⊰⊹ฺV
Theia estaba dando vueltas por la habitación, su amigo Io, ni siquiera estaba, ese chico se perdía la mayoría de la tarde.
Sentía su rostro arder de la vergüenza de tan solo recordar cuando la doctora la reviso.
Quería creer que no solo la revisaron a ella, si eso era, porque sería muy estúpido solo mandar a revisar solamente su cuerpo y no el de los demás involucrados con ese guardia.
Y recordando al guardia sintió su corazón detenerse un momento.
Entonces ella no era la única en el corazón de aquel jóven. Sintió sus lágrimas bajar, se dejo caer en su cama mientras lloraba.
Su mente era un remolino de pensamientos, su cansancio mental la obligó a dormir.
Que al despertar vió a Io sentado en su cama leyendo un libro. Por la ventana se veía la noche. Vaya que durmió mucho.
-- Dónde estabas?...-- su voz salió rasposas al recién despertar.
-- Eh....por ahí....-- respondió sin dejar de leer su libro.
-- Ayer me dijiste que me alejará de aquel guardia, y resulta que tú te encuentras con alguien -- se levantó de su cama para sentarse -- eres un hipócrita!
-- No lo soy!-- cerro el libro con fuerza y a consecuencia se quemo -- la diferencia entre nosotros es muy grande!, mientras tú te encontrabas con ese guardia a escondidas, siendo parte del harem del emperador!, el principe Ganimedes pedía por mí!, así que no me digas hipócrita, porque no lo soy!!
Con eso salió de la habitación con paso firme.
Theia termino sintiendo una opresión en su pecho, había juzgado al único que era un amigo en aquel lugar. Sin pensarlo salió de la habitación para buscarlo.
Preguntó a las demás personas, estos respondían que no sabían, la culpa crecía más.
Terminó en uno de los pasillos de rodillas, apoyando su cabeza en la pared mientras lágrimas caían.
-- Soy una imbécil.....por qué jamás pregunté?....-- limpió sus mejillas tratando de impedir que más lágrimas cayeran.
En una de las tantas habitaciones, aquel chico de nombre Io lloraba abrazado al torso de aquel que lo tenía enamorado, pero que jamás sería suyo.
-- Ella cómo pudo decirme eso?....la cubría para que fuera a verse con ese hombre, y así me paga?, llamándome así?!-- se aferraba con fuerza al chico.
-- Y ahora me pregunto..... cuál es la razón?-- Ganimedes acariciaba la espalda del joven, sentía una calidez cada vez que estaba con Io.
Io suspiro para empezar a comentar lo sucedido, Ganimedes lo escuchaba atentamente, cuando Io termino de hablar beso los labios del chico de cabellos rubios.
-- Deberías hablar con ella y aclarar las cosas, posiblemente te este buscando para disculparse....
-- Usted cree?
-- Claro.
Ambos sonrieron para besarse con tranquilidad, Io se separó para sonreír y levantarse.
-- Lo vere mañana.
Con una reverencia se marcho, dejando al príncipe con una cara de sorpresa para después reír al momento en que caía en su cama.
Con Io, se había movido con rapidez hasta el harem, preguntó por su amiga y como con Theia, le respondieron que no sabían.
Con un bufido salió a buscarla.
Con aquella chica la cual había terminado dormida en medio del pasillo, se levantó sobresaltada cuando escuchaba murmullos en la habitación.
Miro su entorno, viendo todo, una cama mullida, con frazadas de color verde oscuro, había un candelabro casi sobre la cama. Había una maceta a los costados de la cama. Sillones y un balcón.
Sintió sus nervios más altos al ver que en el balcón había un joven, le daba la espalda, posiblemente tenía el cabello castaño, semi largo, hombros ligeramente anchos. El cual, al sentir una mirada para nada disimulada giro para verla.
-- Veo que ya despertaste -- dijo mientras entraba a la habitación.
Theia ahogo un grito y se levantó para arrodillarse frente al joven.
-- Majestad!
Tierra simplemente rió para pedirle que se levantará. Theia hizo lo pedido sintiendo su cuerpo tembloroso.
