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Capítulo 21

Al llegar a mi casa, sentía cómo podía volver a respirar tranquilamente. Mis padres no estaban ya que se fueron de viaje por unos días, lo que significaba casa sola, casa sola significaba, música a todo volumen, potes de helado de chocolate, películas y comida chatarra a montón, así que estaba de buenas.

Llegué y me eché un buen baño relajante, me puse ropa más cómoda, unos shorts de casa, una blusa holgada blanca y sandalias de casa.

Tomé una siesta renovadora de una hora y media, y ya estaba lista para mi día casi perfecto, sería perfecto si nada hubiera pasado con Abiel, fuera perfecto si supiera que está bien, fuera perfecto si no me hubiera cruzado con Ethan.

Mi papá había dejado pan hecho, así que me propuse a hacer unos perros calientes. Puse mi playlist a todo volumen en el equipo y me instalé en la cocina mientras sonaban mis canciones favoritas.

Pasó un rato hasta que sonó mi favorita de Shawn Mendes, Mercy. Sí Shawn Mendes, no porque sea cristiana tenga que privarme de escuchar la voz tan angelical y hermosa de Shawn.

Empecé a cantarla a todo pulmón mientras picaba el repollo para hacerme una ensalada (que de saludable no tiene nada, ya que lleva, salsa rosada a montón) y a moverme como loca en la cocina.

-I'm saying

Baby, please have mercy on me

Take it easy on my heart

Even though you don't mean to hurt me

You keep tearing me apart

Would you please have mercy, mercy on my heart?

Would you please have mercy, mercy on my heart?-

-qué raro tú cantando algo de Shawn Mendes-

-aaaaaaaaaaaaahhh- David estaba apoyado en la nevera viéndome con una sonrisa pícara- ¡que habilidad tienen tú y Abiel para asustarme en mi propia casa!- estalló en carcajadas- ¡no es gracioso! ¿Qué haces aquí y cómo entraste?-

Se alejó de la nevera y se empezó a acercar, mientras sacaba unas llaves y las agitaba en el aire- ¿acaso se te olvidó que me diste una réplica de la llave de tu casa para cuando necesitara venir?- suspiré y me acerqué más a él.

-perdón, pero es que fuiste inoportuno, me viste en mi faceta más vergonzosa- agaché mi rostro.

-perdón por ello, es que necesitaba hablar contigo. Además fue entretenido verte bailar, cantar y picar comida al mismo tiempo- no hablábamos, gritábamos gracias a la música.

-qué vergüenza- tapé mi rostro con las manos.

-no vale, fue muy lindo, recuerda que bailas bien, sabes cocinar y...-

-no digas que canto bien, porque sabes que no es así- soltó una carcajada.

-no lo estabas haciendo tan mal, tratando de imitar a Shawn- me dirigí al equipo y tristemente lo tuve que apagar.

- Would you please have mercy, mercy on my heart? - Empezó a imitarme.

-¡no te burles!- le advertí con diversión.

Se acercó y me abrazó fuerte.

-te quiero, mi Damisela Cachetona- sus palabras fueron tan inoportunas como su aparición en la cocina. Pero igual sonreí.

-yo también te quiero, mi Señor Romántico- lo apreté más fuerte.

-muy bien, ¿qué estabas cocinando?- me preguntó.

-perros calientes-dije encogiéndome de hombros.

-pensé que te cuidabas- me miró serio.

-sabes que no me puedo resistir a algo tan delicioso como el perro caliente-

-se supone que estás cuidándote- ya parecía un padre.

-ay es sólo por hoy- me cruce de brazos haciendo puchero.

-bueno... pero yo también comeré- bufé

-¡que bravo! Já yo tengo que comer sólo si tu comes, no, sí- berro estoy hablando tan coloquialmente, en otras palabras, en venezolano puro.

-estás burde malandrosa- dijo imitándome, no pude evitar reírme.

-yo no ando malandrosa, tienes que diferenciar el "burda" del "no, sí"- me defendí entre risas.

-sabes que aquí da igual, sean distintas palabras, siempre van a ser coloquiales aquí- lo peor es que tiene razón.

