Capítulo Veintitrés
—¿Por qué no vas a beber con tus amigos?
Ante la pregunta de Mingyu, el menor se detiene sorprendido y lo ve sentado en el sofá. Estaba de camino a la cocina por un vaso de agua.
—Ayer ganaste el juicio, ve a celebrarlo.
—¿Cómo lo sabes?
—Jun me llamo y me dijo que a si sea secuestrandote debes ir. ¿Por qué no vas?
—Ya les dije que no —murmuró. —¿Con quién dejaré a Sooyounggie?
—Obvio, conmigo. ¿Acaso estoy pintado? —hasta se ve ofendido.
—No puedo molestarlo con eso —negó de inmediato sintiendo una punzada en su corazón. Es algo que le molesta y le sigue molestando.
—No es una molestia, lo quiero mucho —se levantó y caminó al menor.
—No es su hijo, no puedes hacerte cargo de él —y por alguna razón, pronunciar aquello le dolió más a él mismo. —Yo soy su padre, yo debo hacerme cargo de él. No tiene a nadie más excepto de mi —pronuncia con dolor. Por ahora todo está bien pero cuando crezca un poco más y entienda dónde está su madre ¿Qué hará con él? ¿Lo culpará? Tiene que cuidarlo y esforzarse el doble ahora que lo dejó sin madre ni abuelos. Dejó al pequeño Sooyoung solo.
Si es sincero, aquello fue sentir como si Womwoo hubiese apuñalado su corazón. ¿Será que debería tomarlo con más calma? Sabe que debe estar aún confundido y perdido, por eso no busca atocigarlo queriendo darle un nombre a esto que tienen. Tiene paciencia aunque es algo difícil, puede esperar y cuidar del niño aunque no sea suyo.
—Tienes a tus amigos, me tienes a mi —contestó —No seas duro contigo mismo y ve a disfrutar. No es mi hijo y nunca lo voy a amar tanto como tú debes amarlo, pero aún así, puedo quererlo tanto como desee y tengo derecho a hacerlo. Ve a vestirse y si es una hora no sales de aquí, llamaré a Jun para que te arrastre, ¿Entendiste? —por alguna razón, sonó molesto y simplemente se perdió en el pasillo sin volver a mirar al menor.
Womwoo lo vio marcharse y se sobresaltó al escuchar un portazo. Por alguna razón se tentó a seguirlo para pedirle perdón pero ¿Perdón por qué? Desordena sus cabellos frustrado.
¿Beber por celebración?
No, aún las cosas no han mejorado, al menos para su corazón y sentimientos.
Todo es impreciso y confuso. Su propio anhelo a Mingyu pero a su vez, su baja autoestima le recuerda una y otra vez que no debe.
Se vistió cualquier cosa y se despidió de su pequeño, dejando que entrase a la habitación el mayor, una vez escucha la grave voz hablar y hacer reír al niño, se fue.
Necesita una descanso, una bebida con sus amigos le podría ayudar a despejar su mente. Bueno, se suponía que debía disfrutar pero es lo menos que parece estar haciendo.
—¿Por qué bebes tanto? —Jeonghan le arrebata la botella de Soju de entre las manos notando la lamentable expresión de su amigo.
—Vinimos a disfrutar, metimos a la cárcel a esa perra —Jun suelta obvio mientras aza la carne.
—Deberías estar feliz —Minghao pronunció bajo preocupado por el azabache, desde que llegó no parece él mismo —tu mayor problema se ha ido.
«Mi mayor problema soy yo, solo yo» Suelta una débil y triste risa, sintiendo como las lágrimas se acumulan de sus ojos.
—M-Minji s-siempre ha tenido r-razón, y-yo soy patético, n-no sirvo —habla entrecortado y balbuceado. Balancea su cabeza de un lado a otro con lentitud. Sus ojos adormilados y mejillas sonrojadas.
—¿Pero qué dices? —Han se ve totalmente en desacuerdo al igual que todos sus compañeros.
—Eres genial, Wonwoo.
Negó —N-No lo soy, no soy bueno... N-No lo merezco y-y aún así, n-no puedo evitar quererlo.
