Zhan tuvo un largo sueño. Soñó que estaba esperando en la estación del tren. Había niños cargando sus maletas sobre sus hombros y pacientemente, esperaban a que sus familiares regresaran a casa. Soñó también con un anciano grande y solitario en el patio. Vio la muerte de su abuelo. Estaba en el hospital y el pasillo que conectaba las habitaciones era infinito, blanco y se sentía triste. Se quedó en la entrada y no pudo parar de llorar.

El niño con una sola bolsa en el hombro creció y se convirtió en Xiao Zhan que esperaba a que su padre regresara a casa. Las flores y los capullos de jazmín en su sueño se marchitaron, y Zhan intentó entonces levantarlos y hacer que volvieran a tener su color original.

Para cuándo el pelinegro se despierta, ya está oscuro. Se sorprende y empuja la puerta del dormitorio para abrirla. La luz de la sala de estar está apagada, no se escucha ruido, pero hay humo. Yibo estaba parado, fumando junto al enorme ventanal cercano a la cocina. Inhala un poco, lo suelta y acumula infinitas colillas de cigarrillo en el cenicero.

—¿No dijiste que dejarías de fumar? -dijo Zhan, sus movimientos son un poco tontos.

Wang se sorprendió e inconscientemente apagó el cigarro:

—Lo siento. -

Zhan presionó el interruptor:

—No puedes controlar fumar cuando estás molesto. ¿Por qué estás preocupado esta vez? -

Zhan se sentó a su lado, un poco lejos de la ventana. Wang sonrió, se inclinó y le tocó el cabello

—No te preocupes por eso, es el trabajo. -

Zhan no dijo nada, solo se sintió mareado y pronto, su pijama azul se cubrió con dos gotas rojizas. Las manchas de sangre no fueron percibidas por él de inmediato, pero pronto eleva sus dedos, toca su piel y siente la sangre. El flujo incrementa, pero Zhan ya no experimenta ningún sentimiento, ni siquiera parece sorprendido.

Yibo lo vio, suspiró y antes de hacer cualquier otra cosa, estiró el brazo y le elevó la cabeza. Parece una hemorragia nasal que no puede detener.

—¿Qué pasa? ¡Mira hacia arriba, apúrate! ¡Mira hacia arriba! -

Wang Yibo estaba ansioso y se apresuró a dejar que Zhan se recostara en su regazo. Su ropa estaba pegajosa y repleta de sangre.

Tomó mucho tiempo detener el sangrado. Yibo tomó el brazo de Zhan para llevarlo al baño y ajustó cuidadosamente la temperatura del agua.

—¿Cómo es que te ha dado una hemorragia nasal de repente? -

Xiao frunció el ceño, su pérdida de sangre era demasiado insignificante:

—El aire de la casa está seco. -

—El invierno en el Noroeste es seco y frío. Mañana le diré a alguien que te compre un humidificador. -

Yibo limpió el rostro de su pareja, y le quitó la ropa que estaba manchada de sangre. Quería darle un baño o vestirlo con algo más grueso...

Pero el pelinegro reaccionó de una forma exagerada. Empujó a Wang y apretó las solapas de su pijama. Sus uñas se veían blancas. Yibo se sorprendió

—¿Qué pasa? — Estaba un poco alterado, un poco enojado, y también sentía algo inexplicable creciendo dentro de él —Tu ropa está sucia. -

Los ojos de Zhan no cayeron en los de Wang. Todavía se sentía avergonzado y en realidad, no sabía exactamente la razón. La cara de Yibo estaba oscura, fría y parecía molesta. Cuando le soltó, dijo:

—Estás tan sucio, tienes sangre. No tengo ese interés. -

Xiao sabe que no le está entendiendo bien, pero no hay nada más que hacer que verle alejarse. Las manos de Wang enrojecieron por la ira y luego salió del baño.

Después de cinco minutos, la puerta de la entrada cruje. Xiao Zhan sabe que Wang Yibo ya no está en la casa tampoco.

Esto es bastante bueno. Ya no tiene la capacidad para soportar su temperamento ni hacer el trabajo de un esposo comprensivo. Zhan se desvaneció lentamente en el suelo, se deshizo de su ropa, sus manos están heladas y tiemblan mientras las entrelaza y las observa como si no las conociera. Sabe que está empapado con el agua caliente de la bañera que se está derramando, y de repente está un poco asustado.

Sintió que era hora de tomar alguna clase de decisión, por ejemplo, en qué tipo de lugar debería encontrar el final. No importa dónde mueras, es problemático de todas maneras. Si muere en casa, nadie lo encontrará durante diez días y medio. Su aspecto definitivamente será feo, y no es bueno asustar a Wang Yibo de esa manera. Zhan lo pensó y de repente sonrió. También sintió que el proceso de la muerte no estaba siendo tan difícil.

La parte complicada, la sufriría alguien más.

Xiao se levanta, vierte burbujas al agua caliente y se comienza a sumergir. No ha tomado un baño en tina por mucho tiempo, y aunque se siente bien, ya no tiene tanta fuerza cuando se enjuaga, se limpia y se levanta. Se pone con cuidado el pijama más grueso que tiene, la que lo calienta mucho. En la sala de estar, todavía hay un olor a humo que no se disipa fácilmente. El olor de los cigarrillos importados no es desagradable, pero le provoca recordar a Wang y lo hace sentir absolutamente confundido y apagado.

Cuando los dolores de cabeza hacen su aparición, Zhan descubre que se ha olvidado de tomar sus medicamentos especiales, por lo que se obliga a caminar para hervir un poco de agua. Se recuesta en el sofá y espera que la cápsula le haga efecto. El gatito está jugando con él y las garras pequeñas de sus patitas le perforan la parte más baja del pijama al pelinegro.

Al escuchar que una llave abría la puerta, Xiao pensó que era una ilusión y cerró un instante los ojos... Hasta que el hombre cuyo rostro aún no tenía un semblante bueno se paró frente a él.

—No juegues con los gatos, ve a lavarte las manos y vamos a comer. – Yibo tenía un aura fría, pero de todos modos le había traído comida —Traje hígado, escuché que es bueno para restaurar la sangre. -

Yibo vertió el hígado en un plato hondo, su tono no es cálido, pero sus cejas tienen una curva suave. Xiao se sienta en la parte más alejada de la mesa y observa detenidamente a Wang.

Realmente no iba aperder la paciencia por una cosa tan pequeña como esa.