-bueno, bueno, a cocinar, ya se perdió mucho tiempo- dije.

Pasó media hora, mientras echábamos broma, "cocinábamos" y se armaba una guerra de comida entre los dos.

La guerra empezó cuando David me lanzó una papita en la cara, y lo que inició con sólo lanzar papitas pasó a ser una guerra de lanzar todo lo que veíamos.

Una vez que los perros estuvieron listos, nos sentamos en el mueble a comer.

-¿a qué viniste?- le pregunté.

-oh sí, se me había olvidado avisarte...- se limpia con la servilleta- vine, por dos cosas: la primera, hace rato despertó Abiel, todo salió exitoso. La segunda es para recordarte que mañana partimos a mi ciudad natal-

-¡¿mañana?!- se me había olvidado por completo- ¡no he hecho las maletas! Además tengo que ir a ver a Abiel, y...- me interrumpe, él y su maña de interrumpir.

-sí, sobre eso...- suspira- Abiel... emmm... lo primero que dijo es que te quería ver...-

-ajá...-

-lo dijo hace más de dos horas-

-¡¿qué?! Sabes que se va a poner mal si no voy, de seguro piensa que no lo quiero ver, o que no me importa-

-perdón, me distraje contigo, cocinando y hablando- negué con la cabeza y me levanté.

-¿a dónde vas?- me preguntó.

-pues... a cambiarme, no voy a ir a verlo en estas fachas- me dirigí al cuarto para cambiarme. Una vez que estuve lista, amarré mi cabello en una cola y salí del cuarto.

-listo, vámonos- no se lo pedí, se lo ordené.

Una vez que llegamos a la clínica, salí corriendo hasta su habitación.

Ahí lo encontré, todavía pálido, con los tubos en su nariz y el suero en su brazo, la diferencia es que ahora estaba despierto.

-Abiel...- fue lo que pude formular.

-pensé que no vendrías-

-perdón, es que David me avisó fue hace menos de 10 minutos-

-lo supuse- me acerqué a él y le tomé de su débil mano.

-no me gusta ver a mi mejor amigo en estas condiciones- confesé.

-pronto se va a acabar, Génesis, pronto me recuperaré- sonreí con melancolía.

-sé que será así, pero igual duele verte sufriendo- soltó una carcajada llena de ironía.

-¿sufriendo? Sí al principio sufrí, el dolor es insoportable, pero...- sus ojos se llenaron de un brillo intenso- sé que un milagro ocurrirá en mí- me sorprende su fe y eso hizo que las comisuras de mis labios se alzaran.

-te quiero, Abiel-

-yo también te quiero- se voltea a buscar algo, hasta que encuentra un papelito.

-léelo cuando estés en tu casa- me pidió. Asentí y abrí la boca para hablar.

-Abiel ¿por qué me ocultaste lo de Isabella?- sonrió.

-¿te hubiera gustado que te confirmara mi relación con Isabella después de que te besé y gracias a la pelea que ocasioné, te atropellaron y tuviste dos días en coma?-

-pues...- no supe qué decir.

-¿ves? Yo estaba muy confundido, hasta que conviví más con Isabella, y me di cuenta de que a ella era a quien quería, aunque dudé de establecer una relación con ella por mi condición, hasta que ella me dijo que no importaba, que ella lucharía junto a mí, y bueno, aquí estamos-

-wow, se ve que se quieren mucho, aunque me duele que me lo hayan ocultado, son mis mejores amigos, por más que haya pasado lo que haya pasado, yo los apoyaría-

-no dudo de eso, dudaba era de si mi relación con ella era buena- confesó.

-¿cómo?- no entendía nada de lo que me acababa de decir ¿por qué no lo era?

-bueno, si yo empeoraba o si todo era pasajero y terminaba, sentía que no podía hacerle eso a ella ni a mí- eso sí tiene sentido.

-pero mírense, se aman- dudé un momento- ¿la amas, cierto?- mira sobre mi hombro y me doy cuenta de que Isabella está detrás de nosotros. Sus comisuras se alzan.

-más que nada en el mundo- 

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