—Ya viene el pasante, cambiemos de tema —avisó el pelirrojo rápidamente.
—Hace unos meses que ya dejó de ser pasante —le recordó el rubio.
En la salida Jeonghan se lo encontró y lo invitó. Es un junior muy lindo y tierno para él. Dino llegó y se sentó justo a su lado con cierta timidez.
Hannie le sonríe y al notar su vaso vacío, le sirvió más Soju.
—No eres tan malo bebiendo como dices, eh.
—Es que no acostumbro a beber pero es divertido —le sonríe tímidamente y bebe aquel sorbo. Luego, recordó algo y miró al azabache —Hyung, escuche de la empresa que tendrá una semana libre, estaba preocupado por usted por eso vine.
Wonwoo asiente ligeramente mientras apoya su mejilla contra su palma. —Si, estoy vendiendo mi casa.
—Oh, ¿Y en dónde vivirá? ¿O ya se mudó?
—Estoy con Mingyu-hyung —soltó sin pensar pero al instante se arrepintió, no todos saben eso. Se tapó la boca sorprendido.
—¿Mingyu-hyung? —le mira asombrado —¿Ya son novios?
Ante su cuestión, todos en la mesa se ríen.
—¡Hasta el pasante lo manifiesta! —exclamó Jun.
—¿Quién diría que es tan intuitivo? Pensé que era más ingenuo —comentó Minghao divertido.
El rostro de Wonwoo se vuelve cual tomate, si estuviera sobrio lo abría negado mil veces pero ahora que tiene la mente un poco nublada, no fue capaz.
—¿Tanto se nota? —cuestionó y soltó un suspiro.
—Espera, ¿Lo estás admitiendo? —Han le mira asombrado.
El menor solo se encoge de hombros —No lo sé... N-No sé qué somos —forma un lamentable puchero —Pero no debería pasar nada entre nosotros...
—¿Por qué? Si se aman deben estar juntos, ya no estás atado a esa perra. El Director Kim es muy bueno y ha demostrado ser realmente una muy buena persona, incluso está cuidando de tu hijo mientras estás aquí —Han le habló.
—¿No quieres ser feliz? —esta vez es el pelirrojo mientras se sirve más —No te preocupes por nada, haz lo que tu corazón quiera.
—Ánimo, Hyung —es Chan alzando su puño mirándolo con sus ojitos de cachorro —Figthing.
—No lo sé, creo que lo lastimé —apoya su cabeza en el hombro del rubio y lágrimas silenciosas se deslizan sin su permiso por sus mejillas —Q-Quería cuidar de Sooyoung, parecen acercarse pero... Le dije que no es su hijo... —en eso un ceño fruncido adorna su adorable rostro —¿Por qué se va a molestar si es cierto? Sooyounggi es mi hijo, mi responsabilidad. Yo solo debo hacerme cargo, no él.
—Tal vez solo quiere ayudarte —opinó Jeonghan —él parece amarte y si es así, es obvio, ama a tu hijo porque es parte de ti. Si amas a alguien de verdad también incluye esta clase de cosas. Él sabe que no es su hijo, pero pienso que tal vez se ofendió porque no lo tomas en cuenta de verdad.
—¿Y c{mo... Cómo debería tomarle en cuenta?
—Declárate, sé honesto.
Negó cabizbajo —No lo merezco.
«Él es demasiado para mi. Puede conseguir a alguien mejor»
—Odio esa mierda de lo merezco o no lo merezco, ¡Solo haz lo carajo! —golpeó la mesa Jun eufórico, tal vez un poco pasado de copas —¡Así es como nosotros nos hicimos novios! —rodeó con su brazo los hombros de su pareja para darle un apretón hacia sí.
—Si, no tengas miedo al rechazo —asintió el pelirrojo en los brazos de su novio —Rechacé a Jun como cien veces antes de empezar a salir. Es lo más normal del mundo.
—Solo que está vez no abra rechazo —culminó el rubio obvio —Si deseas ser feliz, haz lo. Es lo único que te puedo decir.
El azabache asintió ligeramente.