-- Quisiera saber....que hacías dormida a mitad del pasillo?
-- Yo....
-- Tú....
Theia mordió sus labios con fuerza, sin notar la mirada del joven frente a ella en sus labios, a consecuencia paso su lengua sutilmente por sus labios antes de hablar.
-- Buscabas a Io?
La chica le miro con sorpresa antes de asentir.
-- Según mi hermano, fue a buscarte, el chico te estuvo buscando todo el rato, ya mandé que le informaran que estarás aquí.
-- Qué?, eso hara que piensen mal majestad!-- sintiendo su rostro más rojo tomó las manos de Tierra -- debería irme...
-- Bien, puedes irte.
Libero sus manos de las suaves y delicadas manos de Theia. Dio pasos tranquilos hasta las puertas, las cuales abrió y le dió el camino libre a la chica.
-- Puedes irte -- sonrió con calma. Si quería ganarse el amor de aquella chica, tenía que hacerlo con calma.
-- Gracias majestad...
Sin más que hacer se marcho rápidamente de la habitación escuchando las puertas ser cerradas. Sintiendo su rostro caliente en vergüenza se fue al harem. Que al llegar todos la miraron con burla, simplemente los ignoro y fue a la habitación que compartía con Io, el cual vió leyendo un libro.
-- Io....
El chico al escuchar su nombre levantó la vista, viendo a su amiga, la cual tenía lágrimas en sus ojos y los labios temblorosos por los nervios.
-- Theia-
Fue interrumpido al sentir como la chica cayó sobre el abrazandolo.
-- Lo siento!, lo siento!!, no quería decirte eso!, no sabía que con quién te ibas a ver era el príncipe Ganimedes y no un simple guardia!!, lo siento!!, si no me quieres hablar lo entenderé!-- se alejo del chico para limpiar sus lágrimas y bajar la mirada.
-- La verdad es que si me dolió que me dijeras eso, y más porque jamás preguntaste porqué mis salidas nocturnas, ya que solo te enfócaste en tí -- decía sin mirarla -- no te perdonaré -- esas palabras le pegaron fuerte --....no por ahora, en verdad me dolió lo que dijistes....
-- Entonces me ganaré tu perdón!-- sonrió ya sintiendo que al menos podría hacer algo para que su amigo lo perdone.
- ••• -
La mañana siguiente la chica se levantó a penas escuchó los gritos de las encargadas del harem, refunfuño mientras pataleaba al ser despertada tan temprano. Pero sin más opciones lo tuvo que hacer, sino le tiran un balde de agua fría y ella no quiere eso. No señor.
Se fue al baño, se quitó su ropa de dormir y se metió a la tina, el agua medio tibia la recibió, se ducho rápido, salió con una bata para buscar su ropa, mientras Io con el cabello alborotado y los ojitos cerrados se metió al baño. Theia termino de escoger el vestido que usaría para después ponérselo, se perfumo un poco, se sentó en su cama esperando a su amigo.
Io tomo un conjunto de ropa para irse al baño otra vez, pero en esta ocasión a vestirse. Al cabo de casi media hora salió ya vestido, totalmente cambiado a como estaba cuando recién se levantó.
-- Nos vemos más tarde, ire a hacer mis deberes -- el chico simplemente salió de la habitación dejando sola a Theia.
La chica suspiro, bueno se lo merece.
Con un pequeño salto, se levantó de la cama y salió de la habitación, todos los que estaban ya despiertos en el harem le miraron. Ella simplemente evitaba mirarlos, fué a la gran mesa que había en el centro, dónde esperaban algunos para desayunar.
-- Escuchaste que la emperatriz madre, llevará algunas favoritas del emperador a un día de campo?-- se escuchó la voz de una chica mientras veía sus uñas.
-- También llevará a los favoritos del principe Ganimedes y Tebe -- dijo otro chico.
Theia inflo sus mejillas tratando de que no vieran su rostro de rojo, al recordar la vez que el emperador le pidió a la doctora que la revisará, y lo de la noche anterior.
