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♫♫♫ ~ Te busco en nuestros recuerdos rotos

Incluso cuando agarro uno,

todo lo que recuerdo son tus lágrimas... ~♫♫♫

Wang Yibo no ha dormido durante varios días porque siempre extraña a la misma persona. No puede dejar de pensarlo y no puede evitar sentir una terrible pena en su corazón. Para él todo es muy doloroso, desde el día en que salió del hospital hasta el momento actual.

Cuando encontró a Liu ZhuoCheng, creyó que el tema de su pareja sería un asunto razonable que pensaría a profundidad. No esperaba que ese hombre estuviera loco y tuviera a un idiota por hermano. Estaba claro que ZhuoCheng estaba protegiendo a HaiKuan y en ese momento, Yibo se desanimó y detuvo cada engranaje que movía su vida mientras se auto compadecía y pensaba que más hacer.

Hoy, Wang Yibo se quedó dormido en su escritorio. Estaba demasiado cansado y lo suficientemente agotado como para hacer algo más que respirar. Aunque adopta una posición muy cómoda sobre su mullido asiento, Yibo no durmió bien. Parece que su cuerpo todavía está conectado con el mundo exterior y con Zhan, HaiKuan y el cáncer... Comenzó a tener sueños muy reales.

En ese sueño, Yibo sintió que todavía estaba en la escuela secundaria, en el aula de química. Le dijo al maestro que tenía sueño y antes de quedarse dormido sobre el pupitre, la última mirada que ve es la del adolescente sentado a su lado. Estaba vestido con un uniforme escolar, su pelo era negro y suave, y realmente parece prestarle atención a la clase. Su aura, es clara y pura.

—Mi pequeño Zhan... -

Wang Yibo escuchó a alguien llorar, pero cuando se despertó, se dio cuenta de que tenía un líquido frío y húmedo corriendo por su mejilla. No se movió de su escritorio, sus pestañas se cerraron un par de veces, y su voz era tan baja que parecía al punto de un quiebre:

—Regresa. Regresa a mí y permíteme cambiar. -

Pueden tener gatos y cachorros. Pueden ser una familia verdadera esta vez y criarlos los dos juntos. Trabajarán duro y cuando él vuelva a casa, lo abrazará y lo besará por una infinita cantidad de tiempo, hasta que se haga de noche. Solloza y le deja su corazón entero Xiao Zhan que no puede oírle.

En medio de la noche, Wang Yibo conduce por la carretera lo más lejos posible de su casa, porque hay todavía un soplo de Zhan por los alrededores. Tal vez era su libro de poesía con olor a tinta o su ropa con fragancia a Vainilla. No había sensación de tranquilidad, no podía encontrar paz...

Wang Yibo también está de mal humor.

Parte del dinero que utilizó para amenazar a ZhuoCheng y parte de lo que gastó intentando localizar a Zhan, es el capital de la compañía. La junta directiva ya no está satisfecha con él, pero afortunadamente ha estado en el poder durante los años suficientes como para evitar que le despidan.

Entrada la madrugada, al volver al edificio de departamentos y cuando finalmente se abrió la puerta del ascensor, vio a un joven delgado, sentado en la oscuridad junto a la puerta de su casa. Su corazón saltó, pensando de pronto... Que tal vez podría tratarse de Xiao Zhan. Tiene una figura delgada y parece absolutamente triste mientras se abraza las rodillas. Wang Yibo se encuentra un poco nervioso, su corazón comenzó a correr en su pecho como si fuera un caballo desbocado y se sintió terriblemente arrepentido. Se esfuerza en atreverse a moverse, por tener el control de sus pensamientos... Pero entonces escucha:

—Yibo Baobei... -

El otro hombre deliberadamente puso una voz suave, el sonido es asfixiado por las prendas que cubren su boca. Extiende las manos y casi se arrastra hacia él. Wang Yibo tiene la mirada oscurecida, siente la cabeza pesada. Cuando se pone de pie, Wang no se mueve y finalmente contesta:

—¿Qué estás haciendo aquí? -

Lay dijo:

—Vine a disculparme... Vine a pedirte que regreses a casa. -

Yibo de repente se echó a reír, burlándose con ganas de lo que escuchaban sus oídos:

—¡Pero que descarado! -

Dejándose llevar por sus impulsos, Lay se levantó y corrió hacía la cintura de Yibo... Sin embargo, fue lanzado de inmediato. Lay se encuentra severamente golpeado al impactar con la puerta de atrás e incrustar su piel con la manija, aunque este dolor no puede compararse con las heridas que tiene en el corazón:

—Yibo baobei. ¡No me dejes! Por favor, sé que estuvo mal lo que hice... —El rostro de Lay se ve pálido, luce débil al dejarse caer contra los mosaicos—: Podemos volver a hacer lo mismo que hacíamos antes... ¡Tomaré mi distancia! ¡Seré bueno! -

La mirada de Yibo es salvaje y se ve increíblemente incómoda. Camina hasta llegar a su lado y lo sujeta con fuerza de la camisa:

—No digas palabras tan repugnantes en mi puerta. -

Wang no quería escuchar más. Es asqueroso. Palabras asquerosas de un hombre asqueroso. Pronto, se siente disgustado por haber sido tan indulgente con él.

Lay se queda sin habla, llorando a mares. Las lágrimas escurrían sin parar por sobre sus mejillas de melocotón y le provocan suspirar involuntariamente. Después de mucho tiempo, habló de nuevo. Gimió:

—... Wang Yibo, realmente... Realmente me gustas. —Lo ama de verdad, incluso si el hombre no es amable con él. Incluso si lo trata como una puta y solo lo utiliza para jugar. ¡Puede jugar con él si quiere! No son las lágrimas su pena. ¡Las gotas son su sangre! Su expresión está muy vacía, la mirada que le muestra es igual a la de un niño regañado—: ... No tomé tu anillo para hacerte daño... Yibo baobei, no te enojes... Yibo baobei, me dijiste que esperara por ti en la casa, pero casi nunca llegabas. Me has dado dinero y no lo he usado, ni siquiera lo de la tarjeta... No tomaría jamás ventaja de ti. -

Su llanto es demasiado pesado, no se reprime y deja que Wang Yibo escuche su pánico reprimido. Los dedos de Wang tiemblan ferozmente, entendía los sentimientos profundos de Lay y entendía el dolor que le obligaba a sollozar. Miró a Zhan nuevamente en las pupilas de Lay.

Yibo le soltó, pestañeó de nuevo y asintió un poco confundido.

—De acuerdo. —Suspiró, esperando que todo el asunto terminara si cooperaba con él—. Yo... Iré contigo mañana, pequeño A-Zhan. -

Lay, sonrió y se rio como si hubiera recuperado el alma:

—¡Bien! Yibo baobei, ¡te encontraré mañana entonces! -

Lay salió, aturdido. En realidad, Wang Yibo no había dicho un nombre equivocado para hacerle daño, ¿verdad? Era lo normal, era lo que merecía... Caminó sin rumbo, su mente no estaba clara. La luz verde al final de la calle se encendió y un Maserati negro lo golpeó cuando se quedó parado justo en medio.

La sangre manchó el camino.

Su vida, a los ojos de las personas que no tuvieron nada que ver con él, solo merece una pequeña sección en el periódico del día siguiente.

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