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⁠⊰⁠⊹ฺIII

La lluvia que no ha dejado de caer desde aquel fatídico día, acompañaba a la familia real en su luto.

La emperatriz abrazaba la lápida de su esposo, mientras gritaba de dolor y angustia por haber perdido a su otra mitad.

Su hija, Calisto, estaba a su lado abrazandola, dandole algo de apoyo, cuando ella también necesitaba eso.

Tierra tenía los ojos rojos, hace dos días que llegaron al imperio con el cuerpo de su padre. Hace dos días que todos lo llamaban majestad, hace dos días todos empezaron a arrodillarse en vez de inclinarse. Hace dos días que no había visto a su madre porque ella se la pasaba encerrada.

Y hace dos días fue que los preparativos de la coronación empezaron.

— De seguro que él planeó todo esto, para ser coronado como emperador antes de tiempo — se escuchó un murmullo, escuchando a varios que apoyaban esa idea.

Tierra ignoro el comentario, pero Ganimedes y Tebe quienes estaban acompañando a su mayor no lo hicieron, dieron media vuelta con caras serias.

Los ojos de Ganimedes de color azul, brillaron en un amarillo eléctrico.

Mientras los ojos de Tebe de un hermoso color jade, brillaron en un verde oscuro.

Aquellos que murmuraban se callaron a penas sintieron el aura mágica de aquellos dos.

— Si van a comentar alguna barbaridad, háganme el favor de largarse de aquí — Dijo Plutón, quién estaba más cerca del grupo de aquellos invitados.

El grupo se sobresalto al escuchar la voz seria de aquel hombre.

Para no generar problemas decidieron irse, Plutón suspiró al ver que se marcharon.

Su hija Charon, estaba a su lado, ambos mirando al frente, donde estaba aquella mujer agonizando de tristeza.

— Papá....— escucho un ruido de parte de su progenitor — el tío Júpiter irá a los campos Eliseos?

—..... esperemos que el rey del Inframundo le permita ir ahí — murmuró abrazando por los hombros a su hija.

— Es mi culpa....— Tierra susurro, sus hermanos lo miraron de reojo, simplemente lo abrazaron.

— No es tu culpa....es culpa del imbécil que nos arrebato a nuestro padre — Tebe lo abrazo con más fuerza.

La lluvia aumentó su intensidad, la gente se había retirado, menos lo que eran familiares.

— Madre....mejor volvamos al palacio, te sentirás más débil con esta lluvia — Calisto ayudo a su madre a levantarse.

Juno ya de pie, se sostuvo de su hija, ambas caminaron de regreso al palacio escoltadas por la guardia imperial.

— Tierra — el nombrado giro su rostro, su tío Neptuno se había acercado a él con calma, pero su mirada se notaba apagada.

— Qué?— no quería sonar grosero, pero su mente estaba distorsionada.

— Mañana es tu coronación — el chico hizo una mueca para volver a ver la lápida de su padre — sobrino mío — se acercó a él tomándolo del hombro — no te queremos dejar solo en tus primeros días de reinado, nos quedaremos una semana aquí contigo....solo si quieres.

— Por favor.... quédense.....

"Porque siento que cometeré una locura después de mañana".

Fueron los pensamientos de aquel jóven que subió a un cargo más rápido que cualquier otro, estando preparado, pero con temor de hacer algo mal.

—•••—

El sol había salido para este día, Tierra se miraba al espejo, sus ojos azules cual mar en calma y bello se habían tornado como un mar profundo y en tempestad.

El golpeteo en la puerta lo hizo avanzar a ella. Suspiro tratando de calmarse, al creer que ya sus nervios estaban en un nivel bajo, abrió la puerta.

— Vamos.

No dijo nada más, la persona que lo había ido a buscar reverencio rápidamente, llegando casi a tocar el suelo con sus rodillas.

Sus pasos firmes se dirigían a las escaleras que lo llevarían al vestíbulo y la entrada del palacio.

Su mente se desconecto y empezó a caminar en modo inconsciente a encontrarse con su escolta para ir al templo.

—•—

En el templo, Juno estaba sentada en un hermoso tapiz color azul y dorado.