—Cuando necesite un consejo de amor, definitivamente vendré a usted, Hyung —le dice Dino al diseñador. A sus ojos le pareció súper profesional en el tema y lo admiro más. Siente su celular vibrar en su bolsillo trasero y lo sacó. La sonrisa de su rostro se esfumó al ver que se trataba de su tía. Son las once de la noche, si tarda hasta las una o dos posiblemente todos estén durmiendo y para evitar regaño debe salir temprano antes de que todos despierten.
Apagó su celular decidiendo ignorarlos. Haga lo que haga, siempre lo acusaran. Nadie en casa casa le ama.
Mientras conduce a casa, piensa en Wonwoo y espera que su amigo le haga caso y pueda aprovechar esta nueva oportunidad en su vida. Existen pocos como Mingyu por el mundo, buenos hombres rectos y amables, dando todo por su amor sin buscar nada a cambio.
Ojalá hubiera uno así para él pero últimamente los hombres que lo rodean son unos malditos imbéciles de mierda. Su ex y el otro psicópata que le puso una cámara en su casa. ¿Qué les sucede últimamente? Sabe que es hermoso e irresistible pero deben saber que hay que dar un paro, ¿No?
Suelta un suspiro.
Quiere dar una pausa al romance por completo. No está listo para conocer a otro hombre y que resulte un total imbécil otra vez.
Llegó al estacionamiento frente a su nuevo edificio y mientras conduce lentamente, se detiene de manera abrupta al darse cuenta que su puesto fue robado. Frunce el ceño al ver a un carro familiar, se bajó de su vehículo y se acercó para poder ver quién se haya de conductor
Se sorprendió cuando lo vio a él, si, Hong Joshua, su jefe.
Sentado en el piloto con los ojos cerrados mientras apoya su cabeza contra el respaldo. Su respiración es calmada y serena como si estuviese durmiendo profundamente. Puede visualizar largas pestañas delicadas adornando sus ojos y aquellos labios visiblemente deshidratados que necesitan un poco de bálsamo, Jeonghan está usando bálsamo en los suyos.
Su semblante sereno y tranquilo. A veces Joshua puede llegar a sorprenderlo de mil maneras y otras veces sacarlo de quicio, pero hay algo que es cierto y no puede negar, es un buen hombre y no es tonto, parece estar interesado en el.
Con sus nudillos toca la ventanilla logrando hacer que el mayor se despierte en un instante.
Joshua abre los ojos con confusión y dirige su mirada adormilada en el rubio de afuera. Cuando sus miradas conectaron tragó en seco, no lo esperaba.
Rápidamente se recompuso y bajó la ventana.
—¿Ya llegaste? —su pregunta descolocó al rubio.
—¿Me estabas esperando? —lo miró con confusión. En el trabajo hablaron de su salida en la oficina, su jefe debió de haberlo escuchado.
—Solo quería que llegaras bien a casa, eso es todo —soltó un carraspeo incómodo mientras desvía la vista avergonzado —Y-Ya me voy, cuídate. Cuando entres a casa avísame, por favor.
Han mira como la brillante luz de luna alumbra el hermoso rostro carismático de su jefe y sintiendo algo cálido abrazar su corazón, le sonríe como si estuviese dando una caricia.
—Gracias —fue simple, claro y honesto.
Fue a su vehículo y se echo para atrás para que el mayor pudiese salir e irse. Lo ve partir sin poder borrar su sonrisa. Se estaciona y baja para llegar a su apartamento en el piso tres.
Una vez cerró la puerta tras su espalda, sacó su celular y le escribió.
Ya llegué a casa, sano y salvo😉
Buenas noches🌙
Buenas noches para ti también.
Se dio cuenta que en ese momento de su vida, si hay un buen hombre.
En medio de la madrugada, el sonido de las llaves resonaba en el silencio de la casa mientras Wonwoo llegaba un tanto tambaleante luego de haber bebido con sus amigos. Tal vez bebió un poco más de lo que acostumbra pero fue inevitable. Los problemas, uno tras otro aglomerados causó un cansancio emocional voraz a su agotado corazón.
La pasó bien, se distrajo por breves minutos pero una vez volvió a la casa de Mingyu, se dio cuenta que debe enfrentar la realidad pase lo que pase. Sus amigos le alentaron y gracias a ellos (y al alcohol) siente que podría hacer cualquier locura. Pero son las una de la mañana, lo máximo que puede hacer es irse a dormir.
