Capítulo 14
Ha pasado una semana desde la especial piscinada en casa de David, una semana llena de muchos acontecimientos, Ethan y Nani tienen una especie de relación amigo-novio, no son amigos especiales pero tampoco son novios; se atraen pero no lo quieren admitir.
Es obvio que mi amiga quedó enganchada con ese pelinegro ojos azules, al igual que él de ella, quien es una hermosura, nunca lo ha querido admitir pero lo es, tiene varios chicos del liceo bajo sus pies.
—deberías esperar un poco más—le dije a Nani quien me contaba que no sabía qué hacer con Ethan—a penas se conocieron hace una semana, date tiempo, sean amigos y con el tiempo verás si se puede llegar a algo más o no—
—pero es que con esa personificación de dios griego, uno no puede esperar—yo, que estaba tomando un sorbo de agua, casi lo escupo por la risa, pero gracias a Dios, no pasó.
—el chico está muy bello, pero no te adelantes, puedes salir lastimada, y si eso llega a pasar créeme que él no se va a poder sentar después de la paliza que le voy a dar, muy bello y todo, pero se quedará cojo—mi amiga rueda los ojos.
—siempre exagerando—
—no estoy exagerando, es lo que voy a hacer—miro el reloj—me tengo que ir a ensayar, nos vemos mañana—me despido y me dirijo a la iglesia.
Abiel
Estar confundido es lo peor que puede haber, sentir cosas por dos personas a la vez, es muy frustrante.
Pensé que me gustaba Génesis, estaba más que convencido con eso, pero... luego conocí a Isabella y quedé como niño embobado, las dos son muy parecidas, pero tan distintas a la vez.
Mi teléfono sonó y lo agradecí, para así no seguir pensando en las dos chicas que me confunden.
—aló—
—primo, ¿estás ocupado?—era David.
—no, ¿por qué?—no sé a qué se debía su llamada, muy pocas veces me llama.
—Estás llegando tarde al ensayo, empezamos hace 15 minutos—me llevo la mano a la cara, ¿cómo se me pudo olvidar?
—ya voy para allá, dame 5 minutos—afortunadamente, mi casa no quedaba tan lejos de la iglesia, esta a unos 5 minutos en carro y 10 a pie.
Me cambié y me dirigí a la iglesia.
Esperando a encontrar a mi pareja, lo que encontré fue a David, ensayando con ella y a Isabella sentada sin hacer nada.
Me acerco a ella, el peor error que pude cometer, su perfume de rosas llegó a mi nariz y sus ojos color miel me dejaron sin aliento.
—¿qué pasa?—señalé hasta donde estaban David y Génesis.
—como no llegaste y como yo no quería que David fuera mi pareja, los pusieron juntos—dijo viendo a un punto fijo en la alfombra.
—pero ya llegué, ¿vas a ser mi pareja?—ahora estoy más confundido que antes, porque no puedo apartarme de Isabella, pero tampoco puedo dejar de sentir celos cada vez que veo a David y a Génesis juntos y enamorados.
—déjame preguntarle a Hazel—se levantó y se dirigió a la coreógrafa, aproveché ese momento para observar a la pareja feliz, Desis. Soy malo con los ships así que no me juzguen.
Verla sonreír y sonrojarse con David, me pone mal, pero vuelvo mi vista a Isabella y mi corazón no deja de latir a toda velocidad ante ella.
¿qué me está pasando?
—sí, si somos pareja, ahora vamos a ensayar—me tomó de la mano y me dirigió a nuestra posición y empezamos a ensayar el vals.
Fluímos y no paramos, nuestra conexión era impresionante, cosa que no pasaba con Génesis, de las parejas que habían, la de David y Génesis y nosotros eran las más conectadas.
—listo chicos, se terminó el ensayo, nos vemos el miércoles a las 5:30 pm, traigan su hidratación y la mayor disposición, buenas noches—Hazel anunció.
Es extraño como bailar el vals con una persona que te atrae, puede significar tanto.
Eso me estaba ocurriendo con Isabella, sus ojos color miel, conectándose con mis ojos verdes, fue algo que no puedo explicar.
La tristeza llegó cuando recordé que no puedo estar con nadie aunque quisiera. El cáncer no es algo con lo que se juega, no quiero involucrar a alguien más en este dolor.
Génesis
Estaba a punto de retirarme, cuando Abiel me tomó del brazo muy fuerte y me hizo girar hacia él.
—necesito hablar contigo—lo miré extrañada, espero que no sea nada grave.
—cuéntame—la duda en mi voz, era palpable.
—tengo miedo—su voz se quiebra.
—miedo de qué—tomo su rostro entre mis manos.
—miedo de involucrar a más personas en mi dolor—su ojos verdes se enrojecen y no puedo evitar preguntar.