— Madre, segura que estás bien?— Ganimedes tomo su mano, la cual estaba caliente.

— No quiero dejar a su hermano solo....

Eso fue lo único que comentó, todo el barbullo del lugar se detuvo, cuando los músicos empezaron a tocar y el coro comenzó a cantar.

Todos miraron hacia atrás, Tierra venía caminando a paso firme y decidido, pero su familia notaban el nerviosismo en sus ojos y sus dedos temblorosos.

El hijo mayor del difunto emperador llego hasta al frente, donde lo esperaba los sacerdotes del templo.

— Por la autoridad que me ha sido concedida por el templo de Caos, te proclamo y te reconozco como el legítimo soberano de este reino, bajo la protección y guía de nuestros ancestros — hablo el sacerdote que sostenía la corona imperial.

Tierra inclino la cabeza sintiendo el peso de un imperio sobre sus hombros al momento en que la corona fue puesta sobre su cabeza.

»— Que la corona que ahora descansa sobre tu cabeza sea un símbolo de tu compromiso con la paz, la justicia y la sabiduría.

Tierra levantó la cabeza miro a los sacerdotes, uno de ellos se acercó con un pergamino y se lo tendió.

— Ahora, recite los ocho juramentos para que todo su pueblo, y los pueblos vecinos sepan que está consciente y esta tomando este cargo con lealtad y fidelidad.

Tierra tomo el pergamino entre sus manos, llevándolo a su pecho, hablo:

— Yo, Tierra Lux.

»— Por Zeus, el dios supremo, juro cumplir con este pacto y mantener mi palabra bajo pena de su ira.

»— Juro por Atenea, diosa de la sabiduría y la justicia, que actuaré con rectitud y honor en todos mis actos.

»— Que Apolo, dios de la verdad y la luz, sea testigo de mi promesa, y que me castigue si la rompo.

»— Por los dioses del Olimpo, prometo ser leal y fiel, y que el destino me castigue si falto a mi juramento.

»— Juro por la tierra y el cielo, por el río Estigia y todos los dioses inmortales, que cumpliré mi palabra hasta el final.

»— Que Hera, protectora del hogar, me conceda su favor si soy fiel a mi juramento, y me retire su protección si lo rompo.

»— Juro por Hades, señor del inframundo, que cumpliré este compromiso. Que su sombra me envuelva si falto a mi promesa.

»— Por los dioses y por el honor de mi linaje, prometo cumplir con mi deber y que mi familia sufra si traiciono este juramento.

»— Yo, Tierra Lux daré mi vida, mi alma, y ser por este imperio, y que el dios primordial Caos, me elimine de la faz del universo si falto a mí palabra.

— Ahora, nosotros los sacerdotes, haremos una oración para bendecir su linaje y su reinado.

Todos los sacerdotes alzaron sus manos al aire y hablaron en coro.

»— En nombre de Zeus, padre de dioses y hombres, te otorgamos esta corona como símbolo de tu autoridad y responsabilidad sobre este reino. Que su sabiduría y poder guíen tus decisiones.

»— Que Atenea, diosa de la sabiduría y la justicia, ilumine tu mente y te conceda la prudencia necesaria para gobernar con equidad y honor.

»—Apolo, dios de la luz y la verdad, bendiga tu reinado con prosperidad y armonía, alejando toda sombra de discordia y caos de estas tierras.

»— Por los dioses del Olimpo, te proclamamos rey legítimo de este reino. Que Hera proteja tu hogar y tu linaje, asegurando la continuidad y la fortaleza de tu dinastía.

»— Con esta corona, símbolo de poder y deber, juramos lealtad a tu reinado. Que Poseidón mantenga calmas las aguas que rodean nuestro reino y asegure la seguridad de nuestro pueblo.

»— Artemisa, protectora de los débiles y diosa de la caza, te conceda la fuerza y la destreza para proteger a tu pueblo de cualquier amenaza que se presente.

»— Invocamos a Deméter, diosa de la agricultura, para que bendiga nuestras tierras con abundantes cosechas durante tu reinado, garantizando la prosperidad y el sustento de todos.

