Maratón 4/7

Liu HaiKuan descubre que la casa de su hermano tiene más de 10 acres. El ambiente es particularmente bueno, hay un templo religioso cruzando el camino principal y piensa que solamente le tomará unos 20 minutos llegar hasta Changshou Lake Garden.

Los dos perros se echan a correr apenas bajan del automóvil, se sacuden y estiran sus patas antes de aventarse directamente al nacimiento de agua que fluye constantemente en el borde del jardín de té. La risa de HaiKuan es tan cálida como el poblado mismo de Changshou. Ahora hay más de 33 grados, aunque ya sean las seis de la tarde.

Liu sabe que Zhan todavía está dormido.

El médico caminó rumbo al automóvil, se inclinó y tomó cuidadosamente a Zhan entre sus brazos. Aunque el movimiento fue muy ligero, Xiao Zhan se despertó casi de inmediato.

—No te muevas. — HaiKuan apretó su agarre y sonrió—. De lo contrario, te caerás. -

Zhan se estremeció. Los dos están demasiado cerca y en realidad, sigue siendo un poco incómodo.

—... Puedo ir yo solo. -

HaiKuan entrecerró los ojos, miró hacía un lado y observó a uno de los perros. Mojado y tan eufórico que posiblemente no notaría por dónde estaba corriendo. Además de enorme, era un poco tosco.

—Si te bajo, definitivamente alguno de esos dos te golpeará. —Los pasos de Liu siguieron sin detenerse—. Te sostengo así para que descanses, fueron muchas horas... Iré a despertar a los gatitos también. -

HaiKuan seguramente también estaba muy cansado, después de todo había conducido por más de 10 horas de manera intermitente. A Zhan le daba vergüenza hacerle el día más pesado, por lo que no se negó otra vez.

El clima en el sur es húmedo, el aire se siente casi demasiado pesado y HaiKuan, espera el tiempo necesario antes de decirle:

—Mañana te despertaré al mediodía y entonces podremos ir a comer al lugar que tú quieras. Donde te parezca más bonito. -

En las horas siguientes, HaiKuan evita que Zhan cargue cosas pesadas, se niega a verle realizar algún tipo de trabajo excesivo y, por consiguiente, se siente extremadamente cansado de bloquear tantas ideas nuevas cuando cruzan por la mente hiperactiva del pequeño e inquieto Xiao Zhan. Es común que un médico trabaje de forma continua durante más de diez horas, por ejemplo, cuando se realiza una cirugía de urgencia de alta intensidad. El espíritu y la condición física de HaiKuan siguen siendo tan buenos como en sus días de universidad por lo que no se preocupa en tomarse un respiro...

Quizá, también sigue pensando de una manera absolutamente obstinada.

HaiKuan llamó a sus compañeros de clase en Shanghái cuando se aseguró de que Xiao Zhan estaba dormido. Todos ellos se organizaron mediante una práctica videollamada mal establecida. No le importa el nivel médico de Shanghái o la atención técnica que sus hospitales puedan ofrecerle, no es peor ni mejor que en Beijing. Básicamente, Liu está utilizando todos los recursos disponibles solo en continuar buscando la médula ósea que coincida perfectamente con el cuerpo bastante herido de Xiao Zhan. Aunque ya es un poco tarde ahora.

Liu HaiKuan, se quedó observando a los dos perros durante un período de cinco o seis horas fuera de la puerta de la casa. No esperaba quedarse dormido instantáneamente y, después de permanecer en la intemperie por un largo tiempo, finalmente fue capaz de sentir el frío envolvente de la madrugada. Se levantó, entró y se lavó la cara. Arregló su cabello, arregló el lavabo y se percató de que no hubiera algo que pudiera interrumpir las caminatas lentas de Zhan. Después de todo, HaiKuan es un doctor. Es más meticuloso que la gente común... Y tiene una persona que quiere proteger desde lo más profundo de su corazón. Ese es un pensamiento continuo que lo ataca de inmediato últimamente... Y le encanta.

