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Maratón 6/10
Xiao Zhan no durmió durante la noche, pero fingió que sí mientras veía la pequeña brecha transparente de luz entre las dos cortinas de la ventana. El cielo se estaba despejando gradualmente.
Xiao siente que no es una buena persona, que no hay nada interesante en él y que no es atractivo. Su apariencia no es saludable, sus piernas ya no se sienten suaves y está tan delgado que posiblemente no resulta agradable de abrazar. Puede comprender la actitud del médico y, por consiguiente, no es capaz de soportar el recordarlo.
Xiao Zhan pensó que, si el doctor lo tocaba, sería una pequeña compensación. Crearían un vínculo que le ayudaría a Liu a recordarle durante mucho, mucho tiempo después de su muerte.
Cuando el pelinegro salió del dormitorio era muy temprano, ni siquiera habían dado las seis en punto. La mañana en el sur solo se iluminó parcialmente. La sala de estar estaba muy limpia y ordenada y no había rastro de la pérdida de control de HaiKuan la noche anterior, cuando pensó que estaba muriendo. Todavía quedaban unos pocos jarrones y un buen conjunto de juegos de té sobre la mesa. En el mueble de café, había un tazón de sal de roca blanca y un tazón de porcelana para arroz. HaiKuan se sienta en la cama minutos más tarde y mira el móvil. Cuando se percata de la hora deja el teléfono y grita:
—Es tan temprano. ¿Por qué ya no estás aquí? ¿Por qué no duermes otro rato? -
La temperatura parece haber disminuido todavía más. HaiKuan camina descalzo por la casa y cuando finalmente lo encuentra, está sentado en el sillón con los ojos rojos y brillantes.
Se está mordiendo los labios.
—Oye... Lo siento. —Liu se inclinó y tomó su pequeño rostro con ambas manos. Suspiró, le delineó las mejillas y al final, le mostró una sonrisa triste pero amplia—. Disculpa a este grandísimo idiota. ¿Puedes? -
Zhan sonrió también y dijo:
—¿Cómo puedo enfadarme contigo? Fui yo él que... Yo estaba alterado, no eres tú. -
—¿No dormiste en toda la noche? -
Zhan frunció el ceño, pero de igual manera lo abrazó.
—Tú tampoco lo hiciste... ¿Dormimos juntos en un rato? -
La última palabra la lanzó sin pensar, y se escuchó absolutamente clara y vergonzosa. Zhan, estaba todavía bastante herido por lo ocurrido, pero se permitió reírse de sí mismo. Sus pensamientos giran en torno a la audacia que mostró la noche anterior, el cuello y las orejas se le tiñen de rojo.
HaiKuan le tocó el cabello:
—¿tomamos sopa primero? No tienes nada en el estómago y estoy preocupado. -
Liu recordó lo que Zhan podía comer y lo que no podía comer, y creó un menú muy parecido al del hospital. Zhan toma un poco de un caldo de verduras y se sorprende al descubrir que sabe bastante bien. Bebe unos cuantos tragos directo del plato, y mastica unas pocas espinacas.
HaiKuan, después de calmarse, solo siente que está lleno de una increíble y duradera angustia. Lo pensó detenidamente y creyó que el pelinegro podría estar muy enojado con él... Pero una vez más, se da cuenta de que no sabe lo que está pensando y, además de eso, que no puede descifrar sus sentimientos.
Pero no lo está culpando en absoluto.
La dirección exacta del jardín de té de ZhuoCheng fue enviada a su teléfono celular durante la noche. Planeaba ir de inmediato, pero nuevamente lo dudó. Ha pasado mucho tiempo desde que Wang Yibo tuvo un estado de ánimo tan vacilante y nervioso.
Dio una vuelta por el lago la noche anterior, pero no se atrevió a bajar del auto. Su mente seguía repitiendo un único escenario: El banquito al lado del quinto sauce en el norte, detrás del jazmín. Xiao Zhan, a menudo iba a sentarse allí después de montar bicicleta junto a él en el lago. Recuerda cuando daban vueltas en círculo, cuando rodaban en el césped, la vez que hicieron un cometa y lo llevaron hasta el puente para ponerlo a volar... Todas las veces que nadaron abrazados...
Yibo se apretó la nariz y se limpió los ojos. Se dijo a sí mismo: "No puedes tener lágrimas. En el futuro, tendrás la oportunidad de traer nuevamente todos los recuerdos que una vez tuviste. "
Está a solo media hora. Yibo no sabía mucho sobre la división del jardín de té, y tardó unos cuarenta minutos en encontrar el camino.
El jardín de té de ZhuoCheng tiene tres o cinco acres, el ambiente es muy bueno, hay un pequeño lago en el centro y está rodeado por una cerca blanca; tienen un árbol de jazmín inmenso. Yibo bajó del auto y miró la cerca de alambre que estaba rodeando la propiedad. Un perro dorado y otro de color negro perseguían un muñeco de trapo y también se turnaban para sujetar unas pequeñas cositas peludas en sus hocicos. Los ojos de Yibo tardan un poco en enfocar con claridad, pero cuando finalmente lo hace, siente un inmenso dolor en el pecho...
El perro está jugando con unos gatitos. Los gatitos de Xiao Zhan.
Wang se lanzó contra la puerta de madera y gritó lo más fuerte posible para llamar la atención. HaiKuan, había convencido a Zhan para que durmiera en la habitación por un rato, cerró su puerta y caminó por las escaleras solo para escuchar a alguien llamar a la distancia.
Liu se pone inevitablemente nervioso.
Caminó, abrió una pequeña puerta cuadrada y luego salió a la reja de seguridad. Vio a un hombre que parecía tener alrededor de 30 años. Se ve muy atractivo... Pero el color de sus labios no es normal. HaiKuan puede deducir inmediatamente que está enfermo del corazón.
—¿A quién buscas? —preguntó el doctor.
Yibo creyó que el hombre frente a él era la persona encargada de la vigilancia. Las venas de su frente saltaron y ordenó:
—Abre la puerta. -
HaiKuan es difícil de intimidar. No tiene nada que perder al enfrentarlo. La persona más importante para él está dentro de casa de todos modos.
—¿Quién eres? ¿A quién buscas? —preguntó de nuevo.
Wang sonrió con frialdad. De repente, levantó el puño en el aire y golpeó la reja justo donde estaba la cara del doctor. Su tono, se volvió tranquilo y caballeroso:
—Yibo, apellido Wang. ¡Wang Yibo! -
HaiKuan se quedó inmóvil durante algunos minutos que para él fueron igual a horas. De hecho, no le dio ni siquiera la oportunidad de defenderse. Los movimientos de HaiKuan nunca fueron tan rápidos. Salió de la reja como si fuera un pequeño leopardo y se llevó a Wang al suelo con él.
—¡Jódete, hijo de puta! -
Y le dio un puñetazo.
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