»— Que Hades, el rey de los muertos, te conceda la sabiduría para discernir entre lo justo y lo injusto, y te recuerde que el poder es efímero, pero las acciones son eternas.

»— Invoco a Caos, el principio de todo, para que sea testigo de tu ascenso al trono. Que tu reinado esté en sintonía con el flujo primordial del universo y que tu justicia sea tan eterna como el caos mismo.

Al terminar de hablar, bajaron sus manos, Tierra les tendió el pergamino, el mayor de todos lo tomó entre sus manos.

— Que sus pasos siempre sean guiados con sabiduría majestad — hablo el mayor reverencia hacia él.

Tierra se giro en su lugar, mirando a todos los presentes, quienes aún sentados en los tapices se inclinaron hacia él.

—••—

El palacio estaba lleno de música, comida y festejo, el salón del trono estaba lleno de gente que vino de diferentes reinos a ver su coronación. Pero él, él estaba sentado en el trono sin un pizca de emoción.

— Su atención por favor!!— Mercurio, el segundo consejero de la asamblea del imperio llamo la atención de todos — que los dioses los favorezcan a todos.

La muchedumbre aplaudió eufóricamente.

— Tengo el honor de presentarles, al emperador que comenzará su era — con un gesto señalo al celebrado, todos aplaudieron más fuerte, Tierra levantó la mano y todos habían dejado de aplaudir — espero y nuestro emperador, nos quiera dar unas palabras.

Él chico sintió un nudo en su garganta, suspiro al momento en que se levantaba.

— Hoy es un nuevo inicio....— miro a cada uno en el salón — el comienzo de una nueva era, yo como su emperador — miro a su pueblo quienes estaban presentes en la fiesta — y su aliado — miro a sus invitados — prometo...no....juro, juro por el río Estigio, que sere un buen emperador, y que buscaré ser justo y sabio, si no cumplo mi palabra, que se me sea arrebatada la vida y me eliminen del universo.

»— El legado de mi padre no murió aquel día....su legado sigue conmigo...y seguirá siempre, para todos los siglos posteriores que vendrán, nuestro imperio sera recordado hoy, mañana, siempre y durante siglos.

Sus palabras sencillas, pero que marcaron un inicio para su historia.

Su Historia que siempre sera contada.

—•••—

Ha pasado una semana, Tierra estaba sentado en el que una vez fue el despacho de su padre, mirando los papeles.

Lleva leyendo varios papeles durante dos horas, y nada interesante, no hasta que llegó a algo que lo hizo enojar.

Se levantó furioso de su lugar y salió hecho una furia del despacho.

Los guardias que estaban en ciertos pasillos se asustaron al verlo así, que simplemente agachaban la mirada.

— Ceres!!— grito el nombre de su consejero principal — Ceres!!!

Siguió caminando rompiendo algunos jarrones a su paso, el susodicho llego corriendo hacia él.

— Sí, majestad?— suspiro mientras le hacía reverencia.

— Llamo a la asamblea imperial!!, y dile a esos idiotas que los quiero a TODOS ahí!!!— grito mientras se iba por un pasillo.

— Válgame señor.... qué descubrió ahora?...

Murmuró mientras se iba por otro pasillo.

—•—

Todos los consejeros estaban cuchicheando sobre el porque el emperador los mando a llamar a todos.

— Habla Ceres, para que nos mando a llamar el emperador!— uno de los que conformaba la asamblea le exigió.

— Por décima vez!, que no lo sé!!— grito golpeando la mesa.

Todos volvieron a cuchicear, pero sus palabras murieron en su garganta al ver como las puertas se abrieron con fuerza, todos vieron al emperador.

Se levantaron inclinando sus rostros hacia él, Tierra ignorando a todos se fué a su lugar.

Sentandose le dió la orden a todos de hacerlo también.

— La razón de porque los llamé, es por algo que me enojo demasiado — todos lo miraron expectantes — algo que es sumamente delicado.

Todos estaban sudando de nervios, ya que habían recordado la vez que aquel chico, había asesinado al antiguo Archiduque de Lochley.

