Capítulo 24
David
Cerré la puerta y me quedé unos minutos suspirando. Génesis sí que me tiene enamorado, iba a retirarme pero la voz de mi hermana se escuchó.
—wow, esa chica te tiene bien atrapado—se encuentra recostada en la pared, observándome con una sonrisa—nunca te vi tan enamorado desde—no la dejo terminar.
—ella ya no está, Karen—digo serio—Génesis es mi ahora, mi presente—se acerca a mí.
—no le has dicho ¿verdad?—fue más una afirmación que una pregunta. Con tristeza respondí.
—no—dije en un hilo de voz.
—tienes que decirle, David, ella tiene que saberlo, no puedes ocultárselo, recuerda que la verdad siempre sale a la luz tarde o temprano—tristemente eso lo sé, pero me cuesta contarle la verdad a Génesis, el día en el hospital se lo iba a contar, pero no pude, simplemente me cuesta explicarle el porqué la traté indiferente y muy mal el día en el que a Isabella le dio su supuesto "ataque de locura".
—lo sé—
—bien, te doy dos días para decirle, sino, lo hago yo—lo menos que quiero es que mi hermana le cuente la razón, ella puede ser algo... cruel con las verdades.
—no hay necesidad de que se lo digas, yo mismo se lo diré—afirmé con decisión. Se acercó más y me depositó un beso en la mejilla izquierda .
—espero que no dejes de poner esas cartas y esos dulces en mi cuarto cada noche, para ponérselos a ella—sí, esa es mi hermana, la celosa. Me carcajeé.
—tranquila, te los pondré como siempre, sólo que a Génesis, le pondré doble—le dije para molestarla. Golpeó levemente mi hombro.
—ni se te ocurra, David Torres, ni se te ocurra, porque entraré a escondidas y le quitaré todo y haré como si nada—riendo la abracé.
—te amo hermana—
—lo sé, todos me aman—respondió al mismo tiempo que se zafaba de mi abrazo—y yo a ti, hermano—
/
Génesis
Estaba en el mundo encantador de los sueños, cuando un sonido molesto llegó a mis oídos, la alarma no paraba de sonar y yo lo que quería era seguir durmiendo. No vuelvo a amanecer, no puedo con el trasnocho. Apago la alarma y somnolienta me siento en la cama, restregando mis ojos.
Algo llama mi atención cuando abro completamente mis ojos.
—mi Señor Romántico y sus cosas románticas—me dije a mí misma. Una rosa azul, una cajita de bombones y una carta se encontraban en la mesita de noche. Sonreí y abrí la carta.
te tengo esta rosa
Y necesito saber
¿Si la dejarás morir o crecer?
Amo cuando cita frases de mis canciones favoritas.
Divisé un lápiz que estaba unido a la rosa por una cinta; lo saqué y escribí en la carta.
Cuando no puedas dormir en las noches
Sólo recuerda que estamos bajo las mismas estrellas
Le respondí con una frase de otra canción. Por atrás también escribí.
la dejaré crecer, al igual como mi amor por ti, crece cada día
tomé el vaso de agua que tenía-ya que siempre tomo agua en las noches-y coloqué la rosa.
Me fui a cepillar, asear y a cambiar, una vez estuve lista, me dirigí al cuarto de David para colocar la carta en su mesita de noche, pero me sorprendió que él se encontrara ahí.
—¿te gustó mi regalito?—dice al verme.
—me encantó—le señalé la carta y se la puse a un lado de la cama—creo que deberías leerla—asintió con una sonrisa, sin embargo no la leyó.
—la leeré cuando hayas salido—me guiñó el ojo.
—creí que ya te habías ido a la cocina—
—me imaginé que vendrías, por eso no salí del cuarto—le da toquesitos a un lado de la cama, invitándome a sentar—ven—me acerqué y recosté mi cabeza en su pecho.
—¿me darías un beso?—necesitaba un beso mañanero.
—ahora no puedes andar sin besarme—hice puchero. Volteó los ojos divertido y depositó un casto beso en mis labios.
—epa, tortolos, no quiero interrumpir nada, pero la comida ya está lista y los solicitan allá abajo—sí, en definitiva su hermana es igual a él, siempre interrumpe.
—ya vamos—respondió David.
/
Estaba nerviosa, cualquiera que me viera lo deduciría, los nervios se me notaban de lejos, caminaba de un lado a otro, mordía mis labios, no hablaba, me quedaba viendo mi teléfono por minutos, sólo para ver si ya publicaron en la página de la universidad, quiénes entraron.
Presenté la prueba, un mes antes, y hoy era la fecha en la que publicarían la lista de los admitidos, estaba ansiosa, nerviosa y temerosa por saber si entré o no.
—¿qué dices Gene?—la voz de la madre de David llegó a mis oídos, sacándome de mis pensamientos.
—¿uhmm?—fue lo único que pude responder, con un sonido nasal—¿qué opino de qué?—todos se echan a reír y yo frunzo el ceño al no comprender—¿de qué se ríen?—
—hija, la señora Torres te estaba preguntando que si te parece buena idea ir todos a una parrillada en la casa de uno de sus amigos—mi papá es el que contesta a mi pregunta.
—oh, sí está bien, sería cool—todavía no estoy en este planeta, mi mente se encuentra en la lista de admitidos.
No pude pasar desapercibido el sonido de una notificación en mi teléfono, ansiosa y temblando reviso el teléfono lo muy rápido posible. Me quedo estática al ver la lista y yo no puedo hacer más que ver la pantalla de mi celular como una estatua.
—¿qué sucede?—cuestiona David.
—entré—susurré, sólo para ver si era cierto volví a ver la lista—¡ENTRÉ! ¡ENTRÉ, ENTRÉ!—grite con la emoción hasta las nubes—¡entré a la UCV, entré a la facultad de medicina, soy el mejor puntaje, 99%!—la primera parte de mi sueño, se estaba cumpliendo, voy a estudiar medicina en la universidad de mis sueños, desde que vi la Universidad Central de Venezuela, siempre quise entrar, no me iba conformar con menos, esa era la que quería y nunca cambiaría de opinión.
—¡hija! lo lograste te felicito, estoy orgulloso de ti—mi papá me abraza mientras me felicita.
—sabía que lo lograrías hija—esta vez es mi mamá la que me brinda su apoyo.
—te felicitamos Génesis, ¡qué gran logro!—los padres de David son los que se suman.
—mi hermanito se consiguió a una chica muy inteligente y dedicada—Karen se me acerca y me abraza—¡felicidades!—
—gracias—dije mientras la abrazaba muy fuerte, dos días y ya le agarré cariño a Karen.
David no dijo nada, lo único que hizo fue salir corriendo a donde me encontraba y atrapó mis labios con los suyos, el beso no fue como cualquier otro, ni siquiera en la madrugada me besó así, y eso me agradó. Nos separamos para tomar aire.
—te amo, estoy orgulloso de mi Luna—apenas termina, me da un casto beso.
—yo te amo más—lo volví a besar.
—ahora hay más motivo para ir a la parrillada—dijo el papá de David—vámonos pues, que necesitamos celebrar—
Me está yendo de maravilla, David y yo somos novios, voy a estudiar lo que quiero, en la universidad de mis sueños, y tengo esta grandiosa familia que me apoya. Sólo espero que nada arruine este momento.
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