Su mente se vió distraída al ver que el desayuno llegó, se sirvió su comida ignorando la conversación de los demás. Cuando el último termino de comer, los platos fueron retirados y ellos fueron a hacer sus deberes.
Una hora más tarde, las puertas del harem se abrieron, dejando paso a la madre del emperador.
Juno, una mujer que dedicó toda su vida al amor que le tenía a su difunto amado, para luego dedicarse a cuidar, velar por sus hijos, velar por su esposo cuando éste se encontraba mal, cuidando al imperio cuando era Regente.
Su cabello color negro cual noche sin estrellas, ojos púrpuras. Su presencia se imponía entre todos, incluso sobre el de su hijo.
-- Bien señoritas y caballeros, los nombres que diga, vendrán con la familia imperial a un día de campo -- una de sus sirvientas le paso un rollo de papiro, el cual abrió --....al parecer solo nos acompañarán cuatro personas...
»-- Europa!-- grito el nombre.
Una chica de cabellos color perla, ojos lilas, y cuerpo rellenito.
Europa, quien estaba sentada en algunos cojines limpiando sus uñas, sonrió al escuchar su nombre, se levantó de su sitio para ir con la madre emperatriz. Le reverencio para después colocarse a un lado de la mujer.
-- Y también ira...-- hizo pausa para leer el nombre, para decir:-- Io?
Su rostro lo era todo, Juno estaba confundida, jamás había enviado al chico con su hijo.
--"Hablaré con Ganimedes después"-- pensó la mujer, para leer los otros dos nombres:-- Sussan.
La chica se levantó de su lugar con arrogancia, y se movió con elegancia exagerada (demasiado exagerada) para llegar con Juno.
-- Y la otra chica es....-- guardo silencio, pero su mente dijo algo que no diría:--"Y no debía faltar la chica que lo tiene enamorado"-- bufo con burla, para decir después el nombre:-- Theia!
Tanto la chica como los otros se quedaron con la boca abierta, las miradas de todos se posaron sobre la chica, quien sintió los nervios crecer por todo su cuerpo, desde la planta de los pies hasta la raíz de su cabello.
Theia con pasos cortos llegó con la emperatriz madre, la cual la miraba analíticamente. Llegó hasta la mujer mayor para reverenciarse, sus nervios eran visibles. Juno, con calma le sonrió.
La joven le devolvió la sonrisa, para después ponerse al lado de la mujer.
Todos tenían miradas de reproche e ira. Las cuales fueron reemplazadas por una mirada baja al ver los ojos llenos de frustración de Juno.
—— Quiero que lleven a nuestros invitados a prepararse, entendido Kata?—— se dirigió a su dama de compañía de confianza.
—— Sí, mi señora —— hizo una reverencia, miro a las, e invitados al paseo —— síganme.
Acataron la orden, siguiendo a la mujer mayor.
Juno miro por última vez al harem, sintiendo una nostalgia horrible, con la mirada en alto y el corazón hecho trizas dió media vuelta y salió del lugar.
—•••—
Medio día, y la familia imperial estaba de camino hacia la casa de campo a pasar lo que restaba del día. Las muchachas y el chico del harem iban en un carruaje, la madre emperatriz y su hija Calisto en otro, mientras que el emperador y sus hermanos iban a caballo justamente al frente guiando el viaje.
—— En serio, no entiendo la necesidad de mamá de traerme —— decía Tebe mientras echaba su cabeza hacia atrás —— ni siquiera traje a alguna favorita, porque pensé que no vendría.
—— Sabes que mamá siempre te incluirá en los planes —— le dijo Ganimedes mientras miraba al cielo con extrañeza —— Tierra...
—— Dime —— dijo el mayor sin dejar de ver al frente.
Ganimedes le hizo señas a Tebe de que mirará al cielo. El chico hizo lo pedido mirando el cielo de la misma manera que su hermano.
——¿Tú estás haciendo eso?—— pregunta Ganimedes sin dejar de ver el cielo.
——¿Hacer qué?—— Tierra confundido detuvo la marcha para mirarlos. Siguió la vista de ambos para ver hacia el cielo, frunciendo el ceño. ——¿Por qué haría eso?
