Liu HaiKuan no volvió a hablar en todo el trayecto, solo conducía silenciosamente. En ese momento, llegó un breve mensaje de texto que había hecho sonar su celular. El teléfono estaba al alcance de su mano y HaiKuan abrió el buzón mientras alternaba la mirada.
Suspiró, y miró discretamente a Zhan que se encontraba observando con atención por la ventana...

El mensaje de texto era de Wang Yibo.

«No volveré al jardín de té hasta que encuentre la médula ósea adecuada. Por favor, cuida mucho a mi pequeño Zhan».

Liu eliminó el mensaje y arrojó el teléfono al asiento trasero. Estaba molesto en su corazón y sus emociones se encontraban en un constante y desequilibrado cambio. Odiaba el tono tan condescendiente de Yibo, como si todavía fueran un par de amantes afectuosos. Wang se siente raro siempre que le habla. ¿De verdad le había pedido que cuidara de Zhan? Sin embargo, HaiKuan, también es consciente de algunos puntos. Dijo que no iba a volver.

Liu HaiKuan se rió. De todas maneras, ya no iban a estar allí.

El auto se estacionó en el jardín de té, HaiKuan abrió la puerta y extendió los brazos para sostener a Zhan.

—No te muevas sin mí, o seguramente los perros van a tirarte. -

Xiao Zhan se sentía mucho más aturdido que antes, sus hombros y sus clavículas se veían huesudas. Había grandes manchas rojas surcando desde su cuello hasta sus axilas y su espalda. El viento del exterior todavía estaba un poco frío y no pudo evitar toser desesperadamente contra el pecho de HaiKuan.

—¿Tienes frío? —Liu lo condujo hasta la cerca de seguridad y permitió que Zhan extendiera la mano y usara su huella dactilar para abrirla. Advierte el susurro del viento y dice—: Estas bajas temperaturas vienen a decir que la primavera se acerca. -

Una vez adentro, lleva a Zhan a sentarse en el sofá. Le extiende las piernas para poder ponerle un par de zapatillas de algodón:

—¿Quieres ver la televisión? Iré a poner el humidificador y también encenderé el aire caliente, ¿está bien? -

Zhan asintió rápidamente, esperando encontrarse con ese par de ojos marrones como la tierra, extendió las manos y acarició suavemente el cabello de HaiKuan. Era igual a... Tocar un perro grande. HaiKuan se agachó, después sonrió y tomó la mano de Zhan para besarle lentamente entre los dedos. Se levantó y se inclinó para besar también su mejilla.

—¿Por qué eres tan hermoso? -

El rostro de Zhan está visiblemente enrojecido. Un poco avergonzado, recorrió sus orejas con los dedos y murmuró:

—Tú... Pareces un perro. -

—¡Voy a morderte! -

HaiKuan lanza un gruñidito y se ríe. Zhan lo hace también.

—Vuelve a tus cosas, anda. -

Se da cuenta inmediatamente del ceño fruncido del doctor y de que parece, otra vez, estar a punto de llorar. Xiao Zhan no puede soportarlo. HaiKuan sacude la cabeza, como si intentara eliminar de ella algún tipo de pensamiento feo. Dijo

—Te voy a conseguir algo de comida. -

Zhan sostuvo una almohada y lo miró:

—Cuando vayamos a Chengdú. ¿Qué pasará con el jazmín del jardín? -

Liu se dirigió a la cocina y su voz apenas se escuchó:

—A parte de ti, no pienso demasiado en lo demás. -