🍃10🍂
♪♪♪ ~ Pretender que estoy bien me hace sentir más solo
Solo miro hacia diferentes lados
Borré y dibujé mis incontrolables pensamientos
Pero todo sigue igual, nada cambia~ ♪♪♪
Xiao Zhan tiene la cabeza inclinada hacia abajo. Parece que a través del inminente frío de su cuerpo y de la penetrante oscuridad, fue capaz de recordar los días de su juventud en que las flores de jazmín brillaban en sus manos. A la edad de diecisiete años, Wang Yibo lo llevó a ver cómo los capullos se abrían en los árboles del bosque. Ese fue su regalo de cumpleaños. ¡El mejor presente de su vida!
El dulce amor de ese momento era completamente falso. Solo el dolor le martillea ahora.
Está cansado de sus memorias de hace 14 años. Cansado de ver jazmines, libros, fuegos artificiales y lámparas de aceite que formaban parte de algo que ya no existía.
No sabe cuánto tiempo estuvo abierta la puerta, tampoco conocía desde hace cuánto Wang Yibo había estado observándole:
—Si no entras ahora, duermes afuera. -
Zhan se levantó y entró a la casa sintiéndose verdaderamente triste, débil y humillado. Lo más doloroso es que nunca fue capaz de reclamarle nada. Siempre lo tuvo allí, para él, a su alcance.
Y ahora lo está perdiendo sin notarlo.
Yibo originalmente había querido hablar de una manera tranquila. Intentó sofocar los rastros de su ira y la inminente furia que se expandía todavía por su cuerpo. Quería darle a entender a Zhan, que todo podía quedar atrás, olvidarlo, seguir. El tema de la ruptura podía ser tirado a la basura... Pero cuando vio la camisa del pecoso, se sintió estúpido y pensó que había estado haciendo algo para provocarle sentir culpa y lástima.
Zhan tenía sangre.
Xiao entró sin mirarle, se encaminó al baño y puso a calentar el agua en un intento por lograr detener al menos los espasmos de sus dedos. Temblaba tanto. Yibo notó por primera vez que su ropa era muy delgada.
—¿Qué has estado haciendo afuera? -
Yibo señaló su camisa, su mirada era difícil de descifrar.
—Tuve una hemorragia nasal. -
El pelinegro limpió débilmente las manchas rojizas en su cara con el dorso de la mano.
—¿No sabes cómo llamar a la puerta? ¿Realmente crees que puedo evitar que entres en la casa? —Yibo le ayudó a desvestirse. Tiró la ropa manchada de sangre sobre un cesto junto al lavamanos y después, cerró la puerta del baño y regresó para mirar detenidamente el cuerpo de Zhan. Pese a lo extraño de la escena, Yibo le robó un beso bajo la ducha. Acarició al pelinegro, su mano le tocó desde el costado hasta su cintura.
De un momento a otro la frente se le arrugó con fuerza sin que pudiera evitarlo:
—Estás tan delgado, ¿por qué comenzaste a consumir medicamentos? -
Zhan negó con la cabeza. No pensaba explicarle ni siquiera las cosas más simples de su condición.
A Wang no le importó su silencio. Ajustó el flujo del agua y presionó a Zhan contra las baldosas de la pared para besarlo profundamente, y también, aprovechar para estirar y jugar con la parte sensible de sus memorias. Con ese hemisferio que todavía le amaba y le extrañaba.
Zhan se estremeció por las baldosas frías, no tenía fuerzas para entender a Wang. No podía ni siquiera negarse.
Observar los movimientos eróticos de Wang Yibo sobre él le provocó sentir algunas náuseas persistentes. Aunque no investigó ni lo comentó, estaba seguro de las cosas que Yibo había estado haciendo en los últimos años. ¿Con quién? ¿Con cuántos?
—Vamos a detenernos, no quiero hacerlo. Estoy muy cansado. -
Zhan giró la cabeza y cerró los ojos, agotado y extremadamente mareado.
Los movimientos de Wang no se detuvieron. Le pellizcó los pezones, le obligó a adoptar una posición en cuclillas y ejerció toda su fuerza contra él:
—¿No quieres ser tocado por mí? -
Obviamente hubo cierto tono de sospecha en su voz. Él sabe que siente dolor, que no tiene fuerzas... Y se beneficia con eso.
—¿Qué crees tú...? -
Para Wang, quién ha estado trabajando en los puestos superiores de su empresa durante todo este tiempo, esto no es diferente a tratar con un cliente exigente.
—Sé que no. — Wang salió de la ducha y tomó con demasiada fuerza la muñeca del menor antes de decir—: Voy a estar contigo hoy, llenándote. Todavía hay cosas salvajes en el mundo del sexo que seguramente no entiendes. Pero yo sí.
Además del dolor en su muñeca, Zhan sufrió gracias a las hirientes palabras de Wang que le escalaron por los tímpanos. Fue arrastrado hasta la cama del dormitorio principal y casi se cayó cuando intentó defenderse.
Se siente aturdido y muy pequeño.
Las sábanas se empaparon con el agua de sus cabellos. Su torso, sus brazos, sus piernas estaban mojadas, y la temperatura del cuerpo del menor comenzó a descender todavía más. Wang sabía que estaba helado y no podía importarle menos ¡Solo quería poseerlo y enfriarlo todavía más si era posible! Yibo media mucho más ahora que cuando era adolescente. Alcanzaba más de un metro ochenta, dándole a Zhan un sentimiento completo de opresión.
En el pasado, Xiao Zhan solo había experimentado una sensación de seguridad en torno a Yibo.
Xiao sabe que debe continuar luchando. No quiere ser tocado por esa persona en tal situación ¡No importa que continúe amándolo! Esto le estaba provocando el sentirse rebajado, utilizado y asustado. Por el contrario, Yibo ha estado tan abrumado por la ansiedad y tan cegado por los celos inconscientes que no quiere retirarse ni un milímetro de encima. No desea que Xiao se de vuelta, caiga del colchón, tome sus cosas y lo deje. Siente que si lo abandona se volverá una persona irremediablemente loca.
Zhan fue inmovilizado antes de que se diera cuenta, entonces Yibo ocupó esa oportunidad para besarle completamente el rostro. Zhan no se siente cómodo. Wang Yibo es enorme y su cuerpo es cien veces más fuerte que el suyo. La realidad de lo que pasa es tan horrible, tan espantosa... Que para Xiao Zhan ya es incluso difícil de decir...
Es una violación. Si se siente como una, es porque lo es.
Wang Yibo está ansioso por comenzar a marcar su territorio en aquel delgado cuerpo. Llenando de besos el cuello del pobre Zhan, mordiendo su clavícula.
Y, después de que Yibo eyaculó dentro de él... Reanudó su posición por segunda vez. Wang le dio vuelta a Zhan y entró por detrás. Le puso la mano en la cintura con una sonrisa maliciosa:
—Estás actuando de forma inteligente, bien hecho. -
Continuó entrando y saliendo. Experimentando, utilizando todos los trucos que había aprendido en la calle. Abofeteándolo, marcándolo. Era realmente divertido tenerlo allí, medio inconsciente en la cama. Mojado, sacudiéndose como un pez.
El Xiao Zhan de esanoche no puede esperar a morir de inmediato. Es mejor irse ahora que sertorturado de esa manera. La tercera vez, Wang le penetró a la fuerza. Se metióhasta el fondo... El cuerpo de Zhan no pudo soportarlo y se derrumbó sobre lasalmohadas. Su enfermedad, su coagulopatía, le provocó una hemorragia difícil dedetener.
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