—¿Qué pasa? —Wang Yibo sostuvo el rostro de Zhan, con los ojos llenos de preguntas—. Estás actuando muy extraño. -

Zhan negó con la cabeza, las manos de Wang seguían en sus mejillas.

—Me... Duele. -

—¿Me disculpo por descuidarte? Dime, ¿es culpa mía? —El tono de Yibo es igual al de un niño pequeño e incluso, algunas sonrisas ridículas se revelan sobre su cara— No volveré a irme. ¿No es una promesa suficiente? -

Xiao Zhan estaba listo para intentar dormir de nuevo, pero algo le atravesó el cuerpo. Una especie de descarga eléctrica que le provocó estremecerse y después, abrir los ojos con ganas. Las pestañas del pelinegro son densas y largas, y están silenciosamente cubiertas de lágrimas. Sus rasgos le hacen parecer una persona inocente, buena y cuidadosa, alguien de buen comportamiento...

Y piensa con todas sus fuerzas que no debería ser así.

Wang Yibo recordó repentinamente la llamada telefónica de Zhan a Francia aquella tarde. No estaba seguro de que Xiao no escuchara la voz extraña del otro lado de la línea. En realidad, había pasado gran parte del día pensando en una explicación perfecta en caso de que le preguntara.

Cuando colgó el teléfono esa vez, Wang Yibo no sabía cómo extinguir el fuego que se había extendido por su corazón. Odiaba los pensamientos que le llegaban con su amante cuando la voz de Zhan le penetraba. No quería ser cuidadoso, no quería ver los ojos de su pareja sobre las pupilas de alguien más... Se sentía intoxicado y abrumado a partes iguales. Wang Yibo canceló todos sus planes y le dio a Lay un boleto de regreso a Beijing.

Wang probablemente supuso que Zhan sospechaba de él, pero no esperaba que fuera tan extremo.

—¿Te gusta que pasemos tiempo juntos verdad? —Xiao se da cuenta de la sonrisa creciente sobre la cara de Yibo al momento de besarle suavemente la mejilla—: Podemos comenzar a planear nuestras vacaciones de año nuevo. Te llevaré a pasear, a nadar, tú dime el lugar y yo lo cumpliré. -

Xiao no dice nada, tampoco parece emocionado con el beso de Yibo, y las largas pestañas tiemblan como las alas de una mariposa en sus párpados. El corazón de Wang se siente adolorido y culpable, de su nerviosismo surgieron las disculpas y la vergüenza que no se había manifestado durante mucho tiempo, parece ahora explotar y salir por sus poros. El movimiento de sus manos contra su piel fue más suave:

—Pequeño Zhan... Me gustas. Pequeño Zhan por favor no me ignores. -

De repente Zhan se da cuenta de que sus lágrimas están bajando, tiene los ojos cerrados, no se mueve, ni respira, el color abandona su rostro cuando susurra con una voz absolutamente herida:

—Wang Yibo ... Yo ya no te quiero. -

—Pero yo te quiero mucho a ti. -

Es poco probable que así sea.

Xiao sabe que su pareja se encuentra molesto y abrumado desde que llegó a la cama en el dormitorio. Realmente quería preguntar y que Wang Yibo confesara todo de un solo golpe sin importar que tan doloroso o incómodo le resultara. Pero su plan no parece funcionar. Y ahora, que ese hombre fuera con su amante más joven a un viaje fuera del país, solo queda dentro de su mente.

Se ha fallado así mismo, piensa.

Wang puede ver, con tan solo darle un vistazo a su cuerpo, que la boca de Zhan está equivocada. Dice cosas que no siente. Dice cosas que no deberían estar allí... Xiao Zhan no puede escapar de la suave trampa de Wang Yibo cuando lo envuelve y murmura:

—¿Podemos permanecer así? -

El pelinegro tembló con suavidad. La sensación de Yibo sobre su cuello fue verdaderamente abrumadora.