— Mercurio — el nombrado temblor en su lugar.

— Si... majestad....

— Entrégame lo que te pedí.

— Sí majestad.

El segundo consejero se levantó de su lugar, sacando varios papeles debajo de su escritorio, se acercó a su emperador con estos en mano.

— En éstos papeles... tengo pruebas de algo que cambiará por completo sus vidas...

Sus palabras sencillas, pero frías los asustó.

Pero la sonrisa que mostraba aquellos dientes caninos filosos, un rasgo de la familia de Juno, se hicieron notar, con aquellos ojos con azul eléctrico.

—•••—

Todos en el pueblo miraban como ardían 18 cuerpos de la asamblea imperial.

— Que esto sea un vistazo a lo que les pasará si deciden traicionar al imperio, no a mí, a su tierra donde nacieron, crecieron y murieron sus ancestros! — grito Tierra a la gente.

Muchos se asustaron, ese era el primer castigo que hacía siendo emperador....y muchos empezaron a extrañar al chico que castigaba a los traidores de forma rápida y no lenta y tortuosa.

— Ceres.

— Sí majestad?...

— Quiero que me des los papeles de todos los muchachos que tengan excelentes cualidades para estar en la asamblea, haran una prueba.....y dile a Ganimedes que por ser mí hermano, no se ganará ese puesto tan fácil.

Sin más subió a su caballo para partir a otro lado en vez de ir al palacio.

— Si.... majestad....

—•••—

Lejos de ahí, en las aguas que rodeaban la costa del imperio, un barco llego a la costa.

— Arriba idiotas!!— grito.

Los presentes se levantaron, una joven de cabellos castaños veía a todos despiertos, llevaba dos horas despierta.

— Arriba!!, que hemos llegado!— volvió a gritar.

La muchacha se acomoda en su sitio, mirando como los bárbaros movían con sus pies a las chicas y chicos que aún seguían durmiendo.

— Llegamos al sitio que sera nuestro infierno — hablo un chico de cabellos rubio oscuro.

— Qué dices?— preguntó con cautela.

— El imperio Storm, un lugar donde todo aquel que llegue como esclavo, siempre sera eso, esclavo, no importa cuanto te esfuerces por ayudar a tus jefes para librarte de la esclavitud, seguirás siendo esclavo — dijo sin mirarla.

— Ya has estado aquí?...

— Esta es la tercera vez que vuelvo a aquí....

— Pero cómo es eso, si dices que nadie deja de ser esclavo.

— Siempre me terminan vendiendo al mejor postor, asi me largo de aquí unos meses, para volver a recaer aquí.

La chica mordió sus labios con inquietud. No podía creer, como una hija de archiduquez había terminado en el barco de bárbaros.

— Me llamo Io, y tú?

— Theia...

—•—

Tierra había llegado a su destino, una pequeña casa de campo, un lugar al que iba cuando se sentía lleno de estrés, angustia y dolor.

Bajo de su corcel para llevarlo al establo, que era cuidado por algunos campesinos que cuidaban el lugar y las tierras.

Al verlo iban a reverenciar, pero él les denegó tal acción. Solo les dió las rienda de su corcel y se marchó por el camino que llevaba a la casa.

Entró a su lugar seguro, dirigiéndose al salón se dejo caer sobre el sofá, su rostro antes inexpresivo se viera lleno de angustia.

— Padre.....por favor guiame en mi tarea como emperador....

Su murmullo se escuchó bajo, mientras lágrimas bajan silenciosamente por sus mejillas.

Se quedo en aquél lugar durante horas, porque se había quedado dormido.

Al despertar vió que el sol ya se estaba ocultando tras el horizonte, se levantó del sofa para ir a lavarse la cara en uno de los baños que estaba cerca del salón. Al cumplir su tarea salió del lugar para dirigirse a la entrada, y posteriormente a los establos, dónde pudo ver como el último de los trabajadores dejaba un saco en el suelo.

— Mi corcel.

El muchacho asustado asintió para buscar al equino de su superior, volvió con el corcel ya con su montura.

Tierra simplemente subió al caballo, dándole un gracias al joven se marchó directamente al palacio.

