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Maratón 6/7
HaiKuan, es muy bueno con Zhan. Mucho más afectuoso que su ex pareja. Tampoco tiene problemas en mostrar su afecto y su infinito amor.
Le regaló a Zhan unas luces de bengala para que pudiera jugar en el jardín y le llevó a comprar materiales para los gatos. Compró palas y rastrillos y comenzaron a rascar pequeños surcos en la tierra para plantar semillas... Porque Xiao Zhan quería tener unos rosales frente a su ventana. Sumado a ello, está el hecho de que HaiKuan logró convencerlo para que lo dejara ocupar la otra mitad de su cama. Aunque la colcha y las almohadas aún se quedaban de su lado, es absolutamente obvio que la brecha entre los dos cada vez va volviéndose más pequeña.
El castaño empujó suavemente la puerta para abrirla. El dormitorio tenía un pequeño grupo de cálidas luces de noche color naranja. Se acercó, Zhan estaba recostado sobre la cama leyendo un libro.
—¿Qué estás viendo? -
Liu se sentó a un lado en el colchón y giró su cabeza hacía Xiao. El pelinegro sonrió y pasó la página del libro sin devolverle la mirada.
—Se llama: Los seis capítulos de la vida, de JiYang. -
HaiKuan se inclinó más hacía Zhan y apoyó la cabeza en su suave hombro. Carraspea la garganta antes de decir:
—Tuve una pesadilla anoche. -
—No me sorprende que te despertaras entonces... Estabas sollozando en tus sueños. -
El doctor se quejó:
—¿Llorar me vuelve menos profesional? -
No quería decirle que en realidad soñaba con Xiao Zhan, caminando lejos de él por un campo lleno de jazmines. Observó que, mientras más intentaba alcanzarlo, más lejos había llegado... Y finalmente se convirtió en una nube y subió al cielo. Zhan cerró la tapa de su libro, volteó el cuerpo y dijo:
—Los sueños nos muestran lo contrario a la realidad. -
Liu se alejó un poco, elevando los hombros:
—¿Sabes? He tenido contacto con algunos de mis viejos compañeros de Shanghái. Parece que la medicina allí avanza mucho más rápido que en otras provincias. -
El pelinegro sabe que HaiKuan ha cambiado abruptamente de tema, pero quiere creer que solo lo hace porque está avergonzado de mostrarle que a veces, también tiene miedo. El tono de Xiao es frío al contestar:
—No quiero que intentemos más cosas para salvarme. -
HaiKuan se quedó congelado, y miró fijamente los ojos del pequeño Zhan.
—¡No puedes quedarte aquí sin hacer nada! -
—Eres médico. Si un paciente no tiene cura, ¿qué es lo que le dices? ¿Continúas dándole un tratamiento que ya no funciona o respetas su última voluntad mientras todavía piensa correctamente? -
Zhan, ladeó la cabeza. Se niega a mirar a HaiKuan siempre que comienza a actuar así.
—No es seguro que no te puedas curar... -
El corazón del mayor duele e incluso las palabras que quiere lanzarle no están claras dentro de su mente. Zhan extiende los dedos y frota con suavidad la cara de HaiKuan. Sus ojos son amables.
—Si realmente me amas, no me obligues. La quimioterapia es muy dolorosa, las drogas son corrosivas...Liu... ¡Los brazos me empiezan a picar! Liu, me duele... La aspiración de médula ósea también me lastimó, la hemodiálisis me lastimó. ¿Realmente quieres hacer de mis últimos días una tortura antes de morir en el hospital? -
HaiKuan entiende que sus sentimientos son mucho más profundos que sus palabras. Su lenguaje es desgarrador, es terrible... Nunca podrá saber realmente cuánto dolor tuvo que aguantar, y eso es algo que lo seguirá toda su vida.
—Y... ¿Cómo me voy a curar yo de ti? -
Liu apretó los dientes y negó con la cabeza. Estaba soportando las lágrimas, intentaba controlar los temblores de su voz.
—Hey... Cuando fuimos a la montaña, cuando los dos perros me acompañaron a caminar en el lago del Oeste, cuando el gatito estaba roncando en mi regazo, no me sentí mal para nada. —Los brazos del pelinegro rodearon fuertemente a HaiKuan—. Cuando yo no esté, solo tienes que recordar que mientras estuve aquí contigo... Ya no lloré ni un solo día. -
—No... -
HaiKuan se derrumbó en un terrible mar de lágrimas, pero Zhan siguió hablando.
—¿Puedes obligarme a ir al hospital? ¿Puedes obligarme a recibir quimioterapia? ¿Puedes obligarme a tomar medicamentos? ¿Puedes quedarte durante la noche verificando que no me saque el tubo de la boca cuando esté convulsionando? ¿Vas a vigilarme para que no muera? -
Las palabras que Xiao Zhan puede escupir, son hirientes y más crueles que cualquier otra cosa que haya podido experimentar en su vida. Lo sostiene con ambas manos y grita:
—¡Te amo! -
HaiKuan enterró su cabeza en la clavícula de Zhan.