—Si... apagas la luz entonces, te daré permiso. -

—Oye, vamos... — Yibo le mordió la barbilla y después, sonrió de una manera encantadora y atractiva—: ¿Qué está pasando con mi linda esposa? ¿Está tímida hoy? -

El aliento del pelinegro es algo inestable, no solo tiene miedo de que Wang lo tome en sus brazos y lo derrita sobre las sábanas como si fuera un caramelo... También le aterra que note las marcas de la aguja que cruzan su piel.

La voz de Xiao Zhan suena un poco tonta, excitada, e inmediatamente después gritó como si fuera algo de vital importancia. Necesitándolo con fuerza:

—¡Apaga las luces! -

A Yibo no le importa complacerlo. Está bien que este oscuro mientras pueda poseer el cuerpo completo de Zhan.

—Mi amor. -

Los movimientos de Wang son muy rápidos. Tiene un gran deseo de incrustarse por completo dentro del cuerpo del menor mientras lo tiene bajo sus brazos. Zhan muerde sus labios, cierra los ojos y se adentra en una profundidad sin precedentes. Al sostenerse de los anchos hombros de Yibo, no puede evitar gemir y soltar un jadeo de agonía total desde lo más profundo de su garganta. Ya está llorando.

—Wang... Wang Yibo... Ah... — finalmente está gritando bajo las extremidades del hombre y al cabo de un momento, no pudo evitar sollozar más lastimeramente—: Lento... Más lento... ¡Ugh!... No... ¡Ah!... -

—¿Qué pasa? -

Las acciones de Wang se detuvieron abruptamente. Le sostuvo de la cintura, le acarició el abdomen y luego repasó con las yemas de sus dedos su delicado rostro.

Está completamente conmocionado, Xiao llora como si estuviese siendo torturado por él.

—Yibo baobei... -

—¿Qué está mal? -

La conciencia de Zhan se encuentra un poco confusa, y ahora se descubre a sí mismo sacudiendo la cabeza de una manera caótica sobre el colchón. Parece como si se ahogara:

—No... No sé... No... -

Yibo cayó sobre su espalda desnuda, respiraba agotado y estaba visiblemente confundido. Con una suave voz ronca, dijo:

—Dime ya, por Dios. ¿Qué pasa? -

Xiao sollozó:

—No sé si me quieres... No sé si te quiero. -

Yibo de repente sintió que su corazón se había vuelto de piedra, y hay un leve sentimiento de incomodidad incrustándose en su pecho. Le asentó un suave beso en el lóbulo de la oreja y prosiguió a hacerlo con sus labios también. Él conoce a Xiao, su comportamiento. No puede estar hablando en serio y trata de convencerlo:

—Te quiero. ¿Me escuchas? Te quiero de verdad. -

Yibo no sabe que piensa Zhan, no lo escucha, ni siente que se mueva. El inmenso calor del momento se enfría muy rápidamente y ahora solo existe dentro suyo un infinito sentimiento de decepción, un poco de dolor.

—Entonces no me trates como a un tonto. -

Cuando todo el drama parece estarse extinguiendo, Xiao se arrodilla sobre la cama y Yibo lo toma para recargarlo con ternura contra su pecho. Esta es una acción que ambos solían hacer muy a menudo. En los primeros años, Xiao en realidad disfrutaba de esto... Pero para este momento no bastaba para calentar su cuerpo ante el tormentoso invierno.
Zhan se estremeció y Yibo lo mantuvo entonces en sus brazos, envolviéndolo cuidadosamente con una colcha.

Wang no puede dormir, y en la oscuridad, hay un momento en el que comienza a tocar el cabello de Zhan. ¿Por qué está dispuesto a seguir tirándolo contra el barro solo para salir a jugar todas las noches? Posiblemente, sea algo que no podrá dejar de hacer ni siquiera cuando observe que ya todo está destruido.