La oscuridad lo envolvió al entrar, pero una luz proveniente del balcón llamó su atención, guiándolo hacia ella con confusión.
Al asomarse, vio a Mingyu sentado, con una expresión serena en su rostro iluminado por la luz de la luna y las estrellas que brillaban en el cielo nocturno. Sin decir una palabra, Wonwoo se sentó a su lado, sintiendo el calor reconfortante del silencio compartido entre ellos.
—¿Cómo está Sooyoung? —La pregunta sobre su hijo escapó de los labios de Wonwoo de manera involuntaria.
—Esta bien, jugó mucho, no sabía que un cuerpo tan pequeño tuviera tanta energía —la respuesta de Mingyu lo hizo reírse ligeramente, logrando que el moreno le enviase por primera vez una mirada, como si estuviese ofendido. —¿Qué? ¿Te ríes? Hablo en serio.
—Y eso que no lo has visto cuando se pone de malas —comenta con humor.
Y cuando dejó de reír, nuevamente el silencio los sumergió en un extraño momento, entre cálido pero... Tenso, como si hubiera más que decir pero era imposible hacerlo.
—¿Y cómo te fue?
—Bien, la pasé bien —asiente con una punzada de culpabilidad —S-Siento... Siento lo de antes, de verdad yo no, yo no sabía lo que decía. Solo...
—Esta bien, tienes razón. Sooyoung no es mi hijo, me sobrepasé un poco. Lo siento —meditó y meditó. Aún no son nada y quiere tener el derecho de cuidarlo como su propio hijo. Lo ama y ama a Wonwoo, está dispuesto a comprometer su vida por ambos si es necesario.
—No, yo fui el malo.
En un instante de vulnerabilidad provocado por el alcohol y las emociones latentes, Wonwoo dejó escapar silenciosas lágrimas y se sinceró con Mingyu.
—Eres la única persona que ha estado tan presente, ayudándome aún cuando no debes hacerlo y yo... no tenía derecho de decirte algo así. Pero tenía miedo... —bajó su rostro apenado de si mismo. Los latidos de su corazón retumban por todo su cuerpo de manera ansiosa.
—¿Por qué tendrías miedo? ¿De molestarme? Ya te he dicho que no me molesta cuidarlo.
—Tengo miedo de enamorarme más de usted y que la caída me duela mucho —se atrevió a sincerarse, con temblor e inestabilidad pero completamente honesto. No puede seguir aferrándose a Mingyu sintiendo lo que siente si no es recíproco. Como un hombre adulto debe darle un paro a lo que sucede antes de que sea tarde. Si lo ama o no, debe saberlo para saber si se debe ir.
No está listo para un rechazo, lo teme pero teme aún más seguir de esta forma y estancar su vida. Quiere a Mingyu y desea estar a su lado. Solo espera que a pesar de todos sus defectos haya logrado amarle aunque no hay nada que amar.
—Eres tonto —soltó entre dulce y juguetón el mayor —Yo he caído profundamente enamorado de ti desde hace mucho tiempo.
La repentina revelación del más alto lo dejó perplejo, sin palabras.
El aire entre ellos se cargó de electricidad, y en un movimiento impulsivo e inevitable, sus labios se encontraron en un beso que vibraba con la intensidad de dos almas desgarradas que se buscaban y se encontraron en medio de la noche. Habían estado ansiando tanto unir sus labios.
Bajo la mirada de la luna y las estrellas cómplices, Wonwoo y Mingyu se abrazaron como amantes de la luna, permitiéndose sentir la conexión del hilo rojo que los unía en ese momento de sinceridad, descubriendo en ese encuentro la chispa de un amor que creían prohibido.
Mingyu acunó el rostro del menor entre sus manos, devorando aquellos labios que tanto había deseado por un largo tiempo, saboreando, lamiendo y succionando a su antojo. Y lo que desató su completa cordura fue sentir el cuerpo del menor aferrarse a él, reaccionando ante cada contacto y movimiento.
Un beso que los llevó a sentirse en la mismísima nube de ensueño.