Un líquido caliente le arde en la piel del cuello, le hace doler su propio corazón.
—Si hay una próxima vida, quisiera reencarnar como mujer. Entonces, solo tendría que esperar por ti —comenzó a jurar Zhan.
HaiKuan no levanta la vista y los pequeños espasmos de su cuerpo le hacen jadear de una manera absolutamente débil.
—Quiero amarte como un hombre. -
Zhan suspiró.
—Dos hombres juntos, es demasiado complicado. -
HaiKuan acomoda gentilmente a Zhan contra su pecho y se acuesta en la cama.
—Entonces, te haré mi esposa en la próxima vida. Y te llenaré de hijos y de besos por las mañanas... -
Apagó las luces, cerró los ojos y dejó que sus lágrimas fluyeran. Su corazón estaba claramente perdido.
Xiao Zhan y Liu HaiKuan se quedaron abrazados en la noche. Al día siguiente, el mayor comenzó con su rutina desde muy temprano. Miró el rostro delgado de Zhan durmiendo profundamente sobre la cama... Su corazón estaba tan destrozado que huyó apresuradamente y comenzó a llorar una vez que estuvo ya muy lejos de él.
Por primera vez en su vida, siente que es incompetente.
HaiKuan se sentó en la sala de estar. No sabía para que dirección le corrían los pensamientos y sus memorias, como si quisieran jugarle en contra, le hicieron ver la sonrisa de Xiao en los últimos días. El doctor agachó la cabeza, se abrazó como si estuviera experimentando un terrible frío, y pronto se sintió más angustiado que antes.
De repente se oyó un ruido en la puerta. Había palabras de impaciencia y unas cuantas maldiciones provenientes del otro lado. HaiKuan se levantó y fue a abrirla... Solo para ver a ZhuoCheng, parado en el marco como si quisiera matarle.
ZhuoCheng viste un traje negro de corte fino, y el cabello se lo peina meticulosamente hacia atrás utilizando laca. Las gafas planas con el fino marco de alambre dorado en la curva de su nariz reflejan la luz fría de la mañana. Los delgados labios del hombre estaban curvados con ligereza en un gesto de ira total que se desató completamente cuando HaiKuan dijo:
—¿Hermano? ¿Qué haces aquí? Me hubieras llamado para que fuera por ti... -
Allí fue cuando ZhuoCheng le asentó una bofetada.
—¿Eres imbécil? -
ZhuoCheng parece estar incómodo. Cuando lastima a su hermano, la persona que más quiere sobre el mundo, siempre comienza a actuar como si estuviera arrepentido de inmediato. Está enojado y las líneas que se marcan en su frente le hacen parecerse demasiado a HaiKuan y a su padre. Luego, caminó al interior de la casa y cerró la puerta de un fuerte azotón.
HaiKuan se quedó atónito, pero no parece estar dispuesto a enojarse con él. Mucho menos quiere pelear.
—Hermano, ¿qué pasa? -
—¿A quién demonios dijiste que te llevaste hace unos días? -
El doctor no entiende lo que está mal. Su hermano sabe lo que hizo porque se lo contó detalladamente durante una cena... Siempre lo ha estado protegido, siempre parece estar dispuesto a apoyarle entonces... ¿por qué no quiere hacerlo ahora?
—Me lo llevé porque quería ayudarlo... Está conmigo porque lo amo. -
—¿Debo alabarte? ¡Felicidades! ¡Eres todo un santo! ¡Mi empresa se está viniendo abajo, por todos los cielos! No te puedo encontrar, no contestas el celular. ¡Ese maldito hombre me está mordiendo como si fuera un perro rabioso! ¡¿Sabes cuánto dinero perdí en estos días por tu estúpido juego de Romeo?! -
HaiKuan finalmente terminó enojándose.
—Maldición. Dijiste una vez que Wang está todo el tiempo buscando amantes para jugar, ¿no?
—¿Eso qué demonios tiene que ver? -
—¡Creo que estás enojado porque tú estás más metido en esto de lo que quieres aceptar! -
El carácter de ZhuoCheng es más fuerte que el de HaiKuan, y la voz que emite de pronto, tan grave y tan molesta, le provoca retroceder:
—¿Qué dices? ¿Qué crees que yo...? ¿Cuánto tiempo piensas que trabajé para él? Conocí a su padre, a su jefe. ¡Dios! ¡Acaso eres imbécil! ¡Tú! ¡Enorme pedazo de...! -
Liu HaiKuan frunció el ceño y colocó una mano frente a él.
—Cállate. Si A-Zhan escucha un sonido tan fuerte, se despertará. -
ZhuoCheng se burló.
—Si vas enserio con todo este asunto homosexual, ¿por qué no encuentras a otro hombre con el que puedas dormir? No es como si fuera difícil para ti, ¿verdad? Honestamente, si este chico estuvo envuelto con Wang Yibo, entonces debe ser un cualquiera. -
Los ojos de HaiKuan se abrieron de golpe, y le dio un puñetazo sin previo aviso.
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