—a quién involucrarías—me miró fijamente y pasó, sus labios encontraron los míos, luché para separarme de su arrebato pero fue en vano, traté y traté y como si ya no estuviera pasando lo peor, llegó David.
Por unos dos segundos se estuvo inmóvil, pero viendo que yo luchaba, él se atravesó.
—suéltala, ¿qué te pasa? ¿cómo se te ocurre besar a Génesis? Pensé que teníamos un trato, jamás pensé que me traicionarías de esta manera, te dejé pasar lo de no contarme por qué la seguías, pero esto no te lo paso—su brazo se levantó, vi sus intenciones de golpear a Abiel, pero éste detuvo el impacto con su mano, reteniendo a David.
—sí, te traicioné, me dejé llevar por mis sentimientos, no sé qué me pasó, ni yo lo creo, estoy más confundido que tú, créeme—los ojos de David destellaban fuego y furia.
—¿por qué debería creerte? Eres mi primo, pero no puedo soportar más tus traiciones, me apuñalaste por detrás, ¿crees que te perdonaré ésta?—mis ojos se ponen como platos.
—¿primo? ¿a caso son primos?—los ojos de David se suavizaron, pero ahora eso no me va a suavizar a mi, me ocultó o más bien me ocultaron que son primos todo este tiempo.
—Gene—lo interrumpo poniendo mi palma enfrente.
—no David, ¿por qué me ocultaste que son Primos?—silencio, eso hizo que me enojara más—¡dime!—
—porque creí que él necesitaba decírtelo, no yo—negué con la cabeza en desaprobación.
—se supone que eres mi amigo especial, no debiste ocultarme que mi mejor amigo o quien consideraba mi mejor amigo es tu primo, se supone que no se debe ocultar nada, ¡nada!—
—perdóname, sé que no fue bueno de mi parte pero...—caminó hacia mi y yo retrocedí, quedé en medio de la calle y él.
—no te me acerques David, no quiero hablar ahora, todo era muy perfecto para ser verdad, que ingenua, ¿cómo pudiste ocultarme algo así?—sus ojos se llenaron de lágrimas al igual que los míos.
—mi damisela— lo volví a interrumpir.
—vas a tener que ganarte el privilegio de volverme a llamar así—escupí agriamente.
—esta bien, pero ahora ven a la acera que me estás preocupando en el medio de la calle—negué con la cabeza.
—por ningún—blanco, dolor y blanco, es todo lo que puedo percibir, mi cabeza gira sin parar, un zumbido en mis oídos retumba y un fuerte dolor de cabeza me ataca.
Escucho voces a lo lejos, pero no logro entender qué dicen.
Después de un rato de puro dolor y vista borrosa, trato de abrir mis ojos, para mi sorpresa me encuentro en el hospital, acostada en una camilla, con la nefasta bata de paciente, quiero estudiar medicina, siempre me ha gustado, pero jamás me ha gustado verme en estas batas de paciente.
Escucho una voz ronca de lejos, una voz que no conozco pero que sí puedo entender.
—¡doctor! ¡despertó!—gritó muy fuerte para mi gusto—tranquila mi amor ya todo estará bien—su voz se suavizó, ¿mi amor? ¿quién era?
—¿quién eres?—dije amargamente, no me gustaba esta sensación, su expresión que antes estaba triste ahora incrementó en más tristeza.
—¿no... no m...me recuerdas?—tartamudeó y negué con la cabeza.
—el doctor dijo que pasaría, pero nunca creí que fuera cierto
—¿qué cosa?—pregunté desesperada.
—pérdida de memoria, Grace soy yo tu esposo Shawn- estaba más perdida que Nemo en estas circunstancias.
—¿Grace? ¿quién es Grace?—estaba inquieta y ansiosa, este día no podía ir peor.
—tú, mi amor, tú eres Grace—dijo con una sonrisa.
—no me llames "mi amor" y mucho menos Grace, soy Génesis, ese es mi nombre—su expresión triste se convirtió en la de confusión.
—¿Génesis? Veo que el golpe te afectó más de lo que pensé, mi amor, mi Grace, me entristece que hayas olvidado todo lo ocurrido entre nosotros—su voz se quebrantó al decir las últimas palabras.
—¿golpe?— esto es mucho que asimilar, un extraño diciendo ser mi esposo y cambiándome el nombre, hablando de un golpe, creo que ya ha sido suficiente.
—si, hace tres semanas tú y yo tuvimos un accidente automotriz, yo sólo tuve fracturas, pero tú... tú quedaste en coma—como si no pudieran ir peor las cosas, este extraño me hecha el balde de agua fría en la cara.
—no entiendo nada—
—tranquila, no te debes forzar a entender nada—alcanzo a detallar a Shawn, el que dice ser mi esposo, sus rasgos son casi perfectos, cejas curvas, ojos azules, cabello negro como la noche, pero definitivamente no era mi tipo, tenía un pequeño tatuaje de dragón en la nuca y túneles en sus orejas, cosa que detesto no sólo en hombres, sino en cualquier persona.
