantenía su cabeza recostada a la mesa, contando los segundos entre suspiro y suspiro, su posición le otorgaba una vista panorámica de todo el salón, podía divisar con facilidad cada acción de cada estudiante.

Amane-kun.

Los últimos dos alumnos de la hilera contigua a él estaban coqueteando descaradamente, sin importarles la presencia de un mayor o lo importante que era esa lección, se dedicaban miradas cómplices y sonrisas tontas, el varón le susurraba algo inaudible y ella se sonrojaba; justo al frente de esa fila, en la primera mesa, se hayaba una chica mucho más interesada, ella tomaba nota hasta del más mínimo detalle, asentía frenética y contestaba a cada pregunta que se le hacía con entusiasmo; un poco más lejos estaba el niño problemas, un joven que dedicaba todo su tiempo a gastar bromas a todos, y por el semblante despiadado y alegre que portada mientras miraba al viejo profesor, Amane dedujo que el pobre anciano no sería ajeno a las chiquilladas de aquel tonto.

Amane-kun.

En fin, el viaje terminó en el viejo reloj de pared que colgaba sobre la pizarra, el mismo que indicaba que todavía faltaba otra media hora para que culminara su tortura. Las clases eran aburridas, y más aún cuando no tenía a nadie con quien charlar como el grupo de chicas a su izquierda, que murmullaban cosas hasta sin sentido.

—¡Amane-kun! —exclamó una voz femenina detrás de él, pinchando fuertemente con uno de sus dedos el hombro del mencionado.

El castaño evitó soltar un quejido por lo alto y en cambio se sobó el lugar, girándose ligeramente sobre su eje. Encontró a una linda chica que apoyaba sus codos sobre la madera y a su vez sostenía sus cachetes con sus manos, le dedicaba una tierna sonrisa de ojos cerrados. Era pelirrosa, de amplios y cedosos cabellos que le llegaban hasta la media espalda, los mismos que traía sueltos; de tez blanca pero sin llegar a ser pálida; tenía unas fracciones hermosas, pómulos rosados y labios rojos como las manzanas en su mejor estación del año; inclusive sus pestañas eran gruesas y largas.

—¿Quién eres? —inquirió, con tono dudoso pero infantil.

—¡Que cruel, somos compañeros y no sabes mi nombre! —exclamó en un puchero gracioso, casi que finjiendo lágrimas, pero inmediatamente su expresión volvió a tornarse divertida —. Mi nombre es Celeste Nijino. Me alegra que hayas decidido tomar esta clase.

—No lo decidí —confesó, volviéndose en su asiento para dejar su espalda caer contra la silla y permitir que su cuerpo se deslizara sobre esta, simulando aún más aburrimiento—. Una falta más y me quitan el derecho al parcial.

—A ver, ustedes dos —dijo el profesor, con la mirada fija en Celeste y Amane. Tenía el ceño fruncido y estaba aparentemente molesto por la interrupción que estaban representando. Los apuntó con su puntero y luego con el mismo golpeó el pizarrón—. ¿Tienen algo que añadir?

—¡No! —contestó la fémina sin quitarle energía a sus palabras, alzando su mano.

—La próxima vez van a la oficina del director —sentenció el mayor, volviendo a depositar todo su interés en el libro que traía entre sus manos.

Unos minutos de silencio siguieron después de aquello. Minutos que el protagonista volvió a asumir como agonizantes. Sabía que no podía escaquearse eternamente de sus obligaciones como estudiante, y que eventualmente alguien acabaría reprochándole por su actitud desvergonzada; sin embargo no podía evitarlo, sin tan solo alguien supiera lo que sucedería cuando la campana sonara, cuando el descanso llegara y él se quedara solo —justo como siempre había estado—, de ser así, entenderían el por qué de todos sus esquives y mentiras. Ya tenía a Ryosuke y su pandilla mirándolo y, podía sentir aun a pesar de que los separaba tanta distancia, el aura asesina que emanaban, la forma déspota en que le sonreían y todas las cosas que estaban planeando cuando él cruzara el umbral, por eso era mejor perderse por completo todo el tiempo en las instalaciones del instituto, de este modo, ellos jamás lo encontraban.

Era momento de planear un escape, debía ponerse en todos los escenarios y buscar una solución, porque no parecía que aquellos adolescentes fueran a dejarlo en paz, no cuando llevaban toda la semana sin hostigarlo o intimidarlo. Él sabía que era su culpa por ser tan débil, por nunca hacer nada cuando lo golpeaban, por no decirle a nadie que en la escuela lo estaban maltratando; es que el terror lo calcomía todos los días, estaba bajo amenaza de no contarle a ninguna persona de sus constantes ataques, y prefería no ver más irritados a esos imbéciles.

—Amane-kun —llamó en un susurro la fémina detrás de él, está vez tocándolo con su lápiz.

—¿Qué sucede? —preguntó, echándose lo suficiente para atrás con el objetivo de poder murmurar y que ella lo escuchara.

Celeste se inclinó hacia adelante, siempre vigilando que el profesor no se percatara de la pequeña conferencia que tenían montada.

—¿Almorzamos juntos? Traje galletas de chocolate, puedo dártelas por San Valentín atrasado —propuso, añadiendo un tono chantajista al final.

—¿¡Qué?! —gritó el castaño sin poder evitarlo, levantándose bruscamente de su asiento.

Todos los ojos de la clase se posaron sobre él, miradas incrédulas, otras divertidas, inclusive inquisidoras. El varón no se dió cuenta del peso de su acción hasta que su maestro cerró completamente encolerado su libro. Pero aún a pesar de todo lo anterior, a Amane no le importó nada lo suficiente como para detener que se volteara a presenciar a la causante de su euforia.

Ella tenía las comisuras de sus labios elevadas a su máximo explendor, también ajena a lo que sucedía a su alrededor. Y justo en ese instante, Amane descubrió esos hermosos orbes dorados que adornaban su perfecto rostro.

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Palabras del autor:

Después de mucho tiempo, les estoy trayendo el capítulo número uno. A partir de ahora haré un ataque masivo de actualizaciones debido a que el cumpleaños de la chica a la que va está historia está muy cerca.

Será cortita, de capítulos pequeños, pero espero que les guste.

Recuerden seguirme en mi Twitter: Mio_Uzumaki, donde estaré publicando cositas de mis historias, adelantos, dibujos, etc.

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Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿

~Sora.

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