—•••—

En el palacio varias y varios jóvenes eran empujados para llegar al harem del nuevo emperador, Theia estaba asustada, temía ser escogida y luego tener que acostarse con un viejo.

— Io, tú sabes como es el emperador?— preguntó en un susurro al ver que algunas mujer se paseaban por el pasillo revisando a los que venían con ella en el barco.

— No, mis jefes jamás me dejaron salir de la casa.

— Veo que no nos defraudaste — hablo una mujer mayor — compramos a todos.

— Muy bien.

La mujer le dió una bolsa al hombre, que con un gesto a sus hombres se retiraron de ahí.

— Que los lleven a los baños, su majestad la princesa Calisto organizara una fiesta para el emperador.

Los que la acompañan hicieron lo pedido.

Theia fue separada de Io, mejor dicho, habían separado a mujeres de hombres.

Al llegar a los baños, fue despojada de su ropa y la metieron a una tina llena de agua tibia con espuma, restregaban su cabello con fuerza al igual que sus brazos y piernas.

Luego del baño, las llevaron a una habitación dónde las vistieron con hermosos vestidos y perfumadas con la más exquisita fragancia.

— Los donceles estan listos?— preguntó la mujer mayor a un hombre que recien llegaba.

— Sí señorita.

— Bien, sus majestades y sus altezas ya estan en el lugar de la fiesta?

— Sí.

— Bien, vamos.

Theia veía todo confundida, por lo que sabía, en una fiesta, las muchachas tenían que bailar para llamar la atención del rey, luego éste pediría por ellas.

Pero así la tenían acostumbrada al reino Eldoria, no sabía como hacían aquí.

En el salón del trono, algunas familias importantes estaban en el lugar, Tierra miraba a su hermana con el ceño fruncido.

La chica solo sonreía con inocencia.

Tierra vió como las puertas fueron abiertas, dejando entrar a mujeres con a donceles.

Vió como cada uno se posiciona frente a él, con la cabeza gacha.

Theia mantenía la cabeza gacha, antes de entrar les habían explicado cómo funcionan las cosas aquí siendo parte del harem.

En una fiesta, el emperador escogía a una chica para iniciar un balls, y con la última que bailaba era la afortunada que pasaría la noche con él.

Solo esperaba ser las que estaban en medio.

Tierra se levantó del trono camino hasta las damiselas y los caballeros, miro a cada uno con cautela.

Su vista cayó sobre un chica de cabellos castaños, sintió algo dentro de él emocionado al verla, sin saberlo se puso delante de ella, le tendió la mano, esperando que la tomará, cosa que dudo unos segundos para luego tomar la mano del hombre.

Theia alzo la mirada, viendo por primera vez al emperador, quedando fascinada al ver aquel rostro varonil, pero delicado, esos ojos color aguamarinos la tenían hechizada.

Tierra, miraba las facciones de la chica, rostro delicado, labios delgados, ojos verdes jade, sentía que había encontrado una joya única y que debía ser cuidada siempre.

La música comenzó a penas  Tierra tomo la cintura de la chica con delicadeza, y Theia coloca su mano libre en el hombro de él.

Tierra guiaba el baile, Theia se dejaba guiar.

Un baile lento, delicado.

Así comenzó la historia de amor más rara, pero hermosa de la dinastía Lux.

⁠⊰⁠⊹ฺ———————————————————————

3164 palabras (sin contar estas).

Ciao(hola)

Mi estimado público, como veran hoy llegué con otro capítulo.....(Aunque al parecer algunos olvidaron la existencia de este fanfic 😞)

Ya apareció Theia!

Y nuestro querido Tierra ya es emperador.

Qué les depara el destino a estos dos?

I don't know.

Sólo escribo durante la marcha de la primera idea que tenga.

Nos vemos!

Y disculpen los errores de ortografía y redacción.

Arrivederci!!

🏄🏻‍♀️

→Yan.

((p.d: corregí el apellido de Tierra, lo escribí "Leux" cuando es "Lux" XD si ven que aún esta escrito así, avísenme para corregirlo))

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