¿Cómo pude terminar estando con alguien como él?
Si es que es verdad lo de que es mi esposo.
Varios recuerdos están borrosos, lo único que puedo recordar es que David me llamaba desesperada mente.
A estas alturas, siento que lo que me cuenta Shawn es verdad, y los recuerdos que tengo de ese chico David, sólo fueron sueños que tuve en mi coma.
Siento que esta es la realidad y que lo demás sólo fueron escenarios creados por mi imaginación mientras permanecía en coma. Sí, mi vida no podía ser tan dramática después de todo.
—Shawn...—él me miró con reflejos de duda en sus ojos.
—¿si?—preguntó curiosamente.
—¿qué edad tengo?—él sonrió honestamente.
—25—mis ojos se abrieron peligrosamente.
—¿¡25?!—estaba atónita, me observé en la pantalla de un teléfono que se encontraba a unos centímetros de mí y definitivamente era yo, pero con un toque más maduro.
—si, 25—dijo afirmándolo.
—¿y tú?—dejó salir un suspiro, el cual creo, no sabía que estaba conteniendo.
—20—no podía creer lo que estaba pasando, yo, con alguien menor, no me lo vi venir.
—¿y por qué hay una camita extra allá?—sus ojos fueron hasta la camita y su mirada irradió ¿felicidad?
—ya vengo, pronto lo sabrás—salió y tardó como unos 20 minutos antes de volver a llegar, pero no venía solo.
—mira a mami—dijo en un tono de voz dulce, había una pequeña bebé, de cabello castaño, ojos azules y piel blanca, cejas en perfecta curvatura—al fin puedes conocer a nuestra hija—
—¿nuestra hija?—otra más para la lista de cosas que no entiendo.
—si, tenías 9 meses, estabas a punto de dar a luz, aumenté la velocidad para llegar a tiempo al hospital, pero—su mirada otra vez se tornó triste—nos estrellamos contra un camión. Llegamos al hospital y tú estabas inconsciente, estaba preocupado, dijeron que iban a hacer lo posible para salvarte tanto a ti, como a nuestra hija, y afortunadamente lo hicieron, nuestra hija salió sana y salva, pero tú quedaste en coma, no se sabía si ibas a volver a despertar, hasta hoy, estaba no sólo feliz por ti y por mi, sino por nuestra pequeña, que al fin iba a poder estar en brazos de su madre—
—¿cómo se llama?—pregunté extendiendo mis brazos para cargarla, no podía creer estar cargando en mis brazos a tal ternura y menos podía creer que esa ternura fuera mía. Shawn sonrió.
—Génesis, su nombre es Génesis—quedé en Shock—se lo pusiste, dos meses antes de que naciera, dijiste que era un nombre que significaba mucho para ti, así que le pusimos Génesis—más lágrimas cayeron por mis mejillas, no podía creer nada de lo que estaba pasando.
—¿y mis padres?- vi cómo dudaba Shawn en tratar de responderme, mientras se rascaba la nuca.
- tu mamá murió cuando tenías 10 años y tu papá, bueno tu papá ha sido un alcohólico, mal tratador desde entonces—muy diferente a mi otra vida, así le llamaré a lo que experimenté en mi coma.
—oh...—
—tranquila, ya no has vuelto a soportar a ese hombre desde que nos casamos—observé mi mano, y ciertamente tenía un anillo de matrimonio allí.
Muchas cosas qué asimilar, estoy casada con un chico menor que yo, huérfana de madre, con un padre alcohólico, recién saliendo de una coma y con una hija.
Necesitaba descansar, así que me quedé dormida con Génesis en mis brazos.
Estaba en mi quinto sueño cuando esa voz ronca de nuevo llenó mis oídos.
—hey, mi amor, necesitan los doctores a la niña—ciertamente todavía estaba pasando lo confuso.
Le agarré cariño a esa bebé. Por ende no se las quería devolver.
—no, a penas pude estar con ella un rato—todos se observaron unos a otros.
—¿un rato?—se echaron a reír—dormiste con ella en brazos diez horas seguidas, ya es hora de devolverla—me respondió uno de los doctores. Hice puchero, pero asentí.
—okey, pero cuídenla bien—respondí con molestia.
—hemos dado lo mejor de nosotros desde que llegaron, tranquila, si quieres volver a descansar, no importa, pero necesitas comer, sabemos que la comida de aquí no es la mejor, pero sí sabemos que te hará bien. Descansa—el doctor dijo muy amablemente.
—¿cuándo me darán de alta?—pregunté ansiosa por salir de esta camilla.
—justo en la tarde de hoy, tranquila, ya estarás en casa—me respondió Shawn, con un tono de voz algo raro.
Asentí, pero lo que sucedería después en esa casa, no me lo imaginé nunca.
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