Eso sorprendió a sus hermanos.
—— Si no eres tú...—— Tebe miraba a su hermano con sorpresa.
—— Entonces quien...—— Ganimedes entrecerró los ojos mirando alrededor.
—— Guardias!—— Tierra llamo a los guardias que venían con ellos. Los cuales se acercaron.—— Protejan el carruaje de la emperatriz madre, princesa Calisto, y de las invitadas e invitado.
—— Si señor!
—— Si algo le ocurre a mi madre y hermana, no la contarán...—— dijo Tierra mientras baja de su corcel.
Sus hermanos bajaron de igual manera de sus corceles, mirando a todos lados. En el carruaje de Juno y Calisto, las dos estaban confundidas. Miraron por los pequeños espacios que habían en las paredes del carruaje, justamente en ese momento algo salió disparado soltando gruñidos, dispuesto a arrancarle la vida a quien tuviera en frente. Calisto vio como eso se había lanzado para atacar a su hermano Tebe, quién reaccionó rápido y lo esquivó.
En el otro carruaje, estaban asustados, habían escuchado el gruñido, y después escucharon más.
Tenían que mantenerse ahí si no querían ser el almuerzo de esas cosas.
Tierra miro a la criatura, cuerpo de lagarto, cabeza de oso, patas delanteras de caballo, y las traseras de ave, teniendo pinzas de cangrejo, y tenía un maldito aguijón de escorpión.
Y esa cosa venía acompañada, eran alrededor de unos 20, podrían con eso.
—— Tebe, cuida el segundo carruaje!
¿El segundo?, qué había del primero?, respuesta, el carruaje de la emperatriz madre y la princesa, no necesita que lo cuiden, técnicamente esas mujeres se pueden defender y cuidar por si solas, sea con magia o con palabras, en ambos te dejará con el orgullo por el Hades.
El tiempo se sintió lento, esas criaturas eran rápidas, pero no dejará que se lleve a ninguno de sus hombres y mucho menos a su familia.
—•••—
Tierra miro el último caer, esas criaturas yacían muertas, nadie de sus hombres había caído, solo unos cuantos rasguños de las pinzas, los carruajes estaban hechos añicos, habían ido a atacar a los carruajes, pero Tebe protegió uno, mientras que Juno y Calisto se defendían solas. Su vista vago mirando a su madre, a su hermana, hermanos, y sobretodo a ella. Theia estaba siendo atendida por Tebe, había visto como una de las criaturas la había atrapado luego de que había mandado a Tebe a unos metros lejos de la zona de ataque, y rompió el techo del carruaje y la tomo a ella de rehén. Pero en vez de estar gritando con histeria, le había pateado la cabeza para aturdirle haciendo que la soltará, y antes de que él pudiera ir a salvarla asesinado a esa cosa, ella había tomando un gran pedazo de madera del carruaje y la enterró en el cráneo de la bestia.
De solo recordar eso lo hizo sentir feliz, feliz de haber elegido bien a su futura consorte.
—— Calisto, cariño, por favor, ayúdanos con el transporte.—— pidió Juno a su hija, la cual estaba mirando a una de las criaturas.
La chica de piel morocha se alejo de la criatura para usar su magia para hacer aparecer imágenes en profundidad de algunas constelaciones que podrían servir para ayudarles a moverse, ya que algunos caballos se habían escapado del lugar, y los que quedaban, se habían alejado y luego volvieron.
El viaje se reanudó, ya que estaban a un kilómetro de su destino. Pero había una duda carcomiendo la mente de los hermanos.
"¿Quién había puesto el clima nublado a punto de desatar una tormenta?"
—•••—
Qué les puedo decir?....
No soy muy buena escribiendo escenas de peleas y muchos menos si estás involucran magia. Por eso no coloque la escena de pelea.
Yo no sé que más decir....
O sea, casi siempre tengo una anécdota que contar, o algo por el estilo.
Pero hoy no tengo nada.
Pues bueno.
Disculpen los errores de ortografía, gramática y redacción.
Sin más.
Me despido.
Atte:
→Yan.
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