Y cuando se separaron por la falta de aire, antes de que Mingyu pudiese continuar con ferocidad deseoso de más, Wonwoo apoyó su cabeza en el hombro del más alto, cerrando sus ojos mientras regula su respiración.
Kim llena de caricias aquella cabellera lacia y oscura con dulzura.
—Te amo, Wonwoo.
—Yo también te amo —respondió en un hilo de voz. Esta llorando, empapando su rostro y la prenda del mayor. Se aferra y cierra sus ojos con fuerza.
Es irreal, es perfecto.
Ojalá la vida se detuviera en ese instante.
El pequeño administrador revisó la hora en su celular, en el cual lo ve marcando ya las 3:00 am.
Soltó un suspiro mientras se balanceaba en un columpio de un parte solitario y oscuro. Se levantó decidiendo que es hora de volver a casa.
Aún cuando cada paso que da sienta que cadenas lo jalan hacia atrás y su corazón tiemble de miedo e inseguridad, sigue avanzando. Tiene que volver a casa pase lo que pase. No tiene salvación.
A estas horas todos deberían estar durmiendo, no debería haber nadie merodeando por ahí.
Cuando justo se detuvo al pie de la puerta de su casa, se quitó los zapatos antes de si quiera abrir.
Temeroso y con su mano temblando como gelatina mete la llave y abre la puerta lentamente, rezando a Dios que no haga ni el más mínimo sonido.
Al adentrarse cierra la puerta con sumo cuidado. Tomando una bocanada de aire dejándolo trabado en sus pulmones sin ser capaz de dejarlos salir por miedo a que su respiración sea lo suficientemente fuerte como para despertarlos, avanzó.
Lentamente, punta en punta.
Cuando llegó al pasillo, acercándose casa vez más a su habitación, escucha el sonido de un botón siendo presionado y de pronto, las luces del pasillo son encendidas.
—¿A qué hora crees que llegas, renacuajo?
Siente como su corazón colapsa por completo al escuchar aquella voz grave detrás de su espalda. Los pelos se le ponen de gallina y los latidos de su corazón se vuelven tan rápidos como si estuviese haciendo un maratón. Intentando recobrar la cordura, deja salir el aire acumulado y vuelve a respirar consecutivamente.
Tensando sus nudillos y temblando como gelatina, decidió no mirar atras. Es un cobarde.
Y corrió, corrió con todas sus fuerzas hacia su habitación para encerrarse y así, salvarse ese día aún cuando sabe que mañana no será así. Quiere atrasar el maltrato lo más que pueda aunque sea inútil.
—¿¡A dónde vas maldito inútil!? —la voz furiosa de su padre resonó por toda la casa como un rugido tenaz y pasos fuertes y rápidos se escuchan detrás suyo.
Logró llegar a su habitación y abrió la puerta rápidamente. Cuando estuvo por cerrarla, la mano imponente se lo prohibió y de pronto, la otra mano de su progenitor cae a su cabeza jalando sus cabellos sin piedad.
—¡Por favor, suelteme! —pidió al borde del llanto usando ambas manos de manera desesperada para que el mayor le soltase.
Una sonora cachetada en su mejilla lo dejó perplejo, la marca de sus dedos se quedó grabada en su piel quemando como fuego. Y sin poder evitarlo, empieza a llorar. Es inútil, siempre lo es.
—¡Cuando te llame debes responderme y venir a mi de inmediato, ¿Acaso no lo entiendes o eres también un inútil para eso?! —lo sacude y sacude de su cabellera sintiendo un dolor voraz en su cabeza —¡Respóndeme! —ladro furioso.
—S-Si... L-Lo siento, p-perdo...
—¡Ya cállate! —lo lanzó sin piedad contra el suelo y antes de poder levantarse lo ve sacándose el cinturón. —Esto es para que aprendas a comportarte con tu padre, maldito imbécil.
Cerró los ojos. Ojalá pudiese desaparecer en ese instante.
¿Wonwoo y Mingyu tendrán su final feliz ahora sin Minji?
¿Jeonghan por fin posará sus ojos en su jefe Hong?
¿Dino podrá escapar de su maltratadora familia?
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