Zhan despierta tarde, aunque había dormido mucho en la carretera. Sale del dormitorio dispuesto a ayudar al médico a limpiar la casa que parece no ha estado habitada desde hace mucho tiempo... Pero la pequeña cabaña estaba ya sorprendentemente limpia. Decide entonces, salir y caminar aprovechando que el paisaje es verdaderamente hermoso. El aire huele dulce y es cálido, exactamente igual a como lo había soñado mientras iban de camino. Aunque claro, es más nítido y brillante.

Cuando HaiKuan comenzó a buscarlo, se percata de que Zhan está mojándose con los dos perros y al salir del agua, inmediatamente se convierte en un monstruo de barro y hierbas. Hay algo de espuma en su cara, su ropa está mojada y su estado de ánimo es muy bueno. La curvatura de sus cejas y su risa animada es lo mejor que Liu haya visto nunca.

—Bien, es suficiente, tienes que tomar una ducha y cambiarte de ropa para que salgamos a comer. -

HaiKuan teme que Zhan esté tan empapado en agua fría... Se aproxima, se quita el abrigo y lo coloca cuidadosamente sobre los hombros de Zhan. Él promete ir de inmediato al baño, pero no se ha movido, aunque ya pasaron unos minutos. Está muy ocupado viendo a Liu bañar al perro grande. El castaño parece batallar mucho, y ahora incluso se ha permitido subirse encima de su pelaje con la intención de lavarle bajo el hocico.

—No seas tan pesado —dijo Zhan—. El jabón les está cayendo en los ojos. —Extendió la mano y les limpió la cara. -

Liu se encarga pronto de los perros, los enjuaga, los seca y los mete dentro de la casa. Si vuelven a ensuciarse, esta vez no estará dispuesto a trabajar en ellos. Está en su límite, lamentablemente.

—¡Ah! ¡Que cansancio! Tienes mucha más energía que yo, A-Zhan. -

HaiKuan se acomoda al lado de los dos perros, y comienza a ver detenidamente como Zhan está jugando de nuevo con el perro mayor. Le lame la cara, sacudiendo la cola, sus ojos son leales y cuando Xiao voltea para lanzar un comentario fugaz sobre ellos... Se da cuenta de que los ojos de HaiKuan no se han apartado de sus labios.

Dios, ¿por qué hace eso? Xiao Zhan no quiere darle demasiadas expectativas al doctor porque va a tener que irse. Un dolor a corto plazo es mejor que el dolor a largo plazo. No espera que mejore, ni espera escribir una nueva historia... Fue allí a morir, no ha revivirse. Xiao Zhan siente que eso es lo más inteligente que puede hacer.

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Hay un restaurante que prepara buenos camarones. HaiKuan ha tenido buena suerte, hizo una reservación antes y la mesa que está junto a la terraza ahora es toda suya para disfrutar. Pueden ver el tranquilo paisaje del Lago. El clima es bueno en el exterior y hay muchas personas caminando placenteramente en el puente viejo que va de un extremo a otro. El pelinegro no puede comer demasiado, solo se concentra en mirar la escena y su corazón pronto consigue llenarse de una profunda nostalgia.

En la escuela secundaria Wang y él a menudo iban al Lago. Cuando llovía, pasaban corriendo sobre el puente y se abrazaban durante horas mientras compartían secretos silenciosos. Yibo lo llevaba en bicicleta, sacaba su cámara y encontraba siempre el mejor escenario para tomarse fotos con Zhan... Xiao lo amaba, más de lo que amaba el clima cálido, las flores y los libros. Piensa de nuevo y suspira... HaiKuan siente los sutiles cambios de ánimos en el menor. Estaba sentado frente a él, estaba sujetando su mano, pero no es lo suficientemente fuerte como para interrumpir sus recuerdos.

Los recuerdos con alguien más.

El sol le da a sus pestañas un brillo dorado, y Liu no tiene dudas de que el Xiao Zhan de este momento, pese a la tristeza en sus pupilas... está más satisfecho y más feliz que en Beijing. HaiKuan no interrumpe al Zhan que imagina cosas y piensa, que sería bueno hacerlo tan feliz como parece que lo fue hace ya mucho tiempo...

Sí, eso estaría bien.